Partida Rol por web

Te puedes llegar a creer que Akhar empiece a hacerse preguntas y tendría sentido de hecho. Pero en todo lo demás éste pobre desgraciado está mintiendo como un bellaco y encima no ha sabido ni disimularlo, le inspiras demasiado terror ahora mismo.

Sharamy dudaba. Dudaba porque sabía que aquel despojo mentía. Sin duda, Akhar sospechaba algo y por eso había enviado a ese sicario a seguirla. Lo bueno era que aún no se había enterado de nada. Quizás, si lo ataba y lo amordazaba y lo encerraba en algún lugar apartado...

Aquel hilo de pensamientos era prometedor pero algo sucedió. Su mano se movió sola. Casi con voluntad propia, su puño empujó la hoja del estoque hasta que atravesó la garganta y el tiefling comenzó a balbucear mientras se ahogaba en su propia sangre.

Sharamy se echó atrás, confusa y en shock mientras el esbirro se desplomaba, ahogándose, mudo.

Sharamy salió por fin de su estupefacción y procedió a robarle todo lo que llevara, para simular un robo con asesinato y echó a correr para alejarse de allí, aterrorizada por lo que acababa de hacer. Una cosa era matar por encargo pero aquello... a sangre fría... se le revolvieron las tripas y tuvo que parar para vomitar. 

Debía volver a la taberna lo antes posible y que nadie la viera. Ahora la apuesta se había doblado. Su huida era cuestión de vida o muerte.

Sharamy se movió sin pensarlo siquiera. Mirkhar, aterrorizado como estaba, no vio venir la hoja que se clavó en su garganta atravesándole la laringe, la lengua y  clavándose en la médula, dejándolo sentenciado y empapado de su propia sangre que sale a borbotones de su cuello, quería decirle a Sharamy algo... pero ya no importaba... su vida llegaba a su fin y su ultima visión fue a la arquera llevarse todas sus posesiones antes de que su visión tuviera un fundido en negro...

Vuelves a la posada sin apenas recordad el camino que has seguido, aún aturdida y con mal sabor de boca por lo que acaba de pasar. Pero tus compañeros no están ahí. Recuerdas que han dicho algo de encontraros en la puerta que da hacia el camino de Piedra Nocturna. ¿Te habrá visto alguien? Se te pasa por la cabeza que quizá fuera lo más sensato salir ya mismo de la ciudad, si alguien te ha llegado a ver será cuestión de unas pocas horas antes de que toda la guardia esté enterada de lo que acaba de pasar y no te dejen salir de Aguasprofundas, a no ser que necesites pararte tranquilamente un tiempo para tranquilizarte y reflexionar tras lo que acabas de hacer...

El camino hacia el mercado era una macedonia de olores, donde se mezclaba la característica fragancia a humanidad que desprendía los más desfavorecidos hasta la comida recién hecha, dispuestas en cestas para vender por monedas. Escuchaba el jolgorio del gentío, del intercambio de bienes que pasaban de mano en mano y los regateos, incluso los avisos de los mercaderes con los más pequeños, quienes revoloteaban los puestos intentando llevarse algo al mínimo despiste.

Nótt no buscaba nada en particular, paseando cerca de cada puesto con las manos en el regazo y mirando por encima la gran cantidad de productos que vendían. Únicamente se acercó a la zona de telas para pasar la yema de sus dedos por el suave tejido, puede que recordando una mejor época en vez de estar interesada en un vestido nuevo.

Por el camino también intercambiaba algunas frases con el enano y la guerrera, sacando breves temas de conversación que se achacaban a una rápida respuesta para dar paso al posterior silencio. Definitivamente podían comprobar que la sacerdotisa no era de las más habladoras del grupo.

Para las compras se ayudó de Edirian, quien conocía mejor que ella la táctica del regateo y qué necesitaría para la larga jornada que tenían por delante, confiando más en su criterio que en su propia intuición. Cuando terminó tenía un petate pequeño en sus manos, lo suficientemente agarrado para evitar tirones aunque, con lo despistada que a veces solía ser, no descartada que pudieran meter la mano. Por suerte para ella estaba rodeada de compañeros más avispados, o eso esperaba.

