Notas que Kelnor lleva magia de alto nivel, o al menos, objetos mágicos activos de gran poder lanzados sobre su persona, pero no notas en su persona la fuerza vital de las personas vivas. Esto sólo significa una cosa, que Kelnor no es una criatura viva tal como lo conoces. Caes en la cuenta de que nunca le has visto fuera de la casa. También caes en la cuenta de que no hay ningún cambio en él. Es la misma persona que os atendió.
(Tu PER es 21, vamos que tiene conjuros u objetos mágicos activos de más de 21 puntos mágicos en funcionamiento)
En Runequest todo tipo de muerto viviente, desde el humilde esqueleto constructo, pasando por zombis, momias, vampiros y demás, no tienen la característica PER. Sólo una criatura viva tiene PER. Un muerto viviente no tiene porque ser malvado o caótico, pero ya no es una criatura viva.
Caéis en la cuenta, de que la estatua aún está tapada por las mantas y tiras de cuero y amarrada con las cuerdas.
Ummm... pero, de hecho, Ur puso esto:
Cuando se dio cuenta de que todo el mundo le miraba, se apresuró a desenvolver el paquete de una vez por todas.
Ups, cagada mía, cagada mía. Edito luego.
Cuando Kelnor habla de ver la estatua, enseguida está ya Ur-El-Que-Se-Comió-Un-Escarbajo afanándose en mostrarla y quitar las mantas que la recubren y la deposita sin esfuerzo en la plataforma.
Mis disculpas, que se me pasó el tiempo futuro de que en estaría Ur ya mostrando la estatua cuando preguntaran por ella.
De pronto la muchacha rompió el silencio—. Espera Ur. —Se irguió sobre su silla. —Ya comprendo el porqué no veíamos a nadie en el pueblo. —Mira en torno de si, observando la estancia— y los motivos de tanta niebla.
No todos aquí estamos vivos —dijo observando a su contratista, Kelnor—. ¿Qué piensa la madre oscura de aquellas criaturas que se niegan a morir? —Los ojos de la muchacha se encendieron con intensidad, su visión mística revelaba más de lo que un mortal podría apreciar, y con su mirada aún observando el aura de energía viva de todos sus compañeros sentenció—. Kelnor no tiene alma. Ahora comprendo, nadie en el pueblo ha estado vivo nunca.
Yo vi el futuro y comprendí que estaba a ello pero aún no había acabado.
No sé si la demás gente del pueblo no es real. xD Me lo he inventado, pero quedaba bien. Aunque igual, y a lo loco, he acertado. :P
Las palabras de la pequeña hechicera humana hacen que Kuzlass emita un gruñido que pronto se hace lo suficientemente grave como para que el oído humano no pueda advertirlo.
—Los devotos de Zorak Zoran pueden levantar a los cadáveres para que luchen por ellos —dijo Kuzlass, con un escalofrío, recordando las veces en las que ha sido testigo de la magia de muerte del dios del Odio—, pero un hombre sin alma que nos habla como si aún tuviera voluntad y vida es algo distinto.
—¿Qué eres? —dijo el troll negro, genuinamente intrigado, pero llevando su mano a la empuñadura de su maza—. Cuida tus palabras, pues podrían ser las últimas.
—Grrrrrrrrr —dijo por lo bajini. Ur dejó de desenvolver al pequeño dios. ¿El mal era el caos? El mal era el mal, claro, odio y eso. Matar un enemigo no tenía mucho que ver con el odio, según lo veía él. Pero el caos era el caos, y era, por así decir, el mal-mal, no el mal normal, valga la rima, y se estaba haciendo un pequeño lío con los conceptos. Al final decidió que debía guiarse por el hecho de que Kuz estaba molesto, así que echó mano de la espada, aunque sin amenazar, por el momento.
No detectáis en absoluto Caos ni en la figura que tenéis delante, ni en la casa, la verdad.
Era una simple transacción, nada más o eso pensaba, antes de que la hechicera nos hiciese partícipes de su descubrimiento y todo se volviese patas arriba. - ¿Como?. Digo cuando la joven maga emite su juicio. - ¿Qué tipo de embrujo es este?¿Qué pérfidas intenciones tienes para con nosotros?.
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Alza una ceja sorprendido y examina la estatua, lanzando alguna mirada ocasional a vosotros. Luego se sienta tranquilamente en un sillón y se sirve una copa de licor antes de responder.
- ¿Quién soy? Yo soy Lord Kelnor, tal como les dije cuando les contraté, Delecti es al que sirvo, tal como también les comenté, si lo recuerdan. -
Señala vagamente a aire, sin apuntar a ningún sitio.
- Cuando juraron al aceptar la misión en nombre de sus dioses, aceptaron rescatar de las garras del Caos esta estatua y entregarla aquí. Si no hay traición de su parte, una vez partamos con la estatua y llegue a su destino su promesa quedará saldada tal como se acordó. Claro está, que antes de partir como es lógico se les hará entrega del pago acordado, y ya no necesitan hacer nada más, pues el trabajo para el que fueron contratados ha sido completado con éxito. -
Mira con curiosidad al grupo.
- ¿Harán honor a su palabra y cumplirán su parte del trato? -
Y espera vuestra respuesta.
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Recordando, que ha pasado tiempo, la conversación (que vuestros PJs no habrán olvidado, claro);
Ur y el Caballero, que llegarón algo más tarde.
