Partida Rol por web

-A eso es a lo que me refería, los servidores le protegían pero dudo que estuvieran a sus órdenes, pero creo que alguien del sagrado mechanicum estaría en mejor posición para darnos algo de información al respecto -miró la caja que había bajo el supervisor- y quizás puedan comprobar si eso es un aparato xeno o algo del munitorum imperial.

Se quedó ligeramente apartada- si queréis que bajemos, bajamos todos, pero no sé hasta qué punto seré útil allí abajo -ahora mismo tenía un brazo menos, y hasta que no lo recuperara, todo iba a ser mucho más complicado para la sororita.

- La adepta no se equivoca - dijo el tecnosacerdote con aquella voz metálica y distorsionada que lo caracterizaba, después de haber estado muy silencioso desde hacía un buen rato - Mis procesos cognitivos no habían comprendido antes su significado, pero la información extraída de los cráneos de los servidores se corresponde con lo ocurrido aquí. Calcularon que había una gran probabilidad de que su protegido fuese capturado, o revelase información, y lo eliminaron antes. -

- Esa información no describe el contenido del arcón, pero es imposible que contenga objetos xenos o profanos, ya que debió de ser revisado por el personal del deposito. Sin embargo, los infractores que hemos ejecutado no han completado su labor, ya que aún debían llevar de llevar el arcón ante alguien y recibir algo a cambio. -

Orionus comento "No tiene ningún implante corticoidal pero sí que llevaba esto" mostró:

1 - Un documento completo y una licencia que le acredita como trabajador y supervisor de material del Munitorum.
2 - Algo escondida. Una tarjeta de cartón duro y de aspecto tosco que apenas contiene un retrato en blanco y negro, un numero de identidad y el título "OBRERO"

Además, bajo su abrigo notáis lleva unas ropas de bastante mala calidad y una petaca de licor. O como lo llaman en los bares de mala muerte "matarratas".

Después de enseñar los enseres del difunto servidor al grupo, Orionus miro el arcón por si llevaba algún: sellado, cerradura mecánica o electrónica.

Al arbites se le pusieron los pelos de punta cuando escuchó a los más jóvenes hablar de meterse en la cabeza del cadáver. A punto estuvo de ponerle el cañón del arma en la cabeza a Gianna cuando le escuchó proponérselo y sólo recordarse que no estaba en el arbites, sino en la Inquisión, cuyos caminos podían ser tortuosos junto con la inmediata negativa del psíquico a hacerlo habían impedido que le volara la cabeza por lo que a todas luces eran heréticos pensamientos.

Sacudiendo la cabeza como si quisiera despegarse de tan desagradable sensación el viejo sacó la multillave que llevaba a la cintura y se dispuso a abrir la caja robada, no sin antes buscar si ésta tenía algun sistema explosivo o de seguridad ofensiva. Seguramente, si tenía algún dispositivo de seguimiento, el propio supervisor ya se habría preocupado de anularlo, pero nunca estaba de más asegurarse.

Revisada así la caja, eligió el terminal adecuado de la multillave y empezó a trabajar.

De todas formas, siempre tendrían la opción de transportar la caja y abrirla en un entorno más seguro si la cerradura demostraba mayor complejidad de la esperada.

Orionus se queda pensativo mientras ve como Hieronymus no se lo piensa mucho Hieronymus y abre el arcón. Observo a Urtzi cerca del mando de control de la plataforma en la que estaba subido Orionus con una actitud de "activo la plataforma o no la activo".

Al final Orionus tomo la decisión de no decapitar al supervisor ya era bastante con las cabezas de los servidores sino ya la guardia de la colmena sospecharía que tenían un asesino en serie.

- Adelante, señor Urtzi, active la plataforma y veamos a donde nos lleva esto - dijo el arbites consciente de que aquella era la única vía posible de actuación, pues carecían de otras pistas a excepción de la cita/trampa en la cúspide de la colmena.

