Partida Rol por web

Die Glocke

Das Venusfuchs (Capítulo II)

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26/03/2017, 00:27
Director

Una semana más tarde...

La colonia Sigfrido estaba adquiriendo forma. La primera fase de su despliegue, la más inmediata, estaba entrando en la recta final. Día tras día, el trabajo se multiplicaba: expediciones para recogida de recursos, grandes obras públicas e investigaciones. Gozaban ya de una pista de aterrizaje recién asfaltada, algunas carreteras de tierra para unir a la colonia con las primeras granjas, un foso con empalizada y torres perimetrales que todavía estaban en construcción.

Se habían situado, eso si, defensas en el perímetro. Se iba a hacer buen uso de las minas, del alambre de espino y los sacos para crear puestos de ametralladora, plataformas de tiro para la artillería e incluso emplazamientos para la antiaérea. En todo eso se mantuvo ocupado el personal militar y parte del civil, mientras los demás construían casas, comenzaban a plantar los primeros cultivos o construían edificiaciones auxiliares.

Era admirable verles trabajar. Había que admitir que los alemanes eran un pueblo trabajador, que arrimaba el hombro y se ganaba el jornal con eficacia. Unido al hecho de que aquellos colonos estaban acostumbrados a la economía de guerra, en un país que sufría bombardeos, la capacidad de planificación a la hora de construir o reconstruir con rapidez se ampliaba exponencialmente. Los aliados sabían que los alemanes eran capaces de poner una pista de aterrizaje en funcionamiento en 48 horas, por que no dejaban de bombardear todas las que podían.

Bernstein se sumergió en maratonianas jornadas de trabajo junto a Krieg y los ingenieros. Por la noche, leía libros a cuyos márgenes Hagall había hecho anotaciones, incluso graciosos dibujos, desde que era niña. Ella había crecido con todo aquello, e incluso en algunas páginas se podían leer, escritas en védico, frases o reflexiones propias, que él todavía no sabía leer muy bien.

Hagall se mantuvo ocupada con los habitantes de Jat. Hablaba con ellos, trataba de aprender su "segundo idioma" y también les enseñaba rudimentos del alemán. Pero sobre todo, traducía lo que decían ellos a los granjeros y colonos: consejos útiles sobre que semillas germinarían, que animales eran mejores para cada entorno, que frutos salvajes se podían comer, que plantas eran beneficiosas y cuales no, los animales salvajes más peligrosos y los que no suponían ningún peligro (incluso lo contrario). Durante ese periodo de aprendizaje, que se prolongaba casi de sol a sol, la pequeña Ara no se separaba de ella. ¡Aprendía tan rápido! Ya chapurreaba algunas palabras y expresiones del alemán, y sabía decir "buenos días", "gracias" y "por favor".

Los habitantes de Jat estaban impresionados con todo aquello. Con su tecnología, con su organización social, con su espíritu trabajador y emprendedor. Resultaba contagioso, casi halagador, si podías obviar las miradas extrañas que algunos les dedicaban, a causa de su tono de piel o vestimenta. Los mandos militares dieron órdenes estrictas para no tratar a los habitantes de éstas aldeas aliadas como "Untermensch". La consigna fue: "piensen en ellos como en los italianos o en los franceses de Vichy". Los colonos mantuvieron contacto por radio con la aldea, sorprendiéndose de aquel aparato con el que se podía escuchar la voz de personas tan distantes, en tiempo real.

Ya se acariciaban otros proyectos. Quedaban unos días (cinco) para que se diera inicio a aquel famoso "mercado" en Rajpur, y mientras tanto recibieron señales de las aldeas y poblaciones vecinas a Jat. Se había corrido la voz, y algunos jefes de aldea deseaban negociar tratados similares con la gente de la colonia, hartos del pago de impuestos a los señores Nuaki. Una revolución política estaba en ciernes, y ellos la estaban propagando. Recibían regalos de otras aldeas, y comenzaron a pedir materiales necesarios para la colonia. Al parecer, en aquellas montañas había unos yacimientos de cobre que les vendrían muy bien en el futuro.

Convenía hacer más expediciones, explorar los alrededores y contactar con posibles partidarios. Afianzar su presencia allí. El coronel acariciaba una idea: presentarse en Rajpur con una embajada alemana y firmar un tratado con aquella reina, alcanzando un compromiso sobre su nueva área de influencia sobre aquellos pueblos. Mientras tanto, había que recopilar información sobre el enemigo. Un ataque sobre Rama y sus partidarios dejaría muy claro de qué lado estaban ellos. Ahora que disponían de pista de aterrizaje, las aeronaves podían zarpar rumbo a misiones de reconocimiento de larga distancia, e incluso de bombardeo.

El reloj de la guerra seguía marcando las horas, y la vida pacífica en la colonia pronto terminaría. Se abría la incertumbre, sobre lo que el futuro inmediato podía ser. Sobre los desafíos a los que se iban a enfrentar, los misterios que todavía estaban por resolver y la supervivencia de una colonia que estaba dando sus primeros pasos en firme.

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26/03/2017, 01:08
Director

Tras una semana de duro trabajo con el vimana, había que hacer un informe de lo que habían descubierto. Se analizó concienzudamente todo el interior, la maquinaría, el motor y la sustancia que se utilizaba como combustible. También se tuvieron en cuenta aspectos no meramente estructurales, si no relacionados con la cultura del enemigo y la relación existente entre la forma de "templo volador" y la capacidad de infundir miedo a los lugareños mediante el traslado por vía aérea de un "símbolo de poder" de aquella magnitud.

Sin embargo, algunos de los científicos estaban convencidos de que, si podían acceder al mercurio y los materiales necesarios, podrían diseñar sus propias máquinas voladoras basadas en aquel principio, casi sin dificultad.

Notas de juego

Tiradas:

Cultura (Bernstein)
Ciencias físicas
Electricidad
Ingeniería
Investigación
Observar
 

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26/03/2017, 01:17
Bernhard Zimmermann

El mayor les había reunido en la sala que se utilizaba para dar "briefing" a los militares. Eran un pequeño grupo de soldados y, la mayoría, pilotos. Parecía que se estaba cociendo algo, y no tardarían mucho en averiguar que era. El superior entró en la sala y se levantaron para saludarle. Él respondió, indicando luego que tomaran asiento para ver mejor la pizarra.

-Caballeros, fotos frescas del frente. Nuestro Storch hizo hace dos días un vuelo de reconocimiento hacia el norte, en la dirección en la que los lugareños indicaron que se encontraba "Umad", ese lugar de comerciantes y esclavistas que está dentro del territorio del tal Rama.

Un soldado fue colocando las diferentes fotografías ampliadas en la pizarra.

-Hemos localizado el asentamiento a ciento veinte kilómetros en dirección nordeste. Como ven, se trata de una población de cierta entidad, con edificios de piedra y un muro defensivo con una torre en cada esquina. Calculamos que tendrá unos cuantos cientos de habitantes, sin llegar a los mil. No hemos detectado presencia de aeronaves enemigas en el teatro de operaciones, aunque es posible que las hayan traído al estar alertados de nuestra... capacidad aérea.

Señaló unas fotos de la selva.

-Hay un camino comercial, una especie de carretera, que pasa cerca del lago. La hemos descubierto mediante fotografía aérea. Bien. Nuestros bulldozer están abriendo ahora mismo un camino para que nos conectemos a esa vía. Será el camino de entrada para nuestras tropas de tierra en el ataque a Umad. Ese es nuestro objetivo, la "Operación Retribución". Aplicaremos los principios de la blitzkrieg con un ataque rápido y preciso sobre la ciudad enemiga, tomando prisioneros y suministros.

Señaló las torres.

-La operación tendrá dos fases. El equipo de tierra, con elementos blindados y transportes de tropas, partirá en cuanto el camino esté libre, controlando la ruta y avanzando hacia la ciudad. Es de esperar que el enemigo se alarme, pero tendrán más motivos para hacerlo. La aviación ejecutará ataques de precisión sobre las torres y bombardeará la ciudad para sembrar el caos.

Señaló una campiña delante de la ciudad, donde había cultivos.

-Las tropas de tierra surgirán en ese mismo momento del bosque y atacarán la ciudad, destruyendo la muralla y penetrando en el interior. Dos cazas permanecerán en el aire todo lo que puedan, para brindarles apoyo aéreo en el caso de que el enemigo contraataque, y para enfrentarse a la posible incursión de aeronaves enemigas. Una vez rota la resistencia mediante la coordinación entre nuestras fuerzas, se entrará en la ciudad. La orden es matar a cualquier persona armada o que suponga una amenaza, tomar prisioneros y algunos "esclavos" para que nos sirvan en nuestras obras públicas y los trabajos más pesados. Se llenarán los camiones con materiales interesantes, ya que Umad es un centro de intercambios. Daremos una lista a oficiales y suboficiales de qué estamos buscando. Inmediatamente, ocupen la muralla y prepáranse para un posible contraataque, aunque trataremos de ser rápidos. Los pájaros regresarán a repostar, pero estarán disponibles durante la retirada y vuelta a la base para cubrirles convenientemente.

