Partida Rol por web

El Despertar del Mal - I - La Llama Eterna

II - El Templo de la Llama Eterna

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21/04/2015, 08:54
Jonark Uptal

Los dos días desde que recibieron la noticia de boca de sus mentores, o del mismísimo Jonark Uptal en el caso de Rhylen Carsson, pasaron increíblemente lentos para la mayoría debido a la inquietud acerca de quienes serían sus compañeros de viaje y qué les depararía aquella aventura tan promocionada por los adultos de la ciudad. 

Las campanas del campanario del Templo del Dios Débil repicaron varias veces su canción del mediodía haciendo eco a lo largo de la tranquila ciudad de Kassen. Tan pronto como los repiques comenzaron a desvanecerse, el ruidoso corrillo de ciudadanos que se había reunido en la plaza del pueblo abrieron paso a aquellos que desde los cuatro puntos cardinales se aproximaron hasta su centro.

Por un lado, viniendo desde el Templo, el Padre Prasst caminaba con dificultad amenazando con caer desplomado víctima de un infarto apoyado en el brazo de una joven de cabellos rojizos y de piel tan blanca como la leche. El contraste entre ambos era abismal ya que toda la salud que tenía la chiquilla parecía faltarle a su decrépito mentor.

Desde los cuarteles de la guardia, su orgulloso capitán, Gregor Wissen, caminaba precediendo a la figura de un muchacho joven de pelo negro como el carbón y mirada decidida ataviado en una brillante armadura como la del resto de soldados.

Desde la parte este de la ciudad, caminando con la cabeza baja y con visible vergüenza por la atención atraída hacia su persona, Hostawen, la discípula de la famosa exploradora de Kassen, Arnama, hizo acto de presencia sujetando su arco. 

Desde el sur, andando como si se hubiese perdido y no estuviese muy seguro de dónde estaba, Rhylen Carsson, o Carsson-tres-galones como los vecinos le llamaban a escondidas, llegó acompañado del alcalde de la ciudad. De entre la multitud, una ilusionada Justina veía como el veterano guerrero volvía a vestir la armadura que tanto tiempo había estado tirada en una esquina de la casa cogiendo polvo.

El alcalde Uptal vestía de rojo como si quisiese que se le viese desde la ciudad de Skelt. Sus paso lento sobre la dura y fría tierra y su mirada solemne dirigida al infinito reflejaba lo que para los vecinos de Kassen era el día más importante de la villa. Excepto los guardias que vigilaban los caminos, todos los ciudadanos, e incuso los mercaderes que estaban allí de paso, observaban en silencio la ceremonia. Tras el alcalde un Tremir, un muchacho con una deficiencia mental, llevaba de las triendas a un pony que tiraba de un pequeño carro cargado con mochilas y útiles de viaje. 

Una vez más el viento del invierno sopla a través del bosque de Fangwood marcando el final de otra cosecha. - Recitaba de memoria. - Hay lobos en el bosque, aullando tras nuestras murallas, y serpientes en nuestras sombras, esperando a los incautos que que no presten atención de dónde ponen los pies. Igual que sucedió noventa años atrás cuando el mismo Kassen dejó la seguridad de las murallas para protegernos de la amenaza de nuestros enemigos. ¡A él le debemos lo que somos y lo que tenemos hoy!  ¿DONDE ESTÁN LOS HÉROES? ¿DÓNDE ESTÁN AQUELLOS QUE RECUPERARÁN LA LLAMA ETERNA QUE CALENTARÁ NUESTROS CORAZONES DURANTE EL INVIERNO? - Preguntó a los cielos levantando los brazos en el proceso.

De debajo de los pliegues de su túnica, el Padre Prasst extrajo una linterna y se la cedió al alcalde. Con una leve presión en su espalda, el sacerdote indicó a Alétheia que diese un paso hacia adelante y se dispusiese a aceptar el preciado objeto. 

¡Os  presento a los bravos héroes que seguirán los pasos de Kassen para recuperar La Llama Eterna! Algunos de ellos puede que no vuelvan pero yo digo aquí, delante de todos, que su sacrificio no será olvidado. - Los niños pequeños abrazaron a sus madres totalmente aterrorizados ignorando la sonrisa traviesa de los mayores. -  ¡Id
héroes valientes y no volváis hasta que la sagrada lámpara ilumine vuestro camino de regreso! 

Una vez el alcalde hubo finalizado su discurso, y tal y como mandaba la tradición, el pueblo volvía a sus casas y se dejaba a los héroes para que recogiesen su equipo y emprendiesen su camino.

