Partida Rol por web

Al ver a Marc, Lluisa le saludó afablemente y se rió un poco al ver su sorpresa.

-Si, Marc, per fi he tornat a "casa" i pense que en bon moment, valga'm Déu...- se quedó pensativa ante las últimas palabras de Don Claudio -Crec que les dues opcions que ens ha recomanat Don Pau son les principals en aquests moments, tal vegada ens podriem repartir la feina i així conseguir més informació de colp.- se movió hacia Marc Martí con intención de acercarse -Digues, què ha passat? Què és tan important?

A Bernat todo aquello le gustaba cada vez menos, pero tampoco veía otra salida posible al su problema que no fuera aferrarse a la esperanza de encontrar algo valioso entre los versos de aquella leyenda.

— Pau — llamó al goliardo — ¿Recordes haver vist al mapa algun símbol que es poguera correspondre amb aquesta tomba? Es quasi l'única pista de que disposem.

Por un momento, la mente del caballero divagó sobre antiguas espadas clavadas en piedra, esperando a que alguien fuese lo bastante digno para sacar el arma de allí. No se hacía muchas ilusiones, pero.

El joven capellán que lo había reunido con el resto entró en ese momento, buscando a Teolfo. Aunque no intervino como la muchacha, algo de curiosidad tenía por saber a qué se debía aquella prisa.

Pensativa, Llanos se volvió hacia el joven capellán.

-Pau, creus que podries tornar al castell i furtar el mapa? Seria més confiable que dibuixar-lo de memòria... Amb el mapa puc tornar a parlar amb la làmia i que ella ens dóne més informació al respecte.

 i la tumba era relevante podría tratarse de ello, o no, la pura realidad es que tenían demasiada poca información. Miró a Teolfo negando con la cabeza.

- Era un mapa senzill, no hi havia més simbología que l'important. Jo vaig... -Al verse interrumpido por Llanos con aquella pregunta agachó la mirada enrojeciendo.- E-eh, açò, jo... volia dir que... -Un poco cohibido metió la mano en su capa, sacando un cuaderno que abrió un poco escondido y arrancó una de las hojas, tendiéndoselo a la mujer, sin levantar la vista.- Vaig... el vaig copiar... No sé si valdrà d'alguna cosa.

Se quedó callado durante un instante, guardando su cuaderno en un bolsillo interior y paseando la mirada entre todos.

- És arriscat acostar-se al castell i encara més infiltrar-se, però hi estava pensant... tenim massa poca informació, tal volta podriem intentar-ho o deixar-se atrapar. Tal vegada desde les cel·les jo podria escapar i voltar pel castell, o deixar-vos entrar.

Sus compañeros conversaban, mientras que el guardia permaneció con los brazos cruzados sobre el pecho, pensando en lo mucho que había cambiado su situación. Al fin y al cabo, los hombres de Álvarez lo habían arrestado y, por lo pronto, sus padres se hallaban desaparecidos. ¿Habría podido cambiar parte de lo ocurrido si los hombres del conde no le hubieran visto en el bosque y más tarde en la cabaña de Llanos?

Teolfo no pasó por alto que el joven capellán Marc parecía que quería decirle algo, aunque al ver a Lluisa el muchacho parecía haberse quedado eclipsado. No obstante, al soldado le preocupaba que lo que Marc quisiera decirle pudiera ser importante.

-Marc, va tot bé? -le preguntó al capellán, intrigado, aproximándose a él.

Miré la copia del mapa con detenimiento, era un mapa sencillo pero muy aclarativo, había muchas zonas tachadas y tan solo una redondeada. Estaba claro que el conde pensaba que la tumba o lo que fuera que buscaba estaba al noreste de la fortaleza.

-Señor Pau, que gran idea tuvo en copiar dicho mapa, con esto estamos un paso más cerca de averiguar que trama el conde y detener sus planes. 

Miré a Llanos antes de continuar.

-Con esta información podríamos acudir a la Lámia, si ya ganaste su confianza seguro que nos explica todo lo que necesitamos saber. ¿Podríamos partir a primera hora de la mañana?