La sacerdotisa siguió un recorrido dependiendo el olor que más la atrajera, pareciendo una polilla guiada por la luz pero, en su caso, más bien por los dulces. Todavía no había desayunado y los diversos bollos que presentaban tenían una pinta que la hacían la boca agua, acercándose a uno de los puestos mientras se debatía cuál iba a comprarse. Estaba tan concentrada en su “difícil” decisión que no se percató que un mendigo se acercó a ella, reclamando su atención aunque tardara en llegar.

El primer impulso de Nótt fue apartarse mientras miraba fijamente al pobre hombre. Le incomodaba ese rápido acercamiento, mucho más las libertades que se tomaba a pesar de lo que representaba realmente. Parecía que la joven sacerdotisa debatía internamente sobre qué hacer, arrastrando unos centímetros más sus pies en dirección contraria antes de mirar por el rabillo del ojo a los presentes, quienes parecían esperar que cumpliera la bendición pedida. Volvió el rostro hacia el hombre, quien ahora había agarrado su túnica para evitar que no se alejara más, mientras tragaba saliva al notar la garganta seca.

Selune está presente allá donde la necesiten.- Hizo un amago de sonrisa mientras sus manos actuaban. La diestra se dirigió hacia la mano del hombre para cesar su agarre, intentando que la soltara, mientras que la zurda guiaba el pulgar hacia la frente del mendigo, haciendo un dibujo de una luna.- Que halle la paz que busca, buen hombre. Dedicaré mis próximos rezos a usted.- Esperó así tranquilizar la inquietud del mendigo, intentando ahora sí separarse de él y, si lo conseguía, colocarse tras Edirian.

Sharamy ordenó sus pensamientos y llegó a la conclusión de que lo mejor era esperar en la puerta. La guardia no tenía por qué sospechar automáticamente de ella. Mirkhar era una delincuente común y podía haber tenido muchos enemigos. No era la guardia lo que le preocupaba a la guerrera, sino Akhar.

En un carruaje a las puertas de Waterdeep, Reshi espera.

Se había levantado temprano, antes de que saliera el sol, y apenas unos minutos después había despertado a Elías. Este iba a ser el último día en la ciudad para Reshi, y revisando su equipaje por onceava vez había notado que le faltaban unos elementos muy importantes, por lo que enseguida se lanzó a un viaje de compras de último momento.

No había resultado barato, el mago tenía los bolsillos casi vacíos tras gastarse prácticamente todos sus ahorros, pero sabía que estaban bien invertidos. Todo probaría ser útil tarde o temprano, estaba seguro.
Tras las compras, Reshi no tenía muy claro como proseguir, asique simplemente pidió a Elías que dirigiera el vehículo hasta la puerta más cercana a la posada donde había estado la noche anterior, y ahí esperaría a sus compañeros.

Reshi tarareaba intranquilo, mientras estrenaba su nueva pluma. Éste cálculo está mal ¿Cuando he tomado estas notas? se preguntó mientras ojeaba su grimorio. Un trazo de la pluma, un símbolo tachado, uno nuevo para reemplazarlo y ¡zas! error arreglado. El arcansita repasaba todas sus notas con intensidad modificando figuras, alterando notaciones o rectificando equivocaciones. En aquellas páginas donde no encontraba nada que corregir, garabateaba un poco en los márgenes antes de seguir con la siguiente.