Parpadeó.

-Es posible que el enemigo tarde en contraatacar y nos busque. Es por eso que hemos fortificado Sigfrido como prioridad. Si nos enfrentamos a un ataque a gran escala, es mejor concentrar sus fuerzas aquí mismo y destruirlas. Ellos no tienen ni idea de a lo que se van a enfrentar. Por eso, les llevaremos a nuestro terreno. Aquí, frente a nuestras puertas, derrotaremos a sus masas de guerreros medievales con superioridad de fuego absoluta. Con suerte, derrotaremos a todo el ejército de ese tal Rama o una porción muy significativa del mismo.

Se golpeó la mano contraria con la fusta que usaba para señalar las fotografías.

-¿Preguntas?

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26/03/2017, 01:37
Hulda Zimmermann

Clase de Biología y ciencias naturales. No siempre estaba en la enfermería, pues los niños necesitaban aprender. Como miembro de la Liga Femenina, se esperaba de ella que trabajara como maestra o desempeñara tareas concretas dentro de sus capacidades, para bien de la sociedad.

La clase era mixta, pues solo había cuarenta niños y niñas de edad variable en la colonia. Los habían dividido en dos clases: prepuber y puber. La más numerosa era la de los prepuber, menores de 5 a 10 años. La señora Hulda era la "directora" y siempre estaba presente en las clases, ayudando al profesor y explicando ella misma la mayoría de las materias, como la de "Credo Nacional".

Atendía a sus explicaciones y a las preguntas de los alumnos. Las clases eran muy prácticas. En ese caso, estaban explicando el funcionamiento del aparato digestivo del ser humano, ayudadas de un modelo (un esqueleto con partes que se podían poner encima como capas). Una de las niñas levantó la mano.

-¿Los nativos son iguales a nosotros por dentro?

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26/03/2017, 01:47
Director

Era la hora de comer, y Hagall solía aprovecharla bien. La aprovechaba para tomarse un descanso, para escuchar su música y sumirse en sus pensamientos. No le gustaba la deriva de algunos de los acontecimientos. Pero otros no le parecían demasiado mal. Sabía que los militares estaban a punto de lanzar una ofensiva contra Umad, pues había rumores entre los soldados. A ella no le parecía mal atacar al tal Rama, por que le parecía un hijo de puta. Merecía la muerte, y sufrir, sin duda alguna. Pero también pensaba que la mayoría de los hombres lo merecían.

Sin embargo, estaba sumida en sentimientos contradictorios. Había vivido cosas, experimentado cosas, que la hacían dudar de sus convicciones. De sus planes. A pesar de las pesadillas, en las que su padre la sodomizaba mientras sonaba Wagner en un tocadiscos, estaba descubriendo que sentía algo parecido al aprecio, para con algunos de sus compañeros en la colonia. Y eso la desconcertaba bastante.

Tenía una "casa" para ella, por así decirlo. La había construido mano a mano con Fegelein, que se había ofrecido a ayudarla, y la había decorado con todos sus cacharros. Hacía dos días que tenía electricidad, y la usaba a veces para el secador de pelo, el tocadiscos o la pequeña cocina. No es que le gustara mucho cocinar, la verdad, pero no le quedaban muchas alternativas si quería mantener su particular dieta.

Alguien picó a la puerta, y creyó que era Fegelein, así que cuando abrió estaba sonriendo. Pero dejó de sonreír cuando vió que era el coronel. Menos mal que no estaba escuchado nada... "indecente" para un ario.

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26/03/2017, 01:56
Kiefer Jürgens

Allí estaba el hombre con el que tan poco había hablado y sobre el que tantos prejuicios tenía. En la puerta de "su casa". No se había puesto en bragas, como acostumbraba al final del día, por que tendría que seguir haciendo cosas después de comer. Le miró sin decir nada, durante unos instantes bastante tensos. En realidad, llevaba días pensando en que debía terminar su trabajo allí y salir, escaparse y recorrer aquel mundo, libre como un pájaro.

-Disculpe que la moleste. Quisiera hablar con usted, y me ha parecido mucho más... agradable, la posibilidad de hacerlo en su módulo de habitación que en mi despacho. Si le sirve de consuelo, he traído algo de vino.

Señaló una botella que llevaba bajo el brazo, que ya estaba empezada. Parecía un mosela, por el color, aunque no podía ver la etiqueta.

-¿Puedo pasar?

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26/03/2017, 03:30
Damien Krieg

Krieg había estado muy serio y callado desde la reunión con el Coronel y la información secreta que les suministro.

Incluso esos enfados esporàdicos y mal genio, solo salia en muy pocas ocasiones, sobre todo con Olsen o su grupo cuando daba ordenes.

Aun se sentía completamente usado y manipulado, ese informe secreto, le habían dejado claro la idea preconcebida de ocultarle información , que el General usara a Olsen para mandar mas gente sin saberlo él.

Aguantaba ese enojo y rabia, muy para sus adentros, su manera de no enfermar y desquitarse, había decidido no hablar con nadie a no ser que fuera extrictamente necesario, encerrado muchas veces en su oficina, mientras investigaba y recopilaba los datos del Vimana y corriendo por la base Sigfrido, para tener su mente y cuerpo entretenidos, pero la rabia le devoraba por dentro.

- Tiradas (6)
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26/03/2017, 12:05
Helmut Bernstein

Se sentía desengañado con el coronel. Les habían mentido durante toda la investigación y el viaje, pero tampoco era sorprendente. Llevaba trabajando con ellos el tiempo suficiente como para conocer la fascinación morbosa de los oficiales militares por los secretos. En aquella ocasión quizás había sido excesivo, pues habían ido a ciegas y conocer toda aquella información con antelación les habría sido de mucha ayuda.

Tampoco se podía cambiar y de hecho los interrogantes principales seguían sin desvelarse. Se moría de ganas por conocer a aquella reina Rajpur y aquel Rama. La infinita lucha de opuestos. Bien contra mal, masculino contra femenino, luz y oscuridad... Verlo como una lucha de contrarios era un error habitual. Lo importante era integrar una cosa en la otra, no destruir una de las partes. Ambas se necesitan. Pero explicar eso al coronel se le antojaba absurdo.

Para enfrentarse al reto que se acercaba no vaciló a la hora de empaparse de las lecturas de la srta. Hagall. Le interesaba poder comunicarse directamente con las gentes de allí, a la vez que revisó los libros que le había reseñado ella. En una libreta iba apuntando las cosas que le llamaban la atención, y empezó a adquirir la costumbre de intentar hablar en védico mientras hacía sus investigaciones. Seguro que era nefasto como sonaba, pero tenía poco tiempo. Demasiado poco tiempo. Y demasiaod por hacer. Pensó en recurrir al pervitin, pero tenía noticias de demasiados suicidos de los sokdados que habían tomado aquel compuesto.Él mismo había estado detrás de sus primeros ensayos. Era una droga muy interesante a nivel de rendimiento, pero muy poco atrayente a nivel espiritual. Y demasiados problemas. Más problemas que soluciones. Se decantó por el tradicional te. Mejor que el café. Un te sobrecalentado activaba las capacidades estimulantes de la teina.

Krieg se mostraba más huraño que él. Tenían demasiado trabajo y nunca había sido la alegría de la huerta, así que tampoco le sorprendió demasiado. Le dolía que no hubiera compartido con él esas confidencias misteriosas, pero lo entendía. Todos tenían derecho a sus secretos.

Bernstein recurrió, también a su secreto. A su Zohar. Estaba camuflado dentro de uno de sus libros de matemáticas especulativas. Le había dolido profanar el libro para ocultar en su interior al Zohar, pero no había tenido elección. El elegido había sido el pobre Karl Weierstrass, pero había elegido el menor de los males. Y nadie iba a curiosear en semejante libro.

Respiró en ocho tiempos y abrió una página al azar, buscando una respuesta a su dilema actual. Como todo libro Revelado, podía servir para guiar el futuro de los hombres, si era consultado de la forma adecuada.

Leyó lo primero que decía.

