Partida Rol por web

El eco del Diablo

El sitio más lejano

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25/03/2016, 08:38
Director

Sophie era plenamente consciente. Quizá más que nunca. No experimentaba un recuerdo ni ningún tipo de retroceso en su mente. Vivía el presente. Era ahora, justo después de ese extraño ¿accidente? No era un fantasma ni mucho menos. Era ella misma, más ella misma que nunca. Incluso se sentía más viva que nunca.

Sabía que su abuelita había muerto, pero eso ya pasó. Ahora estaba bien, muy bien. No estaba muerta sino todo lo contrario, libre para siempre de la amenaza de la muerte. Igual que le pasaba a su abuela, ella se encontraba físicamente mejor que nunca y estaba más allá de las cosas malas que habían pasado, digamos que ya no le podían afectar y mirándolo con la perspectiva del sitio donde se encontraba parecían minucias, como malos tragos, pequeñeces comparadas con una especie de amor y gratitud que se respiraba en el ambiente de este lugar más allá de la muerte, que era real. Tan real o más que cualquier otra cosa que hubiera vivido.

Notas de juego

Puede querer volver por cierta melancolía o ganas de completar su vida, porque no quiere fallar a los suyos, o por lo que sea. Pero, aunque no se explique, no está desgarrada por lo que ha pasado. Aunque puede lamentarse, ni siquiera puede llorar.

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31/03/2016, 00:18
Sophie Taylor

El sol calentaba su piel. El viento agitaba su corta melena tras ella. Su sombra trataba de huir del sol de mediodía. Olía a campo, a pueblo, a vida. Sophie corría y reía al mismo tiempo. Era increíblemente ligera. Podría echar a volar si lo intentase. Miró el cielo azul, infinito. Sí, podría volar. Pero por ahora, correría. Las espigas de trigo contra sus tobillos. El polvo del camino tras ella. La tosca piedra de los tres escalones ante la puerta. La madera gastada de la cocina.

El aroma de la manzana era exactamente igual a como lo recordaba. Le llenó los pulmones mientras inspiraba profundamente. Por un momento se sorprendió: no le faltaba el aliento aunque parecía que llevase corriendo una vida entera. Pero, ¡tonta! ¿Cómo iba a faltarle el aliento con lo ligera que era? Era aliento en sí misma. Toda ella.

Como había hecho tantas otras veces, pellizcó el borde de la tarta, esa parte que se endurece más que el resto, sin llegar a quemarse pero con un alegre sabor a tizón. Cerró los ojos mientras jugueteaba con la miga en la boca. La manzana, el humo de la leña, la harina de trigo. Nunca había sentido todos los sabores con tanta delicadeza, todos juntos, pulsando sus sentidos como un pianista su mejor obra.

Miró a su abuela, Jacqueline. El mismo vestido azul oscuro con el que la veía en sus recuerdos, y su delantal blanco con flores amarillas. El pelo, níveo, recogido en un improvisado moño, que se sujetaba con un lapicero. Sus ancianos pies bien acomodados en unas mullidas pantuflas. Y sus manos arrugadas, llenas de experiencia, trabajando la mermelada como una madre peina a su hija. Sophie sonrió, no, siguió sonriendo, pues nunca había dejado de hacerlo. Su corazón se llenó de alegría por verla.

Diez años, sí, pero parecía que fue ayer la última vez que comió sus pastas azucaradas con un vasito de leche antes de irse a dormir. Siempre guardaba las más dulces para Sophie. Se planteó acercarse a hurtadillas y darle un suave beso en la mejilla, pero no quería asustarla. Se chupó con gusto el índice y el pulgar, aun ligeramente marcados por el aroma a manzana. Se relamió. Su voz fue tan ligera como ella.

-Ya estoy en casa, mamie.

Y en su interior lo sintió realmente. Estaba en casa.

Notas de juego

Siento la tardanza, me absorbió mi viaje. Ya estoy de vuelta y con muchas ganas de seguir, con Sophie mas ¿viva? que nunca
 

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31/03/2016, 01:32
Natalie Guitry

Sonó el teléfono. Todavía no había amanecido. Las cuatro de la mañana y pocos minutos. En esta época del año había mucha diferencia de temperatura entre el día y la noche y la caldera del edificio fallaba en el peor momento, como ahora. Así que fuera de la manta hacía frío. Qué decir del suelo, mucho peor, estaba helado.

