Partida Rol por web

El alzamiento de los tres monarcas

01. Incursión en el Reichsprotektorat

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20/10/2020, 15:58
Guardián

Situación política

El Protectorado de Bohemia y Moravia (Protektorat Böhmen und Mähren) es el nuevo nombre otorgado a gran parte de lo que hasta ahora se conocía como Checoslovaquia. Fue establecido el 15 de marzo de 1939 por Adolf Hitler en un discurso realizado en el Castillo de Praga, incorporándola así como parte oficial de la Gran Alemania e ilegalizando cualquier partido político, además de la población judía.

Hitler apuntó a Emil Hacha, antiguo presidente de Checoslovaquia, como nuevo presidente del Protectorado. Sin embargo, está claro que está siendo administrado en la sombra por el partido Nazi a través del Reichprotektor Konstatin von Neurath.

La capital del Protectorado es Praga (Prag en alemán y Praha en checo), el centro político y cultural de los checos. Conocida como La ciudad de las cien torres, se encuentra asentada junto al río Moldava en el centro de la región la región de Bohemia. Con una población de 800.000 habitantes, posee una gran comunidad de germanoparlantes y no pocos judíos.

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20/10/2020, 15:59
Guardián

5 de agosto de 1939, 0615 horas — Espacio aéreo checoslovaco

La voz del piloto, con un fuerte acento británico, os sobresalta. El grave ruido de las turbinas gemelas del AW38 Whitley y el constante impacto del viento contra la chapa a esta altitud se entremezclan en un monótono sonido que, irónicamente, produce en vosotros un efecto tranquilizador. 

Os encontráis sentados de forma alterna uno hacia un lado y otro hacia otro, como sardinas en lata. La espalda contra la chapa y las piernas estiradas. El culo se os adormece debido a la vibración de la nave y sólo Dios sabe cuanto rato lleváis ahí. Mucho.

En estas condiciones, os parece ya mucho rato desde el despegue en el aeropuerto de Cheb, en la frontera con Alemania. Menos mal que lleváis una gran mochila atada a la espalda, que amortigua las sacudidas que el avión os propina de vez en cuando. La lleváis sujeta con varias cinchas a vuestro tórax. El cordón derecho para desplegar. El izquierdo para emergencias.

— ¿Me oyen? — repite el piloto alzando la voz para dejarse oír ante el ensordecedor ruido del ambiente—. Estamos aproximándonos al punto, prepárense para saltar —anuncia, pasando el brazo tras el respaldo del asiento del copiloto y dejando ver un perfecto parche en su chupa de cuero de un águila desplegando las alas sobre un escudo coronado por la ostentosa corona británica.

En ese momento, la rampa del fondo de la nave comienza a bajar de forma lenta pero firme. Una ráfaga de aire helado os golpea la cara y os desestabiliza momentáneamente, obligándonos a agarraros a las barras de las paredes del avión. El ruido se hace insoportable. Tenéis que saltar. Ahora. 

¡A mi señal! Tres, dos, uno... — ¡Ding!, suena una campanita en vuestra mente.

Notas de juego

La fotografía corresponde precisamente a un Armstrong Whitworth Whitley (AW38 Whitley), avión en el que vais. Lo utilizaba la RAF (Royal Air Force) y estaba diseñado como bombardero nocturno, aunque también se utilizaba para transportar tropas tras líneas enemigas.

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20/10/2020, 16:00
Guardián

24 de julio de 1939, 1058 horas — Bletchley Park, Buckinghamshire

¡Ding! El sonido de la campanita anuncia que el ascensor ha alcanzado el sótano. Un hombre con frondoso bigote, pelo engominado y un traje de rayas más digno de un gangster italiano que de un espía británico, se acerca desde la penumbra y descorre la reja metálica del ascensor. Seguidamente, os hace ademán de que le sigáis.

Sólo hace unos meses que el Servicio Secreto de Inteligencia se ha mudado a Bletchley Park, a sesenta kilómetros al norte de Londres, y todavía pueden verse cajas a medio vaciar en algún que otro rincón y estanterías con baldas enteras cogiendo polvo. Sin embargo, no se ve mucha gente en el sótano.

Tras unos minutos andando en silencio y en los que el eco en el suelo y las paredes de piedra lleva la voz cantante, finalmente el hombre se para y abre una puerta. Asiente hacia vosotros y se espera a que entréis todos antes de cerrar la puerta tras de sí.

Dentro de la estancia, un hombre con traje militar, grandes entradas y pómulos pronunciados os mira, evaluándoos de arriba a abajo, uno a uno. Detrás suyo, un mapa que reza Karlstejnská Oblast Región de Karlstein—.

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20/10/2020, 16:00
Mortimer Abercrombie

En el momento en que el hombre cierra la puerta, se le oye correr un cerrojo. ¿Será posible que sospechen de posibles espías entre sus filas?

El hombre se aclara la garganta y, esperando a que toméis asiento en las sillas dispuestas delante del mapa a modo de sala de instrucción, se saca un puro de la chaqueta, lo enciende con un zippo, da una larga calada y comienza a hablar.

