Partida Rol por web

El clérigo finalmente actuó como dictaban sus ordenanzas pero no sin terminar mirándonos molesto tanto a Seiger como a mi. Quizás se pensaba que habíamos llegado demasiado lejos con nuestras peticiones o que no nos merecíamos sus atenciones, era lo mismo no hacía esta misión por amor al Imperio. Con el caballero, el clérigo y dos voluntarios habíamos terminado de formar el grupo que iría tras los orcos.

- Espero que encontremos a nuestros compañeros de una pieza y que seamos capaces de terminar con esa malditas bestias.

Fanel ya desperezado empezó a seguir el rastro que nos llevaría hacia los orcos y con ellos a nuestros compañeros. 

Seiger no tenía mucho que preparar, y pronto estuvo listo para seguir la marcha. Era evidente que el hermano Tarhun estaba molesto, pero, aunque las palabras y actitudes de algunos de los miembros de su comitiva no habían sido adecuadas, él no se sentía especialmente culpable por sus propios actos. Haber ayudado a sanar las heridas redundaba en beneficio de todos, pues nadie quería que uno de sus compañeros en una batalla cayera inconsciente producto de golpes que podrían haberse tratado. 

-Sigmar nos sonríe, sin duda así lo haremos-respondió el sigmarita ante las palabras de Resha, convencido de que darían con sus compañeros de una pieza. 

Grii asintió a modo de agradecimiento al ser tratado por el humano. Seguía pensando que era un cobarde desagradecido, pero al menos le había dado unos cuidados que seguro supondrían la diferencia entre la vida y la muerte en un campo de batalla, que no estaría demasiado alejado.

Tomó dos de las bestias que estaban mas frescas para tirar del carro, dado que el esfuerzo iba a ser mayor que el que iban a hacer las bestias que solo tiraran de una persona, y revisó que estuvieran en condiciones. Asentiría tras mirar sus dientes, y comprobaría por enésima vez que todo estuviera en su sitio, incluído su proyecto de coraza que en un futuro luciría con orgullo. 

Mas pronto que tarde...

Por un momento pensó en los compañeros que ya seguían a esos engendros... ¿Estarían bien? 

Suspiró, y esperó la orden de salida. Él estaba preparado.

Aenalor se sorprendió cuando sus palabras fueron acogidas con esa decisión y velocidad. Él solo había querido no remolonear y; recordando lo que pasó con el ladrón, esta vez no dudó en dar su opinión, aunque no esperaba ese resultado.

Se dirigió hacia uno de los caballos para iniciar el viaje. No tenía nada que coger que no llevars encima, y eso le recordó a un pequeño objeto que tenía que estudiar; ppero necesitaba pasar un tiempo en el mismo sitio para hacer eso.

En cuanto se pusieron en marcha, Aenalor los siguió como siempre, murmurando una oración para que sus compañeros siguieran vivos.

Gurnik, veía pasar gente a diestra y siniestra, pensando en la vida, y en lo que se vendría.

Esperó el tiempo necesario, mientras veía a Grii irse al carro.

Fue a sentarse con el mismo, no descuidando el hacha que tantas satisfacciones le había traído.

En su mente, vividas imágenes de la batalla se hicieron presentes, aunque de repente su semblante cambió.

Su familia muerta, sus hijos, su mundo nuevamente se venía abajo...

Respiró hondo, levantó la vista del piso, y con un rostro sombrío, debido a los demonios que aún habitaban su alma, dijo a los demás   "Vamos, nos esperan."

-Partamos ya entonces- dijo Fanel tras tener todo listo. El mismo habría de abrir la marcha junto a uno de los jinetes que les acompañaban de nombre Otto, mientras que el resto marchaba detrás, incluido el ballestero Miguel.

El avance inició intenso, pero solo hasta llegar al último punto donde había visto a Arianne y los otros, desde allí, Fanel tenía que seguir el complicado rastro de sus compañeros y eso era una tarea imposible si no avanzaban a trote. Las conversaciones fueron ligeras e incluso inexistentes en gran parte del camino, sobre todo ante la preocupación de poder encontrar el camino.

