Partida Rol por web

—De estas no hay en tu mundo, ¿eh?—Astucia levantó las cejas un par de veces—. Tienen otra forma.

La tocó con una mano y entonces pasó algo muy curioso; fue como si aquél resplandor se le "contagiase" puesto que cambió su color dorado habitual por un luminoso azul brillante. Sentiste que de aquella roca emanaba poder puro pero compacto. Incluso más intenso que la sensación que te había inundado la vez que habías evocado el escudo para defenderte de Pereza.

Astucia soltó una risita como si pudiera leer todo aquello en tu cara y te tendió la otra mano, esperando a ver qué hacías.

—Es lirio ¿no? —preguntó Gabby, aunque ya conocía la respuesta.

Decidió que era hermoso, y tendió la mano tentativamente hacia Astucia.

—Sí—respondió Astucia—. Pero esto sólo puedes hacerlo aquí.

Cogió la mano que le tendías y tuviste la sensación de que te sumergías en un estanque de agua fresca y burbujeante. Normalmente la magia "venía de dentro" y fluía hacia afuera cuando conjurabas un hechizo pero en aquella ocasión era de nuevo al revés. Como si el aire estuviese cargado de energía y fluyese hacia tu interior, llenándote con un vigor inmenso.

Y había algo nuevo, escuchaste algo. Un sonido suave, continuo, armonioso y vibrante, como el del los cristales de hielo cuando el viento sopla entre ellos, o como el delicado susurro que se obtiene al pasar un dedo mojado sobre el borde de un vaso. Era algo envolvente que parecía venir de tu mismo interior y de todas partes a la vez.

Astucia te soltó y el sonido cesó de golpe. Luego dejó de tocar la piedra y recobró su color dorado mirándote con gesto divertido.

—¿Has oído algo?

—Claro que lo he oído —dijo Gabby, tan emocionada que estaba a punto de volver a llorar como una magdalena. Se frotó los brazos: tenía el vello erizado—. Es una sensación indescriptible, Astucia.

—¿En serio?—contestó Astucia con gesto inocente—. Si te soy sincero no tenía ni idea de si iba a funcionar o no. Que bien he quedado.

Soltó una risita por su propia ocurrencia.

—Ya puedes decir que eres la única humana que ha escuchado el canto del lirio—agregó—. Dijiste que te gustaría oírlo, ¿no?

—¡Anda, no me tomes el pelo! Sabías perfectamente lo que iba a pasar —dijo Gabby—. Entonces, ¿escuchas esto cuando Dreren está cerca de mi? Ya sabes, el tipo de los tatuajes de lirio.

—Eh, ¿pero qué clase de espíritu irresponsable crees que soy? Yo no te tomo el pelo—Astucia levantó la barbilla y un índice en gesto admonitorio—. Salvo cuando me lo propongo, claro.

Bajó la mano y soltó una risita con su propia broma.

—Sí, ese es el sonido que escucho en tu amigo. Es el motivo de que los espíritus digamos que el lirio "canta" aunque los humanos no podéis escucharlo. Mientras que en tu mundo te podrías intoxicar al tocar lirio en bruto, aquí el propio aire está cargado de magia y no pasa nada porque lo toques—explicó—. Pensé que quizá pudieras oirlo a través de mi aprovechando ambas cosas y mira por donde, acerté.

Ladeó la cabeza.

—Se supone que esa es una forma tan buena como cualquier otra de dar las gracias para vosotros, ¿no?—dijo—. Hacerle un favor a otra persona porque quieres, puedes y sabes que le gustaría.

Tu trabajo parecía ser enseñarle a Astucia a comprender a los humanos, la parte buena del asunto era que, encarnando lo que encarnaba... el espíritu pillaba las cosas rapidísimo.

Gabby le dedicó a Astucia una sonrisa radiante y se acercó a él para darle un abrazo. Lentamente, para que no se sorprendiera como otras veces.

—Hablando de lirio hay algo más que puedes hacer por mi —confesó Gabrielle, cuando se separó del espíritu—. Lynn me dijo que sabía cómo hacer fluir el lirio por un esquema, pero que no conocía las runas en concreto. ¿Podrías enseñármelas a mi, para que se las pueda transmitir a ella?