Señores, señorita —ladea la cabeza en señal de reverencia hacia Marlowe, mostrando una sonrisa que parece más patriarcal de lo que pretende ser—. Espero que el viaje no se les haya hecho muy largo. Como habrán deducido, soy el agente Mortimer Abercrombie—se presenta, llevándose la mano al pecho, algo henchido de orgullo—. Hemos estado en contacto telefónico, pero ahora que nos conocemos en persona, pueden llamarme Morty. ¿qué más da?

El otro hombre carraspea la garganta de forma sonora para llamar su atención. Morty, que está dándole otra gran calada a su puro, se interrumpe de inmediato e intenta disimular la tos que le produce el humo saliendo por orificios incorrectos.

Este es el general Moravek, jefe del Servicio Checoslovaco de Inteligencia. Ya saben que los alemanes han invadido Checoslovaquia, ¡por eso estamos aquí! —suelta una carcajada nerviosa y da otra calada—. Venga, ¡preséntense! ¿A qué esperan?

Notas de juego

¿Cómo habéis llegado hasta aquí? ¿Qué os contáis?

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20/10/2020, 20:31
Emil Klein Heinrich

La situación estaba siendo más dura de lo que Emil había pensado al principio. Empezaba a sentirse más un prisionero que otra cosa, y aún no había visto ni una moneda de las que le habían prometido. Pero, al menos por ahora, tocaba hacer el papelón. No quería que se lo repensaran y le volviesen a encerrar.

- Un placer, señores - dijo el joven con un fuerte acento alemán -. Soy Emil Klein, el... "guía" de esta expedición.

Emil no pudo evitar decir esa palabra con algo de sorna, como tampoco pudo evitar que se le escapase una risita al final.

Ya presentado, quedó atento a sus compañeros. La verdad es que todavía no sabía mucho de ellos, más que sus nombres.

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20/10/2020, 21:00
Klaus von Heizinger

Un hombrecillo de rasgos rubicundos tomó la palabra con una risilla nerviosa tras la intervención de Emil. A todas luces estaba entusiasmado y visiblemente emocionado, como un niño con zapatos nuevos.

-¡Mortyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!-, dijo estrechando la mano al agente del MI6 con tal efusividad que parecía que iba a arrancarle el brazo de cuajo. -¡Me alegro de verrrrte, viejo sogooo!-. Aunque su inglés era fácilmente entendible, tenía un fuerte acento germánico y algunas palabras las pronunciaba a su manera. Sonreía exageradamente, sus ojos enmarcados en unas características arrugas que atestiguaban que el tipo rezumaba buen humor a raudales.

Miró a su alrededor, como inspeccionando el lugar del encuentro. Su sonrisa torcida desapareció súbitamente. Algo no andaba bien para el estándar de calidad que aquel vivaz hombrecillo demandaba.

-Morty, estoy sincera y genuinamente prrrreocupado. ¿Acaso os han recortado el presupuesto? ¿Hm? ¿Dónde están las pastas? ¿Y el té? ¿Hm? ¿Debo considerarrr este húmedo sótano el lugar de una reunión tan trascendental? ¿Y sin que el Gobierrrrno de su Majestad invierta unos peniques en unas míseras pastas?-. Había que conocer realmente bien a aquel tipo para saber que estaba haciendo gala de su sarcasmo más corrosivo. Y Mortimer Abercrombie pertenecía a ese selecto grupo de personas que le conocían bien.

-¡JIAAAAAAAAJIAJIAJIAAAAAAAA! ¡Me estaba quedando contigo, Morrrrrrtyyyyyyyyyyyyyyy! ¡Deberrrrrías haberte visto la cara que has puesto! ¡Se te ha errrrizado el bigote del susto! ¡JA!-. Rió a carcajada limpia para luego carraspear y adoptar un tono teatral y rimbombante, digno de un aristócrata escapado de alguna obra de teatro. -Permítanme prrrresentarme como es debido, Gentlemen... und Fraülein. Mi nombre es Klaus von Heizinger y estoy orgulloso de catalogarme como un... "explorador del conocimiento prohibido". En mi profesión, el ateísmo es una necesidad de todo punto imperiosa. Dado mi compromiso con la ciencia, uno no puede vincularse con una creencia religiosa concreta. Además, ya saben ustedes lo celosos que son los dioses con sus creyentes. ¡Tooodos quieren que firmes con ellos una cláusula de exclusividad! ¡JA! Perdonen ustedes, tiendo a divagar. Nos pasa a todos los intelectuales. Resulta que mi querido Morty, -o quizás haya sido su proverbial mostacho, jijiji-, me ha enviado un telegrama para mantener una charla sobre algo muy interesante que podría afectarrr al previsible curso de la guerra. Y, por lo que puedo observar, el muy pillín no me ha citado solo a mí, ¿eeeeh, Mortyyyy?

Klaus estudió detenidamente a los otros tres invitados. Comprobó que había un único militar en el grupo y eso le sorprendió ligeramente. Empezaba a no tener del todo clara la naturaleza de la proposición que iba a efectuar su querido amigo Mortimer, pero estar allí, entre espías británicos, y encima con la posibilidad de conseguir una pista sólida del paradero de su anhelado libro era demasiado emocionante para el austríaco.

-¿Y bien? ¿Y usted es... el guía? Reconozco su acento... Usted debe ser oriundo de München. ¿Estoy en lo correcto?-, inquirió alzando las cejas al teutón jovenzuelo, que parecía tan descarado como espabilado.

