Partida Rol por web

Esta bien ahora que estamos dentro vayamos lo mas deprisa que podamos a su despacho digo dirigiendome a las escaleras

Pocas veces el corazón de Vitale latía con tanta intensidad y rapidez, excepto por esos momentos que había pasado en la casa, en donde toda parecía volverse más desagradable. Pequeñas gotas de sudor se iban acumulando en la parte de atrás de su camisa, que ya se le notaba húmeda. Hacía días que no se bañaba, y no se había dado cuenta siquiera.

Sus emociones desbordaron ante la expectativa cuando los habilidosos dedos de Melvin se abrieron paso por la puerta trasera del edificio. Un click después, se encontraban dentro de la estancia sumida en la oscuridad. Cualquier cosa podría pasar desde ese momento.

-Sólo queda un camino- dijo, señalando, apenas visible, hacia la escalera. No demoro en dar unos pasos temeroso, para luego encarar con decisión hacia el segundo piso, lenta y silenciosamente, atento a cualquier ruido. Temía que un haz de luz repentino revelase la presencia de algún otro guardia, y por lo bajo le rogaba a quien sabe qué que fueran solo paranoia.

Cuando se introdujeron en el edificio por la puerta de atrás, Marvin ya comenzó a sentirse más en su elemento. No era ningún ladrón, pero su oficio le había obligado a realizar aquel tipo de cosas en más de una ocasión. Ahora se sentía más a gusto que cuando les había tocado indagar en la casa, y el hecho no se debía únicamente a la desasosegadora sensación que producía la propiedad de Loxton y de la que no se veía embargado en aquel otro edificio, si no también a que ahora se encontraba en plena acción, haciendo algo que se le daba mucho mejor que buscar entre polvorientos y carcomidos libros.

-Vayamos pues. Le dijo a Armando. Pero quizás sería buena idea que alguien se quedara fuera, vigilando y actuando a modo de distracción si las cosas se tuercen con esos polis de la entrada. Añadió. Además, cuantos menos seamos trasteando aquí dentro, menos posibilidades hay de que alguno la cague.

Ok me parece bien, pero preferiria no ser yo el que se quede fuera, la verdad es que no sabria que decirle a los policias si me los encontrara yo solo ni que hacer...

-Es una buena idea... iré yo. De todas maneras no tardéis demasiado.- dice Stuard, que se encontraba visiblemente nervioso y aprovechó aquella oportunidad para salir del edificio.

El resto seguís vuestro camino subiendo las escaleras, que os llevan hasta la recepción del edificio. Se trata de un salón bastante amplio y más alto de lo normal, con columnas a los lados y una enorme escalera de graniro detrás, flanqueada por dos puertas de sendos ascensores. En el centro exacto de la habitación podéis ver el escritorio de la recepcionista y, detrás de éste, un enorme cartel negro con letras blancas que probablemente debería indicar la diostribución del edificio (desde donde estáis no se ve bien). El sol entra a raudales por grandes ventanales en lo alto y amirarlos podéis ver que del techo cuelgan sendas banderas americanas, también notáis que el hall está decorado con posters "patrióticos" de la reciente guerra mexclados con algunos otros de películas de cine.

Me acerco al cartel para ver la distribucion del edificio

En el cartel pone la distribución general de todo el edificio, y parece ser que más de la mitad Loxton la ha alquilado a otros, ya que figuran numerosos nombres y empresas en ese cartel. De todas maneras lo que a vosotros os interesa está muy claro:

Loxton&Loxton    Primer piso. Derecha.

Marvin acompañó a "Monty" hasta el cartel con la distribución del edificio y cuando lo leyó junto a él, le lanzó una mirada de complicidad.

-Vamos allá. Dijo, y acto seguido se puso en marcha.

-Si que sabe vender su imagen- acotó Vitale en voz baja, sin poder evitar expresar su pensamiento, mientras miraba los carteles exudando patriotismo. -Impostore-

Monty comenzó a adelantarse, y junto a él Marvin. Por nada en el mundo el italiano se quedaría a solas por una simple distracción en ese edificio. Había una sensación de estar constantemente vigilado que no le abandonaba. Apuró sus pasos hasta alcanzar a los dos y poder leer el cartel. Simplemente asintió y comenzó a caminar detrás del resto.

Los tres subís la escalera con bastante cuidado, ya que las pisadas en el granito suelen retumbar. Una vez arriba torcéis a a derecha y os enfrentáis a una puerta acristalada que pone Loxton&Loxton - Gerencia .

La puerta, por supuesto, está cerrada, aunque esta vez es una llavecita de oficina, casi más decorativa que otra cosa. Vistos loa antecedentes, Vitale y Burns dejan paso al corpulento Hayes, para que se haga cargo del asunto.

Marvin se acercó a la puerta cuando sus compañeros le dejaron hacer y al igual que antes, observó detenidamente la cerradura antes de proceder con la misma.

