Partida Rol por web

Marion le devolvió el saludo a Marjolaine, reacio a acercarse más a ella mientras estuviese con Axelle. Aunque no esperaba encontrarlas separadas en ningún momento. Contuvo una sonrisa al ver lo que le había sucedido a Evonne. Estaba segura de que su amiga podía arreglárselas... y ahora le preocupaba menos su propio vestido. Marion le dio un apretón amistoso en el hombro al Liam y sonrió.

-Muchas gracias, Aster. Espero que lo pasemos bien. Francamente, de niña soñé este día con un poco menos de... tensión.

-Llegáis en el momento apropiado. No quiero quedarme solo.

Morgan volvió la cabeza para ver cómo la otra sidhe se alejaba. El caballero volvió a suspirar con aire derrotado.

-No estoy seguro de haber cometido un error, pero tampoco sé si hice algo bueno.

Aster sonrió.

-Si necesitáis la cabeza de alguien sólo tenéis que pedírmelo -contestó, en un tono que no dejaba claro si hablaba en broma o iba en serio. Dejó de sonreír para agregar algo más-. Lady Marion, os quiero agradecer vuestros esfuerzos para con mi hermana. Sé que vos ayudasteis todo lo que pudisteis desde lo que ocurrió en verano. Ahora que Marjolaine está mejor, ha dispuesto que os apoyemos en todo lo que os sea necesario. Armas, hombres, ayuda, magia. Lo que sea. Esa víbora de Sarianne no se va a salir con la suya.

-No lo estaréis, entonces -respondió con agrado.

Evonne miró en la misma dirección, aliviada al verla marchar. No sabía quién era pero no le gustó. Se volvió hacia el Eiluned y le acarició la mano.

-A veces la vida no se mide en blaco o negro, sino en una escala de grises que es difícil discernir. Es tarde para ocuparos de ello, aunque puede que podáis hacer algo en el futuro. De cualquier modo, mi señor, quizá sería bueno posponerlo para otro día. Hoy debería ser un día de celebración -dijo en tono zalamero.

-La mejoría de Marjolaine es la mejor noticia que podríamos haber recibido, y me alegra haber podido ayudar. Pero tenéis razón, nos queda mucho camino por delante. Mañana. Nos hemos ganado un respiro.

-Por supuesto. Hoy es el día de vuestra boda -dijo Aster ladeando la cabeza-. Sólo quería dejar patente nuestro compromiso para con vos y vuestro marido. Los Cedros os debe fidelidad, no importa quién gobierne.

-Volvamos a la sala de baile -dijo Morgan sacudiendo la cabeza como intentando apartarse un pensamiento de ella-. ¿O preferís hacer alguna otra cosa?

-Lo que vos deseéis -dijo Evonne, que volvía a vestir como en la ceremonia pero con el pelo suelto y humedecido por el agua-. He oído que sois amante del vino. Tal vez podríamos tomar esa copa pero sin importunos.

Le dedicó una dulce sonrisa y esperó a que él decidiese.

El sidhe apretó los labios con reserva.

-Tanto como amante... Me agrada, sí, pero no tanto como para considerarme un enamorado. Esperad, Lady Evonne. Vendré de inmediato con las copas. -Tal y como había prometido, Sir Morgan no tardó en personarse con dos copas llenas de tinto. Asegurándose de que ningún noble impertinente fuera a chocar oportunamente contra él, el Eiluned dio un sorbo-. Hum. He de admitir que el Conde se mejora en cada fiesta. Este vino supera con mucho el que sirviera en su cumpleaños.

Morgan se colocó el pelo tras una oreja y se inclinó un poco más sobre la Leanhaun.

-¿Qué opináis de Lord Lothar?

Sabía que la división entre cortes no era únicamente cosa de Sarianne, pero no le gustaba pensar en las implicaciones de dos bandos armándose. Asintió y miró a Marjolaine de reojo.

-Y Lord Lothar os da las gracias. Ahora os dejo. Reservadme un baile y dadle un beso a vuestra hermana. Parece muy volcada en su conversación.

Se despidió del Liam con una sonrisa tenue y se arrastró de vuelta al lado de Lothar, esperando que le ayudara a recuperar el ánimo.

