Partida Rol por web

Suelto una enorme risotada ante el desparpajo de Viviene y acabo con un gesto de negación y una sonrisa mirando al hombre para decir:

Agradecemos la atención que nos muestra. Descuente el importe sobre los artículos de mi compañera únicamente. No quisiera abusar de su buen trato y valoro mucho más el favorecer la posible relación a largo plazo con su casa. Ya habrá tiempo para los descuentos cuando firmemos siendo poderosos aventureros de renombre jejejejeje

A fin de cuentas asumir más descuentos podría ponernos en deuda a nosotros con ellos y, si la subida de nivel de los integrantes del grupo era tan importante para la casa, firmar un contrato con todo el grupo podría ser un evento de patrocinio muy importante que no compensaba el ahorrarse 150 valis ahora comprometiendome a tomar el contrato de un joven que no fuera de mi agrado.

Mientras el chiquillo mira al rededor por algo que llame su atención, tomo de mi bolsillo parte de los valis que repartimos en la casa para pagar la malla y añado: Saldremos mañana a la mazmorra de nuevo. ¿Podré pasarme a por ella antes de ir? ¿Estaría lista?

-Da por sentado que querremos bajar lo máximo posible, pero intentaré sacar el tema esta noche- Ya fuera por ambición o ansiedad de alcanzarse unos a otros estaba seguro de que alguno de ellos y no se excluía querría intentar adentrarse si veía la oportunidad, y tampoco se podía descartar una situación como la de las dos aventureras rescatadas.

-La idea era comprar en grupo pero los ánimos se han enfriado, si alguien sigue arriba supongo que le invitaré a venirse, y si no me daré un paseo yo solo. Me daré una vuelta por las zonas comerciales, quiero ver que material y herramientas están a nuestro alcance, aunque pueda hacer algo de mantenimiento, no se si podré hacer mucho cuando el equipo empiece a romperse, prefiero tener controlados los precios.- Por más que Aranis le dijese que se lo tomase con calma, ya era mucho que hubiera decidido no bajar al calabozo, había muchas cosas a tener en cuenta en aquella nueva vida que habían iniciado.- Bueno, si buscas que me relaje siempre puedes invitarme a una copa.

El dependiente se queda pensando durante unos momentos la pregunta de Gerda sobre si podrá estar mañana hasta que finalmente habla.

—Eso depende de ti, esta armadura es de Dolphin.—Dice el hombre posiblemente refiriéndose a un compañero de su casa.— Así que debería poder ajustártela hoy si la tiene, pero yo me tengo que quedar en la tienda hasta la tarde. Si vais a ir a ver a Nal’vi a nuestra casa, podríais buscar a Dolphin para que la ajuste, quizá incluso podáis salir de allí con ella, no debería tardar mucho.

Mientras permanecéis distraídos con el regateo y los objetos que ofrecía no pudisteis daros cuenta de cómo Vilfain, se había acercado a una de las vitrinas y miraba con los ojos bien abiertos un arma dentro de la vitrina. No fue hasta que Vivienne le nombro y se giró hacia abajo para buscarlo que le vio delante de aquel expositor.

La vitrina de cristal estaba cerrada con un candado y en su interior se exhibía un estoque. Todo el filo del arma destellaba de un color plateado. La empuñadura parecía ser una rosa del desierto, de un color marrón rojizo, dando la apariencia de ser parecido a rosa cristalizada. El mango estaba recubierto por un trenzado rojo burdeos adornado en el fin del pomo acababa en una pequeña bola de color plateado.

—Es… ¡Es como el de Argento!—Exclamo el pequeño mirando a su madre antes de volver a girarse hacia el expositor. Junto al arma un pequeño papel, pero no había nada escrito sobre él, fuera cual fuera el precio, no figuraba allí.

El dependiente soltó una risotada.

—Esa, pequeño, es una réplica de nuestra joya de la corona. La original esta en nuestra casa a buen resguardo. La hizo el anterior líder de nuestra familia antes de fallecer. Fue su último trabajo y por el momento el mejor trabajo que nadie de la familia haya hecho, esa que hay aquí no tiene ni una pequeña porción de su magnificencia. Pero la original inspira a toda la familia a intentar conseguir algo aún mejor.

—Aunque es curioso, nunca he oído de una igual… ¿Quién es ese Argento del que hablas?.—Pregunto el hombre con rostro afable mientras Vilfain volvía a esconderse detrás de su madre asustado por haber llamado la atención más de lo deseado.