Gabby proyectó el labio hacia delante en un puchero.

Tu estrategia debió funcionar porque Astucia no se quedó sin aliento ni nada por el estilo, de hecho, aun lo escuchaste hablar cuando lo estabas abrazando.

—Y esto lo tomo como un "sí", ¿no?

Lo seguías viendo contento al menos, no incómodo como la última vez que alguien se había acercado demasiado. Aunque por supuesto, no podía pasar sin hacer el ganso: Cuando te separaste, imitó tu puchero en una especie de burla juguetona y terminó soltando una risita.

—Sí, lo sé, estaba mirando cuando lo dijo—hizo una pausa pellizcándose la barbilla con una mano—. Um... ¿he dicho eso en voz alta?

Sonrió con pillería y volvió a observarte a ti.

—Mirando el paisaje, por supuesto. Se me hace muy extraño—aclaró poniendo la expresión de alguien que no ha roto un plato en su vida—. ¿Por dónde iba? ¡Ah!, sí, las runas... bueno. Puedo enseñarte una cada vez que estés aquí.

Señaló el suelo con los dos índices para remarcar lo último.

—Hay montones de encantamientos—explicó—. ¿Qué escuela te gustaría enseñarle primero? ¿Cuál crees que le gustaría aprender?

—¿Por qué sólo una? —preguntó, antes de pensar por qué escuela debería empezar—. ¡Abjuración!

Astucia se encogió de hombros.

—La mejor forma de responderte a eso es cuando te la haya enseñado—se cruzó de brazos—. Abjuración, ¿eh? No sé por qué no me extraña.

Levantó un índice en el aire como quien quiere que le presten atención a esa mano. Luego hizo un pequeño trazo diagonal y otro pequeño trazo también diagonal, pero enfrentado, que dejaron lineas luminosas suspendidad en el aire. Formando una "v". Finalmente, remató con otro trazo largo y vertical que atravesaba el vértice de aquella "v". El resultado fue una runa de luz que flotaba en el aire.

—Algiz: Protección, escudo, guardián contra el mal.

Señaló la runa.

—Tócala.

Cuando así lo hiciste, sentiste como si el conocimiento entrase a toda velocidad en tu cabeza; un conocimiento tan basto y sorprendente que cuando estabas a punto de pensar que iba a estallarte el cerebro, la sensación se detuvo en seco. Ahora te sentías como si hubieses estado estudiando toda la biblioteca del círculo durante un día entero y tuvieras las neuronas tan saturadas que memorizar todavía MÁS cosas le resultara imposible.

¿Y Astucia se sabía todas las runas?

—¿Ves ahora por qué?—el espíritu soltó una risita al ver tu cara de pasmo—. Se te olvidará al igual que olvidas todo lo que te has aprendido forzadamente tras un examen muy difícil, pero podrás acordarte de ella el suficiente tiempo como para que Lynn aprenda a dibujarla.

Has desbloqueado una nueva entrada de códice: Encantamientos.

Gabrielle se terminará olvidando de la runa (primero porque esta la ha memorizado "a la fuerza" como si hubiese estudiado durante horas de golpe; y segundo porque, aunque la supiera, desconoce el grabado de lirio y no le serviría de nada) Ahora mismo sabe cómo trazarla y está segura de poder enseñarle cómo se hace a Lynn antes de que se le olvide.

Runa de Protección contra el Mal (Principiante): Runa de Armadura. +2 a la CA y TS al recibir ataques de criaturas malignas.

Nota: En cuanto Lynn aprende una runa de principiante, significa que tiene los básicos del funcionamiento de lo que hace la runa así que más adelante, ella solita empezará a crear runas cuyos efectos sean los mismos solo que más fuertes.

—Uf, menudo empacho —dijo Gabby frotándose los ojos como si llevara todo la noche leyendo a la luz de una vela—. ¿Te sabes todos los esquemas? Luego dicen que yo soy un cerebrito, pero tu memoria me da cien vueltas.

Se masajeó las sienes como si temiera que los conocimientos se le fueran a desbordar por las orejas.

—Vale, creo que lo tengo. Andraste bendita, no sé por donde empezar a contarle todo esto a Lynn...

