Partida Rol por web

A pesar de la poca costumbre a la situación en la que se encontraban, los cubículos eran lo suficientemente anchos y cómodos para brindarles unas cuantas horas de sueño adecuado. En la calma y la paz del sueño, la pianola interrumpe el descanso de todos con una canción que poco había sonado antes.

Mas no sólo la música quebrantaba el silencio del bar. El grito de una mujer y las palabras de dolor de un joven taladraban los oídos de los presentes. Al salir para averiguar el motivo de los gritos, sus corazones se vuelven pequeños esperando que no fuera lo que creían pero al llegar al cubículo donde la banda descansaba, pueden ver la cara de dolor de ellos al ver el cuerpo de Dean, ubicado en forma de cruz sobre su cama y nuevamente, su rostro había sido arrancado. ¿Cómo había podido ocurrir sin nadie notarlo? Era inexplicable.

A poca distancia de él, notan su trompeta, la que hasta ayer era brillante y hermosa, en el suelo muy oxida

da. Parecía que su alma se había ido, al igual que la del intérprete.

Al llegar al vestíbulo donde se encontraba la pianola sonando por su cuenta, ven que sobre una de las paredes hay una inscripción en sangre fresca. Aún gotea y el olor metálico de esta, impregna el lugar. La inscripción dice sólo una cosa "FLYNN"...

Al escuchar ese desgarrador grito, salgo del cubículo con paso poco decidido, esperando que mi padre viniese también detrás para sentirme segura.
Al llegar al lugar donde la gente comienza a aglomerarse, lanzo un grito de pánico.
-¡Santo cielo bendito! - Exclamo girándome para aferrarme de nuevo a mi progenitor.
- ¡Padre! ¡Estamos entre asesinos! ¡Nos van a matar a todos! - Exclamo casi desesperada.

 Casi no había podido dormir por el terror, pero el alcohol y el cansancio de los nervios pudo con ella. Aún así, cuando sonó la pianola, Tania se levantó sobresaltada, y el grito no hizo más que encogerle el corazón. Fue hacia donde estaba pasando aquello con miedo de lo que encontraría, la mano apoyada en su pecho para intentar en vano apaciguar su corazón, que iba a toda máquina, haciendo un tamborileo agobiante en sus oídos. Al ver la trompeta de Dean en el suelo, oxidada, supo enseguida que era un mal signo.

- No, no, no... ¡No! ¡No! - Empezó a correr, escurriéndose entre la gente para intentar confirmar su sus sospechas eran ciertas, y cuando vio el cadáver de Dean, un sollozo ahogado salió de su boca mientras se llevaba ambas manos a ella. Sus ojos estaban abiertos de par en par y enseguida se llenaron de lágrimas. Su primera reacción fue acercarse y ponerse de cuclillas para no caerse de la impresión. - No... no... Mi pequeño Dean no... - Decía mientras lloraba, poniendo una mano sobre la pierna del trompetista. Acabó agarrando la tela del pantalón con la rabia y la impotencia y se levantó, mirando alrededor, con los ojos llorosos. Fue hacia James en cuanto lo vio y le puso una mano en el pecho.

- Cariño... no mires, no vale la pena. - Le dijo, mientras lo abrazaba. - Jimmy... - Alcanzó a decir, sin saber qué más articular. Era difícil, cuando ella también estaba desconsolada, decir algo, a pesar de que sabía que para su hermano sería una pérdida mil veces más grande aún que para ella.

Finalmente hice caso al detective y al ministro y permanecí con los ojos bien abiertos y cerca de mi hermano y mis amigos hasta que llegó el momento de retirarnos para dormir. 

El sonido de la pianola me despertó y en cuanto recordé los sucesos de la noche anterior me levanté de golpe, buscando con la mirada a Dean para asegurarme de que estaba bien. Y entonces lo vi. Mi rostro se desencajó al reconocerlo y mi respiración se volvió entrecortada mientras un enorme dolor me apretaba el pecho impidiéndome respirar y no era capaz de apartar los ojos de la escena.

- ¡NO! ¡NO! ¡Dean, no! - Exclamé mientras sentía a Tania abrazándome sin ser capaz de sentirlo realmente. Durante varios segundos simplemente me quedé así, sin poder moverme ni reaccionar, intentando asumir el horror de lo sucedido. Cuando poco a poco la razón fue invadiendo mi mente, me aferré a Tania con fuerza y escondí mi cara en su hombro, empezando a sollozar como un niño pequeño, sin preocuparme en absoluto de la gente que había alrededor. - Tania... No... Dean, no... - Balbuceé en un susurro, sin ser capaz de crear una frase completa que pudiera expresar todo el dolor que sentía.