Se volvió hacia el resto - Señores, actitud de combate, no sabemos a donde vamos pero es muy posible que tras el numerito de anoche nos estén esperando - dijo sin sonrer - Urtzi, Taikel e Isolda en el centro, los demás cubriremos la periferia - el arbites había omitido en esta ocasión al tecnoadepto pues tras haber visto la potencia de fuego que éste podía desplegar, quizás no estuviera tan indefensa como el sabio, el psíquico o la hermana gravemente herida.

- En caso de que existan varias salidas al final del paseo, tomaremos estructura por parejas. Heinrich conmigo - dijo, emparejándose con su compañero y quizás el único ser vivo en quien confiaría su vida a ciegas - soldado Gianna con el señor Boulder - aquellos dos parecían hechos de la misma pasta, quizás se llevaran bien, o quizás no, lo cierto es que al arbites no le importaba un ardite mientras cumplieran con su trabajo y mantuvieran a los demás a salvo, aunque esperaba que sus carácteres se complementaran e hicieran buena pareja - Arcturus, en tal caso, protegereís a los demás y nos servireís de apoyo y enlace a ambas parejas.

- ¿Listos? - una vez más, no esperó respuesta alguna y se dispuso en la parte frontal de la plataforma tras amartillar el rifle y preparar el escudo antidisturbios que libre de su funda negra mostraba su superficie pulida.

Orionus al escuchar la distribución que organizaba Hieronymus y la precaución de un posible peligro. Decidió Desenfundar su rifle automático y le comento a Isolda "Quedate detrás de mi, se que eres competente para cualquier peligro pero prefiero que me cubras dentro del circulo de defensa" hizo una señal de afirmación con la cabeza expresando (confío en ti).

Después miro a Gianna y le dijo "compañera nos toca  cubrir el uno al otro" se levanto la mascara y le dirigió una mueca de media sonrisa (manifestando que se fiaba de ella) se volvió a poner la mascara y se puso en posición defensiva.

Heinrich asiente a su binomio y prepara su escopeta. Es un arma de recarga extremadamente lenta, pero para el primer disparo en una reyerta en espacios cerrados puede ser decisiva.

-Te sigo.

Como siempre el Arbites nos habia organizado. Me parecia biene star en medio, donde era menos probable que recibiesemos un tiro, si las cosas iban mal. Me coloqué a la derecha de los tres, puesto que casi con toda certeza habia estado en mas combates que el Adepto, y no estaba tan herido como la Sororita, por lo que de todos modos tendria que protegerlos si se torcía la cosa. Empuñé mi rifle de proyectiles sólidos, asegurándome de que tenia el cargador lleno y estaba listo para escupir muerte a cualquiera que nos asaltase. 

- Listo. - Dije tratando de mostrarme confiado y profesional. No es que se me diera muy bien. Miré al adepto y le di un codazo flojo. - Tranquilo, que todo irá bien. Con suerte sobreviviremos mas de la mitad. - Le dije con una sonrisa un poco estupida, tratando de bromear. 

Urtzi tragó saliva con dificultad ante la broma de Talkel pues, a pesar de tratar de relajar el ambiente, aquella posibilidad no resultaba en absoluto remota. Pero el adepto se recompuso como pudo y respondió con una sonrisa nerviosa. -Se... seguro que sí.- Respondió titubeante para continuar con chascarrillo del psíquico.

De repente, cuando dirigió su mirada hacia el panel en busca de algo familiar y tranquilizados, notó cómo su ritmo cardíaco se aceleraba ante el abanico de situaciones que podían derivar de este mismo instante. Y muchas de ellas se componían de alguna clase de enfrentamiento en el que él se veía sujetando su rifle con manos temblorosas y arrancando alguna esquirla del rococemento de las paredes con algún que otro disparo errático. Otras tantas, en cambio, no eran tan benevolentes con el futuro del adepto pues no distaban tanto del amasijo de huesos y carne que conformaban al supervisor ahora mismo. Desde luego el resultado del combate de sus compañeros había añadido sugerentes imágenes de archivo si para documentar una masacre o un final sangriento se trataba...

