Partida Rol por web

Al fin, una victoria, aunque ésta es francamente amarga. 

De las casi 50 personas que solicitaron entrada hará ya 4 meses, probablemente los que hayan logrado entrar se puedan contar con una mano. De hecho, cerca de una docena se echaron atrás antes de cruzar las puertas, conscientes de que tendrían más esperanzas de supervivencia  fuera que pasando el control de cuarentena del Búnker. 

Durante casi el primer mes no se permitió que tuvieses contacto con absolutamente ningún otro peso. El único recordatorio de su presencia era el ocasional aumento de la temperatura y la vibración que daba a entender que nuevamente otro no lo había logrado. 

Es fácil perder la cuenta cuando llegas a la veintena, más cuando muchos de ellos pudieron ser compañeros de viaje, amigos, o simplemente alguien que te prometió una buena historia cuando lograran entrar. 

Al entrar, les comunicaron a todos que eran el grupo más numeroso que solicitaba entrada, desde que la nave fue lanzada. 

En aquel momento no les dieron más información sobre el lanzamiento, de si había sido exitoso o no, pero si constituía una esperanza para la humanidad... ¿qué menos que apoyarlo?

Esa incomunicación de 4 meses podría desquiciar a cualquiera, pero por suerte tienes a mano todo el entretenimiento que puedas desear desde la terminal. La IA del lugar se auto-denomina IVI, y tienen un gran registro de películas y series, así como otro tipo de curiosidades. 

Pasado el primer mes, algunos inspectores, psicólogos y médicos se acercaron hasta ti, preguntándote desde la seguridad de una pantalla de aislamiento por tu historia y habilidades. Te informaron de que si eras aceptado como ciudadano, te ofrecerían un chip de traducción  con el que podrías entender a otras personas que hablasen en sus propias lenguas en este lugar. Tiene sus limitaciones, pero ayuda. 

Pasado el segundo mes, ya no hubieron más temblores que indicasen la muerte de alguna de las personas en cuarentena. Quizás el resto del tiempo fuera un simple formulismo o puede que realmente hayan casos de brote pasado ese tiempo. Lo único que era cierto es que cada hora parecía más larga que la anterior.

Hoy por fin podrán salir al exterior, y las puertas se abren. Una bocanada de aire renovador levanta el ánimo... hasta que ves que en la siguiente sala solo hay un hombre más. El resto de salas duermen, completamente inactivas.

Junto a la puerta, hay un tipo rígido que les hace un corto gesto de saludo. A pesar de su aspecto formal, el arma que lleva en bandolera lo identifica claramente como parte de la guardia del búnker.

Cuando habla, lo hace en inglés, quizás tomándolo como el más probable entre los idiomas. 

- Buenos días. En seguida vendrá alguno de los celadores a traerles sus pertenencias, y alguna persona para hacerles de guía. ¿les han instalado el chip?

Hace una pausa y cambia de idioma, al chino. Probablemente, repitiendo el mismo mensaje.

- 早安。然后是后卫之一，使他们的随身物品，并有人来引导他们。你是否已经安装了芯片？

La espera ha sido dura, de eso no cabe ninguna duda. No obstante, después de todo lo que había pasado, no era lo peor que había sufrido Grend en su vida. Justo antes de llegar al bunker su hijo había muerto en el trayecto al mismo, y no sabía nada de su nieto.
Eso sólo ya habría destrozado a alguién con menos resolución. Pero Cristopher Grend no era alguién cualquiera. Sobreviviría a esto. Sólo tenía que encontrar una nueva meta, y ya tenía cosas en mente.

Pero lo primero era salir de la cuarentena, y eso era ya un hecho. A menos que se tratase de alguna prueba más. Pero cuando el tipo que les había venido a buscar les saludo imaginó que ya estaba.

Lo primero que notó es que eran sólo dos personas. ¿Qué habría sido de los hombres que vinieron con él? ¿Que confiaron en él? Lo averiguaría más tarde. Pragmatismo. Las cosas de una en una.
Lo segundo que notó es que el hombre que les saludaba y les hablaba estaba armado. Seguramente alguién de seguridad, pero ¿uno sólo?. Extraño.

