Partida Rol por web

Cuatro.- Eran poquísimos, muchos menos de los que pensaba, y la encargada de que estuvieran ahí siquiera podría recibirlos al haber perecido en el intento.

Nótt asintió como respuesta, también a modo de disculpa por haber dudado pero con los nervios a flor de piel era difícil fiarse de nadie, ni siquiera en aquellos en los que más creías confiar. Por ello volvió la mirada al horizonte, donde la lucha con Xolkin, e hizo un recorrido pasando por la muralla quebrada y el puente destruido.- ¿Qué pasó?

En cuanto le haces la pregunta, sus rostros parecen un poco más sombríos...

- ...El puente se rompió tan buen punto aparecieron los gigantes en su gran castillo entre las nubes. El pueblo debía refugiarse aquí entonces, pero claro... obviamente no pudieron y debieron largarse en mitad del ataque... En cuanto estuvimos más o menos operativos pudimos improvisar la pasarela... y después... los goblins... aparecieron como un brote de sarampión una vez el asentamiento estuvo vacío y desprovisto de defensas... nosotros cuatro no podríamos haber hecho nada para derrotarlos... eran muchísimos.

Tras esas palabras ambos se quedan en silencio, oteando el horizonte este y sur respectivamente. Y las horas pasan y el cielo empieza a oscurecerse...

El cielo oscurecía y la noche traía las estrellas, los miles de ojo de Selune pendiente de lo que pasaba brillando en el negro cielo. Claramente la sacerdotisa era una persona nocturna, las sombras de la noche le reconfortaban hasta tal punto que no sabía si era por estar más cerca de la noche o porque los zarcillos de oscuridad la envolvían.

Nunca sabría la respuesta, y tampoco sabía si quería hacerlo.

Habéis hecho todo lo posible.- Se acercó a los hombres, alzando los brazos para dibujar una luna con el pulgar en la frente a cada uno, como si los estuviera bendiciendo.- Selune agradece vuestros esfuerzos. Ahora estáis a salvo.- Quería quitarles el peso de la guerra y la muerte de sus hombros para que descansaran de esa carga. Sin duda habría sido un largo viaje de desesperación hasta que llegaran, ahora deberían hallar la paz.

Ellos se encargarían del resto.

Por su parte... Brummbar dedicó lo que restaba de jornada a la parte más triste de la vida de un sacerdote: velar por el descanso de los difuntos, en la medida de lo posible.

Para ello, armado con pala, palancas y cuanto pudo encontrar, en silencio, metódicamente, y con el máximo respeto, fue recuperando cuantos restos humanos pudo, para darles piadosa sepultura, rogando a los Dioses, al suyo propio y a los que parecían rezar en esta Villa, por el descanso del alma de los caídos en ella.

Ya entrada la noche, se retiró discretamente, para lavarse, comer algo, rezar a Tempus, de nuevo, por los muertos y por los que habrían de morir por su cólera, y se fue a descansar; no era un mozalbete precisamente, y hay que reconocer que estaba agotado. Pronto cayó dormido, pero el sueño no fue especialmente profundo, pues sabía que el peligro rondaba, y temía que en cualquier momento les llamasen a las armas, o que volviesen a caer rocas del cielo....

En la creciente oscuridad del crepúsculo, a lo lejos puedes ver al menos una docena de tenues luces que se mueven en dirección sur des del bosque de Ardeep, al norte. Son antorchas. No puedes ver cuantos son, pero por el numero de antorchas os superan en número al menos dos a uno. Ambos guardas también se dan cuenta y observan atentamente como, cuando parecen pasar de largo se aturan a unos quinientos metros del asentamiento. 

Por sus estandartes y su formación tanto Torem como Sydiri lo tienen claro... - Orcos... - Dicen ambos al mismo tiempo.

- Hermana, acompáñeme, no estamos seguros aquí arriba, Sydiri se quedará observando, vamos a avisar a los demás.

