Partida Rol por web

¡PAM! Otro martillazo en un yelmo hacía trastabillar a otro orco. Los golpes se sucedían, y parecía que tenían las de ganar, pero de repente Fanel se puso a gritar, alertándoles de la llegada de mas muertos andantes. En un momento se vieron atacados por todas partes. Lo que parecía una batalla que se decantaba hacia su lado, se acababa de convertir en una lucha por la supervivencia. 

La cosa se pone interesante...

Al mirar a un lado uno de los orcos trató de ganarle la posición, pero devolvió el empujón con el escudo y recuperó el sitio. Los iban a rodear. Así que necesitaban aguantar hasta que llegara la ayuda. Los goblins a un lado ya se desangraban, y la caballería parecía estar libre después de reventar la primera linea de goblins. Tenían que liberar su flanco derecho. YA.

- ¡LANZAS ARRIBA, EL PUENTE DEBE AGUANTAR, JUNTOS TODOS QUE NO OS GANEN LA ESPALDA! ¡¡GERARD AYUDA EN NUESTRO FLANCO DERECHO!! ¡¡MATA A ESOS ESQUELETOS!!

Y es que si libraban el flanco derecho, los orcos se terminarían encontrando irremediablemente con los no muertos, cosa que les beneficiaba, y mucho. Rezaba porque les echaran un cable.

- ¡QUE LAS TROPAS DEL PUEBLO SE MUEVAN Y VENGAN AQUI JODER, LES NECESITAMOS!

Si no les ayudaban pronto, probablemente la formación caería. Y la gente saldría corriendo. Quedaba saber si llegarían al pueblo para armar una última defensa o morirían. Si les liberaban uno de los lados, podrían dejarles espacio a los orcos. Y que éstos pelearan en dos frentes. Si esto ocurría tendrían mas posibilidades.

Los enemigos se mantienen a raya con nuestro esfuerzo, es que es titánico pero suficiente hasta el momento, pero de pronto, un enjambre de esqueletos comienza a salir del agua y dirigirse hacia el pueblo. Miro con preocupación eso pues significa que traspasarán nuestras defensas rápidamente e incluso podrían rodearnos.

Escucho las palabras de Grii y sé que lo peor que podemos hacer es dejar que los huesos nos distraigan de los verdes así que me mantengo en mi posición y lanzo mis golpes. El primero de ellos muy impreciso pero me concentro para acertar un segundo que, aunque no da muy fuerte, raja la garganta de un orco que me mira con ojos de desesperación.

Sonrío ante su sangre, con ánimos renovados y me preparo para matar más de esas mierdas.

De repente Gurnik se vió un poco abrumado, ahora los pieles verdes caìan sobre el de a 4!

Una sonrisa se dibujo en su rostro mientras con pericia movía su hacha de lado a lado.

Su primer golpe iba a fallar, pero un hábil movimiento a última hora del enano hizo que este partiera al orco que tenía en frente en 2. Sin embargo el segundo golpe que iba asestado directamente a la cabeza de otro piel verde, es esquivado por un pelo por el piel verde. Gurnik maldijo por lo  bajo mientras ponía todo de si para resistir...

Usando su excepcional parada de combate, resistió firme la embestida, viviría un poco más para ver otros pieles verdes caer bajo su hacha.

Aquella carga inicial contra los goblins había sido, claramente, exitosa. Gerard incluso estaba totalmente seguro de haber abatido uno de las inmundas criaturitas con su lanza, con los jinetes que le acompañaban y las monturas haciendo el resto. Así mismo, el apoyo de los lanceros y ballesteros también fue determinante, provocando que el primer grupo de goblins se hubiera visto drasticamente reducido. El segundo se había acercado ya mucho, pero el bretoniano creía que, con otra carga, podrían librarse de ellos permanentemente.