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21/10/2020, 11:10
Thomas Penwater

Le resultaba extraño que en aquella reunión hubiera dos alemanes. Según había comentado aquel excéntrico, pero intuitivo "intelectual", como a si mismo se catalogaba, Heinrich era alemán de Munich, algo que no era tampoco difícil de deducir dado su nombre y su acento. Normalmente no reconocería un acento alemán, pero si uno de Munich. La nacionalidad del excéntrico Heizinger seguía siendo un misterio, ¿alemán, austriaco, polaco? Podía ser cualquier cosa.

Thomas no sabía muy bien que hacía allí. Abercombie había sido muy exscueto en sus explicaciones a la hora de reclutarle. Todavía no sabía muy bien de que iba todo eso. Simplemente, aquel hombre apareció un buen día por su cuartel y contactó con él. Se aseguró de que hablaba bien alemán y le propuso ayudar a su gran nación de una forma diferente a la que venía haciendo.  

¿Quieres ayudar a tu país y a que el final de la guerra nos sea favorable? -  La respuesta fue un rotundo sí y Abercombie se despidió prometiendo prontas noticias, que llegaron en forma de telegrama emplazándole en aquella mansión, aquel día y a aquella hora. Y allí estaba él...

- Thomas Penwater, cabo primero de la compañía Bravo. - Se presentó. - Supongo que tenemos algo en común los tres... - Comentó. - ...raíces germánicas.  -  Desveló. - Mi madre es alemana, de Munich curiosamente. Ella me enseñó  alemán y lo hablo casi mejor que el inglés. - Miró entonces al hombre del alegre mostacho. - Eso me lleva a una inequívoca conclusión Abercombie, ¿vamos a infiltrarnos en Alemania? ¿Seremos espías o  algo por el estilo? -  Miró entonces a la dama. - ¿Usted también habla alemán? - Le preguntó.

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21/10/2020, 17:18
Klaus von Heizinger

Klaus se llevó las manos a las solapas de su chaqueta y miró muy sorprendido al oficial americano, cuyo acento al hablar el inglés parecía provenir de Arizona. Quizás de Dakota del Sur. Tenía que afinar para captar el matiz.

-Oh, por favorrrr, cabo Penwaterrrr, quizás ustedes dos tengan indudables raíces alemanas, como atestiguan sus rudos y vigorosos acentos, pero yo soy austríaco-. Se llevó una mano al pecho y dedicó una sonrisa torcida al militar. -Ya sabe. Es como compararrr a un, digamos, acorazado de guerra con un...-. Su mano derecha dibujó una ese en el aire, como atestiguando que buscaba la palabra más adecuada para zanjar la comparación. -Con un vals. Jijiji-.

Le había caído bien el amerrikaner. Más aún cuando insinuó aquel tema relacionado con el espionaje. Caramba, a Klaus los ojos le hicieron chiribitas.

-¿Espías? ¿¡Espías!? Morrrrrrrtyyyyyyy... Sabes que tengo el corazón sensible. ¿Es acaso cierto lo que comenta el noble cabo primero Penwaterrrr? ¿Nos has reunido para infiltrarnos tras las líneas enemigas?-. Klaus parecía realmente nervioso. A mayor precisión, parecía que no cabía en sí de gozo. Se acercó a Abercrombie y le asestó un traicionero codazo en el costillar antes de susurrarle algo al oído mientras el amerrikaner incitaba a presentarse a la misteriosa mujer que estaba ante ellos.

-¡Eres increíble, viejo Morrrrrtyyyyy! Qué duda cabe de que reclutar a un amerrikaner es... Hum... ¿Cómo se dice en vuestra lengua...? Ah, sí... Highly Cost Efficient. ¡Todos incluyen arma de regalo! ¡Jiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiijijijijijijiiiiii!-. De la carcajada ratonil pasó a un gesto de lo más severo e inquietante. -En serio, Morty, estoy desolado. El servicio de su Majestad está hecho unos auténticos "sogos". Ni pastas, ni té, subcontratando agentes amerrikaners para ahorrar en armamento... Te compadezco, amigo mío. La guerra es un periodo oscuro por el que debe pasar la Humanidad cada cierto tiempo en su historia. Porrrr cierrrrrrto... Hay un detallito sin importancia que te estás guardando celosamente, mi querido Morty...

Klaus enfatizó su perturbadora sonrisa antes de disparar la gran pregunta.

-¿Qué hay de mi libro...? Porque asumo errres demasiado listo como para ignorar que he venido a hablar de mi libro. ¿Por qué otro motivo estarrría yo aquí? ¿Hm? ¿Pastas? Nein. ¿Té? Nein-. Hizo una pausa y paseó su mirada por el techo. -Hmmmm... ¿Espionaje? Hmmm... Puede, pero nein-. Agitó el dedo con entusiasmo. -¡Estoy aquí porque sabes algo de mi libro, lieber Freund!

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21/10/2020, 18:42
Eleanor Marlowe

Unos ojos curiosos y ávidos de información observaban ligeramente entornados a los hombres que componían aquella atípica reunión. El carmín rojo de sus labios parecía una declaración de intenciones. Sus zapatos de tacón resonaban a su paso como el eco de un arma de fuego.