Estuvieron prácticamente media hora dando círculos hasta que Fanel encontró un algo difuso rastró escrito en la arena, una flecha apuntando hacia el frente y algunas indicaciones escritas en un código que aparentemente solo Fanel entendía. El grupo avanzó un total de cuatro horas desde que partieran y actualmente se encontraban en medio de las colinas, y con la noche encima. No había señales de que sus compañeros estuviesen cerca, aunque tampoco de alguna batalla; lamentablemente la noche les imposibilitaba seguir el rastro al mismo ritmo. Podrían seguir avanzando aun mas lento, o podrían esperar el amanecer, con el riesgo de que el viento borrase el rastro para la mañana siguiente.

Arianne partió sola en busca de alguna otra entrada a aquel lugar que bien pudiese brindarles una mejor estrategia o bien les permitiese saber si el enemigo seguía su marcha o se había quedado allí refugiado. La montaña era muy grande y en la oscuridad le tomó a la elfa casi tres horas el poder completar el recorrido en torno a la misma.

No había rastro alguno de un camino que saliese de ella por lo que la elfa suponía que no había de que preocuparse en ese sentido, a la par de que no había ningún rastro obvio de alguien avanzando por aquellas zonas salvo por varios coyotes, que incluso llegó a ver.

La oscuridad había sido una dificultad, si había alguna entrada secreta, era posible que no la hubiera visto. De cualquier forma, lo único claro para ella era que la tierra se elevaba tras aquella montaña, aunque también lo hacia la misma; no obstante, estaba segura de que desde la retaguardia la muralla de piedras tenía no mas de siete metros, y aunque seguía siendo muy vertical, al menos allí parecía haber muchas rocas de donde ceñirse, aunque no tubo tiempo de comprobar que no estaban sueltas. Había también allí cerca un arrollo de aguas tranquilas que se fluía tranquilamente hacia aquella montaña y se perdía entre las grietas de la misma.

Hacia ya más casi tres horas desde que la elfa hubiese partido, y la preocupación empezaba a surgir pues no esperaban que se demorase tanto. El tiempo que estuvieron allí solos en la oscuridad paso de ser aburrido a molesto, e incluso intentaron dormir un poco mientras el otro vigilaba pues realmente solo el enano tenía una buena visión en la oscuridad, tampoco era tan buena como para ver dentro del sendero desde aquella distancia.

A pesar de ello, cuando llevaban ya allí mas de dos horas y media esperando por la elfa, una luz intensa surgió de dentro del sendero, se trataba de una antorcha y según el enano que tenía una mejor visión en aquellos momentos, quien la portaba, muy probablemente era un goblin. Aunque eso generaba la duda de porque había un goblin allí si solo habían huido ocho orcos.

La elfa suela sus palabras y se va rápidamente y sin esperar respuesta. Me encojo de hombros pues la idea de escalar un buen muro me animaba. Me habría recordado a mi hogar, donde escalaba el risco bajo el que vivíamos para poder mirar la tundra en la que vivíamos y ver Kazad Dumund al otro lado del agua. Sacudo la cabeza pues es demasiada melancolía por hoy.

Nos quedamos esperando pero después de unas horas, ya no era algo agradable ni casual. Intenté dormir pero al final solo soy yo quien puedo ver en la oscuridad, por lo que debo mantenerme despierto y otear así el camino. Después de un rato más que decente, le hablo al Bretoniano:

 - "Creo que la elfa tiene problemas. Ya debería haber vuelto así que probablemente la atraparon."

Pienso que la misión de ella ha fracasado y, si es que aún está viva, no será por mucho tiempo más. Siento que tenemos que movernos y acercarnos para rescatarla si no es tarde. En ese momento, algo me llama la atención.

