Partida Rol por web

En cuanto las primeras briznas de sol empezaron a filtrarse por las ventanas, unos golpes sobre la puerta de vuestra habitación fueron la razón de vuestro despertar, si bien unos esperabais ya despiertos por los nervios y otros estuvierais en los brazos de Morfeo, todos finalmente acabasteis bajando y desayunando.

Una vez más Aranis estaba en la cocina con el delantal del día anterior y había amontonado algunos paquetes de raciones para vuestro primer dia. Tras aquel desayuno y algún que otro consejo por parte de vuestro asesor, finalmente partisteis hacia la torre y el laberinto que había bajo él.

Muchos aventureros se encontraban por la zona, grupos que se estaban reuniendo y esperando a sus integrantes, aventureros que ofrecían su compañía a otros grupos, incluso aquellos que parecían haber bajado durante la noche y estaban animados hablando de lo que habían conseguido.

Sin deteneros ante aquellos grupos, finalmente entrasteis en babel y os encaminasteis hacia la puerta del laberinto. Si bien podía haberse mantenido un silencio incomodo, alguno de vosotros soltaba cada poco tiempo algún comentario con humor intentando bajar la tensión del momento.

Así, finalmente empezasteis a bajar las grandes escaleras en espiral que daban paso al primer piso de la mazmorra. Allí también había aventureros, subiendo y bajando por aquellas escaleras, tenía sentido que siendo el único punto de acceso, por allí pasara gran cantidad de gente. Asi, finalmente vuestros pies no encontraron el siguiente escalón. Aquella espiral había terminado. Estabais en el primer piso del laberinto.

Ante vosotros, un gran pasillo de aproximadamente una treintena de metros de ancho se exponía ante vosotros. Cada ciertos metros pequeños pasillos de muchos menos metros se iban separando de la ruta principal. Algunas de las rocas superiores de aquel lugar brillaban tenuemente, consiguiendo cierta luminosidad. No era necesario encender una antorcha para ver que teníais delante, pero si era cierto que teníais menos visibilidad que bajo el sol.

Aunque ya estabais en el laberinto, aquel ancho pasillo por el que circulaban aventureros no os daba la impresión de peligro, a decir verdad dudabais que vierais algún peligro allí. Aunque si podíais escuchar algunos sonidos de pelea de alguno de aquellos pasillos secundarios a los que la gente no prestaba atención.

¿Quizá debíais marchar por alguno de los recodos? Algo os decía que si continuabais por aquel pasillo acabaríais llegando al lugar por el que se bajaba al segundo piso. Aunque también era cierto que cuanto más abajo, probablemente menos gente habría…

Estaba entre emocionado y nervioso... Impaciente, queriendo empezar cuanto antes y asustado por lo que nos encontraríamos a la vuelta de cualquier esquina.

Con el Martillo en una mano listo para cualquier sobresalto y la otra mano buacando el colgante para sentir la guardia de nuestra diosa, me sitúo siguiendo de cerca a la vanguardia para repartir mazazos si algo nos atacará.

Por fin era el momento de la verdad, su primer paso hacia la gloria, Lance andaba con paso firme hacia el laberinto con una sonrisa emocionada y arrogante en el rostro, sin duda el inicio de su aventura era un momento para saborear por muy novatos que fueran. No obstante, tras dar los primeros pasos en el verdadero laberinto y observar la cantidad de gente la decepción se hizo palpable.

-Tsk, con tanta gente esto pierde emoción. Busquemos un lugar apartado para cazar algo y si lo vemos fácil o no encontramos nada bajamos más. – El chico molesto dio un par de toques sobre su hombro con el asta de su arma, ahora sin la tela envolviendo el final se podía observar que se trataba de una alabarda de color rojo con aspecto pesado y un pequeño grabado en la pica. En contraste con el cuero desgastado del asta que parecía haberse cambiado varias veces, la cabeza estaba inmaculada y perfectamente afilada, sin duda fruto de un mantenimiento detallado y constante– Elegid el pasillo que más os guste, tomaré la vanguardia.

Todo aquel día había terminado demasiado rápido y cuando quiso acordar ya estaba despierta preparándose para comenzar su primer día dentro de las mazmorras. Tal como había previsto, se aseguró de tener todo lo necesario y su cabello de color verde recogido en una coleta para que al usar el arco no sea una dificultad su pelo. Ya tras algunas que otras palabras más, el momento de estar allí había llegado con toda la expectativa que se precie. 