"Y Jacob se estableció en la tierra donde residió su padre”. “Perece el justo y no hay quien piense en ello”. “Los justos mueren”

Tenía sentido. Un sentido profético, sin duda. Pero esa sólo era una capa de significado. Cuando, como era el caso, lo leía en su idioma nativo, encontraba otros muchos significados si uno se fijaba en el valor numérico de las palabras. Toda palabra tiene un valor. En todos los sentidos. El universo es una fuente inagotable de maravillas.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Cultura 10+9= 19 (si es de humanidades habría de tirar 2 dados más)

ciencias físicas= 10+9= 19 (aunque tengo algunas especialidades como electromagnetismo, en cuyo caso me faltarían dados)

Investigación 16+9= 25

Observar= 4+9= 13 (si es observar detalles también me faltaría tirar 2 dados más)

 

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26/03/2017, 19:10
Hagall Wirth
Sólo para el director

A ese ritmo se le iba a hacer el cerebro papilla. La gente no tiene ni idea del ejercicio tan agotador que es la traducción, máxime cuando se trata de idiomas a tan diferente nivel evolutivo. Había muchísimo vocabulario que no existía en védico y debía ser ingeniosa para desgranar conceptos e incluso introducir germanismos comprensibles para los nativos, Ara decía que aquel extraño híbrido (de védico venusiano, védico terrestre y alemán) lo habían apodado “Hagaliano”, sin darse cuenta estaba creando un nuevo idioma.
Allí estaba ella desembrollando malentendidos, explicando técnicas de agricultura, explicando instrucciones… y por si fuera poco cumple con tus obligaciones como sacerdotisa, ten contentos a los colonos, lidia con los militares, construye tu propia casa… un día venusiano duraba casi el doble que uno de la Tierra y aun así le faltaban horas. Por eso fue férrea en lo que concernía a sus momentos de asueto, véase: su sesión de yoga matinal, la hora de comer y la noche después de la cena. Gracias a los dioses que existía la infusión de bayas, porque si no la cabeza no le habría aguantado semejante ritmo.
Inesperadamente las mujeres nativas se interesaron por los ejercicios que hacía por la mañana, cuando les explicó que venían bien para “cosas de mujeres” se mostraron ansiosas por aprender, cosa que hizo muy feliz a Hagall aunque de momento hubo que posponer el inicio de las clases. Feliz… pese a todo el trabajo, con los nativos, se sentía muy a gusto, ellos le daban el calor que no sentía entre los colonos. Cierto era que entre los alemanes contaba con una importante comunidad de fieles pero con ellos nunca se superaba la barrera de la diplomacia (los alemanes es que son así de embarados), además de que no le pasaban desapercibidas las miradas indecorosas y de recelo de algunos. Sabía que era el centro de los rumores más despiadados pues, tímidamente, alguna feligresa algo le había contado e incluso señalado las boca de la que salían...
Que la pusieran verde por no comportarse como una aspirante a ama de casa le daba igual, pero lo tocante a su vida sexual… eso era harina de otro costal y venía a sumarse al calvario de sus noches. Porque mientras estaba ocupada de día todo iba “bien”, pero en cuanto se ponía el sol la invadía esa maldita melancolía venusiana (como ella la llamaba) que le hacía cuestionarse todo y culminaba en terribles pesadillas. En cuanto entraba en sueño profundo regresaban los monstruos de su pasado para seguir torturándola, su padre, toda la anhenerbe, Kammler, incluso Rama (al que imaginó como en la iconografía india y acababa, cual Pentesilea*, comiéndose su corazón).
Tal era la ansiedad que para descansar hubo de recurrir a su reserva personal de opio ¿Por qué le estaba pasando eso? Nunca hasta ese momento le había pasado algo así, inmersa en la espiral de mierda de la Anhenerbe siempre fue fría, distante, imperturbable, ningún terror la atenazaba. Sin embargo ahora que supuestamente era libre… no lo entendía, lo mismo que no entendía muchas cosas ¿Por qué le preocupaban otros? ¿Por qué sentía esas cosas cálidas con ciertas personas? Las emociones le eran algo tan ajeno que no sabía ni identificarlas, Hagall lloraba presa de una inmensa confusión.
El caso es que creía que su vida se había ido por el wáter, ni Atlantida, ni empoderamiento femenino, ni paz, ni libertad, ni pollas. Había salido de una prisión para meterse en otra. Universo de frustración.

De toda la colonia fue la que más tardó en levantar su casa, tal era la cantidad de trabajo que se le acumulaba, pasaban los días y ella seguía en una tienda campaña. No se quejó al respecto, era espartana, pero Fegelein sí reparó en ello y fue gracias a él que le dejaron margen para ponerse manos a la obra. El chaval no sabía lo que le esperaba.
Cada “unidad familiar” de la colonia contaba con una partida de materiales para construir un habitáculo prefabricado (casas modestas pero funcionales que no estaban del todo mal) pero ella nunca hacía las cosas como todo el mundo. Dispuesta a optimizar al máximo el material que se le había proporcionado decidió construirse una “torfbaeir”*, ya que usando materias primas locales podía ampliar el espacio casi el triple, pero para ello les tocó pegarse largas sesiones de cavar, mover piedras, hacer sus propios ladrillos… en fin, complicarse la vida un huevo y parte del otro. Lo cual fue muy divertido, un oficial y la sacerdotisa de mierda hasta las orejas, cómico de todo punto. Como no podía ser de otro modo, fue motivo de comentario intenso entre la comunidad de chafarderas. Principalmente porque después se iban al lago a darse un buen baño (la primera vez que a Hagall le daba igual que le enguarraran la moto).
El esfuerzo mereció la pena, al final le quedó una casa de dos alturas con hall corrido, una gran habitación multifunción con hogar central estilo megarón, dormitorio en el segundo piso y un abrigo lateral para la BMW. No es que fuera una mansión pero gracias a la sabia distribución de pilares y apenas tabiques era muy espaciosa. Los curiosos baúles de sus libros servían lo mismo para hacer de estanterías, que de mesa, que de asiento. El teniente se sorprendió de la cantidad de cosas que la sacerdotisa había sido capaz de empacar en paquetes tan aparentemente “pequeños”, telas suntuosas, colecciones de de lo más variopintas, rollos de pinturas, esculturas… Las paredes quedaron completamente cubiertas por un montón de objetos extraños, el suelo de cojines y tejidos variados y libros por todas partes. Le dedicó especial atención a lo que se deducía que era la cama, una especie de amplio estrado acolchado con edredones y cojines coloridos bajo el más grande de los ventanales. Esa era otra particularidad, las ventanas estaban a la altura del segundo piso, de modo que nadie podía cotillear desde el exterior.
Así fue como se acostumbró a la presencia del teniente, no sabía muy bien que quería pero algo querría seguro ¿Por qué iba a pegarse ese tute si no? Sin embargo debía reconocer que era agradable tener alguien que le hiciera caso, aparte de Ara claro, que en su modesta medida aportó lo que pudo. Aunque jugaba más que otra cosa y sobre todo preguntaba, era una metralleta. Fegelein también hizo preguntas, pero fue más comedido haciéndose cargo de que había momentos en que Hagall se sentía incómoda, esos dos estaban (en esencia) hurgando en su intimidad, viendo todas sus cosas, conociendo sus significados, y eso era como desnudarla.

La resaca social durante esa semana fue abrumadora. Cuando por fin se quedaba sola era la gloria: medio despelotada, hundida en un montón de cojines, escuchando su música, leyendo y bebiendo o fumando a la luz de las brasas. Placer de dioses.

¿Qué haría ahora? ¿Qué rumbo debía dar a su vida? Había cosas que seguían igual, dentro de ella, pero el setting había cambiado por completo. El que espera desespera y a ella le tocaba esperar ver que rumbo tomaban los acontecimientos. No estaba acostumbrada a eso, siempre había tenido acceso directo a la información y ahora… no. Las cosas tenían que cambiar, ella no había recorrido la galaxia para estar así, atrapada.
Era mediodía y estaba en casa picoteando verduras crudas pensando. Los científicos estaban tan obsesionados con su juguete nuevo (el vimana) que parecía que no existía nada más, lo que le causaba un pellizco triste, que la ignoraran de aquel modo, sobre todo Bernstein ¡Le había prestado sus libros y no le había dado ni las gracias! Le agradaba y le odiaba a la vez, una cosa muy rara. Mordía una zanahoria cuando llamaron a la puerta, estaba convencida de que era el teniente así que dio un brinco y corrió a abrir. Al encontrarse con la figura del coronel casi se le sale el corazón por la boca.
“MIERDA
Tarde o temprano tenían que hablar pero ni de coña se imaginaba una situación tan incómoda como aquella. Viendo la botella se le despertaron todas las alarmas, si le ponía una mano encima no iba a dudar ni un segundo en cargárselo y salir de allí a sangre y fuego si hacía falta y que le dieran por culo a todo.
Parpadeó –Que sorpresa coronel- ocultó el desconcierto con cortesía –emmm… ¡Que amable! Sí, pase por favor…- la última persona que tenía ganas de que viera su casa. Le miró las botas, al teniente y a la niña solía pedirles que se descalzaran, pero no dijo nada, le tocaría fregar. Muy simbólico que le llenara el suelo de barro -¿Ha almorzado? No he preparado nada pero… algo puedo improvisar…- descorrió la cortina que hacía las veces de separador del hall y la habitación principal –Sientese donde guste- Antes de cerrar la puerta miró de reojo al exterior ¿Donde estaban esos dos cuando se los necesitaba?… Le acompañó al interior y recogiendo el plato de verduras preguntó -¿En que puedo ayudarle?- los nervios la consumían por dentro.

