Partida Rol por web

El canto del gallo y el despertar de la ciudad quedan atrás, mientras Kartag desayuna copiosamente, el día será largó y ha de prepararse. Trás terminar se despide de Uther y el pequeño y se dirige a la forja de Tork. 

Que maravilla habrá forjado el aguerrido enano! Pensaba, mientras que se dirigía con paso disciplente por las calles de Encrucijada.

Ya divisaba el toldo color vino, y veía el humo y vapor de tan poderosa fragua.

Llegando al marco de la entrada, Kartag se paró y llamo al enano.

Tork, buen día! Ya estoy aquí! Pasando a continuación.

Que La Paz de Majere sea contigo y que la fuerza de Reorx guíe tu brazo, exclamo el kapak.

Mostrando una felicidad inusual en el.

Cuando gritas en la entrada y entras, ves que Tork sale de la zona de Fragua, frotando algo, como si lo secara con una gamuza gorda de color vino. El tintineo, y el bulto que supone, no te provoca ninguna duda sobre lo que trae: han de ser tus guanteletes.

- Hola Kapak, es su escueta respuesta, aunque supones que no es nada personal. Las relaciones sociales no deben ser el don mas preciado de este enano... Aunque, obviamente, el trabajo del acero al rojo vivo sí debe serlo, cuando retirando la gamuza, te acerca los guanteletes. Te los pones, se asemejan a una segunda piel, sobre tus escamas broncineas, y puedes notar una flexibilidad al conjunto que no sabrias que se le podria otorgar al acero.

- Y bien??, pregunta el enano, con los brazos cruzados sobre el amplio pecho. Ahora, sí, ves una amplia sonrisa en su rostro curtido por el calor de la forja.

Kartag miraba con asombro aquella obra de arte, realmente el enano había realizado un excelente trabajo, que valía cada moneda de acero que le había pagado.

Hasta la vista Tork, mi viaje me lleva a las montañas de Solace, si necesitas algo de allí aprovecha la ocasión, ya que le prometí a la Ogresa traerle unos hongos del bosque para sus ungüentos, no me importaría hacerte el favor de traerte algún material si está en mi mano.

Despidiéndose de Tork, enfilo hacia la puerta sureste.

Esperaba llegar pronto, para causar buena impresión a los Solamnicos, ya que los mismos eran disciplinados al igual que el.

Con un gruñido, acompañado de una despedida con la mano, el enano vuelve a sus quehaceres mientras abandonas la fragua, y te diriges, de muy buen animo, cruzando la plaza de Shinare, en direccion a la puerta Suroeste, la principal de la Villa.

Debe faltar una media hora para el mediodia cuando llegas a la Plazuela del Sombrero, justo antes de la puerta principal de entrada y salida a la Villa, que ahora, obviamente, se encuentra abierta, con un trasiego importante de carretas y gente a caballo, que entra y sale de la Villa. A un lado de la Plazuela, ves a los hombres de Lord Laymish, acabando de cargar una carreta con una cajas, mientras una lona impermeable espera su turno en el suelo, junto a esta. Al verte, el joven que se acercó a saludarte en El Orgullo de Ergoth te saluda de forma marcial, diciendo:

- Hermano Kartag, venis pronto!! Lord Laymish ultima detalles con el el "Sombrero" Humbert. Esperemos que antes del mediodia podamos partir.

Nueve monturas esperan preparadas, engalanadas con los motivos solamnicos, mientras dos caballos de tiro comen heno, atados al tiro de la carreta. El carretero, asumes, un tipo calvo con cierta cara de roedor, revisa las herraduras de los del tiro. Pero, a parte del Lord, todos parecen estar aquí ya.

Cuando aun faltan diez minutos para el mediodia, veis aparecer, por la calle que rodea la villa, pegada a la muralla, al Lord de la Rosa, junto a un espigado hombre, a todas luces noble, con su pelo y barba entrecanos perfectamente arreglados, y un bombin de exquisita factura. Se dan un apreton de manos, y el Lord se acerca a la carreta, que ya tiene la lona sobre la carga, y el tiro dispuesto. Le da la cartera de piel de los despachos al joven escudero, y te saluda con un asentimiento de la cabeza, y una franca sonrisa:

- Ser Kartag, espero que haya disfrutado su estancia en Encrucijada, y que hayais descansado bien!! Saldremos inmediatamente hacia Solace, y me complace verle aquí antes de tiempo, pues hemos de llegar a la Villa de los Vallenwoods a la mayor brevedad!!

