Partida Rol por web

Breko se sentía como una novicia al llegar a un monasterio, todo le sorprendía y todo le agradaba. No había demonios acechando por las esquinas, ni astros ardientes en el firmamento. Agua semisolida por doquier, nieve! Verde en las plantas. Sin lugar a dudas el mejor lugar del que tenía conocimiento.

Llegaron a un pueblo que no se encontraba a las puertas del exterminio y eso hizo que se relajara, estaba en un lugar mejor.

Tras comer alimentos no imaginados por su mente y descansar en una cama muy cómoda reempredieron la marcha hasta su destino, la prisión de Gorant, ese lugar no era tan agradable, recordaba a la fortaleza de la que habían huido, no quería estar mucho allí.

-asi que esta es la prisión del falso ídolo Gorant? Muy impresionante para haber surgido de las mismas mentes que inventaron a su deidad. Pasemos a dar información y prosigamos la marcha, este lugar tiene un odo a muerte que me recuerda a mi hogar.

- Este fue nuestro hogar. – Le respondió Markku con una sonrisa a Serge. – Más acogedor para alguno de nosotros que para otros… - Añadió. – Se trata de un presidio. Por lo que sé, uno de los más importantes de toda Gea. Nosotros… - Señaló a Edzard, Loperick y también a Khorvin. - ...fuimos guardias de esta prisión. – Suspiró. – No se hicieron las cosas bien por parte de los que dirigían la torre y por ello, las almas que encontramos en Pielati, acabaron en el plano de la Locura. Fuimos allí en su búsqueda. Unos extraños magos a las órdenes del Corregidor abrieron un portal y acabamos en ese maldito plano. Cumplimos con la misión aunque lo creía imposible. Lástima que Cleon no pudiera regresar junto a Helga…

- Pobre Cleon... - Intervino Edzard. - Acabó en la prisión no se muy bien porqué. - Negó con la cabeza apesadumbrado. - Nos enfrentamos a él el día en que trató de averiguar lo que allí estaba sucediendo. Llegó a la torre junto con Sheya, una preciosa chica, Kiord y Samiam. Venían en busca de un hombre que fue encarcelado injustamente, según rezaba un documento firmado por el Corregidor... - Cogió aire y suspiró de forma prolongada. - Lo que les hicieron fue brutal... Hemos tratado de enmendarlo... - Se quedó unos instantes pensativo. - ¿Por cierto Markku, recuerdas el nombre de aquel hombre que Cleon vino a buscar aquel día? 

- Recuerdo que también vino con ellos un enano... - Markku hizo memoria. - Murió en extrañas circunstancias antes de todo aquel alboroto. Creo que llegó herido... No lo recuerdo bien. - Miró entonces a Edzard. -  Era un Thaklaf. - Le respondió finalmente. - Lo sé bien porque tuve que sufrir a ese alborotador. Siempre dijo que era inocente aunque yo no le creí. Aún hoy, pese a que pude ver la carta del Corregidor, sigo pensando que hizo lo que hizo... Gudrum se llamaba. - Hizo una pequeña pausa en la que aprovechó para tragar saliva. - Los Thaklaf eran una familia noble venida a menos. No me extrañaría que hubieran comprado la libertad de su heredero. Sea como sea, el Alguacil dijo que murió en las minas, aunque visto como acabó el alguacil, quizás Gudrum tuvo un final mucho peor. Puede que acabara en el plano de la locura o que se yo...

- si Serge, digamos que este presidio era un lugar muy llamativo para los amantes de la ley y el orden como yo. Yo mismo dejé mi puesto como jefe de la guardia de mi pueblo para poder participar en un proyecto de reclusión de delincuentes de la orden de Gorant.

Yo me sentía frustrado en mi anterior destino, era inaguantable ver cómo los delincuentes se libraban una detrás de otra, pero por desgracia fue un espejismo, no sé muy bien porqué los líderes de la prisión eran peor que la escoria que teníamos encerrada, usaban a los presos para sus experimentos, según parece en concierto con el mago rojo. Por desgracia yo no fui consciente de todas estas tropelías, no me tenían en puestos importantes y fui ignorante, por ello me preste voluntario para la misión para recuperar las almas, me sentía responsable.