No. No me han instalado el chip. Pero tampoco lo quiero, gracias. Imagino que me las arreglaré con el inglés.
¿Sómos los únicos que vamos a salir hoy?

Me giro al individuo que tengo a mi lado, obviamente no al agente de seguridad.

-"Bonjour, Mon nom est Verne, Phileas Verne. Apparemment, nous sommes quelques élus. 
Non pas que je connais beaucoup de gens ici, donc pourquoi ne pas commencer par connaître quelqu'un qui a vécu la même expérience que j'ai et récente. Enchanté. Je vous souhaite bonne chance dans l'avenir, si vous besoin de quelque chose en mon pouvoir, seulement les nouveaux arrivants de la Fraternité, n'hésitez pas à demander.".- La cara del tipo me invita a solicitar cuanto antes el implante o me veo hablando con las flores...

En fin, un nuevo comienzo, un futuro por delante y todo por descubrir.

-"Hola, Mi nombre es Verne, Phileas Verne. Al parecer somos de los pocos elegidos.
No es que conozca a mucha gente aquí así que por que no empezar conociendo a alguien que ha pasado por la misma experiencia que yo y la tiene reciente. Encantado. Te deseo suerte en el futuro, si necesitas cualquier cosa que esté a mi alcance, solo por fraternidad de los recién llegados, no dudes que pedírmelo."-

El guarda en la puerta escucha a ambos hombres, pero al escuchar hablar al segundo en francés frunce el ceño y asiente. Hace entonces un gesto con las manos, como invitándolo a aguardar, y se dirige al primero nuevamente en inglés.

- La parte buena es que ese chip solo permite Entender a quienes te hablan. En cualquier caso, no eres la primera persona ni serás la última que lo rechace. - Se encoge de hombros. - Muchos hablan inglés, aunque los primeros ciudadanos son muchos más los que hablan árabe o francés. Ya te irás acostumbrando a escucharlos

Entonces si se pone algo más serio - Y... no soy yo quien debe hablarles de los demás que les acompañaron hasta la puerta, lo lamento. 

 Entonces llega alguien más a la habitación. Su mirada recuerda a las personas que han visto pasar demasiados cadáveres frente a si, y poco es capaz ahora de conmoverla. 

 - Buenos días. Bonjour.

Ambos la han visto en alguna ocasión tras los paneles de observación de las salas de cuarentena. No era alguien muy hablador. Más bien parecía que simplemente se encargase de que las cosas funcionasen como se supone que deben hacerlo. Examina unas notas antes de hablar nuevamente.

- Lo usual en un momento como este sería terminar de examinar sus aptitudes para situarles en algún puesto de trabajo, pero el consejo se encuentra ocupado. Pueden aprovechar para hacer algo de turismo si lo desean. 

Bien, creo que durante el último mes de encierro deberían haberles hablado de este lugar. Antes de proceder a instalaciones y permisos, díganme. ¿Tienen alguna pregunta?

Para acto seguido, repetir en Francés.

- Je vous entends parler français. Ça va. Il a dit à notre deuxième invité que d'habitude à un moment comme celui-ci finirait examen de leur capacité à les placer dans un emploi, mais le conseil est occupé. Ils peuvent utiliser pour faire un peu de tourisme si vous le souhaitez. 

Eh bien, je pense que pendant le dernier mois de l'accouchement devrait avoir parlé à cet endroit. Avant installations et les permis, dis-moi. Y at-il des questions?

Cristopher enarcó una ceja cuando su compañero de salida de cuarentena le habló en frances. Entendió que se estaba presentando y que su nombre era Verne Phileas, o quizás al reves. No entendia bien el idioma. No obstante le estrechó la mano y se presentó.

Corol...Cristopher Grend. Un placer.