Pero concentrado y todo, Reshi no dejaba de estar impaciente ¿Vendrá el resto? suponía que si ¿Pero y si salen por otra puerta? ¿Y si se arrepienten y al final no toman el trabajo? No, seguro alguno vendrá igualmente. Reshi notaba como la mente comenzaba a resbalarsele Pero he venido en carruaje, y anoche ninguno reaccionó a mi apellido ¿Reaccionarán ante el escudo pintado en la parte de afuera? ¿Sabrán que soy yo? ¿Repararán siquiera en el carruaje? La mayor parte de la plebe nunca miraba hacia el interior de uno. Reshi entreabrió la puerta y se asomó, oteando la calle en busca de sus compañeros. Nada. Quizás fuera demasiado temprano, o quizás estuvieran todavía de compras pero ¿Les habría pasado algo? ¿Los habrían asaltado? ¿Estarían despanzurrados en algún callejón? Pero ¡¿Qué puedo hacer yo?! Ni siquiera sé sus nombres, y no es como si estuviera seguro de que hay un crimen para reportar... Reshi  no sería tan lúcido como para evitar esa clase de pensamientos insidiosos, pero por lo menos era lo suficientemente lúcido como para reconocerlos como las incoherencias que eran. volvió a cerrar la puerta, y se resolvió a seguir estudiando para evitar que su mente prosiguiera aquellas maquinaciones. Quizás ya hubiera leido su grimorio entero por tercera vez esta mañana, pero por lo menos lo distraía, y lo hacía sentir que las cosas estarían bien.

Ya van a aparecer, seguro que han escuchado aquel mito de los 15 minutos de retraso elegante que tanto se comenta y han querido hacerme sentir entre familiares.

Él también debería ser refinado, concluyó. Reshi alargó la mano hacia su mochila y sacó su perfume recién comprado, para aplicarse apenas unas gotitas. Si, todo probará ser útil a su debido tiempo. El aroma floral inundó el interior de su vehículo, mientras Reshi alternaba la mirada entre la calle donde esperaba que de un momento a otro salieran sus compañeros, y el libro que llevaba ahora mismo en la falda. Tenía la sensación de olvidarse algo, pero quizás no fuera nada importante.

El ambiente en las puertas de la ciudad es tranquilo, casi no pasa gente a esta hora. Ligeramente apartado, reposa un carruaje cuyo conductor parece algo aburrido, aunque su regia postura denota que està listo para salir en cualquier momento.

Mientras Sharamy se va acercando con paso seguro hacia la puerta podría darse cuenta que dentro de ese carruaje, se puede ver claramente a Reshi, absorto entre plumas y pergaminos. 

No parece que nadie más haya llegado todavía.

Tras ver a Sharamy entregarle el salvoconducto, Edirian asiente con una sonrisa y deja que la sacerdotisa de Sêlune lo porte con tranquilidad, mientras observa a la tiefling alejarse. De pronto el enano comienza a reírse como un maniaco, mirando para el músico como si el fuera la causa de sus burlas. Ed enarca una ceja, confuso, incapaz de comprender que le hace tanta gracia, y acaba optando por encogerse de hombros hacia la sacerdotisa, y lanzarle un guiño divertido señalando con la cabeza al risueño clérigo. "Este tío parece tener un sentido del humor un poco particular... En fin, una preocupación menos".

Si alguien desea acompañarme, agradeceré una charla por el camino.

La taberna tenía gente de sobra y aquel era un momento excelente para practicar la nueva melodía ante un buen público, pero tampoco había muchas mas opciones. No dice nada interesante, aparte de silbar una bella melodía, mientras espera a que el resto se pongan en marcha y se decide a seguirles unos pasos por detrás.

El paseo por Aguasprofundas le trae multitud de recuerdos de su tiempo en las calles de la ciudad, de la banda, de las canciones y festejos. El músico sigue al grupo pensativo, perdido en ideas que flotan a su alrededor y tan pronto vienen, se van. 

Con la sutileza que le acostumbra, Nótt tira de sus habilidades para el regateo, forzando a salir al músico de sus ensoñaciones para comprarle algo. En los pueblos era una tarea más sencilla, pero es difícil persuadir a un comerciante avezado a toda clase de tratos, y así eran la mayoría de los que copaban el mercado de la gran urbe. En todo caso, el músico recurre a su simpatía como puede, abaratando lo máximo en los costes del petate, al que consigue añadir un pañuelo sencillo negro, decorado con una luna plateada. Un trozo de tela que no vale mucho, pero que puede que a ella le guste.

