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El eco de un sollozo

Capítulo Dos: El Bosque Cantor

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22/09/2021, 23:18
Narrador

Con un nombre y destino, el grupo tenía un objetivo claro marcado; sin embargo sus necesidades más mundanas hicieron acto de presencia, viéndose obligados a posponer tal tarea. Hambrientos y cansados, regresaron sobre sus pasos y se sentaron en la orilla. Durante una hora, observando el suave balanceo del cerezo y las ondas incesantes del agua, comieron y bebieron de sus provisiones. 

Saciado el apetito y algo más descansados, el grupo se despidió de la dríade y salió al exterior. Con la oscuridad gobernando el bosque, este tenía un aspecto mágico, pero no por ello carente de peligro. Necesitaban algo de luz si querían evitar dar un traspiés y romperse una pierna. De modo que encendieron un par de antorchas llevadas por Gadea y Elessäl, permitiendo así a sus dos compañeras tener ambas manos libres para poder afrontar cualquier peligro. 

Con la luna en constante movimiento, redonda y brillante en el firmamento, junto a la estrella de Sirio, guiando sus pasos, el grupo caminó por la espesura dirección noroeste. Con cada paso que daban, sintieron como el aura de paz que habían respirado en las inmediaciones del cerezo, era consumida por una sensación opresiva que les atenaza el corazón. En un comienzo pensaron que podía ser provocado por los comprensibles nervios previos a un combate, pero pronto descubrieron que no era así. 

Entrada la madrugada, los árboles de su alrededor, se retorcía en ángulos antinaturales, mientras que las raíces sobresalían  varios centímetros del suelo, provocando que el avance fuera lento y extenuante. Además, el canto de las luciérnagas y las aves nocturnas, era triste y apagado. Aquel paraje provocó un sentimiento de repulsa en Elessäl y Turmil, pues aquello era obra de un druida corrupto. Alguien que doblegar la naturaleza, en lugar de vivir en armonía con el entorno, provocando que la naturaleza fuera un fiel reflejo de su alma. 

Tiempo después, con la frente perlada en sudor y las antorchas parpadeante, a punto de consumirse, sintieron que algo les observaba desde las sombras. Inquietos buscaron en las inmediaciones sin parar de avanzar, pero la densa oscuridad hacía casi imposible aquellas tarea. Finalmente, tras unos instantes, Gadea y Xan lograron atisbar un destello amarino, de unos ojos grandes como puños. Algo les acechaba. Posiblemente lobos. 

Notas de juego

Música ambiente

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23/09/2021, 01:00
Gadea Yseult

La sacerdotisa se quedó rumiando ante la afirmación de su suposición y segundos más tardes algo cabizbaja ante aquel pacto silencioso entre el oriental y la dríade y la noticia que le dio a Turmil. Por un lado quería intentar convencer a su compañero de que no se hiciera eso a sí mismo, puesto que la vida te puede poner cosas maravillosas en el camino para seguir avanzando. Pero por otro, no era nadie para decir lo que tiene o no que hacer... Y si el destino así lo quería, así se realizaría. Luego miró a Turmil - Siento mucho oír eso... Y entiendo cómo te sientes... - intentó elegir las siguientes palabras con sumo cuidado - En ocasiones, la vida te pone situaciones que hacen que veas las cosas de una manera diferente... El problema se convierte cuando se convierte en una obsesión y te olvidas de lo que hay alrededor por conseguir, tanto a las buenas como a las malas lo que tú crees... Por mi parte, no tengo problema si llegado el momento del enfrentamiento no puedes atacarle, intuyo que ha sido mucho tiempo compartido juntos y lo entiendo - le dijo para tranquilizarle.

Una vez que descansaron comenzaron a ponerse en marcha de nuevo. Gadea, antes de seguir a sus compañeros, se colocó delante de la dríade y le hizo una pequeña reverencia en señal de respeto y partieron. Tanto el mago como la devota, abrían la comitiva con las antorchas. La estampa de la noche, aunque también podía resultar peligrosa, era bella. Gadea nunca había estado en un sitio de igual belleza como la de aquel bosque. La sensación de paz y tranquilidad que había tenido junto con la dríade, cambió por otras totalmente opuestas que hizo que la chica estuviese más alerta en el camino.

Después del duro camino, Gadea se percató que unos ojos grandes y ambarinos los observaban - Chicos... tenemos compañía... - y señaló por donde estaban aquellos ojos por si alguien no se había dado cuenta.

