Partida Rol por web

Me pasé de listo. Y de idiota. Corrí lo más rápido que pude mientras abría fuego, tratando de crear una distracción con la esperanza de desviar la atención de al manos parte de esos zombies. En ese momento esperaba generar una oportunidad para que mis compañeros dispararan en buenas condiciones, con los zombies que me siguieran dándoles la espalda. Pero subestimé la agilidad de esas cosas. 

Al pasar por su lado uno de ellos me agarró con inesperada fuerza, derribándome al suelo. No tuve tiempo ni de sentir pánico, solo una explosión de actividad cerebral que me hizo percibir la escena como si fueran fotogramas de una película. El suelo estaba frío, no sabía cuanto tiempo llevaba tirado, tratando de detener las manos y la boca de esa criatura fuera de mi alcance, contorsionándome. Había más, se acercaban. O quizá no. Toda mi atención estaba en esas manos manchadas de sangre, esa dentelladas, esa mirada rabiosa. 

Bum. Ahora tenía la cara mojada y llena de restos gelatinosos. Ví la cara de Keira, que me miraba con terror y odio. Por el lateral un zombie se tiró a por ella. En una fracción de segundo agarré mi pistola y comencé a descerrajar tiros a esa cosa mientras gritaba como un demente.  

No podía dejar que le ocurriera nada. 

Cuando pude mirar hacia el interior de la sala, vi a ese grupo de jóvenes que estaban luchando también por sus vidas y parecía que eran los mordedores los que estaban ganando. Aunque no podía decir que fuera estuviéramos mejor. Por culpa de las jodidas órdenes estábamos de mierda hasta la cintura y por si fuera poco aún quedaban un montón de esas putas cosas. Una de ellas se abalanzó sobre mí y traté de contenerla, mientras Jack abría fuego intentado librarme de ella. A su vez escuchaba disparos mis espaldas y cómo las balas impactaban en los cuerpos que rugían y se precipitaban. 

Pero ellos no estaban viendo lo que yo. Algunos de esos jóvenes estaban a punto de palmarla si no hacíamos nada. Así que traté de librarme del zombie que tenía junto a mí de un empujón, pues estaba demasiado cerca como para utilizar la escopeta a esa distancia.

- ¡Avanzad joder, avanzad, se los van a comer vivos! - vociferé mientras echaba mano de mi pistola, alzándola para abrir fuego hacia el interior intentando darle al que se revolvía dispuesto a devorar a la chica.

 Staci creía estar preparada para cuando llegaran aquellas bestias y ella tuviera que enfrentarse a ellas con todo lo que tuviera (que no era mucho); pero ver a aquella horda derrumbar la puerta y abalanzarse sobre ellos la dejó petrificada. Por lo menos durante unos cuantos segundos, que hubieran sido decisivos para su vida si no hubiera sido porque era de las que más atrás estaba en el grupo.

 Sin embargo, cuando pudo espabilar y recuperar un poco la compostura (era la primera vez que evitaba un ataque de nervios, por lo que se podía considerar que había algo de progreso) la niña prodigio se abalanzó sobre uno de los zombies con su cuchillo de cocina, yendo de lleno contra la cabeza de la bestia. Lo poco que sabía de esas alimañas es que tenían un punto débil allí. Tuvo que obligarse a sí misma a ignorar tanto los avisos de su grupo de que había gente del otro lado de la horda y de que uno de sus compañeros había caído en la pelea.

 Si se enfocaba en otra cosa, era cuestión de segundos para que bajara la guardia y fuera mordida. No podía pasarle eso. En una mezcla de pánico y desconocido valor, Staci clava aquel cuchillo en el cráneo de uno de ellos.

Tom y Roan le dispararon a los que se acercaban a ellos, dejándolos como parte del suelo a partir de ese momento. JAck, en cambio, disparaba al bulto, pero al menos consiguió distraer tanto al que se dirigía hacia Keira como a tres más, que se giraron hacia él lentamente, gruñeron y comenzaron a acercarse, peligrosamente, con los brazos extendidos.

Por su parte, Keira se había creado un hueco y disparado al zombie que estaba atacando a Claire. Aunque no fue un disparo perfecto, le voló parte de su cerebro, con lo que cayó encima de ella, inerte para siempre. A su lado, Staci había decidido pasar al contraataque y atravesó con su cuchillo la cabeza de uno.