En ese momento, un mendigo se acerca a pedir una bendición de la sacerdotisa. Ed ha vivido mucho tiempo en las calles, y sabe que puede ser un simple mendigo... O no. Quizás sea un ladrón, pero puede ser algo peor. Quizás esté solo, o no... Con cuidado, intenta prestar atención a los movimientos del hombre y fijarse si hay alguien más cerca de ellos, que esté actuando mientras el otro les distrae. Pero el vistazo se pierde en la nada, cuando Edirian nota la visible incomodidad de Nótt ante lo que sucede. Deja de atender a las manos y alrededor y da un par de pasos adelante, con expresión serena, colocándose entre el hombre y la sacerdotisa.

- Una bendición de la dama luna es muy valiosa, mi buen hombre - dice el semielfo, protegiendo a la mujer mientras en un gesto inocuo deja que su capa balancee lo justo para mostrar el estoque en su vaina, y su mano apoyada sobre el pomo, sin ningún intento de amenaza - Os salvará como a tantos ha salvado. Que la luna os acompañe.

Puedes ver claramente como el mendigo mete las manos debajo de la capa de Nótt y coge la bolsa con monedas y el salvoconducto que Sharamy entregó a Nótt aprovechando el momento de confusión que ha creado.

El mendigo mira a Edirian que hace un movimiento enseñando su estoque colgando de su costado y podéis ver que fuerza la vista para ver qué le esta enseñado cuando cae en la cuenta de lo que és y mirando alrededor se da cuenta de que Brummbär le ha calado.

En un intento de salir huyendo tropieza cayendo de bruces al suelo sin soltar algo que lleva apretado en su pecho con ambas manos. Le cuesta levantarse y si no se lo impedíis va a marcharse corriendo con lo que sea que lleve ahora consigo.

Sharamy miró a un lado y a otro antes de entrar. Luego, de un ágil salto, entró y saludó a su congénere. Sharamy tenía el rostro más pálido y amarillento de lo normal pero se esforzó en sonreir.

-Vaya! Parece que somos los primeros. ¿Qué tal? ¿Has hecho todas tus compras?

-"Sabía yo que era un malandrín"

Como no le había quitado ojo desde que se acercara a la Sacerdotisa, lo que veo me pilla sobre aviso, así que... a la primera sospecha, en cuanto veo que desliza las hábiles manos entre los ropajes de Nótt, voy a por él...

He visto de refilón que se llevaba monedas y... el salvoconducto, de modo que no hay un instante para dudar; cae al suelo, y yo encima suyo, con la fiel barrica de cerveza a mi espalda, de manera que... a ver como se mueve, con fornido enano a su chepa.

-¿Pero como se te ocurre hacer esto? Suelta lo que has cogido, o la ira de Tempus, luego la mía, y después la del resto para lo que quede, caerán sobre tí, so mandríl.

Algo me extraña; en circunstancias normales... bueno, un ladronzuelo, no pasa nada, le atrapas, lo normal, pero este... ¿ha ido a por Nótt por azar, o buscaba directamente el pergamino con el salvoconducto?

No soy especialmente considerado con él, pues le busco los brazos para llevarlos a su espalda y retorcerlos hasta que devuelva lo sustraído... y que suelte algo más....

-Suelta lo que has cogido, felón, y canta por esa boca de piñón por qué has cogido el pergamino, o no vas a poder usar la diestra por una buena temporada

Darnys dejó ir un suspiro. Si bien aquella ciudad podía estar llena de maravillas, canciones y colores también estaba llena de pequeños hurtos, conspiraciones y asesinatos. Por eso mismo prefería el campo. Todo era más sencillo, todo era más puro y con menos dobles intenciones. Allí se podía vivir en paz.

