Partida Rol por web

No tenía motivos para desconfiar de la maga, pero estar allí parados esperando en la retaguardia no era de su agrado. El enfrentamiento con los goblins había sido un asalto caotico pero en cada momento sabía donde tenía que golpear,  allí sin embargo, sólo podía esperar ser lo bastante rápido para reaccionar cuando aparecieran los atacantes… O eso pensaba hasta que el ataque del enano le dio una idea, o más bien, un ejemplo a seguir.

-Acercamiento agresivo, me gusta- dando un par de pasos para alejarse del grupo el arma del guerrero se balanceo varias veces en amplios movimientos, su objetivo no parecía nada en concreto, había optado por destrozar las paredes y suelo, lanzando polvo y rocas al túnel con un pensamiento simple: ya fuera que les golpeara su arma al azar, una roca o el polvo, delatarían a los acechadores dejando una apertura para las torretas. Y en el peor de los casos, provocaría el segundo derrumbe del grupo.

La luz seguía alumbrando la parte trasera del pasillo y allí no había nada. Sin un objetivo en el que fijarse y aun confiando en lo que había visto la maga Lance empezó a propulsar escombros de piedra y polvo hacia el lugar con intención de acertar a aquello que se ocultaba.

Cuando la polvariza termino y las rocas que volaban cayeron en el suelo no parecía que nada hubiera sido descubierto. Excepto por los escombros en el suelo y el polvo en suspensión allí no había nada. O al menos eso pensaba una parte del grupo, pues algunos seguían atentos a aquella posición.

Sin embargo no pudieron pensar mucho en aquello pues un nuevo gruñido resonó en el pasillo Proveniente del bárbaro, aquellos que se fijaron pudieron ver como el lagarto confiado de su ventaja en el techo había vuelto a atacar. La cola de la criatura se había movido en un arco clavándose en el brazo ya herido de King. Pero no consiguió retirarla.

Con una sonrisa sanguinaria en su rostro King había agarrado la cola de la criatura. Con un fuerte tirón de ella la criatura se soltó del techo cayendo contra el suelo. Momentos después el mazo del bárbaro golpeo firmemente el cuerpo de la criatura a la cual aún sostenía. Los golpes continuaron contra el lagarto hasta que finalmente la criatura estallo en cenizas.

El brazo izquierdo de King sangraba en cantidad, parecía que aquellas criaturas habían infringido más daño del esperado aunque, por la sonrisa de satisfacción del gigante, aquello no parecía importarle, había derrotado a su oponente.

Tus ojos estaban completamente atentos a lo que había en el pasillo y cuando las piedras empezaron a volar si bien efectivamente no vistes nada hubo algo que llamo tu atención. Un chispazo surgió en la trayectoria de una de las rocas que habían salido volando y pudiste ver como esa misma piedra caía metros más atrás partida en dos con un corte limpio.

Allí había algo, estabas seguro. Algo que había sido capaz de cortar una piedra en el aire mientras estaba cegado por la magia de la maga. Tu sentido gritaba peligro. No era algo que quisieras enfrentar. ¿Algo que podría esquivar una lluvia de piedras totalmente a ciega y cortar la única que parecía que iba a golpearla? ¿Y encima invisible? Si bien intrigado y emocionado ante tal oponente, algo te decía que no era conveniente pelearlo.

Le resultó demasiado sospechoso a Marianne que su compañera haya visto algo y al parecer no hay nada, no dudaba en las palabras de la maga porque en general siempre fue acertada, incluso con sus desvaríos y por ello es que se mantuvo todo el tiempo guardia mientras King se encargaba del lagarto que andaba por los techos. 

Más allá de ese combate que a la vista fue brutal, se quedó pendiente de lo que hacía Lance y en recoger el premio. Tranquila juntó las colas de lagarto porque serán vendidas, eso dará cierto dinero extra que ahora mismo se necesita ya que el gremio está un poco venido a menos. 

—¿Ya estamos? ¿Seguimos?

Ante la decepción de no encontrar nada arrugo la frente, con algo de lágrimas brotándome en los ojos.
—Les digo que es cierto —me limpio con el dorso de la mano—. Cuando uso ese conjuro puedo ver estelas azules en las piedritas que tienen dentro los monstruos. Esa estela que vi allí era diferente, de color dorado, que significa que se trata de un objeto mágico de gran valor o de gran poder, ¡lo sé porque de donde vengo los había!