Bernat contempló el mapa cuando Pau lo extendió pata todos. Sonrió ante la previsión y la agudeza mental del estudiante, aquello les facilitaría las cosas, aunque tuvo que detenerlo cuando propuso dejarse atrapar para infiltrarse en el castillo — Ja has vist com les gasta el comte, Pau, i ja ens coneix i sap que no es pot arriscar amb nosaltres. Tem que si ens deixem caure en les seues mans siga l'última cosa que fem.  Si s'ha atrevit a matar a un cavaller de Santiago, ¿Què no ens faría a nosaltres? Es massa arriscat, en la meua opinió.

-Ah, no és res. Només volia donar-li una notícia a Teolf de part d'un amic -le dijo a Lluisa.

En ese momento se le acercó Teolfo. ¿Quizás le había otorgado demasiado misterio a lo que tenía que decirle? al menos era una buena noticia, sin duda.

-He parlat amb Damià, el posader. Em va contar que et va veure aquell matí sent detingut a les portes de la teua casa, així que quan se'n van anar es va emportar els teus pares a un lloc segur -le comentó-. Ell està bé; creuen que et vas escapar per una distracció del guàrdia. No creuen que en Damià puga ser una amenaça.

-Beneït sigui Damià.

Teolfo respiró con alivio de saber que Damià había sido quien había puesto a salvo a sus padres y que los hombres del conde no sospechaban de él. Sin duda, el hombre estaba arriesgando mucho. Cuando Teolfo volviera a verle, tendría que agradecerle por la ayuda que le había prestado.

-Si necessiten que algú els acompanyi per visitar la làmia, puc anar-hi jo. Ella em coneix -se ofreció voluntario para acudir con el grupo que fuera al bosque a buscar a la lamia.

Don Claudio escuchó preocupado algunas de las propuestas.

-No, cap de vosaltres no es deixarà atrapar ni tornarà al castell de moment. El risc és innecessari, i l'únic que obtindríem és una mort segura.

Se acercó al mapa de Pau y lo revisó atentamente. No recordaba que nadie se hubiese adentrado tanto en el interior del bosque, y menos en la zona que tanto parecía interesar al conde. De hecho, el cartógrafo que hizo el mapa original tendría que haberse basado en puras suposiciones para trazar el tamaño real del bosque.

-Si efectivament eixa làmia és la nostra aliada, hi dipositem les nostres esperances en ella. No tenim alternativa. Demà a primera hora la buscarem i tractarem de solucionar tot aquest embolic.

El capellán dio por finalizado el pequeño concilio y subió a la capilla para ayudar a Don Ramir con unos asuntos tras el fin de la misa, además de comentarle lo que habían acordado. La preocupación que había en los dos era fácilmente reconocible, ya que si bien cada día que pasaba estaban más cerca de descubrir las intenciones del conde con su pueblo, también él estaba más cerca de capturarles. Poco a poco aquella extraña investigación se había convertido en una huida hacia delante. 

Más tarde bajaron los tres capellanes a reunirse con el resto para cenar todos juntos. Podrían haberlo hecho arriba, donde al ambiente era menos viciado y más espacioso, pero se exponían a ser descubiertos. Montaron una larga mesa en la que cupieran los nueve y el joven Marc comenzó a servir unas gachas algo insípidas que había preparado. No les quedaba mucha comida, y menos para tanta gente.

Pese a que eran bastantes, casi nadie habló durante la cena. El desasosiego reinaba en la sala; a excepción de Lluisa, y porque prácticamente era una recién llegada, todos tenían ya precio a sus cabezas. ¿Acaso desvelar el misterio del bosque les libraría de la amenaza del conde? Más allá de sus diabólicas pretensiones, el conde pertenecía a la alta nobleza de Castilla y su influencia debía ser notoria en las cortes. Tendrían suerte si lograran refugiarse en cualquier otro de los reinos peninsulares con vida. 

Tras la cena los capellanes subieron a sus habitaciones a dormir a excepción de Marc, que se marchó de la capilla para hablar con el posadero Damià y asegurarse de que todo iba bien. Los seis invitados tuvieron que dormir de nuevo en las cámaras inferiores, el único lugar seguro del pueblo. Una de las salas, la más amplia, había sido preparada para que sirviera de dormitorio, con lechos de paja improvisados. 