Karag estaba aburrido ahora mismo, si fuera por él, habría partido cuanto antes, pero sabía bien que a veces era necesario descansar un poco, comer y luego volver a transitar la senda. Así que se entretuvo afilando una de sus hachas de mano, soltando entre dientes un rítmico sonido… hasta que Edirian le habló directamente.

-She- dijo simplemente mirándole con el ceño arrugado. ¿Qué pretendía ahora? Era un tipo raro, muy raro, hablaba mucho, pero para él decía poco. Por eso, cuando dijo de interrogar a Kella, el enano dio un salto de donde estaba-. Voy contigo.

Nunca había interrogado a nadie, pero sorprendentemente siempre que se encontraba con alguien, este soltaba todo lo que le preguntara. Tenía sus propios métodos para ese tipo de cuestiones y conocía un poco a esa mujer. Seguramente podría hacer que se orinara de miedo con cierta facilidad.

Nótt bajó a la mayor velocidad que pudo cogiéndose el bajo del vestido para no caerse por las escaleras de un tropezón ante los grandes escalones. Sin embargo, cuando llegó hacia sus compañeros podían ver que algo había pasado, sobre todo por la preocupación que había en sus ojos y en los jadeos de cansancio por el esfuerzo, teniendo claro que ella era más bien una persona pasiva.

Orcos.- Tomó aire, llevándose una mano al pecho antes de continuar.- Desde el bosque de Ardeep, al norte.- Alzó la mirada para ubicarse, aunque dudaba que ninguno conociera la ubicación.- Habrá una docena, puede que dos. No estoy segura.

Reshi abrió los ojos, claramente preocupado. Echó una mirada a sus anfitriones, como esperando que escupieran algún plan.

El mago había agotado sus energías, y apenas podía arrancarle trucos a la Urdimbre. No creía posible confrontar a semejante grupo.

—¿Quizás si nos quedamos en silencio en el alcazar pasen de largo? Puede que saqueen el pueblo ¿Pero cruzar el foso?—se dijo poco convencido—O podemos esperarlos arriba. Quizás las escaleras sirvan como embudo...— el tiefling agitaba la cola con nerviosismo, mientras recorría el lugar con la vista. Estaba seguro de que debía haber una idea mejor, pero el cansancio le había bloqueado el cerebro, cada nuevo intento por pensar solo recibía ruido de estática como respuesta, y la creciente certeza de que la muerte se les estaba viniendo encima.

Pasan las horas y todo parece tranquilo, tres de vosotros han pasado un tiempo a solas con los prisioneros, otros han ido a dar sepultura a los muertos, caídos en el implacable ataque de los gigantes de las nubes.

El sol hace su recorrido habitual des de lo más alto del firmamento hasta que enrojece el cielo para dejar paso a una creciente oscuridad. Es en ése preciso momento, cuando empieza a brillar la primera estrella vespertina, que Nótt hace su aparición avisando del avistamiento de una legión de Orcos a las afueras del asentamiento. Detrás suyo baja Torem.

- Es cierto, debe de haber una veintena o más, es difícil de decir con esta luz... el puente está subido, pero hay una brecha en las murallas... y es cuestión de tiempo que logren entrar... y me temo que no tendremos que esperar mucho...

Alara se levanta pesadamente de la silla donde reposaba, mirandoos a todos - Lo que nos pase a nosotros nos pasará defendiendo lo que hemos jurado proteger, se lo debemos a Lady Nandar... pero más importante es que logréis encontrar a los civiles de Piedra Nocturna y los traigáis a salvo... Sé que no es problema vuestro pero... nos encargaremos de que Aguasprofundas sepa de vuestra inestimable ayuda en el alcázar y os recompensen debidamente... ayudadnos porfavor.

¿Quizás si nos quedamos en silencio en el alcazar pasen de largo? Puede que saqueen el pueblo ¿Pero cruzar el foso?

- El problema no es que ataquen el alcázar, con todos nosotros es más que suficiente para defenderlo, pero no tenemos provisiones para un asedío en el caso que decidan montar un campamento en el pueblo... ¿Que podemos hacer? - Todos los soldados ahí presentes parecen de pronto, mucho más desanimados y les falta poco para sucumbir al miedo y rendise. Os miran, viendo en todos vosotros la semilla de la esperanza.