No quiero hablar de donde vengo, me da nostalgia y no quiero llorar delante de mis compañeros o moriría de la vergüenza. Así que callo inmediatamente y me pongo a recoger las piedras que dejaron los lagartos.
Luego me acerco tímidamente a King, que por más herido que esté, su presencia me sigue intimidando.
—E... ¿estás bien? Tengo pociones curativas, em, por si necesitas. Digo, tu brazo...

Con el peligro que se cernía aparentemente sobre nosotros silenciado, me acerco a donde Vivienne y King están hablando.

Antes de que pudiera decir nada, Vivienne parecía querer recurrir a las pociones pero.. quizás fuese mejor guardarlas para momentos de emergencia por lo que interrumpo diciendo: 

Eres muy duro para esos lagartos. Lanzando mi conjuro sobre la herida añado: Esto en ti se ve como un rasguño que puede simplemente limpiarse. Jejejeje 

Miro a Vivienne para decirla con una sonrisa: Mis poderes no funcionarán siempre pero fuera de combate son la opción más útil. En combate, al yo necesitar estar en contacto directo con la herida, esas pociones pueden salvar la vida a alguno de nosotros. Quizás sea mejor guárdalas para cuando mi habilidad sea insuficiente o falle. 

Me quedo observando perpleja la sanación, ese poder de Gerda es de lo más conveniente. Luego asiento a sus palabras, pero aún no me guardo la botellita en el cinto, sino que saco otras tres y se las ofrezco a los demás, teniendo dos en cada mano.
—Em, Gerurun tiene razón, quizás en un aprieto alguien quede por su cuenta y necesite urgentemente recuperarse de sus heridas. Por eso pienso que sería bueno compartir esto con ustedes —levanto mi mano izquierda— estas son pociones de sanación —levanto mi mano derecha— y estos son antídotos.

—Pueden llevarse lo que necesiten, ¿vale?

King no era de los que se quejaban de las heridas, las tomaba como bellas heridas que demostraban su valía, adoraba aquellas instancias en las cuales una batalla podía traerle diversas cicatrices, aunque claro aquello era cuando podía utilizar el cuerpo de su enemigo como trofeo, muchas de sus prendas eran de grandes animales que había vencido, sin embargo, con estas era dificil hacerlo, se desintegraban en un abrir y cerrar de ojos y dejaban un resultado que poco servía para comer o incluso para usar como prenda, todo iba a la diosa y el gremio, aquello le molestaba un poco aunque el tacto de sus compañeros le hizo pensar en algo más. No estaba acostumbrado a que se preocuparan de él, ni siquiera los animales que comandaba eran capaces de sentir aquella "sensación" con él debido a que le veían como un rival a vencer, claro los más fuertes, los otros solo optaban por alejarse de él. 

Esbozo una enorme sonrisa al notar como el enano parecía curarle la enorme herida que él mismo no parecía poder cerrar a pura fuerza de músculo, intentando apretar sus propios vasos sanguineos a punta de músculo y que esta pudiera generar un coagulo que detuviera el sangrado. Puso su enorme mano sobre la cabeza de Gerda y luego de la maga mientras lanzaba una fuerte carcajada. -Jajaja Así me gusta, cuidad de su rey. -Pronuncio de bastante buen humor, no parecía cansado en lo absoluto aunque sus músculos parecían algo tensos, era dificil el poder diferenciar entre el cansancio y el uso repetido de los músculos. -Yo estaré bien mientras tenga un momento para descansar. 

Mientras los demás parecían calmarse Lance permanecía con la guardia en alto tras el destrozo. Las palabras de Vivienne sobre artefactos mágicos se unieron a lo que había visto llegando a la conclusión de que lo que fuera que los acechaba era humano. Un aventurero más fuerte que ellos, si solo estaba vigilándolos no sería un problema pero nada les aseguraba que más adelante no hubiera más esperandolos. Lo viera por donde lo viera no podía simplemente ignorar aquella amenaza.

-¡Hasta cuando vas a esconderte!-Ignorando todos los gritos internos que le avisaban de no enfrentar lo que estuviera allí, Lance lanzo un nuevo arco contra la posición que había calculado del enemigo.- Dejad la charla, tenemos un admirador, y uno fuerte.

Doy un gritito cuando veo a esa persona, escondiéndome detrás de King y Gerda.
—¡Es ella! —exclamo señalándola—. ¡La vi durante un instante cuando estábamos en la reserva de monstruos!