—Mmmhm, pues me parece que se han marchado todos.—Dijo ante la idea de ir de compras con tus compañeros pero sin plena seguridad de si lo que decía era cierto.— De todas formas si vas a ir a las zonas comerciales, te recomiendo no acercarte mucho a la plaza central e ir por las calles colindantes. Las tiendas que hay en la plaza son mayormente para niveles altos  sus precios son bastante desorbitados.—Tras un pequeño lapsus vuelve a hablar—Ah,  puedes ir a los pisos de tiendas de la torre, allí también hay mucha gente y están muy especializadas en lo que se necesita para allí abajo.

—Y también sería conveniente que os pasarais por el gremio si vais a bajar más. Quizá alguno de los encargos que tengan allí que ayer fuera difícil de realizar ahora ya no lo sea tanto.—Dijo sonriendo, evidentemente contento de vuestro avance.

Cuando hablaste sobre que te invitase a algo para lograr que te relajaras puso una pequeña sonrisa en su comisura.

—Bueno bueno, ya veremos, veré si hay algo bueno en la bodega.

Suena genial. Contesto ante la posibilidad de salir de la casa Ptah con la armadura ya ajustada a mi tamaño justo antes de girarnos todos hacia el jovencito Vilfain y hacia el objeto que había llamado su atención.

Sin duda, con aquel brillo, parecía un objeto singularmente costoso. El hecho de que, siendo una réplica, pareciera tan magnifica hacía que me llamase aún más la atención.

Claro que todo eso palidecía ante el misterio de una posible hermana gemela del arma original de la cual ni la misma familia del forjador tuviera conocimiento... esta intriga se ponía cada vez más interesante por lo que me quedé expectante a la espera de ver como se desarrollaban los hechos

—Ah, es el personaje de una historia que le cuento a mi bebé precioso antes de dormir —respondo, sin poder dejar de mirar esa espada—. Nos gustan estas armas así, son muy elegantes, y esta en particular es maravillosa. ¿Por qué el papel vacío?

Es evidente que no podré permitirme algo como esto ahora mismo, pero voy a comenzar a ahorrar desde ya. 
—Muy bien, me llevo esto puesto, también quiero un estoque bonito y una espada de práctica para Vilfito —le digo a Dyne, poniendo el dinero en el mostrador—. Te agradezco mucho y ¡prometo que vamos a volver! Ah, ¿Dónde tengo que firmar para aquello otro? ¿Sólo con mi nombre basta?

Marianne negó con la cabeza. 

—No sé que pensar, soy consciente de la mala fama que se trae sobre sus hombros y hay cierto atisbo de duda en todo lo que la rodea, pero doy fe de que como grupo somos buenas personas más allá de ella—confesó sincera—. Estoy intentando descubrir la verdad sobre mi diosa, más allá de que la respeto, cada vez que salgo a recorrer las calles siempre me llega ese tipo de comentario. No sé, siento que debe haber algo de verdad ante tanto rechazo por parte de las familias. 

Tras soltar todo aquello porque en parte se sintió en un entorno donde podía confiar, dado que con sus compañeros era imposible hablar y el hecho de tener gente con quien poder decir lo que sentía le daba una seguridad que creyó haber perdido desde que formaba parte de ese grupo. No tenía nada en contra de ellos, pero sí que se sintió un tanto aislada de todos ellos. 

—Cuéntenme que saben, por favor. 

-Sin problema, perderme por las ciudades es algo que se me da bien, intentaré llegar a la torre por calles secundarias a ver que encuentro.- Comenzando el ascenso el guerrero comentó con cierto orgullo su talento para perderse, aunque el si podía encontrarse después era un tema muy diferente. Al escuchar lo de la bodega se giró hacia el albino con una sonrisa picara- Ahora empezamos a entendernos, mantendré mis expectativas para la cena.

Viendo que no había nadie para acompañarlo procedió a asearse para limpiar el sudor del entrenamiento y prepararse para salir, el objetivo era acabar en la torre o perderse en las calles secundarias en el intento...

Si bien la joven herida asintió ante tus palabras y tu sinceridad, no pudo evitar mirar a su compañera cuando pediste que contaran lo que supieran. Deline, a diferencia no había dicho nada y cuando su compañera la miro no pudo evitar apartar la mirada, cosa que hizo que Gisela frunciera el ceño.

