Partida Rol por web

Para un grupo de avezados aventureros como vosotros, lo que se ve no es más que otra aburrida taberna en otra insulsa ciudad en alguna provincia sin nombre. No es más que otro lapso de tiempo entre los retos de la verdadera aventura.

Fuera de la taberna, una niebla cubre la ciudad. El húmedo pavimento de adoquines reluce cuando las luces de las lámparas de la calle bailan a lo largo de las piedras resbaladizas. La niebla hiela los huesos y el alma de cualquier persona que se atreva a estar en el exterior. 

Sin embargo, dentro de las paredes de esta taberna la comida es abundante, y la cerveza está caliente y espumosa. Un fuego arde en la chimenea, y la taberna está viva con el bullicio de las voces de la gente del campo.

De repente, la puerta de la taberna se abre, y un manto de silencio cae en la sala. Enmarcada en la niebla por la iluminación de la lámpara se oyen las pisadas de una figura a través de la puerta. El sonido de sus pasos con botas pesadas, y el tintineo de sus monedas rompe el silencio. Le cubren ropa suelta de brillantes colores, y lleva su sombrero ladeado, ocultando sus ojos en las sombras. Sin dudarlo, se acerca a vuestra mesa y permanece con una actitud orgullosa con los brazos cruzados mientras os mira detenidamente mientras se quita el sombrero.

Con una voz con acento, dice: "He sido enviado en vuestra búsqueda para entregar este mensaje. Si sois gente de honor, iréis en la ayuda de mi señor a la salida del alba ¡No es recomendable viajar por el bosque Svalich por la noche!" mientras se saca de su túnica una carta sellada, dirigida a todos vosotros en una bella escritura fluida. Deja caer la carta sobre la mesa. "Tomad la carretera al oeste de aquí y después de unas cinco horas de marcha a través del Bosque Svalich. Encontrareis allí en Barovia a mi señor".

En medio de las miradas silenciosas de la clientela, el zíngaro dirige sus pasos hacia la barra y le dirá al receloso tabernero, "Una ronda para todos. Sus gargantas están obviamente resecas.” Deja caer una pesada bolso con oro en la barra. Después de eso, se va sin más. El murmullo de voces en la taberna se reanuda, aunque algunos entre susurros. Ante vosotros se halla la carta. El sello tiene la figura de una cima que no reconocéis.

_{Ésta es la misteriosa figura del sello}                    

Elizabeth había pasado hace rato el punto de borrachera en que uno abandona el pensamiento racional y la oferta de bebida del extranjero fue lo único que necesitó para convencerla. Adelantándose a la reacción de sus compañeros exclamó alegremente:

"¡Adelante, amigo tabernero! ¡Que fluya la cerveza, el oro de nuestro amigo es bueno y mañana partimos hacia Barovia!"

Alzando su jarra de cerveza al aire, brindó por un nuevo encargo y el oro por llegar. Sus dos grandes pasiones se habían juntado bajo el mismo techo y eso le bastaba, por esta noche... 

Zook vio al nuevo parroquiano de la taberna, sus andares y acento no eran de aquel lugar ni conocía de donde, seguramente de ese sitio de dijo ... Barojia... Barocia .. Barovia ... si asi era , pero lo que mas le atrajo al final fue la invitacion de copas.

- SIII CERVEZA ... HIP, MAÑANA BAROTIA ... HIP - el gnomo estaba un poco feliz, pues aunque era pequeño siempre intentaba seguir a Drutih, y si bien el aguantaba mejor el alcohol, el gnomo nunca habia perdido contra el, pero tampoco ganado claro.

El enano enarcó una ceja cuando aquel extraño viajero soltó la carta encima de la mesa. ¿Por qué nunca podían tomar nada tranquilos en ninguna taberna? Bueno, sí, uno de los motivos era que nunca tenían cerveza enana, pero siempre había alguien que lo fastidiaba además de los taberneros.

Como los demás ya iban tocados y él parecía el unico sobrio, además que posiblemente fuese de los pocos del grupo que supiese juntar letras y averiguar su significado, decidió coger la carta.

Drutih examinó el sello. No tenía muy claro a quién pertenecía*, pero seguro que era medianamente importante. Si no ese humano de acento extraño no hubiese ido alardeando de oro, aún a riesgo de que cualquier amigo de lo ajeno se lo hubiese quitado.

En cualquier caso, el clérigo rompió el sello, mientras sacaba con firmeza y el ceño fruncido (como siempre, vaya) la carta del sobre lacrado. El extraño podría haberse quedado por si tenían dudas, pero para qué. Seguro que le encantaba el dramatismo tanto o más que a Hawke.