Notas de juego

Contenido del carro:

Raciones para 5 días para los 4.
1 tienda de campaña pequeña.
1 manta de invierno.
1 odre de agua.
1 cuerda de cáñamo de 50'.
1 Caja con Yesca y 3 ramitas yesqueras,
1 Poción de curar heridas leves.
3 Antorchas.
1 garfio de escalada.
1 botella de aguardiente local.

 

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21/04/2015, 19:50
Alétheia

Alé caminaba despacio con la nueva armadura, ofreciendo su brazo a su decrépito mentor. Aún así, a pesar de lo pesada que era la coraza, tenía que ralentizar el paso para ir a la par del sacerdote.

- No se altere Padre, tenemos todo el día.- No era cierto pero, después de todo, el grupo no partiría sin ella, la encargada de llevar la Llama Eterna, la elegida por el Débil. Que esperasen si fuese necesario.

En cuanto Alétheia comenzó a ver gente que se había aglomerado para verla llegar desde el templo dejó atrás todo signo de debilidad o nerviosismo. La mujer sabía como impresionar al pueblo llano. Mantuvo la cabeza alta y el paso firme y decidido. Se había dejado el cabello suelto para la ocasión. Los bucles de espeso pelo rojizo se movían con el aire como si fueran las rabiosas llamas de un fuego inextinguible. Respiró hondo e hinchó el abultado pecho que ahora, como no podía ser de otra manera, permanecía oculto y apresado bajo la pechera de la armadura.

Eso no le gustará al Viejo.

Con la mano libre saludaba elegantemente a su audiencia, sabedora de ser el centro de atención. Sus ojos azules y su lechosa piel contrastaban con el color de su pelo haciendo una curiosa combinación. Al llegar hasta el alcalde sonrió a sus compañeros de aventura pero especialmente quedó obnubilada por la presencia del hombre de barba blanca. Los nervios la mantuvieron callada, expectante, hasta que finalmente la gente pareció dejarles a solas.

Antes de nada me presentaré puesto que pasaremos bastante tiempo juntos...- ...os guste o no...eso es así ...- La mujer empieza a soltar, con voz de ultratumba, una parrafada de presentación, obviamente repetida infinidad de veces por lo que suena ya algo desgastada.- Mi nombre es Alétheia, Pitonisa del Débil, esclarecedora de los Misterios del Deforme ...- Finalmente se interrumpe y os habla de manera más campechana señalando el colgante, en forma de mano artrítica, que pende de su cuello- ...Os hacéis una idea ¿no? jiji. Encantada de conoceros. Tú debes ser Sigmund.- Señaló a el chico de cabello negro azabache.- Y tú la elfa Hostawen.- Curioso. Le parecía raro tanta timidez de la que decían era una gran exploradora. No debía estar acostumbrada a estar en público.- Lo sé todo de vosotros. - Fanfarroneó. Había obtenido muchos datos sobre los dos mediante extraños y complicados cálculos, pero ahora quedaba ver si eran ciertos o no.- Tú eres...- Entrecerraba los ojos como queriendo atravesar una imaginaria coraza que cubriera al joven.-... huérfano, acogido por Gregor Wissen, un chico de gran valentía y coraje ¿verdad? Y tú la más aventajada aprendiz de Lady Arnama Lastrid, te gusta la soledad de los bosques ¿no me equivoco?- Miró de arriba a abajo a su siguiente objetivo. Se acercó a Rhylen y le cogió del brazo.- Tú eres todo un misterio, un Misterio con mayúsculas. ¿De dónde sales? Las brumas en torno a ti no me dejan ver más allá.

