Partida Rol por web

Esta vez si Taurnil decidió atacar tras esquivar los golpes del Licantropo. Tras el primer potente ataque de la criatura había tenido que retroceder y aquella defensa le había dado algo de margen para pensar como realizar su siguiente golpe.

No le costó mucho esquivar los ataques del licantropo gracias a su buena agilidad, y tras esperarle de nuevo, lanzó un par de cuchilladas con sus nuevas armas, esta vez mejor que la primera vez. Con intención de dejar fuera de combate al licantropo o al menos aturdirle para poder realizar un siguiente golpe mejor.

Tenía ganas de estrenar aquellas hojas elficas con aquella criatura que tanto quebraderos de cabeza le estaba dando.

Alejado de los combates, el animista puso una de sus manos sobre la herida lacerante y empezó a recitar en silencio el sortilegio que la cerraría por completo. De su mano comenzó a surgir un fulgor azulado que fue convirtiéndose en uno blanquecino que cada vez le hacía sentirse mejor.

En una de las luchas, la de Leorn, el moribundo licántropo ataco sin estrategia alguno al beornida, el cual le hizo pagar ese fallo con una esquiva lateral que le puso en una mejor condición para su consiguiente ataque. El hacha describió medió circulo en el aire y se clavo en su espalda, aunque no consiguió acabar con la vida de su objetivo, que parecía tener una resistencia sobrenatural.

En la otra, Taurnil, con un rápido movimiento, echó su cuerpo hacia delante introduciéndose entre los brazos y el cuerpo del furioso hombre-lobo, consiguiendo así que este no pudiera alcanzarle con sus zarpas. Pero sí que lo podía hacer con un mordisco, que era igual de letal, aunque el elfo también actúo bien de nuevo y se agachó mientras pivotaba sobre su pie izquierdo en el sentido de las agujas del reloj a la vez que con la espada que sostenía en su diestra sesgó los músculos de la parte alta de la pierna. Después cuando hubo girado 180º, sin parar, cambio a pivotar con el pie derecho para terminar con una estocada de su otra espada corta contra la espalda de la bestia.

Viendo que su derrota estaba más que cantada, el albino macho alfa salió corriendo hacia la espesura del bosque. Entonces todos los elfos escondidos por los alrededores cambiaron de objetivo, las flechas surcaron el aire como en las anteriores veces pero sin logar alcanzarlo plenamente, pues el licántropo se movía de forma imprevista, con grandes cambios bruscos laterales y paradas y marchas continuas. Mientras, los que habían estado combatiendo contra el líder enemigo, sacaban sus arcos largos y colocaban el proyectil en la cuerda para después apuntar con toda tranquilidad, esperando el momento justo para el disparo.

Viendo que el combate se decantaba a su favor, Leorn lanzó otro hachazo contra el licántropo para acabar con el de una vez.

Habiendose colocado en una ventajosa posición Taurnil realizó otro ataque, esta vez con toda su fuerza esperando terminar con la vida del licantropo de una vez por todas.

Tomando ventaja de sus posiciones, Taurnil y Leorn consiguieron acabar por si mismos con sus oponentes. El elfo con una sucesión rápida de estocadas y cortes por parte de sus dos veloces espadas, y que finalizó con el desfallecimiento por abundante pérdida de sangre de la bestia. Y el beornida, asestando un último golpe fatal en el costado al licántropo después de haber esquivado sin dificultad el último intento de sobrevivir de la criatura.

El albino macho alfa seguía esquivando las flechas con la misma facilidad, y cada vez más parecía que iba a conseguir huir, puesto que incluso Mablung desistió de darle caza tal y como demostró al destensar la cuerda de su arco y después dejarlo en posición de reposo.

Sin embargo, haciendo honor a su apodo, Beleg Cuthalion liberó la flecha que trazó un vuelo impresionante; entre troncos de árboles bastantes juntos y cruzando entre medio de ramas en forma de Y sin tocar a estos elementos en ningún momento durante más de 100 metros y previendo la ruta de escape que escogería su presa tras verse condicionado por los disparos de los elfos, y por lo tanto desde los espectadores de alrededor supuestamente disparando a la nada; que acabó con la saeta atravesando la parte posterior de la testa de la bestia para al final dejar ver su afilada punta en su abierta boca.

Elladen había contemplado toda la escena correspondiente a la finalización del combate, celebrando internamente cada letal golpe de sus aliados, desde una posición segura en la que asegurarse que la herida se le había cerrado.