Eleanor Marlowe no era una mujer cualquiera. Su padre la había criado para que fuera buena. Ella había decidido ser excepcional. Tenía un don y lo sabía. Pero no había sido su don el que había conseguido que se convirtiera en la gran cirujana que era sino una voluntad inquebrantable. Eleanor Marlowe jamás se había rendido. Eleanor Marlowe jamás había claudicado. Esa era la razón de que se encontrara en aquel sótano mugriento. Jack había desaparecido y, al parecer, nadie iba a hacer nada al respecto. Así que había tomado una decisión que su anciano padre ni siquiera se molestó en discutir. Hacía años que el doctor Marlowe había dejado de intentar controlar a su hija menor. El hombre era lo bastante sabio como para reconocer un huracán cuando lo tenía delante. 

Con una enigmática sonrisa correspondió al señor Mortimer Abercrombie. Por experiencia sabía que aquella costumbre recurrente que tenía la gente de subestimarla no hacía sino ir en su favor. Con la paciencia de quien sabe elegir su momento observó curiosamente a aquellos que iban a convertirse en sus compañeros en aquella extraña expedición. Un alemán, un vividor y un americano. Eleanor sacó una reluciente pitillera de su bolso y tomó un cigarillo con la misma elegancia que demostraba con un bisturí. La llama de su mechero pareció por un momento bailar en sus ojos avellana. - Mi nombre es Marlowe. Eleanor Marlowe. - La joven tomó una larga calada del cigarrillo, saboreándolo, para después dejar salir el humo lentamente mientras observaba al soldado americano con un gesto indescifrable. - Soy doctora y no, señor Penwater, no hablo alemán. Aunque estoy segura de que usted podría enseñarme algunas palabras interesantes. Soy de aprendizaje rápido... -. 

La doctora Marlowe hizo un gesto de asentimiento hacia el joven alemán y extendió la mano hacia el austriaco con una sonrisa bailando en sus labios. - Señor Klein... Señor Heizinger... Científico, empírico, showman y amante de los libros... Desde luego no todo lo interesante ha de pecar de exotismo..." - Como el señor Heizinger estaba a punto de descubrir Eleanor Marlowe era cualquier cosa menos una mujer normal... 

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21/10/2020, 23:45
Mortimer Abercrombie

Hasta un mono se daría cuenta, viendo a aquel hombre, de que Klaus von Heizinger no le cae en gracia a Mortimer Abercrombie. Tampoco es que trate de disimularlo, ni mucho menos, pero no quiere perder los nervios otra vez, o por lo menos delante de Moravec. Se estaba empezando a poner nervioso, y cuando se pone nervioso mordisquea su puro con fruición. Y, ahora mismo, su puro está a punto de partirse en dos. Una gran vena parece hinchársele en la frente.

If I may be so bold, señor von Heizinger —interrumpe Mortimer con fingida modestia inglesa—, no recuerdo haberle invitado a tomar el té. Pero discúlpeme, que ahora mismo llamo al almirante Sinclair para trasladarle su disconformidad con el trato recibido y que venga la reina Isabel en persona a hacerle a usted la ola y luego un masajito en los pies. ¿Le parece? —dice levantando el tono más de lo que pretendía—. O si no, tráigase usted a su Filarmónica de Viena y bailamos todos aquí un vals de esos que tanto le gustan —imita con sorna el movimiento que ha hecho Klaus momentos antes con la mano—. Y luego, unas galletiten con un vaso de lechen y a dormir. ¡Y día hecho! Está usted en una misión de calibre internacional, le pido que se comporte. Espero que aprenda un poco de modales del señor Penwater o la señorita Marlowe —mira de reojo a Heinrich.

En ese momento, aprieta con tal fuerza la mandíbula y el puro cae al suelo, protagonizando sin quererlo una cómica escena y provocando que Moravec ponga los ojos en blanco y carraspee de forma incómoda. Morty se reincorpora como un resorte, visiblemente avergonzado y se alisa el traje para ganar unos segundos en los que recomponerse antes de seguir hablando.

Sí, van a ser ustedes espías  —dice volviendo al tema con tono más serio e ignorando completamente las preguntas de Klaus acerca del libro. No se preocupen, está todo controlado. Todos ustedes saben alemán o checo  —mira a la cirujana—, imprescindible para moverse por territorio enemigo. No van a infiltrarse en Alemania, sino en Checoslovaquia.

Notas de juego

Mañana posteo de nuevo con el briefing de la misión. Pero hasta entonces, dejamos a Abercrombie desahogándose un poco.

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22/10/2020, 02:10
Thomas Penwater

Natürlich Frau Marlowe. - Le respondió Penwater en alemán y en tono cortés. - Lo que significa que: por supuesto que le enseñaré lo que haga falta. 

Aquella mujer había despertado su curiosidad. Era sofisticada, educada e interesante. Él no era lo que se conoce como un seductor y no podía fardar de sus conquistas, veía a aquella mujer muy alejada de su órbita. Además, parecía mayor que él y era normal, pues solo tenía veinticuatro años. Pero soñar con tener algo más que palabras con aquella mujer, era gratis. 

Por otra parte, compartía la opiniones de  Abercombie acerca de Heizinger. Aquel hombre era realmente perturbador y con su molesta risa podía lograr el odio de cualquiera. No obstante, si estaba allí, era por algo. Iban a ser espías y eso, le inquietaba a la par que le satisfacía. ¿Qué papel podía jugar aquel molesto austriaco en todo aquello? Esperaba descubrirlo pronto. 

