Partida Rol por web

Con el arco bien tenso apunto al tábano 11 y suelto la flecha. Ojala la flecha sea certera y el tábano muera, debo intentar alejarlos de mi compañero.

- Ayudad a Angainor...tiene demasiado a su alrededor... -  grito a mis compañeros viendo los problemas de Angainor.

Esperemos que logremos abatirlos a todos antes de que le hagan más daño.

Dejé atrás mi pierna, un tanto sentida por el golpe, y traté de generar más apoyo en la otra. "Maldita sea, parezco un idiota", pensé mientras lanzaba una suerte de gruñido.

Observé a los insectos por sobre el escudo, pues frente a tantos no podía hacer otra cosa que mantener la guardia en alto y esperar a lograr golpearles de a uno.

"- Esto es insólito... unos bichos asquerosos no logran golpearme y casi termino por quebrarme la pierna... Mahal debe estar enfadado por algo, o con muchas ganas de hacer bromas- expresé entre dientes".

Hice un paso para mejorar mi posición y reparé en que mis compañeros comenzaban a acercarse. "¡Aahh!, ya deben haber acabado con todos y yo sigo aquí como un idiota", me dije a mí mismo.

Sujeté con firmeza la maza, pero al instante sentí cómo la fuerza me flaqueaba. El golpe que me había propiciado a mí mismo había sido demasiado fuerte... aunque no tanto como para dejarme caer ahora. Levante el escudo y lo llevé bien al frente, tratando de defenderme lo mejor posible hasta recuperarme un poco.

Cita:

Viendo que Angainor estaba en serios apuros, intento acercarme y golpear a alguno de los tábanos que rodean a mi compañero. Sin embargo al entrar en aquel caos, sólo veo revoloteando animales. Pierdo la noción de la situación y de la disposición de cada compañero. Levanto el filo para intentar golpear a alguno de aquellos seres, pero la suerte no me acompaña en absoluto. Manco!!...

El rohir gruñó por lo bajo mientras cargaba hacia uno de esos bichos descomunales. Con presteza, se detuvo frente al más próximo y descargó su hacha sobre él en un movimiento lateral.

Una vez tengo un buen ángulo para disparar cargo mi arco y apunto a uno de los tábanos que rodeaban a Angainor.

Tras unos instantes de concentración suelto la cuerda y emito un breve suspiro, mis músculos se relajan y la saeta zurca el aire en dirección al insecto.

El poney salvaje que aún llevabais sujeto de una cuerda se asusta y huye, habrá que buscarlo cuando finalice la contienda. Lo contrario que la noble cabalgadura de Hador que se muestra valerosa para suerte de su jinete que blandiendo su hacha ataca, su objetivo esquiva en una buena maniobra el ataque del Rohirrim que no hace más que arañar el aire.

Alisterel suelta la flecha y aunque no es un tiro limpio, esta golpea en la parte inferior del gigantesco insecto que cae muerto al suelo, una bestia menos.

La flecha de Ted no tiene tanta fortuna y pasa rozando la espalda de Eadar que con su espada intentaba atacar a uno de los enemigos, esto despista al humano que no acierta en su ataque.

Angainor tratando de recuperar el control de su arma se defiende a diestro y siniestro y lo hace bastante bien aunque uno de los tábanos consigue darle un leve mordisco en el antebrazo.

Suelto el arco y saco la espada ya que la última flecha no ha sido útil. Avanzo hasta el tábano 7 para cortarlo a la mitad (14,16). Tenemos que ayudar al enano que está teniendo problemas y de los gordos con tanto tábano, no sabía que la sangre enana era del gusto de esos bichos inmundos.

Asiento con la cabeza cuando la criatura cae ya exánime al suelo.

Rápidamente, cargo otra flecha y apunto a otro de los insectos, sin embargo, alcanzo a ver de reojo al pony escapando y esto me hace perder mi concentración. Suelto la cuerda y la saeta sale disparada aunque no con la precisión que hubiera querido.