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23/09/2021, 09:09
Elessäl

Una vez todo hablado y a pesar del sabor amargo de la última decisión, el mago se retiró a meditar. No podrían demorarse mucho, así que estuvieron lo suficiente para reponer paz y calma; y que los huesos reposaran. Elessäl se quedó preocupado por Turmil. El cazador estaba en una situación dividida entre la razón y la obligación. 

- No sientas pesadumbre en tu corazón, maese Turmil - decía de camino de nuevo al Bosque, alumbrando con la antorcha y retirando espesura en los lugares más necesarios -. Si es un hombre sabio, entenderá.

La luz de la luna guiaba los pasos de los aventureros. A pesar de la belleza de la misma, algo se respiraba en el ambiente que al mago no le agradaba. Los árboles y arbustos comenzaron a perder color, el suelo se hacía barro a cada paso, y un aire espeso se hacía con todo alrededor de ellos. Pero lo más desolador llegó más adelante. Aquellos indicios se hicieron realidad, y dejaron paso a un Bosque Maldito.

- Que el corazón de quien haya hecho esto se pudra lentamente durante cien años... - dijo el mago frunciendo el ceño y apretando la mandíbula por el dolor y el coraje de tal visión -. Qué imagen tan desoladora. Milenios de evolución, de criaturas, de crecimiento - decía mientras avanzaba lentamente -, para llegar a esta Muerte. No es justo, este bosque no merecía morir aquí ni así, ni ahora ni nunca... No dejaremos que este lugar muera igual de podrido que el corazón de quien lo ha hecho. No, no lo haremos.

Y de repente unos sonidos se escucharon en la lejanía. Avisados por la dama Gadea, el mago se puso en guardia. Levantó las manos a la altura de sus hombros y susurros en élfico se escucharon.

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23/09/2021, 09:55
Xan Giao

Si le daban a elegir, Xan prefería caminar por la noche.

No solo era porque la belleza alumbraba con más fuerza sino porque era el momento idóneo para que todos sus sentidos estuvieran alerta, no perdiendo la concentración. Al no poder ver con total claridad a pesar de la luz de las antorchas se guiaba por su oído y sobre todo por su instinto, girando levemente el rostro en la dirección de cualquier ruido antes de tantear si se trataba de un peligro venidero o no. Además, obligaba el resto a seguir adelante sin parar por el peligro que suponía hacerlo, aligerando así parte del tiempo que no quería perder.

Siguió avanzando como parte de la cabecilla del grupo con las manos en las fundas, preparado a cualquier tipo de emboscada y pendiente de que detrás de él siempre escuchara los pasos de los más rezagados y el calor de sus antorchas, no queriendo que tampoco les pillaran desprevenidos. En alguna ocasión puede que intercambiara una mirada con Turmil, un mensaje mudo para comunicar que todo parecía en orden, al menos por ahora.

Pero esa tranquilidad nocturna duró poco, rompiéndose con unos destellos que claramente se trataban de unos ojos que había visto anteriormente, acordándose del gran lobo que encontraron en la entrada pero que retrocedió, ¿sería el mismo o formaba parte de su manada? En cualquier caso no había tiempo de preguntar, y mucho tiempo quería dejarles espacio para huir, no esta vez.

Un rápido movimiento fue suficiente para sacar ambas katanas mientras que sus piernas se impulsaban en un salto, adelantándose para atacar y rasgar su objetivo.

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23/09/2021, 14:24
Turmil

Tras la sorpresa, y el shock inicial, Turmil fue hilando recuerdos, en los que ya se veían respuestas muy duras contra lo humanos, seguramente que su antiguo maestro había ido endureciendo su corazón contra los humanos durante estos últimos años. Habría terminado odiando a los humanos y provocando su muerte en más de una ocasión, y todo esto le habría llevado hasta la actual situación. 

Tomo algunos alimentos, no demasiado, no tenía apetito, y medito un rato. Luego se despidieron de la driade, Turmil le hizo una reverencia antes de continuar su camino. El no tenía ninguna dificultad para ver en la noche, y avanzó con sus compañeros en la dirección que les habían indicado. Pronto llegaron a una zona donde el bosque estaba corrompido, puede que ya estuviésemos cerca de los dominios de Kol`Mark, si así era, estaba claro que estaba totalmente perdido y su corazón se había vuelto negro y sin ninguna bondad. 