Después ya se centró en el tipo de seguridad. Y sobretodo en la nueva persona que llegó. La había visto en alguna ocasión a través de los monitores. Y en persona su mirada era más pronunciada. Era una mirada que Grend conocia bien. Quizás demasiado bien.
Cuando terminó su presentación, y les dieron la posibilidad de preguntar Grend no se lo pensó.

Pues sí. Tengo alguna pregunta.
¿Qué he de hacer para hablar con el consejo? Hay cosas que me gustaría saber y que sólo ellos tienen la respuesta. Y puede que les sirva algo de lo que yo sé.
Y ¿Qué ha pasado con las demás personas que vinieron conmigo? Eran soldados que estaban a mi cargo.

La mujer que les está hablando espera un poco más a la espera de si Phileas deseaba hacer alguna pregunta, pero ante su silencio, decide responder finalmente al viejo general.

- Señor Grend, normalmente es difícil dirigirse al consejo en pleno, pero varios de sus miembros son personas accesibles que sin duda podrían sacar algo de tiempo para hablar con usted, si así lo desea, aunque si el asunto que desea hablar con ellos es urgente, yo puedo actuar en fé de intermediaria, y trasladarles su inquietud.

Sobre el resto de personas que solicitaron ingreso en al búnker, lo sentimos. - hace una pausa, aunque no hay ningún tipo de emoción en su mirada, como un médico demasiado acostumbrado a dar malas noticias que ya es completamente incapaz de sentir algo por ello. - Ninguno de ellos ha superado la cuarentena. Todos ellos habían sido infectados, en diferentes niveles de estado larvario. Al menos dos de ellos debían saberlo, y aún así, decidieron correr el riesgo que suponía. 

¿Todos? No puede ser, algunos...
Ya...Entiendo.

Grend asumió las noticias estoicamente. No era la primera vez que perdía hombres, sobretodo después de empezar la guerra. No obstante se mentiría a sí mismo si se dijera que no le importaban. Todo lo contario, Cristopher Grend se preocupaba en demasía.
No obstante conocía las reglas de cuarentena, no eran diferentes de las que él mismo había impuesto. Y la seguridad del Bunker era primordial. Era algo necesario, una lastima, pero necesario.

Si fuera posible me gustaría quedarme con sus placas de identificación. Sus dogtags, si no es mucha molestia. Si es que no las han destruido, claro está.
Si tengo que rellenar alguna solicitud o formulario lo haré.

Y sí. Si fuese tan amable de pedir alguna cita con algún miembro del consejo, se lo agradecería.

Ya imaginaba que no podría acceder a una sesión en pleno, pero de momento le bastaba con hablar con alguno de los miembros. Si eran los adecuados ya se encargarían ellos luego de hacer que le escuchasen.

 - Está bien. - Asiente ella, y mira un momento a su compañero de sala. - Desmond podrá ayudarle a tramitar su petición. Se quedará con usted mientras yo termino de atender al señor Verme.

Tal como ha dicho, se acerca a éste, haciéndole un gesto para que la acompañe al exterior de la sala mientras el soldado se queda junto a Cristopher.

 - ¿Quiere acompañarme? - Le invita, hablando nuevamente en francés. - Si desea la instalación del chip de traducción, no tardaremos más de media hora. estará el resto del día algo confuso por la re-traducción neuronal, aunque algunas personas superan la leve jaqueca en una o dos horas.

Hay un corto pasillo hasta la sala contigua, donde te espera un entorno completamente aséptico, junto con una mesa de operaciones.

- Por favor, túmbese. será solo un instante

El soldado se queda contigo y te invita a acercarte a uno de los laterales, a una terminal del ordenador.

- ¿Está familiarizado con este nivel de tecnología? - Estar familiarizado y que te guste son cosas distintas. en cualquier caso, prosigue, tendiéndote una tarjeta de identificación - Tenga. Esta tarjeta es provisional hasta que se le coloque en un puesto de trabajo, si quiere permanecer con nosotros. Hasta entonces, le servirá para identificarte frente a IVI cuando quiera consultar cualquier dato.