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21/04/2015, 21:10
Hostawen

La joven Hostawen presenciaba el revuelo que se arremolinaba en la plaza, apunto estuvo de llegar tarde esa mañana. Las sábanas nuevamente se pegaban a la joven exploradora quien rauda no escatimó en tomar el desayuno bajo la severa mirada de su mentora. Una sonrisa nerviosa se veía en su cara y varios segundos estuvo en la puerta sin atreverse a salir. Respiró hondo y abrió la puerta tras despedirse de Arnama. Al llegar a la plaza la ceremonia casi había comenzado y salió nerviosa cuando anunciaban su nombre ante la mirada de una cantidad ingente de personas. Nunca había estado ante tantas miradas. El rubor se encendió en su rostro. El violáceo de sus ojos quedaba apagado ante los tonos rojizos de los mofletes. La pantomima que allí se realizaba disgustaba a la elfa, quien poco sabía de aquel falso dios y mucho menos de las tradiciones del pueblo de Kassen. La elfa no gastó un segundo en la ceremonia, ni en los allí presentes, su mente se fue al ver pasar un par de gorriones que piaban y jugaban. Bebían en la fuente y se bañaban ante su atenta mirada. Cuando por fin Hostawen se sentía tranquila y relajada, una mujer obesa se acercaba a ella. Aquella mujer encarnaba la decadencia de la sociedad humana. Sus excesos en contra de la naturaleza. Coger más de lo que necesita. Y cuando habló la cosa no hizo más que empeorar. Si al principio le entrañaba pena, al hablar consiguió despertarle antipatía. Una sierva de un falso dios que juzga a sus iguales creyendo que el conocimiento otorga un rango superior. ¿Qué clase de moral enseña ese dios que se llamaba a si mismo el "Débil"? Hostawen miraba estupefacta a aquella mujer arrogante y vanidosa. A diferencia de aquella mujer, Hostawen, no sabía nada más que su apariencia y tampoco quería saber más. Tras un recibimiento descortés y con tal carencia de hospitalidad y cortesía.

La elfa contrarrestó tanta insolencia con media reverencia. Muy respetuosa. Sin siquiera mediar palabra. Su rostro era serio y su mirada huidiza ante la presencia de Alètheia. No quería entablar conversación con aquel ser que ya lo había dicho todo. No necesitaba presentarse pues aquella mujer ya lo había hecho. Luego espero paciente a ver que hacían el resto de compañeros, como fuesen igual de pedantes, tendría un grave problema...

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22/04/2015, 00:19
Rhylen Carsson

Los dos días hasta el gran evento fueron inquietantes para el viejo Rhylen. A pesar de ser reticente a la hora de aceptar el trabajo, poco a poco el guerrero aventurero que llevaba dentro fue por fin despertando. Sin embargo lo primero es lo primero, y Rhylen quería celebrar por todo lo alto aquella pequeña aventura que se le presentaba. Por suerte tenía ocultas un par de botellas de buen vino para alguna gran ocasión, aunque lo cierto es que no había recordado que las guardaba hasta ese momento.

Ese primer día Rhylen lo pasó en casa, y bastante entretenido por cierto. Con cada trago de vino iba recordando viejas canciones que coreaba con sus antiguos compañeros de la guardia y que no dudaba en reproducirlas a pleno pulmón víctima de la euforia y el alcohol. Ya entrada la noche, el viejo Rhylen estaba totalmente metido en su papel guerrero. Luchaba contra monstruos imaginarios armado con su espada y con su vello corporal como única protección. Buena cuenta de ello la podía dar una de sus viejas sillas, que terminó literalmente destrozada al haber adoptado el papel de un pequeño trasgo esa noche.

A la mañana siguiente los molestos ruidos de su madrugador vecino le hicieron despertar de mal humor. La resaca y el estado en el que había quedado su habitación no ayudaron a paliar su genio, que tras conseguir levantarse de la cama, salió a la ventana y gritó enfurecido al viejo Mirtan: - ¡¡QUIERES TERMINAR DE UNA VEZ ESE MALDITO TEJADO Y DEJARME DORMIR TRANQUILO UN PUTO DIA!!! El caso omiso de su vecino no hizo más que enrabietar más al guerrero que ahora decidió pagarlo propinándole puñetazos a la pared – ¡¡¡UN DIA LO MATARÉ!!!¡LO MATAREEEEE!

Tuvo que ser su fiel amiga Justina la que le recordase que debía tener todo preparado para el gran día. Con su ayuda, Rhylen pudo por fin comenzar a hacer algo productivo como afilar su espada, limpiar su vieja armadura que sin duda evitaría mofas u organizar la mochila. – ¡¡¡JUSTIIII!!!, ¿Dónde están mis calzones amarillos? Bueno… los que eran blancos ya me entiendes…

Y al fin llegó el gran día. Tras lidiar duramente con la buena de Justina como si de un golem se tratase, la mujer consiguió que el viejo Rhylen estuviese medianamente sobrio y aseado para el evento de aquella soleada mañana.