El teléfono sonaba enloquecido, parecía que iba a despertar a media ciudad. Y cuando al fin Arthür fue a contestar vio que la llamada se hacía desde el número de su hermana.

-¿Art? ¿Eres tú?

Se oía de fondo un trasiego y un eco que no eran propios de estas horas.

-Art, respira hondo y cuenta hasta diez. ¿Ya?

Una voz de micrófono dijo algo como “Por favor, les recordamos que no se permite…”

-¿Ya? Jajajajaj ¡Vas a alucinar! Jajajaja. Pues nada, que resulta que… Jajajaja. Bueno, que estoy… jajjaja. Ejem, estoy en el hospital. ¿Oiga señora? Sí usted, ¿Cómo se llama este hospital? -repetía lo que le decían-Hospital de Saint Jean de Dieu- y preguntaba a su interlocutor- ¿Donde está eso? ¿Ah sí? Pues yo llevo ya como quien no quiere la cosa...

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31/03/2016, 09:59
Arthür Guitry
Sólo para el director

Al primer timbrazo, el libro que Arthür estaba leyendo cuando se quedó dormido salió volando por los aires debido al aspaviento del brusco despertar. Tardó un timbrazo más en comprender que estaba en casa y que era su teléfono el que sonaba y uno más en encontrar las gafas palpando en la oscuridad. La pantalla iluminada le deslumbró cuando leyó el origen de la llamada: "Natasha". Y todavía sin despertar del todo acertó a descolgar:

-¿Natasha? Pero, ¿sabes qué hora es?

Escuchó el trajín del rumor de fondo e inmediatamente pensó que lo llamaba desde algún after para contarle alguna ocurrencia.

-¿Dónde estás...?

Cuando escuchó el mensaje de megafonía y el "respira hondo y cuenta hasta diez" se puso algo tenso. Aunque el tono de su hermana no transmitiera especial preocupación parecía el que tenía su voz cuando de niña hacía alguna de las suyas.

Ey!, !ey!, ¿hospital? ¡¿Estás bien?! ¿Qué hospital?

Se puso de pie sobre el suelo helado y dando un par de saltitos para evitar el contacto prolongado buscó la ropa dejada en la silla la noche anterior para salir a toda prisa.

-¿Natasha?, oye... ¿oye? - dándose cuenta que su hermana se dispersaba y hablaba quién sabe si con una persona o varias más al mismo tiempo, agitó levemente la cabeza a ambos lados y sujetando el teléfono entre la barbilla y el hombro comenzó a vestirse rápido mientras trataba de seguir la conversación:

-¿Dónde exactamente en el Saint Jean de Dieu?

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31/03/2016, 12:40
Director

Jacqueline se giró con su sonrisa contagiosa como la de su nieta. Aquí sus ojos no estaban ciegos. Brillaban negros, libres de la telilla blanca que había conocido Sophie.

Apoyó sus manos arrugadas sobre la mesa acariciando un poco uno de sus nudos. Suspiró gozosa, y puso los brazos en jarras.

-¡Ratoncillo! ¿Qué haces en la cocina?

Apartó la tarta de su alcance a la velocidad del rayo.

-¡Cada cosa a su tiempo! ¡Hala, fuera a jugar! ¡Hala, hala!

Y emprendió una persecución. Entre risas se hizo con la escoba y literalmente la barrió hasta la puerta.

-Sophie anda, dame un beso que tu abuelita te quiere mucho y siempre, siempre guarda un dulce para su nena.

Supo que tenía que irse, pero estaba tan bien con su abuelita… Separarse de ella ahora era muy duro.

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31/03/2016, 12:42
Etienne Jaurès

El dolor volvió con todo el peso de su cuerpo roto. La sangre salpicaba las gafas de la médico que presionaba rítmicamente su pecho con la fuerza de un toro. A cada empujón una nueva oleada de dolor, como si se le clavaran sus propios huesos. Olía a carne quemada. El frío le helaba los huesos y el pecho le ardía.

