Partida Rol por web

Dark Heresy: Capítulo Segundo.

Planeta Acreage: Olrankan.

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30/01/2013, 18:09
Xerxes von Braun.

Si en el mismo instante en el que sintió por primera vez el revitalizante calor de la orina humana le hubiesen ofrecido firmar un informe en el que se recomendaba el “Exterminatus” del planeta lo hubiese firmado sin dudar, incluso habría estado dispuesto a ser él el encargado de pulsar el botón con el que esterilizar aquel agujero infecto. Y es que con gente que daba como único aviso un grito cuando se libraban de las evacuaciones por la ventana, que encima vendían como agua, el Cuestor empezaba a cansarse de la ciudad de Olrankan y el planeta que la contenía. Pero ni siquiera pudo dejar bien claro su disgusto, pues cada vez que lo intentó el improperio se le atragantó al verse siempre adelantado en su camino por una arcada sin contenido.

Sin fuerzas para discutir, con el estómago vacío y gruñendo, unas veces reclamando contenido y otras repudiándolo, Xerxes se prestó a los bandazos de un líder sin más criterio que el de los que le rodeaban. En una ocasión, movido por el hastío, recordó al Arbitrador que era el líder, que obviamente a la hora de tomar su siguiente decisión eligió de entre sus compañeros el criterio más equivocado.

Así llegaron a las puertas de la parte alta de la ciudad, después de haber conocido las más bajas y las menos medias. Allí unos guardias les detuvieron y por su aspecto les juzgaron, prohibiéndoles la entrada tal y como cualquiera con dos dedos de frente habría esperado (dedos que seguramente habían volado con el ojo y la oreja de alguno). Pero no todo fue en vano, a iniciativa del Guardia imperial les indicaron un lugar en el que podrían descansar.

Sin perder más tiempo, algo bastante sencillo teniendo en cuenta todo el que ya habían malgastado, se encaminaron al hostal del que les habían informado, donde una vez más les tomaron por desarrapados. Lo bueno es que en los despreciables agujeros donde descansaban los mercenarios de lealtad mudable, el dinero siempre es bien recibido; lo malo que para pernoctar les pidieron un dinero que no tenían.

Xerxes se llevó las manos a los bolsillos, no para contar las monedas que tenía sino para protegerlas. Allí donde había dinero siempre había ladrones y bastaba que estos supieran cuánto tenías y dónde lo escondías para que hicieran honor a su nombre. Por ello pensó en que más tarde debería cambiar las monedas y las pastillas de bolsillo.

Sin dinero en efectivo con el que pagar tan solo les quedaba la opción de ofrecer una de sus armas y fue Intius el que lo hizo. Se desprendió así de la única arma de fuego de la que disponía, probando que las únicas ocasiones en las que demostraba algo de iniciativa propia era cuando se dejaba llevar por su generosidad desmedida, poco práctica y mal entendida.

Tras guiarles a sus respectivas habitaciones les sirvieron la cena. En esta ocasión el Cuestor no se puedo negar a comer, no cuando lo poco que había contenido su estómago manchaba el empedrado de alguna apestosa calle. Aun así comió con frugalidad, olisqueando menos y mostrándose menos suspicaz con las bebidas alcohólicas que con la potencialmente insalubre comida.

Se bañó librándose de toda la suciedad del día anterior, no así del asqueroso recuerdo, y antes de irse a la cama echó a la descarada muchacha que le había preguntado por las cicatrices de sus tobillos.

A Xerxes no le gustaba dormir  en un sitio que no conocía, lo que significaba que no le gustaba dormir prácticamente en ningún sitio. No se sentía seguro cuando cualquiera podía entrar por la puerta del dormitorio para asesinarle, así que pesar del cansancio que acumulaba tardó bastante en dormirse y aun cuando lo hizo siguió teniendo su arma a mano, que era más de lo que podía decir Intius.

A la mañana siguiente se despertó sobresaltado por alguna pesadilla. Tras calmarse se dio cuenta de que no estaba la ropa del día anterior y entonces se puso nervioso de nuevo. Rebuscó entre sus pertenencias hasta que se cercioró que nada más que eso le faltaba. Entonces se vistió con la ropa de civil que guardaba y comenzó la rutina de aseo que llevaba a cabo todas las mañanas.