—Como mínimo, tenemos munición infinita. Yo por lo menos puedo seguir disparando hasta que se me duerman los brazos.

Reshi volvió a concentrarse. Solo logró hacerse de dudas. Muchas dudas y ninguna respuesta. Pero tener dudas era poder empezar a resolverlas.

—Bien, necesitamos saber algunas cosas— el rostro del mago era de preocupación, y todo el seguía temblando y erizado cual gato asustado. Eso era malo, la ametralladora de preguntas no iba a hacerle nada a los orcos, pero si podía ser bastante hartante para quien debiera tolerarlo. El tiefling, por supuesto, tardaba más de la cuenta en notarlo— El río ¿Se puede nadar por él? ¿O la corriente es muy fuerte? ¿Hay algo peligroso en el agua? ¿Animales, piedras, correntadas?—Reshi hizo una pausa mientras esperaba respuesta, para luego continuar—Las murallas ¿Tienen plataformas en la parte superior? ¿Las del pueblo? ¿Y las del alcazar? ¿Dónde está la brecha? Y de los suministros ¿Para cuantos días SI tenemos? ¿Puede quedar algo en el pueblo? ¿Tenemos barriles con alcohol fuerte? ¿O con aceite?

El río ¿Se puede nadar por él? ¿O la corriente es muy fuerte? ¿Hay algo peligroso en el agua? ¿Animales, piedras, correntadas?—Reshi hizo una pausa mientras esperaba respuesta, para luego continuar—Las murallas ¿Tienen plataformas en la parte superior? ¿Las del pueblo? ¿Y las del alcazar? ¿Dónde está la brecha? Y de los suministros ¿Para cuantos días SI tenemos? ¿Puede quedar algo en el pueblo? ¿Tenemos barriles con alcohol fuerte? ¿O con aceite?

- Suele haber corriente pero siendo orcos no les costará mucho atravesar el rio. Suele haber peces, pero nada peligroso.

- Las murallas tienen plataforma alrededor de las torres de vigilancia, pero el grueso de la muralla solo hace de pared. Las del alcázar si.

- No hemos tenido tiempo ni fuerzas de ir a explorar el pueblo, pero habiendo venido una banda de goblins... no esperes demasiado, chico...

- En las torres debería haber barriles con aceite y en el almacén, aquí en el alcázar también.

Gruñó al oir las noticias... una veintena o más orcos... eso era un problema; si hubiesen sido "simples" goblins... Con lo que oyó, se hizo una rápida idea del problema mayor: el bastión era, en el fondo, una ratonera: si se decidían simplemente a fortificarse y resistir asaltos... tarde o temprano, a los orcos, o a otros que pudieran aparecer, se les podría ocurrir, simplemente, sentarse a esperar fuera del alcance de magia y proyectiles físicos, y dejar que el hambre hiciese lo suyo. Incluso podrían hostigar con proyectiles a quienes intentasen pescar algo para alimentar a los sitiados...

Se rascó las barbas...

-Creo que ya me conocéis un poco... no soy de quedarme sentado a esperar... Preferiría que nos ocultásemos en el pueblo, les dejásemos entrar, y cuando se planten ante el puente y vean que es impracticable, atacarles por detrás, y mandarlos al infierno, a todos y cuanto más rápido mejor. Si dejamos que lleven el ritmo de la batalla, ellos cuentan con la posiblidad de, incluso, recibir refuerzos, y nosotros ni siquiera sabemos cuanto podríamos resistir intramuros.

La borrega volvió con grandes noticias: orcos. Odiaba a los orcos. Apestaban y su sangre parecía mas espesa que la de los demás. Pero la perspectiva de masacrar a una gran cantidad de ellos le resultaba atractiva. ¿Qué estaban en inferioridad numérica y probablemente serian rodeados con rapidez? Eran menudencias.

