Partida Rol por web

-Así que estáis buscando algo muy concreto en una nave que no tendría que estar aquí... curioso, muy curioso. Sólo le digo una cosa: le van a pedir un informe del interrogatorio y ha sido tan memo de apagar la grabadora. Si no me vas a torturar (y no tienes razones para hacerlo) yo soy un bocazas que asegurará que ya le ha dicho el secreto que anda buscando. Y no vas a poder deshacerte de la grabación. Así que lleguemos a un acuerdo. Nosotros estamos oficialmente limpios, nos deja marchar y luego ya se las apañará para seguirnos, emboscarnos, ponernos un localizador o amenazarnos extraoficialmente. El tiempo es oro...

El oficial apretó los dientes con odio.

- No...hay trato, listillo. Te llevaré a una celda tan oscura que se olvidarán que dejaron a alguien dentro.

Tras decir esto salió de nuevo por la puerta. Unos momentos después, unos soldados de asalto entraron para sacar a Sicks de la habitación. Allí fuera no vio ni rastro del oficial, pero sí a sus compañeros, escoltados cada uno, como él, por tres soldados armados.

En la habitación había poco que descubrir. La grabadora en el techo, por supuesto, la mesa, las sillas y el panel de control de climatizado, que tenía una clave que parecía sencilla de eludir.

Antes de que el mon calamari se cuestionara si debía hacer algo o no, la puerta se abrió y aparecieron tres soldados de asalto, que con gestos le indicaron que saliera de allí. Una vez fuera, sus otros compañeros, como él también estaban en el pasillo, cada uno de ellos escoltado por tres soldados armados.

- Puedes gritar cuanto te plazca, aquí tu voz tiene menos valor que la mierda de un wampa. Si no me lo dices por las buenas, tenemos celdas tan oscuras que no recordarás los colores cuando alguien se acuerde de que estabas allí encerrado.

Tras ello, el oficial salió enfurecido, conteniendo su frustración a duras penas. Unos momentos después, tres soldados de asalto abrieron la puerta y ordenaron a Syrus que saliera. Cuando salió, vio que sus compañeros estaban también en el pasillo, cada uno escoltado por tres soldados armados.

Al ver que Seldon no hablaba, el oficial repitió la pregunta con brusquedad un par de veces más, y luego se marchó enfadado. Parecía que tenía prisa. Momentos después tres soldados de asalto abrieron la puerta e hicieron salir a Seldon al pasillo, donde se encontró con sus compañeros, también custodiados por tres soldados cada uno.

En el exterior la luz se había vuelto azulada. Los soldados de asalto permanecieron quietos en su posición, mientras aguardaban órdenes. Más allá, al fondo de uno de los laterales, hasta donde la tenue luz dejaba ver, el oficial Teraniss gesticulaba mucho al lado de un hombre mayor, de brazos cruzados y aspecto muy serio. Finalmente, el hombre asintió y se marchó. Teraniss volvió y pareció más aliviado que antes, pero no menos apresurado.

- Lleváoslos a la nave y que se larguen - fue lo único que dijo mientras pasaba de largo y dedicaba a cada uno una breve mirada llena de odio.

Los soldados obedecieron como autómatas. Se colocaron en posición y escoltaron a la tripulación de vuelta al Viento Solar. Una vez en el hangar los dejaron justo en la rampa de entrada y quedaron allí. En el pasillo central pudieron ver que la nave había sido escudriñada con saña. Había paneles enteros arrancados y restos de componentes esparcidos por el suelo. Varias planchas del mismo suelo habían sido desmontadas para acceder a zonas de cableado. Algunas de ellas habían sido apartadas para formar un hueco donde cabía un hombre. Desde el interior, el comunicador mantenía una llamada en espera. Al ser activada, sonó una voz neutra que dio las instrucciones:

- Carguero YT-2000. No active escudos ni cargue armamento hasta salir del límite de control. De paso a la maniobra de despegue. Cualquier contraveniencia a las normas nos dará autorización para destruirlo.

Una luz en la pantalla señalaba que había armas apuntando al Viento Solar. Otras dos luces indicaban incidencias en el interior de la nave. Dos estabilizadores no respondían a la señal de contacto, el emisor de luz del pasillo estaba desconectado, el soporte vital se encontraba al 30% y varios seguros de la bodega habían sido desactivados.

