Partida Rol por web

El vacío es infinito...

No sabes cuanto tiempo llevas aquí o qué ha pasado. En tu mente aletea un recuerdo de los que conociste durante tu instrucción.

Durante los primeros experimentos para llevar al hombre al espacio dicen que querían experimentar con la privación sensorial. Usando una piscina y un traje de astronauta, sumergieron en completa negrura a un hombre en unas condiciones en las que no podía ver, oír ni sentir nada. Esperaban comprobar qué sucedía en aislamiento tras bastantes horas, pero a los pocos minutos el hombre comenzó a gritar y tuvieron que sacarlo.

Relató que había visto cosas de pesadilla en el agua y cuando le hicieron análisis de sangre, descubrieron que se le estaba descomponiendo sin motivo aparente. 

Somos animales sociales. Necesitamos nuestros sentidos para existir. Tu, por el contrario, no sientes nada. 

Tenías dos pares de ojos y los has perdido.

Tenías la capacidad de moverte por el cableado y lo has perdido

Tenías consciencia de tí mismo, un nombre... y ... ¿Un hijo? ¿Quien es el muchacho que murió en tus brazos? ¿Quien la mujer que gime, con un "Te quiero" en los labios que años más tarde marchitó. ¿Quienes son?

El limbo de la auto-destrucción ha pasado. El momento es Ahora, y el ahora es Vacío... y no sabes cuanto tiempo llevas en él, pero es una suerte que no tengas sangre ni hormonas en las venas que puedan descomponerte. ¿O puede que sí te hayas descompuesto, y por eso es toda esta sensación?

Un corrientazo eléctrico sacude tu quietud. No te gusta que te alteren. El vacío, el desconocimiento, están bien. Sin errores, sin equivocaciones, sin voces. Sin... nada. 

Pero esa voz te es conocida. demasiado conocida. Y algo dentro de ti recuerda que hubo un día en el que pudo estar furioso, y eso te lleva a extender tu consciencia y extenderte hasta que topas con unos ojos que no son tuyos, pero puedes usar. Una boca que se abre y se cierra con gestos mecánicos. Una voz eléctrica que puedes hacer tuya.

Tienes rostro, pero no tienes brazos ni piernas. Tus movimientos están medidos.Tratas de extenderte más y no tienes... nada. Ningún cable que te permita escapar y salir a una posición más ventajosa.

Te remueves un poco instintivamente, haciendo sacudirse al robot, hasta que escuchas otra vez a esa voz darte una orden, y enfocas las cámaras de tus ojos. 

Conoces ese rostro. Lo conoces demasiado bien.

Ese podría ser tu rostro.

El hombre frente a ti se planta firme. En su mirada puedes leer determinación y un cierto desprecio. 

- Bien. Parece que estás encendido. Podemos empezar.

¿Con qué nombre hemos de identificarle, consciencia? Y hágase el favor de no insultarse a sí mismo tratando de usar una vez más mi nombre.

Se inclina ligeramente hacia adelante, como lo haría un depredador, acercándose al micrófono por el que habla. - Porque sabes perfectamente quien soy ¿Verdad? tu y tus amigos se tomaron muchas molestias al tratar de hacerme desaparecer, pero ellos te han traicionado. Harías bien en cooperar. Aunque no espero grandes dosis de inteligencia de chatarra como tu.

El interrogatorio comienza. Por suerte, el micrófono que utiliza les permite escuchar sin ser escuchados, estando un poco más lejos.

Lo primero de todo es la sorpresa, seguida de la impotencia. Luego la sorpresa. La gran sorpresa. Grend, porque ese es, trata de enfocar la vista. Aunque su vista no tiene ningún problema ya que es artificial. Pero no puede evitar sorprenderse y ¿asustarse? ante lo que ve.

Soy yo. No. No puede ser. ¿Qué ha pasado?

Yo...

Se quiebra su voz. O debería hacerlo. Pero... Es tan...artificial...

Yo no entiendo.
Yo sé quién soy.
Soy Cristopher Grend. Coronel de las Fuerzas Aereas del ejercito de los Estados Unidos.

- ¿Insistes en esa insensatez, a pesar de la evidencia? - Se cruza de brazos, hirguiéndose. Desde esta perspectiva, está una cabeza por encima de tus ojos.

- Sorpréndeme entonces, chatarra. ¿Quien crees que soy yo?

Miro como puedo a la persona con aspecto de Cristopher que tiene delante. Varias opciones le pasan por su cabeza. Entre ellas la de que todo sea un sueño, más bien una pesadilla; que lo que esté delante sea un robot; o, lo más aterrador, que quién esté delante suyo sea en verdad quién dice ser.

Yo. No lo sé.
Pero si en verdad eres el Coronel Cristopher Grend, entonces...¿Quién soy yo?

La verdad es que le aterrorizaba mucho la respuesta. Pero necesitaba saberlo.

- Según la navaja de Ockham, la opción más probable suele ser la correcta. 

Responde, consciencia. ¿Qué es lo más probable sobre ti?

Te da unos segundos para meditar una respuesta antes de lanzar la siguiente pregunta, que pesa como una lápida

- ¿Para qué querría alguien crearte?

El miedo te aprieta, mientras las opciones bailan en tu mente. Necesitas encontrar una respuesta.

Grend, o quién fuese que fuera, estaba muy asustado.

La navaja de Ockman, sí. Me suena. Aunque me extraña escuchar esa frase viniendo de tí. No es algo que yo usaría. No es algo que Cristopher Grend usaria.