Fue mientras limpiaba sus botas cuando una lavandera le devolvió limpio y doblado el uniforme que le faltaba. El Cuestor no tardó en desdoblarlo para asegurarse de que no quedaba ni rastro de lo que aquel pedazo de tela había sufrido el día anterior, y cuando lo hizo lo dobló de nuevo y lo guardó antes de volver a centrarse en sus botas. Tras terminar pasó un cepillo por su ropa para librarse de cualquier pelusa, devolvió todo a su sitio en la mochila y bajó a la sala común en busca de sus compañeros.

Allí tuvo noticia de las consecuencias que tendría para todo el grupo el comportamiento disoluto del embaucador. Además se vio obligado una vez más a esperar a que el Arbitrador tomara una decisión sobre qué hacer después de escuchar los pareceres de todos, que se centraban exclusivamente en las posibles formas de visitar el pantano sin llegarse a plantear la conveniencia o no de hacerlo. Obviamente el Cuestor no dejó pasar la oportunidad de dejar bien claro que lo importante era la misión, pero poco pareció importar.

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30/01/2013, 18:49
Intius Varnias.

Tras espabilar a Tercio, Intius se volvió hacia sus compañeros.

- No hace falta recordar que el día de ayer ha sido todo un desastre, así que hoy vamos a recuperar el tiempo perdido. Cambiaremos nuestra forma de actuar, creo que si enfocamos esto desde un punto de vista policial mi experiencia como arbitrador podría servirnos.

Hemos venido a investigar unos asesinatos producidos en esta ciudad y a determinar si son por causas sobrenaturales como se rumorea o no.

Empecemos por lo básico. Volvamos a preguntar por los asesinatos, espero que tengamos más fortuna que ayer, después lo ideal sería poder tener acceso a un cuerpo o varios, pero no siempre es eso posible.

En ese caso deberemos saber donde se producen los ataques, si son en distintos puntos habrá que encontrar un patrón o algo en común y si es en un mismo lugar lo investigaremos y vigilaremos.

Está claro que ahora mismo tenemos muchos frentes abiertos, así que nos dividiremos.

Miró a todos sus compañeros y sopesó la función que podía ejercer cada uno, todavía no tenía muy claras las capacidades de todos.

- Tercio, está visto que esa carne que has comprado puede no resultar tan útil como pensábamos a juzgar por la reacción del portero ayer. Intenta vender la carne si ves que puedes obtener algún beneficio si no es así nos la comeremos nosotros. Vladymir, Titus, vosotros buscareis de nuevo un alojamiento, tendrá que ser algo gratis pues no creo que nos podamos permitir pagar nada más de momento, no sabemos cuanto tiempo vamos a necesitar, si no encontrais nada tendremos que dormir en la calle.

Itsua, Von Braun y yo iremos de nuevo a los muelles, allí hay muchas tabernas y es donde suelen correr mejor los rumores y las noticias, probaremos suerte allí. Cuando vosotros terminéis con vuestras tareas buscadnos por allí. ¿Alguna pregunta? -

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30/01/2013, 20:16
Insignia Inquisitorial.

- Varnias os ha llevado hasta lo que parece un callejón aparentemente vacío (aunque apesta a basuras) para deciros eso.

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30/01/2013, 20:31
Titus Nihilius.

Escucho la exclamación de Itsua y luego las palabras de un Intius que parecía por fin haberse metido en las botas del líder que es. No estoy acostumbrado a recibir órdenes constantemente y no me gusta mucho la idea de hacerlo, pero ciertamente me siento muy confortado al ver que nuestro líder saca voz y parece tener algo bajo los pantalones que le cuelga. Es mejor que la patética imagen que había mostrado hasta entonces.

Al pedir preguntas, levanto la mano a pesar de que estamos al lado. Espero a que me conceda la palabra y hablo con la frialdad que me caracteriza:

 - "Tu eres el líder. Has dejado claro que tienes valores morales y límites en tus acciones, quizás por lo mismo ocupas el cargo. Estoy a tus órdenes y quiero saber como he de moverme para no ir en contra de lo que consideras impropio de nosotros. ¿Tengo algún límite para conseguir nuestro objetivo? No todos tus agentes comparten tu moralidad y humanidad, así que quisiera saberlo desde ya para luego no recibir reclamos."

La verdad es que yo no tengo esa clase de valores morales y Vladymir parece un tipo duro y curtido en difíciles vivencias que sabe hacer de tripas corazón, por lo que me es importante saber qué puedo y no puedo hacer. No tengo ningún inconveniente en conseguir una casa vaciándola de sus habitantes asesinados si eso ayuda en nuestro objetivo, pero hay cosas que nuestro buen arbitrador no aprobaría.