Sin embargo, la cosa no iba a ser tan sencilla: los enanos parecían estar resistiendo bien en el puente a pesar de la superioridad numérica. Pronto podrían verse abrumados pero, aún así, creía que ellos podrían aguantar un poco más. El problema fue el aviso que, de pronto, emitió Fanel. sonaba extraño y, por una fracción de segundo, el bretoniano pensó que el elfo no sabía lo que decía... hasta que vio los no muertos aparecer desde el río, flanqueando el puente.

- Por la Dama... - murmuró horrorizado, oyendo entonces a Grii gritar por ayuda - ¡Enseguida voy! ¡Aquí los goblins todavía pueden dar problemas! ¡Todos, luchad! ¡Nuestros compañeros nos necesitan! - gritó mientras atacaba con su lanza.

Seiger siguió golpeando a los enemigos, aunque cuando escuchó el alboroto del elfo, no pudo evitar flaquear. ¿Muertos? ¿No había bastante con los inmundos pieles verdes, que incluso los difuntos se alzaban en su contra? ¿Qué clase de poder había detrás de todo aquello?

El ver como un goblin se avanzaba con su lanza hacia él hizo que aquellas cuestiones pasaran a segundo plano. Ahora lo importante era acabar con todos aquellos seres, las preguntas luego. 

-¡Es como en el bosque! -gritó Aenalor- busquemos al foco y puede que se desvanezcan de nuevo los demás.

Había funcionado, y sabía que su magia era mucho más importante contra los espectros que contra los goblins u orcos, pues las armas normales no funcionaban con esos seres.

Canalizó energías de nuevo, dispuesto a lanzar otro proyectil contra los no muertos y mientras pensaba en cómo podrían hacer frente mejor a esos seres; pero esta vez los vientos no estaban de su parte.

Los goblins ya estaban en nuestro lado del río y los orcos presionaban en el puente. Mientras mis compañeros de armas se enfrentaban a estos innumerables combatientes yo esperaba que el padre invierno se portara para que mis hechizos funcionaran. Parecía que esto no iba a ser así. Junto al puente esqueletos empezaron a formarse para asediar aun mas a los defensores del pueblo.

- No se cuan fácil es para otros canalizar la magia...pero no para mi.

Si no podía ayudar con mis hechizos al final tendría que arreglarme con el bastón y eso no me hacía nada de gracia. Sobre todo si como decía Aenalor un ser no-muerto era el foco de los esqueletos.

- Primero habría que encontrarlo.  

La elfa siguió espoleando el caballo para acercarse al combate. No tanto por participar en él, aunque quizá con su intervención salvase alguna vida como para no perder de vista al enemigo que andaban persiguiendo.

Lo que por un momento parecía que podría ser una victoria larga pero segura, se había tornado en una posible derrota tras la llegada de tropas de no muertos que inexplicablemente parecían ayudar a los pieles verdes. Ya fuera coincidencia o cooperación, aquello era muy intrigante. Por si fuera poco, mas de una veintena de murciélagos gigantes surcaban los cielos hacia el centro de la aldea, lo cual era un serio problema, tanto por si atacaban a los aldeanos refugiados en edificios como por si se lanzaban contra los flancos imperiales.

En el puente, a pesar de la adversidad que se presentaba, las filas lograban mantenerse coexistentes y frenando al enemigo, pero las filas ya empezaban a tambalearse pues no se trataba de curtidos soldados, y sus enemigos los superaban en número y capacidad. Dos orcos mas habían caído bajos las hachas de los enanos mientras que entre los ballesteros, lanceros y Fanel, otros cuatro más habían muerto también. Por su parte, los orcos se habían llevado ya consigo a otro de los milicianos y trepados sobre el puente intentaban saltar por entre las filas imperiales para romperlas de una vez por todas.

