Partida Rol por web

Leah se dió cuenta que la niña tenía la mirada fija en un punto de la pared de enfrente y un gesto espontáneo a su compañero bastó para que Daniel también lo advirtiera.

La chiquilla miraba en silencio hacia una puerta cerrada de color madera y picaporte metálico. La puerta contrastaba con el resto de la decoración de la habitación, muy colorida, con muebles rosas y verdes y paredes adornadas con vinilos de motivos infantiles.

No me sorprende cuando la madre acepta. Esta preocupada y creo que se ha dado cuenta que nosotros tambien.
Entre unas palabras y otras y gestos expuestos y guardados creo que al final todos nos hemos convencido de lo mismo.
La madre nos deja entrar después de que ella nos preceda y yo saludo al pasar al señor Montand agradecido y intentando trasmitir confianza.
La niña esta despierta lo que me hace pensar primero que no estábamos hablando tan bajito y despues que ya estaba despierta mucho antes de que llegáramos.
Que traslademos nuestro mirar a ese punto de la habitación que ella mira fijamente es instintivo.
Lo que sea esta allí en esa puerta. O bien detrás de ella.
Lentamente asiento y con tranquilidad y gesto pacifico me acerco a la pequeña presentandome.
Hola Noemie. Ella es Renee y yo soy Daniel. Tus papas nos han dicho que no te encuentras bien y hemos venido a ayudarles. Somos Policías ¿sabes? - le digo con tono pausado mientras le tiendo la insignia del CSB con mi fotografía, - Nos entrenamos muchos años para ayudar en mucho tipos de situaciones ¿Como te podemos ayudarte a ti?

Aunque no estaba de acuerdo en decirle a la niña que eramos policias, Daniel se me habia adelantado asi que solo esperaba que ella reaccionara de buena manera a la figura de autoridad.

Le tome la mano a la madre y la aleje con empatia para susurrarle.

- Que hay detras de la puerta.

Me referia a donde miraba la niña. Se me hacia extrañamente familiar, como por donde uno baja en un hospital. Al menos eso me recordo.

La niña miró, dubitativa al policía. Frunció un poco el ceño pero parecía dispuesta a dejarse ayudar. Afirmó moviendo la cabeza hacia el sitio al que miraba.

Mientras Leah lanzaba su pregunta. Y luego se quedó mirándola, abriendo los ojos como platos, apretando la boca visiblemente aterrorizada, agarrando fuerte las sábanas de su cama.

La madre miraba hacia donde miraba la policía. Primero negó con la cabeza.

-¿Puerta....? No hay ninguna...

Miró a su hija y volvió a mirar a donde miraba Leah. Entornó los ojos como si fuera corta de vista y tuviera que leer un cartel.

-¿Qué? Esa... esa... No, no no... eso no estaba... no había ninguna puerta... ahí.

- Daniel sacalas de aqui! Ordene sin miramientos.

Saque mi arma automaticamente sin darme cuenta y me acerque a la puerta mientras tanteaba si estaba abierta o tenia algun tipo de cerrojo o llave.

No esperaba lanzarme sola de nuevo en una estampida pero debia estar segura que no corriamos peligro inminente. Volvi a mirar a Daniel esperando que sacara a ambas y volviese antes de tomar una desicion pero no me moveria de esa puerta.

Señora Montand - digo con el tono mas calmo pero autoritario que soy capaz de juntar - Por favor, coja a la niña y venga conmigo.
Una de mis manos apoya mis palabras señalando a la pequeña Noemie pero la otra le manda un lento pero significativo ademan de espera a Leah. Con el cuerpo la que trazo es siempre una trayectoria de interposición entre la puerta y la niña.
Aguarda un solo un poco Chialin - le digo mientras saco el cuerpo del móvil del bolsillo y marco el numero de Hector Rubel escoltando a la madre y la hija por la puerta del cuarto hasta el salón.
Aparcando en el umbral desde donde puedo controlar a Leah y a las dos mujeres le explico a los señores Montand lo que va a pasar - Uno de nuestros compañeros va a venir hasta la puerta principal y quiero que le abran. Considérenlo su guardaespaldas - cuando el tono da paso a nuestro compañero le explico la situación.
Señor Rubel, necesito que venga a la casa ya y que se quede de guarda y apoyo. Pida algunos refuerzos.
Se nos ha presentado una circunstancia que investigar y necesitamos tener a esta gente protegida y la espalda cubierta.
Le señalo la puerta al señor Montand para que acuda a abrir al militar.
Disculpen las molestias pero cualquier precaución es poca. Las preguntas, esperen para después. Lo importante es mantenerlos sanos y salvos.
Por favor, confíen en nosotros

Asiento a las palabras de Daniel esperando que salgan pero no me muevo de la puerta.

