Partida Rol por web

-No tan rauda, Llanos Fabrat -le dijo la lamia-. Si supiera como detenerlo lo habría hecho hace muchas lunas, pero aunque sea un mortal, aquellos a los que sirve están muy por encima de mi, y sus habilidades en el arte de la brujería son excepcionales. Todavía no he podido ni tocarle.

La criatura se separó un poco de Llanos en dirección a su hogar. A veces se podía ver las extrañas patas de ave asomar entre sus ropajes al andar, aunque siempre que Llanos se fijaba en ellos, los ojos de la Lamia se clavaban en los suyos como una saeta.

-Me gustaría fiarme de ti; conocí a tu mentora y es lo más parecido a una amiga humana que he tenido, pero no sé mucho de tus amigos. Eres una mujer del bosque, pero los otros viven en el pueblo o provienen de tierras lejanas donde siguen atados al dios de los hombres y los muros de piedra -dijo en un tono más serio-. Nosotras no seremos suficientes para detener al conde, pero dudo que ellos sean dignos de conocer aquello que oculta el bosque.

Al colocarse frente a la entrada a la gruta, su figura se recortaba en la oscuridad de forma fantasmagórica.

-El viaje hasta aquí habrá sido cansado. Puedes entrar si lo deseas para descansar y alimentarte -dijo recuperando su sonrisa-. No soy mala anfitriona.

Don Claudio condujo a Pau y Lluisa a aquellas extrañas galerías inferiores que había bajo la capilla de Sacre. Antes de adentrarse en la oscuridad, pudieron escuchar como el capellán Don Ramir parecía estar teniendo una acalorada discusión con el capitán de los guardias del conde. 

Había pasado mucho tiempo desde que Lluisa no pisaba aquellos oscuros pasillos subterráneos de piedra, pero pronto los recuerdos comenzaron a asaltarla. Fueron descubiertos por primera vez cuando las dos eran pequeñas, pero los capellanes nunca lograron descubrir su origen; sólo sabían que era muy antiguo, probablemente de los tiempos en los que gobernaban los musulmanes o incluso antes. Lejos de ser un lugar conocido, Don Claudio y Don Ramir habían mantenido el lugar en secreto, y ni los barones de Lliçana ni el Conde de Munter habían sabido de su existencia.

No tenían claro si los guardias del conde entrarían en la iglesia o si Don Ramir lograría ahuyentarlos, pero en aquellos oscuros pasillos y habitaciones podrían estar seguras. ¿O no? Podían permanecer en una de las habitaciones o continuar adelante por las tenebrosas galerías hasta llegar a una de las salidas.

No obstante, antes de que pudieran seguir adelante. La trampilla que conducía a la iglesia se abrió tras ellas.

Bernat no sabía si arrepentirse de haber cedido momentáneamente el arma al de Santiago. Dudaba de que su comportamiento fuera menos belicoso si no la tuviera en la mano, pero al menos él sí se sentiría más seguro sabiendo que tenía varios palmos de acero en su poder.

La proposición del caballero lo sorprendió tanto que quedó aturdido durante unos segundos. Un lugar en una Orden de caballería, un guerrero santo... Desde luego, aquello era más de lo que Bernat iba a poder aspirar, salvo que se distinguiera sobremanera en alguna contienda futura. Además, la de Santiago, al contrario que otras, permitía el matrimonio de sus miembros siempre que se avinieran a las reglas de la Orden. Pero aun así...

— ¿Y qué pensáis hacer? ¿Darle muerte aquí mismo? — preguntó a don Diego — Lo lamento, pero si es así, no puedo tomar parte en ello. Además, vos mismo lo habéis dicho. El conde es lo que os ha traído aquí, y es un enemigo mucho más malvado y poderoso de lo que pueda serlo esta mujer. Matar a una herbolaria de pueblo que pretende ayudarnos en su contra nos acercará más a su derrota, don Diego.

Parecía que Bernat entraba un tanto en razón, para mi beneficio, porque si los dos se ponían en contra de mí, iba a pasarlo verdaderamente mal.

