Partida Rol por web

No todos repararon en la partida de Eizhan, habían muchos problemas con varios herido y uno grave, cuando más se necesitaba, ella se iba, pero cada cual reacciona a su manera frente a los problemas. Pero el resto de los aventureros estaban ahí presentes, y ahora intentaban actuar y ayudar a los heridos.

Todo el grupo volvió al castillo, Anthony, con nuevos bríos, como si hubiera despertado de un sueño, ahora corría y se movía con gran habilidad y siendo muy asertivo  con sus comentarios, había sido el que había llegado con la camilla para transportar al pobre padre de Eolande.

Mary había intentado usar su chaqueta para cubrir las heridas, e incluso romperla, pero nada de lo que hiciera logró romper esa tela, que era suave al tacto pero demasiado resistente, que ni siquiera se manchó con la sangre. La ropa que Locasta le había dado no era sólo simples telas y ahora lo demostraba.

Entraron al castillo, y para los que no conocían su interior, podrían contemplarlo.

La luz era perfecta, se colaba por las ventanas en forma de rosetones con vidrios de colores, que formaban un precioso espectáculo a la vista. Ya por fin dentro, se encontrarían con la recepción principal, un enorme salón alargado, las ventanas  marcaban el paso cuales soldados custodios, y al fondo, una enorme escalera que se separaba en dos brazos hasta una puerta que terminaba en punta.

Los pilares de la edificación eran hermosos, estaban labrados como si una enredara los cubriese, hasta el techo, eso se parecía a las flores que estaban fuera de esa entrada, también realizadas en piedra. Había mucho esmero en cada detalle, pero todo lucía deshabitado, helado.

Miraron a su alrededor, y encontraron estatuas de personas,  altos hombres y mujeres de una belleza casi divina, de largos cabellos que conversaban, también vieron la estatua de un gato, lo que si era extraño ¿que lugar era ese?. Se acercarían a ver las estatuas y todas tenían expresiones distintas, todas parecían ser hechas de una manera única y preciosa... y comprendieron, no eran estatuas, eran personas, los habitantes de ese reino  que era conocido como Avalón, estaban ahí transformados en piedra ante ustedes pero no parecían haberlos atacado ni nada parecido, sólo que de pronto su carne se había vuelto piedra...

Subieron por las escaleras del fondo y fueron por unos pasillos muy iluminados hasta una de las habitaciones, con grandes ventanas que daban al balcón y al valle en donde la ciudad se asentaba.  Tendieron al herido y curaron de sus heridas, Eizhan no regresaba, pero ya iban tratando a todos, usando los ungüentos que Eolande tenia.

Las horas pasaron y Eolande les dio ropas secas a todos los que tenían las ropas mojadas, todas estas con los mismos cortes que las ropas que ella usaba. Ya entraba la noche, y tendrían tiempo para comer y descansar, Eolande ayudó a preparar las habitaciones en cada una de las habitaciones que lucían deshabitadas, pero no menos acogedoras.

Ha sido extenuante el curar al padre de Eolande. Las heridas han sido difíciles pues no paraban de sangran, pero al final de varias horas con él ha conseguido detener el sangrado, coser las heridas y vendar el cuerpo del hombre. La preocupación no le ha dejado apreciar el lugar donde se encuentran, pero antes de nada debe asearse un poco y, sobre todo, cambiarse de ropa pues le parece más apropiada la que Eolande está repartiendo ya que aun se siente muy incómoda con la ropa que Locasta le ha dado. Aun le echa en cara el haberle dado un arco y aun se echa en cara a ella misma el haber disparado una flecha, por muy bueno que fuese el motivo.

Suspirando, busca a los demás en ese gran lugar que parece ser un castillo, con sus pilares, sus balcones, sus habitaciones... todo parece perfectamente un lugar de ensueño si no fuese por esas figuras perfectamente talladas y que parecen tan reales, con expresiones tan diferentes y humanas.

