Partida Rol por web

-¿Que os parece algo de genunia ingenuidad contrabandista?. Al fin y al cabo, nos han traido aqui ellos. Que sean ellos los que se trabajen una coartada.- Mostrad vuestra mejor sonrisa ilegal.

Dos cazas TIE aparecieron bajo el vientre del destructor, que también avanzaba hacia la posición del Viento Solar. En pocos momentos, los sensores indicaron que los cazas estaban efectuando un vuelo de escolta, con las armas listas y situados uno a cada lado de la nave. A medida que la inmensa mole del destructor se acercaba al carguero, los tripulantes pudieron ver que se trataba de un modelo antiguo que había conocido la guerra, ya que su casco mostraba las marcas propias de furiosos disparos de cañón láser en algunas zonas del casco. Otras partes parecían reparadas, e incluso pudieron advertir que donde debería haber un par de torretas automáticas de superficie sólo quedaba un remiendo de chapa soldada. Mientras tanto, los sensores detectaron la presencia de un campo tractor que se había formado en torno al Viento Solar, atrapándolo. La nave experimentó unas ligeras sacudidas antes de comenzar un desplazamiento programado según el vector del rayo.

Sicks desactivó la tracción automática para suavizar el arrastre y evitar que algún elemento se desajustase. La nave y sus tripulantes fueron absorbidos por el destructor.

Antes de entrar en el hangar del destructor, Ophara observó que los impactos asumidos por el casco habían sido importantes. Si se fiaba de su experiencia, la nave había sufrido un importante castigo en el pasado y no estaba completamente recuperada de ello. El mon calamari pudo suponer que en una batalla especialmente encarnizada, la nave perdió los escudos y recibió daño estructural de gravedad, tal y como estaban distribuidas las "cicatrices" del casco. Los remiendos habían sido hechos bastante aprisa, seguramente en pleno fragor de la contienda o poco después de ésta, si es que hizo falta que la nave se apresurase a entrar en otra batalla.

En definitiva, calculaba que el Veredicto no estaría ni mucho menos al 100% de capacidad.

La Viento Solar entró en el hangar y tras ellos se cerró el escudo de admisión. Tras reestablecer el mando manual, los TIE se acercaron aún más para dirigir el camino.

Esta era una curiosa costumbre imperial propia de los antiguos años de supremacía y miedo. Según se decía, sus sensores escaneaban primero al carguero en busca de material peligroso y de señales de vida. Si no detectaban explosivos pero sí había tripulación, la costumbre era introducir la nave captada en un hangar de seguridad, con armamento de contención, mayor armadura y quizá incluso escudos internos. Aún así, conociendo los métodos imperiales, un cautivo lo suficientemente loco podía provocar bastantes daños en la estructura periférica del destructor antes de ser neutralizado. La arrogancia imperial de siempre daba por sentado que nadie sería tan idiota, y de hecho, esa apreciación que todos consideraron era sólo teoría, leyendas que se dispersaban por la Galaxia sin que nadie tuviera una prueba concreta de que algo así hubiera sucedido o no.

De momento, Sicks tenía el mando total de la nave, allí dentro del monstruo de metal. Una voz surgió del comunicador.

- Continúen hasta el segundo subhangar y no se aparten de la trayectoria o serán neutralizados. Mantengan la velocidad y distancia de sus escoltas hasta el descenso.

Mientras se movían entre los subhangares, vieron que éstos estaban casi vacíos. Uno de ellos contenía únicamente un bombardero TIE, que estaba siendo además reparado. En el subhangar de enfrente descansaban una decena de lanzaderas de transporte. Sin duda lo más curioso fue encontrar una corbeta corelliana acoplada en la cubierta superior del pasillo de los hangares. Parecía estar en buen estado, y tenía además la enseña de la Nueva República en sus laterales.

-Interesante...-

Dijo, mientras volaba con los TIEs

-¿Qué demonios?... -la pregunta quedó a medias, aunque era evidente el sentido de la misma. También era evidente que por una vez en la vida Syrus no había soltado un taco de verdad y eso le extrañó incluso a él -¿Os habéis fijado? Parece que se rindieron sin lucha. ¿Habrá algún tipo de conversaciones? Esto es raro, pero raro de coj... -y nuevamente no acaba la frase, aunque sí gestualiza claramente.

Contemplando todo aquello, Seldon no salía de su asombro. El rufián trataba de fijarse en aquellos pequeños detalles que quizás le habrían pasado desapercibidos en otra ocasión: ¿Qué uniforme llevaban los técnicos de mantenimiento? ¿Usaban herramientas homologadas? ¿Vestían con corrección?