Ben pareció confuso por tus palabras y negó rápidamente con la cabeza.

—¿Q... Qué? ¡No! ¡Yo no estoy muerto!—dijo—. ¡Si es una broma, no tiene gracia! Estaba con vosotros, recuerdo que nos atacaron y...

Su rostro se tornó en desesperación al faltarle aquél recuerdo.

—Y... ¡Oh, Hacedor! ¡Esto no tiene ningún sentido!—sacudió la cabeza y se dejó caer de rodillas—. No logro recordar nada, te oigo pero no puedo verte, y la oscuridad... Todo está tan oscuro desde hace tanto tiempo, llevo huyendo tanto tiempo...

Volvió a tratar de buscarte con la mirada.

—¿Por qué estoy aquí? ¡No sé qué hacer!—gimió—. Ayúdame, por favor. Quiero irme de este lugar, no dejes que esas cosas me encuentren.

 Cerré los ojos el tiempo que tarda un remordimiento en aflorar en una mente ocupada por la plena actividad y la preocupación. El pensamiento no era efímero, no aquel que fluía, delgado como un cabello, en la corriente que inhundaba lentamente la mente de Dreren. La taza jamás estaría vacia.

 Cuando mis párpados cedieron al azul claro y calmado de mis iris y mis pupilas reaccionaron ante la claridad reflejada en su piel blanca en algún efecto similar al que debe ocurrir con las estrellas y la luna, no dudé en quedarme en silencio observandola. No caía sin posibilidad de asirme a una rama o un saliente por el abismo de sus ojos pardos, pero puede que en realidad temiese llegar a hacerlo por todo lo que conllevaban sus votos...y los mios.

 No fingí para ella una reacción ante mi falta de elocuencia, ni trataba de arreglarlo entonces con mis palabras, las que, por otra parte aunque pudieran resultar afables no buscaban serlo o no serlo, sólo brotar mostrandole en su camino cual era mi impresión:

  - Decir que se trata de un talento natural no sería del todo justo.

 Espeté con parsimonia y confianza, suficiente como para no temer que fuese a levantarse y golpearme con un trozo de madera o una piedra. No estaba a la defensiva con ella, pero eso no evitaba que tuviese mis reservas...reservas sobre sus emociones. queria que llevase aquello lo mejor posible, pero era posible que aquel viaje pudiera en riesgo todo lo que habían dado por sentado...¿Y si era responsabilidad mía que abandonase el círculo? ¿Qué decidiese dejar la capilla? ¿Qué diese la espalda al Hacedor?

 Dreren no se antojaba prepotente no se trataba de dejarlo todo por él, se trataba de ver un mundo, de apreciar una libertad que quizás no volvería a ver jamás...

 - Estoy seguro de que la mayor parte es fruto del esfuerzo, del trabajo duro y el estudio.

 halagó, Dreren valoraba el potencial innato, el se consideraba un privilegiado en ese aspecto, sin embargo, sabía que a la hora de la verdad lo que más importaba era tener la fuerza de voluntad suficiente como para encerrarse en uno mismo y estudiar, en tomar ciertos riesgos, como sus tatuajes, en ver a los demás y aprender...

 Por eso quería ver, por eso quería probar...por eso no le valía saber que "la magia de sangre es mala".

 Comería algo asintiendo con una sonrisa poco visible ante su atención.

Lynn te escuchó, aunque a la hora de responder pareció insegura (o eso, o la ponía nerviosa que la mirases)

—Túuu... crees—carraspeó—. ¿Tú crees que si me lo propongo podría encantar cosas?

Astucia te respondió con la típica risita enigmática de turno, aunque lo cierto fue que tampoco negó que se supiera todos los esquemas.

—Sólo enséñale a dibujar la runa, los trazos que la componen—dijo finalmente—. En cuanto conozca el patrón sólo le queda grabarlo bien con lirio. Si lo logra, conseguirá un encantamiento.

- Has sido autodidacta.

 Es lo más complicado. Soy la prueba viviente y en movimiento de que con la guía apropiada eres capaz de encantar un objeto...por favor - relajó el tono y sonrió como si quisiera plasmar la ironía de aquella escena - los encantadores suelen comenzar a practicar con objetos inanimados...y no suele salir bien.