Ahora ya podía verse claramente el pasillo, dado que había cuatro que se estaban dirigiendo hacia Jack,uno que estaba terminando de devorar a Nikola y y otros tres nada más intentando pasar.

Ahora que somos más y que los zombies están entrando, yo sigo disparando. Veo que Nikola ha caído y que uno de ellos ha mordido a Eve. Giro mi revolver hacia ellos y disparo, acabando con el que estaba comiéndose al pobre de Nikola. Ahora ya no tengo balas y sé que soy un blanco fácil, así que lanzo el revolver hacia los que quedan y busco a mi alrededor algo con lo que golpearles. Si no puedo abrirles un agujero en la cabeza con una bala, lo haré con un palo o lo que quiera que encuentre.

Me fijo en una de las mesas que estaba taponando las puertas. Me agacho y arranco una de las patas.

-¡Ya estoy de vuelta! -digo, preparada para atacar.

Siento la sangre circulando a toda velocidad por mis arterias y sé que éste es el final, pero no me importa. No me quedaré allí quieta. De reojo, echo un último vistazo al cuerpo sin vida de Ares, antes de lanzarme a por todas con un grito.

Mis dos últimos disparos solo dan en el cuerpo de un par de zombies, y ahora ya no tengo más munición. Pero un rifle es mucho más que eso, y al ver como Hera agarra un trozo de madera, una de las patas de la mesa que teníamos delante, y lo esgrime como arma, yo hago lo mismo con el rifle.

Mientras todo eso ocurre, veo a Staci, la dulce Staci, clavarle el cuchillo a una de esas cosas justo en la cabeza. ¡Bien por ella! Incluso la mosquita muerta está contribuyendo, lo que demuestra lo desesperada de la situación.

Pero desesperada o no, nunca habíamos estado tan cerca de salvarnos, así que continúo golpeando sin detenerme.

Cuando ya me esperaba un buen mordisco, noté como el cuerpo del zombie que tenía encima temblaba como consecuencia de un disparo y parte de su cerebro volaba en mil pedazos. Al relajar sus músculos, quedó como si fuese un peso muerto, literal, así que me costó quitármelo de encima, y cuando lo conseguí, vi a una soldado entre todos los zombies que estaban haciendo por entrar.

Había sido ella quien le había disparado.

Pero no había tiempo para agradecimientos. Rodé por el suelo para llegar hasta mi escopeta, me puse en pie y golpeé con ella todo lo fuerte que pude a uno de los que estaban cerca.

La escopeta se partió por la mitad, dejándome completamente desarmada. Era como si las leyes de Murphy empezaran a hacer efecto.

-¡Joder! ¿Y ahora qué? -protesté, buscando otra arma por los alrededores y retrocediendo.

Mientras Claire retrocedía, Dos zombies consiguieron romper la barrera y agarraron a Zach y a Tessa de la ropa, aprovechando que ambos estaban distraídos y también, con armas de mano, y no de fuego.

En aquellos instantes, las municiones no eran ya una defensa posible y los zombies estaban más cabreados que nunca. Si cualquiera de los dos no hacía algo, los dientes podridos de aquellas criaturas se hundirían en su piel.

El teniente médico no sabía bien que hacer... así que ante la duda avanzó lentamente mientras apuntaba a los zombies que rodeaban a Jack y amenazaban con quitarle la poca carne que tenía.

Así que dio unos pasitos hacia adelante mientras disparaba sin perder la calma demasiado..tenía miedo pero si Jack moría los otros dos acabarían usándolo de títere: ya le faltaban el respeto continuamente y le habían dejado claro que no confiaban en él todavía y Roan tenía la obsesión que jamás lo harían. No era de los suyos y ellos se lo hacían ver cada vez que podían...aunque Keira en el claro se quedó con él... no sabía que pensar.

-¡Tienen rodeado al teniente! No dejéis que le muerdan - dijo mientras disparaba.

Los zombies estaban lanzándose a por nosotros, y supe que no importaba que hubiera alguien utilizando armas de fuego en las proximidades. Íbamos a morir de todos modos, no llegarían a tiempo para encontrarnos.

