Partida Rol por web

La madre de Staci se giró hacia Roan.

-Estamos bastante bien surtidos. Realizamos partidas diarias en busca de provisiones, así que seguramente, somos el lugar con mayor cantidad de suministros de toda la ciudad. Entrad en la casa y decidnos lo que necesitáis.

Dreidel sonrió de nuevo a su hija y pasó sus brazos por detrás de la espalda de ella y de su otra hija, antes de continuar. Si había un momento dichoso en aquel asqueroso mundo que les había tocado vivir, estaba claro que se encontraba justamente en él.

Roan vio que la respuesta a sus preguntas le vinieron de la madre de Staci... - Encantado señora, su hija es todo un prodigio conduciendo el autobús, dijo con una sonrisa intentando confraternizar con los padres de la mujer. - Bien si es así, es estupendo, si me puede usted orientar y enseñar lo más eventual de la casa, digamos la parte de atención médica y donde se pueden hospedar los que necesitan más atención médica, gracias. Dijo Roan manteniendo la cara sonriente y acompañando a la madre de Staci hacia el interior.

Staci no tardó en retirarse junto a su familia. Le faltaba reencontrarse con su hermano, pero éste, según le informó su hermana, se encontraba de patrulla en aquel momento.

Mientras tanto, la madre de Claire, su ayudante Maileen y Kate, se decantaron por encargarse del niño, Ian, y también de Hazel, que caminaba a su lado como si hubiese encontrado una nueva familia.  Claire tenía aspecto de estar cansada, o más bien, agotada, y se dejó llevar por Keira a algún lugar parte. La gente de los Philippi no tardaron en organizar algunas habitaciones para que todos pudieseis descansar. No había tanto espacio como el que pensabis, porque el interior de la casa albergaba a bastante gente, todo un ejército, pero sí lo suficiente para disponer de tres o cuatro habitaciones en la que meteros.

Para los soldados, eso tampoco suponía mucho problema. Las tropas estaban todas en el sótano y eso era lo natural para ellos, aunque quizás convendría aclarar la situación en la cual se encontraban y el futuro de todos.

El resultado fue que nada más entrar, la tendencia de todos fue a la de dispersarse a su gusto, cada uno buscando cosas diferentes.

No fue difícil llegar a la mansión. Cuánto más nos alejábamos del centro de la ciudad, menos zombis había. Al llegar vi la enormidad de la construcción, la familia de Staci tenía que ser muy rica y poderosa. Paramos los vehículos delante de la verja de entrada y vi cómo Larry bajaba y se acercaba a ella. Se puso a golpearla para comprobar si había zombis en el otro lado de la verja, pero se encontró con los cañones de una escopeta apuntándole a la cara. Rápidamente vi bajar a Staci y lo llamó papá... peligro solucionado.

-¡Joder! Esta gente tiene que poseer media ciudad, vaya casoplón...

Abrieron la verja de entrada y la gente empezó a bajarse del bús y a presentarse. Yo introduje el stryker dentro y lo aparqué al lado de la entrada de la mansión. Jack ya se había bajado antes, así que yo hice lo mismo.

-"Vamos John, es hora de hacer nuevos amigos. Lo mismo tienen una capilla y puedes ir a rezar, jajaja."

Salí del stryker y me guardé las llaves en el bolsillo. Llevaba la pistola en su funda, colgada del cinturón. Me dirigí hacia el padre de Staci para presentarme. El sitio pintaba muy bien para hacerlo nuestro cuartel general, nuestro refugio. Al llegar a su altura le levanté la mano para estrechársela.

-"Sargento Tom Highway, muchas gracias por darnos cobijo. Espero que nuestra presencia aquí no les cause demasiadas molestias. Cuando tenga un momento, desearía hablar con usted de ciertos asuntos importantes. Nuevamente, gracias por abrirnos las puertas de su casa."

Me separé de él y me acerqué a la entrada, echando un vistazo a la puerta y al muro que circundaba la casa. Tenía que valorar qué defensas tenían y si se podían mejorar. Paseando por el perímetro, estube un rato dando la vuelta a la mansión. Catalogando todo lo que veía.

Cameron saludó al sargento con afabilidad.

-Claro... sargento -te dijo, tras mirar tus galones -. Supongo que se refiere a la cuestión de la seguridad del recinto y todo eso.

Tambien miró a Jack, que se había colocado a su lado.