Mañana tendrían todos que reunirse con la lamia y descubrir de una vez por todas qué ocultaba el bosque y en qué se relacionaba con la misteriosa leyenda del dragón de Leovigildo, así que tendrían que descansar bien. Por desgracia, ni siquiera aquello iba a ser tan fácil: La curandera Leonnie guardaba muchos secretos y malos recuerdos, pero por las noches, al caer en el sueño profundo, las terribles vivencias del pasado la atacaban en forma de pesadillas y terrores nocturnos. La noche anterior había logrado dormir tranquila, pero aquella vez no habría tanta suerte. Pronto se empezaron a escuchar gritos y llantos desde su lecho.

Tras haber comido la cena, Teolfo se tendió sobre uno de los lechos de paja para descansar. Ya fuera porque estaba realmente agotado o simplemente porque saber que sus padres estaban a salvo le había aliviado en gran medida, el guardia pronto se quedó profundamente dormido.

Era tal el sueño de Teolfo que el guardia no alcanzó a oír los llantos que procedían del lecho en el que reposaba Leonnie.

Pau se revolvió en su lecho hasta bien entrada la noche, era complicado descansar bajo aquellas circunstancias. Llegado a un punto pudo sumirse en un sueño ligero, una duermevela constante que se vio interrumpida más tarde por los gritos y los llantos de alguien. Al principio no reconoció de quién venían y se quedó parado un instante, escuchando, no tardó en incorporarse y siguió prestando atención hasta que identificó de quién venían, de la curandera.

Se levantó de su lecho con preocupación por lo mal que parecía estar pasándolo, por tanto tratando de no hacer ruido, fue a tientas hasta estar más o menos a la altura de Leonnie e inclinándose la llamó, primero sin tocarla.

- Leonnie... desperta... -Susurró, como si fuese a perturbar a quien no estuviese ya despierto, si no la llamaba de otro modo no iba a funcionar. Finalmente posó con delicadeza la mano sobre su hombro y la zarandeó muy suavemente.- Leonnie... ¿Estás be?

Llanos trató de hacerse un hueco cómodo en su camastro de paja, y se cubrió con una pesada manta de lana con la intención de conciliar el sueño. No le costó, pues el ejercicio del día y el estrés habían agotado sus músculos y su mente, y los párpados de la bruja se sellaron en cuanto se arrebujó bajo la manta. 

Los Dalmau no eran la familia más boyante de entre la nobleza catalanoaragonesa, pero aún así estaba acostumbrado a cenas menos frugales que aquella. Aún así, devoró su plato sin decir palabra, y se retiró a su precario jergón de igual forma. No tenía mucho que decir y sentía que no había ayudado en nada por el momento.

Su descanso se vio interrumpido por los gritos de Leonnie. Se incorporó sobresaltado, alertado por la agonía nocturna de la castellana. Por un momento buscó el arma más cercana, en caso de que Don Diego tuviera razón y realmente se tratara de una bruja. Después de todo, con sus contorsiones y sus sacudidas, parecía poseída por el mismísimo diablo.

LLuisa se había comido todo lo que le pusieron delante y haciendo un gesto de despedida se fue a dormir en su montón, estaba demasiado hambrienta y somnolienta por todo el viaje que había realizado. Estaba en el quinto sueño cuando se sobresaltó con el jaleo que había a su alrededor y desconcentrada miro a todos los lados, muy asustada.

Los llantos de Leonnie no fueron suficiente para apartar a Llanos y Teolfo del profundo sueño en el que estaban sumidos, pero por desgracia para el resto, no parecía que aquel lamento fuese a durar poco. A los tres les iba a ser imposible conciliar el sueño con aquellos terrores nocturnos desatados.

Pau se acercó para comprobar cómo se encontraba la curandera. A veces se movía y decía cosas extrañas entre lamentos, pero no parecía nada excepcional. El joven goliardo ya había visto a otros estudiantes pasar esas noches tan nefastas en el pasado, especialmente aquellos que escondían un trauma.

No obstante, los llanos de Leonnie no era lo único que podía escucharse en aquella estancia.

 a preocupación que el muchacho sentía, junto a los gritos de la muchacha que seguía dormida sin despertar, impidieron que se pudiera percatar de cualquier otra cosa de alrededor. Intentaba sacar algo en claro de aquellos gritos y lo inundó la pena, recordando a aquellos compañeros que no lo habían tenido nada fácil en la vida.

Se levantó suspirando, para dirigirse de nuevo a su lecho, incapaz de hacer nada útil en aquellos momentos. Miró en la penumbra hacia su "hermana", que parecía despierta.