Motivo: Disparo: Percepción + Agredir
Tirada: 2d6
Resultado: 3(+3)=6
Elliot dispara a la mujer que cuelga de la ventanilla.
Como he sacado un 6 supongo que no le habrá dado.
Dado que el piloto todavía está dentro del coche e imagino que lo tiene más fácil para zafarse de la mujer que le ataca, en el siguiente turno Elliot se movería hacia la cuneta para ayudar a la chica a librarse del otro tipo. Si está a tiro dispararía, pero como imagino que estarán enzarzados, si el tiro no está claro, atacaría cuerpo a cuerpo.
La mujer estaba tendida en el suelo mientras su atacante, manteniéndola aferrada con brazos y piernas mordisqueaba su cuello, tratando de perforarle la yugular con una inusitada violencia pero sin lograr hincarle el diente.
Aunque cuándo sintió la presencia de Elliot el atacante se levantó sin soltar su presa, casi de un salto, tratando de interponer el cuerpo de su víctima, Elliot fue todavía más rápido y se colocó a un lado para reventarle a continuación la cabeza con un golpe seco de la culata de su arma.
Entre tanto sonaron dos disparos en el interior del coche.
Motivo: Destreza más agredir (pelea)
Tirada: 2d6
Dificultad: 9+
Resultado: 11(+3)=14 (Exito)
Motivo: chica del coche (cuánto más se acerque a 10, mejor)
Tirada: 1d10
Resultado: 2
Motivo: conductor del coche (cuánto más se acerque a 10, mejor)
Tirada: 1d10
Resultado: 9
Motivo: atacante de la chica (cuánto más se acerque a uno más poderoso es su ataque)
Tirada: 1d10
Resultado: 10
Motivo: atacante del conductor (cuánto más se acerque a uno más poderoso es su ataque)
Tirada: 1d10
Resultado: 4
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La chica se palpó el cuello en busca de heridas maldiciendo con el acento típico de Nueva York. Vestía una blusa color berenjena muy elegante y un chaleco negro salpicados de gotitas de sangre finísimas.
Tras convencerse de que a pesar de la violencia del ataque estaba ilesa se echó las manos a la cabeza.
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El conductor acudió empuñando una glock plateada que apuntaba al suelo. Miró en dirección al caming -no venía nadie más- y de nuevo a su compañera, pidiéndole calma con la mano.
Habló hacia Elliot con la voz un tanto cascada y un acento que éste reconoció como el típico hispano de Boston. Tenía restos de sesos por todo su traje.
—Venimos de parte de Réjane. Tú debes de ser Elliot.
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Ya puedes postear.
Con la adrenalina aún por las nubes, Elliot se quitó de un tirón la toalla que todavía cubría su boca y nariz y respondiendo con un leve y rápido gesto de cabeza afirmativo (feliz al verlos y saber que Clementine había hecho recordar a Réjane), señaló hacia el camping para tratar de responder lo más rápida, queda y concisamente posible:
–Se trata de un secta. Un rito en el sueño ha abierto una puerta a un lugar espiritual, no sé cuál. Podría ser un reino del infierno por lo que sé –resopló un instante recuperando el aliento–. Creo que están utilizando acólitos engañados como recipientes para ser poseídos, no sé si por algo humano o no... –matizó mirando un instante el cuerpo que estaba a sus pies–. He dejado a la mujer que dirigía el rito inconsciente y atada, pero ahora otros están despertando y podrían liberarla. No todos los que despiertan están poseídos, por cierto –añadió–; allí he disparado a tres más, pero puede haber alguno al que no haya descubierto. En total son unos quince o veinte. Debemos volver.
Por si algo le ocurría debían saber algo más:
–Otras tres sectarias han subido a bordo de un transatlántico que está bordeando la isla –indicó la dirección a la que se encontraba– antes de subir utilizaron la linterna del faro de Bass Harbor para crear algún tipo de condicionamiento y estaban ocurriendo cosas muy extrañas en el barco. El faro parece ser su centro de operaciones aquí.
Elliot dice lo último cuando ya estén en movimiento si decides que se ponen en marcha. No quiero demorarlos... :-P
Yujuuu, la caballería, menos mal!
La presentación fue también escueta. Él Ramos y ella Genesis.
Se apresuraron a entrar en la tienda, Ramos por la puerta principal y Elliot y Genesis por uno de los rasgones que había hecho el soñador un rato antes.
Casi todos sus ocupantes estaban despertando entre toses, sollozos y vómitos.
En el centro un hombre muy delgado, alto, con las cejas muy pobladas y los pelos de atrás grises muy largos rodeando una gran calva que brillaba a pesar de la penumbra, de rodillas y con la camisa hecha jirones violaba a Theresa penetrando con violencia su cuerpo inerte que sostenía hincándole las uñas en las caderas, desnudo de cintura para abajo.