- Por favor, ¿podemos dejar esas tonterías para más tarde? Tenemos cosas más urgentes que hacer, nuestros compañeros confían en nosotros, así que deberíamos ayudarles, y ahora que hemos encontrado al que yo pensaba que era un aliado - digo mirando con recelo a Don Diego - podríamos ir tras Llanos y ayudarla en su cometido, ha ido sola y seguro que es peligroso ¿no os parece? Por que... ¿Qué clase de caballeros dejarían a una mujer sola mientras pierden el tiempo discutiendo?

Resoplé, ojalá les hubiese hecho entrar en razón.

Teolfo había divisado al capitán Álvarez, quien parecía estar teniendo una acalorada discusión con Don Ramir, el capellán y padre de Llanos. Las amenazas de Álvarez parecían haber caído en saco roto, puesto que ahora el capitán se retiraba por las escaleras, aparentemente enfadado por no haber podido extraer información del capellán.

El soldado respiró hondo, sabiendo que el capitán Álvarez aún estaba cerca, pero necesitaba poner a los capellanes en sobreaviso acerca de las detenciones que se se estaban produciendo. Puede que ser hombres de Dios evitase que les arrestaran o tratasen de torturarles, pero tal vez no lo impediera por mucho tiempo si el conde quería resultados a toda costa. Por ello, Teolfo decidió aproximarse hacia la capilla lo más sigilosamente que pudo. Sin embargo, sus pisadas no fueron demasiado sigilosas.

-Espereu, torneu -dijo Don Claudio tras ellas apresurándose-. Don Ramir ha aconseguit espantar els guàrdies, així que l'habitació de dalt és segura, de moment.

Don Claudio espero a que regresaran para volver a subir. Todavía parecía tenso por aquella situación. Quizás aquel escondite no les iba a servir para siempre. 

Teolfo llegó sin problemas hasta la entrada a la iglesia. Había bastante gente curiosa por los alrededores, alarmada por la extraña irrupción de los guardias del conde, pero sólo unos pocos se fijaron en Teolfo. Nada más entrar se topó con un acalorado Don Ramir todavía por la discusión.

-Per l'amor de déu Teolfo, on eres? Què ha passat? -preguntó muy sorprendido de verle-. Temíem el pitjor.

No obstante, no era prudente quedarse a hablar en la entrada, ya que pronto comenzarían a entrar los aldeanos para la siguiente misa.

-Vine, tenim una nova convidada aquest matí.

El capellán guio al joven soldado hasta la sala de la trampilla lo más rápido que pudo. Allí estaba también Pau el goliardo, pero junto a él había una muchacha de aspecto lánguido y pelo canoso. 

-Vos deixe a soles. Tornaré de seguida -dijo antes de salir de la sala, dejando a los tres allí.

La muchacha sé quedó parada durante unos segundos, no le gustaban los extraños y desconfiaba por toda la situación que le habían contado "su familia". Se palpó los bolsillos de manera casual, para ver que tenía en ellos, tan soló descubrió por el tacto la piedra que usaba para hacer fuego o esmeril y lo agarró por precaución sin sacarlo. 
Sabía que estaba a lo mejor sobreactuando pero demasiados hombres como él había encontrado por los caminos, algunos recientemente, y no se dejaba pillar por sorpresa ahora. Aunque si bien había venido con Don Claudio...

La muchacha sé quedó parada durante unos segundos, parecía algo inquieta o tal vez cansada ya que sus ropas indicaban que había estado mucho tiempo por los caminos, estaban desgasttadas y llenas de polvo. 
Observó al hombre que tenía delante frunciendo levemente el ceño y se acercó pesadamente, como si le faltasen las energias.

-Bon día ens done Déu, crec que no ens han presentat... Sòc Lluisa, hi había viscut ací fins que vaig sortir fa molts anys de viatge com el meu germà Pau- le tendío la mano al joven mientras se acercaba -La teua cara m'és familiar, ens coneixem?

El caballero ignoró deliberadamente todas las palabras de la curandera, evitando todo contacto visual con ella y centrándose sólo en Bernat.