"Eres un acólito de la Inquisición... Eres el instrumento del Emperador para llegar allí donde otros no pueden..." Sonaba repetidamente en su cabeza casi como una música de fondo. De nuevo debía recurrir a aquel mantra para no sucumbir ante un bochornoso ataque de pánico. Urtzi respiró profundamente. -Voy a accionar la plataforma.- Dijo casi más para convencerse a si mismo de que podía hacerlo que para informar a los demás. Así que, con la facilidad que otorga la experiencia, el adepto activa la secuencia de runas correcta para hacer bajar aquel ruidoso y pesado montacargas.

Era una buena señal que la plataforma fuera lo bastante amplia para todos, incluso con el arcón, evitando que el grupo tuviera que dividirse y turnarse. Los primeros metros el descenso fue relativamente lento, y aunque la compañía del cadáver no inspiraba tranquilidad en seguida dejó de tener importancia.

Tras las primeras decenas de metros la plataforma comenzó a coger velocidad a un ritmo constante, llegando incluso a parecer que se encontraba en caída libre, y que os obligó a agarraros a los asideros que pudisteis encontrar. Allí os encontrábais, atravesando la colmena hacia sus profundidades a una velocidad de vértigo cuando la plataforma comenzó a reducir su velocidad a un ritmo similar al que antes había acelerado, lo que era una suerte, al menos para no acabar como el cadáver a vuestro lado.

Cuando la plataforma por fin se detuvo os temblaban las piernas por lo violento del viaje, y estabais casi en completa oscuridad. El viaje no había durado demasiado, pero sí lo suficiente pare ser perfectamente conscientes de la sensación de ingravidez que os había llenado de inquietud, por no decir temor.

El primero en recuperarse fue el tecnosacerdote, que iluminó el lugar con la luz que salía de un pequeño orbe. Parecía el interior de una antigua instalación industrial completamente abandonada y en ruinas; la maquinaria que hubiera habido apenas si se podía distinguir entre los escombros. Era un milagro que la plataforma pudiera abrirse paso asta allí sin dificultades, o tal vez obra de alguien.

La zona parece tranquila, e inspeccionando el lugar veis que hay múltiples salidas, pero la mayoría están bloqueadas excepto unas que continúan por un pasillo lateral.

Tras la "caída", pues aunque el aterrizaje había sido suave no había otra forma de llamar a la experiencia por la que habíais pasado, tu mente trabajaba a toda velocidad pensando en qué podía haber ido mal con la plataforma. No había forma de saber si había sido un mal funcionamiento o si era así precisamente como debía comportarse su espíritu maquina, pero otro problema más urgente acudía a tu mente.

Calculabas que el viaje no había podido durar más de dos o tres minutos, pero a la velocidad que habíais alcanzado podíais haber descendido decenas o incluso cientos de kilómetros en la colmena. Estabas seguro de que debíais haber llegado a la zona más profunda de la subcolmena, tal vez incluso a las "Profundidades", la zona contaminada más allá de toda esperanza de vida para un humano, pero si era así ¿porqué el aire solo parecía un poco enrarecido?

Asiento en silencio a las palabras de Boulder. En el peor de los casos, vere en accion a un autentico asesino. He oido autenticas proezas de estos hombres y mujeres. Casi hace que merezca la pena el riesgo de morir si con ello veo a uno en accion. Mis antiguos camaradas de armas no me creerian si les hablase de nada de esto, me tomarian por una loca. Trabajando para la inquisicion, protegiendo al sagrado emperador a lo largo de la galaxia, codo con codo con una sororita, un asesino... 

Desecho esas fantasias absurdas, ya no soy una niña. Tengo la mania de pensar demasiado, o de fantasear con tonterias. Eso no ayuda a luchar por el emperador, a veces es incluso al reves. Muchos herejes tenian la mala costumbre de hacerse preguntas. Sin embargo, el lado menos practico de mi naturaleza, ese lado que el lodo de las trincheras no ha conseguido ahogar... No puede evitar ver cierto romanticismo en todo esto.