De repente les alertaron de la presencia de alguna amenaza, probablemente de uno o mas lobos, y se preparó para repelerles.

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23/09/2021, 15:57
Narrador

Cuando Gadea señaló a la criatura, esta dio un paso, permitiendo que los rayos lunares acariciaran su pelaje azabache. Poco después varias más se unieron, llegando incluso a rodearlos. Contaban dos docenas de caninos, los cuales caminaban en círculos, esperando la mejor oportunidad. El primero en atacar fue Xan Giao. El odio y el dolor de su corazón le instaba a hacerlo, pues fue aquella especie de lobo la que mató a su amada. Ante esto, la manada reaccionó con gran rapidez, abalanzándose con rapidez  sobre los aventureros. 

El mayor número de enemigos atacó por la parte frontal, donde Xan les recibió con gusto, mientras que el resto hizo lo propio los flancos del grupo. El primero en actuar fue Elessäl, quien dispuesto ayudar a su compañero, conjuro unas largas llamaradas que cegaron parcialmente al enemigo, ventaja que el oriental no desaprovecho. Los pasos de este, fueron precisos, bailando entre aquella jauría como si de una pista de baile se tratase. Seis ataques lanzó, causando la muerte de cuatro de aquellas bestias. 

Por otra parte Gadea al verse sola, corrió junto a sus dos compañeros fatas, mientras conjuraba un muro de piedra que ralentizó a sus atacantes. A pesar de ello, tres lobos lograron sobrepasarlo y acometieron contra ella. Está, impulsada por el instinto de supervivencia, se agacho justo en el preciso instante en el que uno de los lobos trataba de morder su nuca. Convirtiendo una herida mortal, en un fuerte golpe que desencajó su hombro izquierdo. 

Sin duda agazaparse le había salvado, pero solo durante unos segundos más, pues el enemigo no se detenía. Los otros dos caninos aprovecharon aquel momento de debilidad y se abalanzaron sobre ella; sin embargo todavía no era el momento de la sacerdotisa. Dos saetas, disparadas por Turmil, rasgaron el aire y acabaron con las criaturas. Momentos después apareció Elessäl, quien tras acabar con el tercer enemigo, ayudó a su compañera a levantarse. En aquel momento, media docena de bestias cargaron desde el flanco izquierdo. Fue entonces, cuando la devota de Sarenrae, a pesar del dolor, comenzó a cantar una canción utilizada para dormir a los moribundos, provocando que más de una criatura cayera dormida. 

Siete lobos yacían muertos en el suelo y otros cinco se encontraban inconscientes, encerrados tras las puertas del sueño. Prueba suficiente, para saber que la ventaja numérica había sido insuficiente para derrotarlos; sin embargo aquello no terminaba aún. Un aullido cercano resonó en la noche, siendo respondido por innumerables más poco después. Aterrados los héroes se miraron. Acabar con dos docenas era algo posible, pero dudaban que pudieran salir bien parados contra lo que se avecinaba. Aunque aún no podían ver a su enemigo, podían intuir la gran amenazaba que suponía. Sin duda podrían llegar a ganar aquella batalla, pero ¿a qué coste? Posiblemente agotarían gran cantidad de sus recursos y alguno de ellos saldría gravemente herido. De modo que, en acuerdo silencioso, corrieron. 

Decenas de gruñidos, acompañados de innumerables pisadas, siguieron al grupo a través de las ciénagas. El suelo pantanoso, unido a las raíces que sobresalían del suelo, provocaron que el avance fuera lento y extenuante. Sentían como poco a poco, aquella inmensa jauría de bestias salvajes les daba alcance.

Notas de juego

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23/09/2021, 21:49
Elessäl

Elessäl se alzó unos centímetros del suelo para después después alzar las palmas al negro y maligno cielo de aquella parte del bosque. Sus ojos se tornaron en blanco por unos segundos y su labio superior adoptó una mueca de rabia e ira. Unas llamas comenzaron a rodear al mago hasta que abrió las palmas de las manos al frente. Un chorro de fuego explotó en abanico abarcando a varios de los lobos que los estaban atacando, retrasando sus ataques por el momento y dejándolos aturdidos, pero sin dañarlos de muerte.