Es un suponer, pero... os imagináis qué harían unos piratas sin bando ni bandera que lograran capturar su propio Destructor Imperial?

Sicks escuchó el comentario de Seldon.

-No... Maldita sea. La fuerza necesaria para asaltar un destructor tendrían que ser muchisimas. Ademas de tener unas bajas abismales en el combate. Ninguna cofradía en solitario se la jugaría asi con el Imperio.-

Pero terminó callandose, y esperando. Sabia como manejar a los imperiales, pero un grupo de ladrones y asesinos... Podía resultar cualquier cosa. Aunque también era una ventaja. Ningún salteador sabría manejar un destructor con la habilidad Imperial.

Sicks dirigió la nave con la maestría propia de los pilotos dedicados. En el vasto espacio vacío, donde no hay obstáculos en miles de kilómetros, en el mejor de los casos, hasta un guntar podía mantener una nave estable. Sin embargo, en las pequeñas distancias era donde el talento unido a la preparación y la experiencia marcaba la diferencia. Los cazas escolta no tuvieron la más mínima sensación de que el carguero hacía algo extraño, porque se desplazaba tan medido que hubieran creído que se lo pilotaban ellos mismos.

El hangar apareció casi vacío. Apenas un grupo de soldados dispuestos en formación como todo comité de bienvenida, junto con la activación de los cañones láser de supresión en dos torretas giratorias colgadas del alto techo.

- Desactive los escudos, apague motores y descienda de la nave. Tienen un minuto - informó el comunicador.

Era la metodología estándar. Los cazas se habían quedado suspendidos a cierta altura mientras el Viento Solar descendía, y al posarse se dirigieron de nuevo hacia el exterior.

Junto al pequeño grupo de soldados, que debían ser un total de 30 en cinco filas de seis, un hombre con uniforme de oficial esperó junto a un grupo discreto de individuos de negro que llevaban un escáner móvil, algo aparatoso, la verdad, un poco desfasado, pero para lo básico igualmente efectivo.

Además del acceso exterior, había tres puertas más, una en cada pared, y sobre ellos, en la pared de enfrente, una sala de control cubierta por una superficie transparente que permitía ver a los controladores trabajando a las órdenes de un hombre que se movía metódicamente de un lado para otro.

-Yo diría que estos imperiales son bastante imperiales... ¿Seguimos con el plan, no, Sicks? Al fin y al cabo nada había cambiado. Nada lo suficientemente significativo. Pero esa corbeta...

Supongo que dejamos las armas aquí, ¿No? Total, para lo que nos servirían dentro de un destructor estelar...

Y, lo más importante... ¿Qué hacemos con el paquete?

Menuda mierda de misión. Seldon tenía que empezar a pensar a quién debería echarle las culpas de toda esta historia, que iba de mal en peor.

-Seguimos con el plan. Averiguar quien nos a traido aqui. Y cuando lo sepamos, sacar la mejor tajada. No somos hermanitas de la caridad, somos contrabandistas...- Se permitió una sonrisa -Seamos profesionales...-

Y maniobró el carguero con prontitud y elegancia, tal y como le habían indicado.

Antes de alcanzar el minuto, la rampa del carguero descendió con un sonido humeante. Los tripulantes, tres humanos y un mon calamari, descendieron de la nave al tiempo que el equipo de inspección ascendía con el escáner. Visto más de cerca, resultaba efectivamente obsoleto, incluso ridículo para los sistemas que habían generado las nuevas compañías como Sensorc, o Ultratachwave, mucho más pequeños, mucho más eficaces, muchísimo más caros.

Al bajar hasta el brillante suelo negro del hangar, un grupo de soldados de asalto, una de las filas de seis, se acercó en formación hacia ellos y los rodeó, perfectamente cuadrados con las armas pegadas a ellos. El oficial, con su correspondiente uniforme negro, se acercó de forma indolente, revisando por el camino de un vistazo la correcta posición de los demás soldados que mantenían su puesto en la fila, quietos como si no fueran más que estatuas.

Era un hombre joven, alto y parecía tomarse muy en serio su cometido. Cuando llegó a la altura de los tripulantes, habló para todos, les echó un vistazo desinteresado a todos, quizá sólo reparó con cierto desdén en el mon calamari, y habló dirigiéndose notoriamente a los humanos.