-es lo que tiene seguir a falsos ídolos! El mago rojo aprovechó que no había nadie supervisando la prisión para infiltrar a sus hombres y tener almas frescas. Eso no hubiera pasado si fueran fieles de la muerte, si hicieran algo así en su nombre sin duda los habría ensartado sin misericordia con su guadaña astral.

-ademas va contranatura encarcelar a los hombres, a los delincuentes se les corta la cabeza o la mano dependiendo del delito, así lo hacíamos en Pelati y no nos fue nada mal, salvo por la invasión demoníaca.

-asi aún son miembros reinsertablee en la sociedad bata con esclavizarlos una década y si vuelven a delinquir se daba con ellos.

Las duras palabras de Breko quedaron flotando en el aire. Aunque eran duras, nadie se atrevió a rebatirlas. Su postura era realmente extrema y políticamente incorrecta, pero al fin y al cabo mucha gente pensaba como él y en la mayoría de casos, aquellas creencias no estaban del todo equivocadas. Lo cierto era que en cierta manera compartían en parte aquellas palabras, aunque no se atrevían a decirlo abiertamente. También era cierto, que su experiencia como guardias de la prisión les había enseñado que no todo preso era malvado y no todo hombre libre merecía serlo.

Tras aquel breve reencuentro los seis recién llegados fueron conducidos al interior de la Torre. Todo seguía como de costumbre, mobiliario austero y algo tétrico, poca luz y un silencio casi sepulcral. Al fin y al cabo los moradores de la torre eran monjes, pues los presos se encontraban recluidos en niveles inferiores y soterrados bajo tierra. Aquel aspecto sórdido y algo oscuro no sorprendió ni a Breko ni a Serge, pues ya habían deducido que iban a encontrar tras los muros de la torre al ver su aspecto exterior.

Enseguida fueron recibidos por viejos compañeros, los cuales estuvieron muy felices por su retorno. Tras las presentaciones de Breko y Serge, todo fueron abrazos y sonrisas, pues aquel reencuentro sorprendió gratamente a muchos que ya les habían dado por muertos. Sólo Urnul, gran amigo de Loperick dijo haber mantenido cierta esperanza, pues conocía bien el tesón de su antiguo compañero.

Entre ellos estaba Norbert, algo demacrado y con la mirada perdida. Se ve que aquel monje que casi siempre hacía las veces de carcelero, había perdido la cabeza tras lo acontecido con el antiguo alguacil. No obstante, seguía entre los monjes de la prisión sin que sus labores fueran ya de relevancia dentro de la orden.

También salieron a recibirles buenos amigos como Sveren o Majson y también Darik y tras unos minutos en los que los retornados contaron esbozos de lo vivido en el plano de la locura y tras haber presentado a Serge y Breko como dos importantes aliados, llegaron las preguntas del otro bando.

- Por cierto… - Intervino Edzard en un momento dado. - ¿Han recobrado la cordura los presos con los experimentó el alquimista? – Preguntó el veterano. – Encontramos sus almas en el plano de la locura. Regresamos con ellas a través de un portal que… - No hacían falta tantos detalles, pensó. – Deberían haber aparecido con nosotros del otro lado, pero no fue así.

- ¡Lo cierto es que si! – Intervino alegre Urnul. – Hace unos días, diez de los doce reclusos que todavía permanecían con vida… - El monje chasqueó la lengua con evidente fastidio y algo apenado. – Lo cierto es que durante vuestra ausencia murieron siete de los afectados por los experimentos de Yaarg-el Dag. – Tomó aire y esbozó una sonrisa. - ¡No importa! – Se dijo más a sí mismo que a el resto. – ¡Lo importante es que diez de ellos regresaron! Helga en cambio… - Habló. – La esposa de Cleon, parecía que iba a regresar pero finalmente se mantuvo en su habitual catatonía, ella y otro hombre. Luego Helga murió a los pocos minutos del retorno del resto…

- Entonces si ella ha muerto, Cleon… - Markku no acabó la frase, pero tres de los presentes supieron con certeza lo que estaba pensando y el resto lo intuyó.

Cleon sin duda había muerto. Si Helga había pasado al otro lado, el destino de Cleon sin duda había sido el mismo. Convencido como estaba el cazador de morir o vivir al lado de su amada, nada hacía indicar que no hubiera corrido la misma suerte que la paladín.

- ¿Quién está ahora al mando de la prisión? – Preguntó Markku cambiando premeditadamente de tema.