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30/01/2013, 20:48
Arlan Hex.

El psíquico miró al arbitrador con sus ojos cibernéticos. El pequeño discurso mostraba un claro cambio de dirección en su forma de hacer, cambio oportuno pero incomprensible a un tiempo. No obstante, hablaba con autoridad, y por primera vez desde que había tenido que asumir las riendas del grupo, no parecía dudar ni abría una línea de diálogo inútil.

-Ninguna -la áspera voz de Itsua rompió el silencio subsiguiente a la intervención de Titus. Por fin una senda marcada, un objetivo claro y una potencial funcionalidad-. Pero sí un comentario. Tu arma. Ahora solo tienes eso -dijo señalando la cachiporra-. Y un consejo. Apestar a basura no es una buena carta de presentación. No, dos. Moralidad y humanidad son lujos innecesarios cuando se trata de servir al Emperador -añadió en un susurro velado.

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30/01/2013, 21:48
Sargento Vladymir Ostrogov.

-Recuerdo que somos mercenarios, sería extraño que investigáramos alegremente temas relacionados con unos asesinatos que no nos incumben-dijo el vostroyano, atusándose el bigote-supongo que no hay que decirlo, de todos modos. La discrección es la mejor arma, un interrogatorio NO es discreto. En cuanto al arma, quizá Titus esté dispuesto a desembarazarse de mi escopeta para poder prestársela a nuestro líder. 

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31/01/2013, 12:54
Tercio Veridio.

Menudo dolor de cabeza tenía... y lo peor no era eso, era que recordaba lo que había ocurrido... bueno, más o menos, y la verdad es que resultaba patético. Por suerte, el resto no conocía los detalles de lo ocurrido, aunque me daba cuenta de sus miraditas. Intius repartía tareas, otra vez dividiendo al grupo, y la verdad es que no sabía hasta que punto eso saldría bien.

- Estooo... no debes fiarte de lo que dijo ese tipo, esta carne está en perfecto estado - respondí, no sin esfuerzo a causa de la resaca.- Mira, si quieres voy a venderla, no es un problema para mi, pero a lo mejor preferís que nos la comamos... La verdad, no sé lo que va a durar esto, pero con la suerte que hemos tenido hasta ahora yo diría que mucho... ¡ouch! - me llevé las manos a las sienes.- No volveré a beber ese maldito licor de pantano ¿Con qué demonios lo hacen? ¿Con metralla? Bueno... volviendo al asunto, preguntar en las tabernas de los muelles es una buena idea...

Y aquí ya me mordí la lengua, estaban muy enfadados conmigo como para aguantar un reproche, un reproche cierto pero no era el momento ni el lugar.

"Si me hubieran hecho caso..." - pensé.

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31/01/2013, 13:37
Intius Varnias.

-Me parece bien lo que dices, el único problema es que no tenemos dinero y quizá nos vendría bien por si hemos de volver a pagar por alojamiento. Afortunadamente todavía tenemos nuestras raciones de comida, así que eso no sería problema aún.

También necesitarían una buena cantidad para volver a su base, pero de eso ya se preocuparían más adelante en todo caso, solucionarían cada problema a su tiempo.

-En todo caso puedes acompañarnos si quieres, supongo que para vender esa carne las tabernas y el puerto sea una buena zona de comercio, a no ser que veas otra zona con más posibilidades.

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31/01/2013, 14:06
Sargento Vladymir Ostrogov.

-No me diste tiempo a hablar cuando ofreciste tu arma, pero sí tengo algo de dinero. Suficiente, supongo, para un par de noches-dijo el guardia imperial. 

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31/01/2013, 14:08
Intius Varnias.

-Bien. Respondió Intius a Vladymir. Eso bastará si tenemos una emergencia, además quizá una posada en otro distrito nos salga más económica, de todas formas lo ideal será encontrar otra cosa, por nuestra comodidad y discreción, ademas del tema del dinero claro. Entonces nos comeremos la carne primero y dejaremos nuestras raciones que se conservarán mejor, para más adelante si las necesitamos. Tercio, entonces acompaña a Vladymir y Titus, así nos dividiremos las tareas.

