Partida Rol por web

Por ultima vez los guerreros del amanecer cruzaron aquella mística puerta de cristal liquido. Esta vez al cruzar la sensación que percibieron fue distinta; primero sintieron como si su cuerpo se concentrara en si mismos, tal como si antes no hubieran estado completos; y después despertaron de un largo sueño.

Físicamente sentían eso, que todo había sido un extraño sueño, eso a pesar de que en su mente todo hubiera sido muy real. Las heridas recibidas no estaban marcadas en sus cuerpos por lo que se sentían aun mas confundidos al respectos. Sus cuerpos algo acalambrados estaban muy sensibles al tacto y durante los primeros minutos reaccionaban de forma confusa.

No mucho después de su salida de la torre fueron conscientes de que se encontraban de nuevo en la sala de las puertas. Allí, tal como antes había mucha gente reunida, los rumores les llegaron rápido, había muchos otros competidores aun dentro; sin embargo la mayoría había quedado atrás aun antes que ellos e incluso muchos no habían regresado con vida. La torre empezaba a dejar marca, la próxima vez muchos se la pensarían mas veces antes de adentrarse o de ser imprudentes allí dentro.

Un heraldo de los organizadores del torneo les informó que se encontraban entre los mejores cien equipos participantes en el torneo, pero que aun faltaba que el jurado decidiera. Ahora, por sus grandes hazañas eran presentados ante el publico presente y aplaudidos. Eso al tiempo que los organizadores les premiaban con 1 moneda de oro a cada uno por quedar entre los cien mejores. Con comida y baño gratis, el grupo pudo por fin descansar antes de intentar vender sus cosas y luego posiblemente partir.

Khan
Una piel de oso, una piel de león rojo (Probabilidad del 75%).
Guantelete
Espada gemela de la Ventisca (Probabilidad del 75%)
13 monedas de plata y 50 monedas de cobre

Una piel de león rojo (Probabilidad del 75%) -> Éxito
Espada gemela de la Ventisca (Probabilidad del 75%) -> Éxito

La salida de la torre fue un tanto confusa. La noticia de su posición en el torneo y el premio correspondiente fue un tanto inesperada pero se la tomo como una señal de buena suerte para volver a intentarlo más adelante. Pero lo más caótico fue el reencuentro con Duhan.

Peleando por sus vidas en la torre todo había resultado muy real, las heridas, los cadáveres de los rivales y el del propio Jilokasin, casi no había tenido tiempo de pensar que en algún lugar ahí fuera Duhan se encontraba a salvo y esperándoles, por eso cuando se lo encontraron de nuevo lo primero que hizo fue darle un breve abrazo, seguido de un puñetazo en el hombro 'por dejarles preocupados'.

Durante un rato todo fueron risas y conversaciones sobre lo ocurrido en la torre mientras disfrutaban de un descanso bien merecido. De pasada también pidió a su reencontrado amigo que le echase un vistazo a una de aquellas extrañas espadas que le habían quitado a los gemelos.

- Bueno - dijo cuando la conversación comenzó a decaer y cada uno parecía estar pensando en sus propios asuntos - ¿que haréis ahora? después de todos estos problemas tenemos suficiente dinero para vivir cómodamente una buena temporada

- ¡Por el Hacedor! ¡Habéis conseguido sobrevivir a ese infierno! - comento con alegría al ver como mis compañeros reaparecen en la sala de las puertas - Edvant, Khan, Brok, Bredel... lamento no haber estado a la altura del combate. Yo al menos vi venir a ese maldito gemelo y puede retirarme a tiempo de la contienda. Es una pena que Jilokasin no haya corrido la misma suerte - digo bastante apenado. Al fin y al cabo nos conocemos desde hace tiempo y pese a las diferentes personalidades que podemos tener, somos un grupo de compañeros que aceptó el desafío de esta torre.

Por cierto, ¿qué traéis ahí? ¿Puedo echarle un vistazo? - digo refiriéndome a las espadas y los arcos ornamentados - ¡Vaya, que reluciente!

Edvant finalmente es el primero en plantear la pregunta que hasta ese momento me estaba haciendo a mi mismo en secreto... ¿Y ahora qué?
- Yo por lo pronto debo volver al Círculo. Los templarios están muy estrictos últimamente y no quisiera que el Caballero Comandante me tachara de apostata por retrasarme un par de días en volver a su condenada torre. Estaré allí una temporada...