De Heinrich poco podía decir. Había sido de los tres el más reservado. Sin duda, de tener que elegir a uno de los cuatro como espía, él partía a simple vista, con cierta ventaja. Pero todo aquello no era más que un análisis hecho de forma apresurada. Tendría que recopilar más información para conseguir conclusiones más motivadas.

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22/10/2020, 08:44
Klaus von Heizinger

Klaus von Heizinger era un hombre extraño. Al menos, inusual. Durante el arrebato de cólera de un agente veterano del MI6 como Mortimer Abercrombie, uno habría esperado que el austríaco se achantase un poco. En fin, era un hombre que con alguna dificultad rebasaba el metro setenta y no parecía demasiado imponente en un sentido físico del término. Pero había que reconocerle, y es que el hombrecillo tenía singular valor. Agallas en estado puro, vaya. Eso, o una total y patológica carencia de miedo.

-Mort... Morty... Mortim... Ahh... Mortimer...-, trató de interrumpir durante el sermón del agente británico señalándole el preocupante enrojecimiendo de sus mejillas. Al final, al bueno de Morty se le cayó el puro de pura rabia. Klaus disfrutaba mucho cuando se enojaba así. El austríaco tenía un talento innato para sacar de quicio y poner a prueba los nervios de cualquier ser vivo. Aunque dicho ser fuese un británico de pura cepa como Mortimer Abercrombie.

-La vena, Mortimer. La vena. Se te está hinchando. Relax, mon ami. ¿Recuerdas el síncope que sufriste la otra vez? Tcht-tcht-tcht-tcht-, negó muy despacio con la cabeza mientras daba unas palmaditas en el brazo a Mortimer y le susurraba algo al oído en tono tranquilizador.

-Morty, no seas fantasma, bitte. No eres un espía de tanto nivel como para invitar a su Majestad, pillín. ¡Jiiiiiiiijijijijiji!-. Otra vez aquella insidiosa risa digna de una astuta y carroñera hiena. -Y porrr favorrrr, jamás traería a la Wiener Philharmoniker a este sótano. La acústica aquí abajo es terrrrible, absolutamente horrorosa. ¡Y lo sabes perrrrfectamente!

Cuando Morty mencionó el calibre internacional de la misión y confirmó que se trataba de una infiltración en Checoslovaquia, Klaus quedó sobrecogido por la emoción.

-¡Vaaaaaaaaayaaaaaaa! ¡Una misión internacionaaaaaaaaaal! ¡Qué emocionaaaanteeee!-, dijo frotándose las manos y sonriendo con claro nerviosismo.

Fue entonces cuando se topó con la mano extendida de Fraülein Marlowe en la punta de la nariz.

-Oh, mein Gott. ¿Perrro qué ven mis ojos? ¿Acaso se trata de una dessssscarada doctora británica?-. El austríaco tomó la mano de la inglesa con ceremonia e hizo una reverencia tan perfecta en su ejecución que parecía interiorizada en su memoria muscular. Aquel tipo tenía clase a pesar de su corrosivo y exasperante sentido del humor. -Todo lo que usted me ha denominado con flemático desprecio es positiva y definitivamente cierto, Fraülein-. Dijo aquello sin perder la sonrisa en ningún momento. -Quizás añadiría bon vivant, pero así, en general, es una descripción acertada de mi persona, qué duda cabe. Entiendo por lo que ha sugerido nuestro bienamado e hipertenso Morty que es usted la que domina los verrricuetos del checo, ¿ja? Sehr gut. 

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22/10/2020, 17:48
Emil Klein Heinrich

-¿Y bien? ¿Y usted es... el guía? Reconozco su acento... Usted debe ser oriundo de München. ¿Estoy en lo correcto?

- Gutes ohr... - para bien o para mal, Emil no era capaz de disimular su acento: era imposible para él esconder su procedencia. Rara vez hablaba en inglés (aunque lo dominaba bastante) y, cuándo lo hacía, en sus negocios, había comprobado que un fuerte acento achantaba a más de algún idiota con lo que solía verse obligado a tratar.

Por la reacción de sus compañeros ante la revelación del agente Abercrombie, se percató de que ninguno de sus compañeros de viaje estaba al tanto de qué narices hacían allí. O habían venido engañados, o no eran muy dados a hacer preguntas. Cualquiera de las dos opciones jugaba a su favor.

También se dio cuenta de otra cosa: parecía ser el único de la sala a quién Heizinger no parecía irritar. Más bien lo contrario, ver como el austriaco sacaba de quicio al pomposo agente le hizo soltar más de una carcajada.

- ¿Y qué debemos hacer exactamente en Checoslovaquia, agente? ¿Seremos los encargados, nosotros cuatro solitos, de liberar la región del yugo alemán? - inquirió el joven con algo de sorna mientras trasteaba con un leoncillo de cobre que reposaba en el escritorio del despacho. Aunque la pregunta iba dirigida a Abercrombie, Emil mantenía la mirada fija en el general Moravek. Todavía no había dicho ni una palabra.

