Partida Rol por web

La sala del concilio es grande, estaba dividida en dos hemiciclos. El hemiciclo derecho era exclusivo de Stheinar. En el hemicilo izquierdo habia, en su centro, una gran tarima para el Archimago de Nashfel y sus acompañantes simbolizando su posición como lider del concilio. A su lado estaba un gran espacio para Atica, debido al inmenso tamaño de sus representantes. Al otro lado habia dos espacios grandes para Gallagher y Varya, tambien con seres muy grandes como representantes. Luego venian los otros espacios, Lusgamo, Viljahelm, Arcadia, Belurabi y finalmente otro que compartian las cuatro naciones exiliadas.

Cuando el resto entra la Reina Brinahlot ya esta ocupando su plaza, su tamaño es sencillamente inmenso. Es de un tamaño similar al de Junah y es probablemente el ser mas grande que hayais visto. De 120 pies de longitud y 150 de envergadura de ala asusta a cualquiera que pretenda enfrentarse a ella.

Por parte de Gallagher entra el Rey de las Hadas seguido de un humano pelirrojo y cinco sabuesos espectrales. El Rey de las Hadas es el doble de alto que el humano que le sigue y tiene un aspecto intimidante, lleva puesto un yelmo astado y sus ojos tienen un brillo rojo tremendamente perturbador.

El humano tiene aspecto fuerte sin ser grotesco, tiene un cuerpo bien proporcionado y definido, pelirrojo de ojos almendrados y una buena sonrisa, de aspecto limpio y mas de uno apostaría a que algo de sangre élfica corre por sus venas.

Los sabuesos son mas aterradores que su amo si cabe, del tamaño de un oso pardo y de un aspecto siniestro y feroz.

El rey Jerome entra seguido de su guardia personal de diez hombres, es un hombre de aspeto serio y de edad avanzada. Su aspecto es poco marcial y es probable que nunca haya estado realmente en una batalla. Si bien la dureza de su mirada dice que se ha enfrentado a cosas peores que una batalla.

Detras de Lusgamo entra el legendario rey de Atica seguido de tres gigantes más. El tamaño de estos es inmenso, si bien pequeños al lado de Briinahlot es mas bien insignificante a su lado los hombres no son mas altos que sus rodillas. El porte regio de los cuatro es sencillamente imponente.

El Rey Mítico es el mas alto, de veintidos pies, lleva orgulloso en su pecho el simbolo de Stronmaus, su deidad.

Detras de él marchan Eulados y Epiros, tambien personajes de reputación legendaria, mago y guerrero respectivamente. Eulados es viejo y lleva una barba larga que le da un aspecto muy sabio mientras que Epiros es mas joven que el rey y su aspecto impone respeto.

Detras de ellos está un gigante joven, ni siquiera estais seguros de que sea un adulto y su aspecto es algo mas salvaje que el de sus mayores peor tiene tambien el porte de un rey.

Despues viene la ciudad reino de Viljahelm, una nación pequeña pero poderosa, según muchos debido a la influencia del Archimago de esta.

La reina es la primera entrar, parece estar abstraida y a simple vista no tiene ningun rasgo destacable.

Detras de ella vienen un mago de aspecto siniestro, un humano de aspecto misterioso y una semielfa pelirroja.

La Reina Caeli es una mujer que impone respeto, en su mirada se puede leer una gran determinación y los numerosos tatuajes arcanos grabados en su piel indican que es una poderosa hechicera. Es díficil sostenerle la mirada mucho tiempo.

Tras ella va una bella elfa, de pelo castaño y mas alta incluso que la mayoria de mujeres humanas.

El Rey Salmanasar, poco popular con sus vecinos, en sus ojos se puede ver un brillo astuto y una crueldad sin límites. A sus lados están su guardia personal, cuatro tipos cuyo aspecto es imposible de ver debido a las armaduras negras en que estan embutidos.