Las mira sin saber que son los habitantes de ese lugar, solo apreciando la habilidad de quien las esculpió, al igual que esculpió todos los arcos y los adornos de piedra. Sin duda, la persona que lo hizo es un gran artista. 

Pasea lentamente entre las columnas y los arcos, empapándose de todo lo que ve, hasta que llega a uno de los balcones y se sienta, apoyando un hombro en la baranda de piedra y observa el cielo estrellado que parece ser el mismo que el que puede ver desde su hogar, ahora tan lejano, o el mismo que vio sobre la cubierta de La Peregrina.

Eizhan vuelve al grupo, se le nota cansada, tienes varias heridas por el cuerpo y esta muy sucia.

Carga con un par de presas, que aunque su aspecto es raro, su sabor puede estar bien. Además de  bastante fruta.

Aquí tenéis la comida,dos presas y algo de  fruta, ya pongo a cocinar la carne, hare un pequeño fuego cubierto, para no delatar nuestra posición, la carne es algo dura pero esta buena, la fruta no es veneno, o no estaría aquí..., voy a ponerme a cocinar la carne- dice con un tono muy serio, para al poco, amontonar piedras y demás, para hacer un fuego cubierto, que no se vea en la lejanía y pueda cocinar la carne.

No es que se las diera de cocinera, pero le quedaba bien la carne en el campo.Ya le enseño su tio en el pasado,hacer una buena carne para que la gente se chupara los dedos. Se aleja un poco, para el tema de sacar los órganos y quitar la piel, mas que nada para que no lo vea estómagos débiles. Luego trocea la carne, para poder freírla con el fuego cubierto, el resto, lo enterrara para no atraer animales salvajes. De tener bastante sal, haría carne seca buenísima, pero no puede hacerlo, dado los pocos recursos de los que dispone.

Ya habia visto el lugar antes pero nuevamente tenía la cabeza en otro sitio.

Tan concentrado estaba que ni me habia dado cuenta de la partida y vuelta de Eizhan. Había cosas más importantes.

Y para empezar acabar con ese problema que yo mísmo había creado.

Así que sin me acerque hasta Mary.

-Mary necesito que hablemos en un lugar un poco resguardado. Hace tiempo que teniamos que haberlo hecho pero primero tengo que arreglar algo con Selina. Así que si te parece bien en un momento ire a tu habitación.-

Tras decir eso me acerque a Selina

-¿Tienes un momento? Necesito comentarte algo de la máxima importancia y preferiría que se enterasen los menos posibles.-

Esta situación tenía que ser tratada de la mejor manera posible o todo acabaría en un completo desastre. O quizás no pasase nada y solo fuera mi orgullo masculino hablando. En cualquier caso no podía arriesgarme.

Como podemos nos introducimos en el castillo hasta uno de los aposentos. Eolande muy servicial nos consigue ropajes limpios y más cómodos para pasar la noche. El mío era bastante parecido al mono que suelo usar en el taller, cómodo sin ningún tipo de duda pero al día siguiente me volvería a poner mi ropa... Mucho más apropiada para viajar. Sería algo así:

Mientras que mis compañeros empiezan a organizar un poco el campamento me acerco a Eolande para hablar con ella.

-Perdona Eolande... quería disculparme por lo que le ha pasado a tu padre, en parte soy culpable de que le disparara mi hermana pero compréndela... no sabía nada- algo cabizbajo pido disculpas mientras acaricio la cabeza de Shae como si le pidiera también perdón a ella por hacer sufrir a su ama.

-Voy a intentar hacer todo lo que esté en mi mano para que se recupere pronto ¿vale? Y si es preso de algún hechizo te prometo que usaremos la flor en el y si no surte efecto ¡buscaremos lo que haga falta!- mi nervio entusiasta ya había salido otra vez, eso quiere decir que estoy recuperado... mi afán de aventura mezclado con mi altruismo me vuelven a hacer caer en promesas que ni si quiera sé si podré cumplir.... Yo y mi boca...