—Estúpidos humanos —masculló de forma casi inaudible mientras sacaba la carta—. Les gusta demasiado aparentar. Espero que no quiera que limpiemos sus estúpidas cuadras en su estúpido castillo perdido de la mano de Moradin.

El sello no te suena absolutamente de nada, te suena sin embargo el nombre de las tierras de Barovia a los que os piden que os dirijáis, pero nada relevante, simplemente que son unas tierras misteriosas de las que se sabe poco.

Cuando abres la carta puedes ver una caligrafía muy trabajada, de ésas que según cómo, cuestan de leer. Tanto el papel como el sobre son de muy buena calidad.

La carta luce tal que así:

Drutih leyó con detenimiento la carta. No había duda. Las runas eran muchísimo más fáciles de leer que la caligrafía humana. En cualquier caso, cuando terminó de leer, la dejó sobre la mesa* por si alguien quiería también echar un vistazo.

—Pues parece que tenemos trabajo —dijo el enano mientras se recostaba en el asiento y echaba un trago a su aguada y poco amarga cerveza no-enana—. Y yo por partida doble. Porque si hay una maldad mortífera, es que sin duda no conocen los designios del padre de todos.

Apurando su jarra, dio un golpe en la mesa con ella, para añadir—. Aprovechad bien la noche. Partiremos al alba, pues no hay mucho tiempo que perder si lo que pone es verdad. ¡Y por Moradin que lo sea, o verán a un enano muy enfadado!

Y tras esto, se retiró de la mesa para ir a preparar sus cosas para el viaje que les esperaba, no sin antes decir—. Muy bien, Zook. Sigues de pie otro día más. Algún día terminaremos esta disputa de bebida. Igual alguno que encontremos un lugar donde pongan cerveza enana, y no esta guarrería aguada... —terminó farfullando el clérigo, como solía hacer.

Beth, que ya estaba insistiendole al enano para que leyese la carta con un borracho "¡Vamos, maese Barbahelada! ¡Leed la carta en voz alta para todos!" se queda callada de repente. Esa carta son noticias oscuras sin duda. Terminando su bebida con mirada preocupada, Beth se muestra más seria y también se dispone a retirarse de la taberna.

"Partiremos al alba, pues. Si hay gente que necesita nuestra ayuda, es nuestro deber acudir."

La bruja se retira a la habitación comunal que les había dado el tabernero por cuatro monedas mal contadas, cayendo dormida a la primera de cambio encima de la primera cama que encuentra.

Rolan sonreía apaciblemente, no había dejado de hacerlo en ningún momento. Cuando bebía, sabía mantenerse en ese estado dulce en el que uno estaba relajado y animado, pero no había perdido su sentido común.
Cuando se suelta el oro tan fácilmente, es que no se ha sudado para conseguirlo

Paso el musculoso brazo sobre el hombro de Druth, gesto amistoso que siempre hacía redoblar los gruñidos y bufidos del enano.
Bien dicho, Dru! Ya nos enfadaremos más adelante si todo resulta un engaño

Miro a Beth, una mirada cómplice.
Yo no seré el que me niegue a ayudar a nadie en apuros, Beth. Ya lo sabes

Miro a Casandra y a Hawke, esperando su opiniones. Raro en Hawke que no hubiese abierto esa gran bocaza suya todavía

Solo nos moveremos hacia allá si todos estamos de acuerdo

- Suena interesante la mision ... HIP ... pero si hay algo magico o cosas poderosas me lo pido jijijij ... HIP ... y si podemos chamuscar algo, tambien es para mi JEJEJE ... HIP - digo el gnomo mientras que se tragaba otra jarra grande de cerveza, casi tan grande como el

Era imposible seguirles el ritmo, hace mucho que había perdido las ganas de estar vomitando sus entrañas por ahí, así que bebía lo gusto y necesario para estar bien, sobre todo teniendo a Hawke y Rolan cerca. Estaba dándole un suave trago a su cerveza, riendo por lo bajo por los constantes gruñidos de Drutih (tenía algo adorable que no lograba identificar, pero que siempre le hacia sonreír), cuando el extraño hizo acto de presencia.

Casandra le dedicó una larga mirada, empezando por sus botas y subiendo lentamente. Ya había recibido un par de encargos falsos, normalmente para robarles o cosas peores, por eso a veces juzgaba las posesiones o ademanes de los extraños. Si tenía barro o polvo del camino, si lucia cansado, su ropa, si en verdad era la que usaría un mensajero y mil cosas más. Si quería ser melodramático, lo estaba logrando.