Saco la escopeta, he visto los servidores y con tanta pieza metalica necesitare algo que penetre el blindaje. La municion perforante con la que esta cargada me vendra bien. Despues de un segundo de duda, decido acoplarle el lanzagranadas y lo cargo con una granada basica. No se si sera buena idea utilizar una granada en unos tuneles, pero en una situacion desesperada es mejor el reisgo de muerte que una muerte segura. Despues de todo no sabemos que hay ahi abajo.

Miro con disimulo a Urtzi. Parece que vaya a cagarse encima en cualquier momento, pero eso es normal. Lo importante es que le echa huevos y lo disimula. Es su primera vez, he visto hombres de aspecto mas duro llorar de nerviosismo la primera vez. Me da la sensacion de que no es tan cobarde como creo que se considera.

Tras escuchar el chascarrillo de Taikel pongo una mueca de disgusto. Psiquico o no, empieza a parecerme un cretino. Lo ultimo que necesita alguien que no ha visto nunca accion es una promesa de muerte. - Urtzi -Le miro fijamente, tratando de transmitirle serenidad mientras le pongo una mano en el hombro- olvidate de esa chorrada. El panico es tu mayor enemigo, que no te domine y todo ira bien. Recuerda, no estas solo, tienes camaradas a tu lado.- sonrio - En una hora estaras bebiendo y riendote de todo esto.

La solucion ante un ataque de panico es una racion de golpes y bofetadas, pero no es el caso. Simplemente, esta asustado porque tiene miedo de que le maten. Lo se bien, a mi tampoco me hace gracia la posibilidad de cascarla, y eso que deberia estar acostumbrada. El resto... Que se yo lo que pasa por sus cabezas.

La verdad es que no estaria mal tener una linterna... Tengo que recordar hacerme con una en cuanto pueda. La calavera voladora del tecnosacerdote puede adelantarse e iluminar, pero sin duda sera a lo primero que disparen si hay alguien aqui abajo. Yo lo haria.
Miro al viejo, esperando alguna instruccion. Nuestros superiores no han dicho que el sea el jefe y no tengo porque obedecer sus ordenes. Le sigo porque es el mayor de todos y se ha pasado media vida luchando, o eso es lo que presupongo. Pero aqui se vera si sabe lo que se hace o no.

El arbites escudriñó la oscuridad con los ojos enrecerrados en busca de amenazas nada más detenerse la plataforma. El orbe de luz del adepto había arruinado su visión nocturna pero al menos, a cambio, les permitía ver lo que tenían alrededor y quizás tranquilizar a los miembros menos fogueados del equipo inquisitorial.

El viejo encendió la linterna y la colocó en el bajocañón del rifle automático junto a la bayoneta para tener las manos libres. Con el foco iluminó la estancia y vió las piezas industriales - arcanotecnología - musitó para sí, empleando el término que empleaban los traficantes de este tipo de maquinaria tan antigua y valiosa como peligrosa.

Sintió en su nuca la mirada expectante de la soldado Gianna y se volvió para ver su mirada interrogante. Los ojos de la soldado se desviaron de forma significativa hacia el servocráneo y de nuevo hacia los ojos del arbites.

El viejo se volvió hacia los demás y habló en voz muy baja - avanzaremos por la única opción visible, pasos lentos, en silencio salvo lo estrictamente imprescindible. Abrid los ojos, no sabemos si habrá trampas, guardias o una emboscada - buscó miedo en los ojos del maestro Urtzi, pero sólo encontró determinación por mantenerse a la altura de las circunstancias - buen hombre, ojalá salga vivo de ésta - pensó el arbites.