Una vez en las mazmorras, no hubo un gesto de sorpresa cuando se dio cuenta de que aquello estaba lleno de aventureros y ante los caminos que se abrieron paso delante de ellos, pensó unos minutos cual era la mejor opción mientras se decidía por uno y escuchaba a Lance al unísono.

—Deberíamos ir por uno de los comunes, donde van todos porque ellos harán el trabajo duro estando delante y nosotros tendremos un trecho de reconocimiento—sugirió pensativa—. ¿Qué opinan?

Quizás ni querían ni siquiera a las lagartijas y se encontrarían varias en un sector ya limpio por los otros aventureros.

Traté varias veces de hablar mientras íbamos bajando, pero no me salían las palabras, estoy ya más nerviosa de lo naturalmente posible y me quedo detrás de todos para que no noten que estoy temblando.

—Em, creo que aquí...
Trato de llamarles la atención, pero cada vez que digo algo, otro habla encima y guardo silencio para escuchar.
—Creo que aquí... —Finalmente tengo mi chance, pero no sé alzar mucho la voz—. Aquí es donde tenemos que aprovechar para aprender a combatir juntos.
Hago una pausa para pensar en lo que voy a decir. Sólo quiero ayudar y que este grupo crezca fuerte, por favor...
—Es normal que encontremos en este piso todo fácil, pero es la idea, que nuestra primera vez lo que más vale es ver qué podemos hacer y qué no.
Me dirijo a Mari ahora:
—Si dejamos que los demás hagan todo el trabajo y nosotros vamos detrás como carroñeros, no aprenderemos nada, no conseguiremos nada valioso y, lo más importante, no subiremos nunca de nivel. Aquí el trabajo duro no es eliminar monstruos, es aprender a sincronizarnos.
Me acerco entonces a una de las desembocaduras.
—Busquemos alguna estancia donde no haya nadie para poder practicar.
Y le digo a Lance:
—Lan-Lan, entiendo que pueda ser aburrido todo esto, pero ten paciencia, si logramos trabajamos unidos desde el principio, entonces los siguientes pisos serán de lo más productivos, ¿sí? Una vez nos sintamos cómodos podremos salir a buscar esos lagartos, yo pienso que el día es lo suficientemente largo y todos estamos rebosantes de energía gracias a la comida deliciosa de Aranito.

Ya no digo más nada, completamente insegura de si mi opinión les llegará a los oídos, me limito a sonreír con calidez mientras aguardo la decisión de todos.

Desde el momento en el cual se levantó, tomaron desayuno e incluso decidieron realizar las actividades necesarias para ir hacia el laberinto el pelinegro de enorme tamaño fue el primero en estar listo, no llevaba muchas cosas, se había bañado con agua fría como varias veces había realizado en el bosque y los ríos de este para luego vestirse, comer todo lo que pudo y tomar el enorme garrote que podía contar como una persona, todo para avanzar hacia el destino esperado. Realmente estaba expectante por la primera travesía y no permitiría que nadie le quitara la verdadera razón del porque estaba allí "Diversión".

Ya estando en el pasillo principal, sin ningún tipo de escalón a bajar pudieron dilucidar que se trataba del primer piso a investigar, lo más seguro es que fuera un lugar con mapas sumamente detallados y cosas por el estilo, las ideas de los demás chicos del grupo no le parecían malas, si es que hubiera sido un miembro común lo más seguro es que hubiera sugerido algo similar, pero él no estaba allí para irse con carroñas o tomando precauciones, bien lo había dicho la maga, estaban allí para probarse a si mismos tanto individualmente como grupo. King puso su enorme garrote con la parte superior en el suelo y lo dejo caer, este hizo un enorme sonido mientras apuntaba hacia la derecha, el pelinegro la recogió y con una enorme sonrisa miró a los demás. -Derecha. Nos vamos. Je.. -Cada vez que hablaba con pocas palabras, que era casi siempre, parecía más barbaro aún. -Hagan lo que quieran, yo me iré a buscar al bicho más fuerte que haya en este piso. Si nos quedamos pensando demasiado simplemente nos quitaran las presas. -Se llevo el garrote hasta el hombro para avanzar por el pasillo.

Los lagartos eran un mero extra, de echo la única razón por la que no había dicho de ir directamente al segundo piso es porque estaba de acuerdo en la necesidad de probar su capacidad de trabajar juntos, básicamente estaba completamente de acuerdo con Viviene. No obstante la elfa peliblanca lo había vuelto a hacer... Lance llevó su mano libre a la cara, se podía ver la vena en su sien hinchándose y claramente parecía estar reprimiendo algo.

