Partida Rol por web

Haciendo honor a las palabras del joven caballero, kartag asintio, mirando a continuación a Lord Laymish y a su sequito, se levanto de la mesa y se dirigio, acompañado del joven caballero, a sus nuevos anfitriones.

Acepto vuestro ofrecimiento bravo guerrero! vayamos pues.

Dirigiendose a la mesa del grupo de Solamnicos, kartag saludo cortesmente y tomo asiento allí donde le permitieron.

Siempre había sentido fascinación por estos caballeros y ahora se veía entre ellos, que curioso, los lazos del destino.

Según vas siguiendo al joven escudo de la Corona, te abren un hueco en su mesa, en frente de Lord Laymish, mientras echas un fugaz vistazo a Uther, el posadero, para ver como te hace un guiño, con una de sus sonrisas de platino.

Cuando te sientas, todas las miradas se posan sobre ti, no sabrías decir si todas del todo amistosas, pero la que más te llama la atención es la del Lord de la Rosa, profunda e intensa. Nadie habla hasta que él dice:

- Bienvenido a nuestra mesa, Hermano de Majere!! Por favor, acepta nuestro pan y nuestra bebida., te dice, con un gesto hacia una jarra grande y una fuente donde hay varios tipos de quesos, cecina y huevos cocidos, aunque ves que cada uno tiene una escudilla de guiso de anguila también.
Con el Escudero que ha ido a buscarte, suman 8 seguidores de la Corona, y el Lord de la Rosa.

-Unos despachos en la Villa de Solace nos llevarán hacia allá, así que, gustoso, aceptaré que nos acompañeis, seguidor de Majere, si estáis de acuerdo, dice con una ligera inclinación de cabeza.

- Muchos debates hemos tenido en la Orden sobre el devenir de su especie, una vez fallecida vuestra Oscura Señora, y Creadora... Y me complace ver que tenía razón en mis pesquisas, y confirmar que una vez libres del embrujo de la Reina de la Oscuridad, podéis decidir vuestro futuro!!

Nunca te has preocupado en exceso de leer los siglos de la cara de la gente, pero no puedes evitar ver que este comentario del Lord saca una mueca de desagrado del Caballero de la Corona a la derecha del Lord, que se levanta, y se disculpa diciendo:

Vamos, señores, hay mucho que preparar!!, dice con voz más que cortante, a lo que todos, salvo el otro Caballero que está sentado a la izquierda del líder, se levantan, saludan a su jefe, y siguen al hosco Caballero fuera de la posada.

Una vez se va el pelotón, y quedáis sólo los tres, el Lord continúa: Como veis, no todos están de acuerdo con esa afirmación. Espero que disculpeis a Sir Percival...

- Bueno, creo que todos deberíamos prepararnos. Acabe sin problema su almuerzo, caballero. Nos veremos en la puerta del Camino del Sur a mediodía. Si nos disculpa..., dice haciendo un breve saludo y mandando al otro Caballero a hacer cuentas con Uther, tras lo que ambos salen de la posada, y quedas tu solo, con la fuente de viandas en frente de ti.

Kartag asintio respetuoso ante la propuesta del Lord, se sentia agusto con ellos, a pesar de la mirada de desconfianza del caballero Percival, tomo algún bocado de los manjaresque le ofrecieron más por respeto que por hambre, ya que se encontraba saciado.

Doy las gracias al destino, Lord Laymish, de haber encontrado a seguidores del Código y la Medida, y de permitirme acompañarlos en el camino.

Mañana estaré a la hora señalada en la puerta Sur.

Despidiendose el Lord a continuación, marchando en pos de sus hombres.

Kartag se quedo a solas tras la marcha de los solamnicos, pensativo, su mente divagaba, regresando al cabo del rato a la realidad, tras escuchar al bueno de Uther, tras la barra.

Levantandose y dirigiendose a la barra, para agradecerle su ayuda.

Gracias Uther!! Puesto que partire manaña, me vendría bien alquilar una habitación.

- Curiosamente, está mañana me ha quedado una individual libre!!, dice el negro, guiñandote un ojo.
* Guitrt Gaultier Humss ite!! *, grita, a lo que su hijo deja lo que está haciendo, y sube las escaleras a la carrera...

Tras eso, Uther adopta una cara de jugador de dados avezado, y te dice:

- Bueno, teníamos pendiente una conversación, no?? Dado que te he ayudado con los Caballeros, es tu turno de respuestas: Es un hecho que se ha gestado una nación Draconiana en el Este. Hay posibilidades de que se una a los Caballeros Negros en sus pretensiones de conquista??, te dice, con mirada expectante...

Mirándolo fijamente le dice:

Creeme cuando te digo, que es cierto que se ha creado una nación draconiana, pero sus pretensiones no van unidas a las de los Caballeros Negros. 

