Partida Rol por web

El nuevo integrante del grupo se encoge de hombros y luego asiente con la cabeza.

Mientras la gente se decide, Gildas se percata de las feas heridas que porta el desgastado grupo.

-Veo que alguno anda ya tambaleándose. Dejad que mi aura dracónica alivie parte de esos males antes de proseguir.

Y poco a poco, muy lentamente, los daños sufridos por todos los presentes comienza a mejorar de aspecto.

Sin ninguna otra idea ni propuesta, hacéis caso al semiorco que propone acceder por el pasillo al otro lado de la cámara de las celdas.

Accedéis a un estrecho pasillo de unos 40 pies que termina en una puerta común. No hay iluminación.

Cerrando la comitiva, Gildas embraza un excelente escudo de acero con el emblema de un dragón plateado y con la otra mano sujeta un cetro solar para iluminar la zona.

Ajeno a las disquisiciones de sus compañeros, Magus pestañeó sorprendido al salir de uno de sus frecuentes trances y encontrarse caminando por un pasillo a oscuras. Se apresuró a coger el frasco vacío de una de sus pociones y a conjurar un truco de luz sobre él. Quizá necesitaría lanzárselo a un enemigo a la cabeza.

Importunado por la presencia de dos de sus compañeros delante de él que le impedían ver más allá, se abrió paso a trompicones para encontrarse ante una puerta. Se apresuró llamar, aporreando fuertemente con el canto del frasco:

-Furiaveloz, estás ahí!? Descubre tu pellejo roñoso, me debes 30 cobres de aguamiel! Creías que se me iba a olvidar?!

Se dispuso a empujar la puerta con todas sus fuerzas, pero a juzgar por la futilidad de sus esfuerzos, la puerta debía abrirse para el otro lado.

Al acercarte a la puerta te das cuenta de que en el aire flota un olor algo peculiar, distinto al del resto del pasillo.

-¿Furiaveloz? -Pregunta Duine impertérrito como una estatua divina.

-Tiremos la maldita puerta.- Y a continuación empieza a destrozarla a patadas.

Gildas observa impasible las insospechadas "habilidades" de sus nuevos compañeros.

Tras vuestros ridículos intentos de derribar la puerta, caéis en la cuenta de que está abierta y sólo hacía falta girar una simple manivela.

La puerta se abre a una sala abarrotada de trapos, armas, armaduras oxidadas y astilladas, y mucha suciedad. El aire está 
viciado y os pican los ojos ligeramente, pero no lo suficiente como para causar ningún efecto negativo. Del mismo modo,
respirar el aire parece no tener consecuencias peligrosas. Hay una puerta doble en la pared opuesta.

Al acercarte a la puerta te das cuenta de que en el aire flota un olor algo peculiar, distinto al del resto del pasillo.

-¡Un momento!..!parad!- digo a mis compañeros mientras olfateo el aire, moviendo la cabeza de un lado a otro con una cara un poco extraña.

-Mmmm.., huelo algo raro, estad preparados- digo mientras alzo el hacha y me dirijo con cautela hacia la puerta del fondo.

Ante el aviso del semiorco, el chamán del dragón deja el cetro solar en el suelo para desenvainar un martillo de guerra de excelente factura.

Oís el ruido del agua fluir al otro lado de la doble puerta, sin demasiada fuerza pero es evidente que hay una masa de agua tras el umbral.