Suponía que lo de investigar los asesinatos y descubrir algo que les pudiera poner sobre la pista correcta les llevaría más tiempo y los otros podrían incorporarse a aquella tarea en cuanto encontraran algo apropiado, claro que con la suerte que habían tenido el día anterior no ponía la mano en el fuego. Al menos ahora sin Itsua podrían mirar tranquilamente en el barrio de las casuchas nuevamente y si al final se encontraba algo allí sería cuestión de ir tarde y salir temprano para no llamar mucho la atención.

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31/01/2013, 14:20
Xerxes von Braun.

El Cuestor no llegó a entrar del todo en el callejón, se quedo a varios pasos del grueso del grupo al percibir el intenso olor a podredumbre que se acumulaba en aquel lugar. Acababa de levantarse, se había aseado y puesto ropa limpia así que lo último que quería era que aquel olor se le impregnase, algo que no importaba demasiado al poco pulcro Arbitrador que había elegido aquel sitio como el de la reunión.

Desde allí, lo más lejos que pudo del origen del olor y lo suficientemente cerca como para no perderse nada de lo que se decía, aguardó en silencio, de brazos cruzados y con gesto serio mientras por primera vez Intius se comportaba como el líder que se esperaba que fuera. Aunque la sorpresa duró poco pues su naturaleza conciliadora volvió a emerger al rato, cuando volvió a obsequiar con uno de sus “si quieres” al libertino.

- No nos vendría mal- intervino tras carraspear-, saber dónde fracasaron Tercio y el señor Nihilus a la hora de obtener información ayer para que nosotros no perdamos tiempo inútilmente.

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31/01/2013, 18:48
Intius Varnias.

Intius asintió ante las palabras de Xerxes.

-Muy buena idea Von Braun, eso nos ahorrará tiempo.
Miró a Titus y Tercio. Decidnos donde estuvisteis preguntando ayer, para no perder el tiempo allí.

Cuanto antes averiguaran cosas antes podrían resolver con éxito la misión, al menos el trabajo de ayer les serviría para saber donde no tenían que buscar.

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31/01/2013, 19:55
Acreage: Olrankan: Penachos.

Una pequeña patrulla de tres Penachos pasan por la calle del Mesón y al ver a Xerxes en la boca del callejón le miran con curiosidad.

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31/01/2013, 22:25
Titus Nihilius.

Escucho las palabras de todos y al oír las de Vladymir asiento y me saco la escopeta del hombro para acercarme a Intius y ofrecérsela mientras le hablo:

 - "Aquí está la escopeta. A pesar de que Itsua ha dejado claro que comparte mi creencia, tu no has contestado mi pregunta y es de ti de quién quiero una respuesta."

Luego le respondo a Von Braun acerca de su pregunta:

 - "Tercio preguntó a los pobladores en la misma zona donde nos separamos, no mucho más alejado. Fue una pérdida de tiempo y creo que seguir reuniendo información lo seguirá siendo, pero ustedes irán a ello así que espero equivocarme."

Me alejo a mi posición inicial y ahí espero la respuesta de Intius a lo que le le pregunté hace unos minutos y a lo cual ha evadido.

Notas de juego

Le entrego a Intius la escopeta de Vladymir.

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01/02/2013, 05:41
Intius Varnias.

Intius cogió la escopeta que le tendían y se la colgó a la espalda.

-Gracias, la devolveré cuando terminemos la misión, si no la necesitáis antes.

Se encontraba más cómodo peleando cuerpo a cuerpo, pero nunca estaba de más poder disponer de un arma de fuego. Pero antes de partir tenía que contestar a las preguntas y comentarios de Titus e Itsua, que venían coleando desde el principio de la misión. Aunque a Intius no le gustaban ciertas cosas debía admitir que ahora sus propios escrúpulos estaban sometidos al cumplimiento de las misiones y que la gloria del Emperador debía alcanzarse de cualquier forma, al fin y al cabo cualquier habitante del Imperio debía estar orgulloso de vivir para su Dios, pero también de morir.

-Itsua lo ha dejado claro, haremos lo que sea necesario para cumplir la misión. La gloria del Emperador debe estar siempre por encima de cualquier otra cosa. Solo espero que el Emperador nos de buen criterio a la hora de cumplir su voluntad.

Con sus palabras les estaba dando carta blanca para utilizar cualquiera de sus habilidades al servicio del Imperio y sabía que en el caso de algunos eso podría costar el precio de vidas humanas inocentes, pero si no cumplian con sus tareas morirían más inocentes a la larga, o al menos eso quería pensar Intius, que no se sentía muy cómodo con aquella difícil, pero necesaria decisión.