Ramos se anticipó disparando nada más entrar y volándole literalmente la cabeza al poseso, que estalló como un melón, quedando el cuerpo decapitado pero sin dejar de moverse, ahora con renovado frenesí.
Tirada oculta
Motivo: Suerte ¿Qué encuentran?
Tirada: 1d10
Resultado: 9
Motivo: Destreza más atletismo por Elliot
Tirada: 2d6
Dificultad: 9+
Resultado: 4(+4)=8 (Fracaso)
Motivo: Destreza más atletismo por Genesis
Tirada: 2d6
Dificultad: 11+
Resultado: 6(+5)=11 (Exito)
Tirada oculta
Motivo: Suerte de Genesis
Tirada: 1d10
Resultado: 3
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Génesis adelantó a Elliot saltando a varios de los que despertaban y se lanzó sobre el decapitado logrando separarlo de su víctima.
El cuerpo quedó tumbado en el suelo y al segundo empezó a eyacular copiosamente entre convulsiones, sobre el pantalón y el chaleco de Génesis, que soltó un gran grito sin saberse muy bien si era de asco o de terror.
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Los que había disparado Elliot antes yacían en la misma posición, sin vida. Entre los que despertaban, los sentidos del soñador no distinguieron a ninguno con indicios de haber sido poseído.
Ramos guardó con prisa su pistola, sacó un rotulador del bolsillo interior de su chaqueta y musitando una especie de salmos se puso a escribir con urgencia símbolos y palabras en hebreo en las piernas de Theresa, que no había despertado.
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Ya puedes postear.
Una vez de vuelta en la tienda, sin toalla que cubriera su rostro, el olor de los restos de la hoguera, de sudor, del vómito de los participantes del rito que iban despertando, golpeó con fuerza a Elliot. Muchos habían despertado y los sonidos de su angustia y sus sollozos completaban la terrible escena transmitiendo el horror por el que acababan de pasar y que todavía podía no haber terminado.
Pero lo que dejó petrificado a Elliot fue ver cómo uno de los durmientes, que más parecía una bestia que un ser humano, violaba a Theresa con extrema violencia. Se había equivocado, no eran sectarios retornados. Y él había dejado a la mujer inconsciente y atada, totalmente indefensa ante aquellas presencias demoniacas.
Ramos voló la cabeza del violador y Genesis pasó de largo junto a Elliot para separar de Theresa su cuerpo que, aunque decapitado, se movía dentro de ella con más y más frenesí.
El pulso de Elliot amenazaba con hacerle explotar la cabeza. Un dolor punzante recorrió su cuerpo como un escalofrío y, cayendo de rodillas vencido hacia delante, vomitó todo lo que contenía su estómago.
Aún tenía nublada la vista y sentía débiles las piernas cuando se acercó a Ramos, quien salmodiaba y escribía en hebreo sobre las piernas de Theresa. Elliot se volvió hacia Genesis no queriendo interrumpir al hombre:
–Debemos llevarla con nosotros –dijo casi sin voz–; es una de ellos y sabe qué es lo que está ocuriendo en el crucero.
Ella se las apañó para quitarse el chaleco y los pantalones sin soltar la pistola, los lanzó lejos. La blusa le tapaba casi hasta las rodilla como si fuera un camisón.
Afirmó a las palabras de Elliot y se acercó a su compañero dirigiéndose a él por lo que parecía su nombre de pila.
—Ya has oído al chico, Ángel.
Camino al aeropuerto se cruzaron con una caravana de coches de policía y ambulancias. El copiloto del primer vehículo hizo un gesto cómplice a Génesis -que conducía junto a Elliot mientras en el asiento de atrás Ramos había cubierto a Theresa con una manta- y siguieron sin percances hasta toparse con dos coches negros que les pararon identificándose como del FBI. Génesis también sacó una identificación del Departamento de Seguridad Nacional pero al ver el estado de Theresa la cosa se tensó y aunque no llegaron a sacar las armas hicieron falta unas cuantas llamadas telefónicas para que les dejaran marchar.
En ese espacio de tiempo una ambulancia atendió a Theresa. Según ellos no estaba en coma sino narcotizada. Quisieron administrale un antídoto pero Génesis, por desconfianza, se negó en redondo. Elliot no pudo determinar si alguno de ellos era un "sonámbulo".
Luego condujeron hasta las cercanías del aeropuerto donde tenían alquilada una casa prefabricada junto a la carretera.
Pusieron a Theresa, que seguía amordazada y esposada, sobre un sofá. No había despertado todavía aunque en la ambulancia les habían asegurado que el efecto del narcótico se iría en un rato.