Mira con ojo critico, alrededor, y al ver que no tienes caballo, dice: - Si preferís montar, estaré gustoso de que me acompañe, si no, iremos en la carreta, pues como le dije, me gustaria departir con usted durante el viaje, te dice, obsequiandote con cualquiera de las dos posibilidades, lo cual no se te escapa, es todo un privilegio.

Tras saludar a los alli presentes y ante la llegada de Lord Laymish y su ofrecimiento de un caballo, Kartag acepta el cabalgar al lado del Lord.

Gracias Lord de la Rosa! Es un privilegio para mi cabalgar al lado de vos.

Subiendo a lomos de un portentoso equino, y disponiendose a partir a la orden del Uth Gonder.

Mi humilde persona tiene curiosidad de compartir con vos experiencias y enseñanzas. La Orden Solamnica me fascina sobremanera y vos me dais una gran oportunidad al compartir este viaje. Y porque no decirlo, de compartir mi vision es esta mision que he de realizar.

De echo esta noche soñe con un mal que crece alla donde vamos. No dudare en compartir mis visiones con vos.

Haciendo un gesto al Escudero para que se haga en el pescante del carromato, junto al cochero, Lord Laymish, embutido en su armadura de placas, pulida y brillante, que parece captar la mayoría de los rayos del sol que juega al escondite con las nubes que vienen del Mar Nuevo, sube a su caballo, por lo que su capa blanca tapa la mayor parte de los cuartos traseros del garañon. Espera a que todos estéis preparados, y da la orden de partir. Los soldados de la Guardia de los Sombreros de Encrucijada os flanquea el paso, y enfilais el camino del Suroeste hacia las montañas y los bosques del Sur de Abanasinia.

Vas contando al Lord sobre tus más acuciantes visiones, y ves que te escucha con un rictus de atención, pese a que, de vez en cuando, te hace un gesto para que pares, y da alguna orden a sus hombres, que o bien suben a un risco antes de que el grueso llegue, o incluso se aleja unos kilómetros, para volver y dar su informe al Lord. Cuando acabas, piensa un poco más, y te dice:

- El Mal no descansa, y así como vos tenéis que atender, a todas luces, la llamada del Dios Mantis, nosotros hemos de partir al Sur, pues parece ser que los restos del Ejército de los Caballeros Negros de Beryl se están reagrupando alrededor de un tal Sargento Samuval. Hablaremos con el Sheriff de Solace, un antiguo Caballero de nuestra Orden. Espero que consigais, junto a aquellos que dices que te encontrarás, vencer esa Oscuridad. La muerte de la Reina Oscura ha traído mucha agitación al Panteón de los Dioses del Mal. La sucesión no está clara, pese a que Sargonnas, el Devastador, se empeñe en dar el tema por zanjado.

Y ahora, contadme cosas sobre ese Reino Draconiano. No ocultare mi alivio por saber que un antiguo, y muy duro enemigo, deja de serlo..., te dice, con esa voz grave, pero agradable de escuchar.

Los kilómetros van pasando, y antes del anochecer, los Caballeros muestran su eficacia, montando un campamento rápidamente a apenas un kilómetro del camino, y colocando a los hombres en las zonas específicas para las guardias.

Tras la cena, Lord Laymish, te dice: - Descansa, hermano de Majere, mis hombres harán guardia, tras lo que se gira a dar órdenes a sus hombres.

El día transcurre rápido, y durante las veces que conversa con el Lord, kartag le cuenta su vida y peripecias, desde aquella fatídica noche que atraparon a unos caballeros y su huida con una de ellos que parecía tener cierta graduación, hasta su vida monacal y posterior encuentro con un esclavista. Como a continuación se topó con una partida draconiana que se dirigía a su futura patria y logro reponer en el poder, al Señor de la Villa, el Condestable Riordann. Y como este le ayudó a llegar a aqui, para proseguir su misión.

