Partida Rol por web

Tras tomar aliento, continuáis vuestra marcha a Yzravil, pero esta vez decidís ir todos en un grupo junto a los refugiados; quedaríais muy expuestos ya que tendrias que cargar con Achar y Kythos.

Por suerte los 40 minutos que quedaban para llegar a la ciudad ocurren tranquilos sin ningun altercado.

Ya por la tarde entráis por las puertas de Yzravil, podéis ver la ciudad en todo su esplendor.

Kythos y Acharl abren los ojos por un momento, están muy débiles y siguen siendo cargados por vosotros y algunos refugiados con fuerza.

La ciudad es enorme, aún más que Meridian. El ruido del interior es el doble de ensordecedor y hay tres veces más personas que en la capital de Leidreran. El verde abunda en la ciudad, los pequeños jardines y palmeras parecen abundar allá donde miráis. 

La gente os recibe con gritos de júbilo al ver que habéis escoltado a los refugiados. Entre las gentes de allí se encuentra todo tipo de razas, algunas que nunca habíais visto incluso. Los ciudadanos se apartan a vuestro paso, delante van algunos caballeros de Yzravil.

En el lejano extremo de la ciudad veis un edificio que os llama la atención. Es un enorme castillo muy alto respecto a la ciudad, además, una torre se alza por encima de las nubes emitiendo una columna de luz que se extiende hasta el cielo azul.

Sin duda es el lugar donde está el libro.

Azoriam se para y os gace gestos para que os reunáis.

Os juntáis todos, incluido uno de los caballeros que os acompañado durante la última parte del trayecto. Azoriam da una orden al guerrero que se ha unido.

"Silv, lleva a los heridos..." - Dice señalando a Crispado, Acharl, Kythos y Nerbar. - "...a los barracones, que les trate Ilstat. Los que os encontráis bien..." - Mira a Specullo, Fausto, Drotir y Xsii. - "...seguidme al castillo. Tendremos que hablar con el contable del rey sobre el precio de la ayuda."

Mientras habla compruebo mi equipo y si me han quitado el yelmo.

Specullo asintió, ya no tan taciturno, pero con un aire serio bastante inusual en él. Acto seguido se acercó al caballero para susurrarle unas palabras.

No tienes tu mochila ni tu arma a mano; te las están cargando junto a las cosas de Kythos unos guardias. Lo que si notas es que tu armadura no esta tan apretada como tu sueles hacer y notas vendas en tu interior. Definitivamente han visto lo que eres.

El gnomo se acercó al caballero y con un gesto le invitó a inclinarse con el fin de susurrarle algo.

- Necesito encontrar al mejor mago de la ciudad ¿sabéis dónde puedo encontrarlo? - preguntó el gnomo algo incómodo.

Los heridos sois escoltados por Silv y unos cuantos guardias más que transportan el equipo de Acharl y Kythos hasta los inmensos barracones de Yzravil. Una vez dentro y tras girar unos pasillos, os dejan en la enfermería. Silv le explica la situación a un enano muy bajo y este asiente.

Los guardias abandonan la enfermería después de dejar a Acharl y Kythos en unas camas. El enano parece muy mayor, está casi calvo. Os recuerda a Fausto en cierto sentido porque cada vez que se mueve escucháis sus huesos crugir y un pequeño sonido de dolor. Eso si, sin ventosidades.

Este os habla a la vez que saca pociones y las ordena.

"Los que estáis de pie podéis tumbaros en una cama también, vais a estar un buen rato aquí, poneos cómodos."

El enano finalmente se queda con cuatro pociones y las deja apartadas en una mesa. Todas parecen iguales.

"Bueno, me han contado que habéis tenido un encontronazo con unos kreros, condenados bichos. Pero no tenéis que preocuparos mucho, tras una hora o dos el dolor desaparecerá... aunque no las cicatrices, me temo."

Cuando se acerca, comprobáis que es aún más pequeño, si eso un poco más alto que Specullo. Tiene facciones de enano, pero podéis ver matices de gnomo.

Ilstat os va atendiendo uno a uno rápidamente, aplicando en vosotros magia curativa junto a té con hierbas medicinales.