- Heinrich y yo en cabeza, cada uno pegado a uno de los muros laterales - esperó que su compañero asintiera para dar su aprobación - yo en el izquierdo, Heinrich en el derecho - continuó - Las luces bajas. Isolda detrás de mí - la sororitas seguía siendo probablemente una buena combatiente para darle apoyo y detrás del escudo de Hieronymus estaría más segura que en cualquier otra posición - soldado Gianna, confío en vuestra capacidad ofensiva - dijo mirando la potente escopeta que empuñaba - ¿iríais detrás de Heinrich como su apoyo?

- Detrás de los cuatro y a unos metros de distancia Arcturus, Taikel y Urtzi - dijo - Mantened bajo el foco de luz, que no nos vean desde muy lejos, aunque nos ilumine el camino - miró al último miembro del grupo - Orionus, confío en vuestra capacidad ofensiva a distancia ¿protegeríais a estos tres caballeros desde justo detrás de ellos? Confío en que podríais cubrirnos desde allí si se presenta oposición incluso desde el frente de la formación. ¿Es así? - esperó las palabras del asesino siempre algo quisquilloso con las órdenes, no le obligaría a tomar esa posición si se negaba sino que a Gianna en su lugar.

- Arcturus ¿sería posible que el servocráneo actuara de avanzadilla? ¿es capaz de ver en la oscuridad? ¿y flotar silenciosamente? - se giró hacia el psíquico - Señor Taikel ¿acaso sería posible que nos avisarais de cualquier peligro o presencia que percibiéseis antes de que la veamos o nos vea? - odiaba tener que recurrir al psíquico del grupo, pero odiaría perder más gente dentro de oscuros túneles y confiaba en el criterio del Inquisidor a la hora de elegir el equipo, cada cual con sus propias capacidades y el psíquico ya había demostrado tener tal capacidad en el almacén.

Cuando la cuestión táctica se había alargado ya bastante, aún en voz baja el arbites añadió algo cuya importancia no quería hacer trascender - Una última cuestión, maese Arcturus, señor Urtzi ¿podeís bloquear la plataforma en esta posición? No quiero que nadie pueda venir desde nuestra espalda mediante ella - ya añadió como quien le resta importancia al asunto - también me gustaría poder contar con ella para salir si necesitamos volver "con cierta prisa" - esperaba que ambos se pusieran manos a la obra y lo hicieran con éxito, si no era así, el grupo podría quedar atrapado en la oscuridad rodeado de potenciales enemigos, por lo que el viejo no quiso remarcar la importancia de tal asunto para no dañar la debilitada moral y cohesión del grupo.

Dicho esto el arbites se colocó en su posición con el rifle y el escudo empuñados. Soltó un momento el primero y con gestos de la mano indicó a Hotel que estaba listo para comenzar. Le dejaba así claro a su compañero y a los demás que a partir de ese punto emplearían las señales manuales que les mostrara el difunto soldado de primera Stig Silvanus. No harían más ruido del necesario y cada pocos metros se detendrían para escuchar. Por un momento y aunque nadie pudo verlo, el viejo sonrió un instante al recordar a aquel guardia corriendo y gritando en calzoncillos en la oscuridad, para acabar chocando de cabeza contra una de las paredes de la mina. Pobre muchacho.

Un instante después perdió la sonrisa, como si nunca hubiera existido y recuperó su habitual gesto ceñudo al recordar algo  más - pobre Reshi - y acarició el mechón chamuscado que llevaba colgado al cuello.

Urtzi se agarró con una fuerza desconocida para él a la barandilla próxima al panel de control de la plataforma. Por precaución ya se había sujetado a ella pero, tras unos breves y concisos cálculos, pudo suponer con poco margen de error que sin duda alguna habría salido despedido en el vertiginoso descenso si no se procuraba alguna clase de asidero. Ni siquiera las agradecidas palabras de Gianna pudieron servirle para sobreponerse a la intensa prueba física que suponía utilizar aquel elevador.