Ya en la ceremonia, Rhylen dejó que aquellos jóvenes se llevaran todo el protagonismo junto al gordinflón de Upal. Entonces fue cuando se quedó a solas con aquellos jóvenes - ¿Qué? ¿Ya ha empezado?, se preguntaba ingenuo aunque mostrando en todo momento una pose de seguridad. De pronto una de las jóvenes comenzó a parlotear, fue decir cuatro frases y la mente del guerrero ya se había distraído pensando en ponerse en marcha cuanto antes. Sin embargo cuando Alétheia se dirigió a él no le quedó más remedio que intervenir: - Ejemmmm, comenzó aclarándose la garganta. – Mi nombre es Rhylen Carsson, y mi cometido será evitar que os perdáis de camino a la cripta, comentó con tono autoritario. - Como sabéis deberías llegar aproximadamente dentro de dos días…y confío en que lo conseguiréis sin la necesidad de que tenga que intervenir. Cuando consideréis oportuno nos pondremos en marcha…, concluyó para ir a comprobar el carro de provisiones.

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22/04/2015, 08:00
Hostawen

Tras la intervención de Rhylen, la exploradora miró al hombre mayor con cara bastante sorprendida. ¿Evitar que nos perdamos?- Que mala idea había sido esta empresa. La elfa nuevamente volvió a hacer una media reverencia muy cortés y educada. Ya sólo faltaba uno para confirmar sus temores. Los ojos aburridos y tristes de Hostawen, desilusionada por lo que serían sus compañeros, se posaron en el joven de cabellos negros.

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22/04/2015, 11:52
Alétheia

- Rhylen Carsson...-Repitió Alé emocionada por la incertidumbre. No le sonaba para nada el nombre. Cuando acamparan tendría que estudiar los caracteres. Las explicaciones del viejo hicieron arrugar la naricilla a la joven, pues su designación como guía dejaba en muy mala posición a la exploradora del grupo.

Quizá su mentora no confíe demasiado en ella. Habrá que ir viendo.

Alétheia soltó el fuerte brazo de Rhylen y se acercó al carro, rebuscando en su interior.

- Si os parece me quedo con esto.- Dijo mientras mostraba que cogía una antorcha, yesca y pedernal y una botella de aguardiente, que ella supuso que sería para usarlo como desinfectante de alguna herida que pudieran hacerse.

Notas de juego

Me cojo lo siguiente. (Yo ya tengo cuerda, manta, odre por lo que no me interesa). Supongo que lo que no quiera nadie lo llevará Rhylen, la mula de carga :P

Raciones para 5 días para 1.
1 Caja con Yesca y 3 ramitas yesqueras,
1 Antorchas.
1 botella de aguardiente local.

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22/04/2015, 15:16
Rhylen Carsson

- Bien, bien, buena elección joven, celebró la iniciativa de Alétheia. – Vosotros, vamos, coged lo que consideréis oportuno llevar encima para el viaje. Lo restante lo guardaré yo mismo, comentó tratando de animar al resto de jóvenes a que despertaran de su ensimismamiento. – No deberíais demoraros demasiado en partir, es un simple consejo. Como os he dicho, yo estaré con vosotros para evitar posibles contratiempos… la hora de partir, así como la ruta a tomar está en vuestras manos… por lo que vuestras decisiones serán las que decidan si tendréis éxito en esta misión o no., sentenció.

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22/04/2015, 15:44
Sigmund

El joven soldado avanzaba con paso firme y decidido, portaba la armadura impecable, recién pulida y reluciente, en su cinto llevaba enfundada el arma que su capitán tanto le incitaba a usar y aunque era bueno en el manejo de la espada, la llevaba más por respeto hacia su tutor que por el gusto que le tenía, en cambio a su espalda se podían ver los gruesos eslabones de una cadena armada con afilados picos de metal, un arma singular y extraña por la que Sigmund sentía especial atracción y aprecio. Sus pasos poco a poco lo acercaban hasta la plaza de la ciudad donde lo esperaba una aglomeración de gente, el evento ya había iniciado con las palabras del alcalde, los latidos en su corazón se aceleraban por la emoción y orgullo que le daba el haber sido uno de los elegidos, podía decirse que no era su primera aventura, pero en esta al menos su misión era proteger y no ser protegido.

Había llegado la hora de presentarse, ya había visto a las dos chicas que tendría que proteger, pero ¿aquel anciano que hacía allí?, su capitán solo había hablado de dos muchachas, una guía de caminos y la representante del templo. La expresión en el rostro de Sigmund permanecía serio a medida que iniciaban las presentaciones, primero fue aquella chica robusta de cabellos rojizos y mirada inquietante, quien nada más abrir su boca dejó escapar una parrafada llena de altivez, por fin la expresión del joven soldado cambió, una mueca de duda, desagrado y extrañeza se dibujaba en su rostro, ¿Quien rayos era esa chiquila robusta?, iba a intervenir cuando fue interrumpido por el anciano, sus palabras confirmaban que también los acompañaría, parecía que había otra persona a la cual proteger y al menos un adulto con el cual podía hablar sin tapujos, aquello le reconfortaba, hablar con alguien mayor siempre era mas sencillo que hablar con dos chiquillas caprichosas.