Pasada una hora os encontráis mucho mejor, os vais levantando poco a poco.

-Os encuentro apagado amigo gnomo- digo al acercarme a Specullo y posar una mano sobre su hombro con gesto paternalista - No tenéis por qué estar tan apesadumbrado, el camino a veces se torna difícil, por eso es importante contar con el apoyo de compañeros, en lo que sin duda Azoriam coincidirá conmigo- añado con un ligero movimiento del hocico hacia el caballero. -Esos compañeros, con tiempo, y confianza, pueden tornarse en amigos... Incluso con sus propios defectos. En cambio, si la sospecha medra en sus corazones, a menudo se convierte en conflicto, y este, en muerte. - hago oscilar la cola erguida, de un lado a otro, olisqueando el ambiente y esbozando lo que parece una sonrisa. - A mi me encanta seguir vivo y disfrutar de los placeres de la vida, la aventura y el descubrimiento. Y me gusta saber que mis espaldas, en caso de necesidad, estan cubiertas. ¿A vos no, maese Specullo? - hago un pequeño giro para mirar a Fausto - A vos, anciano, no os pregunto, pues parecéis la muerte misma... Y por ello quizás nunca os alcance

Azoriam asiente a lo que el gnomo le susurra y despues reacciona a las palabras de Xsii.

"Así es, sin confianza ni honor somos iguales que las viles bestias que acechan fuera. Sed libres de preguntarme por el camino lo que queráis saber sobre Yzravil, va a ser una buena caminata hasta el castillo."

Los cinco empezáis a caminar en direccion a la gran torre.

-Muchas gracias curandero. Podria honrarnos con su nombre?

Digo con una ligera reverencia

El callado de Fausto golpeó el suelo con fuerza al escuchar las palabras de Xsi, levanto su saco de huesos y los meció al sonido del viento. Sin prisa pero sin pausa se fue acercando Specullo, o como lo llamaba él "Espectaculo". Dada su edad siempre estabá de mal humor por el dolor de huesos, pero recordaba bien su juventud.

-Escuchame bien...Tu futuro no es negro, ni brillante. Solo veo humo y niebla...Eso significa que no está decidido, muchas veces fallarás y otras muchas te levantarás victorioso. Una piedra en el camino no tiene por qué detener el agua del rio.-

-Me confunden con la misma muerte muchas veces si...Es un halago...He visto huesos en tu futuro reptil. Deberías de tener cuidado...-

"Ilstat." - Contesta el anciano. - "Llevo unos 90 años siendo el curandero de la guardia... es bastante gratificante."

-Una profesión admirable y que debe ser respetado por todos, en especial con su experiencia. Y digame, cree que ya podemos valernos, o todavía no podemos irnos?

Esa sensación de que es gnomo y enano parece coherente ¿o podría ser de otra distinta?

Avanzáis unos minutos por las calles de Yzravil, todo rebosa de vida. Por el poco tiempo que habéis estado, Korst os parece un sitio casi utópico, salvo por el hecho de los terribles monstruos.

Una vez llegados a una plaza, Azoriam se para y señala una calle que no va al castillo. - "Por ahí está lo que buscas, no tiene pérdida, es bastante obvio." - Dice mirando a Specullo. - "Aunque ten cuidado, los precios pueden ser muy altos."

-Graciaz. Y graciaz también a vozotroz -digo paseando la mirada uno a uno entre mis compañeros hasta llegar a Nerbar. Mi expresión queda oculta bajo mi yelmo. Tras una pausa sigo paseando la mirada por los demás-. Graciaz por no dejarme tirado.

Por el camino contesté a Xsii. - Sin duda, vuestra espalda, así como el resto de vuestro torax, está a buen recaudo sin duda alguna. - comentó alegremente el gnomo mirando al lagarto.

Una vez Azoriam me dice a donde tengo que ir, me despido. - Ahora, si me disculpáis, no creo que sea merecedor de ningún reconocimiento por la contienda contra los kreros. Os veré más tarde.

El gnomo se separó del grupo, yendo por el lugar indicado.

Detecto mágia.

Me interesa si el poder altamente curativo no solamente es innato o interior del gnenano o también sale de alguna parte, del ambiente...