- ¡Es el momento de darles muerte o serán ellos quien nos devoren a nosotros! - decía el mago muy a su pesar, pues aquellas criaturas de su gran amigo Lobo - Gurüan, perdónanos, pero ellos no son dignos de seguir en el bosque como lo fuiste tú... - susurró para sí mismo mientras desenvainaba la espada.

Pronto se vieron sobrepasados en número, pero la habilidad de los cuatro héroes repelió los ataques enemigos. El hombre de las katanas abatía lobos de la mano de Turmil, mientras que la dama Gadea hacia uso de su magia y sus poderes para mantener el ataque. Aunque no fue un gran peligro para los aventureros, tuvieron que emplearse a fondo durante unos segundos para no verse heridos.

- Arriba, dama Gadea - dijo el mago mientras la sujetaba bajo el brazo, ayudándola a levantarse - ¿Está herida? Oh... - el mago se sorprendió al ver la sangre -. No se preocupe.

Elessäl posó su mano en la herida. La sangre corría entre sus dedos. Unas palabras en élfico silbaron entre sus labios y un aura verde envolvió su mano hasta que hizo lo mismo con la Dama Gadea. Cuando el mago levantó la mano, la herida había sanado.

- Vamos, no tardará en desaparecer el dolor completamente.

Pero de repente, algo los llamó desde la distancia, pidiendo muerte y venganza. 

- Tenemos que avanzar, conocen el Bosque mejor que nosotros y en la oscura noche se desenvuelven más rápido y feroces. Salgamos de aquí, ¡ahora!

- Tiradas (3)
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23/09/2021, 23:43
Gadea Yseult

Los cuatro héroes comenzaron a luchar contra los lobos. Gadea viendo que eran superados en número, levantó sus manos - Por tus hijos, para que sean protegidos en los momentos en los que todo puede estar perdido... - comenzó susurrando. Gracias a aquella oración, apareció un muro de piedras que ayudó a protegerlos de un número de lobos, aunque otros lograron sobrepasarlo.

Esos lobos que consiguieron sobrepasar el muro, fueron a por la sacerdotisa. Ésta, en el último momento, consiguió esquivar un mordisco que podría haber sido mortal. En su lugar, un golpe importante hizo que se desencajara su hombro. Aquello le produjo con gran dolor que en un primer momento la dejó en el suelo. Gracias a Turmil y Elessäl, consiguió salir de aquella situación. A pesar del dolor que sentía, comenzó a cantar una canción de cuna que adormeció a unos cuantos lobos más.

La batalla continuaba, habían conseguido matar a unos cuantos y otros yacían inconscientes, escucharon una serie de aullidos. Gadea miró a sus compañeros con cierta preocupación. Elessäl se acercó a Gadea quien se agarraba el brazo por la zona del codo para sostenerlo. El mago murmuró unas palabras y en unos segundos una luz los envolvió a los dos. Gadea sentía cómo su herida comenzaba a curarse y aprovechando esos segundos de bienestar, encajó su hombro. Gracias a la magia del elfo, el proceso de colocar el hombro en su sitio no fue tan doloroso como normalmente era - Muchas gracias Elessäl... Sí debemos irnos de aquí... No pongo en duda nuestras capacidades - dijo mirando a los lobos que estaban en el suelo - pero si vienen más no podremos con ellos... - terminó diciendo - ¿Alguien más está herido? - dijo mirando a sus otros dos compañeros.

- Tiradas (2)
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24/09/2021, 11:07
Xan Giao

Pocos podían ver la belleza en una batalla, siendo la coreografía de un hermoso baile mortal. Era el único idioma que sabía hablar con claridad, el que podía usar para expresar realmente lo que sentía y con el que hallaba cierta paz mientras sus katanas cortaban el aire en sendos movimientos.

Estaba tan concentrado en acabar con el mayor número de aquellos lobos que ni siquiera escuchó los gritos de dolor, absorto en no fallar los golpes. Por suerte parecía dar algunos de ellos, movimientos rápidos y precisos donde su cuerpo se movía al son de los gruñidos, girando o clavándose en el cuello de una bestia. Sin embargo sus músculos tenían un límite de tensión, notando que empezaba a cansarse y la cantidad de enemigos no descendía, al contrario. Chasqueó la lengua ante el aullido, un eco lejano que todos conocían su significado, ¿aguantarían un nuevo asedio? Por fin se dignó a mirar al resto con un rápido giro de cabeza, comprobando que había estado demasiado cegado con su sed de sangre que incluso la sacerdotisa había resultado herida.