—Le pondré una vía con suero. Le he tomado una muestra de sangre y la mandaré a analizar. Si no despierta con un estimulante tendré que darle un antagonista. Me pido la primera para la ducha.
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Ramos se quitó la chaqueta y la camisa quedándose en camiseta de tirantes, lo que delató un gran tatuaje de un Árbol Sefirótico en la espalda.
—Antes de llamarme, Pascal ha mandado un avión a por ti. Estarás en el aire en un par de horas.
El amanecer ya se insinuaba en el horizonte. Contra él se veía la silueta de un avión posicionándose para aterrizar. A través de las finas paredes se filtró el ruido de la ducha.
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Ya puedes postear.
Sólo ahora que escuchaba el sonido de la ducha, la frase que había dicho Génesis pidiendo ser la primera cobró pleno sentido en la mente de Elliot, ensimismado como estaba en sus pensamientos. La luna que contemplaba sentado junto a la ventana desaparecería pronto, la misma que le había acompañado desde que salió de la cueva y descendió por el acantilado hasta la playa. Era la misma noche y sin embargo parecía todo muy lejano en el tiempo. Desde ese momento había recordado su vida y los años en Bass Harbor, se había enamorado de Clementine y había matado a cuatro personas, poseídas, sí, pero cuatro personas que habían sido engañadas y quienes en otras circunstancias tal vez habrían podido ser exorcitadas.
Desvió la mirada hacia Ramos cuando éste le habló del avión. En pocas horas podría volar de vuelta a París y contarles a los demás qué había descubierto. Deseaba poder hablar con Réjane y explicarle que conocía el significado de la palabra que buscaban –nadie más debía conocer ese secreto por su propia seguridad– y por encima de todo deseaba volver a ver a Clementine aunque la idea, algo cómicamente teniendo en cuenta todo lo que estaba pasando, le ponía especialmente nervioso.
Pero lo que estaba sucediendo allí todavía no había acabado. El crucero y lo que estuviera ocurriendo en él era como un murmullo constante en el fondo de sus pensamientos. Ramos y Génesis parecían gente muy capaz y por lo que había visto en el coche contaban con su influencia y contactos.
Miró a Theresa tratando de no rememorar la escena horripilante de su violación. No podía dejar de sentirse culpable por haberla dejado sin sentido aunque no supiera qué más podía haber hecho en ese momento. Se levantó de la silla que ocupaba junto a la ventana y se acercó a Ramos sin dejar de mirar a la mujer, todavía inconsciente en el sofá.
–No debí haberle quitado el respirador; de esa forma no se habría intoxicado... –habló al fin desde que salieran del camping– . Estuvo mucho menos tiempo expuesta a ese humo que los demás, así que es posible que despierte pronto –comentó mirando ahora a su interlocutor–. Hay que tener mucho cuidado cuando hable, ya que tienen magia para dominar la mente de otros. Espero que lo que has hecho sobre ella surta efecto –era totalmente sincero–. Gracias, no sé que habría podido pasar si no hubierais aparecido.
Se marchó un momento a otra estancia y sacó el móvil del bolsillo. Había llegado la hora de llamar a Réjane y que sus compañeros supieran que seguía vivo.
Edito: He cambiado algunos detalles.
Se va a llamar a otra habitación por si Theresa despierta no le escuche.
—Sea lo que sea lo que buscaba esta chica —se refería a Theresa— no sabe la suerte que ha tenido. Lo que hemos visto en esa tienda, amigo, era un ritual nefando. Pero lo hemos desbaratado, de eso estoy seguro. No me quiero ni imaginar lo que esté pasando en ese barco. Lo buscaremos y entraremos a saco si hace falta.
Desde la oficina le avisaron de que el Comisario estaba ocupado -lo que tratándose de Elliot significaba que estaba ilocalizable- y le tomaron nota si quería dar algún recado asegurándole que en cuanto estuviera localizable él mismo le llamaría.
Elliot pudo ducharse y mientras Ángel hacía lo mismo recibieron una llamada confirmando que el avión estaba llegando.
Antes de que llegara el momento de salir hacia el aeropuerto, Elliot propuso a sus compañeros poner al día a uno de ellos acerca de lo que sabía sobre los sectarios mientras el otro vigilaba a Theresa en la otra habitación.
Fue conciso pero exhaustivo en su relato; excepto lo relativo al "hombre dormido" y todo lo que tuviera que ver con su infancia, así como lo referente al sentido de la palabra que buscaban los soñadores, contó todo lo que les pudiera resultar útil. Ante todo les comentó que la sospecha que les contara al encontrarse en la carretera, la relativa a que habían abierto una puerta a algún reino o círculo del infierno, parecía confirmarse por lo que habían visto. Que éste no fuera su objetivo no lo tenía claro en realidad, aunque dudaba que el resultado obtenido fuera lo que buscaban.