Primero cayó Nikola, cuando uno de aquellos seres mordisqueó su garganta, segando la vida del misterioso joven en apenas unos segundos. No había nada que pudiéramos hacer ya por él. La siguiente resultó ser Eve, quien armada con su bate estaba tratando de destrozar las cabezas de los zombies a batazos, pero de uno de ellos consiguió morderla en el brazo. La situación era tan angustiosa que ni siquiera llegué a prestar atención a la militar que había aparecido en el exterior de la morgue, disparando sobre aquellas criaturas, acompañada por varios soldados más.

Poco a poco estábamos mermando el número de los zombies y, tonto de mí, pensé en si la muerte de Nikolai habría servido como perfecta distracción para que los infectados se centrasen en devorarlo y nosotros tuviéramos una oportunidad. Me había confiado demasiado, y por eso no llegué a esperarme que dos de los zombies agarrasen a Zach y a Tessa, pillándolos totalmente desprevenidos. En ese momento, me sentí como si estuviera en uno de esos videojuegos de decisiones que realizaban algunas compañías como Telltale Games, en el que cualquier acción que realizases podía suponer todo tipo de consecuencias.

Tenía que elegir. Tess o Zach. No podía ayudar a los dos...

Zach era mi amigo y camello particular, una persona de confianza y un tío de puta madre con el que siempre podía contar. Tess era una fan-girl a la que acababa de conocer la noche anterior, pero estaba buena, era dulce y habíamos conectado bien. Poniendo ambas cosas en la misma balanza, pensé fríamente: Zach era duro, podía acabar con el zombie que le atacaba. Tess, en cambio, no estaba tan seguro. Había demostrado ser buena arquera, pero eso no la convertía en alguien fuerte físicamente.

-¡Tess, aguanta! -exclamé, con un grito, mientras apuntaba al zombie que estaba atacando a la pelirrosa y le disparaba con mi rifle, al que ya solo le quedaban tres balas más.

Viendo que ya quedaban menos muertos en la fiesta de enfermeros, voy avanzando hacia la entrada de la morgue. Allí veo que tanto Keira como Jack están saliendo del apuro y que Roan me sigue unos pasos atrás. Observo a los cándidos chiquillos que se defienden como pueden dentro de la habitación. Lo tienen jodido si van a luchar con palos o cuchillos.

-"¡Eh, vosotros! ¡Por aquí! Intentar salir hacia aquí."

Empiezo a apuntar y a disparar selectivamente a los zombies que les impiden el paso a los jóvenes para llegar hasta donde estoy yo y que puedan salir al pasillo y de ahí a las escaleras, para ponerse a salvo.

-"¡Cabo! Necesito apoyo aquí, ¡ya! ¡Rápido!"

A cámara lenta, como en un sueño, veo saltar los casquillos por el aire de mi arma, los sesos de los 'comecarne' volar en un amasijo de sangre y tejido, las caras de terror de los adolescentes, los disparos, gruñidos y gritos en el ambiente... y ese olor.. mezcla de pólvora, sangre, putrefacción... En la boca siento un sabor acerado, producto del ambiente que me rodea. ¡Pero me siento bien!

-Sí, puede que al final este sí sea un buen día para morir...

Aquellos momentos, en los que estamos a punto de ser rescatados pero también somos atacados despiadadamente, son los más agobiantes que jamás he experimentado. Es una mezcla extraña de terror y emoción, repulsiva y adictiva a la vez. Siento la adrenalina empujándome, activando todos mis músculos, llevándome más allá del miedo y del cansancio para vapulear a los malditos zombies, y a mi alrededor, veo como todos y cada uno luchan por su vida, a su manera.

Terrible... y fascinante.

Un par de zombies se abren camino y se dirige hacia Tess y hacia mí. Veo como Larry le dispara al que intenta llegar a Tess, pero yo me encargo del mío. Muevo el rifle y lo golpeo con fuerza en la cabeza para a continuación, machacársela sin compasión.

La sangre salpica mi rostro. Es horrible.

Pero disfruto haciéndolo.

El disparo de Larry acierta de lleno en la cabeza del zombie que se dirige hacia Tess, que sorprendida, salta hacia atrás, donde se encuentra Claire.