Corred, os cubro.- Se colocó tras ellos, mirando en la dirección de los aullidos aunque pendiente de sus alrededores por si saltaba un lobo desde la maleza, queriendo dejarles tiempo para que huyeran.

- Tiradas (2)
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24/09/2021, 18:06
Turmil

Si bien Turmil esperaba que tendrían problemas para llegar hasta su antiguo maestro, no los esperaba tan pronto. Al poco de entrar en la ciénaga, los lobos les atacaron de una forma nada habitual en ellos. Estaban corrompidos, luchaban sin importarles las consecuencias, asumiendo muchas bajas. El combate fue intenso, demasiados enemigos por todos los lados, Gaeda sufrió una caída, que a punto estuvo de ser algo mucho más grave. Tenían que salir de allí, o no podrían realizar ninguna misión. Así que comenzaron a moverse, bajo el acecho de los lobos, internándose en la ciénaga. 

Ir tan pendiente de que no se les acercaran demasiado los lobos, hicieron la marcha mucho más difícil de lo que que ya era. Menos mal que habían descansado antes de partir,

- Tiradas (2)
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24/09/2021, 18:24
Narrador

Tras unos minutos de carrera, cada zancada que daban se convirtió en un sufrimiento. Cuando plantaban el pie, este se hundía varios centímetros en el lodazal, arrastrando un peso adicional al sacarlo. Además, no solo las gruesas raíces que sobresalían entorpecían el avance, sino que las ramas de los árboles parecían retorcerse ligeramente en un intento de detenerles. Como resultado acabaron con el cuerpo plagado de pequeños arañazos sangrantes. 

A pesar de que sentían sus pulmones arder y sus piernas apunto de fallar, ninguno de los aventureros detuvo su paso. Si tan solo lo hacían durante unos instantes, aquellas bestias los rodearían, encontrando su final tarde o temprano. De modo que con aquel aliciente, corrieron y corrieron a pesar del cansancio o el dolor. Por suerte para ellos el sufrimiento estaba apunto de terminar, pues oyeron con claridad la caída del agua de una cascada. 

Sin pensarlo dos veces corrieron en aquella dirección, encontrando poco después como el suelo terminaba, para dar lugar a una gran cascada seguida de unas aguas turbulentas. Los primeros en lanzarse al vacío fueron Gadea y Turmil, seguido de cerca de Elessäl; sin embargo este último, cuando estaba a escasos metros del salto, tropezó y cayó de bruces contra el suelo. No obstante, Xan, lejos de seguir a sus compañeros y dejar al mago solo ante la muerte, le ayudó a levantarse y encaró a las bestias dispuesto a darle algo de tiempo. 

Solo cuando Xan escuchó como su compañero saltaba al agua, giró en redondo y, entre mordiscos y gruñidos, corrió hacia el borde del precipicio y saltó. Aquel acto heroico provocó heridas graves al brillante espadachín; sin embargo gracias a ello su compañero seguía sano y salvo. 

Cuando los aventureros cayeron al agua, sintieron un choque de agua fría que les sacudió de arriba abajo. La corriente era feroz, sumergiendo a los héroes hacia el fondo sin compasión. A pesar de ello fueron todos capaces de sobreponerse a aquella corriente, excepto Elessäl, que en algún momento del trayecto se golpeó la cabeza, convirtiendo sus ágiles movimientos, en torpes y pesados. Por fortuna suya, Xan estaba de nuevo de su lado, quien lo aferro y le ayudó a nadar hacia la orilla junto al resto de sus compañeros.

Notas de juego

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24/09/2021, 23:09
Gadea Yseult

A pesar del cansancio que sentía y del miedo, tenía claro que tenía que vivir para ayudar en todo lo que pudiera. Con aquello en mente y con sus rezos a Sarenrae, sacó todas las fuerzas, tanto para correr como para nadar después.

Después de llegar a la orilla, la sacerdotisa comprobó que los últimos en llegar fueron Elessäl y el espadachín. Pudo observar que estaban teniendo dificultades para salir y que uno de ellos estaba con heridas. Se acercó a ellos rápidamente y le indicó que se sentaran. El que parecía estar más grave era el oriental así que se acercó más a él. 