-La tengo... ¡LA TENGO! ¡Vamos Pierre! ¡Joder cose más rápido! ¡VAMOS!

 

Notas de juego

Puedes articular alguna frase.

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31/03/2016, 19:08
Sophie Taylor

El sabor de manzana se volvió amargo y espeso en su boca y sintió como si la ataran mil cadenas de hierro al cuerpo, que tiraron de ella para mantenerla pegada al suelo. Vio el cielo tras la cabeza de una mujer, pero parecía mucho más lejano que antes. Ya no podía volar y todo, todo la dolía, con un dolor que nunca antes había sentido. Era como si su cuerpo se estuviera agrietando, resquebrajándose como barro secándose al sol, a punto de explotar en pedazos Tenía frío y le costaba respirar. Sólo quería volver con su abuela.

Pero de entre todas las sensaciones, todo el dolor, el frío y los huesos rotos, salió un nuevo sentimiento. Le habían dado una oportunidad, una maravillosa oportunidad de ver a su abuela. Su abuela que se había ido hacía ya años. Quería volver con ella y probar su tarta, sí. Pero ahora Sophie también sabía algo: le estaba esperando. Le había esperado hasta entonces y estaba segura de que seguiría haciéndolo. Había otros en cambio, que no lo sabían. Que se romperían más que ella, hecha cachitos como estaba. No podía irse. No podía dejarles. Mamie esperará.

Con la mirada borrosa, sin poder enfocar apenas, buscó con desesperación los ojos de la mujer que tapaba parte del cielo. Su voz estaba cascada y le costó horrores pronunciar aquellas tres sílabas. Pero cuando lo hizo sintió que, realmente, no quería irse aún.

-A...dri....en.

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31/03/2016, 19:20
Sophie Taylor

Notas de juego

Oh, ¿nuevo compañero de penurias? ¡Hola hola, encantado!

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31/03/2016, 19:27
Director

Notas de juego

Acabo de desmarcar a tu nuevo compañero de penurias para que no pueda leer tu post.

(Debajo de la caja de notas puedes marcar y desmarcar destinatarios. Sólo en las escenas en que estéis juntos -o que os pida que compartáis- marcaremos a ambos. Mientras mantendremos el suspense...)

En otro orden de cosas, demos la bienvenida a la vida a Sophie :-)

Por cierto, por las tiradas el accidente ha sido muy grave. Puedes, si lo estimas conveniente, poner una secuela física al personaje -psicológica no, porque psicológicamente no ha sido ningún trauma sino todo lo contrario-, pero no te sientas en absoluto obligado.
 

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31/03/2016, 19:42
Arthür Guitry

Notas de juego

¡Hola también, compañero! Espero que coincidamos pronto. ¡Encantada! :-)

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01/04/2016, 02:16
Etienne Jaurès

La médico limpiaba su cara hablándole cariñosamente. Sus ojos estaban a veces fijos en los de ella, a veces fijos en otros sitios de su cuerpo. El cielo parecía moverse tras su cabeza.

Sacó un tubo y metió su mano en la boca de Sophie para extarele sin dolor uno o dos dientes que tenía casi sueltos y doblados hacia atrás. Luego se lo introdujo de nuevo hasta la tráquea. El oxígeno volvió y  se sintió aliviada. Pero el cansancio crecía por segundos.

-¡Adrien! -le dijo esforzando el gesto para llamar su atención-¿Es tu novio? Ese chico tiene mucha mucha suerte.

El agotamiento se le hacía insoportable.

- ¡Eh!. ¡Aguanta! ¡No, no cierres los ojos, un poco más!

Giró la cabeza hacia un lado.

-¡OTRA VÍA, QUIERO OTRA VÍA AHORA!

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01/04/2016, 02:22
Adrien

Todo estaba oscuro pero podía oírlo. No había otra sensación que su voz.

-No te mueras, por favor. Se que nunca me harías eso, no eres de las que se dejan algo a medias. No me dejarías así.

Suspiraba.