Jadeando y todavía fuertemente agarrado a la barra de metal que seguramente le ha salvado la vida, el adepto luchaba por recomponerse del excesivamente apresurado descenso. No sabía si había sido un esfuerzo de su subconsciente por distraerlo del traumático trayecto o una de las muchas conclusiones obtenidas del mismo. En cualquier caso, había una serie de cálculos que no le cuadraban pero necesitaba recomponerse para asignarles el valor adecuado. Urtzi trata de respirar con tranquilidad y la posibilidad de ello no para de rechinarle en la cabeza. 

El arbites no tardó en tomar el mando a la hora de distribuir a los acólitos en una formación adecuada a la situación en la que se encontraban. Sin duda era la voz de la experiencia en aquel variopinto grupo. Prueba de ello fue la petición que le hizo para cubrir cualquier eventualidad táctica. Urtzi reunió fuerzas y oxígeno para responder. -Sí, claro.- Respondió con un creciente ánimo. Si bien verse encerrado en las profundidades de la ciudad resultaba cuanto menos apabullante, la distracción que suponía el reto de manipular la plataforma en su beneficio le sirvió a Urtzi como una breve tregua en aquel hostil entorno. -Quizás si derivamos las secuencias principales hacia unas rutas de acción suplementarias podamos variar su funcionamiento fácilmente...- Proponía el adepto mirando hacia el tecnosacerdote pues nadie mejor que él podría alterar el comportamiento del espíritu máquina. -No sería un obstáculo especialmente difícil de sortear por un experto, pero siempre podríamos aumentar el número de derivaciones para retrasar el reajuste.- Continuaba reflexionando al respecto. Casi había desparecido en él cualquier rastro de ansiedad o de nerviosismo ante el reto intelectual. Pero poco le había durado la distracción pues la realidad no tardó en regresar con tanta contundencia como la oscuridad que los rodeaba tras el límite que imponían los faroles que llevaban. -Señor Homron, debo advertirle. Puedo decir, sin mucho margen de error, que hemos descendido a lo más profundo de la colmena. Puede que incluso por debajo de la subcolmenta.- Confesó finalmente el adepto tras revelar los inconscientes cálculos que había realizado durante el breve descenso. -No estoy seguro. Pero sí tengo claro que la calidad de esta atmósfera resulta inquietante teniendo en cuenta la profundidad... es decir... puede que haya un tramo seguro por donde suelan llevar las armas de contrabando. Pero deberíamos tener cuidado si nos salimos de la ruta preestablecida.- Advirtió tratando de ser lo más claro posible. Estaba seguro de la distancia que habían recorrido, pero no podía asegurar la calidad de las instalaciones a pesar del conocimiento popular sobre los niveles inferiores de las ciudades colmenas. Delegando sobre estas cuestiones, Urtzi se dispuso a auxiliar al tecnoadepto en la tarea de inutilizar la plataforma para evitar cualquier sorpresa así como para procurarse una ruta de huída en caso de ser necesario.

Tras las órdenes concisas de Hieronymus, el Tecnosacerdote llamó al servocraneo y realizó una comprobación.

- En efecto, el servocraneo podría realizar una exploración preventiva. - Tras unos pequeños ajustes, alzó el servidor en una mano y éste flotó hacia el interior del pasillo alejándose de vosotros.

- Está hecho, analizará y grabará su recorrido, proporcionándonos un burdo y simple mapa del terreno, y retrocederá a la menor señal de peligro o movimiento en la zona. En cuanto a la plataforma, el adepto no se equivoca, pero será más simple hacer que el espíritu máquina se calme y duerma hasta nuestro regreso. - dicho esto, pronunció una brevisima letanía e indicó a Urtzi el orden en el que debía activar las runas para llevar a cabo aquella tarea, que terminó en un instante y sin incidentes.

Como reacción a la advertencia de Urtzi miras tu detector. Parece oscilar entre el 1^er y el 2^o niveles de toxicidad, lo que significa que el ambiente no es nocivo o realmente peligroso.