-No somos tan famosos como para que nos requieran así- dijo entre dientes antes de darle otro sorbo a su bebida, entonces el enano comenzó a leer con su típica voz de recién levantado-. Vaya- dijo levantándose de donde estaba, eso cambiaba todo. No podía dejar pasar algo así solo por una ligera sospecha o su natural desconfianza-. Mejor vamos a descansar- esperaba poder ayudar, a quien sea, aunque estaba empezando a aprender que a veces no se tiene la capacidad para hacerlo, no importa lo mucho que uno lo intente-. Espero que Liz no se haya dormido en mi cama otra vez- tampoco le importaba, pero en cuando estaban embarcadas eran situaciones algo molestas. Al menos no era Zook, quien a veces ni llegaba al cuarto. Tenía resistencia, pero esta se iba al garete en cuanto se levantaba de la silla.

—Un tipo vestido de loro viene, de noche, a pagarnos la bebida, a ofrecernos trabajo y se va sin casi decir palabra...—se encogió de hombros— Hm, no le veo nada raro. Pero ¿Nos están contratando para curar enfermos?— preguntó Hawke arqueando una ceja al escuchar el contenido de la carta— Porque no es exactamente mi especialidad... ¡Pero por qué no! A lo mejor hasta aprendo algo.

Hawke echó otro trago de agua. La cerveza del local no era de lo mejor y él padecía mucho las resacas. Sus compañeros estaban todos lo suficientemente ebrios para sentir la cama moverse como un bote, y todos parecían querer aprovechar la aparición del extraño como una excusa para irse a dormir.

—Buenas noches— los saludó— Yo voy a quedarme dando vueltas un rato más.
A Hawke le parecía todo muy raro. Estaban realmente lejos pero ¿Ese tal señor de Barovia sería un noble de Waterdeep? Si era así, sin duda era un truco de cazarecompensas queriendo el precio que llevaban encima tras aquella noche con las cabras. Iba a preguntar a los locales qué sabían sobre eso, antes de irse él también a dormir.

- Bueno .... durmamos caballeros ... HIO ...aunque me gustaria hacerlo mas con la hija del posadero, jijijij - en ese momento le giño el ojo a la hija del posadero que esta de muy buen ver, y ya habia entretenido con los trucos de magia que conocia.

En ese momento salte del taburete ( siempre eran muy altos para mi y tenia que lanzarme al vacio apra bajarme de ellos) y con pasos firmes pero algo tambaleantes comence a amina en direccion de mi cuarto , no sin antes pegar un pequeño eruptito, momento en el cual salio un fogonazo de fuego desde mi boca, haciendo reir a los parroquianos algo bebidos de la sala.

me voy a mi cuarto o al que creo que es el mio, que peudde ser el de la hija del posadero, eso no lo se yo, y me voy a dormir la mona

Pasa la noche mientras el frio se cuela por los finos cristales de las ventanas y las rendijas de las puertas. Los primeros indicios de luz empiezan a dar la bienvenida a un nuevo día, parece que va a ser un dia despejado aunque algo frio de otoño. Elizabeth se despereza en su cama mientras un ligero dolor de cabeza le sacude el cerebro. Drutih ni siquiera nota efectos secundarios de un alcohol que para él era lo más parecido al agua que probaba en mucho tiempo, y los demás apenas habian bebido lo suficiente como para considerarse embriagez. 

Y mientras que para casi todos ha sido una noche tranquila y apacible Zook se despierta con una terrible jaqueca, dentro de la mochila vacía de un desconocido, por algúna razón le debió parecer buena idea meterse ahí a dormir puesto que la mochila era más grande que él... es muy probable que confundiera la mochila con una habitación... cosas de gnomos. Ahora apesta a cuero viejo y rancio y a algo parecido a perro mojado... es un olor desagradable y dificl de describir, pero huele bastante mal.

Mientras os despertáis podéis oir como en la sala común de la taberna donde os alojáis empeiza a haber actividad y el tabernero que parece estar sólo esta mañana ya ha servido algún que otro desayuno.
Los parroquianos del lugar desayunan ávidamente antes de ponerse a trabajar en sus quehaceres y algunos os miran disimuladamente sin dejar de saborear la comida.

Tenéis por delante un largo camino y puede que algunas cosas que preparar antes de empezar el viaje. Pero por suerte contáis con el carromato de Rolan para llevar el equipaje, tirado por sus dos tozudas pero fuertes mulas.

Preguntas a todo el mundo, pero nadie parece saber nada fiable de Barovia, unos dicen que es un sitio maravilloso uno de los sitios más bonitos y espectaculares que existen, otros aseguran que es solo una tierra de leyenda y que en realidad no existe. Lo que si que es muy real es la carta de ése misterioso hombre y su saco de monedas que os invitaron a cenar y a beber.

Elizabeth no es de los primeros en despertarse, pero tampoco la última. Aun acunando un poco la jaqueca, se gira para seguir durmiendo cuando el sol toca su cara y tarda un rato más en desperezarse. Mientras se arreglaba sentada en el borde del camastro donde había dormido, delante de un pequeño espejo de mano de plata, Beth ponía en orden sus ideas.