-Parece que llego mi turno- Dijo mientras adoptaba una postura más relajada. -Mi nombre es Sigmund y soy la persona encargada de protegerlas en el camino- Se presentó agachando la cabeza levemente hacia la pelirroja impertinente y la elfa retraída. -Tenía entendido que sólo debía protegerlas a ustedes, no estaba enterado de que Maese Rhylen nos acompañase en nuestra misión- Se puso delante del viejo extendiéndole la mano cortesmente. -Será un placer tenerlo con nosotros señor, quizás pueda enseñarme una que otra táctica de combate- Sonrió, por la armadura que portaba, era evidente que aquel anciano había pertenecido alguna vez a la guardia, así que podía imaginarse que era un veterano combatiente. Volviéndose hacia la chica robusta para responder a su inquietud agregó. -Tiene razón... soy huérfano, pero ese es un tema del que preferiría no hablar.- Su expresión era de incomodidad e inconformismo, además de que aquella chiquilla ni siquiera lo conocía como para que tocara temas tan delicados de su pasado, le parecía un abuso de su parte, pero prefirió guardarse sus comentarios. Nuevamente se dirigió a todos. -Pueden contar conmigo!- Finalizó dedicandole una leve sonrisa a las dos jovencitas. Faltaba esperar escuchar la voz de la tímida Elfa, quizás había que darle tiempo para que se sincerara con ellos, Sigmund comprendía de que una joven Elfa conviviendo en una sociedad de humanos debía sentirse algo extraña y fuera de sitio, así que no se esforzó por apresurarla a hablar, simplemente le sonrió por unos segundos para después volver a retomar su expresión firme. 

Cuando todos se hubieron presentado, el joven soldado acompañó al anciano a revisar las provisiones de la carreta y revisaba la condición del Pony que la cargaba, acarició su pelaje y su crin, revisó su dentadura y palmeó cariñosamente su lomo, sus días como el chico de las cuadras habían provocado que el joven le tomara especial afecto a estos animales, procurando siempre que estuvieran en las mejores condiciones.

 

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22/04/2015, 19:27
Hostawen

La elfa se quedó muda mirando a lo que serían sus compañeros. Ninguno era amable, ni cortés. Todos parecían altivos humanos que parecían sentir su vocación más allá de las razones. Alètheia parecía una mujer incapaz de callar y decir todas sus pesquisas, aunque en un primer momento la detestaba, luego pudo recapacitar y aquello era más una virtud que un defecto. La sinceridad reinaba en su corazón, igual otros atributos bondadosos también. El hombre mayor parecía un estorbo, decía ser el guía y luego se retractaba de ello, además parecía que enmascaraba un olor. Parecía que se había enjabonado con los típicos ungüentos de humano para tapar una especie de olor rancio y detestable que hacía retraer la nariz de Hostawen. 
Y finalmente el joven se presentó, parecía un chico inexperto y valiente. Tenía buen corazón y parecía tener buenas intenciones, la vida de dos jóvenes por encima de la suya. La elfa se puso colorada ante la tan atenta mirada de Sigmund, no tuvo otra que evadir una mirada tan atenta y agresiva. Incluso dio un paso atrás, pero disimuló con una media reverencia.
Al levantarse cayó en la cuenta que se había apresurado en hacer un juicio y Arnama siempre decía "Observa y luego juzga". Aún no tenía suficiente información de aquel grupo y ya casi los había descartado a todos.
Hostawen se aclaró la voz Hm, hmm.. y dijo Como bien dice Alethèia. Soy Hostawen. permanecía en una posición rígida y mirando hacia el infinito, sus brazos estaba cruzados y su voz era casi inaudible. Y después con cierta malicia, com si fuese una travesura intentó no reir para decir Y bien, ¿Cual será el rumbo Rhylen Carsson? Seguramente aquel señor mayor no tuviese la más mínima idea, posiblemente fuese sólo un charlatán que decía saber el rumbo y no tener ni idea. Lo mejor sería probarle...
 