Detras de ellos hay un tipo que parece un hibrido entre un dragón rojo y una criatura de gran tamaño, probablemente un ogro. Es visiblemente menos civilizado que los cinco que tiene delante, lo cual intimida más en realidad.

Tan querido como el anterior es el Konungr de Varya. Si bien da bastante miedo si lo miras y un hombre solo le llega a la cintura empequeñece mucho ante los gigantes de Atica, los cuales le doblan en altura y su porte es mucho mas regio.

Finalmente llegan los cuatro representantes e las naciones exiliadas. Las vistas se centran sobretodo en Lady Neriel por su gran belleza y los observadores no pueden no fijarse en que el parecido con la elfa que acompañaba a la Reina Caeli es innegable.
 

Sabes que Viljahelm fue destruido hace poco en un combate entre el Archimago Onikyol y el dragón Konahrik. No se sabe nada de ambos, pues tras una gran explosión desaparecieron. Lo sabes porque fue en Gallagher donde los habitantes de Viljahelm buscaron refugio.

La pregunta que se realiza todo el mundo es una. ¿Donde esta el Lider del Concilio? No se ve al Archimago por ninguna parte, y nadie sabe donde está.

Cuando entró en la enorme sala lo primero que vio fue la imponente figura de Briinahlot sentada en el hemiciclo derecho, en el hemiciclo izquierdo se hallaban sentados por orden el Rey de las Hadas al lado de un lugar vacío que correspondía a Varya. Cuando sus ojos se posaron en aquel lugar, algo dentro suya sin saber que aquel era el lugar que les correspondía se estremeció. Un escalofrío, una sensación, eso le bastó para apartar rápida pero cortesmente la mirada de aquel lugar. Siguió observando de reojo sin perder de vista a su querida reina y vio sentados mas a la izquierda el rey Jerome y la reina Yavanna y mas allá el asiento que pertenecía a la reina Caeli, pues se dirigían hacia este. Una vez la bella mujer se sento, la elfa quedó a su lado de pie esperando paciente, rezando por tener la velada en paz. Justo después de ella entraron Salmansar y Konungr, con quien se le revolvieron las tripas y se echó un poco hacia atrás intentando pasar inadvertida aunque.. ¿De que le serviría? " He vivido casi cien años con ellos ¿Que me hace pensar que no me van a reconocer?..." Después se observó sorprendentemente a si misma entrar en la sala de nuevo, algo más mayor y con el pelo de distinto color así como los ojos y las vestimentas. Se contuvo de frotarse los ojos faltando a la etiqueta pero no pudo mas que mostrar su asombro parpadeando un par de veces antes de fijarse en quien era. " Elfos, puagh... ¿Por que es identica a mi? ¿A caso todos los elfos nos parecemos?"

Al llegar a la sala del concilio me fascino no por su grandeza, sino por lo variopinto de los miembros del Concilio Rojo que allí ván acomodandose. En un mundo que tiende a la monotonía de cultivar campos y ver crecer la hierba ser una parte de esto me anima a querer seguir viviendo como lo hago, aunque mi participación sea mínima- Literalmente, mínima, tendré suerte si alguno de los miembros del Concilio Rojo no acaba pisandome por accidente -y sin embargo, al llegar a nuestro escaño del hemiciclo, recuerdo el motivo por el que estamos aquí- Ahora es cuando todos se enterarán de la mala noticia, se quedarán sin liderazgo, se pondrán a discutir y yo me aburriré... -me recuesto en mi asiento, dejando los pies estirados y cruzados sobre el de delante mío. Extraigo mi laud y me lo pongo en el regazo- No creo que les moleste, porque no pienso alzarme por encima de sus voces, solo amenizar y dar dramatismo a lo que escuche a mi alrededor... ¡Es un ejercicio musical excelente, dar tono y melodía a las injurias, las promesas y las palabras orgullosas de reyes y principes! -comienzo a rasgar cuerdas, suavemente, e ignorando a la reina Yavanna, que estará ocupada, hablo con quien tengo más cerca, mi acompañante y el "siniestro" mago- Aquí hay reyes venidos de todas partes a los que les debería sobrar el oro ¿Cuando traerán siquiera algo para comer y beber?