-No es una simple herbolaria; si el vino se ha agriado en su presencia es que es una bruja y ha usado la magia del diablo con sus impuras fechorías. Permitir que una pecadora así continúe con vida no nos deja en una posición diferente de la del conde.

Estaba claro que no iba a echarse atrás en sus convicciones y difícilmente sería posible convencerle de lo contrario. De nuevo blandió aferró con fuerza la espada y la bandió, dispuesta a usarla.

-Si vos no váis a comportaros como un verdadero hombre de Dios, haceos a un lado y yo cumpliré con mi deber.

Teolfo había llegado hasta la entrada de la iglesia, respirando con alivio de no haberse topado con más hombres del conde en su camino. Estaba nervioso y sobre todo agitado, pues había avanzado rápidamente desde la casa de los almogávares hasta su casa y desde ahí a la iglesia.

-Els homes del comte estan començant a arrestar la gent -explicó, con nerviosismo-. Damià em va ajudar a escapar, i sé que els homes del comte aniran a buscar el ferrer i els meus pares. Vaig anar primer a casa dels meus pares, però ells ja se n'havien anat. Els meus pares no hi eren, però crec que els soldats no els han capturat.

Don Ramir se marchaba, dejándole junto con el muchacho al que había conocido el día anterior y una joven de cabello canoso cuya cara le resultaba familiar, aunque no terminaba de ubicarla. Se había presentado como la hermana de Pau, aunque en esos instantes el guardia estaba un tanto alterado como para rememorar si recordaba a Luisa.

-Teolfo -se presentó, estrechándole la mano-. No has vingut en bon moment a Quart de Sacre -declaró, aunque suponía que por las conversaciones la chica ya lo habría notado.

Llanos no perdió ni por un instante la postura rígida que había adoptado al hablar con aquella criatura, ni cambió de expresión a pesar del desencanto que sintió ante su negativa a acabar con el Conde. 

-Sinceramente, yo tampoco confío en mis compañeros, pero son los únicos aliados que hemos conseguido, y si pueden acercarnos al menos un paso más a nuestro objetivo, bienvenidos sean.

Siguió a la lamia con la mirada mientras esta se movía, pero no se movió ante su ofrecimiento. Sabía de muchas historias donde mortales se internaban en reinos vetados para ellos, y al regresar a su casa habían pasado décadas. 

-Aprecio su oferta, pero debo preparar el ataque, especialmente si no puedo contar con vos para ello.

- ¡Teolfo! -Exclamó Pau acercándose casi a la carrera pero dejando el suficiente espacio para las presentaciones- ¿Com és que estan arrestant la gent, amb quin pretext?

A Pau se lo veía preocupado, si habían comenzado a capturar gente, nada bueno se avecinaba.

- Ah, Lluisa, Teolfo és el fill del matrimoni d'allà prop la plaça... -explicó rápidamente para situar a su hermana, no habían tenido mucho trato con algunos de los otros niños del pueblo, pero al final Sacre no era tan grande como para no conocer a sus habitantes- Bò, haurem de fer alguna cosa, tot açò s'està enfangant massa com per a no intervindre el més pronte possible -se quedó un momento pensativo antes de añadir-. El que no sé és què podem fer. Cap on podem anar ara?

-Estan buscant Leonnie i Llanos -explicó Teolfo a Pau, con nerviosismo, pues no estaba seguro de hasta qué punto se hallaban a salvo en la iglesia-. En el meu cas, el capità Álvarez i els seus homes em van arrestar perquè sabien que vaig estar al bosc i que podia saber quina on eren elles. Per això volien arrestar també els meus pares, i volien fer el mateix amb els capellans.

El guardia empezaba a no estar muy convencido de que estuvieran protegidos en la iglesia. Si Álvarez y los suyos decidían actuar abiertamente contra los capellanes, ellos serían los siguientes en ser capturados.

-¿On és Leonnie i Llanos? -quiso saber Teolfo, intrigado.

au se puso a pasear por la estancia con la mano en el mentón, pensativo.