Noémie agarró fuerte la mano de su hija y Marcel asintió a las instrucciones de Daniel. Antes de salir del cuarto miró la puerta con cara de total extrañeza.

Héctor Rubel entró en la casa a los veinte segundos y Suzanne Rostand e Ivo Candeloro -el chico que les había ayudado a abrir la puerta de la habitación del pánico- tardaron no más de diez minutos.

Estos dos últimos fueron al cuarto para cubrir la retaguardia de Daniel y Leah. Ivo estaba armado con una ametralladora y Suzanne con una pistola plateada decorada con grabados que a Leah le recordaba a la que le había dado Ophelia hace tan sólo un par de noches y que ahora estaba en manos de su “asistente”, Anjum.

La puerta rechinó pero se abrió sin mayor problema dejando libre una bocanada de aire viciado y varias polillas. Frente a ellos tenían un cuarto oscuro iluminado tan solo por las rendijas que había dejado la persiana bajada, por las que entraban haces de luz.

Parecía una habitación más de la casa. En un primer vistazo, antes de entrar, a duras penas se distinguían en la tiniebla un par de posters medio caídos, un escritorio, una estantería con libros, una cama y varios bultos en el suelo que bien podrían ser cadáveres. Posiblemente tres.

Entre uno de los bultos sobresalía una mano esqueletizada.

Con Leah cubierta con la suficiente artillería espero a que abra la puerta.
Al ver los resultados de lo que vemos me santiguo pero enfundo el arma que no había llegado a apuntar.
Leah esta un poco adelantada a mi y yo lo que hago es componerme un poco en el lugar para concebir que ese lugar esta adosado a la casa pero no es exactamente accesible mas que ahora.
Con gesto maniático y automático saco los guantes de latex y me los pongo y guardo accesibles unos para Leah.
Ivo por favor guarda que la puerta no se cierre excepto si aparece algo que amenace a los que esten al otro lado del umbral. Entonces cierra sin dudarlo.
Volviendome a Leah me dirijo a ella calmo - vamos con cuidado pero parece que hemos encontrado los restos de una matanza - mis pasos son cautelosos pero firmes hasta ponerme al lado de Leah. No es mi primer rodeo pero me temo que este escenario si me va a mostrar cosas que no he llegado a contemplar con anterioridad. Con gesto neutro le hablo a Rostand - Rostand, si puede, comuníquele a Rubel discretamente que mantenga la vigilancia a los Montand pero que no les deje marchar. Como menos no podemos descartarles como sospechosos - Pienso en el marido mas callado, mas sumiso, mas servicial pero luego lo aparto para centrarme en lo que vemos ahora.
Busco el interruptor de la luz y lo pulso mientras saco la linterna de lapiz con su led de alta intensidad. Con la luz de una o de la otra echo un vistazo antes de completamente entrar registrando las esquinas y las sombras.

Suzanne asintió, bajó la pistola y sacó el móvil.

Al apretar Daniel el interruptor no se encendió ninguna luz por lo que tuvo que echar mano de la linterna.

Las cortinas echadas, los cristales sucios. Era una habitación más de la casa que encajaba perfectamente con el resto de la arquitectura. De hecho Daniel intuyó que el resto había sufrido una remodelación hace pocos años y que este cuarto parecía haber sido amueblado en los años noventa.

Dos de los cadáveres estaban muy cerca de la puerta. Tumbados, boca arriba, uno era el de una mujer con faldas y zapatillas de estar por casa, el otro vestía pantalón de pana, camisa verde, tirantes y todavía llevaba puestas unas grandes gafas sobre la calavera. El tercer esqueleto estaba unos pasos más al fondo de la habitación. Vestía traje y estaba tumbado de lado con las manos en la barriga y un agujero en el cráneo, característico de haber recibido un disparo en la cabeza. Los tres estaban en el mismo estado de descomposición. Esqueletizados, llevaban muertos varios años.

Las estanterías estaban repletas de cd’s y libros, la cama estaba hecha y el escritorio recogido. Los dos posters, medio descolgados y manchados por el moho, eran de películas.

Olía a cerrado y todo estaba cubierto de una capa de polvo.

- Puede que no sea una masacre Daniel. Un festin...

Miraba alrededor mientras esperaba que todos estuvieran a punto. De alguna manera me estremeci esperando estar en modo sobrenatural aunque poco sabia como activar mis percepciones.

- Dany, si viene una criatura con cara de malo a querer besarte y con una gran lengua, no te cortes y dejamelo a mi, tenemos algo pendiente! Y quite el seguro entrando con la linterna bajo la pistola.