Tras un último par de flechas lanzadas con eficacia, Fanel había retrocedido para plantar batalla a los no muertos que surgían de entre el rio. Y ante tal amenaza, era probable que las fuerzas sobre el río no contasen por completo con los ballesteros. Estos, que eran en si soldados imperiales regulares, podían disparar solo de a cuatro desde lo alto y los otros seis de reserva, ante la llegada del enemigo habrían coger sus alabardas y unirse a la batalla, reduciendo con ello mucho del apoyo con el que se contaba. De hecho, la sorpresiva aparición de aquellos esqueletos por sobre el río había ocasionado que los campesinos lanceros, poco capacitados para combates de esa naturaleza se quedarán pasmados ante la situación perdiendo a tres hombres. Por suerte Sir Steffon llegó a tiempo para cargar contra aquellas débiles criaturas que poco podrían hacer contra un par de caballeros del imperio y jinetes escoltas.

El río, a pesar de perder soldados a cada momento, el número de orcos ya era de solo una docena, insuficientes para poder romper las defensas de mas de treinta imperiales entre alabarderos, lanceros, jinetes e incluso magos. Incluso, ya era notorio que los goblins se mostraban a la defensiva, probablemente esperando el mejor momento para echarse al río e intentar escapar.

La situación, a pesar de la aparición inesperada de los no muertos, no estaba yendo tan mal como inicialmente había creído el bretoniano. Sin embargo, a pesar de eso no podían dormirse: Gerar y los que le acompañaban necesitaban librarse lo antes posible de los goblins en aquél flanco para ayudar a los demás o las cosas se pondrían muy feas en segundos. Él lo sabía, había oído historias de lo peligrosos que podían llegar a ser esa clase de enemigos.

- ¡Hay que terminar con este flanco ya! - exclamó mientras su lanza seguía golpeando enemigos sin piedad a la vez que se estaba protegiendo de la mejor manera posible - ¡Cualquiera que pueda, ayudad a los del puente! ¡Esos impíos no muertos son demasiado peligrosos, hay que empezar a detenerlos ahora! ¡Así que luchad, luchad con todo lo que tengáis!

Mientras gritaba eso, LeBlanc se alegró de ver de reojo que Fanel había cambiado su posición con esa intención. Pero sólo no iba a lograrlo.

Demasiados orcos empujando, demasiada tensión a su alrededor. Y es que... Cuando las cosas se tuercen, solo pueden ir a peor. Por un momento perdió la noción de su mano derecha y su martillo mirando como les estaban haciendo una bolsa alrededor.

Los orcos se arremolinaban peligrosamente, pero él aguantaba estoico el empuje. Tan solo esperaba que el resto de enanos lo hicieran también, y que los lanceros fueran certeros hasta que los refuerzos llegaran. Ese tal Steffon había cargado en su ayuda y en principio parecía que los flancos estaban cubiertos, verían hasta cuando.

En su cabeza, la certeza de que si el puente cedía todos morirían. Era clave que el tapón allí siguiera aguantando. Si esos orcos pasaban estarían en serios problemas, sino perdidos. Aunque ya habían acabado con muchos, causarían una escabechina terrible.

Giró su cabeza para ver el estado del campo de batalla. No veía nada claro. 

Otro golpe, otro empujón de vuelta a los orcos de enfrente. Nada estaba decidido, nada.

Otro embate más de los orcos cae encima de nosotros pero consigo resistirlo con fortaleza. Sonrío un poco cuando un golpe me da en el torso, haciendo sonar mi armadura pero sin ser capaz de dañarme realmente. Me río con un grito de "¡Ja!" mientras le miro a los ojos para luego gritarle a todos los orcos:

 - "¡¿ESO ES TODO LO QUE PUEDEN HACER?! ¡HUYAN DE AQUÍ, HIJOS DE UNA GRAN Y VERDE PUTA, ANTES DE QUE LOS RAJE A TODOS!"

Luego lanzo un corte con mi hacha al orco y le corto la cabeza. Lanzo un segundo golpe que falla pero mi sonrisa no se borra pues sé que aquí, nosotros, en el infierno mismo de la batalla, somos las putas estrellas del espectáculo. Nunca me había sentido mejor.