- Larissa Derry. - Respondió entonces Sveren. - Fue nombrada por el Corregidor en nombre del Emperador pocas semanas después de vuestra marcha. Se ve que Larissa era una mujer de confianza. Trabajaba en la guardia de Herbar con un cargo de altura. - Sonrió ante la evidencia. - Es una Derry... - Meneó la cabeza. - Ya se sabe...

Los Derry eran una familia de alta cuna de Herbar. Una familia muy cercana al Emperador y aunque era cierto que desde hacía muchos siglos, los Derry se habían sacado solos las castañas del fuego, desde que se entendían con el Emperador, su influencia se había visto notablemente incrementada. Posiblemente Larissa no hubiera llegado nunca a un alto cargo como aquel de no ser una Derry, por mucho que estuviera preparada.

- No me malinterpretéis... - Quiso aclarar Sveren. - Desde que ella está al cargo, todo parece funcionar mejor aquí. Incluso el sueldo de los guaridas es mejor ahora y por supuesto las condiciones de los presos han mejorado...

- Algunos de esos cambios de los que habla Sveren son a mejor, pero hay otros que... - Majon alzó las manos, pues parecía estar en desacuerdo con alguna de esas políticas. Lo cierto es que no hizo falta que le tirasen de la lengua para que comenzara a cascar. - Ahora resulta que para servir en la torre ya no hace falta ser monje. La propia Larissa no lo es... - Encaró una ceja. - Vale que Gladis Thehy no lo fuera y su capitán tampoco, pero es que ahora ni los guaridas de más bajo rango tienen que servir a nuestro dios Gorant para entrar a formar parte de la orden... 

Aquel hombre siempre había sido bastante discordante con los procedimientos que los mandos llevaban a término. Lo cierto era que no encajaba demasiado bien en una estructura jerarquizada. Preguntaba demasiado, le buscaba el sentido a las cosas y eso le había llevado a problemas en el pasado. Durante aquel año, parecía que su notoria insubordinación no se había relajado ni con el cambio de mandos.

- Creo que podrían haber elegido a Sveren o a mí mismo para ostentar el cargo de capitán. - Apretó el puño. - No te ofendas Edzard. Creo que es a ti a quien le corresponde, pero no estabas... Larissa ha traído consigo a su perro fiel, un tal Julius Var-nahen. No me gusta ese tío... es un burócrarta y no un soldado.

- No me ofendo... - Sonrió el veterano. - De hecho, nunca me creí capaz de ser el capitán de este lugar. Mork-dar tenía bastante trabajo y aunque resultó ser un traidor, lo cierto es que lo hacía bien...

Edzard tomó asiento. Se le veía cansado y lo cierto era que a su edad no le convenía seguir pasando mucho tiempo de pie. Desde que regresaron a Gea, se veía a aquel hombre bastante desmejorado. Era como si todos los años que llevaba a cuestas a sus espaldas y que no le habían pesado hasta la fecha, hubieran empezado a hacerlo desde el momento uno de su regreso.

- De hecho, creo que Sveren o tú os lo merecéis más que yo... - Afirmó rotundo. - Pero si la alguacil ha traído consigo a un capitán... Difícil lo veo.

- Adalbert es ahora la mano derecha de la alguacil. - Dijo Norbert sin borrar su eterna expresión de su rostro.

Norbert era uno de los guardias que más años llevaba en la prisión. Había sido siempre un hombre algo volátil, pero muy válido. De no ser porque parecía haber perdido la cabeza tiempo atrás, sin duda hubiera sido una pieza a tener en cuenta a la hora de ser nombrado alguacil. En lo que se había convertido, no era ni un reflejo del hombre vivaz y escrupuloso que un día fue.

No obstante, lo que desveló alegró a los cuatro antiguos guardias de la prisión recién llegados. Adalbert era tan solo un novicio que todavía no había adquirido el rango de monje cuando se marcharon. Estaba siendo instruido para convertirse en un nuevo guardia de la prisión y Edzard era quien estaba a su cargo. Que ahora ostentara un cargo de confianza de la alguacil, decía mucho de él.

- Siempre fue un chico espabilado. - Añadió Norbert. - En muy poco tiempo mira lo que ha conseguido...