Beryl la Dragona verde era un gran desafío.

Quizás más adelante podría prestar ayuda en tan laboriosa tarea, se ofreció Kartag, antes de irse a descansar.

Realmente el no necesitaba de mucho descanso, por lo que se puso a meditar, las horas pasaban como segundos cuando se encontraba en estado Zen.

- Sí, benditos sean los Dioses del Bien que cayó ante la valentia del Aureo General y de su Pueblo, aunque a un gran coste para ellos... Nalis Areen... Uff, no he visto el Lago de los Muertos, pero me apena profundamente la perdida de una urbe tan bella como lo fue Qualinost, que sí tuve el gusto de conocer años ha..., dice el Lord de la Rosa con un deje triste en la voz.

- El problema ahora es que, sin la guia mesurada del Comandante Medan, lider de los Caballeros Negros que servían a La Verde, el Capitan Samuval, su segundo al mando está reuniendo a los que no han desertado, ofreciendoles los tesoros que se esconden entre las ruinas de la ciudad, y dudamos de que su modo de actuar sea, ni de lejos, el que otorgó el Gobernador Medan a sus tropas mientras estuvo al mando, aplacando a la Dragona. Creemos que la zona está en peligro, si Samuval consigue reunir un ejercito suficiente, como los informes indican, pues no se contentará con esconderse en el Bosque...

Tras eso, se retira a descansar, en la tienda que le han montado sus hombres, ofreciendote una de las estancias de la misma, para tu descanso.

El segundo y tercer dia, el Lord estudia los papeles que lleva en su cartera de despachos, por lo que puedes conversar menos con él. Os cruzais con varias caravanas que vienen del sur, y tras un rapido intercambio de saludos, no parece haber problemas en el sur, mas que algun que otro grupo de maleantes, y un ataque goblin que fue rapidamente repelido. El cuarto dia, Lord Laymish, vuelve a tener mas tiempo, y te sigue preguntando peculiaridades de tu raza. A la vista está que le resultais una raza fascinante, y dandole vueltas horas despues, te das cuenta que valora, muy mucho, el hecho de que podais, incluso, luchar del lado del Bien!! A la noche, ya cuando habeis empezado a moveros por las colinas que preceden a las montañas alrededor de Solace, entre el Macizo Central, y el del Este, sus hombres montan de nuevo el Campamento, y os disponeis a cenar y descansar. Desde luego, si hay algun mal en los alrededores, como temes, y sus informes le han dicho,  se cuida muy mucho de acercarse a un tan nutrido grupo de hombres armados.

La noche te trae un descanso incierto, con muchos pequeños sueños que solo puedes interpretar como que te estás acercando a tu destino. Tras el desayuno, mientras realizas los estiramientos pertinentes, y entras en el trance del estudio, giras la cabeza, y al mirar hacia el Macizo Central, de pronto tu vision avanza vertiginosa, enseñandote el ya antes visto pico, hasta la meseta tambien vista. Dura solo un segundo, y dudas de que nadie se haya dado cuenta, pero lo tienes claro: has de dirigirte a las montañas.

Tras la vision, kartag tiene claro que tiene que partir en esa dirección. Dirigíendose a Lord Laymish, le da su agradecimiento y le explica que su camino está en aquella cumbre. Despidiéndose de él y sus hombres, con la promesa de volver a verlos más adelante allá en Solace.

Gracias y hasta pronto Lord Laymish, esperó ser de ayuda algún día para vos!

Dirigiéndose a continuación a su destino con gran determinación.

- Que la Sabiduria de Majere y el arrojo de Kiri-Jolith guien tus pasos, Kartag de Majere, parangon entre los Kapak!! Espero que puedas dar buen fin a tu encomienda, y que volvamos a vernos!! Desde luego que tu ayuda será bienvenida en mi grupo, en las luchas contra el Mal que asolan nuestras tierras!!, te dice, mientras te alejas, internandote en las colinas que rodean el pico que has visto en tus sueños, y ellos siguen camino mas al sur, hasta internarse, un kilometro mas adelante, en la zona boscosa que rodea Solace.