-Si nadie quiere aportar nada más comencemos. Se que nuestra tapadera de mercenarios se ve comprometida por nuestra labor de investigación, así que debemos hacernos pasar por mercenarios muy curiosos, que se meten en asuntos que nos les importa, pero no olvidemos que estamos aquí para averiguar sobre unos crímenes y descubrir si su procedencia es o no sobrenatural. A no ser que conozcáis otra forma, yo solo se conseguir información preguntando e investigando. Ni siquiera tenemos una pista, un lugar o un cadáver al que aferrarnos, necesitamos algo para poder tirar del hilo.

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01/02/2013, 11:10
Tercio Veridio.

- Bueno, a decir verdad, estoy seguro de que no conseguí nada de información porque sólo le pregunté a la gente por la calle - dije apresurándome a puntualizar lo que había dicho Titus.- Quería probar en las tabernas pero se nos hizo un poco tarde y decidimos volver con vosotros.

Tampoco era necesario decir estrictamente la verdad, que yo quería tomar una copa (y ya de paso investigar un poco) y que a Titus no le había parecido buena idea. Pero desde luego, lo que tenía muy claro era que buscar información no era una pérdida de tiempo.

- Me parece Titus que estás muy equivocado ¿O acaso sabes tú dónde encontrar a los que andamos buscando? - suponía que no, por supuesto.- No puedes encontrar algo o alguien si no tienes una pista o un testigo - después me dirigí a Intius.- Iré con vosotros, el distrito de los muelles parece el más apropiado para intercambiar información, la gente va y viene, hay comerciantes, mercenarios... la información se mueve rápido y allí podremos encontrar una pista...

Me percaté de la presencia de los guardias que, lógicamente, trataban de satisfacer su curiosidad intentando descifrar lo que estábamos hablando allí. Mejor tomar precauciones.

- Intius... habla más bajo, hay guardias a la entrada del callejón - le dije en un susurro.

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01/02/2013, 18:37
Titus Nihilius.

Otro nuevo día en Olrankan, otro nuevo día de trabajo. El día anterior no fue muy fructífero, pues solo dimos vueltas y fuimos humillados repetidas veces. Ahora comenzamos conversando en un callejón maloliente hasta que unos Penachos nos comienzan a increpar. Comenzamos a movernos cuando aparece nuevamente el anciano ciego y unos pocos plebeyos. La cosa parece que va a complicarse. Arlan e Intius obtienen un empujón de rifle por preguntar de más pero finalmente conseguimos salir de allí sin necesidad de desenfundar ningún arma.

Nos dividimos, tal como nuestro líder había ordenado. Con Vladymir seguimos mirando por el barrio central hasta que diviso una casa que parece haber sufrido un incendio pero cuya planta superior parece en aceptables condiciones. Lamentablemente su acceso principal parece obstruido desde el interior por el derrumbe de una viga, por lo que nos metemos en un callejón lateral, donde hay una montaña de basura y muchas ratas. Intento escalar hasta llegar a una corniza de la cual entrar, pero cuando voy a apoya mi mano en la muralla, una enorme rata negra me muerde la mano, lo que me hace caer de espaldas sobre la basura, golpeándome fuertemente la espalda. El ruido de mi caída es grande y sumado a la incapacidad el Vostroyano de conseguir ascender por el muro, desistimos de la idea hasta que alguien más pueda hacerlo.

Mientras avanzamos por la ciudad debemos aguantar a la desagradable gentuza de la zona: Un par de borrachos que nos gritan cobardes por no estar en el muro, una mujer vaciando un orinal peligrosamente cerca nuestro, un muchacho que nos golpea al correr y una mujer que nos mira despectivamente y hace ruidos con su boca. Odio este lugar y lo digo en voz alta para que así lo sepa mi compañero:

- "Odio este maldito lugar. Vamos nuevamente a la zona de los fabricantes. Hay menos gentuza allá y me siento más cómodo entre las maquinas."

Así que decidimos finalmente ir al barrio de los Fabricantes. Caminamos a través de estas casuchas miserables hasta que llegamos a nuestro destino y a su inconfundible hedor. Apenas entramos, mi cuerpo comienza a picar y siento como me salen ronchas en cara y brazos. Al parecer soy alérgico a la sustancia que está en el aire y al mirar a Vladymir para pedir su ayuda cuando veo que ha sufrido la misma reacción que yo y me insta a irnos del barrio para jamás volver. Acepto su sugerencia actual y nos vamos nuevamente a los muelles, donde espero encontrar algo sin tener que lidiar con tanta gentuza ni con químicos nocivos.