Notas de juego

*Referencia a la obra teatral "Pentesilea" de Von Kleist (que no sigue el mito tradicional) https://es.wikipedia.org/wiki/Heinrich_von_Kleist

* torfbæir:https://en.wikipedia.org/wiki/Icelandic_turf_house

* Curiosidades de la casa x si sirven de algo:
Hay una colección de armas blancas de diversa procedencia, una colección de pipas de todo tipo, máscaras rituales y teatrales, figurillas de diferentes diosas,
un kapala tibetano

(https://en.wikipedia.org/wiki/Kapala)
un ukiyo-e de Fudomyoo

(https://es.wikipedia.org/wiki/Fud%C5%8D_My%C5%8D-%C5%8D)

una pintura en seda de Guan Yin/Kanon

(https://es.wikipedia.org/wiki/Guan_Yin),

Una litografía de Bruhilda de Arthur Rackham 

y otra de las Nornas (entre las que está Urd) 

En general huele como a incienso o madera perfumada.
 

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27/03/2017, 01:16
Kiefer Jürgens

-No se preocupe, ya he comido en la cantina.

Entró en la casa. Mucho se había hablado de aquel "loco proyecto". Los colonos se habían quejado por que "estaba desperdiciando buena turba, que podía ser usada para las estufas". La verdad es que no sabían como sería el invierno en aquel lugar del planeta, que calculaban que debía estar en un trópico, aunque cerca del Ecuador. Una zona que posiblemente fuera de clima razonablemente cálido durante todo el año.

Observó con ojo experto la decoración y los detalles. Pero sobre todo, su actitud, aunque no la mirara. Sabía mucho sobre ella, aunque ella no podía decir lo mismo sobre él. De hecho, nunca le había interesado demasiado, por que le parecía "el típico militar". No podía estar más equivocada. Se quitó la gorra de plato y dejó la botella en una de esas "mesas" que ella tenía, buscando algo parecido a dos vasos. Se entretuvo, no obstante, hojeando los títulos de los libros que había estado leyendo, y tampoco perdió detalle de la música que estaba cerca del tocadiscos. Y todo eso lo hacía de forma muy disimulada. Tanto que, más que un hombre, parecía una mujer.

-Pues quería hablar con usted, como he dicho. Lo he pospuesto durante un tiempo, no quería agobiarla.

Tenía una especie de banquetas o cogines para sentarse, así que acercó una a la mesa y tomó asiento allí, invitándola con una mano a hacer lo mismo. Poco después, sirvió el vino con cierta parsimonia. Su lentitud la ponía nerviosa, pero era un efecto calculado. Sabía perfectamente que iba a estar más a la defensiva por aquella intromisión. Esperó a que cogiera uno de los vasos y probara el vino.

-Debo agradecerle sus esfuerzos. Se que será difícil para usted darlo todo, día tras día, por la gente de ésta colonia. Se que cuchichean sobre usted, pero a mi eso no me importa demasiado. Sabía que era una persona con mucho potencial, por que hice los deberes...

Bebió del vaso de vino, aunque solo un poco.

-Usted siempre fue una incógnita para mi, se lo confieso. Por eso me tomé molestias. El general no hablaba demasiado sobre usted, así que tuve que ir... a la fuente. Hablé con su padre...

Ella se puso tensa como la cuerda de una ballesta, y él previno aquel gesto. Aún se tensaría más.

-También hablé sobre usted con el Reichsfhürer* y otras personas de su... "círculo" -parpadeó.

La miró de modo significativo. ¿Que quería de ella? Las ganas de coger un cuchillo y apuñalarle en la garganta aumentaron. Entonces, la rompió en mil pedazos.

-Es una verdadera lástima, y lo siento mucho por usted.

Hagall parpadeó.

-No quiero entrar en detalles, pero se leer entre líneas. Se sorprendería de lo que es capaz de hablar Himmler con un par de copas de vino encima. Aunque imagino que eso ya lo sabrá, si no no estaría aquí, en éste planeta.

El coronel sonrió, despacio. Quería resultar amistoso, pero ella interpretaba muchos signos como amenaza.

-Conozco su reputación, así que... -se escuchó el martillo de la luger por encima de la mesa- Le ruego que permanezca quieta. Todavía no he terminado... estoy precalentando.

Con la otra mano bebió como si nada, pero sin quitarle ojo. Dejó el vaso en la mesa, despacio, sin mirarla durante unos largos segundos.

-La verdad es que me da igual. Como imaginará, me enteré de esas cosas antes de partir. Me sorprendió, la verdad, aunque hasta cierto punto. Pero no quiero que se preocupe. El tiempo en el que esos viejos verdes abusaban de usted ya ha pasado, y yo no tengo el más mínimo interés por usted, en lo que a ese tema se refiere...

La señaló con un dedo.

-Estoy aquí para convencerle de algo. Para llegar a un acuerdo...

Retiró ese dedo.

-Intuyo su propósito. Bajo la fachada late algo más. Es usted un espíritu libre, y eso salta a la vista. Yo necesito espíritus libres, a pesar de que tengo que llevar el corsé de las órdenes, el uniforme y el credo. del mismo modo que usted lo lleva. Lo noto. La única diferencia entre usted y yo... son siglos de educación aristocrática prusiana. Yo no me puedo permitir el lujo de... -señaló su casa- Dar éste tipo de muestras públicas. No se si me entiende. ¿Le molesta si fumo?

Una pregunta extraña de un hombre que le apuntaba con una pistola. Sin pedir más explicaciones, sacó el cigarrillo y se lo encendió, todo con la misma mano.

-El general Kammler no era un nazi ferviente. Imagino que usted lo sabrá... de primera mano. Entre nosotros hay gente que el Reich consideraría "escoria". Incluso tengo mis sospechas sobre el señor Bernstein. Sobre usted... es notorio.

Sonrió, despacio, tras dar una calada.

-Pero eso da igual. Todo da igual. Hitler, Himmler, Goebbels, Bormann... todos ellos están en otro planeta, en otro tiempo, y no les vamos a ver más. Eso téngalo por seguro. Ningún milagro hará que los soviéticos no invadan Alemania ni que el Reich caiga, no si los descendientes de ésta colonia hacen algo para evitarlo. He ahí... señorita Wirth, la legítima pregunta.

Usó el vaso, ahora vacío, como cenicero. El martillo de la pistola volvió a sonar, ésta vez en la operación inversa. Lentamente, dejó la pistola sobre la mesa, entre ambos.

-Tiene usted una dicotomía, al igual que yo la tengo. Podemos ser fieles a lo que se espera de nosotros. En su caso, supongo que sería volarme la tapa de los sesos y escapar rápidamente para fundirse entre el paisaje. En mi caso, sería matarla a usted y prevenir una futura traición a causa de... sus gustos y particularidades.

Parpadeó, volviendo a dar una calada.

-O bien podemos explorar una interesante tercera vía. Verá... no hay que ser muy listo para darse cuenta de que éste es un planeta nuevo, y las reglas aquí son nuevas. ¿Cuanto cree que tardaríamos en suavizar el credo nacionalista como fruto de la necesidad o las circunstancias? De hecho, ya lo estamos haciendo, y nada indica que la tendencia vaya a revertirse. Al menos no bajo mi mando, no se si me entiende...

Asintió, despacio.

-Ésto no va del Reich, ni del fhürer, ni de las órdenes. Va de Venus y de sobrevivir, juntos. Ha oído bien... juntos.

Parpadeó, mirándola significativamente.

-Usted sabe tan bien como yo que ésta colonia tiene mucho potencial. Para mal, si, pero también para bien. Podemos hacer algo grande en éste planeta, sentar las bases de una sociedad infinitamente mejor de lo que esos psicópatas de los campos de concentración deseaban. Un auténtico imperio. Usted sabe tan bien como yo que andar por esa senda es una tarea ardua. Debemos obrar de tal modo que parezca que nada ha cambiado, pero cambiándolo todo poco a poco.

Suspiró.

-Entre nosotros hay mucha gente decente, que la guerra ha moldeado en una figura fea. Pero el general me contó que los perfiles estaban muy bien seleccionados. ¿Se ha fijado en que no hay nadie que no tenga un aspecto positivo en su personalidad? Sin embargo, hay ratas entre nosotros, gente muy ciega... Hay que tener cuidado, y tenerles vigilados.