Dio dos largos pasos y se colocó junto al enano lanzando una mirada de soslayo al pretendido ladrón. La verdad es que le costaba llamar así a alguien con tan poca habilidad y de hecho el sentimiento que más le provocaba era el de lastima.

-Los enanos no son muy conocidos por dar su brazo a torcer. Dijo Darnys. Lo peor es que no lo dijo en tono jocoso ni nada, sencillamente como quien habla del tiempo con un vecino. -No te hagas de rogar, alguien con tan poca maña como tú dudo mucho que pueda soportar lo que un maese enano habilidoso pueda hacer.

Volvió a dejar un largo suspiro. Todo aquello le recordaba poderosamente al pasado. Le recordaba mucho al viejo enano que la había acompañado durante sus aventuras. ¿Donde debía estar aquella terca mula?

Se encogió de hombros. -Además si lo dejamos entre nosotros la guardia no tiene porque enterarse.

Mientras Darnys decía esto se había entretenido mirando unas largas agujas para hacer calceta. La verdad es que podría ser útil para matar las horas muertas en el viaje. Aunque por otra parte odiaba dar la imagen de la viejecita en el porche por muy habilidosa que hubiera resultado ser en tejer para sus nietos.

Desde su posición, el músico observa como el enano sujeta al mendigo contra el sueno con violencia, asegurándose de que la sacerdotisa quede a su espalda. La escena le provoca cierta tensión: Edirian no es muy amigo de la violencia innecesaria y aquello estaba yendo demasiado lejos. Da un paso adelante, desenvainando con gracia su estoque y haciendo un gesto al gentío alrededor, indicándoles que todo está bien, cuando en ese momento...

Suelta lo que has cogido, felón, y canta por esa boca de piñón por qué has cogido el pergamino, o no vas a poder usar la diestra por una buena temporada

"¿Pergamino?". El bardo hace un gesto a Nótt de que revise sus ropajes, y se agacha junto al mendigo en el suelo, de forma que la cara aplastada contra los adoquines quede mirando fijamente al semielfo. Hace muchos años que Ed aprendió que uno podía odiar la violencia, sí, pero esta terminaba por encontrarle, pero en la medida de lo posible prefería mantenerla lejos. Y esa ocasión no necesitaba de más violencia.

- Mi buen amigo - sonríe abiertamente -, esto tiene una fácil solución. Puedes devolvernos lo que has robado y explicarnos quien te ha dicho que te arriesgues a recibir la maldición de Selûne, y porqué... O podemos entregarte a la guardia. ¿Los oyes? - cruza los dedos a la espalda, agitándolos en movimientos imperceptibles para el mendigo. En ese instante todos sentís el ruido de pasos al fondo de la calle, acercándose cada vez más-.  Ya llegan. Y créeme, no es lo mismo robar a un pobre viajero como un servidor, que a una dama de la Madre Luna... ¿Qué decides?

Reshi se apartó con un salto ante la intrusiva entrada de Sharamy, absorto hasta entonces en su lectura.

—¡Ah!— exclamó llevandose una mano al pecho, luego carraspeo tratando de recuperar la compostura— Perdón, me he sobresaltado.

—Si— respondió ante la pregunta, cerrando el tomo arcano que llevaba en la falda— Ni una cosa de más, ni una cosa de menos— respondió con una sonrisa segura, que se notaba practicada. Una botella de perfume de lavanda que se olía recién estrenada demostraba que las prioridades de Reshi quizás no estuvieran siempre en el lugar indicado. Apartó su mochila, dejándola entre sus piernas, para que su compañera pudiera acomodarse mejor.— ¿Y tu ya tienes todo? Puedo llevarte a algún lado si te ha faltado algo para aprovechar que todavía tenemos carro. Lamentablemente no tengo permitido sacarlo de la ciudad, asique es mejor descansar los pies todo lo posible— ofreció intentando sacar conversación.

Sharamy negó con la cabeza.