Lo estuvo observando con detenimiento, dividiendo los tipos de heridas en leves y graves. Una vez hecho, se acercó a la orilla y mojó su pañuelo y volvió a acercase al espadachín. Comenzó a limpiarle sus heridas para que no se infectaran y, sin importarle, se rasgó una parte de su vestido y para las heridas que no le supondrían una dificultad al movimiento le hizo un vendaje improvisado. Luego, posó suavemente sus manos en las otras heridas, cerró sus ojos y comenzó a murmurar - Bendice a tu hijo con tu gracia divina, para que pueda cumplir... - frunció el ceño y abrió sus ojos, mirándolo directamente - ...con el destino que se ha impuesto... - concluyó con una voz algo más apagada y volviendo a cerrar sus ojos. De sus manos, salió una suave luz blanca y un calor muy suave y agradable. Después de varios segundos, apartó sus manos y lo miró. Recordó las palabras que la dríade le dedicó, tragó saliva, se acercó a él y le susurró - La vida puede ofrecerte cosas maravillosas después de todo esto... No soy nadie para convencerte de lo que tienes que hacer... Solo... lucho por la vida de los demás... Solo quiero invitarte a reflexionar al destino que quieres... Y si es lo que ella también querría... Si después de pensarlo sigues queriendo cumplirlo... seré la primera en apoyarte... - concluyó mirándole a sus ojos con preocupación.

- Tiradas (4)
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25/09/2021, 12:21
Turmil

Aunque en un primer momento comenzar a huir de la zona les pareció la mejor opción, pronto descubrieron que en aquel terreno, correr y defenderse de los continuos ataques de los lobos iba a resultar cualquier cosa, excepto fácil. Tropezaban con las raíces, las ramas de los árboles parecían querer retenerles, y en cuanto se descuidaban tropezaban, o eran atacados por alguno de los numerosos lobos que les seguían a corta distancia. En más de una ocasión tuvo que detenerse un instante para disparar contra alguno de los lobos, que a punto estaban de alcanzar a alguno de sus compañeros, o a el mismo. Gadea tropezó, y a puto estuvo de ser mortalmente atacada por un lobo, pero todo quedó en un susto, gracias al guerrero, luego Elessäl salió malparado de un golpe y de nuevo fue el asiático el que le salvo la vida. Cuando la situación era ya desesperada, llegaron hasta una cascada, y saltaron para alejarse de los lobos.

Las aguas estaban agitadas por grandes corrientes y torbellinos, de forma que le resulto difícil llegar hasta la orilla, donde se quedo un momento recostado, para recuperar fuerzas. El guerrero había actuado con gran valor y destreza, salvando la vida de sus compañeros.-Muchas gracias, has actuado con gran coraje y destreza, manteniendo la calma y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitase. Me alegro mucho de que estés con nosotros.-Pero de momento, seguía sin conocer el nombre del guerrero con rasgos asiáticos, así que no pudo dirigirse a el por su nombre, como le habría gustado. Pero allá cada cual con sus manías, no iba el a ponerse a judgar a nadie.

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26/09/2021, 13:12
Xan Giao

Se había sentado a la orilla completamente empapado, dejando que cabellos húmedos se pegaran en su cuello mientras su respiración se normalizaba.

Había pasado todo tan rápido que apenas lograba reconstruir exactamente lo sucedido, recordando únicamente el calor de la sangre que su cuerpo emanaba, los gritos de sus compañeros y el gran salto hacia el vacío de las profundidades, pensando que alguno no llegaría para contarlo. Aun así, por suerte, parecía que estaban bien, fijándose especialmente en el mago al haber sufrido más infortunios que el resto.

Dejó que la magia de Gadea funcionara al igual que sus cuidados. Si fuera por él seguiría adelante aguantando el dolor, pero era consciente de que una herida grave podría dificultar su camino e impedir que diera por finalizada su venganza, algo que no estaba dispuesto a abandonar.

Gracias.- Simplemente agradeció la atención por sus heridas, sin responder a las concretas palabras que le había dedicado mientras se incorporaba, asintiendo también a Turmil.- Sigamos.- No queriendo perder más el tiempo, se dispuso a avanzar para encontrar el lugar que la dríade las había indicado.

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26/09/2021, 19:49
Narrador

El grupo de aventureros no quitaba el ojo de los innumerables lobos azabaches que les observaban desafiantes desde lo alto de la cascada. Segundos después, el alfa de aquella manada, aulló con fuerza, tras lo cual comenzó a correr, seguido del resto de la jauría. Turmil, en su amplia experiencia, sabía que aquello no acababa ahí. Sin duda tratarían de encontrar la manera de bajar y darles alcance. 