Sicks se puso en el puesto de piloto mientras les gritaba a sus compañeros, que estarían moviendose por la nave.

-Larguemonos rapido de aqui. Pero manteniendo las formas. Todos a los puestos de combate, no sea que nos fulminen al salir de aqui.- Dijo conectando los motores. -En cuanto estemos fuera de aqui, Syrus un chequeo de rastreadores en la nave, por favor. Ophara, en el ordenador y en el exterior con nuestros propios sistemas de rastreo. Seldon, muy despacio, comprueba despues si todavía tenemos el paquete.

-Si lo hubieran encontrado ya estaríamos acusados formalmente de algo, no temáis, jejeje -dice alegremente el ex-pandillero.

¿Os había dicho alguna vez cuánto os quiero?- dijo Ophara mientras echaba un ojo a los estabilizadores, por si podía hacer una reparación rápida.- Por Dios salgamos de aquí...

Dos Pistolas tiene razón: si hubieran encontrado el paquete estaríamos enmarronados hasta las cejas... o hasta las protuberancias sobreoculares, disculpa Ophara.

Aquello estaba hecho un desastre. Seldon se dio un paseo por la zona de carga, tratando de adivinar por dónde habían estado buscando aquellos soldados. Habían hecho un trabajo notable... pero no excelente. Peor para ellos.

Y ahora, ¿Cuál sería la ruta que levantaría menos sospechas? Y ¿Por qué narices les habían liberado tan fácilmente?

Seldon pulsó el interruptor de uno de los comunicadores de la nave; quizás los demás tenían respuestas.

¿Alguien sabe por qué narices seguimos vivos y libres?

-Solo se que me estaban a punto de meter en una celda y tirar la llave cuando nos dejaron libres. No solté prenda, asi que, o alguien de arriba les dijo que nos dejaran en paz, o todavía continua la trampa.-

-No creo que supieran muy bien qué hacer con nosotros y mucho menos dónde estaba lo que buscan. Si son mínimamente inteligentes, nos seguirán. Pero si son mínimamente imperiales las veremos venir, no es que sean los maestros del camuflaje...

Sicks inició el despegue. Los demás ocuparon sus puestos. Syrus en la cabina del artillero, Seldon en apoyo de sistemas y Ophara se multiplicó lo que pudo para encajar la mayor parte de las piezas desperdigadas por pasillos y cabinas. El mon calamari sintió que su cabeza estaba a punto de decir basta en pocos segundos. La tensión de la abducción había sido grande, y el efecto del calor aún le torturaba.

La nave encaró la salida y los sistemas empezaron a funcionar, uno a uno, o a revertir lentamente a la normalidad. Sicks vio que la lectura de los estabilizadores volvía a pasar a verde, en perfecto estado, y el primer giro de la nave fue perfecto, sin necesidad de compensar nada. La luz del pasillo parpadeó y volvió a encenderse, y pocos segundos después, la lectura del soporte vital aumentó hasta 50, 60, 80...y finalmente 100.

La nave recorrió el lateral del crucero estelar a medida que se alejaba. Syrus vio los turbolasers orientados hacia ellos, y armados. Seldon había activado dinámicamente los escudos, de forma que pudiera orientar la potencia en función de cómo se moviera el Viento Solar. Aún así, ante una potencia de esa magnitud...

Syrus notó que la nave se alejaba cada vez más visiblemente. Todo parecía...salir bien. El espacio volvía a ser inmenso y el destructor se hacía diminuto en él. Ya no tenía sentido seguir en la torreta de artillero, y tenía otra cosa que hacer.

Ophara se dirigió al hangar. Era el último lugar donde había incidencias. Abrió la puerta y observó que lo habían estado revolviendo todo. Gran parte de la carga secundaria que llevaban estaba suelta, lo cual podía ser peligroso si hacían movimientos bruscos en la nave.

Seldon tuvo tiempo de comprobar que el "paquete" estaba en el lugar donde lo habían dejado. Nada hacía pensar que lo hubieran encontrado y dejado de nuevo allí.

En el mismo instante, Syrus hizo una comprobación rutinaria de sistemas, seguida de un rastreo de sensores internos con un filtro bastante exigente. Quedó bastante convencido. Si les seguían, habían utilizado un sistema sofisticado para hacerlo...tan sólo había una débil señal de emisión extraña en la bodega. Normalmente no sería de tener en cuenta, ya que el nivel de filtrado era muy alto, pero ciertamente, en la bodega no debía haber nada que emitiera ningún tipo de señal...al menos no lo había antes de aterrizar en el destructor.