Por lo que vi, mi pueblo busca un lugar en el mundo donde vivir, formalizando alianzas, cansados de tanta guerra y odio de los demás pueblos hacia ellos.

Ahora si lo que te preocupa es que se cree una nación belicosa, en un futuro podría darte más información al respecto, aunque por lo que he visto de primera mano, sólo ansían vivir libres.

Y cambiando de tema, que podría adquirir de interés en esta Villa que me fuera de utilidad? Conoces a algún comerciante de objetos que posean magia? Había pensado en algo que alterara la apariencia de un draconiano O es pedir demasiado en estos tiempo que corren, cualquier información en esta región sería bienvenida Uther.

- Esos son buenas noticias, demonios de agua, sí señor!!, dice, enseñandote de nuevo los dientes de platino, y dando un golpe en la barra. De pronto su cara cambia, y una expresión seria, profunda, se forma en su rostro: Este mundo lleva demasiadas guerras, y es bueno saber que, un pueblo en el pasado aliado con el Mal, ahora busca su espacio. La gente necesita tranquilidad... Aquí, donde me ves, sufrí la Guerra del Verano sin fin. Vi la sima de Caos, allá en el Mar de Sirrion... Y sus Demonios... Sufre como un escalofrio, y vuelve a recuperar su imagen jovial.

- Objetos Mágicos, dices?? Bahh, de vez en cuando pasa por aquí un farsante, que dice vender pocimas y pequeños objetos, pero huye de los Magos de las Capas, así que sí, debe de ser un farsante... Durante las Fiestas de Alborada, sí que vienen algunos hechiceros, pero no hay ninguno que resida aquí, lo siento...

Al rato baja el hijo, junto a un humano con aspecto de resaca, y sueño, cuyas posesiones lleva en un hatillo de cuero, que viene rezongando.

- En media hora tendrá su habitación preparada, Señor, dice el joven, a lo que el padre asiente, y e3cha una mirada seria al hombre de la resaca, que sale de la posada con un andar inestable, cuanto menos.

- Bueno, y de donde dices que vienes, Kartag de Majere?? Que noticias traes de alli al buen Uther??

Vengo de un templo perdido en una cumbre montañosa, cerca de Lemish.
Bueno Uther! Saldré a ver si localizó alguna tienda o equipo interesante.
Saliendo a continuación fuera de la Posada en busca de algo que le llame la atención en aquella Villa.

Busco una tienda que venda redomas o unguentos. Mirando la redoma de color verde que Kartag posee, que adquirió del esclavista. También busco vender el látigo de abrojos y quizás la espada, ya que parece de buena calidad.

Al día siguiente me persono raudo en la puerta Sur de la villa, a la espera de partir con el grupo de caballeros.

Algunas personas se alejan al verte acercarte: A veces me olvido que mi imagen les intimida!! Debo ser mas lento en mis movimientos..., recuerdas, tras un par de intentos fallidos, pero al tercero, una señora con cara congestionada, y mirada de seguridad absoluta en si misma, te espera, y contesta a tus preguntas mirandote a los ojos, mientras en sus fuertes brazos carga un hatillo de leña de alcornoque:

- Dos opciones, hombre dragon: O bien la hermana Clarissa, en su "Tenplo" de Shinare, o bien Agata, la Bruja de las Rocas. Ambas dos fabican y nus venden potingues curativos, aunque algunos se empeñen en ensuciar el nombre de la Ogresa. No le hace daño a naide, pero s'empeñan en engorrinarle la vida, sabusté..., te dice, adelantando una mano concava hacia ti, obviamente pidiendote algo a cambio. - Vamos, no sa roña!! Tengo muchas bocas de zagal ca'limentar!!, te dice, con una sonrisa en la que falta algun diente.

Me gustaría que me indicarás la dirección de Agata la bruja, demosle una oportunidad.

Dándole a continuación a la anciana 24 monedas de plata y 18 de cobre.

Sabes de algún comerciante de armas también?

Esperando las indicaciones de la anciana para dirigirse al lugar.

La mujer apenas puede puede contener el temblor que la embarga al coger en su manaza las monedas que le ofreces, y soltando la madera, como si ya no le importase lo mas mínimo, dice, casi gritando:

- La Dama de las Monedas bendiga a su Señoria!!! Ahora mismo le digo a usté ande encontrar a un espadero de redaños. Está bajando la calle la Anguila, hacia Pozo Profundo, que debereis evitar. Un nido hideputas se reune en torno a su cerveza de meados!! Puaaaagggg!!!, tras lo que escupe. Girad en el la Plaza de Shinare, y allá bajo los toldos de color rojo vino, está la Espaderia. Incluso los Caballeros de los Bigotes le hacen pedidos!!

Y la Ogra ta pallá, dice, señalando un promontorio que está, pegado al acantilado, al oeste de la Villa. Vive ande duermen las gaviotas, en mitá la'cantilao. Tras lo que te enseña de nuevo su desdentada sonrisa, y haciendo multiples reverencias, recoge sus maderos, y sale calle adelante, metiendose las monedas en el refajo.