—Del… ¿Por casualidad no sabrás algo que no me has contado…?—Pregunto la joven mientras su compañera apartaba más la mirada. Gisela finalmente dio un suspiro.—Hablá, sabes que al final lo acabaras haciendo así que no te lo calles, te leo como un libro abierto.

Su compañera rezongo un poco hasta que finalmente estiro los brazos dándose por abatida.

—Vale, vale.—Dijo finalmente la joven ante la mirada inquisitiva de su compañera con el ceño fruncido.—Mi hermana me conto un poco, es básicamente la razón por la que Eu ya no acepta casi personas en la familia.

—Básicamente nuestras familias se pelearon. Antes de que Ganesha tuviera tantos seguidores, la ciudad la defendían las familias de Astrea, Eirene y Eunomia, la nuestra.— Empezó a hablar la joven.— Las tres peleaban con el grupo de familias bajo el nombre de Evilus y, aunque por lo visto Eris no formaba parte de ellos, cuando la trifulca llego al punto de que evilus no se molestaba siquiera en ocultarse, una gran parte de la familia de Eris se unió a ese grupo.

—Por lo visto ese enfrentamiento provoco que la familia Astrea desapareciera completamente, que Eirene ya no acepte miembros y que nuestra familia quedara relegada a ayudar a la familia Ganesha en algunos eventos.—La joven mira a su compañera cabizbaja como si no quisiera reconocer que tenía información que no había compartido con su amiga.—Y si bien el grupo de Evilus fue erradicado y los que se juntaron a el también, por lo visto Eris no recibió castigo y huyo de la ciudad argumentando que era un autoexilio. Por eso Eu estaba tan enfadada, dice que no queria volverla a ver.

Incluso con aquella historia, algo te decía que la trifulca entre aquellas diosas parecía ser incluso anterior. ¿No había mencionado incluso que Eris traía problemas incluso “allí arriba”? ¿Se referiría a antes de que los dioses bajaran a este mundo?

El vendedor enarco una ceja al enterarse que la arma de la que hablaba Vilfain era proveniente de un personaje inventado.

—Vaya, curioso.—Dijo aun extrañado mientras se mesaba la perilla hasta que llego la siguiente pregunta.—Ah, es solo de exposición, no está en venta. Al ser una réplica no queremos que alguien la compre pensando que es la original y además, expuesta así inspira al que le toque estar en la tienda para pensar en grandes creaciones.

Luego con grandes pasos empezó a caminar hacia donde estaba cuando llegasteis y empieza a escribir en un trozo de papel.

—Os anotare la dirección de nuestra casa, así podréis buscar a Dolphin y entregarle la cota para que pueda empezar a hacerle los ajustes.—Cuando termina de escribir la nota aplica un pequeño sello con el relieve de una maza cuadrara y mientras se lo tiende a gerda duda durante un momento.—Dolphin es un poco… excéntrico, puede ser difícil tratar con él, pero te aseguro que hace magníficos trabajos.

Cuando la elfa pidió un “estoque bonito su ceja se alzo nuevamente.

—Bonito pero útil o… ¿solo bonito? Algunos de nuestros clientes comprar para ir a los grandes bailes y piden armas sin filo alguno, así que debo preguntar.—Pregunta el hombre mientras se dirige a uno de los extremos de la tienda y de un barril saca una espada de madera barnizada, es corta, posiblemente pensada para niño. Tras un par de pasos y tomándola por el filo se la tiende a Vilfain.—Toma, esto es un regalo, es de madera de cerezo y creo es perfecta para ti.

Vilfain tarda un poco en asomar de detras de Vivienne pero finalmente lo hace tomando la espada que le tienden y agracha la cabeza murmurando un gracias algo avergonzado. A la pregunta de Vivienne, el homrbe agita la mano de forma negativa.

—No te preocupes, cuando tengas los materiales hablaremos del encargo, mientras tanto iré haciendo unos diseños para que decidas en ese momento.—Respondió con una sonrisa.

Sin un objetivo concreto que explorar la ciudad y llegar a la ciudad empezaste a caminar por las calles sin un rumbo fijo.

Perder de vista aquella gran torre era difícil, pues se podía ver con la mirada desde cualquier punto de la ciudad. Con aquello en mente y sin preocuparte en luego poder volver a encontrarte empezaste a caminar manteniéndola a la derecha para ir en dirección contraria a lo que habíais visto el día anterior junto a Gerda.