Era difícil poder acostumbrarse a una sensación como la de traspasar esas puertas mágicas, sobre todo para criaturas tan poco vinculadas a las artes arcanas como los enanos. Cuando, por última vez en aquella edición, Khan atravesó el portal, apretó los puños y los dientes para no marearse, como había hecho hasta ahora, y luego respiró profundamente el aroma de la Sala de las Puertas. Aquello sí que era un aroma familiar: el sudor, el contacto con la gente, eso era lo que amaba el enano, y a lo que se iba a dedicar por el momento. En su mochila, una serie de objetos con los que esperaba sacar algo de dinero.

Sin embargo, lo que más le sorprendió, y agradó enormemente, fue la aparición de Duhan. El hecho de que su cuerpo no fuera el que yacía en la arena indicaba que, de alguna forma, había podido escapar de la magia de la Torre, y le abrazó con fuerza. Tras unas breves palabras, explicando lo sucedido, agradeció que pudiera echarle un ojo a la pareja de espadas que había conseguido. Quizás, y sólo quizás, el mago podría ayudarles.

Y después... bueno, había mucho mundo ahí fuera para un enano como él, sobre todo con las habilidades que había aprendido y desarrollado durante la estancia en la Torre.

el sabor de la bilis se acumulaba en la boca, los portales le sacudían las tripas y le dejaban esa sensación de que todo era nuevo por un instante, respiro profundo antes de dar el siguiente paso, el aire salio de sus pulmones y una sonrisa se dibujo en su rostro al ver la cara de su compañero ya no destripado, Duhan me alegra verte mas vivo, jejeje sonríe al tiempo que le da un golpe en el hombro, debiste ver como dejo khan a ese maldito gemelo en el campo de batalla.

el enano le sacude polvo imaginario de los hombros al tiempo que dice: pero ya basta de sentimentalismos, pensaba beber en tu nombre, pero es mejor que nos emborrachemos para celebrar el retorno de un amigo, mas que su partida sonríe mientras se cuelga del hombro del mago y Khan.

escucha lo de la recompensa, y decide que portara la moneda como un medallon, un recordatorio para que la próxima vez que estuviese en esta torre se llevara miles de ellas con el casa.

Miles de cosas habína pasado en esta torre. Cosas haría replantarse la vida después una aventura o desaventura, según con el ojo se mire. He ganado varias monedas, he sentido la muerte muy cerca de mi cuello y también he perdido unos compañero de armas, solo sabía que era Jilokasin y Duhan  ,… Reordeno sus pensamientos a medida atravesaba la puerta. … ¿Qué nos esperaba la siguiente habitación? Deseo febrilmente salir de esta torre caótica y sin sentido…

Cuando acostumbro su vista, mientras esperaba oír las órdenes y el nombre de la sala. Pero ninguna palabra llego a su mente.  Se encontraba en la sala donde todo había comenzado. Se giro para ver si encontraba solo o estaba con su compañeros, vio que estaba todos sus compañeros , menos el difunto Jilokasin. Levanto las manos como si fuera dar un abrazo hacia Duhan , no eres una niña perqueña, disimulo haciendo gesto para estirar los brazos delante suya.

Todos se movieron a su ritmo, Bredel se quedo estacado. Celebraba que estaban vivos. Sigue siendo buen  motivo para ser feliz. Miro con desprecio la torre ¿Cuántas vidas habrás segado complacer tus ansias de sangre y carne? ¿Dónde irían sus cuerpos? ¿Al velo o la inframundo? Mas y mas preguntas tal vez no tendrán respuestas… ¿oh si?

Escucho la pregunta de Edvant. Ahora mismo no lo sé, mi buen Edvant , tal vez vaya al Circulo o tal vez vuelva aquí para resolver este misterio que es esta torre.

Sera mejor, nos emborrachemos y mañana veremos que hacemos , no estáis de acuerdo  Brok y Khan.

Los guerreros del amanecer habían llegado a su fin en el torneo de la torre prohibida, y aunque no habían conseguido estar entre los mejores, habían dejado su reputación muy en alto; para el próximo torneo sin duda alguna serian candidatos a llegar a lo mas alto y quizá con suerte conseguir la gloria que nadie había logrado conseguir.