-Los orcos vendrán por shangre, no planearán nada- dijo tirandolse de la barba de forma pensativa-. Pongamosh tablas rotas en el puente, cuando lo crucen caerán al agua y sholo tendremos que matar a los que queden en pie- se frotó sus manos haciendo el sonido que dos piedras frotándose-. Deben tener armash de sobra. Todo lo que sea para tirar, lo gastaremosh y luego nos bañaremos en la sangre de los que queden- miró el lugar-. Es pequeño, podemos pelear más fashilmente. Somos pocos pero unos apestosos orcos son solo mierda en las botash- parecía que el único que estaba contento con la lucha era el enano, pues los que habían sobrevivido al primer ataque estaban listos para meter sus cabezas en el suelo-. Ya, ya. ¡Pongan caras de guerreros! Es su puto hogar. Nada entraba en mi cueva y si lo hacía, me encargaba de que fuera mi cena- dijo señalándoles con el dedo. Nunca fue un líder… sencillamente porque nadie en su sano juicio le daría el mando de nada y porque gustaba demasiado dejarse llevar, pero tampoco era un idiota y sabía cómo sobrevivir-. ¡Hey, guapa!- le dijo a la guerrera que indicó que no seguiría, esa que no sabía el nombre pero tenía buenas caderas-. ¿Contamosh con tu acero? Ese cuerpo tiene pintas de seguir dando lucha.

Esto es lo que recuerdas sobre los orcos ahora mismo.

La mayoría de las tribus orcas adoran a Gruumsh, el dios tuerto de la matanza. Son una raza salvaje, sedientos de sangre, y violentos. Son conocidos por arrasar las tierras, destruyendo las civilizaciones que encuentren. Los orcos son una raza muy violenta, guerreando entre grandes clanes y grupos de batalla. Los orcos aman el combate cuerpo a cuerpo, el sabor y el sentimiento que una batalla otorga, y tienden a despreciar armas a distancia como un arco largo o una honda en favor de un buen martillo de guerra o un hacha. La mayoría de los orcos de la tribu siguen a sus líderes a la batalla, siguiendo al más fuerte y poderoso de su tribu. Los orcos no suelen retirarse o rendirse, y ciertos miembros de su sociedad nacen en las castas de guerreros, sirvientes o caciques. Sin embargo, su sociedad es más "igualitaria" que otras, favoreciendo la fuerza y permitiendo que orcos de baja estofa que demuestren su valía puedan subir en el sistema.

Los orcos creen que fueron creados por Grummsh, el dios tuerto que pide a sus seguidores que se multiplique, asalten, asesinen y conquisten. Gruumsh creó a los orcos a su imagen, colocándolos en todas partes del mundo para masificar la matanza que pudiesen causar. Con frecuencia, para agradecer a Gruumsh, un orco excepcionalmente fuerte se arranca uno de sus ojos como tributo al dios tuerto de la matanza. La mayoría de los orcos son sorprendentemente honorables cuando tienen que vencer a un enemigo, sin recurrir a engaños en sus "tácticas" de batalla. Siguen una ideología que dice que cada persona que asesinan les da fuerza, e incluso algunas tribus devoran a sus enemigos, o los sacrifican a Gruumsh.

Los orcos son feroces criaturas creadas con un único objetivo: la guerra. Por esta razón, y el hecho de que muchos orcos no hablen el lenguaje común, es muy raro ver a un orco en el mundo civilizado, por no hablar yéndose de aventureras. Sin embargo, quizás un orco nace con un intelecto inusual y es expulsado de su tribu, o un joven orco es capturado por un grupo de asalto y se le permite vivir. Los orcos se predisponen a ser malignos o caóticos malignos, pero los orcos criados en el mundo civilizado pueden ser buenos, o incluso legales buenos si logran superar la malvada predisposición de su raza.

Darnys mira a Karag y se levanta algo más repuesta de su anterior batalla.

- Claro que podéis contar conmigo, mi mandoble siempre está sendiento de sangre Orca. Podríamos juntarnos con arcos y ballestas alrededor de la brecha en la muralla, muy seguramente hará de cuello de botella y minimizaremos los daños. Igual con 20 no podemos, pero con una decena si.