...y ya estaban allí. Sabía que aquello llegaría, pero no llegó a imaginárselo, esos aspectos del mundo eran demasiado diferentes a los que conocía... y entonces, los vio.

Kugart siempre fue un tipo grande, pero aquello se llevaba la palma. Las cosas valiosas parecían abundar por doquier ,aunque desde luego parecía todo bien custodiado. Parecían dispuestos a hablar, pero, ¿porqué criaturas tan grandes estarían dispuestas a limitarse a solo hablar?.

Desde luego, Salmanasar tenía razón en prácticamente todo, incluido lo variopinto que podía llegar a resultar el espectáculo visual que estaba contemplando. Hasta los seres que parecían haber sido convocados parecían estar ataviados de sus propios tatuajes, parecían poderosos, habían sido convocados, representaban a otros reyes y demás 'personalidades' del mundo. Debía estar alerta, un simple tropiezo y el podría ser el banquete de cualquiera de aquellos seres monstruosos.

Pero no. No sería la cena de nadie menos poderoso que él, ni pretendía irse con las manos vacías, no quitaría el ojo de encima de nadie fuera de aquella pequeña muestra de 'ingeniería trasga' que intentaba cubrirle la cabeza aparentemente bajo cierta protección.

Al menos eran seres civilizados, no parecían patanes asilvestrados, quizá hasta pudiese aprender algo de aquello mientras tuviese oportunidad.

Era momento de callar y escuchar, de entender y saborear la incertidumbre. Todos parecían tener un propósito, y él se iba a entretener en averiguar cual era el de cada uno...

...y luego estaban los pieles rosas.

Feeric era de las pocas,o la unica persona que entro sonriente a aquel concilio, el que culturas y razas tan diferentes se unieran en aquella lucha, era una visión esperanzadora que le alegraba incluso con los trágicos acontecimientos que habian llegado a sus oidos, no podian desistir en que aquel concilio triunfara.

Cuando el gran Rey de las Hadas, su Rey, llego a su sitio, Feeric se mantuvo de píe a su lado con postura relajada, una mano apoyada en una de sus espadas distraidamente y pasando su mirada por los demas participantes que entraban al concilio, admirando la fuerza que transmitian.

Todos parecían en su sitio, todos menos el autor de aquel gran logro, el que les habia reunido, el lider del concilio, Feeric miro al hueco vacio ."va a ser una reunión dificil"

Richard estaba incomodo, no, MUY incomodo. Pese a entrar con la Reina Yavanna, no se paró junto a ella y continuó hasta lo colocarse detrás de lo que sería el asiento de Onikyol. Jugueteó con la idea de sentarse para hacer algun tipo de broma, pero lo desechó, le destriparían allí mismo. Sintió las miradas clavadas en él, al fin y al cabo era el unico que estaba solo y en una posición dominante.

El silencio incomodo le dió a entender que por omisión, era su deber dar la noticia, así que una vez los ultimos se sentaron en su lugar dió un paso al frente y se aclaró la garganta para llamar la atención.

Tengo la pesadumbre de anunciar que el archimago Onikyol no va a venir. Acallo los murmullos con un chorro de voz para continuar, pues al instante algunos empezaron a hacer comentarios. El mismo día que partimos de Viljahelm el dragón Konahrik atacó la ciudad, Onikyol salió a plantarle cara y tras un duro combate, ellos y la ciudad desaparecieron en una enorme bola de fuego.

Dando un paso atrás volvió a colocarse trás el solitario trono vacío, esperando que no le hicieran preguntas, aunque sabía que las habría, siempre las había cuando no quería responderlas.