Retiró la mano cerca de donde estaba la pistola, como en un gesto de confianza.

-Lo que le propongo es que recapacite. No quiero jugarretas, ni quiero que reme en la dirección contraria. Quiero que usted y yo podamos hablar en privado cuando guste, y llegar a un acuerdo sobre cómo hay que proceder y el por qué. Yo le diré como podremos hacerlo sin levantar sospechas.

Parpadeó, mirando a uno de esos cuadros orientales tan bonitos.

-Se que todo lo que yo pueda ofrecerle no le hará confiar inmediatamente en mi. Me pongo en su situación. Si mi padre me hubiera hecho esas cosas desde pequeño... posiblemente odiaría a todo el mundo. Especialmente los que entraran dentro de su círculo de amistades, o incluso a todos los hombres en general. Le repito, me compadezco de usted, aunque se que no es 100% una víctima. Conozco su legendaria sed de sangre...

Sonrió, despacio, apurando el cigarrillo.

-Solo quiero darle la posibilidad de saciarla de un modo productivo, que es lo que he estado haciendo hasta ahora, ofreciéndole éstas tareas, dejando que encabece las expediciones a pesar de las habladurías.

Miró un segundo a la pistola, y luego a ella.

-Debe escoger, me temo. Y debe hacerlo ahora. Por que le advierto que en mi encontrará un compañero de fatigas, si decide ayudarme, pero también un enemigo implacable si me la quiere jugar, si me entero... de alguna manera, que nos la ha jugado.

Dejó la colilla dentro del vaso, tragándose la última bocanada de humo. Simplemente la miró, esperando su respuesta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*Himmler

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27/03/2017, 09:31
Hans Topf

Estaba por escapársele una palabrota:

- Razia

En su mente sonó con desprecio. Esto era un acto de piratería total. Es una forma de demostrar la fuerza, pero al igual es manera de hacer que el enemigo aumente su odio hacia nosotros, y los que tengan dudas de como tratarnos, aumente su recelo. De todas maneras, era un soldado disciplinado. Las repercusiones políticas o político-sociales no eran de su incumbencia en estos momentos. Lo compartiera o no, era lo que había, y cumpliría.

Se puso en pie y con taconazo empezó a hablar. - Sargento Topf. La disciplina militar le salía sin querer. Era parte de su subconsciente e involuntario. No hacía falta que se presentase. Todos le conocía, pero era lo que había que hacer ... y lo hizo. - Herr comandant, ¿Se han averiguado ya debilidades o forma de derribar los vimanas? Durante la reunión había estado tomando notas en su libretita de notas. La que siempre portaba en el bolsillo superior de la guerrera con un lápiz. Pasó una hoja. - ¿De qué dispondremos para abrir las brechas de asalto en las murallas? ¿Tendremos apoyo de carros durante los primeros momentos del asalto? Pasó otra hoja. En su mente cabía la posibilidad de tener que asaltar las puertas para abrir paso franco a los vehículos para, ya accediendo intramuros, poder realizar su misión de pillaje. El peso de la fuerza sería con los carros, pero los golpes de mano sólo podían darse arma en mano. - ¿Y se podrán hacer incisos en las tácticas iniciales? Sabía perfectamente que las decisiones de campo las tomaba el que estaba en el campo. El ejército Alemán se decía a si mismo el mejor por: - "Tenerlos mejores generales, ... y los mejores cabos". La "Guerra Relámpago" requería un asalto acorazado, abrir brecha, rodear al enemigo y luego reducir sus núcleos defensivos tras el punto de ruptura. Este tipo de ataque solo cabía compararlo con la Blitzkrieg en que sería un asalto con armas combinadas, o sea, infantería, artillería, carros, mecanizada y ataques aéreos. Toda una fuerza trabajando en conjunto, pero ... solo para la ruptura, ya que no tenía nada que ver con esa estrategia.

A veces, pensaba como un oficial, ya que su misión, como suboficial era:

 - Enseñar y exigir las responsabilidades a la tropa, hacer de nexo entre la oficialidad y la tropa, y si fuera necesario, suplir, en su ausencia, con su buen hacer, profesionalidad y experiencia, la falta de mandos superiores. Además, asesorará con esos mismos criterios al mando, para que el resultado de la misión fuera la mejor de las posibles.

Tenía muy inculcado el reglamento, pero para él, eso era una forma de vida, por muy deportista que fuera.

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28/03/2017, 00:03
Hagall Wirth
Sólo para el director

El Mosela era uno de esos vinos que tiene un color muy bonito, pero los vinos no están para decorar a la luz de la ventana, deben tener olor, sabor, cuerpo… y el Mosela… en eso flojeaba mucho, normal teniendo en cuenta la luz tan débil que riega los campos de Alemania. El Mediterráneo en eso les daba 50 vueltas pero claro, eso un alemán no lo reconocería jamás. Apenas se mojó los labios.

Todo en la actitud del coronel la alarmaba, esa forma de actuar, la parsimonia, la elegancia… sabía que la enfatizaba solo para ponerla nerviosa. No le hubiera hecho falta, sola su presencia ya la crispaba. Eran dos fieras acechándose, se les veía en los ojos por más que sonrieran.
Deferencia… coba… establecer complicidad… mostrar interés… por favor no podía ser más de manual. Hagall esperaba el momento de la mordida.
-Así que hablé con su padre…-
¡Ahí estaba! Su rostro se transfiguró, una patada en las tripas se las hubiera revuelto menos. Cada nombre que salía de su boca era como una dentellada –Es una verdadera lástima, y lo siento mucho por usted- “No te lo crees ni tú, cabrón” la estrategia de la cal y la arena la estaba poniendo de mala leche ¿Por qué no se dejaba los circunloquios e iba al grano? ¿Qué necesidad había de hurgar en la herida? ¿Debilitarla quizás? ¿Regodearse sadicamente? Por un segundo temió que el coronel hubiera venido a reclamar lo que otros habían tenido antes como derecho por ser el cabeza de la colonia. Apretó los nudillos sosteniendo el vaso, la botella estaba cerca… si era necesario le cortaría el cuello antes que permitir que le tocara un pelo. La hierogamia se había terminado para siempre.
“Hijo de puta…” maldijo mentalmente al ver cómo le apuntaba, sí que la tenía calada… había encontrado la horma de su zapato. Soltó aire por la nariz estaba tensa como la cuerda de un piano -…y yo no tengo el más mínimo interés por usted, en lo que a ese tema se refiere…- “¿Qué?” Ahora si que no tenía ni puta idea de que estaba pasando ¿Intentaba hacerla sentir cómoda para atacar de nuevo? -… a pesar de que tengo que llevar el corsé de las órdenes, el uniforme y el credo…- “Uy sí que pena, sufre en silencio, un mártir ¡No me jodas!... espera… ¿Acaba de llamarme escoria?
Cuando preguntó si le importaba que fumase casi se levantó para gritar “Venga tío, vete a tomar por culo” ¡Maldita ceremoniosidad nazi! Que bien la conocía y que poco le gustaba ¿Qué Kammler no era un nazi ferviente? Era un psicópata malnacido, al que le gustaba estrujarle el cuello mientras la empitonaba como una mala bestia, en experiencia de Hagall eso era una matrícula de honor en nazismo.
Le estaba costando mantener la compostura bajo el bombardeo de desagradables recuerdos, cruzó los brazos y las piernas en un ademán muy digno pero sus ojos estaban enrojecidos, las aletas de su nariz se contraían y los músculos de la boca se tensaban en una mueca disgustada. Sin embargo eso no le hizo pasar desapercibida cierta expresión “en otro tiempo…” ¿Acaso sabían ya a que época habían viajado? ¿Estaba en el ajo? “¡Lo sabía! Chupate esa Bernstein” ¿Por qué pensaba en él ahora? Hubiera sido un buen momento para que alguien les visitara, menudas risas…
El coronel dejó la luger sobre la mesa y pintó un reto bien interesante, un duelo de rapidez, excitante… a punto estuvo de aceptar solo por la curiosidad de ver quien mataba a quien. Total, si la palmaba “Fin de la partida” y a descansar… arrugó la frente, últimamente fantaseaba demasiado a menudo con la idea de morirse ¿Estaba desarrollando tendencias suicidas? Demasiado stress…
-Al menos no bajo mi mando, no se si me entiende…- ¡Por fin iba al grano! Arqueó una ceja mostrando interés y lo que escuchó fue realmente sorprendente… parecía que iba a hablarle de poder y le habló de reformar, eso sí que no se lo esperaba -¿Se ha fijado en que no hay nadie que no tenga un aspecto positivo en su personalidad?- “Aun estoy esperando verle algo bueno al sargento Topf, y las enfermeras… lo positivo no es su personalidad precisamente…”
-Le propongo que recapacite, no quiero jugarretas- Iba bien hasta que le habló como a una niña pero recuperó el rumbo cuando habló de hacer ingeniería social y no podía negar que eso de “su legendaria sed de sangre” la halagó, sin embargo el descubrimiento de que la estaba toreando reconduciendo su ira hacia metas útiles le tocó el coño, mucho –dejando que encabece las expediciones a pesar de las habladurías- “¡No necesito tus limosnas ni tu condescendencia! ¡No soy ninguno de tus militares para que me conduzcas de ningún modo!”