Veo una antorcha que se mueve por el camino, llevada nada más ni menos que por un goblin, o eso parecía ser. Sonrío mientras miro a Sir Gerard. Saco mi hacha y mi escudo, mientras le indico al humano con la barbilla aquella criatura en claro signo de que es momento de atacarle. Deseo cogerle con vida para preguntarle un par de cosas.

Había sido un viaje silencioso solo roto por el relinchar de los caballos o el traqueteo del carro. No teníamos mucho que contarnos y la compañía de los nuevos integrantes de nuestro grupo aun no estaba asentada como para que fuéramos capaces de entablar una conversación....siquiera una tribal. Pasado un rato Fanel fue capaz de encontrar un rastro otrora dejado por Aria, si solo él podía leerlo seguro que Aria lo había dejado. El tiempo pasaba y la noche avanzaba a nuestro encuentro, la situación podría empeorar si perdíamos el rastro o nos distanciábamos mucho del grupo de orcos.

- Yo creo que deberíamos de seguir, cada minuto que nos retrasamos es un minuto donde los orcos nos sacan ventaja.

Cuando el sol empezó a ponerse, llegó el momento de tomar una decisión, y aunque Resha habló primero el sigmarita no parecía muy convencido de sus palabras.

-Cierto... Pero a nosotros no nos vendría mal un descanso, y las monturas lo necesitan más aún. Mañana podemos seguir con energías renovadas. Además de que esas bestias tendrán que descansar en algún maldito momento. 

- Las monturas llevan descansando durante toda la batalla y el tiempo que hemos tenido. Además la mayoría son frescas. No hay tiempo que perder, nuestros compañeros están solos.

No podía dejar que esos tres se enfrentaran a los orcos solos. Los matarían, los aplastarían como una avellana de una sola carga. Tenían que marcharse, ya.

Hola, 

Solo para aclarar, pues estoy un poco confuso.

En los posts de la escena E4 me hiciste 3 puntos de heridas solamente (lo otro según entiendo fue absorbido por la armadura).

Por eso era mi idea de que con 4 ya quedaba listo, al máximo, sin heridas. Estoy mal?

Saludos!

Gerard no iba a mentir: se estaba comenzando a preocupar por lo que Aria estaba tardando. Sargón y él habían estado atentos, descansando un poco mientras vigilaban por si alguien se acercaba o sus compañeros llegaban. Pero tres horas.

- Es sólo una posibilidad... También puede ser que la esté llevando más tiempo del que creemos. En cualquier caso, debemos seguir esperando a los demás: nosotros dos sólos contra un mínimo de casi una decena de orcos no son buenas probabilidades. Especialmente con lo cansados que estamos.- le susurró al enano, sin alzar la voz demasiado.

En ese momento, una luz, que pronto se vió que se trataba de una antorcha, se estaba acercando por el sendero. El portador de la misma era un goblin que debía estar realizando alguna clase de vigilancia. Sargón se mostró emocionado y le hizo una señal al bretoniano para, seguramente, atacarle. Sin embargo, LeBlanc se negó: si algo salía mal y el goblin daba la alarma, tendrían serios problemas. Si, además, tenían a la elfa, podrían matarla antes de que ellos pudieran ayudarla, si es que iban a poder. Su mejor opción era seguir esperando allí, quietos y tranquilos.

Tras un corto debate, la decisión general fue continuar. Sir Steffon estaba de acuerdo y con el voto por igual de su único explorador, no había mas que discutir, habrían de seguir adelante. La noche les envolvió por completo en aquellas colinas mientras a lo lejos, se podían escuchar los comunes ruidos de la noche, el viento, búhos, insectos y muchos otros animales de comportamiento nocturno. A lo lejos, a su izquierda, cuando las colinas lo permitían, se podía ver el bosque muerto, lugar donde varios de ellos habían tenido que enfrentar a siniestras criaturas, aparentemente por una desagradable casualidad.