Zach, por su parte, se encarga del suyo, abriéndole el cráneo como una fruta madura.

Mientras todo eso sucede, dos zombies se lanzan sobre Hera. Uno de ellos apenas la toca, pero el otro, aprovechando el desconcierto y también el hecho de que esté rodeada, hunde su mandíbula en su rostro. El grito de Hera resuena por todas partes mientras el zombie arranca su oreja y penetra en la mejilla. Hera se desploma entre espasmos, con el zombie aún agarrado a ella, sin dejar de morder y masticar.

Hera ha caído.

Había conseguido evitar que Tess fuera alcanzada por uno de aquellos seres, pero por desgracia Hera no había tenido tanta suerte. Observar cómo el zombie le mordía en la cara resultó de lo más doloroso, no sólo por lo desagradable que resultó, sino también porque aquella chica había sido una de mis mejores amigas, había tonteado conmigo en múltiples ocasiones y el único motivo por el que no habíamos tenido algo más era para no romper mi amistad con Ares.

-¡HERA! -bramé, desesperado, al ver a aquel zombie que estaba devorándola.

Rápidamente, tomo mi rifle de caza por la culata y corro en dirección al infectado que ha atacado a mi amiga, abalanzándome sobre él por la espalda. De igual manera que había hecho con el zombie atado, comienzo a golpear la cabeza del monstruo con la culata del arma, aprovechando que el infectado está sobre Hera para acabar con él con mayor facilidad.

Tom y Roan no esperaron a ver lo que hacía el joven teniente, sino que empezaron a disparar hasta abatir a los zombies que se acercaban a él.

En aquellos instantes, el suelo era una auténtica alfombra de cuerpos reventados, sangre y restos varios, además de algunas víctimas recientes. Hera había sido la última en caer y Larry se abalanzó sobre su asesino, ante la atónita mirada del resto.

Mientras aplastaba su cráneo con la culata de su arma, el humo se iba disipando.

Para sorpresa de todos los demás, ya no quedaban más zombies en pie. 

Tess y Claire, desde el fondo, Staci y Zach, no muy lejos de Larry, Donnie y Eve, con una mano taponando su herida, observan como su amigo se deja llevar por la desesperación. 

Al otro lado, cuatro soldados contemplan también la escena mientras se recuperan. Hay supervivientes, pero también hay víctimas.

Me siento extraña, como si todo lo que me rodea fuese una especie de pesadilla. A mi lado, Claire no se mueve, observa a Larry. Yo solo puedo pensar en que me ha salvado la vida pero que quizás de no haberlo hecho, Hera podría estar ahora mismo con vida. 

Veo también el cuerpo desecho y parcialmente consumido de Nikola y quiero llorar, pero no soy capaz.

Lentamente, me acerco a Larry y agarro su brazo. Lo único que puedo hacer es consolarle.

-Ya está muerto, Larry. Déjalo -le digo, mientras apoyo mi cabeza sobre su hombro. Hera yace debajo del zombie destrozado, con una extraña mueca en el rostro que podría recordar a una sonrisa. Prefiero recordarla así, feliz, que llena de dolor.

Todo es como una maldita pesadilla y desconozco si podré despertarme alguna vez.

El puto mordisco duele horrores y me temo que habré pillado la infección. Tanto tiempo usando condones para al final, verme afectada por un mordisco. Sin embargo, me alegro de estar viva, más aún después de contemplar como un zombie acababa con la vida de Hera.

Larry parece afectado. Hemos ganado y sin embargo, hemos perdido tanto...

Cuando entramos en el hospital, pensamos que sería un buen lugar en el que ocultarnos y descansar. No supusimos que nos encontraríamos en una ratonera y que allí dejaríamos a Ares, Nikola y Hera para siempre... y a mí.

Cuando levanto mi mano y veo la mordedura, reconozco que su aspecto es terrible. ¿Cuánto tiempo tardaré en notar los efectos de la epidemia? ¿Un día? ¿Una semana?

Delante de mí hay una soldado. La miro de arriba a abajo y protesto.

-Bienvenidos, aunque podíais haber llegado antes, ¿no? -le digo, mientras ahogo una queja por el dolor de la herida.