Al llegar vemos a unos marineros haciendo su labor y a un niño corriendo con sangre en la boca y maldiciendo a los mercenarios. Miro su procedencia y veo a una multitud hablando en malos términos de los mercenarios. Le hago el gesto a Vladymir para que les vea y le hablo:

- "Aquí se va a poner feo si nos identifican como mercenarios"

Decidimos que debemos irnos de esa zona pues los muelles están con gran densidad poblacional, lo que disminuye mucho la posibilidad de encontrar un alojamiento gratuito. Las opciones no son muchas y cada vez tenemos menos posibilidades, por lo que tomamos la decisión de ir donde menos uno lo haría de tener un rango de decisión:

 - "Vamos al muro y veamos como nos va"

El muro es la zona que está más cerca del asedio, es zona de guerra y el peligro es mucho mayor allí que en cualquier otro lugar. Aun así, no tenemos nada mejor para poder pasar las noches y debemos agotar hasta nuestra más remota posibilidad. Caminamos hacia el muro y comenzamos a buscar cuando vemos a dos mosqueteros en un callejón. Son sospechosos y no llevan el uniforme de la ciudad, por lo que de inmediato sé que son enemigos. Saco mi rifle de mi espalda y hago saltar el seguro cuando uno de ellos me dispara, causando un feo rasguño en mi brazo derecho. Le doy un disparo que le rasguña de refilón en la cabeza. El otro falla su disparo impactando en unas cajas y Vladymir le dispara al mismo que yo con su rifle. Los enemigos corren hacía nosotros desenvainando unos cuchillos. Uno de ellos me ataca pero logro esquivar su golpe antes de colgarme en la espalda el rifle, sacar la pistola de proyectiles y dispararle, aunque mi disparo falla. Poco después aparecen unos Penachos que hacen que los mosqueteros traten de huir pero sean abatidos por los disparos.

Los Penachos nos hablan un momento de que son vanguardias que intentan abrir las puertas, pero se van poco después. Seguimos caminando en busca de un lugar en el que quedarnos hasta que Vladymir encuentra una casa con un poco de daño pero que parece óptima en vista de nuestras capacidades. Recargo mis armas mientras el Vostroyano trepa por la muralla hasta poder entrar y, una vez en el interior, abre la puerta invitándome a ingresar. Entro y examino el lugar, notando los sectores de techo que faltan, los muebles viejos y descuidados, la chimenea que podría servir y el lugar en general, que cumple con la necesidad básica de un techo sobre nuestras cabezas, aunque no mucho más.

Me conformo con esto y le digo a Ostrogov que debemos ir a reunirnos con el resto, pero él me responde que alguien debería quedarse aquí cuidándola. Acepto la labor en vista de mis heridas y me siento en algún mueble mirando hacía la entrada con el rifle en mi mano, reponsando mi cuerpo y mis heridas pero listo para acabar a cualquier intruso. Me quedo allí hasta nueva orden o hasta que una circunstancia lo obligue.

Notas de juego

Puse como destinatarios solo a los implicados ante la duda.

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03/02/2013, 13:47
Sargento Vladymir Ostrogov.

Finalmente, tras la reunión en aquel callejón y la división de tareas, el vostroyano partió con Titus en busca de un refugio para todo el grupo. 

En aquel mismo lugar Titus ya dio con un posible premio. Una casa que debió ser víctima de un fuego, pero cuyo piso superior parecía en buen estado. Sin embargo, sus intentos de trepar no dieron ningún resultado. Vladymir al menos no se lastimó en el intento, pero a su compañero parecía haberle mordido una rata, y entre la herida y la caída se había lastimado, armando mucho jaleo en el proceso. 

Cuando ya se disponían a salir en busca de otro refugio, unos tipos borrachos fueron a increparles y llamarles cobardes por no ir a luchar al muro. Probablemente veteranos. Vladymir decidió que lo mejor era seguir interpretando su papel, así que les dejó claro, antes de irse, que no le habían pagado por luchar y que él no trabajaba gratis. 