- La brecha está en la muralla este* cerca de la torre de vigilancia. **

Mientras ellos discutían sobre el mejor plan, Nótt miraba a través de la ventana la inmensidad del exterior, cavilando. Los escuchaba hablar en un segundo plano sin hacerle demasiado caso, perdida entre las sombras de los árboles y en las antorchas que pronto podrían verse en el horizonte señalando su llegada. Eran demasiados, más de los que eran ellos, pero tal vez…

Nos superan en número, pero ellos no conocen ese dato.- Soltó en voz alta con los brazos cruzados, apoyando el hombro en una de las sucias paredes completamente absorta en un punto lejano. Después de la tensión del momento se había concedido unos segundos de descanso para tomar aire y pensar, tranquilizar los nervios e idear un plan que podría funcionar. Selune, protégenos en el velo de la noche.

¿Recordáis cómo espantamos al gigante? – Miró a sus compañeros, aunque en ningún momento pasaba esa trayectoria por Karag y, cuando llegó a Ed, había un cierto deje de enfado todavía camuflado en la máscara de seguridad fingida.- Si quieren luchar démosle algo con lo que hacerlo.- Caminó hacia el otro lado de la sala para dirigirse hacia las ventanas que enfocaban a la ciudad, señalando los destrozos.- Si lo hacemos bien puede que ni siquiera debamos gastar fuerzas. Sólo hay que… “engañarlos”.- Estaba claro que no estaba segura de su plan, pero si evitaba derramar más sangre y proteger a los supervivientes, lo haría.- Avivemos la leyenda de ese dragón: Agitar las llamas, emitir rugidos, amplificar el sonido, producir fuego.- En esto último miró a Reshi, imaginándose que él tendría que ser el encargado de esa parte.- A veces el miedo es mejor arma que una espada. Además, podemos aprovechar la noche para crear confusión, la suficiente como para que se dispersen.

—No creo que el miedo vaya a dispersarlos. Creen que todo lo que matan los fortalece, y son tan estúpidos que hasta se confunde con valentía, así que preferirían perder unos cuantos en aras de derrotar a semejante oponente antes que huir.— dijo el mago, jugueteando nerviosamente con su largo cabello. También era cierto que, más allá de aquellos pequeños proyectiles, él no era capaz de generar llamaradas —Pero tengo otra idea, y en cualquier caso, intentar lo del dragón no creo que haga daño como un complemento.

—Los barriles de aceite.—empieza a decir— Derramémoslos en el puente de entrada. Si no se resbalan y se desnucan al caer, y si ellos mismos no traen fuego que lo prenda bajo sus pies, yo puedo encenderlo. Si cubro el lugar de niebla sumará a la confusión, pero no podremos atacarlos bien mientras cruzan. El puente se perderá, pero habremos protegido a la ciudad y no solo al alcazar. Desde la muralla, podemos disparar si alguno se pone a tiro. Yo estoy seguro de llego hasta la otra orilla.— La cola de Reshi se movia con agitación, mientras los ojos del mago daban vuelta a todos los rincones de la habitación, como esperando que los orcos se materializaran allí de la nada.— También podemos usar los barriles vacíos a modo de barricada en el propio puente, ya que hay que llevarlos hasta ahí. Si sobra alguno, podemos regar la calle principal y usarlo para entorpecer su avance.

Al tiefling no le salía humo de las orejas simplemente porque era imposible, pero podía verse la tensión de intentar calcular mil contingencias en un segundo.

—Y si intentan entrar por la brecha del muro, van a estar nadando y trepando hasta llegar. Podemos acribillarlos mientras tienen las manos ocupadas en mantenerse a flote, Y si alguno se anima a esperarlos justo arriba,—comenta mirando a los dos robustos enanos— hasta puede volver a empujarlos hacia abajo. Y si resulta que nos sobrepasan, en la ciudad tenemos más espacio para maniobrar. Si nos metemos, por ejemplo, en el campanario, tendrán que subir de a uno o dos, imagino. No estaremos atrapados arriba tampoco, ya que puedo hacer que por lo menos 4 de ustedes y yo caigamos sin riesgo de lastimarnos. Y siempre podemos dejar el "puente" al alcazar tendido, y levantarlo una vez que pasemos nosotros.