Pero al igual que muchos otros sobrevivientes del torneo, para los guerreros del amanecer era claro que necesitaban mejores equipos y mejores armas, y considerando que en aquella mística torre se encontraban reunidos muchos de los mas famosos mercaderes de todos los confines del mundo, era idóneo aprovechar el momento y el lugar para hacerlo. Allí, en la sala de las cien puertas y los alrededores de la torre se podía encontrar desde famosos armeros y herreros, hasta vendedores de supuestos objetos místicos o extrañas pócimas milagrosas.

El enano asintió al mago, pero aún tenía cosas que hacer.

- Primero deshagámonos de todas estas cosas inútiles - dijo, palmeando la mochila, que estaba a rebosar de material, como la de sus compañeros - Voy a ver si encuentro a un especialista en armas mágicas para que nos diga qué esconden estas espadas...

Durante un rato más se quedó compartiendo la conversación con los demás, aunque escuchaba más que hablaba y se pasó un minuto contemplando la espada del gemelo, pensando si de verdad sería especial o tan solo era algo que se habían imaginado. La idea de una buena borrachera sonaba bien, pero aún tenía que encargarse de su equipo.

Prometiendo volver en unos minutos se separó de los demás y comenzó su propia búsqueda de un vendedor, necesitaba reponer las pociones, y tal vez una armadura nueva, la vieja estaba llena de cortes y desgarrones tras tanta acción. Lo mejor sería alguien que vendiera todo tipo de mercancías.

Observo con detenimiento las armas que habían conseguido mis compañeros, las dos espadas y el arco ornamentado....

Se pusieron manos a la obra, ahora debía convertir sus beneficios de la torre en su suculento armamento: Armas , armaduras ,…
Paso por la vista varios tendentes, intentando donde se encontraría las gangas y donde estarían los productos más desorbitados.
Pregunto a los mercaderes por lo que ofrecían, si me veía algo interesante para mi o mis compañero memorizaba el tenderete y luego se lo comunicaba.

El grupo completo intento analizar a detalle los objetos que habían conseguido a fin de saber si estos eran o no mágicos.
Mientras Khan por su parte tras caminar un rato daba con lo que parecía ser un vendedor de objetos arcanos, los otros hacían lo propio. Edvant había llegado a un puesto muy grande donde ahora dialogaba con uno de los tenderos, Bredel por su parte buscaba de forma fallida obtener información de los mercaderes e incluso había logrado que estos algo molestos dejaran de prestarle atención, finalmente Brok y Duhan se encontraban a un juntos examinando las espadas pues al parecer Duhan había descubierto algo.

El enano estaba impaciente por saber si aquellas espadas bien valían haber tenido que marcharse del Torneo, y mientras sus compañeros evaluaban los objetos, él decidió probar suerte en alguno de los vendedores. Fue descartando uno tras otro, conocía bien lo que buscaba: alguien que no llamara la atención, alguien que se ofreciera pero sólo a aquellos que los buscaran. No quería charlatanes que enseñaban bisutería, quería encontrar al sabio que pudiera decirle la verdad a un precio justo.

Tras algunos minutos deambulando, en los que le ofrecieron joyas, carne, ropas que le venían varias tallas grande, e incluso una doncella vendida como esclava, Khan finalmente fijó los ojos en un tenderete semioculto tras una columna de soporte. Sólo tenía un candil brillando en la entrada, y unos símbolos rúnicos que había visto en alguna ocasión, pero a los que no encontraba significado. La entrada estaba sumida en sombras, como si quisiera ocultarse a simple vista. Algo le decía que allí encontraría lo que buscaba.

La tienda parecía más una carpa remendada una y otra vez y que apestaba a una mezcla de tabaco y opio que inundó sus pulmones. Khan supo que si no fuera gracias a su fortaleza, se habría puesto a toser allí mismo. En el centro de la carpa, sentado junto a una mesa baja, había una anciana fumando de una larga pipa, y que le observaba con una sonrisa.

- Creo que puedes servir a mis propósitos, anciana - dijo, desenvainando una de las hojas y mostrándosela - ¿Crees que podrías decirme si este acero tiene algún encantamiento?