- Soy el teniente Bao-net Teraniss, de la segunda escuadra de asalto de tierra. Su carguero ha activado los sistemas de alarma de proximidad en la salida del hiperespacio. Eso ha ocurrido porque su salto ha contravenido las convenciones de Pick en cuanto al ajuste en la salida hiperorbital. Su salto, para explicarlo brevemente, ha sido voluntaria o involuntariamente defectuoso. Vamos a ejecutar un protocolo de revisión exhaustivo. Mientras tanto, deberán informarnos en salas más adecuadas su papel en este lugar. Conseguiremos la información de registro de la nave y su plan de vuelo, así que espero que se hayan puesto bien de acuerdo en qué decir, porque cualquier incongruencia les puede costar su libertad, su nave, o quizá algo peor. Ahora acompáñenme.

El oficial se dio la vuelta con un estilo marcadamente marcial y la "escolta" de soldados que rodeaba a los contrabandistas se puso en camino, obligándoles a avanzar.

Syrus mantiene una extraña sensación desde que pasó junto al escáner. Repasando mentalmente sus escasísimos conocimientos acerca de aparatos eléctricos, había algo que no funcionaba en ese armatoste. Parecía más bien como si no fuera realmente un escáner, o al menos no el modelo que él había imaginado. Como mucho sería otro más antiguo...pero no, realmente daba la impresión de que eso no era verdaderamente un escáner, sino una cosa distinta.

Cita :

Esa frase era conceptualmente una idiotez. Lo que en todo caso habrían contravenido era el tratado de Corellia en un párrafo de los que está ahí, como escondido, pero que se aprende por las malas experiencias como aquella, donde se indica que todo salto hiperespacial con destino Corellia debe ser establecido en unas coordenadas Pick - (vector pasivo). Un tecnicismo tan básico que cualquiera podría saberlo...excepto quizá un oficial de soldados de asalto estirado.

Los cuatro fueron escoltados fuera del hangar, dejando allí a la Viento Solar con el resto de la escuadra de soldados de asalto. Con el teniente al frente, atravesaron un pasillo razonablemente largo, que desdencía un poco de nivel, hasta llegar a unas dependencias con muchas puertas. Allí se detuvieron y uno de los soldados salió de la formación para abrir cuatro de esas habitaciones. Los otros cinco soldados dieron un ligero empujón a cada uno para que entrara en una de las salas, solo. Una vez entraron, las puertas se cerraron y se encontraron con una mesa central y dos sillas en una habitación pequeña, sin ventanas ni otro acceso que la puerta cerrada. Algo claustrofóbica pero con bastante luz.

Bonita sala de interrogatorios, me pregunto si siguen teniendo presupuesto para droides torturadores...

-Bueeeeeno, qué lugar más bonito. Me pregunto si darán de comer... -dice el ex-pandillero como si tal cosa, acomodándose en la silla de rigor poniendo sus pies sobre la impoluta mesa de rigor.

Oh, genial, lo preparamos todo menos esto.- Pensó Ophara mientras caminaba hacia la silla. - Piensa piensa, tranquilizate y piensa. -

Se paró en medio de la sala y se relajó, evitando que el nerviosismo delatara la mentira. - no estoy hecho para esto... -.

Unos tensos momentos de espera más tarde, la puerta volvió a abrirse, y entró el oficial que les había recibido. Sin casi observar a Ophara, se situó frente a él. Era evidente que no le gustaba lo que veía, y no trataba de ocultarlo. Permaneció de pie, callado, hasta que hizo un gesto con la cabeza señalando el techo, donde una cámara rotatoria se movía sin ruido.

- Bien - comenzó -, debo advertirte que mantendremos un registro grabado de lo que se diga aquí, de manera que espero que no digas nada de lo que luego puedas arrepentirte. Vamos a empezar por unas sencillas preguntas. El escáner ya ha dado las primeras impresiones. La nave es nuevecita y su número identificativo está asociado a vosotros cuatro. Una buena sociedad, por lo que veo. La falsificación es buena, es muy muy buena, tengo que admitirlo. Tardarán bastante en encontrar un hilo del que tirar, así que supongo que os tendremos como huéspedes bastante rato.

Se detuvo un poco para observar el rostro del mon calamari, y apartó la mirada con un gesto de fastidio. En la pared abrió una portezuela del tamaño de un puño y en el interior aparecieron una serie de botones. Tocó algunos, que resonaron musicalmente, y volvió a hablar.

- Podemos amenizar el tiempo con unas preguntas sociales. Seguro que ya las imaginarás. ¿Cuál es vuestro destino en Corellia y el cargamento...todo el cargamento? ¿Quién es vuestro cliente...o clientes? El registro superficial del histórico de astronavegación revela que se ha borrado todo lo referente al último salto. Qué casualidad...deberíais cuidar mejor ese trasto, no sólo os escupe demasiado cerca del límite de salto sino que además pierde la información...es interesante, ¿no crees?