Luego siento un escalofrío recorrerme la espalda y miro por encima del hombro para descubrir a más lagartos horribles apareciendo. Están demasiado cerca, soy demasiado lenta reaccionando y no tengo tiempo a nada.
—¡Magic shot!
Lo único que consigo razonar hacer en tan breve tiempo es tender un brazo hacia adelante para dispararles con mi magia, lanzando una ráfaga de proyectiles desde mis dedos sin apuntar a ninguno en particular, tratando de mantenerlos a raya.

Tengo encima a uno y no consigo apartar a tiempo el brazo con el que realicé el conjuro, ganándome un ligero raspón producido por los dientes del monstruo.
—¡Nooo! —chillo apretándome la herida, sollozando—. ¡Mi pielcita de bebé! ¡No puedo tener cicatrices! ¡No puedo!
Tengo que pedirle a Gerda que me sane cuanto antes, pero ahora no se puede, no hasta que acabemos con esta amenaza. ¡Pero me arde mucho! Con los ojos humedecidos me enderezo en postura de combate, muy seria y enfadada.

Le había creído a Viv y todo ese rato se mantuvo alerta mientras se resolvía la situación de King, realmente no quiso ayudar porque creyó que el grandulón podía pero al final no pareció ser cierto. No obstante la astuta arquera que ya tenía preparada su flecha, no dudó en apuntar al lagarto que estaba atacando a la peliblanca así se ralentizaba un poco o al menos dejarlo atontado para hacer otro movimiento más. Quizás dejando la brecha para que ella escape. 

Sin articular palabra y con Nieve a su lado, se mantuvo una vez disparó aquello cargando otra más mientras le frunció el ceño a la mujer que estaba ahí. 

—Habla menos y ataca más. 

Estaba claro que  no le gustó a Marianne esa actitud de superada que tenía. 

Lance no pudo sino maldecir entre dientes al ser frenado, había puesto todo de sí en aquel forcejeo y sin embargo su alabarda no había podido forzar el paso a traves de una simple daga. Había notado la diferencia de nivel antes de lanzar el golpe pero aquella demostración lo hacía ver tan enclenque que era frustrante.

Y para colmo, como les había advertido Aranis, el laberinto no daba un respiro. Debía determinar en escasos segundos si vigilar a la acechadora o ayudar a sus compañeros, y fuera cual fuera su acción, sabía que se iba a arrepentir.

-Tsk- Chascando la lengua el guerrero dio la espalda a la can y avanzó hacia el grupo dispuesto a aprovechar el alcance de su arma, y con suerte, matar algún lagarto antes de que alguien saliera herido.

Uno de los lagartos se desprendió de la pared intentando morder a Vivienne, sus fauces se cerraron cerca de su pierna arañando con los dientes la fina piel. Pagando por tamaña osadía con el impacto de una de las bolas de fuego de la maga sobre sus escamas. El resto de sus compañeros habían preferido mantener la distancia y atacaron con sus colas hacia los desprevenidos aventureros.

El bárbaro, como si a un boxeador se enfrentara, subió su guardia con los brazos haciendo que las colas rebotaran sin producir daños. Por el contrario el enano no había tenido tanta suerte, había visto al lagarto y se había dispuesto a esquivar el ataque dirigido a él cuándo tropezó con una de las piedras que había en el suelo cayendo. Aunque esto en parte, gracias a su estatura, provoco que el ataque fallara.

Por otro lado, la parte trasera del grupo se había movido rápido. Tanto el guerrero como la arquera pasaron a la ofensiva y antes de que los lagartos comprendieran que ocurría, dos de ellos habían muerto. Mientras que la lanza del guerrero había decapitado a uno de aquellos reptiles, la flecha de la arquera había atravesado la cabeza a otro de ellos a través del ojo.

Solo quedaban dos lagartos, uno de ellos realmente chamuscado, no parecían muy resistentes, pero esa cola aserrada que manejaban era algo de lo que había que tener cuidado.

Debido a la situación que se estaban enfrentando, los lagartos no parecían difíciles a la hora de enfrentarlos porque junto a Lance, Marianne se había cargado a dos de ellos. No obstante ya cuando su flecha estaba apuntando al objetivo, esta vez sería la criatura que estaba haciendo daño a Vivienne, en cuanto soltó la cuerda de alguna curiosa manera la flecha no salió con tanta fuerza como esperaba y el efecto, claramente sería igual de flojo. 