- Està clar que les deuen "necessitar" per alguna cosa... -murmuraba más para sí mismo que para sus compañeros de refugio- Després del que vaig veure a les seves cel·les dubte molt que siga una qüestió d'empresonar-les pel que diuen que són. Deuriem seguir el camí que començarem per eixir d'ací, Lluisa -dijo con aire resolutivo pero dirigiéngose con timidez al resto-. Teolfo, creus que es segur que anem al seu encontre? Leonie va anar amb el cavaller Dalmau però Llanos... em preocupa, va anar tota sola al bosc i com que el seu fill està al castell no sé si es sentirà tentada a cometre cap bogeria. Crec que podem eixir cap a algún lloc segur més avant si seguim els passadissos. No sé si recordaré totes les eixides, açò és com un laberint.

Señaló hacia la trampilla y guardó en sus bolsillos un par de pergaminos antes de girarse hacia Lluisa y Teolfo.

- Anem?

-Es una pena que no confíes en ellos, porque mi idea era que me convencieras para que yo lo hiciera también.

La muchacha miró a Llanos visiblemente molesta por haber rechazado su invitación. Puede que hubiese habido alguna intención oculta tras aquel ofrecimiento de hospitalidad, pero todo parecía indicar que hacía mucho tiempo que aquella extraña criatura no ejercía de anfitriona en su morada y había tenido un pequeño destello de ilusión. 

-¿Acaso yo he dicho que no vayas a contar con mi apoyo, Llanos Fabrat? -anunció con un tono de voz más elevado-. Yo guardo los secretos de este bosque, y soy yo quien se interpone entre el conde y ellos, y eso es lo único que él ansía. En todo caso, seré yo quien cuente con tu apoyo.

Se alejó de la entrada su guarida para ponerse de nuevo ante Llanos. 

-Sé por qué tienes tanto interés y urgencia en derramar la sangre del conde. Si colaboramos, no hay nada que me impida ayudarte a recuperar a tu hijo, pero a cambio necesitaría que me ayudases a cumplir con mi cometido, y eso es algo que requiere una enorme responsabilidad. Los secretos de este bosque están por encima de todas nuestras vidas, por eso dudo de la capacidad de tus compañeros. 

Parecía que no iba a haber manera de hacer entrar en razón al caballero, en buena hora le había ayudado.

Maldije mi suerte, y tracé un plan sencillo.

Correr.

Era lo mejor que podía hacer, estaba en clara desventaja y no quería perder el tiempo cogiendo el arco e intentando amenazarlo, porque claro, ¿y si Bernat decidía en el último momento actuar también contra mi persona? No podía fiarme de ninguno de los dos, sabía que vivía en un mundo de hombres, en el que cualquier cosa que ellos no pudiesen controlar debería ser erradicada, y ahora mismo parecía que yo era ese objetivo.

Así que…

Leonnie pon pies en polvorosa.

Teolfo escuchaba a Pau, aunque parte de la información que expuso le resultaba desconocida. ¿Qué era lo que el conde estaba buscando exactamente de Llanos y Leonnie? A juzgar por lo que decía Pau, las dos mujeres eran mucho más importantes de lo que hubiera creído en un primer momento.

-Què vesteix a les cel·les de Llanos i Leonnie? -inquirió el soldado, intrigado, mientras se disponía a seguir al joven donde este le llevase en esos instantes, acompañándole hasta la trampilla.

Lluisa se había quedado observando la situación, recopilando todo lo que decían pero aún así no se fiaba mucho del hombre que tenia delante. Estaba nervioso i en una situación así podía ser una espada de doble filo, o bien lo estaba porque era culpable o bien tenía el mismo apremio que ellos en salvarse. Sea como fuere no se fiaba del todo

La muchacha había estado escuchando todo lo que decían uno y otro un poco fuera de lugar ya que la historia solo la sabia a medias. Sabía que habían retenido al hijo de una y lo que había dicho Pau del interior del castillo

-Així que busquen a les dues dones? No crec que sigui prudent anar-hi al seu encontre, si estàn cercant-nos serà com portar-los fins la meta...- se quedó unos segundos pensativa y continuó -Pau, què hi havia a les seues cel·les? Quina és l'excusa per a anar contra elles?