Parece que el momento se está acercando. No sabe que le dirá, pero teme ese momento, esa conversación. ¿Y si le dice que todo fue un error? Bueno, si le dice algo así no podrá hacer nada. Pero no quiere adelantar acontecimientos, nadie sabe lo que puede pasar en el futuro.

-Estaré en mi habitación, entonces.

Le muestra una bonita y dulce sonrisa antes de levantarse y caminar lentamente hacia su habitación.

La verdad es que el castillo es precioso.
Me dedico a observar todo lo que hay a mi alrededor, las estatuas de piedra me dan escalofríos, pero mantienen una belleza inerte muy peculiar. Me gustaría poder hablar con Eolande y preguntarle mil cosas, pero después de todo lo que ha pasado se merece un respiro... y que su padre se recupere (que ojalá sea así).

Ignoro a Eizhan que, como siempre, con su actitud chulesca desapareció del grupo para volver con un montón de comida y hecha un desastre. Así no va a llegar nunca a ninguna parte, creyéndose tan autosuficiente. Veo que el resto del grupo tampoco ha reparado demasiado en ella, así que espero que la misma Eizhan se dé cuenta y cambie esa actitud de mierda.

- Claro que sí James, podemos hablar - le digo mientras Mary se aleja para dejarnos solos. - Ven, vamos a mi habitación, estaremos más tranquilos.

Camino hacia mi dormitorio guiando a James. Al entrar cierro la puerta y le observo fijamente con mirada inquisitiva.
 

La mire tranquilamente mientras me colocaba entre ella y la puerta

-Creo que no es ningún secreto que no estoy entre vuestras personas preferidas y posiblemente lo que voy a deciros refuerce esa opinión.

Cuando viajabamos en La Peregrina inicie algo con Mary. Juro por los dioses que en aquel momento me entregaba creyendo de verdad. Desgraciadamente me estaba engañando a mi mísmo y no puedo mantenerlo.

Y aunque pudiera no es justo para Mary. Se merece la verdad y desde luego no que jueguen con ella.

En este tiempo se ha hecho más fuerte y posiblemente no pase nada. Pero no deja de ser una joven que ha perdido mucho y que se aferra a todo con demasiada pasión. Recuerda el incidente cuando creimos que la habiamos perdido la primera vez.

Por ello te pido que estes lista si te necesita. Eres su amiga más cercana, posiblemente la persona más cercana de todos los que tiene cerca ahora mísmo. Solo te pido que seas eso.

Y no pierdas tiempo en comentar lo bajo que soy. Hasta a mi me aborrece lo que he hecho aunque juro que nunca tuve mala intención y que creía de verdad en lo que hacia-

- ¿Acaso te has fijado en alguna otra chica? - digo con la voz más sensual que puedo.

Le di la espalda mientras miraba por una ventana

-En realidad siempre he estado enamorado de la mísma persona. Pero era algo imposible y me habia resignado.

Intente olvidarlo y Mary mostraba algo de ella que me volvio loco un poco tiempo.

Con Mary las cosas eran posibles y podría forjarme algo parecido a la realidad pero ahora se que estoy atraido por ella como una luciernaga por la luz y acabaré ardiendo.-

Me gire con furia y decisión

-Pero ahora se lo que quiero y nunca más me volvere a engañar a mi mísmo. Estare con ella aunque las leyes del mar y de la tierra me lo prohiban-

¿Y se puede saber quién es esa chica?
Ya que le vas a romper el corazón a mi mejor amiga, que menos que saber quién es la causante. Me parece muy bien toda esa historia que tienes montada detrás sobre amores imposibles y fidelidad eterna, pero esto no va a cambiar mi opinión hacia ti, como mucho la empeoraría. Tenías que haberlo pensado antes de lanzarte a los brazos de Mary.
Vivimos una situación delicada y todos estamos algo faltos de cariño, pero no está bien jugar con los sentimientos de las personas.
Aún así... voy a darte el beneficio de la duda. Yo no predico con el ejemplo y también estoy dando marcha atrás en una relación que no debería haber comenzado. Así que por esta vez, capitán, estamos empatados.
 