-Debe escoger, me temo. Y debe hacerlo ahora- Obviamente, cuando pones una pistola sobre la mesa la cosa no suele ir de procesos lentos de maduración y análisis. Sonrió manteniendo la mirada fija en él, en ningún momento había dejado de estarlo. Se tomó su tiempo.
Tenía sentimientos cencontrados en cuanto a que hacer. El animal salvaje que habitaba su corazón quería correr libre, perderse entre la maleza y no volver jamás. La mujer burlada quería medrar, guerra, venganza... y la niña asustada, que últimamente bramaba desde sus sueños, ansiaba encontrar una tabla de salvación que la mantuviera a flote y estable en medio del mar embravecido que era su vida. Sobre todo la espoleaban su orgullo y rebeldía, Hagall siempre tendía a ir a su aire, a hacer las cosas por que a ella le daba la gana y a su manera. Si el coronel, o cualquiera, le decían lo que tenía que hacer (aunque coincidiera con sus deseos) le daban ganas de hacer lo contrario o salir por la tangente. Una actitud muy inmadura, pero es que nada se había desarrollado correctamente en ella.
Pero el coronel había tocado su sueño de una nueva sociedad cuando ella había tirado la toalla ¿La llamada del destino? A lo mejor era verdad que tenía la cabeza llena de pájaros como dijo el doctor, a lo mejor… le vino Ara a la cabeza.
–Francamente tentador- dijo al cabo de un rato –me encantaría ver quién de los dos gana- bebió esta vez paladeando el líquido dorado. Giró el cuello para desengarrotarlo, como si después de aquel discurso las máscaras se hubieran caído  –Si le soy sincera el futuro me preocupa poco, soy estéril, como supongo que ya sabrá, mi mundo acabará conmigo así que para mí solo existe el ahora… pero- levantó un dedo haciendo una pausa enfática –si puedo hacer algo para que ninguna niña vuelva a convertirse en un monstruo semejante a mi …- estiró el brazo y derramó el vino sobre las brasas del hogar* –juro por mi vida qué daré hasta el último aliento- dejó la copa con contundencia sobre la mesa y la deslizó hacia él para que le sirviera otro trago -Brindemos por nuestra recién nacida alianza-  reclinó la espalda en una pose digna de una deva*-y ahora… que estamos en confianza- sonó con un pelín de retintín,ya que la pistola seguía estando sobre la mesa –Me alegró la medida “anti untermensch”*imagino que forma parte de esos primeros pasos que quiere dar. Algo le expliqué al respecto a Fegelein antes de que dieran la orden, lo cual me lleva a cierta duda ¿Sería tan amable de resolvérmela? ¿Es el teniente un submarino?-

Notas de juego

*Con ese gesto Hagall hace un juramento poniendo a los dioses por testigos, no es que desprecie la copa si no que la convierte en ofrenda.
*https://en.wikipedia.org/wiki/Deva_(Hinduism)
*Me refiero a lo de prohibir a la gente usar el término y tratar mal a los nativos

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28/03/2017, 00:28
Director

Ya tenían el informe listo. Tras una semana de trabajo, habían desentrañado los misterios del vimana. Básicamente, se fundamentaba en el uso de un derivado del Xerum 525 de viscosidad menor, que bautizaron con el nombre de Xerum 520, que magnificaba el efecto antigravitatorio que la campana experimentaba cuando funcionaba al 100%. Ese efecto provocaba que todo lo que estuviera en contacto con el Xerum anulaba la atracción de la gravedad, sin importar su peso. Era una cuestión de cantidades. Normalmente, aquellas naves parecían contener sustancia de sobra para poder impulsarse mediante aquellas partes móviles, cuya energía cinética contenía el efecto antigravitatorio y dirigía el campo en la dirección deseada.

Para derribar uno de esos vimanas de transporte, había que apuntar a la base del aparato, donde estaba el "árbol de transmisión" que llevaba el xerum desde el reactor al resto de la estructura. El vimana perdía sustentación y al romperse el efecto antigravitatorio, caía al vacío. Otra posibilidad era, simple y llanamente, destruirlo con un proyectil de artillería, aunque al estar hecho de piedra sería bastante más "duro" que una aeronave convencional.

Bernstein teorizaba con las aplicaciones de esa tecnología para diseñar su propio aparto volador. Utilizando materiales más ligeros y principios aeronáuticos más avanzados, podían mejorar notablemente las prestaciones del diseño. Además, variando la cantidad y posición de partes móviles con respecto al reactor podían crear versiones de "empuje horizontal" semejantes a las de la aviación alemana, con lo que pensaban que se ganaría enormemente en velocidad y maniobrabilidad, aunque era posible que se pudiera desarrollar tantos "match" que fuera contraproducente para el piloto. En el diseño venusiano, siempre existía un amortiguador de inercia para impedir velocidades superiores a los 500 km/h.

Ahora solo había que informar al mando...

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28/03/2017, 00:42
Bernhard Zimmermann

Hubo varias preguntas, aunque las del sargento fueron las más interesantes. Así que las respondió cumplidamente.

-Explosivo convencional y cargas huecas. Sin embargo, contarán con apoyo artillero y cobertura directa de los tanques. Es de esperar que las murallas de piedra cedan a los pocos disparos a causa de la tensión estructural...

Parpadeó sobre lo de los "incisos", adivinando su intención.

-Imagino que la escala del ataque les decepcionará, pero de momento somos solo 100 soldados y, aunque nuestro armamento es superior, el número insuficiente impide explotar el éxito con una campaña de conquista a gran escala. El ataque tiene el propósito de hacer una declaración política, también pensando en ganar posibles alianzas. Estamos barajando la creación de un cuerpo de auxiliares nativos entrenados y equipados con la colonia, que nos puedan ayudar a realizar ese tipo de operaciones en un futuro cercano. Sin embargo, y de momento, es necesario dejar clara nuestra postura frente al señor de la guerra Rama y justificar el trabajo de propaganda hecho por nuestros predecesores. Hay que presentarse en la reunión de Rajpur desde una posición de fuerza, y una demostración de éste calibre nos la proporciona.

Carraspeó.

-Aunque si tiene alguna sugerencia, ahora es el momento de enunciarla. Después... será demasiado tarde.

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28/03/2017, 00:49
Kiefer Jürgens

Brindó, aunque precavido. Nadie le aseguraba que ella no iba a aprovechar ese momento para coger la pistola y matarle allí mismo. Pero tenían que construir un "rapport", una ilusión de confianza mutua que les permitiera trabajar juntos. Así que hizo de tripas corazón con ese asunto. El tiempo diría...

-Tengo una misión para usted, de las que a usted le gustan. Vamos a llevar a cabo un ataque contra Umad, pero necesito cerrar otro frente entretanto. Necesito que usted vaya a Rajpur con unos nativos. Poca gente, algo discreto. En avanzadilla. Una vez allí, deberá encontrar a ese tal "profeta Helmut" y evaluar la situación. No sabemos mucho sobre esa "red de partidarios" que tenemos en el planeta, y debemos obtener información sobre ella... cuanto antes.

Su pregunta le descolocó. ¿Realmente era tan ladina o es que era incapaz de saber cuando un hombre albergaba sentimientos puros hacia ella? Sonrió, al borde de la risa.

-¿Un submarino? El teniente es de la SS, no de la Kriegsmarine... -bromeó.

Parpadeó, evaluando su reacción. Ciertamente, no parecía haberse percatado de lo evidente. Del tema de conversación entre todas las mujeres de la colonia.

-El teniente tiene un interés en usted, pero es un interés personal... muy noble. No se si está familiarizada con el concepto, por que imagino que se han encargado de desvirtuar su significado para usted. Dejaré que lo descubra... por si misma.

Picaron a la puerta. Él recogió la pistola y se la guardó en la cartuchera, para que aquello pareciera simplemente una charla amistosa.

-Vaya a ver... es su casa.

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28/03/2017, 01:20
Ilse Dietrich
Sólo para el director

Desde su vuelta de la aldea, los días pasados en Sigfrido habían sido de mucha actividad, sin tiempo para pensar en algo más que preparar lo que sería su nuevo hogar y el dispensario donde atenderían a los enfermos. Eso unido a las investigaciones, a los estudios de todas las anotaciones que había ido haciendo así como a las clases que debía impartir a los niños de la colonia, conseguían que las horas pasaran a mucha velocidad.