La brusquedad con la que la montura de Hador arrancó ante el espoleo de su jinete le costó su ataque, que fue un simple corte al aire. No obstante, el rohir apretó el mango del hacha con más fuerza aún y descargó un golpe descendente en dirección al tábano escurridizo frente a él, profiriendo un leve grito en el acto, casi como un ladrido de furia.

Ante la torpeza anterior, asío con más fuerza el mango de la espada y dirijo mi siguiente ataque hacia uno de ls tábanos que rodea a Anganior. Si que te quieren estos bichejos. Comento sonriendo al enano. Deja alguno para los demás. Digo refiriéndome claramente al hecho de que el enano tiene más tábanos a su alrededor que enanos hay alrededor de una jarra de cerveza gratis.

Moví bruscamente la cabeza, recobrando de a poco la entereza. Sonreí, pues a pesar que uno de los insectos se me había abalanzado demasiado, no logró molestarme tanto. Mi agitación se hacía cada vez mayor, comprendí que el agotamiento y las heridas que tenía no resultaban muy gratas.

Fijé la vista en los insectos, tratando de mantenerme a la defensiva. Repentinamente, uno de ellos, el que se encontraba flanqueándome a la izquierda, cayó atravesado por una flecha.

"¡Ahora!", pensé al percibir la irritación en los insectos. Sabía que me encontraba debilitado, pero era necesario para mi orgullo aunque sea derribar a uno. Nuevamente, defendiéndome con el escudo al frente, me lancé al ataque...

Alisterel carda y dispara una flecha, pero entre en tiempo que emplea cargando el arco y que ve de reojo como se escapa el poney le sale un tiro no muy acertado que se va varios metros por encima de si objetivo.

Los tábanos que quedan siguen intentando atacar al enano, ¿Tendrán algo contra los enanos que están tan empecinados? Pero Angainor está muy concentrado en la defensa esto hace que siga sin impactar en su ataque pero que tampoco lo alcancen a él.

Eadar se muestra divertido y confiado, será esto mismo lo que hace que realice un movimiento a la perfección partiendo por la mitad a uno de los tábanos, una sustancia pegajosa queda en el filo de su espada que acaba de derrotar a un rival.

Ted en medio de la contienda se desliza hasta las cercanías de un par de los tábanos, está preparado para atacar.

Hador no está teniendo suerte con sus ataques aunque esta vez su filo se aproxima más a si víctima, esas son ágiles y se mueven con rapidez.

Sostengo firme la espada y ataco al tábano 5 con todas mis fuerzas intentando cortarlo a la mitad. Aunque creo que mi ataque no ha sido muy exitoso.

Al ver de reojo como el poney desaparecia me puse nervioso. Mierda, la proxima vez agarra la cuerda a tu cuello y asi no lo perderas. La verdad que el combate le habia hecho bajar la guardia y olvidarse del poney. Esto le hizo despistarse lo suficiente pra no golpear a otro tabano. El tabano numero 1 se libro de ser seccionado como sus hermanos.

Mierda, perdemos el poney. Exclama metido en la refriega.

No me detuve a criticarme a mí mismo ante el tiro fallido, sino que, lo más rápido que me fue posible, cargué otra flecha y la tensé, apuntando al mismo tábano que se había salvado hacia ya algunos segundos. Tras unos instantes mis músculos dejan de estar en tensión y la flecha vuela en dirección al insecto, ahora con mucha más precisión.

Esta vez, el fallo de Hador no fue causa de las circunstancias, sino de su propia incompetencia. Consciente de ello, sus nudillos palidecieron por la fuerza con la que asió el mango de su hacha, y profirió otro ladrido al dirigir el filo de su arma hacia un costado de aquel tábano. No obstante, sus golpes parecían empeorar a medida que la batalla progresaba, lo que le enfurecía aún más.