-…Estoy de acuerdo con Vivienne- Le costó pronunciar dando la razón -nada de carroñear y mejor explorar de cero, no tendremos esa opción en los pisos siguientes, pero no servirá de nada apalear un goblin entre cinco, si tras un rato lo vemos fácil bajemos un piso.- El esfuerzo que estaba poniendo en no explotar para no destrozar su colaboración antes de empezarla era palpable.- Y en serio, deja de llamarme así, suena ridículo, por lo menos reducelo a un “Lan”… Ahora vamos antes de que el grandullón se pierda.

Se encogió de hombros, hacerle caso a la maga no era mala idea pero estaban hablando de Vivienne y sus actitudes infantiles constantes. Aunque esta vez se había iluminado, así que nada pues comenzó a seguir el grupo hacia donde el grandulón dijo de ir. Quería probar su valía, eso lo entendía, pero nadie conocía las fortalezas y virtudes de cada uno, algo que podía jugar muy en contra. 

Ella solo quería ser precavida, aunque bueno le ganó la osadía del resto. No obstante corrió hasta adelantarse al grandote y darle un stop con el arco. 

—Antes que nada, si vamos a arriesgarnos. Dejadme a mi que yo sé rastrear y tengo muchísima experiencia en ello—dijo en un tono seguro—. Al menos usar lo mejor de cada uno es valioso para el equipo, imagino que tú das buenos golpes pero es mejor que yo advierta de las posibles trampas, de las huellas que hay en el suelo y haga un reconocimiento del lugar. 

Tras explicar, tomó la iniciativa y comenzó a caminar. 

Finalmente, con el rumbo marcado por la caída del mazo de King, el grupo se internó en uno de los numerosos pasillos del primer piso. No os habíais alejado muchos pasos cuando Marianne se colocó junto a King para estar alerta de cualquier trampa o enemigo cercano. Parecía que, a diferencia del pasillo principal, aquellas zonas no tenían muchos aventureros, posiblemente se debía que, independientemente de cuan profundo fueras a avanzar por el calabozo, todo el mundo tenía que pasar por el pasillo principal del primer piso.

Os habíais alejado ya lo suficiente como para solo escuchar ténuemente los ruidos del pasillo principal cuando un ruido ajeno a vuestro grupo se escuchó. Un sonido similar al movimiento de piedras, al crujir de las rocas.  Frente a vosotros de una de las paredes laterales una piedra rodó hacia delante antes de que emergiera un brazo cubierto de pelo. Aun estabais absortos por ver como realmente los monstruos “nacían” del calabozo cuando el torso de un kobold termino de emerger de la pared para finalmente caer al suelo

Su cabeza se giró hacia vosotros  mientras un ligero gruñido salía de su boca. Con pelo grisáceo cubriendo todo su cuerpo, poco más de un metro de estatura si se ponía erguido, orejas de can y unos caninos amenazadores se había posicionado a cuatro patas, clavando las garras en el suelo de roca mientras gruñía.

Durante un momento os asalto la duda de porque no os atacaba. Pero solo fue durante un momento. Junto a aquel enemigo visteis como de las paredes laterales empezaban a crujir, haciendo aparición de dos nuevos objetivos. Nieve, quien estaba junto a Marianne mientras aquellos Kobolds aparecían  empezó a gruñirles de igual manera.

Parecía que a vuestro frente teníais tres kobolds listos para poneros a prueba. Vuestra vista estaba fija en ellos cuando escuchasteis otro gruñido, pero esta vez desde vuestra retaguardia. Otro kobold más parecía estar allí cortándoos la retirada.

—¿Eh...? Pero si te queda precioso... —me quejo a Lance haciendo morritos—. A mí me parece un nombre bonito.

Y no tardamos en encontrar problemas.

—¡Muy bien! —Doy unos giros al bastón y doy un golpe con su base al suelo, mostrando un gesto más decidido en mi rostro—. Yo me quedaré vigilando la retaguardia.
Nada más aparece ese kobold detrás de nosotros, lo miro por encima del hombro y, extendiendo la mano libre con soltura y elegancia exclamo "magic shot" y de mi dedo índice sale un haz de luz blanca que impacta con violencia en la cabeza de la bestia, haciéndola estallar.
—Fufu, no sabía que podía hacer eso, la verdad —digo con una risilla, entornando los ojos.
Lo que queda del kobold se desvanece, dejando atrás un guijarro que cae al suelo.
—Lancy y el grandulonzote vayan adelante, no tendrán problemas en masacrar estas pestecitas según vayan atreviéndose a salir, Gerurun cuidará los flancos y Mari actuará de torreta desde el centro, con su percepción entrenada nos podrá avisar de cualquier detalle que se nos pueda escapar.