Bajando hacia la sala común de la taberna y, acercándose hacia el mostrador, desliza una moneda de oro hacia el tabernero, intentando llamar su atención:

"Disculpad, maese tabernero. ¿Compraría esto nuestro desayuno y vuestra atención durante unos instantes?" — dice Beth con la mejor de sus sonrisas — "Estaba buscando averiguar algo más sobre Barovia... ¿Sabríais decirme algo sobre ese lugar? ¿Cómo llegar, qué rumores llegan desde ese lugar, o qué tipo de peligros acechan por el Bosque Svalich por la noche?"

Cogiendo su desayuno, y el del grupo, Beth se acerca a la mesa donde ya se estaban sentando los más madrugadores. Comiendo distraídamente el pobre desayuno de puré de patatas indistinguible acompañado de una densa cerveza negra para que el sabor no se notase, Beth no deja de estrujarse la cabeza sobre su misteriosa destinación con aire ausente.

"¿Cuanta recompensa creéis que nos darán los nobles estos de Barovia? Espero que muchas monedas, y sólo por acercarnos a curar a la chavala esa. Suena a buen trato, ¿eh?"

Zook se depertor con el olor del cuero y el sabor amargo en su boca, miro a us alrededor y comprendio que no era su cama, peor no era el peor sitio donde habia acabado durmiendo, recordaba cuando una noche termino durmiendo en el cubil de un Etin, siendo acunado por una etin ciego que creia que era su cria ... olia fatal, pero durmio bien calentito esa noche. En cuanto al olor, una noche durmio con la cabeza metida en el sobaco del Enano, y aquel olor no podia ser superado por nadie ni anda en la faz de la tierra.

Sali de la mochila, que al parecer era de un bardo de se olajaba en aquel lugar y con un movimiento rápido predi ligeramente las puntas de mi barba, la cual siempre arreglaba asi, acabando con el olor de cuero y dandome un olor a quemado, mas relacionado con mis habilidades.

Mi constitucion era parecia a la de los enano, me emborrachaba mas, pero la cerveza no causaba grandes males en el gnomo, si acaso no recordar del todo donde dormia, pero siempre encontraba lugares curiosos y divertidos donde dormir comodamente.

Comences a bajar las escaleras con pequeños saltitos, mientras veia a los comensales y mis compañeros en una mesa desayunando, le pedi al posadero un desayuno completo , tamaño enano y me diriji a la mesa.

- Buenos dias señores, como han dormido, yo fantasticamente, he descubirto un lugar super apasionante para dormir, tal vez lo emplee mas adelante para dormir mientras caminamos ..., nos dirijimos a Barocia, no??, espero que la recompensa no sea la de ayer, sino no la fundimos bebiendo JAJAJA ... por cierto donde esta ese borracho de Drutih, ayer no pudo ganarme al final jejeje, aunque tampoco lo consegui yo ... pero algun dia ... debe haber algun conjuro para reducir la resistencia al alcohol natural de los enanos, JIJIJIJ, ese dia le ganare JUJUJU -

El canto de algún ave local le despertó. Lo primero que cruzó por su cabeza era como ayudar a una joven enferma, quizás Drutih lograría hacer algo. Ella era más bien de asesinar a eso que estaba molestando, pero intentaría estar a las alturas de las expectativas. Así que se cambió con rapidez y sin mucha preocupación por su aspecto, para bajar donde se reunirían todos antes de partir.

-Teniendo en cuenta la gran cantidad de oro que gastó ese tipo en las bebidas… debe tener mucho dinero- dijo encogiéndose de hombros. Era alguien que quería ayudar, pero cuando la otra persona podía pagar, esperaba que lo hiciera. Lamentablemente esa profesión traía más emociones que riquezas-. Barovia- le corrigió-. Estoy segura que le ganaras alguna vez- le dijo a Zook con una sonrisa sin dientes, pues sinceramente creía que era una tarea imposible, como dejar que te tragara un dragón para matarlo desde dentro-. Saldré un momento a buscar algunas hierbas, el viaje puede volverse peligroso.

No podían perder mucho tiempo, así que no se alejaría mucho, pero esperaba encontrar algo para curar cualquier herida leve o calmar algún dolor. Aún tenía mucho que aprender, pero el camino le había enseñado algún que otro truco. Y si no encontraba nada… pues mala suerte. Si ese bosque era tan peligroso como mencionaba, de noche, de día debía ser inquietante como mínimo.

Encuentras varias hierbas para elaborar algun que otro cataplasma o infusión pero dado que tus conocimientos de herboristería son limitados a tu experiéncia no sabes hasta que punto podrás utilizarlas, pero núnca está de más tenerlos... además... siempre puedes intentar aprender.