-No creo que deban preocuparse por eso. Si hemos sobrevivido hasta ahora, no creo que tengamos muchos problemas para continuar así, pero si quieren acompañarme, les atenderé enseguida. 

El hombre besó a Staci y dejó que ésta se marchara con su madre y hermana para atender a Tom y a Jack, que lo acompañaron hasta el interior de una pequeña sala.

El hombre entró y cerró la puerta. Se trataba de una especie de salita, que en otros tiempos sin duda habría servido como salón de té o algo similar. Todo un lugar para hablar de los cotilleos de la ciudad.

-Esta es... mi pequeña sala de guerra. Aquí se han tomado decisiones básicas para nuestra propia supervivencia, aunque pueda parecer lo contrario.

Cameron tomó asiento en uno de los sillones y os invitó a vosotros a hacer lo mismo.

-Ante de nada, les estoy muy agradecidos por haberme traído a mi pequeña. Si necesitan algo, cualquier cosa, no siempre que no nos ponga en peligro, obviamente, pídanoslo. Así que... ustedes dirán.

Mi inspección resultó vacua. Este sitio parecía Fort Nox y estaba muy bien vigilado. Al volver de nuevo a la entrada, Cameron nos indicó a Jack y a mí que le acompañáramos. En su salita de estar, nos encerramos para hablar.

-"No tiene por qué darnos las gracias, cualquiera hubiera hecho lo mismo. Estos tiempos son difíciles y tenemos que apoyarnos mutuamente. De momento, lo único que necesitamos es cobijo y atención para los heridos. Hay niños en nuestro grupo, necesitan descansar y sentirse seguros."

Me permití relajarme un poco y tomé asiento.

-"Veo que usted y su esposa dan cobijo a bastante gente. Tiene muy bien montado esto, pero sabe perfectamente que esto no es para siempre. En un futuro no muy lejano van a tener que abandonar este sitio y buscar otro lugar seguro. Dígame, ¿por qué no se fueron en la evacuación que se hizo? ¿Sabe algo del ejército? ¿Queda alguna base operativa?"

 Nuevamente Staci fue bombardeada por besos y abrazos. Esta vez, por su madre y su hermana. A las que tampoco había visto desde hacía... ¿cuánto? ¿una semana? Ya ni contaba el tiempo. Sujetó fuerte a su familia. Jamás pensó que sentiría tanta alegría de verlos de vuelta; sanos, a salvo y con toda esa cantidad de gente en la mansión. O la empatía de los Philippi era más amplia de la que Staci conocía, o su familia veía que estar en grandes números significaba más seguridad para ellos mismos.

 De todas formas, estaban a salvo. Todos juntos, con su hija y hermana. El afecto de su madre y las bromas de su hermana.

- Mamá, es tan bueno verte. He estado bien... bueno, tan bien como se puede estar... ¡Carla! Dios, gracias al cielo que estáis todos bien. Nosotros... nosotros hemos perdido a algunos de nuestros amigos. Pero ya no más: por fin estoy aquí. Estamos aquí. A salvo.

 Feliz, Staci se retira con su familia.

Fue el sargento, y no el teniente, quien habló y dirigió la conversación. No le extrañó a Cameron, puesto que se le veía más curtido y entrenado, mientras que el teniente no parecía mucho mayor que cualquiera de sus dos hijas. A pesar de todo, respetaba a aquellos soldados que, tal y como les había dicho, le habían traído a Staci.

-No le quepa ninguna duda de que aquí conseguirán ambas cosas, aunque si planean quedarse más tiempo, deberán aprender a asumir algunas funciones, como todos nosotros.

Pero el sargento parecía preocupado por otra cuestión.

La evacuación.

Cameron suspiró, se echó hacia delante y su semblante se tornó serio.

-Siempre estuve en contra de la evacuación. Aquí estamos seguros y podemos conseguir todo lo que necesitamos en la ciudad. Generamos nuestra propia electricidad y si necesitamos combustible, estoy seguro de que podremos obtener el que queramos de las reservas que queden en las estaciones de servicio o de los vehículos. El hospital nos provée de medicamentos e instrumental y gracias a ustedes, disponemos de un par de buenos médicos cualificados, por lo que he podido ver. Pero allí fuera... seríamos presas fáciles.  Por ese motivo no fuimos con ellos, y me alegro de ello, porque estuvimos vigilando todo el proceso y fue... una autentica catástrofe.

Cameron se puso en pie para continuar hablando.