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22/10/2020, 18:57
Frantisek Moravek

El general Moravec exhala con vehemencia al ver a su aliado británico hacer el canelo de semejante forma. ¿De verdad había jugado el agente Abercrombie un papel tan decisivo en la Gran Guerra? O era un impostor, o había cambiado mucho.

Bien —dice el checo, aclarándose la garganta tras tanto rato en silencio—. Menos mal que alguno que otro está centrado en el asunto —mira hacia Morty, que sigue de riña con el austríaco—. Si han terminado ya con sus niñerías, me gustaría hablarles de la grave situación en la que se encuentra mi país.

Empieza a pasearse lentamente por la habitación, adoptando un tono más musical, más institucional, más patriótico. Claramente, lleva esperando este momento mucho tiempo y le emociona a la par que le entristece. De alguna manera, podéis notarlo.

Me presento de nuevo. Mi nombre es Frantisek Moravec, veterano de la Gran Guerra —hace una breve pausa, terminando ahí la frase. No dice bajo qué bandera combatió, pero está claro que bajo la del Imperio Austrohúngaro—. Sobrevivimos, pero después nos tocó luchar contra los húngaros y los malditos soviéticos. El 14 de marzo de este mismo año me ví obligado a abandonar mi patria en secreto junto con diez de mis hombres del Servicio de Inteligancia Militar. Ese loco de Hitler nos ha invadido y está a punto de llevarnos a la ruina otra vez —toma aire profundamente y deja de deambular.

»Miren, llevo desde entonces formando y hablando a diario con grupos de resistencia en mi país para cortar esto de raíz antes de que todo termine en otra Gran Guerra, en una... Segunda Guerra Mundial. Eso sería terrible, Checoslovaquia todavía está pagando las consecuencias. Así que para eso están ustedes aquí. Quiero, necesito, que se infiltren ustedes en el castillo de Karlstein —desvela, señalando el punto central del mapa que tenía preparado—. Este, este es el punto clave —inquiere—. El padre Andrej, uno de los miembros de la resistencia, tiene información acerca de experimentos de lesa humanidad. Si consiguen pruebas de ello, le darán al Reino Unido una excusa para enviar un grupo más grande a liberar mi país del yugo alemán.

El tono de su voz ha ido subiendo hasta llegar a estar prácticamente gritando en este punto. Habla desde el corazón, pero intenta mantener una mente fría.

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22/10/2020, 19:00
Mortimer Abercrombie

Abercrombie asiente, satisfecho.

Así es, muchachos, por eso no necesitamos gente que sepa pegar tiros, sino gente que sepa pensar, que sepa sumar dos más dos. —Mira a Penwater, el único oficial militar—. Con todos mis respetos, cabo, ya me entiende. No se preocupen por no saber disparar, disponemos de los medios para enseñarles. ¡No se preocupen por no saber tirarse con paracaídas, también les enseñaremos! —esboza una sonrisa que dice "sí, tenéis que tiraros en paracaídas, sorpresa"—. Os adentraréis en el bosque de la zona de Karlstein y os abriréis paso hasta ese maldito castillo. Ir, ver y volver. ¡Muy sencillo, ja, ja! ¿Alguna pregunta, agentes? —levanta una ceja.

Notas de juego

Dudas, ruegos y preguntas acerca de la misión. Si está todo claro, continuamos.

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22/10/2020, 20:23
Eleanor Marlowe

Eleanor no se alteró lo más mínimo ante el descubrimiento de que de repente se había convertido en espía. Tenía muy claro que debía llegar a Checoslovaquia a cualquier precio y que, una vez allí, las cosas no serían nada sencillas. De esta manera al menos no iría sola... 

La mención del señor Heizinger a su descaro no pareció ofenderla, sino más bien lo contrario. Una risa no exenta de cierta picaresca se escapó de sus labios ante la mención del hombre mientras observaba al austríaco divertida. - ¡Nada más lejos de la realidad, darling! Si algún día llego a utilizar mi desprecio le aseguro que lo sabrá. Semejante despliegue en un británico no exigiría menos que un telegrama de cortesía... Respecto al checo, dejémoslo en que años atrás recibí algunas clases intensivas, pero me temo que estoy un poco... oxidada...-.

Su ceja se alzó sutilmente hacia el airado señor Abercrombie mientras daba otra calada a su cigarillo. De repente su atención pareció concentrarse en aquellos dos hombres, intentando absorber cada detalle de información. Una punzada de entusiasmo se instaló en su estómago ante la idea de lanzarse en paracaídas. Si había algo que Eleanor Marlowe apreciaba más que el sentido del humor era un desafío. Y aquella misión era un desafío extraordinario...

- Señor Moravek, ¿y cómo pretende que encontremos a su apreciada resistencia y, por extensión, al padre Andrej? - comentó la joven con curiosidad mal disimulada. 

 

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23/10/2020, 08:52
Klaus von Heizinger

Klaus rió -como no podía ser de otra forma- ante el despliegue de sarcasmo de la doctora Marlowe.