A pesar de la explicación más o menos coherente, el mago seguía tenso. No podía hacer gala de mucha magia, y reservarse para amortiguar caidas y nublar el puente implicaba o bien que no iba a poder conjurar sus barreras defensivas, o que más valía que afinara la puntería porque no iba a disponer de proyectiles autodirigidos.

-Hum... lo del dragón estaría bien, en el momento adecuado. Pero lo de prender fuego al puente... es un problema; porque tendremos que salir de la villa tarde o temprano, y sin puente... puede ser un inconveniente.

Salían buenas ideas: la de disparar desde una posición elevada para aquellos que no fuesen especialmente duchos en la lucha cuerpo a cuerpo, la de usar una ilusión poderosa para amedrantarlos, y la de usar algo tan temible como el puro fuego.

-Lo que sí está claro es que no podemos lughar a campo abierto, nos arrasarían; si intentamos evitar que entren, pueden quedarse fuera de nuestro alcance, y esperar a que nos muramos de hambre, además, de que no sabemos si habrá magos entre sus filas... No, yo me decantaría por atizarles, donde estemos en ventaja... Quizás... La villa: podríamos bloquear todas las salidas de la plaza central, excepto la que viene del puente, claro; ellos llegarían por allí: Luego se prendería fuego a esas barricadas, y quedarían confinados con una sola vía de escape; algunos podríamos salir por detrás para atacarles y hacerles daño, mientras desde otras posiciones se les ataca con arcos y ballestas. Si añadimos el efecto de un dragón apareciendo en ese momento, creo que se les quitarían las ganas de seguir luchando, e intentarían huir; tendríamos que dejarles escapar a los que sobrevivieran, para que den la voz a los suyos de que es mala idea venir aquí, que puede haber una alianza con algún dragón por parte de la gente del Alcázar.

...pero..., porque siempre hay un pero...

-Eso sí, habría que tener cuidado de no incendiar la villa entera...

—Estás sobrestimando su intelecto y subestimando su tozudez. Dudo que puedan lanzar magia, y hasta dudo de que traigan arcos. Quizás javalinas... pero no son sus favoritas. Esos salvajes no disfrutan de matar algo si no pueden escuchar cómo agoniza, y para eso tienen que acercarse. Por otro lado hay que tener en cuenta que, por muy estúpidos que sean, creo que pueden ser más inteligentes que aquel gigante, y no estarán al borde de la muerte. Sumado a que, creo, ninguno puede crear una imagen visual del monstruo... no imagino que huyan. Guiarlos con barricadas puede ser, pero no se cuanto tiempo pueda tomarnos montarlas. No veo prudente prenderlas fuego. El puente se puede reemplazar con pasarelas, pero si el fuego se nos escapa dentro de la villa, estaremos atrapados en nuestra propia trampa y no habrá habido diferencia con dejarlos entrar y hacer de las suyas.

Estaba claro que Nótt no era una estrategia al igual que tampoco conocía el arte de la guerra. Se había criado en una Iglesia y prácticamente las únicas batallas que había librado fue a partir de viajar con el bardo, aunque nada semejante como un pequeño batallón orco.

Lo que está claro es que tanto el puente como el bosque no deben tocarse, sino estaremos demasiado expuestos o atrapados.- Se cruzó de brazos, apoyando la espalda en la pared mientras miraba la sangre seca en sus mangas, oscureciendo la tela en algunos puntos del vestido. Eso le hizo recordar algo que, aunque no tuviera nada que ver con el dilema actual, necesitaba saber.- ¿Dónde está Xolkin? – Desde lo alto de la torre estaba segura de que no había visto su cuerpo y, tras la curación del bardo, no sabía qué decidieron hacer con él.