Viajaron cuatro horas mas, hasta que la media noche les hubo dejado atrás, para aquel momento era claro que continuar sin parar les harían empezar a sufrir de cansancio conforme pasasen las horas, y no obstante Fanel parecía firme en seguir la marcha. Según les había dicho, en ciertos tramos del recorrido, había logrado observar rastros de los orcos, que parecían no estar muy preocupados por ocultarlos. Su avance aparentemente era constante pero no a realmente veloz, estaban solo trotando, por lo que probablemente Arianne y los demás solo estaban siguiéndoles el rastro y no persiguiéndoles a toda marcha.

La elfa surgió de la nada un par de minutos después, según sus palabras, había dado vuelta a toda la colina sin encontrar ninguna entrada natural o artificial obvia; aunque no descartaba que pudiese haber algo oculto, pero para eso necesitarían esperar al amanecer y explorar con mucho mas detalle.

Por su parte, el enano Sargón, informó a la elfa que justo un par de minutos antes de que ella llegase, un goblin o algo muy parecido a un goblin, había asomado por el sendero dentro del camino que se adentraba en la montaña. Portaba una antorcha por lo que probablemente estaba vigilando, incluso ahora, si ponían atención, aun se podía ver el tintinear de una luz, con lo que aquel supuesto goblin aun podría estar cerca.

No obstante lo anterior, la noche ya había caído por completo sobre de ellos, y no había señales aun de sus compañeros.

Me muerdo el labio ante la negación que hace el Bretoniano pues me molesta mucho la gente no sabe apreciar las cosas bellas y simples de la vida, como la cabeza de un goblin partiéndose ante el filo de un hacha. ¡Cuanta falta de amor por la estética! ¡Y así dicen que los enanos somos burdos!

Me siento en el suelo, molesto mientras vemos como la luz de la antorcha que porta ese goblin se aleja de nosotros. Pasan unos minutos hasta que aparece la elfa. Nos dice que ha dado vuelta a todo el puto lugar sin encontrar otra forma de entrar que no sea de frente.

Le cuento acerca del goblin, incluso le señalo la tenue luz que se aprecia aún entre los árboles, casi rogándole con la ojos que vayamos a derramar su sangre. Extiendo un poco mi cuello para mirar aquel sendero en la montaña y me importa una reverenda mierda que nos vean. Deberíamos entrar y rajar al que sea que se ponga en nuestro camino hasta descubrir lo que pasa realmente con esos orcos y ese supuesto líder que no hemos visto ni de reojo pero que algunos dicen haber percibido durante la batalla en el río.

Espero a ver si alguno de ellos se anima a ponerse bien los cojones donde debe (aunque entiendo que la elfa no pueda tener cojones y no por ser mujer, sino por ser elfo) y meternos por ese sendero a cumplir nuestra misión.

El que fueran solo trotando hacía que Aenalor pensara muchas cosas, y no dudó en exponer una de ellas.

-Si no huyen y no hay signos de pelea, quiere decir que no se sienten perseguidos, por lo que nuestros compañeros deben de seguir pasando desapercibidos -expuso- el problema es que parecen saber demasiado bien hacia donde dirigirse tras una derrota. Si mis compañeros enanos o humanos pudieran decir si este comportamiento es normal, lo agradecería. Mi experiencia con pieles verdes es escasa al no ser de estas tierras.

Seguíamos el rastro por el bosque atentos a cualquier huella que dejaran nuestros compañeros para poder seguirlos, no encontramos mas de esas flechas y símbolos que Fanel había encontrado en nuestra anterior parada. Solo encontramos huellas de orcos y estos estaba claro que no nos temían.

- No esconden sus rastros, esta claro que no temen que podamos perseguirles y por sus acciones en el puente tampoco creo que teman un combate contra nosotros. 

No había luchado antes contra pieles verdes hasta que llegué al Imperio, al igual que Aenalor no sabía de que eran capaces.

- Puede que tuvieran un campamento o algo parecido preparado si no tomaban el pueblo.