 Me puse en tus manos.

 Creo que podría confiarte cualquier cosa.

 Valoró, aunque quizás no inclinaba la conversación por la perspectiva que podría tomar aquella revelación.

 - Creo que no deberias preocuparte por el hecho de ser o no alguien capaz de realizar encantamientos...creo que en tu caso la pregunta es ¿quiero o no quiero?

 Sería muy util, pero tiene que ser tu deseo.

 Creo que podrias ayudar mucho a todos tal y como me ayudaste a mi.

 Había seguido mirandola hasta que decidió tomarse un respiro o más bien, darselo a Lynn. Aprovecharía para llevarse algo de alimento a la boca, con educación, pero naturalidad, como si hubiese vivido aquella experiencia muchas veces antes...en verdad lo había hecho en su imaginación, en sus constantes planes...

 Sus ojos azules miraron a la llama en la peculiar distancia, algo que a pesar de agradarle no podía compararse con el ultraterreno violeta de Lynn, muestra de la existencia del Hacedor o quizas de Andraste.

Lynn se sonrojó sonriendo tímidamente, contenta de que reconocieras de alguna manera su trabajo.

—No, supongo que nadie empieza como yo—dijo—. Fui una irresponsable y tú... tú estás loco. Podrías haberte intoxicado. O muerto, si algo llega a salirme mal.

Carraspeó como si acabase de darse cuenta de que estaba sonriendo como una boba y desvió la vista, luego empezó a juguetear con la punta de la gruesa trenza que le caía por el hombro.

—Bueno, si puedo ayudar al grupo de alguna manera, creo que debería intentarlo—confesó—. Sé lo básico del grabado de lirio, el problema es que no sé los patrones de los encantamientos; si no conozco la runa, no puedo dibujarla. Y no sé dónde podría...

Suspiró y negó con la cabeza como si no quisiera liarte con sus problemas.

—En fin, lo importante supongo que es lo que ya me ha salido bien. Ya no te escuecen, ¿verdad?—dijo extendiendo una mano—. ¿Dejas q-que les eche un ojo?

Lynn: Amistad (+5)

Has desbloqueado una nueva quest.

- Encontraremos el modo de facilitarte la labor, no te preocupes. Sólo trata de confiar en tí misma, si te entregas a algo con el corazón no tiene más remedio que salir bien.

 Algo que había inferido de sus propios tatuajes, pero no únicamente...el se había entregado a la magia y al conocimiento del velo desde que descubrió su don, y lo hacía de corazón, aceptando los riesgos y dejandolos atrás...o tropezando para aprender.

 Disfrutaba hablando de alguien que no fuese el mismo, en ocasiones pensaba que sólo actuaba de forma egoista...la soledad le había hecho así, o quizás había sido la toma de sus decisiones. Agradecía tener a una amiga cerca, aunque hasta ese momento o hacía muy pocas semanas, la miraba con cierta previsión de utilidad...

 Dreren se resistió con un movimiento infantil, algo fingido pero terminó extendiendo su mano y también acercandose. Solía tener las manos frías, como la mira...escrutando cada detalle...si inspeccionaba los grabados de su mano, Dreren inspeccionaría el movimiento de los ojos de Lynn, los poros de sus mejillas, o las leves vibraciones o movimientos de sus labios.

 - Te conseguiremos lirio y alguna runa. Sólo hay que saber donde buscar.

 Animó, quizás dando por zanjado el tema. El silencio no era algo incómodo para Dreren, menos cuando hablaba el tacto.

- Calma compañero, quiero ayudarte. Pero esta situación me resulta tan extraña como a ti. Necesito que te tranquilices, no se que te persigue, pero no puedo ver nada más allá de donde estoy.

Piensa, ¿cómo has llegado aquí?, no recuerdas nada y la verdad te envidio por ello. Nada me gustaría más que estar de broma, pero hablo muy en serio, caminas el sendero de los muertos y yo aun recorró la senda de los vivos. Lleva tu mano al corazón y escucha. Si aceptas esa verdad podemos empezar a cooperar.

Haré todo lo que esté en mi mano. -