Leorn observó perplejo como la flecha del elfo atravesaba la cabeza del macho alfa con precisión. Acto seguido comprobó que su enemigo estuviera muerto y se dirigió donde estaba Elladen para ver como se encontraba. ¿Estas bien compañero?

- Bien, gracias. Por suerte he parado la hemorragia justo a tiempo.- Quitó la mano de la herida y corroboró que de su herida ya no manaba sangre, y después le ofreció esta misma a Leorn para que le ayudara a levantarse, facilitándole tal acción por el empuje adicional ejercido por su bastón contra el suelo.

Tras el abatimiento de la bestia el capitán dio unas ordenes y varios de los elfos a su cargo se dirigieron hacia el cuerpo muerto del enemigo, mientras que los demás hicieron acto de presencia en el bosque tras salir de sus escondites.

El elfo se acercó a los aventureros dirigiéndose a estos.- Espero que no os tomarais mal nuestra "desaparición".- Se refería al acto de que momentos antes habían dejado en el claro a los aventureros solos, como comprobaron estos al despertarse.

Después intentó explicar sus motivos.- Desde que salimos de Menegroth ya nos seguían...pero teníamos que hacer como si no hubiéramos notado su presencia para cogerlos desprevenidos. De aquí también parte que no os hayamos dirigido casi la palabra en lo que llevamos de viaje, para que pensaran que no eráis de nuestro agrado y después cayeran en la trampa de que os dejábamos a vuestra suerte en el bosque...-

-...Si no os sirve esta explicación, pensad que de otra forma seguramente hubiéramos sufrido bajas entre nuestros amigos.- Miró a Elladen que había sido gravemente herido en el brazo, y no había caído en combate a la inestimable ayuda de los elfos, que se podría no haber producido si no hubieran realizado una emboscada.

Mablung tomó la palabra.- Aun así os pedimos perdón por haberos utilizado como cebo.- Dicho esto, creyó que ya había sido suficiente  con sus disculpas para dar zanjado el tema.

No pasa nada. Dijo Taurnil aceptando las disculpas y para quitarle hierro al asunto hizo un comentario en tono bromista. Lo cierto esque ese último disparo me ha impresionado mucho, Beleg. Si llego a saber de que eres capaz me hubiera bastado con saber que estabas vigilandonos desde Menegroth.

El elfo sonrió ante las palabras de Taurnil, y después quiso quitar méritos a su impresionante disparo.- Solo ha sido suerte...-

-A pesar de que según nuestros informes no debería haber más de estas malignas criaturas, y que hemos eliminado a su líder, lo mejor es que prosigamos nuestro camino cuanto antes.- Dijo para que todos le oyeran, y después se guardo para él las ideas menos optimistas que le rondaban por la cabeza.- ...Aunque son como una plaga, no me extrañaría que quedaran aun vivos unos pocos de ellos.Además,...-

Sin que hubiera salido el Sol, aunque hubiera sido difícil aun saberlo por la espesura de las copas de los árboles, continuaron su marcha hasta la linde del bosque en el que un contraste entre los primeros rayos de luz que bañaban la llanura con la oscuridad del enorme bosque.

Ahí los elfos se despidieron, deseándoles suerte en su empresa, y dándoles provisiones para los próximos días.

- Espero volver a reencontrarnos algún día en Menegroth...Adiós.- Dijo Beleg en solitario, aunque había mucho de aquellos elfos que estaban de acuerdo con lo expresado.

Y solo para Elladen, antes de que este se marchase,  Mablung le dio un consejo.- Será mejor que contengas la enfermedad-  Aunque los aguzados oídos de Taurnil también lograron escucharlo a pesar de su lejanía.

 - No te preocupes, en la próxima parada que hagamos en el camino, purgaré la enfermedad.- Su tono de voz expresaba completa confianza en que podría detenerla.

Los elfos fueron retrocediendo (de espaldas) hacia la linde del bosque, donde la oscuridad ya era casi completa y en el que multitud de sinuosas ramas crecían por el suelo.

Fueron despareciendo poco a poco ante la vista de los aventureros, que bien podían estar seguros por la extraña sensación que sentían, que los estaban vigilando para hacer cumplir la orden de destierro de su rey aun después de que su presencia no fuera visible.

Gracias por la ayuda, espero volver algún día sin el peso de este libro. El hombre se despidió con la mano y esperó a sus compañeros para emprender de nuevo el camino.