Te toma lo que te queda de tarde ir subiendo en altura, siguiendo las estribaciones del antiguo mazizo. Mas al Sur, y siempre cubierto por su sempiterna niebla, el Pico del Orador se eleva, orgulloso, hacia el cielo nocturno, que poco a poco, empieza a desgranar las estrellas en las que, desde hace solo unos años, faltan las constelaciones de Paladine y Takhisis...

Salvo animales ocasionales con los que te topas, y que, como mucho se te quedan mirando antes de huir, nada altera tu camino. A buena altura, ya, a juzgar por el fresco del ambiente, y la fuerza del viento que sopla, decides buscar un sitio para dormir, encontrando, de forma casi fortuita, el tronco de un viejo roble que, seco hace tiempo, ahora ofrece un mas que protegido y oculto sitio de descanso. La mañana trae unas nubes que crecen en los picos, y un chirimiri empieza a caer. Tomando un somero desayuno, notas la compulsion que te guia, una vez tan cerca de tu destino, que te apremia a seguir subiendo, a zonas, incluso ya, escalando...

Kartag se sentía extraño y trepaba agudizando sus sentidos. Ansiando llegar a su destino!

Debes encontrarte ya a casi 2000m de altitud, admirando el cambio de flora y fauna que puebla esta zona de la montaña, flora y fauna acostumbrada a un intervalo termico elevado, fuertes rachas de viento y menor contenido de oxigeno. Rodeando una zona de zarzas, vas a dar a un camino, y olfateando el aire, una racha de viento te trae un olor fuerte, como a sudor. Enseguida, guiado por el instinto, te ocultas tras las zarzas, y escuchas un sonido de botas que viene de la parte baja del camino. Te quedas mirando desde la zona de ocultacion, y ves una partida de goblins armados con arcos y espadas cortas, tres hobgoblins, y, a todas luces, un chaman goblin, a juzgar con por los detalles  que cuelgan de su grasiento pelo, y de su armadura, aunque una capucha oculta su cara.

La curiosidad pudo a Kartag, y aunque se encontraba oculto entre el denso follaje, intentó ver a aquellas criaturas, para estudiar que peligro potencial podían suponerle y más importante aún, a donde se dirigían...

El grupo, cuando se acerca, ves que es, como suele, indisciplinado, salvo la escolta del Chaman que van en triangulo a su alrededor, mientras este anda canturreando algo, quiza un ritual, pues anda moviendo algo entre sus garras, que quedan ocultas en una mangas muy largas para la longitud de sus brazos. A parte del chaman que canturrea en bajo, ninguno emite sonido alguno, mas que un gruñido ocasional de esfuerzo, pues vienen a buen ritmo.

Por suerte, unido a tu pericia, y a la frondosidad del follaje, que si bien ya no muy alto, a esta altura, sí crece por doquier, pasan de largo de tu posición, camino arriba, hacia la direccion en la que tu intuicion te dice que esta la meseta que viste en tus sueños. En la que está la gruta de la que saldrá ese:

"...alguien, que como tu, no tiene el beneplacito de la duda, si no que es maltratado, y vilipendiado, como tu lo has sido, a que pase el trance, para que no caiga en la mas absoluta de las Oscuridades... Alguien?? No, mas de uno...", tal y como lo viste en la vision, largo tiempo ha, con tu maestro, el Padre Sebastiën, en las almenas de "Espiritu Volador", el monasterio que te acogió cuando mas negro veias tu futuro, y gracias al cual has encontrado una guia para tu vida...

Ahora lo veía todo más claro, se estaba acercando a su destino, pero aún no veía que o quienes eran aquello a lo que tenía que ayudar en su visión, no estaba claro y aquello le causa cierta inquietud a Kartag, sobre todo la parte de la más absoluta de las oscuridades.

Fijando a continuación su aguda vista intenta ver más detalles y comienza a seguir sigilosamente a aquella partida.