Partida Rol por web

- ¡Vaya, qué rápido! - Asombrado por la velocidad de Puck, y curioso por el contenido, Ilth desenvuelve el paquete del cartero. Tras unos momentos saca a relucir una daga común y un modesto pero interesante báculo, del que puede ver emanar algo de afinidad mágica.

-Os dije que el Gran Forjador cumple siempre- asiente Fred, que sabía bien de lo que hablaba. Sobre todo porque esa flecha en la pierna fue de su compañero aventurero, probando el nuevo arco que le había enviado el Gran Forjador. Pero contar esa parte de la historia no era interesante.

El carro sigue su curso, con la guía de Fred. Aunque al llegar a Riverwood tiene que dar un tirón y pararlo.

Una mujer ha pasado delante del carro, con bastante alarma. Fred paraba o la arrollaba.

-¡Los lobos están atacando a las gallinas en el norte del pueblo!- dice a los aventureros y a Fred. Porque no, Fres no es un aventurero, eso estaba claro.

¡Las gallinas en Skyrim son sangradas!

¡Matarlas está penado con la muerte!

¿Es que nadie va a ayudar a esas pobres y desprotegidas gallinas?

- ¡Vaya! ¡Qué velocidad! - dijo mientras recogía el paquete de Puck que era algo grande - ¡Pero bueno! ¡¿qué tenemos por aqui?!, un arma a dos manos, me gusta pero no tanto como una buena hacha, - dijo refunfuñando -  y tiene un filo increíble, como estoy deseando probarla en un combate. - Decía alzando la pesada espada con una sola mano. 

- ¿Qué me decís? ¿Vamos a por esos lobos y a salvar a esas pobres gallinas? -Decía saltando del carro deseoso de usar su espada nueva y animando a sus compañeros a unirse al él.

Con un rápido movimiento de cabeza, Ilth mira a su nuevo compañero, asiente, y baja del carro rápidamente. - ¡Vamos! -

Y se acercan al norte del pueblo nuestros viajeros, donde encuentran efectivamente un par de lobos masacrando a aquellas pobres gallinas. Las pobres no tenían suficiente con ser violadas por los gallos que encima ahora venían los lobos a comérselas.

Por suerte los aventureros pillan a ambos lobos de sorpresa, por lo que atacáis primero.

Me bajo del carro sin decir nada y los acompaño. Me quito el arco de la espalda, tomo una flecha y voy tensando el arco con esta mientras apunto a uno de la manada.

Ilth visualiza su objetivo, se concentra, báculo en mano, susurra unas palabras mientras y de su mano libre aparece un fino rayo de luz azul que impacta al lobo.

Desenvaine la gran espada y cargue con todas sus fuerzas contra los lobos. 

Una de las flechas de Kanaë atraviesa la garganta de uno de los lobos, no dejándole más opción de contraataque. Sin duda la elfa no miente cuando dice que tiene diversas habilidades.

Sin embargo la bola de Itheron solo tumba y achicharra ligeramente al otro lobo. El cual, al caer al suelo, comienza a crecer de tamaño. Sus huesos crujen, sus músculos se estiran y mutan y al final lo que tienen ante sus ojos ya no es un lobo. ¡Es un hombre lobo!

-Ah, mira, por eso estaban reuniendo de nuevo a la Guardia del Alba...-comenta Fred, el cual no ha movido ni un músculo para tratar de matar aquellas bestias. Tampoco lo ha hecho ahora al ver al hombre lobo, no parece sorprenderle.