Gadea examinó el cuerpo de Xan encontrando dos heridas graves. Una de ellas se encontraba en el brazo, mientras que la otra estaba en el costado izquierdo. Ambas presentaban heridas punzantes con cierto desgarro, sin duda provocado por el intento de huida. Por fortuna para el espadachín, el bazo, así como las arterias cubitales y radiales, no habían sufrido daño alguno. 

Lo primero que hizo la sacerdotisa, después de limpiar la sangre, fue desinfectar las heridas con alcohol. Posteriormente, tomó aguja e hilo y comenzó a coser las diferentes heridas, desde los planos musculares más profundos hasta los mas superficiales. Después, para evitar posibles infecciones, preparó una cataplasma entre la que destacaba el inconfundible olor a ajo y artemisa. Por último canalizó el poder de su diosa, sanando por completo las heridas de su compañero. Durante las siguientes semanas, el adusto espadachín sentiría dolor y tirantez en la zona, un bajo precio a pagar dadas las circunstancias. 

Una vez Gadea terminó aquel laborioso proceso, durante el cual Xan no emitió ni un solo grito, guardó los restos de su equipo médico. Fue entonces cuando Turmil y Elessäl, quienes vigilaban la zona a unos metros de distancia se acercaron y juntos caminaron por aquel bosque retorcido. No muy lejos de allí, se encontraba la entrada del  templo sumergido, un pequeño edificio de piedra labrada, abrazado celosamente por el musgo y las raíces. 

Con las armas preparadas el grupo se adentro en aquella estructura, encontrando una sala pequeña completamente vacía. En el centro de esta, inscrito en el suelo, encontraron un patrón circular de canales que desembocaba en su zona central. Mientras el grupo examinaba lo que creían era una entrada, Gadea comenzó a descifrar la compleja simbología dibujada en las distintas paredes de la sala. Aquel complejo idioma, antiguo y corrupto, era un derivado de la lengua infernal, una que por fortuna conocía. Después de unos instantes, gracias a sus amplios conocimientos de lingüística, supo que aquel templo estaba destinado a la adoración del hijo de la muerte, amo de la oscuridad, portador de la ponzoña, el dios Nerull. Además, descubrió que la única manera de entrar a su templo era realizando un sacrificio de sangre.

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27/09/2021, 10:37
Elessäl

El mago intentaba recuperar el aliento tras la persecución. Si no hubiera sido por el hombre de las katanas, le habría costado salvar la vida. Elessäl se sujetaba la cabeza con la mano, mientras Gadea sanaba al asiático, intentando volver a estar en plenas facultades.

- Gracias - le dijo poniéndole la mano en el hombro mientras recibía los cuidados de la sacerdotisa -, me has salvado al vida. Estoy en deuda contigo - y después miró a Gadea, agradeciendo su trato y su atención hacia todos los compañeros.

Sin duda estaban acercándose hacia su destino. Todos los impedimentos no estaban siendo más que retrasos, pero hasta el momento las trabas se estaban convirtiendo en sangre y dolor. Pero el mago y sus compañeros no se rendirían, no ahora, después de todo el camino recorrido y la promesa que habían hecho.

- ¿Qué cree que nos espera, maese Turmil? Este lugar esta bajo el poder del Mal y no de cualquier Mal - susurró el mago mirando hacia los lados, examinando - Debemos de entrar con cuidado...

- Tiradas (3)
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27/09/2021, 16:39
Turmil

Los lobos tras acecharles un momento desde arriba de la cascada, siguieron al alfa.-Hemos de darnos prisa, esa manada pronto encontrará un camino para volver a atacarnos. Vamos al templo sin dilación.-Tras la curación del guerrero, nos dirigimos hacia el cercano templo. Algo no encajaba, en los recuerdos de Turmil, su maestro aunque estricto y muy severo, era bueno. Aquel templo rezumaba maldad y muerte, no era el lugar donde habría esperado encontrarse al viejo druida, excepto para combatir ese mal. Nunca para habitar en su interior, sirviendo a un dios oscuro.