Negó con la cabeza, le preocupaba tener a la maga tan cerca de la criatura, era difícil acertar así porque se ponía nerviosa la peliverde. Además no entendía porque la chica siempre estaba en esa situación, no sabía si era por necesidad de adrenalina o vaya a saber qué. También le preocupaba esa actitud tan constante, quizás porque al ser madre pensó que se reservaría un poco más o sería más precavida. 

El fogonazo no había sido suficiente y cuando el monstruo horrendo usa su cola para rechazar la flecha de Mari, también me golpea a mí en el estómago, haciéndome tambalear hacia atrás. Cuando recupero el aire oprimo los puños y aprieto los dientes, enfadada por haberme lastimado no una, sino dos veces.
—¡Serás...! —Con los ojitos llenos de lágrimas completo lo que le hice al lagarto chamuscado, bajando el tacón sobre su cabeza con una potencia inusitada, alimentada por la rabia provocada por los raspones y moretones que me ha dejado y que arruinarán mi piel.

Pensando en que quizás el enano podría sanarme y evitar ese problema, veo que está teniendo líos con otro de estos bichos apestosos, pero no sé si seré capaz de hacer algo, no soy tan fuerte como los chicos como para cubrirlo.
—¡Gerurun! —Voy corriendo hasta él para ayudarlo a mantener el equilibrio luego de haberse tropezado—. ¿Estás bien?

Incluso con los enemigos desapareciendo rápidamente, su formación estaba echa un lio. El echo de que la línea delantera era superada con facilidad, ya fuera por un ataque sorpresa o porque simplemente decidían ignorarla, era algo que debían arreglar a corto plazo.

Dejando aquel detalle para cuando tuvieran un respiro y ansioso por terminar aquella situación, la lanza del guerrero se alargo buscando la cabeza de la criatura restante, sin dejar de pensar en cuan desprotegida estaba su espalda ante la aventurera que los había estado vigilando.

El daño del lagarto era algo que podía curar, si lo esquivaba podría herir a mi compañera y el objetivo ahora era salir de aquello rápido para poder ocuparnos de la posible amenaza que aquella chica-bestia pudiera suponer para el grupo. Aun que quizás era una evaluadora de aventureros de alguna familia...

Decido contraatacar a aquel ataque exponiendome de nuevo al daño para poder potenciar mi golpe.

¡¡Es que no os han enseñado a no interrumpir cuando hablan los mayores!!

Sorpresivamente para los presentes, lejos de usar su magia, la maga clavo el taco de sus zapatos al lagarto agresor justo entre los ojos. El pisotón había ido con tanta fuerza que atravesó las escamas chamuscadas hundiéndose en el cerebro de la criatura toda su longitud. Justo momentos antes de intentará tirar para extraer el zapato, la criatura exploto en cenizas.  

Por otro lado el lagarto restante no pareció acobardarse y lanzo un golpe con su cola al enano. Intentando defenderse alzo el brazo para minimizar el golpe. La serrada cola corto a través de la armadura del enano  pero no llego a dañar el brazo del enano, la peor parte se la había llevado su equipo. Aunque aquel éxito no le sirvió de mucho a la criatura, pues tanto el martillo del enano como la lanza del guerrero trazaron un arco golpeado en la cabeza del lagarto y dejándolo fuera de combate.

Finalmente, de nuevo, el pasillo se quedó en silencio. Los atacantes furtivos habían caído. Ahora solo quedaba la aventurera que había detrás de vosotros.  No se había movido en todo el combate. Y estaba allí en medio del pasillo observando, como si aquella pelea que habíais tenido no fuera con ella.

Finalmente los lagartos se pulverizaron de una forma u otra, lo cual quedaron las heridas de su compañeros. Pero antes siquiera de ir a ver cómo estaban, tanto Marianne como Nieve desviaron su interés en la chica bestia que estaba allí de mera observadora mientras la peliverde le apuntaba con el arco, dispuesta a disparar si no le convencía la respuesta. 

—¿Qué estás buscando de nosotros? ¿Por qué no ayudaste?—preguntó Marianne. 

No le gustaba aquella actitud, además con sus compañeros que no estaban al 100% era previsible que debía velar por ellos y mantenerse en guardia a sabiendas de que esa chica de momento estaba ahí de mera observadora. Aún así, el interés estaba puesto en averiguar sus intenciones.