El grito me despierta sobresaltado. Había dormido con miedo aquella noche, tenía una extraña sensación de inseguridad, pero parece ser que era infundada. Miro alrededor para asegurarme que con los que compartía cubículo estaban bien y salgo vacilante del mismo para descubrir la procedencia del grito y la música.

Debido a las ropas reconozco a uno de los integrantes del grupo y no puedo evitar sentirme aliviado. Esta vez no ha sido alguien cercano a mí. Sigo andando siguiendo la música y lo que veo hace que un escalofrío me recorra la espalda. "FLYNN". Escrito con lo que parece ser sangre. Me quedo unos segundos mirando las letras antes de dirigirme hacia mi hermana para asegurarme otra vez de que se encuentra bien y hablo al detective.

-Qué significa?-Le digo con gesto serio.

Mi sueño no fue tranquilo necesitaba del apoyo de mis hermanos pero ambos estaban en lo suyo durante la noche. Dormí junto a Cassandra esperando que al despertar todo se hubiera convertido solo en un mal sueño. Sin embargo para mi desgracia no era así. Los gritos terminaron de despertarme "Que no le haya pasado nada a mis hermanos" rogué mentalmente antes de abandonar el cubículo. 

Entre murmullos y llantos supe que había muerto un músico, lamento aceptar que suspiré aliviada ya que no lo conocía no me parecía tan importante. No quise ver al muerto en su lugar me dirigí al tocador de señoritas, lavé mi rostro y mis dientes con una cosa que siempre llevaba pero no recordaba su nombre (bicarbonato). Arreglé mi cabello maquillándome nuevamente para no verme tan demacrada por haber dormido mal, además al hacerlo me relajaba un poco algo necesario considerando que mis manos temblaban. Salí de allí pero sin dirigirme al salón, no quería ser testigo de la histeria colectiva que seguramente me arrastraría a mi también.

Salí del duermevela en el que me había metido por no poder dormir por el grito. Me desperté con el brazo echado sobre mi mujer y durante un segundo no fui consciente del motivo por el que me despertaba hasta que empezaron los gritos y los llantos. Con urgencia y un poco de miedo me puse el chaleco sobre la arrugada camisa y me acerqué a la puerta. En el ultimo segundo me giré hacia mi mujer con la cara seria y pálido.

-Mejor será que no lo veas... Esto va a ser desagradable seguro.- Dije apesadumbrado.

Al salir de mi habitación me tope con la señorita Monroe.

-¿Está usted bien? ¿Que a pasado?- Estaba bien arreglada pero se la veía asustada. Aun así me alegré al ver que ella no era la victima. Me dirigí rápidamente a centro del miedo y al ver el cuerpo mutilado del joven no pude evitar que se me cayera el alma a los pies.- Oh Dios mío... 

Edward casi no había podido pegar ojo aquella noche. Los "Sin rostro" le quitaban el sueño y se le metían hasta dentro de su alma como un malestar imposible de arrancar.

Llegó el día y sus temidas sospechas se hicieron realidad... Joder, mierda, cago en la puta... Otra víctima y en sus propias narices, en un bar sellado completamente. Ahora todos eran sospechosos, todos menos los muertos...

Miró el cadaver del músico, mismo modus operandi. Sin embargo... lo más sospechoso era el óxido de la trompeta... ¿Cómo habían logrado ese efecto? Sólo había una forma, cambiando la trompeta por otra más antigua y oxidada...

Es decir... aquellos malnacidos tenían escondites en el Luna Pulchra... Algún pequeño almacen o bodega para ocultar sus armas y utensilios que usaban en sus matanzas.....

Edward miró a Dylan.

Señor Flynn saque a todo el mundo a la pista central del local y trate de darles algo de desayunar. Que algún hombre me ayude a transportar el cadaver al habitáculo donde pusimos al Sr. Flynn, padre.

Colette se despertó con una enorme tristeza en el cuerpo. Quería pensar que nadie ayer había muerto, que había sido algún tipo de broma con un humor de alta sociedad estadounidense que con los años terminaría por entender y quizás hasta apreciar. La gente del Nuevo Mundo con sus ganas de romper con las tradiciones del Viejo Continente, en una época de euforia aparentemente perpetua.