Ya explorando el camino que allí en delante tenía, Marianne se mantuvo caminando junto a King y Nieve observando los alrededores atenta a los detalles. Pero en un momento de repente y como era de esperar, una roca comienza a cobrar vida y ya el resto es historia, claramente se trataban de Kobols. 

—Nieve a mi lado. 

Y sin dudar preparó su arco cuando Vivienne usaba su magia, ella pillaría al otro objetivo para tratar de derribarlo sin tener que usar la fuerza bruta de su lobo. Solían trabajar en conjunto pero no se fiaba de esos bichajos así que intentaría arreglarse con el arco y sus compañeros que superaban en número por ahora. 

Así que sin dudar, apuntó y la flecha salió disparada hacia la pierna de la criatura, andaría más lenta sí. Le tocaría rematarlo después, mejorar su tiro. 

-Interesante- La sonrisa de Lance volvió ante la aparición de los enemigos, desde su nacimiento en las paredes hasta la capacidad para cortar el paso era más de lo que podía esperar del primer piso. Estaba a punto de saltar sobre el primer Kobold cuando Vivienne comenzó a gritar ordenes.

-Tsk, ¡Ni se te ocurra darme ordenes!- Lance corrió al frente al tiempo que la flecha de Marianne salía despedida, lanzando un balanceo vertical contra el compañero del kobold herido en el frente.

-¿Eh? -Pronuncio mientras la chica se adelantaba, una enorme sonrisa se pudo ver mostrando los colmillos en su boca, la actitud de la chica le había parecido atrevido y eso era de elogiar, sin embargo, nada le importaba mientras pudiera tener una gran cuota de violencia contra monstruos, al fin y al cabo, era el monarca de ellas y debía conquistar cada rincón posible para coronarse como el soberano de la zona, por ello un par de kobold de mala muerte no serían suficiente para saciar sus ganas de matar. Ignoró por completo a la maga y sus instrucciones. 

Tomó con gran fuerza y velocidad su garrote mientras sus ojos brillaban con un tono dorado a la par que las fauces se abrían de par en par mostrando los colmillos afilados y saliva chorreante debido a la posibilidad de poner uno de sus dientes en la carne de esas bestias. -Inclinense.. -Mencionó a la par que lanzaba un enorme golpe de arriba hacia abajo contra uno de los Kobold que quedaban en perfecto estado, los heridos no eran de su interés. 

La pelea empezó rápido. El primero de los oponentes que atacaba desde la retaguardia fue fulminado por un hechizo rápido de Vivienne. Un hechizo muy rápido… Por lo que sabíais de magia, los magos solían necesitar largos ensalmos para usar su magia, o al menos magia ofensiva capaz de eliminar una criatura.

Marianne, no tardo en deslizar una flecha de su carcaj y hacer que silbara clavándose en la pierna de uno de los Kobolds que retrocedió sin avanzar a culpa del impacto. Tras una mirada inteligente hacia Marianne elevo sus fauces y soltó un largo aullido hacia el techo.

El guerrero, viendo la retaguardia segura no dudo en cargar hacia la línea delantera partiendo a uno de los kobolds cercanos. La lanza del muchacho corto la carne de la criatura, la cual al recibir tanto daño de golpe estallo en cenizas haciendo que el joven perdiera el equilibrio ante la ausencia de la materia que momento antes estaba cortando.

Su lanza revoto contra el suelo contra el suelo saliendo disparada hacia un lateral. Este hecho no fue pasado desapercibido por el tercero de los Kobolds de la línea delantera que, habiendo seguido las órdenes del bárbaro, se había inclinado y rodado hacia un lateral esquivando el golpe de un mazo que dejo su huella en el suelo. El impacto levantó polvo y rocas pulverizadas creando una nube que cegó al gigantón durante unos momentos.

El único Kobold sin daños se lanzó al ataque del guerrero que había descubierto su defensa, saltando con sus mandíbulas delante con intención de morder y herir a Lance. Sus dientes relucieron en la oscuridad en medio de su salto…

Al contrario de lo esperado había sido como cortar papel, sin resistencia alguna fue como ir a golpear directamente el suelo sufriendo así las consecuencias y un ataque inesperado.