No detalle en los cuerpos eso era para los forences, queria saber que era el cuarto, quienes eran esas personas, porque alli. No parecia ser peligroso ni haber nadie mas. Revise las esquinas una vez mas y me recoste de la pared.

- Los verdaderos padres de la niña?

Era una simple conjetura, habria que analizarlo.

Volvi a mirar. No tenia ni idea de las peliculas pero si estaba convencida de que los cuerpos tenian años alli. Tome una de las peliculas para ver de que se trataban.

Por un momento se mezclan en una bizarra caterva, mis preferencias en los besos con lengua, la conmoción por otro encuentro de cuerpos ejecutados y el despunte de la ira contra la injusticia que bulle por debajo de la balsa de contención de mi temple.
De la primera afortunadamente no estoy mirando directamente a Leah. De las otras dos no dudo que mi rostro se esta cubriendo de un animo oscuro.
Frunzo el ceño y respiro para domar mis sentimientos buscando la verdadera necesidad del momento. Que emplee mi inteligencia e intuición en descubrir quien hizo esto y lograr que el responsable no pueda hacerlo nunca mas.
Acuclillandome un poco reviso el suelo con la luz antes de entrar a dar mas pasos.
El polvo lo cubre todo pero por si acaso observo sus patrones con el fin de discernir si la habitación ha sido hollada después de que el asesinato se produjera.
¿Los dueños de la casa en los noventa? Valdría la pena indagar en ese sentido - niego con la cabeza sin estar del todo convencido - no quiero descartar ninguna pista pero la conexión con la niña no creo que vaya a ser tan directa, todo y si existe.
Reviso el móvil y saco unas instantáneas de los cadáveres antes de tocarlos. Con el cuerpo de la linterna presiono en los bolsillo para intuir si en ellos aun resta algún tipo de cartera u otro objeto. Si lo localizo lo intento sacar con cuidado. Mientras mantengo la conversación con mis pensamientos.
Al menos si puede haber una relación entre la niña y ellos y tiene que ver con la puerta. Creo que ha sido visible para ella desde el día que desapareció. Y me temo que esa hora perdida pudiera haberlo sido en este lugar. Habra que preguntar y preguntarse también ¿Por que en ese momento y esta niña?¿Es verosímil que para los padres hasta que nosotros llegáramos la puerta no hubiera existido?¿Y la habitación? - observo los cadáveres en el sueño intentando discernir por la experiencia su edad y la procedencia de su heridas y por ende de su perpetrador - el marido es constructor ¿Es plausible que un experto obviara toda una habitación de su propia casa? ¿Como la puerta, esta pieza también se mantenía oculta?
Vuelvo a sacudir la cabeza - no se pero me asaltan mas preguntas que respuestas - hago una pausa por que por un momento se me ha ocurrido hacer el interrogatorio en direccion a las victimas convencido de que a alguno de los dos nos contestarían. Miro hacia Leah y no dudo que puede leerlo en mi cara y también lee que me estoy conteniendo.
Me alzo sin mover los pies aun del suelo.
¿Que película es, Chialin? - le pregunto mirando alrededor buscando el reproductor y aprovechando para leer el lomo de alguno de los libros. Luego apunto hacia el suelo y las zonas que me han parecido incólumes y le comento a Leah - si te guio por donde ¿puedes adelantarte hasta las cortinas y abrirlas para tener un poco de luz y moverte por tus propias huellas? - sonrio ironico - Ya sabemos quien es el mas hábil de los dos.

Al menos de momento no pareciamos estar en peligro asi que guarde mi arma y me relaje. Luego siguiendo la guia de Daniel fui hacia las ventanas para abrirlas.

El aire rancio o la falta del mismo tal vez hubiesen ayudado a preservar los cuerpo y otras pistas. Sin embargo ya estabamos alli, no tenia caso no abrir las ventantas.
 

Los dos cadáveres que yacían junto a la puerta vestían ropa de estar por casa y por su postura -boca arriba y con las manos extendidas- parecía que los habían arrastrado hasta allí desde otra habitación. El cadáver del traje tenía toda la pinta de haber sido ejecutado. Lo más seguro era que algo que le hubiera hecho retorcerse de dolor y caer de rodillas y luego, un disparo en la cabeza acabara con su vida.

Daniel encontró en ese cadáver del ejecutado además de una cartuchera con un arma reglamentaria de la Policía Nacional, una placa de detective con su identificación correspondiente en el bolsillo interior de su chaqueta y una fotografía de dos mujeres jóvenes en un bolsillo de su pantalón.

La placa es de Fox Dolph Barret subteniente de policía de la comisaría del distrito 14. En su identificación figuraba su fotografía.