La hechicera meditaba sus palabras ceñuda. No se había percatado que juraba a un espectro encarnado por Delecti. ¿Qué había hecho?¿Tanto podía cegarme el poder? Habían traído la estatua, no faltaba demasiado para cumplir el trato. Entregar el pequeño dios al último señor de los Wyrm no le hacía demasiada gracia. Pero sus cuerpos, y sus almas, aún estaban atadas por el juramento. Ay, Humakt, siendo una iniciada del Dominio Inmanente por qué juré en tu nombre.
Suspiró— un juramento, es un juramento —cerró los ojos y cruzó sus piernas sobre el asiento donde se encontraba—. No tomaré decisión hasta escuchar sus palabras —les dijo a sus compañeros—. Pero sabed que este hombre no da ningún atisbo de estar vivo. Incluso, podríamos estar frente al mismo Delecti fingiendo ser alguien más. —Cerró sus manos en torno a la figura de un amplio círculo—. Quizás juramos demasiado pronto, sin pensarlo con la preparación adecuada. Todo eso, igual, ya es pasado. Pensad bien, que haréis ahora.
No joda. Juré por Humakt ayudar a un no-muerto. xD Estoy condenada.
—Ur solo quiere saber si ese Delecti es del caos o no. Si ese Delecti es del caos, juramento no cumplido por su parte. ¿Cómo saber? Ur querer estar seguro. Ur comió un escarabajo. Ur no quiere tener que ir por ahí diciendo que comió un escarabajo y entregó al caos al pequeño dios. Ser frase demasiado larga. Deshonor. Y aburrir a piedras. ¿Cómo saber que pequeño dios no estar entregado a caos?
- Es cierto se hicieron juramentos. Niego con la cabeza varias veces. - Pero no creo que hubiese hecho lo mismo, habiendo sabido que servía a un no-muerto. Aun así, encogiéndome de hombros, señalo al Troll Albino. - Como dice el portador de la estatua, siempre que no sirvas al caos. Lo daré por bueno.
Suspiró suavemente— No creo que lo sea. Si lo fuera no tendría problemas para tratar con el caos, en lugar de haber tenido que mandarnos a nosotros. —inhaló con calma—. Eso no quita, que tampoco sea alguien de quien debamos estar orgullosos al prestarle ayuda. Sea como sea, Dalecti, su señor, es un poderoso nigromante. Casi tan poderoso como un dios.
La información que obtuve en el pasado no me lo deja claro. Entiendo que en principio no es un ser del caos.
El troll no pareció muy satisfecho con la respuesta de Lord Kelnor, pero olisqueó el aire y no fue capaz de distinguir la ponzoña del Caos. Eso no quería decir nada, por supuesto, ya que en ocasiones el Caos podía ocultarse tras una forma bella o seductora. Kelnor no parecía bello ni seductor, pero tampoco parecía abiertamente hostil.
Si hubieran entendido desde el principio que Lord Kelnor era un ser sin alma, Kuzlass no habría aceptado el juramento, tal y como expresaba el guerrero humano. Pero a estas alturas debían cumplir su palabra o sufrir el castigo por romper su promesa.
Fastidiado y moviendo sus orejas con furia, el troll negro le hizo un gesto a su compañero de raza.
—No parece del Caos. Entrégale la estatua.
La muchacha hizo una mueca de disgusto, frunció los labios y suspiró. Sin embargo no dijo más palabras y se mantuvo callada mientras Ur terminaba de desvestir al pequeño dios y lo entregaba a Kelnor. Sabía que esta decisión tendría sus consecuencias en el mañana, pero hoy debía respetar el juramento mal dado.
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Kelnor asiente, se levanta y hace sonar una campanilla, - ahora el pago. -
Al cabo de unos pocos minutos, se oyen pasaos y cuatro fornidos hombres, vestidos con armaduras de cuirboulli y espadas cortas llevan cada uno, cajas, cofres y sacos que depositan a vuestros pies. Luego os hacen una leve reverencia y se retiran por donde han venido.
Sin decir una palabra, el mayordomo de Kelnor se aproxima a uno de los cofres y lo abre, está lleno de monedas, en otro hay joyas, el saco contiene alimentos de calidad, otra caja tiene vestidos lujosos y ropas, el hombre se gira y tras una breve reverencia os indica.
- Tal como mi señor indicó, 40.000 peniques a repartirse en la forma de pago que más les apetezca, pueden quedarse con el dinero adelantado como un extra, pueden escoger en moneda, joyas, objetos caros o, si así lo desean, en libros. O en una mezcla de todo ello. -
Luego se retira y se vuelve a colocar de pie detrás de Kelnor, que retoma la palabra.
- Además, pueden quedarse en la posada el tiempo que consideren adecuado. -
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Zashi hace acopio de su memoria y de lo que había venido buscando. Tanto movimiento y ruido hizo que al fin abriera sus ojos— ¡vaya! —Susurró. Habrá que decidir como actuar a continuación. El premio por sus esfuerzos se le presentaba nauseabundo, despreciable. Lamentablemente, en esta tierra lejana pocas opciones tenía de cara al futuro. Esperó, esperó bastante, hasta que alguno o todos sus compañeros miraran en las cajas, cofres y zurrones.
—Ur comió un escarabajo. Ur no tiene honor. Honor de Ur pertenecer a Kuz. Kuz tomar parte de Ur y hacer lo que querer.