Una vez dentro pude fijarme en las caras de asombro al ver el decorado e incluso caras de “miedo” al acercarse a las estatuas que adornaban cada sala. Un pequeño suspiro brotó de mis labios, solo Didac sabía lo que en realidad eran y me hubiera gustado explicarles, pero ya había sido demasiado largo el día, cómo para convertirlo en otro aún peor. Mientras todos observaban cada rincón yo desaparecí durante unos minutos, volviendo tras eso con una gran montaña de ropajes los cuales fui repartiendo a los presentes, el último lo dejé sobre un gran sillón para aquella persona que faltaba. Eizhan.

Cómo ellos, había aprovechado para cambiar mis ropas, ahora llevaba un traje dorado con negro, realmente hermoso, con bordados y que se abría en medio dando paso a unos pantalones abombachados de color negro y con un cuello bajo, que cubría su cuerpo y escote. Mi larguisimo cabello negro en esta ocasión no iba sujeto por una trenza, si no que caía sobre mis muslos, no había joya alguna -No era la ocasión para lucirlas-, sólo el carcaj cruzado detrás de su espalda, y que cuya correa cruzaba su pecho.

Lentamente caminé entre ellos, cómo queriendo asegurarme de que todos estuviesen bien. Cómo anfitriona todo tenía que estar perfecto y así fue. En mi camino entré en la habitación de mi padre, sentándome sobre la fina seda que cubría su cuerpo, mi mano acarició su brazo y de mis labios salió una pequeña sonrisa.-Estoy segura de que... Conseguiremos volver todo a la normalidad, pero te necesito, te necesito a ti.. Yo sola no puedo.-Hablaba en susurros, cómo si aquello fuese nuestro secreto. Era nuestro secreto. Lentamente me levanté de donde estaba, con la intención de salir de la habitación, pero la aparición de Didac me sorprendió, acercándome lo invité a seguirme, para dejar que padre descansase y mientras caminábamos por los largos pasillos lo escuchaba con atención.

-Didac, no debéis pedirme perdón ninguno de vosotros, ni tú... Ni tu hermana, ni siquiera la joven Mary. Sois un equipo, os protegéis y en ese momento tu vida peligraba. Ella solo quería salvar a su hermano y la entiendo, pues yo hubiera hecho igual que ella.-Al llegar al gran salón me paré, bajando dos escalones y sentándome en el más alto de todos. Lentamente recogí mis piernas y dejé los brazos apoyados sobre las rodillas.- Yo... No me hubiera perdonado que te pasase algo... Tenía tanto miedo... ¿Y si te hubiera matado, Didac? Yo te expuse al peligro.. Te pedí que no le atacases..-Me mordí el labio con fuerza, sintiendo que mis ojos se humedecían por las lágrimas que aparecían ahora.

Shea feliz da un suave mordisco en el dedo de él, cómo queriendo mostrarle su cariño, ese gesto provocó que los mirase con cariño a los dos. Jamás mi compañera se había mostrado tan cercana a nadie ¿Era una señal? Acerqué mi mano también al suave pelaje del animal, acariciándolo lentamente.- ¡No! Esto no os corresponde... A ninguno de vosotros. Sé que algún día conseguiré que esa mujer cruel pague por todo esto. Cuando ella caiga... Todo este hechizo se romperá. Y de no ser así, encontraré la forma de que mi pueblo vuelva a la vida..-Me levanté de donde estaba, mirando nuevamente a Didac a los ojos.- Gracias por todo... -Mi delicada mano se posó en el brazo de él, en un intento de cercanía o cariño. Hacía tanto que estaba sola que no sabía cómo comportarme.

