Partida Rol por web

Specullo se acercó al grupo para ayudar a los heridos mientras reflexionaba sobre lo ocurrido. Qué demonios hacía ahí, rodeado de guerreros formidables mientras él no era capaz ni de recordar unas simples lineas sobre las debilidades de esos bichos. Encima, su magia apenas había conseguido distraer a un kreros durante un instante mientras que la del anciano había acabado con media manada. Estaba avergonzado. Nada había cambiado dede Drych, solo que la suerte había decidido no volcar esta vez un castigo fatal sobre quien le rodeaba. Eso tenía que cambiar.

- No es mi fuerte, pero dejadme al menos ayudar en esto - dijo mientras se acercaba al gigante acorazado.

Ayudáis a Specullo a quitar la armadura de Acharl, revelando la verdadera identidad de la figura envuelta en una armadura; es un orco.

Es bastante feo y debajo de la armadura no lleva ropa, por lo que está completamente desnudo. Su musculoso cuerpo está lleno de cicatrices, tanto nuevas como antiguas.

Las heridas son muchas y complicadas de tratar, Specullo saca unas vendas de su mochila y se pone a ello.

Azoriam termina de echar ungüento sobre Kythos y lo empieza a aplicar en Acharl a la vez que el gnomo hace su trabajo.

Te das cuenta de que Specullo está empeorando la situación de Acharl; las vendas están mal puestas y no están parando la hemorragia, además de que no está siendo muy limpio. Si sigue así, Acharl no llegará a Yzravil.

- No se nada sobre curar. ¿Hace falta ayuda de alguna manera? - me dispongo a acercar los utensilios para que los tengan cerca si van desplazándose de un herido a otro, u otra labor que me indiquen.

Fausto se levanta como puede y se acerca a Specullo.

-Vaya! No pensaba que quisieras matarlo! Bueno si esa es la idea deja las vendas así y no las limpies. No llegará a la próxima ciudad.- comenta sin cuidado, por lo que todos lo podéis escuchar.

Azoriam estaba echando el ungüento sobre Acharl cuando Specullo se dió cuenta de que todo estaba mal y había empeorado la salud del orco. Sin duda ha hecho un buen estropicio.

Mientras estáis ocupados tratando a Acharl, no advertís de una figura que sale de los árboles y se acerca a vosotros.

Dalan, el semielfo del fortín camina despacio hacia vosotros con las manos arriba y una sonrisa.

"Eh, soy yo, no os preocupéis." - Dice mientras se acerca más y se queda mirando el cuerpo de Acharl con un gesto de asco. - "Ugh, eso tiene mala pinta, que heridas más feas. Pero seguro que dan para contar historias interesantes."

"Pero no tanto como el combate contra esos kreros... ha sido espectacular, sobretodo tú." - Comenta mirando a Xsii. - "Qué movimientos, qué estilo... pareces tan peligroso como decían en Azur. Al menos no todo lo que dice Leidreran es mentira. El apodo que te pusieron allí es conveniente: La tormenta asesina."

El semielfo le da una patada a la cabeza del cadáver de uno de los kreros.

"A los habitantes de los mundos les inspirará esta pequeña escaramuza, el cómo luchasteis contra una horda de monstruos sin vacilar para que unos refugiados de la guerra pudieran llegar a la ciudad de Yzravil sanos y salvos... y a mi me dará dinero."

Fausto algo contrariado por la situación mira a todos.

-Bueno, vuestro amiguito está muy mal- dice señalando a Acharl. -Adivino el futuro pero no hago milagros. La próxima vez si no sabes hacer algo hazte a un lado- comenta Fausto de mal humor quitando las vendas mal puestas.

En un momento de esos agarra una venda llena de sangre y se la lleva a la boca. Sus ojos se ponen en blanco y empieza a balbucear.

-Su futuro es incierto. Puede que sobreviva. Pero esta en el límite...Si alguno está tocado por la suerte de los Dioses...Es el momento de usarla. No veo un futuro claro sin ella. Y si no está claro, la muerte acecha.-

Fausto hace todo lo posible por arreglar las heridas del orco. Si alguien está tocado por la suerte de los dioses es Acharl, al que el anciano logra salvar de una muerte segura.

Mientras el viejo se levanta después de curar a Acharl, advertís de una figura que sale de los árboles y se acerca a vosotros.

Dalan, el semielfo del fortín camina despacio hacia vosotros con las manos arriba y una sonrisa.

"Eh, soy yo, no os preocupéis." - Dice mientras se acerca más ya con las manos bajadas y se queda mirando el cuerpo de Acharl. - "Ugh, eso tiene mala pinta, que heridas más feas. Pero seguro que dan para contar historias interesantes."

"Pero no tanto como el combate contra esos kreros... ha sido espectacular, sobretodo tú." - Comenta mirando a Xsii. - "Qué movimientos, qué estilo... pareces tan peligroso como decían en Azur. Al menos no todo lo que dice Leidreran es mentira, el apodo que te pusieron es conveniente: La tormenta asesina."

El semielfo le da una patada al cadáver de uno de los kreros.

"A los habitantes de los mundos les inspirará esta pequeña escaramuza, el cómo luchasteis contra una horda de monstruos sin vacilar para que unos refugiados de la guerra pudieran llegar a la ciudad de Yzravil sanos y salvos..."

-Creo que os equivocáis de Tormenta, Juglar- comento tranquilamente mientras limpio mis armas de sangre en el cuerpo de un Krero - La Tormenta Asesina, como la llamais, es literalmente una tormenta... Invocada por una hechicera que desgraciadamente ya no se encuentra con nosotros- continúo mientras termino de limpiar con un trapo. - Y el epíteto, asesina, también es incorrecto. Como mucho incendiaria.

Finalmente me vuelvo hacia Dalan - En cualquier caso, no me interesan vuestras canciones, ni servir de inspiración a nadie, así que omitirme de ellas. - dando media vuelta me acerco a Kythos para comprobar su estado. 

Sintiéndose totalmente inútil, Specullo se alejó del grupo unos metros, se acomodó en unas rocas empezó a trabajar en sus gafas.

- Dejad la cháchara para luego, ¿se salvará Acharl? Yo estoy también fatal ¿Cómo se usa este ungüento? - digo algo contrariado por el bocazas del bardo asociándonos a la palabra "asesina".

"Detalles insignificantes que no importan a nadie." - Responde a las correcciones de Xsii. - "Tus acciones en los mundos no pasan desapercibidas; se cuentan cosas sobre ti y la gente se cree cualquier rumor, es lo que tienen los tiempos de guerra, las noticias causan un gran eco. Si querías pasar desapercibido mal has empezado, tu descripción no tardará en extenderse por los portales de los jueces y las ciudades de los mundos. Te vendría bien que alguien dijese algo bueno sobre lo que haces, pero bueno... como quieras."

El semielfo se agacha y mira detenidamente el cuerpo de Acharl.

"Sobrevivirá." - Dice mirando a Nerbar.

"Basta con aplicártelo en las heridas. Como todos los ungüentos." - Contesta el caballero a la pregunta de Nerbar.

Me aplico ungüento.

Cojo un poco de ungüento y me lo aplico.

-Nos movemos? O esperamos a que despierten?