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22/04/2015, 23:24
Rhylen Carsson

Si Aletheia no le cayó excesivamente en gracia al viejo guerrero, la presentación del joven Sigmund tampoco fue para hacer señales de humo. A pesar de dirigirse con respeto hacia él, mostraba un cierto tono prepotente que no terminaba de convencer a Rhylen. Cuando le ofreció la mano, éste la estrechó con fuerza, quizá algo excesiva, pero midiendo lo suficiente como mostrar su autoridad sin ridiculizar al joven muchacho delante de aquellas chicas. – Un placer, chico… Interesante arma, estoy ansioso por ver cómo te desenvuelves con ella, dijo mientras le palmeaba el hombro amigablemente.

Y llegó el turno de la dulce y misterioso elfa. Aún no había pronunciado palabra alguna desde que el grupo se había quedado a solas, y cuando por fin lo hizo, acaparó toda la atención como no podía ser de otra manera. Tan esperado momento no fue más que otra decepción para Rhylen, - O esa elfa era tonta, o no sabe hablar nuestro idioma, en fin… pensó atónito ante su pregunta. – Pues como ya he dicho, depende de vosotros, contestó mientras se apoyaba plácidamente sobre el carromato. – Cuando lo tengáis decidido avisadme, concluyó con una sonrisa pícara y cruzado de brazos… 

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23/04/2015, 07:34
Merodeadores orcos

Una vez que Hostawen aceptó que el anciano delegaría en ella la tarea de conducirlos hacia la cripta, la chica abrió la marcha caminando hacia el sur. Según las palabras de la elfa la cripta se encontraba a poco más de cuarenta millas en el interior del bosque de Fangwood. La primera parte de la jornada del día la harían por el mismo camino que seguían los mercaderes que se dirigían hacia la ciudad de Skelt y luego, llegados a cierto punto, se desviarían por una de las sendas de cazadores que la elfa conocía bien. 

La estrecha senda que siguieron una vez abandonaron el camino comercial, serpenteaba a través de las gigantescas raíces de los árboles que habían quedado al descubierto sobre la tierra. Para Alétheia fue imposible no compararlas con las demacradas manos de su mentor, de largos dedos raquíticos y torcidos. No dudó que aquello era obra del divino poder del Débil que no hacía otra cosa que marcarle el camino. De pronto el sendero giró bruscamente rodeando la espesura y allí, a pocos metros de ellos, un tronco seco bloqueaba el camino. Inmediatamente, desde detrás de unos arbustos, llegaron los crujidos de las ramas y de la maleza al ser pisoteada por varios pares de pies. Un trío de humanoides desgarbados, con pieles verdes y grandes colmillos sobresaliendo por encima de sus labios surgieron de entre los matorrales gruñendo  y gritando palabras ininteligibles.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa Orcos: 20

CA13, Toque 10, Desprevenido 13; (+3 armor)

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23/04/2015, 07:38
Director

Notas de juego

Los orcos parecen increíblemente reales y por un momento dudas de si realmente eso es una de las ilusiones que tenía preparada el mago Holgast.

 

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23/04/2015, 10:08
Alétheia

- Claro, claro. - Le decía al joven Sigmund.- Pero te vendría bien hablarlo, ¿sabes? Si alguna vez te apetece cuenta conmigo, podría aliviarte esa carga que llevas sobre los hombros.- Y no se refería a la armadura. El Débil era un dios para el pueblo llano, un dios sufrido y que entendía por lo tanto el penar de las personas. Alétheia no quería decirlo pero a veces era mejor no tener padres que tenerlos. Su madre era débil y su padre, bueno mejor no habar de él. Fue divertido ver como la elfa reclamaba su puesto en el grupo, a su manera. Alé no pudo evitar sonreírse al ver como hostigaba al viejo para que guiara al grupo. Pero finalmente fue ella la que lideró el camino y parecía competente en lo suyo. Acostumbrada toda su vida a rodearse de hombres y a que la trataran como a una princesita, Alé caminaba junto a Rhylen parloteando animadamente. No le importaba para nada la diferencia de edad.

- No le he visto nunca por el templo.-Su mirada clara se clavaba en el rostro arrugado del guerrero, los ojos entrecerrados tratando de penetrar en su mente.- Ya que usted va a cuidad de nosotros, debo decirle que padezco del Gran Mal. Si alguna vez me caigo redonda al suelo y empiezo a convulsionar sólo tiene que meterme esto en la boca para asegurar que no me muerda la lengua.- Le mostró el colgante de madera con forma de mano artrítica que pendía de su cuello. Podían apreciarse unas marcas de dientes en la madera, como si ya hubiera sido usado como la chica decía. Poco a poco, a medida que caminaban más y más, Alétheia perdió las ganas de ir parloteando. Sudaba como un pollo y respiraba con dificultad. Aún así, sufría sin quejarse, pues no quería quedar en evidencia delante de sus compañeros.