-Sophie, es que... se me hace cuesta arriba la vida sin ti. Sin tu sonrisa, sin tu… luz. Todo se ha vuelto… gris.

Sonaba cada vez más débil, agotado. A veces subía el volumen hasta llegar a gritar.

-¡Ríete Sophie! ¡Ríete maldita sea! ¡QUIERO OÍR TU RISA!

Y respiraba entrecortadamente, jadeando.

¡RÍETE! ¡POR FAVOR! ¡RÍETEEEE!

Hasta echarse a llorar desconsoladamente.

-Ríete cariño. Ríete para que te pueda oír.

Y seguía. Cada vez más cansado. Hasta que entraba mamá y lo sacaba de allí.

-Hija mía.

Le daba un beso y dejaba que volviera el silencio y con él la serenidad del sopor.

Notas de juego

Sophie no puede hablar ni moverse. Sólo pensar y sentir. Si prefieres no apuntar nada al respecto dímelo y continúo.

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01/04/2016, 10:53
Jens Bärenthal

El taxista tenía la radio puesta. Hacían un programa de rock sinfónico con canciones de los años setenta. Las calles casi vacías, la mitad de las luces apagadas. Nunca había visto París tan oscuro.

El hospital estaba muy cerca de los Inválidos. Cuando se dio cuenta ya estaba dentro.

La clínica no tenía urgencias. Le informaron que su hermana había sido ingresada porque entró desorientada y se desmayó en un pasillo. Hicieron una llamada y vino un médico a su encuentro. Era un hombre alto con aspecto serio y cierto aire de modernidad elegante que hablaba con un sutil acento alemán.

-Buenas, me llamo Jens  Bärenthal y soy el responsable del área de observación postoperatoria. No se preocupe, su hermana está bien. Pero ha estado unos minutos en coma. Esperamos ciertas analíticas pero casi le podría decir ya que ha mezclado opiáceos con cocaína.

La tendremos en observación hasta asegurarnos que está absolutamente fuera de peligro.

Le hizo una señal con la mano y echaron a andar.

-Lo primero que hicimos fue un lavado, pero no estoy del todo seguro que todavía sufra del efecto no solo tóxico, sino también lúdico de las sustancias. Y es normal estar desorientado durante un tiempo cuando se sale de un coma, por corto que éste sea.

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01/04/2016, 11:16
Arthür Guitry

Salió de su casa a toda prisa bajando los escalones del edificio de dos en dos. Una vez en la calle el silencio y la soledad de la ciudad a esas horas de la madrugada le produjo una honda impresión: por un momento le pareció una especie de imagen de lo sollitaria que sería su vida sin su hermana. Desde ese momento no podía dejar de pensar que a pesar de las risas tal vez fuera grave lo que hubiera pasado. Aunque no había tráfico y el trayecto en taxi fue rápido le pareció que tardaba una eternidad.

Cuando le dijeron que se había desmayado se quedó pálido, y sintió que las piernas le flojeaban cuando oyó las palabras "coma" y "opiáceos con cocaína". Pero, Natasha... ¿qué has hecho?

-Doctor, ¿cuándo sabrán si está fuera de peligro? ¿Puedo quedarme con ella?

Arthür trató de templarse y hablar lo más calmadamente posible. Estaba muy asustado.

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01/04/2016, 15:35
Jens Bärenthal

En el ascensor marcó el segundo piso.

-No tema, el riesgo es muy bajo. Es muy improbable, si acaso un tres por ciento o menos de recaídas. Pero es muy grave si ocurre, sobre todo fuera de un hospital. La tendremos monitorizada dos días. Si no pasa nada, otros tres más sin monitor.

Y por supuesto que se puede quedar con ella. Esta clínica está pensada para eso.

Los pasillos eran agradables, no tenían ese olor antiséptico típico de los hospitales. Incluso tenían alguna que otra acuarela original colgada de la pared. Llegaron a la habitación

El médico le abrió la puerta. El cuarto era inmenso, tenía la cama de la enferma y otra para invitados. Muebles de estilo moderno, unas orquídeas e incluso un ordenador.