Cuando vio que aquella cosa le daría aún menos problemas que la de la puerta por la que habían accedido al edificio, volvió a sonreír. Acto seguido, se puso a manipular la cerradura con su habitual pericia para tales cosas, y esta fue doblegada con facilidad por la habilidad del hombre.

Apenas unos segundos fueron suficientes para que la puerta, dejara pasar a los tres hombres.

-Empiezo a pensar que me equivoqué de profesión. Susurró Marvin a sus dos compañeros, mientras les hacia un educado gesto con el brazo para dejarles pasar primero, como si de un anfitrión se tratara.

En cuanto Hayes abrió la puerta (casi con tocarla) los tres accedéis al despacho de los Loxton. La puerta recién abierta da a una estancia pequeña con un escritorio, evidentemente es una suerte de recibidor donde probablemente hará sus tareas la secretaria privada de la familia, a juzgar por el único escritorio y los dos archivadores que la amueblan. Un poco más adelante cvéis una puerta doble entreabierta que os deja vislumbrar un despacho bastante amplio, con grandes ventanales y alguna librería.

Armando sonrió de pura satisfacción al ver la pericia de Marvin, y también ante su pequeño chiste. Le hizo un gesto aprobatorio para luego encaminarse hacia las oficinas. A cada paso que daba se encontraba más nervioso, pero el no estar solo le daba una cierta sensación de seguridad.

Observó el pequeño lugar con atención, y no pudo evitar alarmarse al ver que la puerta siguiente se encontraba entreabierta. ¿Serían solamente descuidados o había alguien aguardándolos? Volteó y se llevó el índice a la boca, señalando la puerta detrás de él, obviamente nervioso. Lentamente, se acercó a la entrada al despacho y miró hacia adentro. Al comprobar que el lugar se encontraba vacío, avisó al resto silenciosamente y abrió las puertas con el mismo cuidado con el que avanzaba por el edificio.

Habiendo ganado cierta tranquilidad, Vitale caminó por el despacho con libertad, aunque con cuidado. Concentró su búsqueda alrededor del escritorio, para luego dirigirse a las estanterías. Con algo de suerte encontrarían aquel libro perdido de la casa de la calle Peabody.

Vitale se había anticipado a sus compañeros a mirar en el despacho propiamente dicho de lod Loxton. Era un salón amplio y bien iluminado por el sol que entraba a raudales por los ventanales, aunque también había bastantes focos de luz artificial /obviamente apagados) que indicaban que allí probablemente se trabajase a todas horas.

El despacho en sí contaba con una mesa en el centro y sendos ecritorios a los lados (precisamente bako los ventanales). Al lado de cada escritorio habia un par de archivadoires cerrados y en las dos paredes de los lados se encontraban dos grandes bibliotecas. Tambiñen había unas estanterías más pequeñas frente a la mesa del centro.

Todo en el lugar se encuentra, en apariencia, perfectamente ordenado e inmaculadamente limpio.

Yo voy al despacho o la estancia mas grande de al lado

Vitale se acercó a Hayes luego de haber intentado abrir uno de los archivadores sin éxito alguno. -¿Me permites tu navaja?- inquirió con tono inocentón. Ganzúa en mano, el italiano se agazapó junto a los escritorios y comenzó a juguetear con la cerradura de uno de los archivadores.

Luego de acabar, se levantó con una sonrisita en el rostro. -Je, creo que no estoy tan oxidado después de todo- afirmó, tendiéndole el arma de vuelta a Marvin. -Tu maestría me ha recordado viejos tiempos, Marvin- dijo, volviendo a su trabajo para rebuscar entre los papeles.

El fichero que abre Vitale muestra documentos en general de algunos de los inmuebles de Loxton&Loxton. Pero no son de la zona sino de algunos que poseen en otras ciudades tales como Boston, Nueva York o Salem.

-Bien. Movámonos como si tuviéramos prisa. Dijo Marvin, y pasando por alto la primera estancia, se encaminó junto a sus compañeros a la siguiente, la que parecía ser el despacho de Loxton.

Cuando entraron dejó hacer a sus compañeros mientras analizaba desde la puerta toda la habitación y lo siguiente que hizo fue acercarse a los ventanales y echar un vistazo por ellos con la mayor de las discreciones. Quería asegurarse de que en la calle todo seguía en orden y de que, en caso de que se les pudiera ver desde allí, los policías de la puerta principal seguían en su sitio.

Una vez hecho aquello, se dirigió a inspeccionar las bibliotecas del despacho, puesto que sus compañeros ya se estaban encargando de lo demás.

-Este hombre es un caso. Dijo acercándose a los libros. Hasta en la oficina en donde trabaja tiene que tener una coleccion de libros. Espero que tengan algo que ver con sus negocios, y no más mierda ocultista.