Kartag se despide de la buena mujer, y enfila la calle que le llevará a la espadería, quizá allí tenga suerte y le puedan dar un buen precio o informar de la espada larga.

Con paso firme y no muy rápido, para no atemorizár a los lugareños se dirige a los toldos de color vino.

La ogra será su siguiente visita, nunca se sabe, pero siempre es buena tener ungüentos y pócimas.

Una vez frente al comerciante observa las armas que tiene y le ofrece para la venta el látigo.

La espada larga también, salvó que el arma sea de una buena calidad, piensa Kartag, nunca se sabe.

Cuando llegas a la Plaza de Shinare, no te cuesta encontrar los toldos de color vino, y bajo ellos, en un cartel que cuelga de unas cadenas, ves un solo nombre, sin pompa, grabado a fuego en una madera clara: TORK.

Los golpes que salen de dentro, junto al humo que no llega a salir por la chimenea, y lo hace por la puerta, que está abierta, aunque el umbral está protegido por unas tiras de cuero de color crudo.

Cuando entras, apenas puedes contener la tos, y los ojos te lloran, del humo que hay en la sala, un rectangulo de piedra de 6m de largo por la mitad de ancho, que va a dar a un mostrador con tallas mas o menos antiguas, sin mucho orden. Tras él, una puerta abierta te muestra la forja, al rojo, y a un enano bastante alto para lo que suelen, muy musculado, de la rama Neidar (Enanos de las Colinas), con una calva perfecta en la parte alta de la cabeza, y solo pelo en las sienes y occipital, que se funde con la rubia barba, que tiene desarreglada. Trabaja una espada al rojo vivo, que templa con fuertes golpes que resuenan dolorosamente en tus sensibles oidos.

A ambos lados, expuestos, puedes ver varios trabajos acabados: espadas, hachas y martillos. Sin ser un entendido en el tema, dirias que tienen muy buena pinta.

Cuando el enano te ve, da un par de golpes mas, y mete la espada en agua fria, que sisea como un ofidio, levantando una nube de vapor, que el enano esquiva. De camino a ti, mete la cabeza en uno de los barreños de agua fria, se lava las manos tiznadas (o al menos lo intenta, porque no consigue demasiado), y se seca despreocupadamente con un mandil que hace decadas que no cata un lavado. Entra en la tienda, bordea el mostrador, y te ofrece la manaza tiznada, diciendo: Tork. Que quieres, Kapak??, tras lo que se te queda mirando intensamente, esperando respuesta.

Cuando le dices tu nombre, y le ofreces el látigo, pone una mueca de desagrado, y gruñe: - No trato con esclavistas. Fuera de mi casa!!, tras lo que se gira, y se empieza a dirigir de nuevo a la forja.

Mis más sinceras disculpas, Maese forjador! Mi nombre es Kartag y sirvo a Majere. 

Ocultando el látigo de abrojos con cierta vergüenza.

Perdonadme, por ofenderos de esta manera, sólo buscaba una forma de adquirir algo de dinero para ayudarme en mi misión. 

Os traía esta espada para que me dijera si es un buen acero? Y si podría en su caso hacer comercio con vos.

Adoptando una posición solemne al dirigirse a Tork.

Mañana partiré con los Solamnicos, con los cuales comparto viaje hasta Solace, donde hayare mi destino.

Esperando hablandar al duro Hilar.

Aunque la voz te sale con un siseo gutural que, obviamente no ayuda, parece ser que lo que dices, hace que el enano, con cara petrea como las colinas de las que sin duda proviene, se frene cerca de la cuba con agua tibia, con el pelo de la barba moviendose debido a las corrientes ardientes que salen del horno a pleno rendimiento. Se gira, y mirandote con ojos duros, dice:

- Tiralo ahí, dice, refiriendose al latigo, y señalando al horno, tras lo que se queda plantado, con los enormes brazos como troncos de arbol cruzados sobre el pecho.

Haciendo caso a Tork, Kartag coge el latigo y lo lanza al fuego purificador, viendo como se consume dentro del horno.

Iluminandolo el enano, haciendole ver, que ese era el fin verdadero de esa arma utilizada para castigar, con total seguridad a los pobres desválidos echos esclavos.

Mirando a Tork, exclamo:

En verdad, hoy he aprendido una lección, al descubrir cual era el fin que debía recibir tal arma!

La cara de Tork no cambia un ápice mientras el latigo se consume, con sus abrojos de metal fundiendose en estrellas de fuego, y te escucha, hiperterrito, cuando dices que has aprendido la leccion.

El calor es allí francamente insoportable. Si el enano no te propone salir de allí, crees que te consumirás, y de momento, al parecer, no está por la labor... Te estará probando??