-¡JIA! Ein Telegramm... Aplaudo su ingenio, Fraülein. Leuchtend... Brillante-. El austríaco percibió reserva en la británica a la hora de explicar su conocimiento del checo, y aunque pudo darle una explicación coherente enlazando a la joven doctora con algún amante checo, descartó la idea por considerarla "melodramáticamente conveniente". Y Klaus podía ser muchas cosas, pero nunca pecaba de melodramático. Al fin y al cabo, era vienés. Y ahí radicaba la diferencia esencial con el pueblo alemán: Un alemán podía afirmar que una situación era seria, pero jamás desesperada. Por contra, un austríaco podría llegar a asegurar que una situación alcanzaba la categoría de desesperada, pero jamás la abordaría con seriedad.

Interesado en las emotivas palabras del egregio e imponente general Moravek, Klaus se cruzó de brazos y escuchó con atención. Ni rastro de su inquietante y desencajada sonrisa. A él la guerra le daba absolutamente igual a nivel personal. No era soldado y podía saltarse el servicio llegado el caso. Privilegios de la aristocracia. Dicho lo cual, coincidía con Moravek en que un segundo conflicto a escala mundial traería la ruina para el mundo, pero especialmente para Europa. Adolf Hitler era un megalómano de manual que, empero, compartía más de un aspecto con el propio Von Heizinger. Ambos eran austríacos -si bien el Führer había traicionado a la nación austríaca adoptando la nacionalidad germana en 1925- y ambos tenían una pasión exacerbada por el ocultismo. Hitler no la hacía pública. Von Heizinger no tenía reparos a admitir su interés por cualquier tema esotérico.

Si se desataba otro conflicto a escala internacional, Klaus tenía claro que Austria tendría fácil vender al mundo que Hitler era alemán. Sería el segundo gran triunfo histórico de su amada nación, junto con la nacionalización de Ludwig van Beethoven, claro está.

En estas cuestiones divagaba el austríaco cuando Moravek pronunció una palabra más emocionante que "salto en paracaídas al que también les enseñaremos nosotros", Morty dixit. 

Y esa palabra era Karlstein.

En un ejercicio titánico de autocontrol, Von Heizinger dedicó la sonrisa más vulpina de la que era capaz al general y a su buen amigo Morty -se odiaban, pero uno debe cuidar las apariencias cuando juega en las ligas de los agentes secretos-, y pronunció una enigmática frase.

-Ehrenmann... Caballeros... Hasta este momento habían alimentado mi curiosidad... Pero ahora, tienen mi atención.

Tras las acertadas preguntas de la doctora Marlowe, Klaus alzó la mano y la agitó como indicando a Mortimer que tenía una duda aún más perentoria y esencial.

-Creo adecuado plantear que, si esta es una verdadera misión ultraverborgene, ahem, ultrasecreta, necesitaremos nombres en clave, ¿ja?-. Y ahí estaba de nuevo. Klaus empezó a frotarse las manos con su risilla maquiavélica. Estaba tramando algo. -Quiero proponer algunos nombres que, a buen seguro, sumirán en la más absoluta confusión al enemigo en el desafortunado caso de que interrrrrrsepte nuestras comunicaciones. Por supuesto, son un alarde de crrrrreatividad cuya autoría estoy dispuesto a concederles con completo ánimo de liberalidaT. No se merecen, créanme-.

Se llevó las manos a la espalda y empezó a pasearse por la estancia con una gracia incomparable. ¡Casi parecía el dueño de aquel sótano inmundo low cost del MI6!

-Herr Heinrich es nuestro astuto guía, un superrrrviviente nato, sin duda. Así que su nombre en clave será... SIDEWINDERRRRR-, dijo regodeándose en la palabra y dedicando una sonrisa pícara al jovenzuelo muniqués. -El cabo Thomas Penwaterrrr es nuestro valeroso soldado, nuestro líder militar... ¡NUESTRO HOMBRE DE ACCIÓN! Porrrrr lo que un nombre adecuado para él sería... Oh, sí...-. Los ojos de Klaus brillaron de emoción. -TOOOOOMMYYYY GUNNNNN...-.

Empezó a reírse maniáticamente. Su inspiración manaba salvaje en una tormenta de ideas acompañada por la cabalgata de las valquirias.

-¡Jiiiiiiiiiiiiiiiiiijijijijijijijiiiiiiiiiiiiiii...! Hummm... Ahem. La doctora Marlowe ha demostrado ser aguda y enigmática, letal en las distancias cortas, así que su nombre ha de ser... DEAAATTTTTTTTHHHHHHBLADEEEEE...

Klaus empezó a aplaudirse a sí mismo. Visto quedaba que no necesitaba público. Él era su mayor fan.

Miró a Mortimer. Se hizo una pausa dramática. Se mascaba la tragedia en el bautizo.

-Morty será HIDEOUS MOUSTACHE, como no podría ser de otro modo. ¡JIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIJIJIJIJIJIJIJIJIJIJIJIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!-.

Y en aquel momento de catarsis creativa, Klaus se giró a los que iban a ser sus compañeros de aventura y acentuando al límite su sonrisa torcida dijo...

-Y yo seré... VELLLLLLLLLLLLLLLLLLLVETTTTTT THUNNNNNNDEEEEEERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR-.

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23/10/2020, 16:35
Thomas Penwater

Aquel hombre histriónico era sencillamente insoportable. No entendía como alguien así podía ser útil en una misión de ese calado. No iba a poner en duda que, quien le había mandado llamar tendría sus motivos, pero él, realmente no lo entendía. Fuera como fuera, tendrían que convivir con aquel tipo si finalmente todos ellos aceptaban aquella misión. Misión, que por otra parte todavía tenía muchas incógnitas, demasiadas.