Su rutina diaria era muy estricta y, desde que se levantaba hasta que llegaba la hora de volver a retirarse a dormir, Ilse se encontraba inmersa de lleno en que todo se llevara la perfección. Había supervisado, junto a sus compañeras, que el pequeño hospital estuviera construido a su gusto, al igual que la pequeña casa que compartirían hasta el momento en que cada una de ellas encontraran una pareja adecuada para llevar a cabo una de las tareas más importantes para una auténtica mujer alemana… Tener niños y criarlos como buenos hijos del Reich.

Pero mientras esperaba a que ese momento llegara, Ilse se dedicaba también a dar clases, educando en los valores fundamentales del nacionalsocialismo así como en las materias propias de cualquier educación alemana.

En ello se encontraba ese día, explicando a los niños el funcionamiento del aparato digestivo, intentando hacer la clase amena para que no perdieran la concentración. La pregunta de aquella niña la dejó sin habla durante unos instantes.

Como enfermera con conocimientos de medicina, así como su pasión por la ciencia, sabía que el cuerpo humano era el mismo fuera de la raza que fuera, era algo que había comprobado de primera mano e Ilse consideraba que la inferioridad de determinadas razas simplemente estaba en sus capacidades intelectuales o físicas, pero no en los componentes con los que se formaban los cuerpos. Pero explicarles eso a aquellos niños, sobre todo con la presencia de la señora Zimmermann, quizás no fuera buena idea, aunque Ilse no creía que engañar de aquella forma, cuando existían datos científicos que demostraban claramente que el cuerpo humano era igual en un judío que en un negro o un alemán, fuera bueno para la educación de los niños, pero también sabía que eso iría en contra del credo.

Por dentro sí. Todos tenemos un corazón que bombea sangre, unos pulmones que nos permiten respirar, un estómago que procesa lo que comemos y todos sangran cuando se hacen un corte en la piel. —Echó un rápido vistazo a Hulda dispuesta a matizar su explicación antes de darle la oportunidad de meter baza—. Pero su cerebro no funciona igual, son menos inteligentes que nosotros, entienden peor las coas, son más lentos a la hora de procesar la información,… Su cuerpo funciona igual que el nuestro pero de manera más defectuosa.

Era una forma como otra cualquiera de adaptar la ciencia a la creencia de la superioridad de la raza.

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28/03/2017, 01:25
Hagall Wirth
Sólo para el director

Jodó, anda que tardaba en ponerle deberes… claro que era puñeteramente lógico. Ella misma se había preguntado por qué aun no habían ido en busca del tal Helmut y hasta se había planteado ir en plan escapada si nadie la tenía en cuenta para ello ¡Genial! Así pondría a prueba a Daman, que ya tenía ganas de ver la madera de la que estaba hecho de verdad.
-Perfecto, comprobaré el estado de Daman y nos pondremos con los preparativos-
Accedió al plan, quedaban 5 días para el Lagaan y no podían dormirse en los laureles, había que actuar rápido.
El coronel se veía tan envarado como cuando entró por la puerta, bueno, en relidad siempre tenía esa misma expresión de tener un palo metido por el culo, otro como Krieg y como tantos alemanes de clase alta. Impenetrables… bebieron pero le dio la impresión de que preferiría un hierro al rojo antes que fingir amistad con ella ¡Precioso panorama!

Parpadeó incrédula ante el chiste, primero porque no tenía gracia (humor alemán) y segundo porque no veía lo gracioso en la pregunta ¿Era su manera de intentar congraciarse? Dibujó una media sonrisa mientras daba otro traguito a la copa, aunque se notó que no lo pillaba.

-Un interés personal… muy noble- ¿Qué quería decir eso? ¿Es que le daba pena verla sola o que? A ver si estaba quedando de patética y ella sin darse cuenta –No se si está familiarizada con el concepto, porque imagino que se han encargado de desvirtuar su significado para usted…- Hagall analizaba cada palabra intentando averiguar que demonios quería decir ese enigmático galimatías. Tenía la impresión de estar hablando con la esfinge de Edipo –Dejare que lo descubra… por sí misma- “¿Y encima se chotea? Tocate los cojones…” temía haber hecho un pacto con el demonio. A saber…

Cuando picaron a la puerta sintió un leve sobresalto en el estómago, había deseado fervientemente que alguien apareciera para sacarla del atolladero pero ahora, sorprendentemente, se estaba arrepintiendo ¿Y si era la niña? No quería implicarla en su espiral de mierda. Jürgens fue rápido como el viento enfundando la pistola, menudo listo, seguro que ahora ponía cara de tipo encantador y allí no había pasado nada.
Pintó una forzada sonrisa cuando le dijo que fuera a abrir “jeje, que gracioso”. Se levantó y caminó a la puerta echando una mirada de recelo hacia atrás, por si se trataba de alguna triquiñuela para pegarle un tiro por la espalda –Sí?- Dijo con la mano en el cerrojo

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28/03/2017, 01:38
Damien Krieg

-bien, informe terminado, en breve tendré que volver con Hagall y demas, ¿ algo que quiere que le diga o encargo, para Hagall , Doctor Bernstein? -- le pregunta a Helmut.

De manera bastante "cómica", al decir esa pregunta le sonrie, aún estaba convencido que acabarían juntos Bernstein y Hagall, como se decia " las partes incompatibles, se atraen mas" o algo asi.

- por cierto, tengo un trabajo extra para usted Doctor Bernstein, es un prototipo de arma, tras la conversación con el Coronel, hace semanas, me llamo la atención lo que comentó, de un arma eléctrica, que confiscaron del Vimana derribado en nuestro planeta, he hecho un plano y boceto, de un prototipo de arna , una pistola y un fusil, aprovechando los descubrimientos del nuevo Xerum y una manera diferente, de enfocar una energía electromagnética, no se si solo aturdira o emitira una letal descarga, como ya he dicho, es un boceto, que evolucione, se lo confio a usted, para que haga realidad estas nuevas armas...,¿ qué le parece la idea ? - le dice Krieg entusiasmado a Bernstein.

Aquello era una novedad, Krieg confiando en el buen doctor devorador de struddels, un nuevo arma, era algo insòlito.

-... si tiene algún mensaje o recado, para dar al otro grupo, en el día de hoy prepararé mis cosas, para más tarde me lleven en avión con el resto.Aunque primero debemos de dar el informe de lo descubierto del Vimana, el nuevo Xerum y lo del arma...- esto ultimo lo dice mirando fijamente a Helmut.

Notas de juego

Ya me comentas, que tiradas hacer para el prototipo de arma electrica, como no, la llamaré Thorkrieg XD

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28/03/2017, 11:07
Hans Topf

- A sus órdenes Herr Comandant.

Y ya que estaba en pie dio el típico saltito para reforzar el taconazo, pero esta vez sin levantar las manos ni hacer seña alguna, ya que tenía la libreta en ellas.

- Los carros, a estas tropas, les impresionará de sobre manera, pero no por eso hemos de desprotegerlos y arriesgar más de los mínimamente debido. Los usaría en conjunto, con un pequeño grupo armado, para evitar que sean incendiados, por gente a pie. Sólo pueden usar de arma contra ellos el lanzarles fluidos inflamables, a no ser que dispongan de algo especial que no conozcamos. Serán más un arma psicológica que otra cosa. En el recinto entrar solo unos pocos de ellos, y el resto quedar a la espera, defendiendo el lugar de la brecha y el camino de escape. Antes de nada, abrir una brecha, y lo más fácil es volar las puertas, ya que los cascotes podrán ser un inconveniente para los carros, pero una muralla infranqueable para los camiones que ingresarán y regresarán con el botín. Hizo una línea para marcar su primera fase del plan en las notas que tenía. Además, una maniobra rápida, será una buena defensa, ya que nos les permitirá una organización previa ni una preparación defensiva. El factor sorpresa.

Atacaría y tomaría una puerta de acceso, creando una vía libre, sin demoliciones. Eso nos evitaría el inconveniente de que los camiones no puedan entrar. Además, prepararía una posible entrada o salida por otra vía, otra puerta me refiero. Esto lo haría asaltando dos puertas a la vez, creando confusión en la organización defensiva.

Otra línea

Nuestra arma es la velocidad y la sorpresa, así que entrar con los vehículos, incluso atropellando a los que allí se encuentren, estando abiertas sería el mejor momento. Además, aprovecharía una hora de máximo tráfico, por ejemplo, cuando llegan de trabajar en el exterior, tras una extenuante jornada de trabajo, e incluso, cuando los guardias estarán más fatigados, pensando ya en cerrar y marchar a descansar.

Otra rallita. Factor psicológico enemigo abordado.