- Arf, arf.- A pesar del peligro, la aparición de los orcos, fue una bendición para la mujer. Al menos podría descansar un poco.- ¿Orcos?- Dijo con cierto temblor en la voz y buscando la mirada de Sigmund y Rhylen. - Supongo que esta es la razón por la que nos acompaña.- Quizá el alcalde supiera de su presencia y se aseguró de que los prometedores jóvenes de Kassen tuvieran protección. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ini 2: Gooooorda :(

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23/04/2015, 13:37
Sigmund

El joven soldado dejó que el viejo de Rhylen guardara las demás provisiones, en su mochila sólo guardó su parte de raciones de viaje y se preparó para partir, la marcha avanzó pronto liderada por la tímida elfa, quien apenas abandonar el camino principal que comunicaba con Sketh, se adentró en la espesura del bosque por uno de aquellos senderos de cazadores, se le veía cómoda en aquel entorno y se notaba que sabía lo que hacía.

El sonido de las ramas quebrándose alertaron a Sigmund, quien instintivamente llevó su mano a la espalda empuñando los gruesos eslabones de su cadena, la cadena se desplegó en varias secciones que estaban cuidadosamente dobladas, el sonido del grueso metal chocando contra el suelo precedió al de la voz de alerta de Rhylen. -RÁPIDO ATRÁS DE MI!- Exclamó dando un par de pasos hacia adelante, procurando proteger a la guia elfa que era la que estaba más adelantada, una sonrisa nerviosa afloró en su rostro al ver al veterano guerrero blandir su espadón. -Parece que ahora es el momento de demostrarte que puedo hacer con esta belleza- Sus palabras aunque parecían seguras estaban llenas de nerviosismo, se podía decir que era la primera vez que se enfrentaba a una amenaza sin la ayuda de sus "hermanos", el tiempo había pasado y ahora se había convertido en hombre, había que demostrarlo.

- Tiradas (1)
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23/04/2015, 15:22
Rhylen Carsson

Como Alétheia fue la única del grupo que recogió el equipo que el ayuntamiento les había facilitado, Rhylen se aseguró de guardarse el resto por si les era de utilidad durante el viaje.

Fue entonces cuando el grupo de jóvenes se decidió a partir tras unas pequeñas deliberaciones. Finalmente Hostawen tomó el mando y la responsabilidad de guiar el grupo hasta la sagrada cripta tomando la ruta comercial que unía Kassen con Skelt.

La primera parte del trayecto fue un verdadero suplicio para el pobre Rhylen. Alétheia se empeñaba en darle conversación a pesar de no permitirle responder la gran mayoría de las veces pues entrelazada una pregunta con otra sin parar. Sólo cuando habló de ese peculiar mal que padecía fue cuando realmente hubo comunicación con ellos. – Entendido…trozo de madera en la boca si te caes…, ¿y eso te pasa muy frecuentemente?, preguntó apurado. No se quería ni imaginar la cara de Uptal si regresaba a la aldea con un integrante menos por un desafortunado descuido…

Cuando se desviaron del camino comercial, el grupo comenzó a avanzar a través del bosque. Rhylen ansiaba hacer una pequeña parada. No estaba acostumbrado a esas largas caminatas y mucho menos a no ingerir algo de vino que, aunque llevaba buenas provisiones encima, decidió reservarlas para un momento más tranquilo. Viendo la senda por donde se estaban moviendo, algo le decía al guerrero que pronto serían sorprendidos por algo o alguien.

Y así fue, tras pocos minutos caminando entre aquellos arboles un grupo de orcos sorprendió al grupo. - ¡¡OH NO, ORCOS!!, gritó el guerrero hasta el punto de delatar su posición a esos pieles verdes. – Preparaos, chicos, me temo que tendremos que hacerles frente, dijo mientras desenfundaba su enorme espadón, que a pesar de tener varios años encima, continuaba presentando una seria amenaza para aquellos que tuvieran que enfrentarse a él.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Me apunto el resto del equipo que había en el carro.

Esta tarde/noche añado todo a la lista de estado del personaje.