Pero la realidad le demostró que por desgracia, era todo lo que había vivido. Sólo que peor, ya que habían acabado también con el pobre trompetista. Colette no quería ni mirar, y buscó nuevamente el hombro de su gran amiga Antonella en busca de consuelo y fuerza para sobrellevar el día.

Había pasado la noche más horrible de cuantas recordaba. Quería estar junto a mi hermana, pero mi prometido había perdido a su padre esa noche, así que lo más lógico era dormir a su lado y darle mi apoyo en un momento tan duro. Pese a todo, no había sido capaz de pegar ojo en toda la noche, pensando en Sharon y Nathan, rezando porque ellos estuvieran bien, pero sin mediar palabra... Estaba en shock y me costaba ser fuerte por el que iba a ser mi marido.

Ya de madrugada, yacía al lado de Dylan, viendo como finalmente había dormido un poco, cuando dos espeluznantes gritos, el de un hombre y el de una mujer, nos sobresaltan a ambos. Mi prometido sale corriendo a ver qué ocurre y yo le sigo, rezando ya en voz alta porque no sean ni Nathan ni Sharon quienes hacían ese ruido.

Al ver a varias personas alrededor de la entrada de dónde descansaban algunos de los componentes de la banda, empiezo a imaginar qué ha podido ocurrir, y me quedo de nuevo paralizada al ver el cuerpo del trompetista, inerte, de forma similar a lo que ya habíamos visto ayer con el señor Flynn.

- Oh, Dios mío... - Es lo único que alcanzo a pronunciar temblorosa. Busco a mis hermanos, asustada, con la mirada y al ver a Sharon darse la vuelta, temblando, corro hacia ella y la abrazo por la espalda, echándome a llorar en parte por la presión de todo lo que estaba ocurriendo, en parte por el alivio de ver que estaba bien. Miro a mi prometido, nerviosa, sin soltar a mi hermana y aún llorando.- Vida, por favor... Quiero estar con mi hermana... Deja que ella y Cassandra duerman con nosotros hasta que todo esto pase... Siempre hemos estado juntas... Nosotras y Nathan... Aunque él siempre ha sido el más valiente... Por favor, cariño...

Antonella habia podido dormir muy poco, junto a su amiga. Trato de vigilar antes que le viniera el sueño, en busca de cualquier persona que se moviera en la noche. "...Tener los ojos abiertos así que deja el alcohol, cuida de los tuyos y sobre todo, mantén los ojos abiertos." recordo de noche las palabras del detective.

Al despertar con gritos, se levanto enseguida asegurandose primero por su amiga. Al verla sana y salva quizo sonreir aunque sabia que los gritos solo podian ser consecuencia de algo terrible. Cuando pudo levantarse siguiendo a Collete observo con tristesa al trompetista muerto. De pronto volvio a sentir a su amiga en sus hombro y supo que debia seguir fingiendo ser fuerte aunque tenia ganas de llorar en ese momento.

Vamos dijo con mucho esfuerzo tratandode sonar fuerte para su amiga. Necesitamos comer algo o al menos tomar. aconsejo aunque su estomago parecia no muy preparado para ingerir algo. 

El detective no responde a mi pregunta, pero sí me da una orden. En cualquier otra situación me habría ofendido, pero ésta es situación excepcional. Ni siquiera me molesto por la orden, sino que la agradezco. Si mi padre estuviese aquí... Él sabría lo que hacer. Él sabría como llevar la situación, pero me ha dejado a cargo de algo que me queda muy grande. Asiento con la cabeza a Edward y me encamino hacia el servicio cuando Chloe me habla.

-Claro, mi amor. Si es lo que quieres esta noche, si aún no hemos conseguido salir de aquí, dormiremos todos juntos. Puede que sea lo más seguro para todos.-Aunque eso también habría pensado el trompetista... Abrazo a mi prometida y le doy un beso en los labios antes de lanzarle una tímida sonrisa, intentando sonar más confiado de lo que en realidad estoy.-Todo saldrá bien.

Tras decir esto me doy la vuelta y me dirijo al servicio del bar.-Necesitamos algo para desayunar. Improvisad lo que sea, pero no tardéis demasiado. Gracias. La gente parece impacientarse y no es aconsejable tener el estómago vacío siendo sometidos a semejante estrés.