-¡Mierda! – Desequilibrado y sin poder controlar la fuerza de su arma uno podría decir que su única opción era bloquearlo con su mano libre. No obstante el brazo libre de Lance no se movió a bloquear, si no a golpear al ser para rechazarlo, golpe que falló mientras mientras los colmillos del Kobold le alcanzaban.

—¡Atacan en manada! ¡No se despisten que vendrán más!

Lo tenía muy claro, es que al ser una cazadora innata conocía a muchas especies y era evidente que estos se asomaron tres, pero vendrían muchos más como fueran cayendo. Así que preparada para continuar atacando, no dudó en acomodar otra flecha para tensar el arco y al ver uno de los kobold atacando a Lance, disparó con su arma y le dio en la pierna. 

Eso ralentizará un poco a ese bicho, pero no se quedaría allí ya que con un solo intercambio visual iría Nieve a atacar para liberar a su compañera de ese ataque. Esto era un verdadero problema, considerando que estarían apareciendo más y más en cuanto se descuide. Y por eso, es que se mantuvo cerca del rubio y de su lobo, claramente para cuidarlos. 

El golpe de Lance para apartar a su agresor no había sido certero, pero aquel movimiento parecía haber despistado al Kobold el cual acabo pasando por encima del guerrero sin que sus fauces pudieran cernirse sobre su cuello.

Por desgracia, sus garras eran otra cosa. La pata trasera de la criatura se apoyó sobre el hombro del guerrero clavando sus garras y rasgando en su acometida. El momento de ingravidez duro solo unos segundos antes de que el Kobold volviera a caer al suelo en el centro de vuestro grupo. Colocado ahora en posición bípeda miro a los dos miembros que quedaban en la parte trasera y tras un segundo lanzo su afilada garra hacia el enano.

Por otro lado la exploradora del grupo había tensado nuevamente su arco y la flecha se disparó hacia el kobold que estaba aullando, impidiendo por el dolor que siguiera haciéndolo. Un gruñido surgió de sus fauces antes de que empezara a arrastrase hacia vosotros y fuera detenido por Nieve quien saltando hacia el  y mordiéndolo le hizo retroceder lo poco que había conseguido avanzar.

Aquella situación era la que enardecía su sangre por completo, si había algo que disfrutaba era una batalla en desventaja, más si se trataban de criaturas tan inferiores como los Kobold, ellos necesitaban los números mientras que ellos solo requerian la fuerza para ganar. -JAJAJA Eso Eso, vengan de a montones malditos peludos. Solo harán que mi fuerza incremente con cada uno de ustedes que derrote. -Si bien en el momento se podía ver al Barbaro actuando como una bestia cegada por la violencia, su mente funcionaba en perfectas condiciones y quizás mejor fuera de batalla. 

Su gran garrote fue tomado por su mano derecha y lo apunto con la parte superior al suelo dando una enorme estocada que hizo retumbar el suelo mientras sonreía de oreja a oreja de una manera sádica. -Soy el Rey de las Bestias. Vengan por un pedazo de su monarca. -Acto seguido el enorme sujeto comenzó a preparar un grito al inhalar una gran cantidad de aire en su pecho. Cuando estuvo listo el pelinegro lanzó un enorme.. -OOOHHHHHHH -Para permitir que todos sus aliados pudieran estar más libres de acción necesitaba que los Kobold se fijarán en él y necesitaba intimar a la mayoría para lograrlo, sabía que los monstruos no comprendían las palabras de los humanos pero la esencia de un ser sediento de sangre era dificil de ignorar.

La batalla se desarrolla sin estar preparado, algunos de mis compañeros empiezan a lanzar ataques contra aquellas criaturas sin que pueda hacer más que observar. No es el miedo lo que me paraliza si no la emoción de que por fin esté pasando aquello, mis primeros pasos en la mazmorra, mi primer enemigo real, el sentimiento del abrazo de mis compañeros en combate.

El grito de King me pone de nuevo en guardia pero es demasiado tarde para integrarme al primer asalto; De repente tengo a una de esas criaturas prácticamente encima de mi dispuesta a darme un ¿manotazo? y decido que lo mejor que puedo hacer es aguantar su golpe y contragolpear...

Tras recibir el impacto sonrío y exclamo: MI MADRE PEGA ME REGAÑABA CON MÁS FUERZA QUE ESTOS BICHEJOS. Tras lo cuál lanzo mi martillo hacia arriba, alzándolo como si lo brindara al techo, intentando golpear al Kobold en el proceso, para poder lanzar próximamente el hechizo que me enseño mi diosa...