Sin embargo, aún había otra sorpresita, pues otro grito y otro orinal amenazaron de nuevo al vostroyano. Pero otra vez consiguió esquivar el repugnante contenido. Un chaval a continuación pasó corriendo y casi le tiró al suelo. Un gesto de furia contenida empezaba a asomar en el rostro de Vladymir, que empezaba a considerar que quizá la baronesa hacía bien invadiendo aquel repugnante lugar. 

Tanto Nihilius como él estuvieron de acuerdo en abandonar la zona de las casitas. Pero, en un terrible error, fueron a la zona de los fabricadores. Allí les asaltaron de nuevo aquellos terribles olores, vapores y residuos varios. Y en ambos produjo una horrible urticaria, que les obligó a abandonar el barrio poco menos que corriendo. 

El siguiente punto de búsqueda fue la zona de los muelles. Pero aquella tampoco fue una buena decisión. No encontraron problemas, pero la gente de la zona no estaba especialmente contenta con los mercenarios, y aquello podría devenir en desagradables percances. Además, aquella parte de la ciudad parecía densamente poblada, así que no era una opción encontrar alojamiento gratuito allí. 

Finalmente, resolvieron ir a la zona del muro. Ya era media tarde cuando, girando una esquina, se encontraron dos mosqueteros sospechosos. Desde luego, aquel no era el emblema de la ciudad. Al ver su reacción, quedó claro. Eran sitiadores. Titus fue herido en el combate, aunque aquello sólo duró unos pocos segundos. Pronto apareció una patrulla de Penachos, que acabó con aquellos dos tipos. Parecía que era común que aparecieran infiltradores por allí, intentando abrir las puertas. 

Pronto, la patrulla se retiró a seguir con la ronda, y ellos siguieron buscando. Vladymir encontró un posible refugio. Aunque la mitad de la casa había sufrido impactos de artillería, la otra mitad parecía medio habitable. Aquello tendría que bastar. Sin embargo, había que trepar de nuevo. Titus le cedió el "honor" de intentarlo. El vostroyano, cansado de aquella situación, y a pesar del estado de sus manos debido al maldito barrio de los fabricadores, se deslizó con facilidad dentro de la casa y abrió la puerta. 

Ya tenían refugio, ahora sólo quedaba encontrar al resto. Mientras Titus guardaba la casa, descansando también sus heridas, el guardia salió a intentar encontrar al resto del grupo. 

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03/02/2013, 14:11
Sargento Vladymir Ostrogov.
Sólo para el director

Al salir, descubrió a un mendigo, que ya se encontraba allí antes, mirando como salía. Sin embargo, rápidamente miró a otro lado, como disimulando. El guardia, ceñudo, se le acercó y dijo:

-¿Pasa algo?

A lo que el mendigo respondió:

-Una monedita, por piedad, para un mutilado de guerra. 

Aunque estuvo a punto de alejarse sin más, Vladymir pensó que aquello podía ser una oportunidad de obtener información. 

-Tendrás que trabajar para ganarte el sueldo, ¿hay algo que unos recién llegados deban saber?

El mendigo le miró y dijo:

-Ésa casa no es vuestra. Pero los dueños no creo que vuelvan, se fueron hace varios días. 

-¿Algo más?-preguntó el vostroyano, sacando un trono-desde luego, el asedio puede ser una fuente de negocio, pero me preocupa que la gente dentro se ponga nerviosa y empiece a cortar cuellos.

La reacción del mendigo no se hizo esperar, y sus dedos se cerraron sobre el trono que sostenía Vladymir mientras decía:

-Dicen que muere gente-y era evidente que no dirían nada más, a no ser que aquel trono cambiara de manos. El guardia lo soltó, mientras preguntaba.

-¿Y qué más dicen?

Lo siguiente que el mendigo le contó era una extraña historia sobre "el tocinero loco de la Colina", que salía por las noches a "arrancarle los tocinos" a la gente con un cuchillo. Según el hombre, era el hijo mayor del Príncipe Orcan, criado en los sótanos del castillo debido a su tremenda fealdad. Además, parecía ser que a veces iba a caballo, un caballo que hacía un ruido raro, como si fuera cojo de una sola pata. 

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07/02/2013, 18:43
Sargento Vladymir Ostrogov.
Sólo para el director

Vladymir se dirigió a las calles centrales de aquella zona. No tenía ni idea de por donde empezar a buscar a sus compañeros, pero quizá los guardias podrían guiarle. Al fin y al cabo, aunque sólo fuera por Itsua, el grupo era bastante llamativo.