La ciudad estaba animada y había jolgorio, no tanto como el día de la cosecha, pero seguía siendo impresionante a comparación a otras ciudades en las que habías estado, incluso a comparación  tu ciudad natal.

De esta forma llegaste a una de las arterias principales de la ciudad, y que acababan en la torre, pero confiado en que encontrarías el camino, en vez de continuar por ella en dirección a la torre seguiste de frente para ver más de las calles secundarias. Así, poco a poco viste como el escenario iba cambiando, como si poco a poco la calidad de los edificios hubiera ido decayendo, las ropas de la gente eran de peor calidad y hasta ajadas.

Te habían dicho que no toda la ciudad era como aparentaba y que había algunos barrios difíciles en los que la pobreza era determinante, pero aquello era algo mas de lo que esperabas. Empezabas a notar como destacabas entre la gente que había por allí y como algunos te miraban al pasar asi que, enfocando tu mirada en la torre, decidiste que era momento de marchar hacia ella.

Por desgracia, lo que parecía una cosa sencilla de realizar, no parecía serlo realmente. Siempre que intentabas avanzar hacia aquella calle un edificio o un muro te bloqueaba el paso, siempre que pensabas haber encontrado el camino resultaba ser un callejón sin salida. Aquel lugar no solo era pobre, si no que parecía ser un laberinto realizado por un loco.

En uno de aquellos caminos poco fructuosos un grupo de jóvenes se fijo en ti. Eran tres y parecían estar descansado junto a unas grandes cajas de madera. Sus ropas no eran mucho mas que harapos unidos unos a otros, denotando una vez mas la pobreza de aquellas calles. Uno de ellos, una chica, estaba sentada sobre una de las cajas, otro, un chico, estaba tumbado mirando al cielo mientras lanzaba una piedra hacia arriba para luego cogerla y volverla a lanzar, el tercero, el cual tenía rasgos ligeramente andróginos pero una total carencia de pecho, estaba en pie, y fue el primero en dirigirte la palabra.

—¿Te has perdido miuamigo?.—Habló con un marcado acento gatuno mientras te miraba. Si bien por el pelo despeinado que llevaba no podías decirlo, como de su parte inferior de la espalda salía una cola de gato podías confirmar sin problema que era un hibrido gato.—¿Necesitas miuyuda?

Incluso perteneciendo a la raza, no tenias claro si aquellas finalizaciones de frase eran inconscientes y fruto de haberse acostumbrado a hablar a aquella forma, pero claramente no eran del todo normales.

—Lo que pasa es que mi Vilfito es muy, muy, muy inteligente, ¡mira si hasta tiene clarividencia y por eso imaginó el estoque igual a ese! Bueno, también lee mucho, quizás lo haya visto en alguna ilustración.
Vuelvo a acariciarle la cabeza, revolviéndole el pelo con suavidad.
—Amor, ¡te han hecho un regalo! ¿Qué se dice?
La ternura que siento cuando da las gracias así tan cohibido me hace querer abrazarlo y apachucharlo demasiado, pero me contengo.

—¡Pero claro que es para pelear! Podré verme así, pero soy de armas tomar, no me van los bailes ni toda esa clase de tonterías de nobles. —Mi gesto cambia al decir esa última palabra, con un dejo de resquemor fácilmente apreciable—. ¡Quiero algo que me sirva para pelear y no ser una carga para mis amigos! Y sí, tiene que ser bonito como su dueña, además, por supuesto.
Me pongo entonces a probar las armas que me presenta, fijándome en el peso y el balance, buscando algo ligero y fácil de blandir con rapidez.
—Este es perfecto, ¡gracias! Viene con vaina, ¿no? ¿Me ibas a regalar la vaina? ¿Dijiste que sí, verdad? —río un poco—. No, es broma, es broma.

—Vale, entonces veré si más adelante puedo contratar a un... ¿experto en metales? 
Sigo pensando, mientras mi mirada se pierde en ese estoque tan hermoso. No lo demostré mucho, pero a mí también me sorprende que sea tan parecido al de nuestro cuento. Me pondré a revisar qué libros ha leído Vilfito, quizás encuentre algo interesante acerca del arma.