-No, por mi parte ya llevo todo lo que tenía pensado comprar. Yo también soy partidaria del "menos es más". Cuanto antes salgamos de la ciudad, mejor para mí -dijo.

De vez en cuando, la arquera miraba por la ventana por si veía a alguien acercarse.

Me resultas familiar pero no sabría decirte de qué. ¿Eres un personaje conocido? ¿Algún cargo público?

—Todavía no tengo cargos, pero si llevo sangre de gente importante. Soy de una rama secundaria de la familia Cassalanter— dijo Reshi, complacido de poder hablar de si mismo

—Quizás de ahí te suene, el negocio familiar más importante ha sido el de banqueros. Y a mi me gustan las festividades, asique suelo estar siempre cerca de los desfiles ¿Puede ser de ahí, quizás?— sugirió con una sonrisa leve, premeditada.— Tampoco tenemos rostros dificiles de recordar. No esperaba viajar con alguien más como yo— agregó tocandose la punta de los cuernos.— No sabía que podíamos tener alas.

Creo que nunca en mi vida he tenido tratos con ningún banquero -dijo riendo. Ya me gustaría! Sí, es verdad que no hay muchos de nosotros pero solemos gravitar los unos hacia los otros. Si no hemos coincidido aún es porque nos movemos en círculos distintos. Lo del desfile es probable,sí.

Sharamy movió las alas. Dentro del carro era imposible esconderlas.

-Por lo que tengo entendido, en alguno de nosotros el elemento feral es más manifiesto que en otros. Algunos tienen dientes, otros garras, yo, nací con estas dos y tú con ese par de cuernos perfectos y estilizados. Los mios siempre me han parecido retorcidos.

—¡Gracias!— respondió ante la adulación de sus cuernos— pero estoy seguro de que volar no puede ser tan malo...— Reshi miró por la ventana del carro, hacia el cielo, y luego volvió a dirigir la mirada hacia su interlocutora—Yo lo he intentado más de una vez, pero no logro entender el truco. Son muchos movimientos sutiles a la vez, y me cuesta recordar el encantamiento entero. Por suerte la primera parte hace efecto antes de terminar de recitar todo el conjuro y por lo menos ralentiza las caidas, si no, no creo que estuviera aquí ahora.

Reshi toma su libro, y lo abre en una página a la mitad. Tinta negra mancha los bordes, y hay trazados en azul en un diseño espiralado por el centro de la página. La letra es pequeña, muy apretada, desprolija. Todo está lleno de tachones, borrones y correcciones. Hay algunos pájaros garabateados en los márgenes de la página siguiente.

—Cuando llamaban a cenar, yo solía saltar por sobre el barandal del segundo piso hasta la planta baja en el hall de entrada. Mi madre lo detestaba— explica Reshi, luego señala un final de párrafo, a mitad de la primera de las dos páginas contrapuestas que parecían contener el conjuro— Hasta aquí todo bien, pero luego de este punto se suma el componente somático y ya no puedo seguir el ritmo. Tengo entendido que si pudiera recordar toda la primer página podría flotar en el lugar, pero aún no logro concentrarme lo suficiente— el mago se queda un poco absorto ante su propio trabajo, como tratando de retener lo que tiene frente a sí, pero sacude la cabeza con una negativa, levemente frustrado.

— Pero supongo que tu no necesitas toda esta parafernalia para despegarte del suelo ¡Debe ser increible!—concluye cerrando el grimorio con un golpe seco, para acentuar sus palabras.

Sharamy se mostró realmente interesada en los apuntes de Reshi.

-Para mí es algo natural, como respirar. Tiene muchas cosas buenas, sí. Y malas, como todo! Me encanta tu libro de conjuros, aunque no entienda nada! Siempre que intentó aprender algo de magos y usuarios del arte, me doy de bruces con ese galimatías que escribís. ¿Crees que podrías enseñarme algo? Siempre me ha interesado mucho la magia (futura guerrera arcana)