Él mismo te hace una demostración, posándola junto a una placa metálica lateral, y pulsando varias opciones en el monitor hasta que da con lo que está buscando. 

- Solicitud... bien. Ya puede escribirlo con sus propias palabras. - Y da un paso atrás, dándote espacio, pero sin alejarse demasiado por si lo necesitases.

Al mencionar a IVI Grend enarca un poco las cejas, ya que por lo poco que ha visto del Bunker IVI tiene mucho control. Y si le preguntasen a él diría que demasiado.
No obstante no podía hacer nada al respecto, por lo menos de momento.

Cogió la tarjeta que le dieron y se puso delante de la terminal para hacer la solicitud. Suspiró un momento y luego se puso a escribir.
Era una solicitud sencilla, recordaba el nombre de sus hombres. Los que habían llegado con él, y pidió sus placas de identificación. Sabía que la mayoría de objetos personales que hubieran podido traer habrían sido desechados o reciclados. Pero quizás los dogtags los habrían guardado. Quizás.

Ya está. Muchas gracias.
Supongo que ahora me acompañará al lugar donde me instalaré, o por lo menos me indicará como llegar. Le sigo.

-" Muchas Gracias, una pregunta, ¿existe algún tipo de conexión entre el chip y el exterior de mi cráneo?, no me gustaría que el dios máquina, un día haga de las suyas en mi cerebro. Por cierto, me gustaría que la primera cita, si vas a urgar en mi cerebro, al menos conocer tu nombre. Como y sabrás, me llamo Phileas.".- Concluye con una sonrisa mientras se estira en la camilla.

Cuando terminas de escribir y te giras hacia el guardia, lo sorprendes bostezado, algo que él se apresura a disimular como mejor puede, aunque sin mucho éxito. 

- Claro, acompáñeme. Hay que atravesar una buena sección del segundo nivel para alcanzar los ascensores. Cuestiones de seguridad - Termina, demostrando más cansancio del que pretende. Entonces se dirige hacia la salida, desde la que puede verse bastante claridad.

 - Anna Charrón - responde ella sin mirarte directamente, mientras revisa los datos de la pantalla - Puede estar tranquilo. Habré instalado un centenar como este y son extremadamente infrecuentes los casos de rechazo.

Se acerca a ti entonces con un aparatito en las manos con una inquietante similitud a una araña extremadamente delgada.

 - Este es el chip de traducción. No será visible desde el exterior, si le preocupa el aspecto. Gracias a él, podrá entender a las personas que le hablen, pero no funciona a la perfección ya que hay conceptos en unos idiomas que sencillamente no existen en otros. Tampoco es útil para traducir escritura.

Solo tiene receptores sonoros. Al igual que el resto del Búnker, está muy controlado el acceso desde el exterior. No encontrará ningún artefacto que funcione mediante ningún tipo de red Wifi u honda de radio. 

Aunque saliese usted del recinto con éste instalado, nada podría... hakearle el cerebro ni nada parecido - Sonríe sin humor, dejando claro que la mera idea le resulta bastante más que improbable, aunque para un desconocedor de dicha tecnología sea una pregunta razonable.

- En resumidas cuentas, no es un transmisor de datos. El dios máquina encontraría considerablemente más sencillo lobotomizarle directamente, antes de tener que usar este chip como vía de entrada, aunque siempre hay supersticiosos que prefieren prescindir de su uso.

¿Tiene más preguntas, Sr. Phileas?

-" Gracias Anna, lo cierto es que tengo un océano de preguntas y tan solo un instante para que me respondas. ( Habla con un tomo casi insinuante). Entiendo que tendremos un "guía" o Tutor que nos oriente en nuestra estancia en el Bunker. Alojamiento, condición social, búsqueda de trabajo, manual de relaciones sociales (sonrìe) y lo más importante. ¿Tienes pareja Anna?."- Concluye son una sonrisa agradable y una carga de sensualidad, la que es posible tras la larga estancia de encierro.