Luego de pertrecharme con la nueva adquisición, me dirijo a Gerda:
—Gerurun, creo que entonces tendremos que separarnos por ahora —le digo, y señalo el petate que traía conmigo—. Yo voy a ver si puedo vender estos libros que tengo, que ya vi que hay copias de ellos en la biblioteca de la casa y ya no los necesito. ¿Quieres quedar en encontrarnos en algún sitio luego de que vayas a por lo tuyo?

Las observó con cierto vestigio de esperanza, más aún cuando en su interior ansiaba saber la verdad porque la opinión de las otras familias era muy firme y en su momento Eris se había negado a hablar con ella, dejando todo el peso a Aranis. No le pareció bien la actitud de la diosa, más aún cuando solo le comentó todo a un miembro del grupo. Por esa razón es que se quedó callada, escuchando con detenimiento los detalles de una historia que aún le faltan piezas para unir. 

—Entiendo, sí es que esto tiene un trasfondo más profundo—comentó y agregó—. Aunque tengo entendido que la gente de Eris se fue sola y eligió el mal camino, dando la impresión de que no fue una asociación de ella propiamente dicha. Pero bueno, no lo tengo claro tampoco porque estoy intentando entender como fueron las cosas. 

Además esto venía de muchísimo tiempo atrás, no podía juzgar a nadie básicamente porque no era quien. De todos modos era importante conocer bien la historia ya que de ello dependerá la postura que tenga Marianne ante su familia. Aún así, les agradeció a las chicas. 

—Ayer estuve un con miembro de la familia Ganesha conversando y la impresión es la misma... —dijo—, gracias de todos modos. Es horrible pertenecer a un grupo en el que desconoces su historia y eres odiado por todos los demás. Espero que con mis compañeros podamos revertir un poco esta historia. 

La insistencia en los descuentos de Vivienne me hace sonreir pensando en su afán por desvalijar al herrero, pero cuando dice lo de los libros empiezo a comprender que el dinero es más una necesidad por la que vela que un deseo y me planteo si he hecho bien en gastarme casi toda mi parte de lo que conseguimos en la armadura, aun que por un momento también creo haber hecho bien en que el descuento vaya todo hacia su compra.

Nos veremos en casa entonces. Contesto con una sonrisa antes de añadir. A ver si yo consigo poder vestir esto a tiempo.

Tras lo cual me dirijo al hombre que nos atendía para despedirme tomando la armadura comprada: Muchas gracias por todo señor. Iré directo a ver si encuentro a Dolphin.

—¿En la casa? —replico a Gerda, poniendo morritos—. Pero qué aburrido eres. ¿Por qué no nos vemos en el mercado? A ver si encontramos algo rico para almorzar. Con suerte quizás encontremos también a los demás.

Bueno, a decir verdad, la comida de Aranis es deliciosa y por ahora viene siendo más económica que comer fuera, no puedo estar gastándome todo el dinero este en un día, no puedo ser tan irresponsable. Al final el enano tiene razón, sí, supongo.

—Nada, lo siento —continúo con un tono medio triste—. No me hagas caso.
Voy con Vilfain y me inclino para quedar a su altura, sonriéndole felizmente. La tristeza se me quita al instante.
—¿Qué te ha parecido el regalito? ¿Te ha gustado? Mira que esta tarde comenzaremos a practicar, ¿sí? Prepárate bien.

Parecía que había acabado en un laberinto peor aun que el propio calabozo, por más que avanzaba hacia la torre el camino era cortado una y otra vez, ni si quiera parecía existir un patrón o marca por la que pudiera guiarse, hasta el punto de replantearse si la mejor opción no era escalarlos en vez de rodearlos...

Rascandose la nuca mientras lanzaba un pequeño suspiro encaró al gato que le hablaba. Su experiencia le gritaba que no se fiara del grupo y su intuición profetizaba como iba a acabar aquello, pero estando tan cansado de dar vueltas sin sentido no perdía nada en intentarlo.

-No sé si “perdido” es la palabra, pero podría usar un par de indicaciones para ahorrar tiempo.- Comentó señalando el pilar que se alzaba hacia el cielo. Esbozando su sonrisa confiada e intentando no mostrar hostilidad, observaba los movimientos del trio y escuchaba sus alrededores por posibles asaltantes.

La joven asintió con la cabeza.

—Pero todos consideran que fue por culpa de Eris, dicen que todo lo que le rodea siempre acaba mal y siempre hay problemas.