Cuando Morgan regresó, la sidhe se cepillaba el pelo con los dedos. Aceptó la copa y  degustó el vino con fingido interés, asintiendo. La pregunta le hizo meditar unos segundos. Levantó el rostro para mirarle y dijo:

-No he tenido ocasión de hablar demasiado con él, pero hace feliz a Marion. Aunque no tolere en demasía su... Afiliación, ni la nuestra, me vale.

No era una respuesta concisa, pero esperaba que valiese. Le dio un sorbo a su copa y procedió a interesarse por él.

-¿Y vos? Si no es importuno preguntar... Lady Marion mencionó que os había tenido apartado de la corte un tiempo -dijo en tono confidencial.

El sidhe acababa de bailar con la Reina y se alejaba de vuelta a la mesa cuando Marion lo interceptó. Lothar le pidió que lo acompañara y se sentó muy cerca de ella. De haber estado a solas, el Gwydion la habría sentado en su regazo, pero aquello no parecía algo muy propio que hacer frente a los Reyes.

-Te veo desanimada, mi amor. ¿No te diviertes? -A decir verdad, Lothar lucía mucho más contento que de costumbre. El Conde se había mantenido pesimista ante la boda, como si creyera que algo les impediría poder llevar a cabo su celebración. Ahora que todo iba sobre ruedas, no había motivos para temer.

Morgan se sonrió al escuchar las quejas de Evonne.

-Conozco a Lothar desde hace tiempo. Es impaciente, impetuoso, demasiado apasionado, en ocasiones tiránico y otras pasivo. También es intolerante y egocéntrico, odia que le lleven la contraria y que le demuestren que está equivocado. Pero, por otro lado, es bondadoso y honorable, fiel a sus principios y a menudo, justo. Así son los Gwydion.

Tras un nuevo sorbo de vino, el Eiluned suspiró.

-Fuimos amigos y ni una sola vez confió en mí. Soy Oscuro y Eiluned. Está en su naturaleza creer que planeo clavarle un cuchillo cuando me sea oportuno. La verdad es que nunca creí que esta boda pudiera celebrarse. Como casi todos en el Condado, me parece. Todo el mundo esperaba que el Juramento no surtiera efecto o que el ruiseñor encantado apareciera de inmediato para cantar las traiciones de Marion. Pero... no ha sido así.

Morgan se cruzó un brazo sobre el pecho.

-La verdad es que... a Lothar debe de haberle sido muy difícil aceptar ese amor. Tenía mucho que perder...

Evonne escuchó sin apartar la mirada del sidhe, apretando los labios.

-Vaya... Lo cierto es que no esperaba que fuerais a hablar con tanta franqueza -dijo con cierta reserva-. Sois... peculiar para ser un Eiluned.

Bebió hasta vaciar la copa y siguió divagando sobre sus palabrasd, levantando la cabeza para mirarle.

-Por eso no me considero quien para decir nada al respecto. Han logrado algo extraordinario que muchos desearían sin importarles los demás. Merecen tranquilidad después de esa valentía, y no es precisamente lo que van a recibir tal cual están las cosas -dijo con una sonrisa irónica y amarga-. Creo que lo he dicho antes, pero es envidiable. Se quieren. Tiene un apoyo in condicional, alguien con quien compartir y... No sé. Es bonito.

-Sin duda. ¿Y sobre Sarianne? Compartís Casa, después de todo -quiso saber él.

-No le faltan razones para sentirse ofendida tras la actuación de Lord Lothar. Pero no me agrada en absoluto este ambient -respondió con sencillez.

Apoyó la cabeza en el hombro de Lothar y dejó escapar algo a medio camino entre un suspiro y un ronroneo. Era un largo día el que tenía por delante, y para ella su momento más feliz había sido la ceremonia. Aún así, Lothar estaba contento porque ningún encapuchado había surgido de entre los invitados para asesinarla, y preferiría darle a Sarianne un puñal y una capucha que arruinarle el día al Conde.

-No es eso. Hay algunos viejos amigos del León Rampante a los que esperaba ver. No pasa nada. -Levantó la cabeza y le besó en la mandíbula para demostrarle que compartía su felicidad-. ¿Cómo se encuentra la Reina? No parece demasiado amargada.

-Qué escueta -dijo Morgan con tono amable-. Me parece que jugáis haciendo trampas. Yo estoy dándoos más información que vos a mí.

-Es cierto, pero no hago trampas -dijo riendo-. Soy Vidente, no puedo ir luciendo mis habilidades como si nada. Sino, ¿dónde quedaría mi trabajo?