Gymlar entró en aquella enorme sala seguro y confiado. Un paso por detrás del Rey y del gran Comandante. 

Ellos eran los gigantes de las tormentas, fuertes y poderosos. Pero al entrar allí por primera vez en su vida se sintió pequeño. No sólo por el tamaño de la Reina Brinahlot sino pequeño por el poder que manaba de los allí presentes.

Gymlar reaccionó al ver al Rey Salmanasar de Belurabi pero una mirada de furia de su padre, el Comandante, hizo que se contuviera. A pesar de todo sus instintos le provocaban para que saltara sobre él. Odiaba a aquella raza.

Cuando todos habían ocupado su lugar y esperaban al que allí los habían reunido, un humano tomó la palabra. El joven gigante refunfuñó para sí, ¿por qué entre todos los seres tan poderosos allí presentes tenía que ser el primero en hablar un simple humano? Maldita raza de entrometidos y su costumbre de meter sus pequeñas narices por todos los sitios, eran como ratas.

Abstraído en sus pensamientos apenas hizo caso de sus palabras hasta que empezó a escuchar las murmuraciones y el revuelo que estaban levantando.

Feeric se fijo bien el hombre que dio la noticia sobre Onikyol, sobre todo en los símbolos de su armadura, unos símbolos que conocia bien, asi que escuchó atentamente sus palabras.

Ya habían dado la dura noticia, ahora tocaba esperar a las reacciones de los diferentes lideres, Feeric miraba atentamente lo que sucedia, aunque su postura seguia siendo relajada.

La mirada del Rey Mítico se dirige a la Reina Briinahlot, la cual esta en silencio, sin decir nada, ni en su mirada ni en su voz. El murmullo que se ha producido con la noticia es cesado de inmediato por la potente voz del monarca legendario.

- El Archimago establecio de forma clara los procedimientos del Concilio, incluso establecio quien ocuparia su lugar en su ausencia. Me designó a mi como lider substituto.

El monarca se situa sobre la tarima de Onikyol, junto a Richard. Su voz es potente, desde luego nadie tiene problemas para oirla.

- Asi que yo le substituire hasta su regreso si es que ahora mismo no esta en el lugar que corresponde a hombres distinguidos como él tras su muerte. El Archimago y yo no nos conociamos muy bien, ni la mitad de lo que él merece. Pero algo si se de él, él nos ha enseñado que los Dragones del Ojo no son invencibles, que es posible enfrentarse a ellos. Y como en Atica decimos, si hay una sola posibilidad de ganar, la haremos realidad con nuestro valor. Una causa no muere con su lider, solo muere cuando el último hombre en defenderla cae. Hoy es el inicio de una crónica llamada "La caida de Junah y los Dragones del Ojo" y nada ni nadie podrá detenernos.
 

"Onikyol era "casi" una figura neutral, dudo que el resto de reinos acepte el liderazgo de uno de sus iguales así tán facilmente, no son estúpidos, la guerra terminará, para bien o para mal, y quien la dirija quedará en mejor posición, habrá tomado decisiones en su favor... Al menos es lo que yo haría, si me importaran estos asuntos."

Me mantengo escuchando al Concilio Rojo, acompañando con mi laud la reunión. La atrevida forma en que Kidney toma la iniciativa frente a tantos reyes no me resulta aconsejable, le falta cierto tacto, y quizas un buen chiste sobre alubias en el desayuno al final.

"Eso es optimismo, claro que si "La caida de Junah y los Dragones del Ojo" lo usaré como título de una oda a su victoria ¿Porque será que no me lo imagino tán facil de hacer? El valor no te protege del daño ni derriba o engaña a tu oponente, es para los necios con honor y grandes ideales. Aquí lo único que importa es la estrategia, los recursos bélicos, formar ejercitos, el favor de Olidammara y que tengamos buen vino."