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01/04/2016, 15:37
Natalie Guitry

Natasha tenía conectada una vía y de su pijama salían unos cables. Nada más verlo sonrió a su hermano.

-¡Qué guapo es mi Arthür!

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01/04/2016, 16:52
Arthür Guitry

-¿Con recaída se refiere usted a que puede volver a entrar en coma? -preguntó Arthür. Si ese era el caso, el supuestamente bajo tres por ciento no le pareció una cifra para nada despreciable. Sintió alivio sin embargo al pensar que podría acompañarla en todo momento y se esforzó para centrarse y poder aportar cuanto estuviera en su mano.

El ambiente de la clínica le pareció muy poco de hospital, más bien como se imaginaba que podría ser un centro de rehabilitación. Al cruzar por su mente esa palabra volvió a pensar en lo que con toda probabilidad había tomado su hermana... ¿Quién habría estado con ella?, ¿con qué clase de "amigos" había pasado aquella noche? Se recriminó no haber estado más con Natasha en las últimas semanas. Tendría que estar más pendiente a partir de ahora.

Cuando se abrió la puerta de la habitación y la vio allí en la cama, tan indefensa, como un animalillo enfermo, respiró hondo proponiéndose ser todo lo que hiciera falta para ella. Se acercó a la cama con una sonrisa espontánea e incrédula al oír eso de "guapo", y tras acariciarle el pelo le dio un beso en la frente:

-Te pondrás bien, Tasha. No voy a moverme de aquí.

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02/04/2016, 11:06
Natalie Guitry

El médico se retiró dejando a los hermanos. Natasha hizo sitio en la cama.

-Pasa, pasa, pero no me toques que doy la corriente.

Y cuando él hizo amago de sentarse ella trató de hacerle cosquillas.

-Ostris Art, no recuerdo nada de cómo he llegado aquí. Creo que lo último que me viene a la cabeza es que subí a un cochazo con un príncipe o algo así. ¿Un jeque? No, no llevaba turbante.

Movió la cabeza.  

-Estaría drogada.

Se encogió de hombros.

-Aquí es donde vienen los famosos a desengancharse. No está mal ¿verdad?

Y miró a su hermano con una sonrisa un poco de alivio pero también de susto.

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02/04/2016, 11:35
Arthür Guitry

Todo tipo de emociones le invadieron a la vez tras escuchar la desordenada historia de su hermana. Sin duda todas ellas se reflejaron también en su rostro aunque no deseaba que se transparentara su mezcla de incredulidad, rabia y preocupación en aumento. Se quitó las gafas y se frotó los ojos más por tapar su cara que otra cosa y así permaneció unos segundos tratando de ordenar sus pensamientos:

«¡Ese "príncipe"!... ¡¿Qué le has hecho a mi hermana?!, ¡maldito!», mezclado con «no la interrogues ahora, irá recordando... ¡Por Dios, acaba de salir de un coma!», mezclado con «¡Gracias a Dios que ha salido del coma!», mezclado con «Si esto es una clínica privada no la vamos a poder pagar».

Al mirarla de nuevo a los ojos y ver su gesto asustado le sonrió lo más sinceramente posible y pudo hacerlo al comprender que, ante todo, lo más importante es que estaba viva y que se pondría bien. Sí, se iba a poner bien. Tomó una de las manos de Natasha entre las suyas.

-Ahora debes concentrarte en descansar, ¿vale?

Arthür pensó que en cuanto pudiera tenía que hablar de nuevo con el médico.

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02/04/2016, 20:14
Natalie Guitry

La chaqueta de pana con borreguillo estaba dejada caer sobre el sofá. El bolso colgado en el perchero, la cartera y el móvil sobre sendas mesitas y los zapatos, uno junto a cada una de las dos ventanas. Era un misterio cómo convaleciente y entubada podía su hermana haber desordenado esa habitación en un tiempo récord, amenazando desde ya con convertirla en una de sus leoneras.

-Art tengo miedo de dormirme y no despertarme ya nunca. Sé que es una tontería pero no hay forma de cerrar los ojos.-parpadeó tres o cuatro veces abriéndolos de par en par.- Cuéntame algo. No sé. ¿Qué estás leyendo ahora?