Cuando la elfa llegó en posición le sorprendió sobre manera ver no muertos entre los combatientes, lo cuál solo podía significar una cosa, entre sus enemigos debía haber un nigromante o algo por el estilo que canalizase los vientos de la magia para dar consistencia y animación a los muertos y en tanto no consiguieran terminar con él estaban perdidos.

Por ello, buscó con su mirada bruja el origen del Shyish pues solo terminado con la fuente acabarían con la amenaza adicional que representaban los no muertos. Las trazas del viento púrpura se arremolinaban sobre una criatura y de ella cual titiritero salían los hilos que manejaban a los esqueletos¹.

Tensó su arco, apuntó con cuidado y dejó volar su flecha. La humedad del río, con la que no había contado para hacer su disparo modificó un poco el rumbo de su proyectil, no lo suficiente como para errar su disparo, pero sí lo justo para que este no diera de lleno en su objetivo.

Seiger, consciente de la prisa que corría aquel asunto, atacó con brío renovado a los canijos pieles verdes que tenían delante, haciendo que su martillo descendiera con furia sobre uno de ellos. Había que dejar despejado ese flanco sin dilación, más aún si había hordas no muertas de parte de aquellas bestias. 

Los humanos, enanos y elfo, luchaban con denuedo contra las criaturas que estaban intentando cruzar el puente. La caballería intentaba terminar con los goblins, para poder cargar contra los no muertos que por arte de magia habían salido del río. Esa era en principio la estrategia a seguir y me gustaría ayudar a conseguirlo, pero me era imposible. La suerte había decidido que ahora si ahora no, fuera capaz de contactar con las vertientes mágicas que me hicieran poder ayudar a mis compañeros.

- ¡Maldita sea!. ¿Que es lo que me pasa?.

Gurnik seguía repartiendo hachazos a diestra y siniestra, buscando algo, algo que sabía no tardaría en venir...

La carga de los pieles verdes era dura, pero Gurnik aún más. Resistió los pieles verdes estoico mientras su hacha se movia diestra a siniestra.

Sin embargo la lucha ya empezaba a causar estragos en el mango del hacha, haciendola resbalar un poco de sus manos cada vez que queria impactar. Sus dos hachazos pasaron lejos de los miembros verdes y Gurnik escupió por lo bajo. Esto estaba constando trabajo.

Con la carga de la caballería en ambos flancos de la batalla, la balanza se inclinaba una y otra vez en uno u otro bando. Por su parte el flanco izquierdo parecía estar en problemas al tener que enfrentar a múltiples adversarios mientras que el derecho tenía una victoria que ya solo dependía de la sangre derramada.

En el puente las cosas empezaban a tornarse difíciles sin la ayuda de Fanel y los ballesteros, incluso los lanceros campesinos no aportaban gran cosa al estar mas preocupados en cubrir sus flancos invadidos por los no muertos. Un orco mas habían caído bajos las hachas de los enanos mientras que entre los lanceros, otro más había muerto también. Por su parte, los orcos se habían llevado ya consigo a otros dos de los milicianos y trepados sobre el puente unos de ellos ya había logrado romper la primera línea defensiva de lanceros y enanos.

En los flancos del puente, una sangrienta batalla de desgaste se estaba librando. Los esqueletos estaban cayendo con gran rapidez, pero el contingente de lanceros ya había perdido a mas de un tercio de sus efectivos y habrían sufrido más de no ser por que en el flanco derecho los soldados imperiales y Fanel estaban resistiendo con gran determinación y que en el flanco izquierdo la carga de caballería de Sir Steffon habían roto por completo al enemigo. Lamentablemente los murciélagos gigantes se acercaban ya para atacar por la retaguardia en ambos flancos.

El río la batalla estaba ganada, con las acciones de la caballería, y la contribución de la elfa Arianne, los ballesteros y soldados imperiales, los goblins emprendían la retirada a través de el río con apenas un minúsculo puñado de efectivos.