La joven dudo durante unos momentos antes de hablar.

—Pero la verdad es que por mi parte, exceptuando al compañero grandote que tienes, no parecéis ser como dijo Eu que seríais.—Hablo la joven mientras se frotaba el antebrazo.— Es decir, nos salvasteis y no dudasteis en ir tras de nosotras, muchos otros no lo habrían hecho.

—Que digan lo que quieran, nosotros no somos dioses y aunque estemos en su familia decidimos nuestras acciones.—Hablo su compañera completamente segura de sus palabras.—Y de la misma forma que si mi diosa me ordena que haga algo ilegal y me niego, no tienen que responsabilizarla si decido hacerlo a sus espaldas. Seria asunto a parte si los que se juntaron con los malos hubieran estado siguiendo sus consejos u órdenes, peor si no es así no entiendo la razón. De todas formas Deline, podías haberme contado esto antes, ahora me encajan mejor algunas otras piezas. ¿Entonces es un caso parecido al de Vendaval? Aunque ahí no se responsabilizó a su diosa de lo que hizo.

Ante las últimas palabras de la joven, a Deline no le paso por alto tu cara interrogante sobre quien se refería. Así pues, después de asentir con la cabeza a su compañera se giró hacia ti.

—Vendaval fue la única aventurera de la familia Astrea que sobrevivió de la pelea en ese tiempo y paso de ser una heroína de la ciudad a una asesina. Después de ver a sus compañeras morir se debió de volver loca. Empezó a buscar  los supervivientes de Evilus o relacionados con ellos levemente y a asesinarlos. Incluso a mercaderes que habían vendido algo a ese grupo sin siquiera saberlo.—La joven agito la cabeza negativamente.—Se cree que murió en su afán de matarlos a todos, pero mi hermana me conto que fue un verdadero quebradero de cabeza. Era un nivel cuatro que había operado con nuestras familias, así que sabía cómo evitar que la encontraran.

Justo en ese momento por la puerta  en la habitación apareció la joven de rostro ligeramente inexpresivo que os había atendido abajo.

—Y aun con ello el gremio aun no la ha quitado de la lista negra de aventureros, así que simplemente se la ha dado como desaparecida en vez de muerta.—La joven se quedó en la puerta, traía varias toallas en sus brazos.—Voy a tener que pediros que abandonéis la sala, tengo que revisar sus heridas.

—¿A la torre?.—Pregunta el joven cuando la señala mientras se acerca a ti.—Los miuevos siempre os perdéis en el barrio dédalo.—Agrega agitando la cabeza negativamente.

El joven parece un tanto dubitativo sobre como darte las indicaciones y mira a sus compañeros los cuales no se han movido, el único cambio es que quien estaba lanzando la pelotita hacia arriba se ha detenido y mira la situación con la cara inclinada hacia un lado.

—Veamos… desde aquí deberías ir hacia esa dirección.—dice mientras señala el lado completamente opuesto a la torre.—Giras la primera a la miaurecha, luego a la izquierda, otra vez izquierda, entras en el callejón estrecho…—Según va hablando algo de tu rostro debe indicarle que no estas captando lo suficiente las indicaciones pues se detiene y niega.—Dame un miaumento.

El joven se dirige hacia sus compañeros y parece decirles algo a la par que les da un saquito y vuelve hacia ti.

—Te miaucompaño, no sé cómo llegaste aquí.—Dice mientras te hace una seña para que le sigas sin mostrar hostilidad alguna hacia ti.— Pero deberías tener mas cuidado, la ciudad esta llena de gente mala.

De esa forma, finalmente te separas de Gerda y, acompañada de un pequeño Vilfain contento con su nueva espada la cual agita de cuando en cuando sumido en alguna historieta te su imaginación, empiezas a caminar por la calle en busca de un lugar donde deshacerte de aquellos libros.

No caminas mucho para pasar cerca de una tienda de libros así como por una que parece tener un poco de todo y tiene un cartel que anuncia compraventa de todo tipo de objetos.

Ambas tienen  las puertas abiertas y puedes observar parte de los interiores, si bien la primera, la librería, parece tener en su interior una gran cantidad de estanterías con estantes rellenos de libros, la segunda parece un desorden total. Puedes ver como hay estantes con todo tipo de útiles, pro también cajas de madera los cuales parecían haberse ido rellenando con objetos los cuales asoman por la parte de arriba sin orden alguno.