Sicks se encontró entonces con un planeta, Coronet, frente a él...y nada más que hacer. ¿Hacia dónde dirigirse ahora? Tenían otras mercancías menores que entregar allí, pero lo importante era que...la información del lugar donde debían entregar la "mercancía sensible" estaba incluida dentro del programa de salto... y ese programa de salto les había llevado hasta el destructor.

Tras captar aquel leve rastro de radiación, Seldon recuperó su arma y se dirigió hacia la bodega.

Capitán, tenemos un polizón radiactivo en la bodega. Quizás es un rastreador, quizás es una bomba... Voy a comprobarlo. O sea, me gusta que la pasma me suelte tanto como a cualquier granujilla, y me rebentaría que nos capturaran de nuevo por un descuido tonto. No hay bicho en la galaxia que suelte una presa por segunda vez.

-Bueno, chicos, todos sabéis que no soy un lumbreras, así que, por favor, ¿alguien me puede explicar qué ha pasado? Me siento confuso y ya no sé muy bien de qué va el trabajo... -dicjo Syrus por el comunicador interno de la nave.

En la bodega, Seldon encontró a Ophara esforzándose en volver a ajustar los correajes de parte de la carga. En algún caso resultaba complicado, y si la carga se movía demasiado por algún ataque repentino o un vuelo demasiado brusco, podría desplazarse, destrozarse contra una pared y peor incluso, dañar algún control empotrado.

Seldon siguió el marcador de la lectura hasta una caja pequeña que estaba bien sujeta. No recordarba haberla visto antes. De hecho, aunque el contenedor era parecido a los demás, había ciertas diferencias en el diseño. La lectura marcaba que en su interior había un emisor de radiación, y estaba emitiendo ondas nocivas, impregnando el aire de un veneno inodoro...

En la cabina de pilotaje, Sicks jugó interpretó las coordenadas más probables que fueron originariamente introducidas en la tarjeta que el humano les dio en Tatooine, antes de que alguien las modificase para hacerles salir justo ante un destructor estelar. Aquello sin duda significaba algo. Las coordenadas les fueron dadas ya alteradas, lo cual era bastante idiota. Si su contratista quería hacerles salir en mal lugar no tendría por qué rectificar las coordenadas, bastaba con grabar inicialmente unas que les llevaran donde pretendía...

Sicks observó la pantalla de lectura. Las coordinadas originales les habrían hecho salir en el tránsito correcto de la salida de salto hacia Coronet, la capital de Corellia. Eso indicaba fuera de toda duda que el lugar donde debían entregar la carga era el planeta, más concretamente un hangar del astropuerto principal.

Sicks trazó el plan de vuelo y tras salir del destructor ignició los motores subluminicos  en vuelo directo al planeta Coronet a maxima velocidad.

No tengo la más remota idea de por qué nos han soltado, pero aquí quizás haya algo que nos lo pueda decir... - dijo al ver a Seldon con el detector acercarse a la caja desconocida

Ophara se acercó a su compañero y observó las medidas del lector, intentando averiguar qué podía dar ese tipo de señal. Cuando se dió cuenta de la naturaleza radiactiva del cargamento, empujó a Seldon fuera de la habitación y cerro la puerta.

Sígueme - Le dijo sécamente, y salió corriendo en búsca de los trajes de vacío, mientras seguía mirando la lectura para intentar determinar la naturaleza de las ondas y ver si podían servir: si la señal caía por debajo del umbral nocivo al salir de la sala, el traje sería suficiente para  poder manipularla y echarla al espacio. Si no... habría que expulsar la carga al completo, y eso nunca es agradable.

(Comunicador) Chicos tenemos un regalito poco agradable a bordo: algo que nos han dejado está emitiendo ondas radiactivas. Será mejor ir a por los trajes de vacío, a no ser que queráis volveros palmípedos con branquias como un servidor.

El calamar... ¿Empujándole bruscamente? ¿Y después no va el "tipo" y le da una orden? ¿¡Con. Una. Sola. Palabra!?

La cosa es grave.

Seldon decide que lo más inteligente será seguir a Ophara: como le decían de joven, en el bote pequeño está la mejor jalea... y el peor veneno.