Además, esa concentración de gente nos permitirá que ellos mismos estorben a las defensas y nos faciliten la reunión de las presas para capturarlos con mayor celeridad.

Mejor momento y oportunidad.

Tras eso, como será por la tarde, no tardará la oscuridad en caer, y nuestros vehículos, al disponer de luces, podrán desplazarse por la noche, protegiendo el manto nocturno nuestra retirada. Los autóctonos, no solo, evitarán una persecución, ya que si la realizan serán o muy lentamente o serán buenas víctimas, al traer luz con ellos, y facilitarnos el blanco.

Además, dejaría un contingente defensivo en la base, por si se les ocurriera algún tipo de golpe de mano o contraofensiva, con sus pirámides voladoras. Por supuesto, ha de haber armamento capaz de derribarlas en vuelo en cuanto fueran detectadas. Los números no serán exactos, ya que el contingente tendrá que ser adecuado para las armas que se porten en cada "Tercio".

 

Mi propuesta es dividirnos en tres. Un tercio defensivo, y los otros dos, uno en reserva para vigilar nuestra retirada o poder actuar en caso de necesidad, repartido entre los dos puntos de asalto. El otro tercio, también dividido en dos, para realizar un asalto vespertino en dos entradas diferentes. Tendría preparado un equipo de demoliciones por si hubiera que abrir brecha para entrar o salir con ingenieros y artillería, y el asalto, sería en velocidad, sobre vehículos blindados, seguidos de camiones. Un pelotón de infantería para tomar la puerta y asegurarla, y en las proximidades de la puerta, iniciar la razia. Si hubiera espacio para más "botín" ampliar la zona de búsqueda a las inmediatas colindantes, y crear un mínimo de destrucción, con incendios y derribos, para dejarles con qué estar entretenidos en nuestro repliegue. La artillería la usaría tras el asalto, fuera para darles más "calor"... Guiñó un ojo para mostrar confidencialidad de qué quería decir y destensar su disertación. ...O incluso para proteger nuestra exfiliación.

Tras eso se sentó no antes de repetir el saltito. Ya sentado hizo un amago de guardar la libreta, pero antes hizo una última línea, y esperó por si hubiera que tomar más notas.

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28/03/2017, 14:36
Helmut Bernstein

Bernstein estaba excitado. Más que eso, estaba sobrexcitado. Llevaba una semana a base de te y struddels. La mezcla de teina, azúcar y falta de sueño tenían al científico en un estado de euforia que hacían peligrar por su estado físico o mental. Los días los había pasado con el vimana, estudiando proyectos y adiestrando a reclutas en el uso del artefacto de piedra. Las noches las pasaba con los libros de la srta. Hagall.

Él, al igual que el ingeniero, tenía  a punto su informe. Le dedicó una sonrisa en cuanto le habló. Se le veía de mejor humor. A lo largo de la semana había ido mejorando su talante. Era de agradecer, la verdad. no lo veía a su altura, pero tenía una mente privilegiada. Se podía hablar con el ingeniero.

Śubhaste'parāhṇaḥ, Krieg... Eeeh... Buenas tardes, caballero. Sí, sí, claro. Por supuesto. Ha sido muy amable la srta. Hagall. Justamente de su visita al pueblo quería hablarle. He estado pensando en una cosa. En varias formas de inutilizar los vimanas sin tener que recurrir a la artillería o los explosivos.

¿Le suena Arquímedes?

Le pregunta, con una sonrisa. Pero sigue hablando antes de esperar una respuesta.

Sí, sí. Ese genio de la antigüedad. ya sabe, el tipo de la bañera y de su famoso grito de Eureka. Sí, ese que puso en jaque a los romanos durante el asedio de Siracusa. Ideó una serie de ingenios realmente maquiavélicos. Uno de ellos era una especie de espejo cóncavo de bronce bruñido que reflejaba los rayos del sol concentrados y quemaba las naves romanas. Bueno, nosotros no llegaremos a tanto. La piedra arde bastante mal...

Se le escapa una sonrisilla de inadaptado antes de seguir.

Pero para nuestro propósito bastará. Como habrá visto, los vimanas dependen de un observador para moverse, y no cuenta con protección contra los destellos. Unos espejos de este tipo en manos de las gentes de Jat podrían forzar a los vimanas a tener que posarse más lejos de su objetivo. Algunos cientos de metros, presumo. Eso daría tiempo a nuestros hombres para prepararse y repeler cualquier desembarco. Es poca cosa, sí, pero eso en manos de los nativos de Jat, les daría moral y seguridad al ver que pueden afectar a los artefactos de los Amos. Nada para las gentes sencillas como ver que lo que creían apariciones celestiales no son más que aparatos que ellos mismos pueden combatir.

Mira a Krieg, muy fijo.

No creo que necesite que le explique como construirlos, si es que al final decide hacerlo. No es complicado y puede ser una distracción para los propios habitantes, además de útil. También se pueden hacer servir en caso de emergencia si la radio falla. Bueno, piense en ello.

Entonces se rasca la cabeza, se masajea la nuca mientras observa los planos que le muestra de una arma energética.

Una arma de rayos... Un concepto interesante. Sí. Si se alimenta de Xerum la radiación continuada podría ser un problema. O el mismo haz podría ser contaminante... El concepto es, por eso, muy atrayente. Una arma que sobrecargue las redes neurales podría incapacitar con mínimos daños... Daños permanentes al menos. Dependiendo de la potencia, claro. Y sería una arma silenciosa. mucho más que un cartucho con pólvora comprimida, desde luego.

Con su permiso, Krieg, usaré a Olsen para que me de soporte en los temas más puramente de ingeniería. No vamos a dejarle al margen, a pesar de que él si lo hizo con esos ensayos paralelos... Seguro que le forzaron para que no dijera nada. Sí, seguro que no tuvo elección, verdad? Hay veces que no se tiene elección...

Comenta, sin dejar claro si es o no ironía.

Lo que también me recuerda que necesito de su colaboración para un proyecto más grande. ¿Recuerda el proyecto de los cañones sónicos? Sí, aquella wunderwaffe que se le atribuyó a Richard Wallauschek. Bien, en realidad yo fui el Artista, el inspirador de aquel prodigio. Por desgracia no se pudo acabar de hacer operativo, aunque hicimos unos prototipos muy prometedores.

Bernstein percibe, o cree percibir, cierta duda en el ingeniero.

¿No me cree? Realmente cree que un tarugo como Wallauschek pudo hacer aquello? Por favor. Ese hombre no sabe ni distinguir un zapato de un guante. Mire, el principio es muy sencillo. Todos somos vibración. Sí, sí. Esto que le voy a decir le encantaría oirlo la srta Hagall pero es así. Todos somos vibración. Pura imagen que coincide completamente con el concepto de maya del hinduismo. La Ilusión. No somos materia, en realidad. Somos vibración. Esa es la esencia de la materia. La vibración que excita nuestros átomos creando la ilusión de la materia. Ahora imagine un artefacto capaz de interactuar con la vibración. Sólo es necesario conocer la vibración de algo. ya sea un cristal o acero. Un cuerpo vivo. Lo que sea. Todo tiene una vibración específica. Una frecuencia de resonancia.

Ahora imagine una copa de cristal. Si se pone cerca de la copa un sonido periódico que emita a la frecuencia de resonancia de la copa, ésta empezará a amplificar esa frecuencia mediante vibraciones cada vez mayores. Debido a las propiedades físicas del cristal, éste está limitado por su elasticidad y resistencia. Así, si obligamos a la copa a vibrar cada vez con mayor amplitud, irá acercándose con cada vibración a su umbral de resistencia hasta que...

BAM!

Bernstein golpea la mesa con la mano.

Exacto. Pasa lo mismo con la piedra de los vimanas. Sólo hemos de recrear uno de nuestros cañones sónicos. Se alimentan con oxígeno y metano. No es complicado. Hemos de hacer pruebas con las piedras del vimana, hasta encontrar la frecuencia, y una vez que la tengamos podremos reventar los vimanas como palomitas de maiz.

Busca con la mirada un cuenco con palomitas, pero no lo hay. Ha perdido el efecto dramático. Se encoge de hombros.

Si le gusta la idea, de las instrucciones pertinentes a su gente y nos pondremos en ello.

Ah! Sí. Me olvidaba. tengo esto para la srta. Wirth.

Y rebuscó entre sus apuntes hasta darle un libro. 

Quid pro quo.

Le estrecha la mano a Krieg.

Cuídese.

 

Notas de juego

Es un libro de poemas de William Blake. Hay un punto en cierta página.

Un sueño

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escuché decir:
"¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oirán cómo suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mí?"

Compadecido, solté una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: "¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa."

 

En el punto hay, escrito con pluma, de la mano de Bernstein:

Hasta de los pensamientos del enemigo se pueden sacar enseñanzas.