Roan había sobrevivido y aprendido de otra batalla... la segunda del día. 

Todavía estaba lejos de la puerta, porque prudentemente se había cubierto como todo médico de combate, quienes no debían exponerse demasiado para poder llegar vivos a esta parte, la que tocaba ahora: examinar las heridas y tratarlas. 

Con paso firme el soldado que llevaba un brazalete que lo identificaba como "personal sanitario" encaró la puerta esperando ver a un grupo de médicos aguerridos que a pesar de las penurias no había dejado el hospital, un grupo de héroes, poco menos que el equipo de la mítica serie Urgencias pero en la realidad. Pero la realidad era dura...no era médicos, sino niñatos de su edad, seguramente igual de mimados y de trato igual de difícil. Había algunas "bajas" además de los zombies...algunos chavales, muy cercanos a su edad, no lo habían conseguido.

Volvió a echar un vistazo porque no se lo creía lo que veía: todavía no asumía que no fuera personal sanitario. La responsabilidad lo agobió. Encima habían mordido a alguien, había muertos y había chicas muy lindas. Se quedó unos segundos pensando que hacer...

Los últimos instantes de la carnicería me dediqué a disparar mientras gritaba hasta sentir dolor en la garganta. Disparé poseído por la locura, sin preocuparme por la puntería. Estaban demasiado cerca. 

Conseguí atraer la atención de varios de ellos, que comenzaron a dirigirse hacia mi. Mientras esto pasaba, no me dí cuenta de que en algún momento había vaciado el cargador y ahora solo apretaba compulsivamente el gatillo sin ningún efecto. Aún estaba en el suelo. Se me iban a tirar encima.... 

......

Salvado de nuevo. Cuando los cuerpos cayeron inertes, esta vez a quien vi fue a Tom y Roan apuntando con sus armas. Como Keira antes, domando el terror mucho, mucho mejor que yo. 

Cuando todo terminó no podía ni quería mirarlos. El cansancio acumulado, la vergüenza, la tensión extrema, esa sensación de sentirte cubierto de sangre y vísceras infectadas. No quería ni pensar en la posibilidad de estar infectado. Ni siquiera estaba seguro de que durante el forcejeo no me hubieran mordido. 

Me arrastré hasta apoyar la espalda contra la pared del pasillo, cubrí mi cabeza entre las manos y las rodillas. Pensaba en mi familia, pensaba en Claire*. Los echaba de menos. No sabía como estaban. Y lloré. 

Acerté por los pelos en el cráneo de aquel monstruo que estaba a punto de devorar a la chica, mientras veía como mis compañeros avanzaban desde atrás y nos salvaban al teniente y a mí antes de que nos alcanzasen. Todo fue rápido, como flases de una cámara, solo que mucho más ruidosos y sangrantes. Podía sentir como humedecía mi cuerpo, todavía con el pulso tembloroso y la respiración agitada, notando fuertes golpes en el pecho como si mi corazón quisiera salir partiendo mi propio cuerpo. Pero al menos ya no quedaban más de esas jodidas cosas, tan solo un rastro de cadáveres que se extendía por el pasillo y por el interior de la habitación, no siendo todos ellos de mordedores. 

Me agaché y cogí la escopeta del suelo, que la había arrojado para poder tomar la pistola y decidida caminé al interior de la habitación mientras mis compañeros se quedan atrás. Contemplé a aquellos jóvenes asustados, que habían perdido a alguno de sus amigos, pero también iban armados.

- ¡Soltad las putas armas y levantad las manos! - vociferé encañonando al joven del fusil con la culata llena de sangre, aunque empecé a pasar mi arma por todos desde una distancia prudente - ¡Vamos, joder! ¡No volveré a repetirlo!

Comencé a repasar uno a uno con la mirada, no sabía quienes eran y podían ser un peligro. Iban armados y nada indicaba que no pudieran usar esas armas para intentar acabar con nosotros. Hoy día era difícil fiarse de alguien, ¿y por qué no acabar con un pequeño grupo y robarles sus pertenencias? No se lo podríamos tan fácil, no si el imbécil del teniente con ganas de ser devorado no ordenaba cualquier gilipollez que Tom siguiera como un perro adiestrado.