El beso de Dylan hace que me sonroje, pero también me tranquiliza. Le correspondo al beso, mucho más calmada. Aflojo los brazos de alrededor de mi hermana y me limito a tomarla de la mano. - Ya has oído, Sharon, ahora sí que no vamos a separarnos, ¿vale? Aunque he sido yo la que me he alejado esta noche. Venga, vamos con el resto... No es que tenag mucha hambre, la verdad, pero quiero salir de esta zona...

Había ido a Estados Unidos con la promesa de una vida llena de fama, dinero y relacionarse con la buena sociedad. Pero había ido a parar a una ciudad en la que una banda actuaba a sus anchas... si no hacían nada para detenerlos.

-Ha vuelto a pasar...- la amenaza no se había ido con la muerte del señor Flynn, aquello continuaba.

Se sirvió un vaso de agua aunque estuvo a punto de derramarla por los nervios.

-Señor Detective, ¿hay algún plan para acabar con ellos? ¿qué sugiere que hagamos?

La actriz no quería esperar sentada mientras seguía muriendo gente, y más aún si estaban encerrados.

Edwar miró a la joven exótica mientras volvía a encenderse un pitillo.

¿Qué podemos hacer? En estas circunstancias extraordinarias sólo podemos hacer una cosa. Mantenernos juntos y mantener los ojos abiertos. Ya han actuado y, me temo que volverán a actuar así que por favor, mantengan todos los ojos abiertos y cualquier cosa que consideren sospechosa, diganmela.

- Estoy bien no se preocupe- fue mi respuesta  al señor William con voz tenue y temblorosa. 

Mi hermana me abrazó sorprendiéndome al principio pero reconfortándome luego, me alegró que fuera a pasar la noche conmigo la presencia de Dylan también podía ser reconfortante, sobre todo para Cassandra a quien recordé había dejado sola. “Soy un desastre cuidando de los demás” pensé.

- Gracias Chloe me hiciste mucha falta anoche. Yo no tengo hambre pero necesito algo que calme mis nervios se que no es correcto beber tan temprano, pero estoy muy alterada. ¿Chloe tu crees que el asesino está entre nosotros?

Duermo mal. Lo sucedido, lo que está por venir, la responsabilidad y el descontento presente no me lo ponen fácil. No trato de conciliar el sueño pero, simplemente, es algo que termina sucediendo. Encerrado en uno de los cubículos, tampoco hay mucho más que hacer.

Cuando despierto, está claro que la situación ha ido a peor. Me abro paso entre la gente hasta llegar a la escena, y se me desencaja la mandíbula ante el espectáculo. Escucho las palabras del detective, y aunque al principio le doy vueltas a la pintada de la pared, finalmente descarto poder extraer algo de ella. Probablemente sea sólo para despistar. O puede que estén jugando con nosotros.

Ayudo al detective a mover el cuerpo, haciéndome cargo de lo que parece que los otros no quieren hacer. Antes de hacerlo hago un gesto a los integrantes de la banda en señal de respeto, y luego lo tomo con el mayor cuidado posible.

Joder. Estas cosas no deberían pasar.

Cuando creo que no puedo hacer más me reúno con los demás, acercándome a mis hermanas para asegurarme de que estén bien. Al llegar a ellas paso un brazo por detrás del cuello de Sharon, abrazándola rápidamente, y le doy un beso en la mejilla. Luego hago lo mismo con Chloe, antes de hablar.

- Por lo que dice el detective, tiene toda la pinta. - respondo a Sharon en referencia al asunto del asesino - Por favor, no os acerquéis demasiado a alguien desconocido, sea quien sea. - les pido entonces, preocupado - Sobre lo de tomar algo... - digo luego, haciendo memoria del inventario - Supongo que lo mejor sería comer la tarta que teníamos preparada para anoche antes de que se estropee. Aunque yo creo que beberé algo fuerte. - susurro después, para que sólo el círculo cercano lo oiga.

La noche había sido horrible. No recordaba haber dormido de seguido durante más de diez minutos... o al menos eso me parecía. El sonido de la pianola me hace abrir los ojos de golpe. No estaba descansada, y mucho menos estaba tranquila. Aquella música no podría traer nada bueno. Quiero levantarme y salir a ver qué pasa, pero algo me insta a quedarme donde estaba. Sólo pensar que a mi madre o a mi hermano pudiera haberles pasado algo me hace sentir nauseas.
Cuando se oye el grito desgarrador no tengo más opción que hacer frente a la realidad... otra vez.