Dejando de lado los "nombres en clave", entiendo que vamos a tener que asumir una identidad doble. - Comentó Penwater. - No nos quieren por nuestras habilidades con las armas, así que supongo que nos tendremos que ganar la confianza de ese hombre, el padre Andrej y sus allegados. - Tomó aire. - Por ello, supongo que tendremos que buscarnos una identidad secreta y bueno, de alguna forma infiltrarnos en ese castillo. - Negó con la cabeza. - Vamos a necesitar más información, señores. La información es poder dicen, y en este caso es supervivencia. Ya que de no gozar de informes detallados de lo que vamos a encontrar allí, nos veo acabando en una zanja cubiertos de cal viva...

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23/10/2020, 18:09
Frantisek Moravek

Moravek resopla, cansado. Dejar el futuro de su nación en manos de un vienés —poco serio y muy desesperante— le resulta agotador. Cuando ve que Morty Abercrombie coge aire para protestar por su nombre en clave, Frantisek interviene.

Cállese, Hideous Moustache, por favor, no le siga el juego, —dice tajante, como un rayo cayendo del cielo y partiendo un británico árbol en dos—. Ignórele, ¡ignórele! No le traje en bandeja los secretos de mi país a su maldito Servicio de Inteligencia para que me traiga a esta panda de incompetentes, ya pueden hacer un buen trabajo, más le vale —amenaza.

Cuando Abercrombie baja la cabeza y se enciende otro puro para dejar continuar al checo, Moravek prosigue, dirigiéndose ahora hacia el resto de integrantes del grupo que tienen intención de ayudarle.

Marlowe:

Señor Moravek, ¿y cómo pretende que encontremos a su apreciada resistencia y, por extensión, al padre Andrej?

No sabe cuánto me alegra que me haga esa pregunta, señorita.... Marlon —dice tras dudar un segundo—. Lo cierto es que la Resistencia toma serias medidas con respecto a desvelar su paradero, y tienen instrucciones explícitas de no fiarse de nadie —se refleja un tinte de orgullo en su voz—. Deberán ganarse su confianza, y no lo harán a no ser que sepan que van de mi parte. Por eso les hago entrega de esto, entréguenselo y les creerán. Ellos sabrán dónde se esconde Andrej.

El general saca del bolsillo de su chaqueta un sobre blanco sin nada escrito y con un llamativo sello de lacre rojo con el león, el oso, la cruz y las águilas del escudo de armas de Checoslovaquia. Deja el sobre en la mesilla delante de Marlowe.

Por favor, no abran lo abran, sería muy poco inteligente por su parte —advierte ladeando la cabeza hacia von Heizinger sin ningún tipo de reparo—. Guárdelo bien, señorita, y no deje a este energúmeno ponerle las manos encima...

Penwater:

 Por ello, supongo que tendremos que buscarnos una identidad secreta y bueno, de alguna forma infiltrarnos en ese castillo. - Negó con la cabeza. - Vamos a necesitar más información, señores. La información es poder dicen, y en este caso es supervivencia. Ya que de no gozar de informes detallados de lo que vamos a encontrar allí, nos veo acabando en una zanja cubiertos de cal viva...

Confío en su sabio juicio, soldado,  el agente Abercrombie me ha jurado y perjurado que sabrían ustedes cómo tratar con todo tipo de situaciones —le lanza otra mirada, dubitativo—. Pueden contactar con la Resistencia, pueden torturar a algún alemán. —Esa idea parece divertirle—. Desde luego, él no se lo pensaría si tuviera que torturarles a ustedes.

Da media vuelta, de nuevo hacia el mapa. Comienza a explicarlo, señalando a un punto y a otro. Algunos lugares tienen marcada una cruz de hierro del Heer alemán, el ejército de tierra. Deducís que indica presencia alemana en las inmediaciones.

Esta es la zona de Karlstein. Como verán, el castillo está en el centro, cerca de la estación. Alrededor todo es vegetación, así que deberán buscar una forma para entrar. La estación es el único punto de entrada y salida para vehículos y mercancías. De hecho, controlan todas las estaciones... —admite señalando la estación de Hintertrebain—. Como ven, se extiende alrededor del río Berounka. Krupna, al sureste, no tiene tanta presencia alemana, pero denle tiempo. De ahí es el padre Andrej, quizás puedan obtener algo de información allí.

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23/10/2020, 18:09
Mortimer Abercrombie

No se preocupen por las torturas, agentes —apuntilla con seguridad Morty a medio discurso de Moravek—. Les proporcionaremos una cápsula de cianuro para poder terminar rápidamente con sus propias vidas antes de que esos alemanes pongan un dedo sobre ustedes, en caso de ser atrapados. Será rápido e indoloro.

Cuando el checoslovaco termina, se apresura a tomar la voz cantante.

Esa es exactamente la situación. Por la orografía y el estado de las estaciones de tren, deducirán que lo más sensato es tirarse en paracaídas. Estarán de acuerdo conmigo en que no nos darán paso en una de sus pistas de aterrizaje. Así que... ¿dónde quieren ser desplegados? —pregunta, ladeando la cabeza en dirección al mapa.