Elliot tomó todo lo que había traído consigo -la mochila en que cargaba las pocas cosas con que había viajado desde París-, y entregó el fusil a sus compañeros. Sí, definitivamente iba a tener que aprender a manejarlos mejor.
—Estoy listo —dijo no sin antes volver a darles las gracias.
Se despidió de Ramos en la casa, no sin antes intercambiar teléfonos y darse un alentador apretón de manos.
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Génesis le acompañó dando un paseo al aeropuerto. Hablaron sobre París -ella había estado un par de veces, una en un viaje de trabajo y otra en un viaje de placer- y su último comentario fue una broma, pidiendo la dirección de Elliot para mandarle el recibo de la lavandería.
Se quedó al otro lado del arco voltaico mientras un policía amable daba paso al soñador a la Terminal Corporativa en la que le esperaba un jet de lujo.
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En el interior le esperaba una mujer, Juliette, que conocía por fotos de los años setenta, que había sido alumna de Seamus en sus tiempos de profesor de antropología en la Sorbona. Tenía el pelo gris y lacio y una presencia de niña-anciana tan fuerte que saltaba a la vista de los sentidos todavía alterados de Elliot.
Tras un saludo de tres besos y la presentación un azafato les ofreció un menú -la cena la servirían cuándo alcanzaran la velocidad de crucero- y cuándo se quedaron solos, sentados en unos confortabilímos sillones enfrentados, ella le puso al tanto de los detalles del momento.
—Tenemos localizado a Daniel. La doctora Ouvrard y el comisario han ido a por él. Al resto los estamos buscando. Pronto se sabrá algo.
Fermi está atacando el templo de las minas, junto a la estación del Danube. Todavía no sabemos nada, pero ya conoces a Fermi.
Desde la cabina les pidieron que se abrocharan los cinturones, el avión iba a despegar.
3 de 3, ya puedes postear.
La despedida con Ramos y el decidido apretón de manos que intercambiaron reforzaron en Elliot la impresión de que el tema del crucero, así como cualquier otro relativo a la secta que pudiera surgir allí, quedaba en buenas manos. Caminó después con Génesis hasta el aeropuerto. Tanto el frescor del amanecer como la charla distendida -que agradeció profundamente- tuvieron el efecto de relajarle y recordarle que no había dormido en toda la noche a la par que comenzar a devolverle la normalidad a sus sentidos, alerta como habían estado hasta ahora, abiertos a las fluctuaciones que el ensueño desplegara a su alrededor. Se sentía agotado y alividamente despierto a la vez, relajado por primera vez desde que olvidara todo su pasado y deseoso de subir a ese avión.
Se despidió de Génesis chocando igualemente la mano, pero también con un breve y agradecido abrazo. Sonrió ante su broma e intercambió igualmente su teléfono; si iban alguna vez a París cualquier sitio en que él estuviera sería su casa.
El lujo del avión le hizo sonreír abiertamente. Réjane tenía estilo, qué duda cabe, y a veces le hacía sentir a uno como si fuera una especie de agente secreto de élite de lo sobrenatural. Cuando vio a mujer recordó su rostro de algunas fotos de Seamus y así se lo hizo saber después de que se presentara. Había algo en su cara de niña traviesa pero infinitamente más sabia que encantó a Elliot y tras sentarse frente a ella en un asiento tan cómodo que por un instante creyó que caería dormido nada más tocarlo, relajó al fin por completo sus sentidos pasando a contemplarla en forma natural, aunque poco cambiara ya la apreciación que había tenido de ella. Se sentía feliz de estar a salvo, pero aún no se atrevía a dejarse llevar por el sueño.
Escuchó las breves pero alentadoras explicaciones de Juliette. Al oír que Clementine estaba con Réjane lejos del asalto al subterráneo, que Daniel estaba localizado y que Fermi estaba atacando sintió un gran alivio. También y de una forma más instintiva que racional, hubiera deseado estar con él de vuelta en ese lugar para terminar lo que había dejado a medias.
–Y Daniel, ¿está en un lugar seguro?
–Si no han encontrado a los demás cuando lleguemos puedo tratar de ayudar a localizarlos –comentó deseoso de ser útil. Después, sabiendo que por todo lo que pudiera pasar lo mejor era compartir la información -auque luego debiera poner al día al propio comisario-, relató a la mujer todo cuanto había contado a Ramos y Génesis, aunque con todo el detalle de que fuera capaz; si era alumna de Seamus más allá de la antropología, podía descubrir en los detalles cosas que él hubiera pasado por alto y quién sabe si también en sus gestos o en los silencios.
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