No puedo evitar sentirme aliviada cuando compruebo que tanto Dylan como mi madre siguen bien. Sin embargo, al ver al trompetista... La imagen es desconsoladora. No quiero pensar en cómo debe ser perder a un hermano; aún estoy asimilando que desde hace unas horas no tengo padre.
Veo la palabra "Flynn" escrita en sangre en la pared, y un remolino de emociones giran en torno a mi ser. ¿Qué querrá decir? Por un momento se me viene a la mente que señalen a su siguiente víctima de esa manera... pero es tan macabro que intento no pensar en eso.

Oigo que la siguiente noche dormiremos con Dylan y Chloe. Me siento más segura, pero probablemente aquella banda de criminales no repararían en que fuésemos dos o cuatro en el cubículo los que durmiésemos: llevarían a cabo su plan. Ya lo habían hecho dos veces, y en cuestión de horas, ¿qué más no podrían hacer?

Me quiero acercar a Tania y a James, y de alguna forma transmitirles algo de serenidad. Nuestras situaciones eran similares, pero la verdad es que no sé que decirles...
Miro a Dylan y a los hermanos Monroe antes de dirigirme lentamente hacia la banda. La escena de mi padre crucificado en la puerta, sin rostro, pasa por mi mente como un rayo. Con la voz temblando, pronuncio mis primeras palabras desde aquel momento:
- Tenemos que... ser fuertes... -digo en un hito de voz, mirando al suelo y con los ojos empañados. Me mantengo a una distancia prudencial de ellos, pues en realidad poco es el trato que he tenido con la banda. Pero si nuestra misión iba a ser descubrir a ese grupo de malnacidos teníamos que demostrar que estábamos dispuestos a hacerles cara. La muerte de mi padre no iba a ser en vano...

Las palabras de Edward taladran en la cabeza de todos los presentes y los grotescos acontecimientos se hacen más palpables. Entre algunos de los hombres del local llevan el cuerpo del trompetista al cuarto donde se encontraba el señor Flynn y en ese momento Natasha hace su aparición.

Parecía recuperar el esplendor que tenía antes aunque en su rostro se veía el cansancio, el dolor y la preocupación. Mira a Nathan por un momento y sonríe, mostrándole su decisión y su temple. Actitudes que siempre la habían caracterizado. Camina hacia el escenario sin detenerse, cruzando la mirada con algunos de los presentes pero no con algunos otros. Ella sujetaba algo con firmeza en una de sus manos y tomando la posición del micrófono sobre el escenario, comienza a hablar con voz decidida.

- Algo terrible está pasando en nuestro bar y eso es algo que no voy a permitir. Si es cierto que los Sin Rostro están entre nosotros, es imperativo encontrarlos. Haré justicia con mis manos y usaré el arma de Robert para ello - saca una pistola que tenía entre sus ropas pero no había soltado un segundo. - Votaremos para elegir a aquel que deba ser ajusticiado y quien tenga el mayor número de votos, será ejecutado. Elijan bien y no podemos fiarnos de nadie - dice con voz fuerte y mira por un momento a sus hijos. Una mirada triste y desconsolada pero decidida era la que mostraba la fuerte mujer.

El silencio rondaba mientras Natasha hablaba y al terminar, las dudas comenzaron a surgir. Algo en su voz hacía creer que era la mejor alternativa y muchos en el fondo lo sabían, pero estaba el temor también en ser ajusticiados como inocentes que eran. Su voz de mando era convincente y definitiva. Debían votar.

Despertó aliviado al ver como su hija encontraba bien, y a su lado. Suspiró, y entonces escucho aquel grito desgarrador. Krista caminó rápido, y no alcanzó a detenerla, pero al alcanzarla observó pálido la cruenta escena. Abrazó a su hija con fuerza para tranquilizarla.

- Debes calmarte, no debes cundir al pánico... No muestres debilidad hija mía.- Se persigno, mientras sacaba un puro de su ropa, tenía que relajarse, la muerte del señor Flynn, y ahora el trompetista, sin duda estaban entre asesinos.

- Esto es... esto es... sádico.- Se llevó el puro a la boca con la mano temblorosa, junto con un mechero zippo. Le dio una calada y dejó escapar el humo entre sus labios, mirando a todos y a nadie a la vez, enormemente confundido.

Luego escucho a la señora Flynn proponiendo algo descabellado, cruel... Que dios nos ampare.