-No busco tu disculpa... igual que no acepto la mía.

Cuando inicie algo con Mary estaba convencido de actuar de corazón y creía en lo que estaba haciendo pero no quita que lo que hice estaba mal.

Nunca tuve intención de jugar con ella y es por eso mísmo que le voy a romper el corazón.

Sería perfecto si ella hubiera encontrado tambien a otra persona pero no borran mis actos y desde luego no los excusan las intenciones.

Y si de verdad quieres dar marcha atras en una relación espero que no hayas esperado tanto como yo. Tenía que haber sido sincero con ella cuando me di cuenta de lo que pasaba pero ha pasado demasiado tiempo.

Lo que si quiero de ti es que estes cuando te necesite.

Espero que ambos nos equivoquemos y que pueda sobreponerse a alguien tan mezquino como yo. Pero si no ansiará el abrazo de su madre y tu serás lo más parecido que hay por aquí.

¿Haras eso por ella?-

Miro a Eolande un poco más consolado, por lo menos no nos culpa de lo ocurrido que ya es mucho. Mientras hablamos, la pequeña osa me da un mordisquito en el dedo, no puedo evitar sonreirla, siempre me han gustado los animales.

Pua algo celosa sube como siempre a mi hombro y me muerde la oreja buscando algo de atenciñon, ahora es ella a la que acaricio.

Cuando la joven posa su mano sobre mi hombro los nervios empiezan a recorrer todo mi cuerpo, parece que empieza a estar cómoda conmigo y no puedo esconder mi buen agrado entremezclado con tensión.

-Perdona Eolande... ¿Por esa mujer... te refieres a la Reina Roja? Nuestra búsqueda en parte es para derrocarla y conseguir que todo sea igual que antes, anhelo tanto esos años...- la miro fíjamente. -¿Sabes? Eres muy hábil con el arco, podrías ayudarnos, seríamos un gran equipo y así no estarías sola- digo intentando camuflar en mis palabras las inmensas ganas de que venga con nosotros, al fin y al cabo hay que hacerse un poco el duro y yo para eso soy un desastre.

Ya esta lista la comida, carne asada a lo Woodcutter, macedonia de frutas y de postre, como no , fruta.. - dice haciéndose escuchar para que la gente salga para cenar.

Aprovechar de que he podido cocinar, no sabemos cuando tendremos otra oportunidad asi. Recuperar energías, alimentaros bien , con tranquilidad y descansar. Nos espera unos días muy duros.. - dice  Eizhan haciéndose escuchar.

Después de limpiarse un poco y acicalarse, ve el vestido que le dejo Eolande. En un sitio que pueda cambiarse con intimidad ,hace el cambio de ropa, una vez se limpia como puede.

Me queda bien, buena elección Eolande.- estaba segura que nadie la escuchaba, pero en fin, ya estaba acostumbrada.

Cuando me preguntó lo miré unos segundos, pero después sonreír con cierta tranquilidad. Y es que desde hacía horas por fin en mi cuerpo reinaba aquella paz interior, quizás las cosas no estaban yendo cómo deseaba, pero al menos padre estaba estable y los demás seguían vivos. Mis grandes y llamativos ojos se clavaron en los de Didac, sin siquiera retirarse a ningún lado, una pequeña sonrisa salió de mis labios y finalmente dejé que mi dulce voz danzase por la sala sin miedo.- Así, es. La Reina Roja es quien trajo la tristeza a este lugar... Cómo os conté antes, ella hizo que todos quedasen petrificados y tras matar a madre ante mis inocentes ojos, se proclamó ante la ciudad, arrasándola con su maldad. Juré que recuperaría mi reino, pero... Durante años me mantuve aquí, velando por ellos.-durante unos segundos mis ojos volaron a las estatuas y una sonrisa llena de tristeza apareció en mis labios, pero la misma desapareció poco después al suspirar.- Silencio... Ahora solo queda eso.-Humedecí mis lanbios, quedándome callada.