- Ese es otro de los desgraciados cambios de la alguacil... - Intervino Darik. - ¿Cómo es posible que un chaval de no más de un cuarto de siglo de edad, pase por encima a hombres experimentados como nosotros? - De todos Darik junto a Majson era quien más frustrado parecía. - ¡Qué alguien me lo explique, porqué yo no lo entiendo! - Negó con la cabeza. - Pero bueno... dicen que Larissa y Ady se entienden. - Sonrió mientras comenzaba a hacer gestos obscenos con el cuerpo a los que Majson y Norbert se unieron.

- Lo mas probable es que el Señor de este Reino no se fíe al 100% de los miembros veteranos de esta fortaleza, o incluso no se fie de nadie que sirva a un falso dios como Gorant,... es lógico pues pensar que tras el grave fallo a la seguridad del plano provocado por los legítimos líderes de vuestra orden, haya decidido obviar a los restantes y colocar a miembros de su completa confianza... y claro está un joven que a duras penas a vestido los hábitos es mas fiable a su entender que un veterano guardia que era ajeno o partícipe de lo que aquí estaba sucediendo, cualquiera de los dos casos son, a mi entender, personas poco fiables para continuar con la labor que aquí se está llevando a cabo.

Breko divagaba ampliamente sobre lo que allí había ocurrido, aunque para él lo mas razonable es ser sincero y exponer sus ideas lógicas, era totalmente ajeno a que estaba llamando incompetentes, lerdos y estúpidos a toda aquella gente que en teoría debía acogerle temporalmente, todo ello sin contar que se estaba orinando en sus creencias haciendo hincapié en la inexistencia de su Dios.

-Pero bueno compañeros, todo esto es hablar por hablar, a lo mejor simplemente actúan como líderes déspotas y habían esperado a un evento como el acaecido hace un año para eliminar el poder de la orden de Gorant en este lugar. Me temo que nunca lo sabremos. Esta gente no suele explicar sus planes a nadie que no sea de su circulo intimo.

-A pesar de las ideas tétricas de nuestro interplanario amigo, yo estoy de acuerdo con vosotros que alguien de fiar de la orden era mas afín con el ideario de este lugar, que es el motivo por el cual entré a formar parte de ellas. 

-Darik, Norbert, Majson, Sveren, Urnul! no hagáis caso ni os ofendáis de lo que diga Breko, el pobre viene de un lugar de muerte, locura y desesperación, todo el mundo al que conocía está muerto y ahora se encuentra en un lugar ajeno a sus costumbres. Pero si no fuera por él y su gente estaríamos muertos, les debemos mucho, espero que le entendáis. Dijo el batidor intentando quitar hierro a las duras palabras de su clerical amigo.

-Creo que es el momento de que nos llevéis a alguna alcoba donde darnos un baño y vestir hábitos en buen estado para presentarnos con esa gente, sino es probable que nos tomen por locos y descarriados, como casi os ha pasado a vosotros. La imagen es muy importante, a parte del mensaje claro está.

-Yo no requiero más hábitos que los que ya estoy vistiendo.

dijo sécamente el otrora monje.

-Más os preocupáis demasiado de asuntos mundanos, me temo...-se mesó la barba

-En vez de eso deberíamos preocuparnos en restablecer el daño causado por este lugar. Cleon y su mujer no han podido salir del plano de la locura... me temo que deben haber perdido la vida, por lo que lo menos que deberíamos tratar de hacer es devolverlos al mundo de los vivos.

-Discrepo contigo mi viejo amigo marino. Dijo con tono conciliador el batidor.

- primero de todo recuerda que los demás no hemos resucitado como adalides de Dioses Marinos Superpoderosas, acabamos de volver de una locura que no nos ha podido quebrar del todo, pero que menos recuperar nuestra humanidad reponiendo y recuperando nuestra identidad como guardias de la prisión, estamos a un paso de perder la poca cordura que nos quedaz es mi opinión, pero haré lo que quiera la mayoría.

- y con respecto a Cleon y Helga, doy por hecha su muerte, lo sospechaba cuando volvimos aquí, todos sabemos la jauría que dejamos atrás y había pocas posibilidades de que no fueran desmembrados a los pocos segundos de volver, pero la muerte del cuerpo de Helga no hace más que confirmarlo... pero ahora poco podemos hacer, debemos reponer fuerzas y caer en gracia de los nuevos líderes a fin de que nos ayuden a volver por ellos, no solo Cleon y Helga, Samiam y los demás también merecen que les rescatemos de las garras de la muerte y locura.