-¡Está bien, está bien! ¡Os diré dónde está, pero no dejéis a este monstruo que se me acerque más!
Van Doren frunció el labio. Para una vez en semanas que tenía la oportunidad de ver a alguien sufrir que no fuera uno de los suyos...
-Está bien, deja que hable. Pero como se ponga tonto arráncale tres.
Eddie ya tenía los dedos de Rob entre los dientes y miraba de reojo a Van Doren. El sátiro, sangrando de una brecha en el pómulo, forcejeó para apartarlos en vano.
-Si me dejáis, os llevaré, ¡pero quitádmelo de encima!
Calandra se tapó la boca con la mano para ahogar un grito cuando Eddie se puso medieval con la cara del sátiro. El pooka tenía la boca muy grande y no le importaba pelear contra quimeras o incluso un rival armado, pero siempre le sorprendía que hubiera gente como Eddie, capaz de actos de violencia como aquel. Aún así aquel tipo había matado a Bernardette, y no iba a ser él quien le llevara la contraria a un redcap cabreado.
-¡Vale, vale! ¡Eddie, tranquilo, sin dientes no le vamos a entender!
Shyam no se había inmutado mucho. De hecho, había retirado la espada ligeramente dejándole vía libre a Eddie. No tenía paciencia para lidiar con gilipolleces y lo de hacerse el caballero estaba empezando a llegar a un límite poco razonable.
-Pues vamos, andando que estamos alterando a las señoritas.
El sidhe se detuvo un momento para cubrir la herida y arreglar temporalmente el destrozo y encaminó la marcha arma en mano de nuevo.