La verdad era que no me esperaba aquellas palabras por parte de él, pero sin tiempo a esconderlo un rubor apareció sobre mis mejillas, adornándolas.-Gracias... Pero tanto cómo ir con vosotros. James, creo que se llama. Ni siquiera me aguanta... ¿Cómo crees que se tomaría mi unión? Por ahora no puedo dejar a mi padre solo... Necesita de nuestros cuidados...-Bajé la mano que tenía en el brazo de él, dejando una caricia. En todo momento mi mirada estaba posada en él, al igual que una dulce sonrisa adornaba mi angelical rostro. Por un momento me había quedado embelesada en mi acompañante, pero la voz de Eizhan provocó que me apartase con rapidez, mirándola.- Me alegra que sea de tu agrado. Al igual que los demás, al final de este pasillo tenéis una habitación para descansar, las sábanas están limpias y sobre la cama reposan algunas mudas por si necesitáis algo para dormir... También si deseáis algo en particular, no dudéis en pedir.-Me mordí el labio suavemente, sonriendo después. Sentía una extraña sensación en el cuerpo, razón por la que dando unos pasos me alejé de Didac, pero me giré para sonreírle.-¿Me acompañas? Púa podría estar con Shea... Este lugar es un gran paraiso para nuestras mascotas, estoy segura de que Shea se encargará de mostrarle cada rincón, cada escondite, cada hueco....-De forma indirecta le decía que me acompañase, pero él era el último en decidir. Igualmente, mi intención era no dejar a Eizhan sola, su comportamiento me confundía y quería saber el por qué de ello.

Anthony se hallaba descansando, reposando, tenía que lavar su ropa y temporalmente se había puesto unas ropas prestadas. Sin embargo, prefirió llevar aquellas ropas que ya tenía, a las cuales le había acabado cogiendo cierto cariño por los viajes.

Escuchó la conversación de aquellos, mientras dejaba que su dolor de cabeza menguase. Eolande marchaba, junto con Didac, ahora mismo no le apetecía hablar. Cerró los ojos un momento.

Para su sorpresa se vio pensando en Eolande. ¿Porqué ella? Quizás me lamente por su padre, ni siquiera sé que pasó, pero no puedo evitar sentirme mal por la soledad que debe de llevar, además está su padre... Entornó un poco los ojos pare ver. Vaya, se va con Didac. Me apetecía hablar con ella, pero mejor en otro momento.

Abrió sus ojos completamente y buscó con la mirada. Mary se había ido, parece que su historia debía esperar.

- Eizhan. Gracias por molestarte en la comida. - sonrió y volvió a cerrar los ojos. Sólo unos segundos más, no puedo estar siempre así. El dolor ya amainó.

No puedo evitar ponerme nervioso ante las proposiciones de Eolande, realmente no me estaba diciendo nada raro ni malo pero... Pensar estar solo con una mujer me pone muy nervioso, además no se si es el momento más oporutno... "Didac callate y ve con ella" dice mi corazón, pero algo en mi mente me impedía seguir sus pasos.

-Esto... ¿No deberíamos esperar al grupo? Quizá... ¿No será peligroso que nos alejemos? ¡Podría pasarle algo a mi hermana!- mi tez se pone de un color rojo que no pasa desapercibido.

Pua mira a Shea y ambas no pueden evitar reirse, serán animales pero animales capaces de darse cuenta de lo pavo que soy.

-¡Eizhan, Anthoy! ¿Qué tal está esa comida? ¡Tiene muy buena pinta!- no puedo dejar de hablar de los mismos nervios, incluyo a nuestros compañeros en la conversación con la intención de "despistar" un poco la atención de Eolande... "¡Que mujer!"

Tras aclarar las cosas con Selina abandone la habitación y me dirigí hacia la de Mary.

Nada más llegar pique a la puerta

-Mary, soy James. ¿Puedo pasar?-