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24/04/2015, 04:20
Hostawen
- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa 10

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24/04/2015, 04:21
Merodeadores orcos

 

TURNO 1

 

Tal y como había esperado el veterano soldado balduriano, los orcos no perdieron tiempo y se lanzaron a la carrera hacia los muchachos elevando sus grandes hachas y  moviéndolos descontroladamente de un lado a otro por encima de sus cabezas. Su velocidad, pese a su gran tamaño, quedó patente cuando en un pestañeo uno de ellos con el colmillo torcido se plató frente a Hostawen dipuesto a hacer pedazos a la exploradora elfa. 

Dos de los orcos habían optado por avanzar a través del sendero principal, sin embargo, uno de ellos había optado por moverse entre los arbustos para aparecer por un lateral justo en frente de Rhylen y la pálida pitonisa Alétheia.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Los tres orcos realizan doble movimiento: 60'.

CA13, Toque 10, Desprevenido 13; (+3 armor)

Estados

Ini NOMBRE PG Efectos no permanentes
20 Orco 6/6  
20 Orco 6/6  
20 Orco 6/6  
  Alétheia 11/11  
  Hostawen 10/10  
  Rhylen Carsson 13/13  
  Sigmund 12/12  

 

 

 

 

 

Cargando editor
24/04/2015, 06:45
Director

Notas de juego

Tu olfato, pese encontrarte absorbida por la tensión del momento, ha captado un extraño olor que te recuerda al del humo del tabaco fumado en pipa.

Cargando editor
24/04/2015, 07:16
Sigmund

Sin moverse de su posición el joven soldado lanzó su cadena hacia el orco que amenazaba a la joven elfa, la cadena se desplegó pasando por un costado de Hostawen para impactar a su oponente, pero éste logró desviar el ataque con un sutil movimiento de su arma. -Mierda!...- Pensó frustrado al fallar su ataque. -Retrocede!, los mantendré a raya!- incitaban a la exploradora a que saliera de el frente buscando acercarse a la pelirroja, mientras rápidamente avanzaba hasta ubicarse detrás de Rhylean, sus ojos analizaban la situación, el alcance de su arma le brindaba una visión estratégica diferente a la de los demás guerreros, desde ese lugar podía aprovechar cualquera de los movimientos que los Orcos realizaran y los tendría a todos a su alcance. -Reagrupense detrás de mi!- volvía a insistir a las jóvenes muchachas.

-Vamos viejo!, esto sólo acaba de empezar- decía invadido por la adrenalina del combate, pero descepcionado de no poder demostrar aún al veterano guerrero de las cualidades de las que se jactaba.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Ataque: +3 Fue +1 AB +1 Soltura = +5 +4 dado = 9 (Fallo)

Movimiento: 5' diagonal superior derecha, 5' derecha.

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24/04/2015, 08:32
Rhylen Carsson

Rhylen aguardó unos instantes para asegurarse que los jóvenes se preparaban para lidiar contra los orcos, - ¡Vamos Sigmun!, demuestra de que pasta estás hecho, animó al joven guerrero. Después trató de enfocar a lo lejos controlando en todo momento por donde se acercaban sus rivales.

En un inicio Rhylen esperaría para ver cono se desenvolvían aquellos muchachos ante, posiblemente, uno de sus primeros combates… su intención era no intervenir si no era completamente necesario. Sin embargo, el corazón del guerrero comenzó a latir – BOOM,… cada vez con más fuerza según se acercaban – BOOM BOOM,… y aún con mucha más fuerza cuando amenazan a la aparentemente indefensa Hostawen con sus armas –BOOMBOOMBOOMBOOM, -  Entonces se vio desde fuera como si su alma abandonara por unos instantes su envejecido cuerpo, con su espadón casi arrastrando el suelo y con la oportunidad a escasos metros de un combate más real que el que le había ofrecido hasta ahora los muebles de su habitación. – ¡¡¡¡ARRRRRRGHGHGHHHH!!!, gritó victima de la excitación cuando salió a la carrera como un poseso hacia el orco más cercano a él. Los jóvenes se asustaron más de aquel grito que de la propia amenaza orca, Rhylen estaba fuera de sí…

Corriendo y dejando atrás su espada, fue en el momento que tenía cerca al orco cuando con ella trazó una parábola ascendente que terminó impactando de lleno en el pecho esa horrible criatura y dejandolo malherido a merced del antiguo soldado.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ataque en carga al orco que se me acerca: 6 + 6 + 2 (Carga) = 14 (éxito)

Daño: 3 + 6= 9 pg

EDITADO POR DM: Sí , podrías cargar y en ese caso tira daño. Porque esos orcos aguantan hasta -12 combatiendo por una habilidad que tienen.