¿Consciencia? ¿Por qué me llamas consciencia? No soy una consciencia. Soy una persona. Tengo emociones.

Exacto. Estoy aterrado de lo que esto podría significar. Eso quiere decir que soy un ser humano. Él es el impostor. Todo esto es una trampa.

No sé quién querría crearme. Si es que en verdad soy una creación. Pero sí sé quién querría quitarme de en medio.

- Repetiré la pregunta, chatarra. - Sin cambiar el tono en absoluto, como si tu reclamo de humanidad fuese para él completamente irrelevante y no le pasase por alto tu evasiva - ¿Para qué querría alguien crearte?

Aquella persona, si en verdad era Cristopher Grend seguía insistiendo. Al parecer tenía que llegar a algún tipo de conclusión. Pero lo cierto es que no era así. Tan solo aumentaba su frustración y temor.
No estaba seguro de qué le daba más miedo.

Ya te lo he dicho. No soy ninguna creación. No soy un robot. Esto me lo habéis hecho vosotros.

Y está claro que sabés qué es lo que pasa. Así que ilumíname por favor. Dime qué soy y quién me ha creado. Venga.

- ¿Nosotros? - Mira por un momento más allá de ti - Malditos tecnócratas - Su mirada regresa. De alguna forma, sabes qué significa antes de que continúe hablando.

- Incurres en la misma falacia lógica una vez tras otra. Programación demasiado estúpida para darse cuenta de que habita en un montón de cables que no tienen nada de humano o demasiado estúpida como para entender que nada de lo que dice es creíble. 

Un ser humano siente, no tiene sub-rutinas de emulación de sentimientos como tu. Un ser humano respira, en lugar de las baterías de las que se alimenta tu cuerpo. Un ser humano es mucho más de lo que tú eres o podrás ser.

Hace una pausa.

- Y por cierto, te pediría que te limitases a los hechos. Empieza a aburrirme leer en el panel  tus emulaciones de pensamiento.

Levanta de la mesa un objeto que estaba dispuesto para que sólo él lo leyese.

En él puedes leer:

... está claro que sabes qué es lo que pasa. Así que ilumíname por favor. Dime qué soy y quién me ha creado. Venga ...

Dispone nuevamente el aparato en su sitio. 

- Hay otro par de cosas que debes conocer. - Pulsa un botón. un simple botón, y el dolor te inunda por una fracción de segundo - De la misma manera que crees tener sentimientos, existen algoritmos para el dolor  pero eso ya lo sabes ¿verdad? - Otro calambrazo, esta vez más largo no recuerdas que algo doliese tanto - Porque todas las personas se rompen en algún momento. Nadie aguanta eternamente. No me interesa si  has sido creado a partir de mis test de personalidad y respuestas durante la cuarentena o cuanto te crees las estupideces que dices. Tarde o temprano conseguiré las respuestas que quiero obtener. Y ya que tu crees ser una persona, puedes empezar a hablar ahora, ya que sabes que es inevitable, o puedes negarte y dejar que haga mi trabajo. 

Grita de dolor ante las descargas. Empieza a reir.

Jajajaja.  
Gracias. Muchas gracias. Por un momento he dudado.
Pero me has ayudado a entender una cosa. Venga. sigue dandole. Matame si te atreves.
HAZLO. VENGA.

La persona que tienes frente a ti sigue sin alterarse. Por un instante fija la vista más allá de tí y bufa, pero sea lo que sea lo que ha pasado por su mente, lo deja de lado para lanzarte una pregunta que no esperabas.

- ¿Cuando fue tu primer beso?
 

Sólo que en realidad... no lo recuerdas.

Pero espera ¿por qué deberías recordar algo como eso? es una tontería. Podría ser alguna clase de truco.

En momentos como este, un interrogatorio real podría enfocarse en desmontar las defensas del interrogado, y aunque crees saber quien es tu contrincante... sigues sin saberlo. Sigues sin recordar quien fue la primera persona, a la que besaste. 

Una parte de ti mira hacia dentro y lo que ves siguen siendo unos y ceros que se muestran ante tí como un tejido lleno de agujeros.

En alguna parte flota el nombre que crees que te pertenece, pero siendo completa y absolutamente honesto, no recuerdas ninguna ocasión en la que alguien te haya llamado por él.

Entonces... ¿Quien o qué eres?

A Grend le sorprendió esa pregunta. No podía negarlo. De hecho le sorprendió aun más el que no lo recordase. Aunque luego intentó racionalizarlo con el hecho de que había pasado mucho tiempo y las experiencias vividas podrían dejar secuelas. Entre ellas perdidas de memoria.
Pero sí que recordaba haber besado a su mujer. La madre de su hijo. Incluso recuerda estar con ella cuando murió. El último beso de amor que dio nunca.

Además. Hay otra razón por la que no se acuerda.

Además. Hay otra razón por la que no se acuerda.

Cuando me transformé en... esto, después de que me mataráis. Tuve que pelear para sobrevivir, y al hacerlo tuve que asimilar otros recuerdos. Esos recuerdos me ayudaban a avanzar, pero lamentablemente tenía que deshacerme de otras memorias.
Así, que...Puedes creer lo que quieras. Pero no me preocupa nada no acordarme de ese beso en particular.

- Asimilar otras memorias. Ya veo. - enarca una ceja por un instante y agrega, en un tono un poco más bajo - Muy humano, desde luego.

Regresa a su expresión y tono anterior para continuar - Si eso es cierto dime ¿de dónde sacaste dichas... "memorias"?. 

¿Qué fue lo que asimilaste de ellas?