Pero los problemas solo acababan de comenzar, había una especie de altar ritual, en el que por las palabras que pudo leer Gaeda, derivadas de la lengua infernal, al parecer, hacia falta un sacrificio de sangre para poder entrar en el lugar. A las palabras de Elessäl no supo que contestar.-Creo que este ser al que buscamos, hace tiempo fue mi maestro, pero hace tiempo que ha cambiado demasiado, como para que pueda reconocerlo. Tal ve su odio hacia los humanos que mancillaban y herían el bosque, le ha llevado a servir al mal, y por lo tanto a un cambio radical en un protector de la vida y de la naturaleza. Sea lo que sea lo que encontremos, de mi maestro poco o nada habrá quedado.-Y tras pensar en el ritual de sangre que deberían de realizar, así como en los lobos que pronto llegarían hasta allí, comento:-Pronto tendremos de nuevo la compañía de los lobos, y ahora parece que se requiere de un sacrificio de sangre para poder entrar. Tal vez si varios de nosotros, o todos nos hacemos un corte y vertemos algo de sangre, podamos continuar, de lo contrario hemos de buscar un animal que sacrificar. Pero con cuatro pequeños cortes, tal vez sea suficiente para proseguir. ¿Qué pensáis?-

Aunque en un primer momento, saber en que podría haberse convertido su maestro, le tranquilizó un poco, no podría reconocerle, podría oponerse a el. Al poco, esto también empaño su ánimo, pobre maestro, una buena persona preocupado por la vida, como había podido caer en una oscuridad tan grande. Como sería su sufrimiento, estaría en una locura sin límites, con ninguna esperanza de paz. Pobre alma, en verdad que sintió la más profunda de las penas, al ver como había acabado un ser amado. 

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27/09/2021, 21:35
Gadea Yseult

Después de que sus compañeros le agradecieran la ayuda ofrecida, la sacerdotisa les sonrió - No ha sido nada... Cualquier persona que lucha por la vida habría hecho lo mismo... Además, nos queda una lucha importante y es importante que estemos todos bien - les dijo mientras iba guardando poco a poco los útiles en el equipo médico.

Una vez estuvieron listos, reanudaron su marcha llegando a un templo sumergido. Entraron y Gadea quedó asombrada. Primero se estuvo paseando por la sala haciendo el recorrido del patrón que había en el suelo, examinándolo. Luego, se fijó en las simbología de las diferentes paredes. Se acercó y observó con atención. Se dio cuenta que aquella lengua la conocía y mientras sus compañeros iban hablando entre ellos. 

Una vez terminada la ardua tarea, les dijo lo que ponía en las paredes y en qué consistía. Escuchó con atención la propuesta de Turmil - Si queréis podemos probar... - se quedó un poco pensativa - Pero tengo mis dudas de que funcione - se acercó a la pared en la que explicaba cómo se entraba al templo y señaló la palabra "sacrificio" - Esto significa sacrificio y un sacrificio conlleva una muerte... - suspiró - Lo que propones sería más bien  un pacto... Un pacto de sangre - concluyó. No le convencía mucho esa idea, pero eso era mejor que un sacrificio o nada.

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28/09/2021, 09:22
Xan Giao

Xan no entendía de símbolos, siendo para él garabatos con diferentes formas en el suelo que debían representar conceptos abstractos, al igual que tampoco conocía otras lenguas distintas a las suyas, pero lo que sí podía descifrar de todo aquello era las tétricas sensaciones que comenzaba a tener dentro del templo. Olía a muerte, a putrefacción y humedad, una mezcla que esperaba sentir al adentrarse en el bosque en vez de tanta elegancia y belleza al ser la imagen preconcebida que había obtenido de sus enemigos.

Y de alguna forma inexplicable, sobre todo escuchando su odio, podía tener un poco de empatía con su maestro. Ambos eran personas que por determinadas circunstancias odiaban el otro mundo, llenando su vida de dolor y muerte con tal de vencer en esta guerra. ¿Quién ganaría? No hay ganador, sólo más muerte. Y eso era lo que quería únicamente, el acabar con ello y luego destruir a la persona en la que se había convertido al estar seguro de que se asemejaría bastante a las bestias que tanto miedo tenía su amada Yan Yan, liberando así su alma para siempre.

Dejó que el resto cavilara sobre qué había que hacer en el ritual mientras se acercaba a la puerta, simplemente vigilando el exterior. Él también pensaba que “sacrificio” conllevaba a un intercambio equivalente de vida por muerte, no un par de gotas de sangre, por lo que buscaba cualquier vida animal para arrebatar.

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28/09/2021, 13:24
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Fin de capitulo