-Verán. El ejército, jamás tuvo la intención de salvar a nadie. Su prioridad era contenerla, así que en cuanto los pobres desgraciados subieron al barco, un submarino disparó sobre ellos, mandándolo al fondo de la bahía. Ahora hay más barcos, pero pocas probabilidades de que ese submarino no esté vigilando la costa. Luego solo podríamos huir por el interior, y no tiene sentido intentarlo. También está el aeropuerto, pero ninguno de nosotros sabe pilotar y de nuevo, somos demasiados. ¿Dónde podríamos ir sin que nos abatieran antes? No, caballeros. Lo mejor es esperar; atrincherarnos, coger todo lo que podamos... y protegernos a nosotros mismos matando a todos los zombies hijos de puta que encontremos por el camino.

Palidecí al oír lo que había sucedido con el barco. Sencillamente, no podía creerlo. El ejército estaba para proteger a la población y toda aquella gente estaba sana. ¿Por qué acabar entonces con ellos? Quizás Roan tuviese la respuesta, porque de otra manera, aquello era pura y llanamente un asesinato en masa.

-Me niego a creer que ese submarino disparase contra aquella gente sin más. Primero debió decirles algo, advertirles de alguna manera, y después, tuvo que ser la única opción... quizás para proteger al resto. A lo mejor había enfermos entre sus filas o algo parecido. 

Entonces me giré hacia el sargento.

-Sargento, tenemos que buscar una manera de salir de aquí. Tiene que haberla.

Diana no se podía casi creer que estuvieran en un sitio seguro, por fin podrían llorar a sus muertos? La mujer estaba nerviosa, no todo podía ser tan perfecto, sin nadie a quien abrazar para llorar, abrazó al perro. - Aquí estarás acompañado pequeño, por fin podrás tener una nueva vida. - Sabía que ella misma quería quedarse, pero era demasiado inquieta y si podía moverse a buscar comida o medicinas para otros lo haría. Volviéndose hacia el padre de Staci que parecía estar al mando - Me gustaría apuntarme a los grupos de recogida de comida o medicinas, con quien debo hablar?

Cameron se dirigía en ese momento con Tom y Jack a una habitación para hablar con ellos, pero aún tuvo tiempo de responderte.

-Mi mujer puede ayudarte con eso. Ve con ella y con Staci.

Después, desapareció en la salita.

La madre de Staci, sin soltar a ésta, se acercó a Diana.

-Ven conmigo si quieres -le dijo, mientras caminaban hacia la planta superior -. La verdad es que disponemos de varios grupos, pero salimos lo menos posible del recinto, por el riesgo que supone encontrarnos con hordas descontroladas. A veces vamos en busca de suministros; otras, para erradicación. Cuando hayas descansado, podemos hablar con nuestro jefe militar.

Mientras subíais, Diana vio como aparecían niños corriendo y jugando, como si nada ocurriera. Era todo tan diferente allí dentro...

Diana aceptó la mano de Dreidel - Diana, encantada, mi hermano era amigo de algunos del grupo y me rescataron hace poco. Por desgracia mi hermano murió. - Añade con tristeza, aún no había podido llorar su muerte, esperaba que aquella noche pudiera hacerlo como se merecía. Estaba feliz por fin podrían tener un sencillo refugio sobre el que regresar a una sencilla civilización. - Qué bien poder descansar, llevo demasiado tiempo sola y saqueando casas abandonadas de gente viva. Pensé incluso en quitarme la vida pero siempre necesitaba encontrar  a mi hermano, ya no queda nadie de mi familia. - Ahora sólo podía en buscar una nueva familia en la que confiar su destino y junto a la que luchar. 

 La historia de Diana era terrible. No es que hubiese historias lindas en el apocalipsis, pero aquella chica había lidiado con la soledad y la vana esperanza de poder estar con su hermano. Esperaba que su estadía en la mansión le diera el tiempo suficiente para pensar en cómo seguir adelante.

- Realmente lamento que Zach haya muerto. Yo no era una... amiga suya antes de todo esto, pero fuimos muy compañeros estos últimos días. Él lo dio todo.

Roan siguió al señor que al parecer iba a tener una reunión con Tom y Jack dejándolo al margen de la situación. Gesto que no le pareció muy cortés aún así siguió a los acompañantes aún sin ser invitado hacia la salita donde se habían reunido.

John había pasado todo el viaje sumido en sus pensamientos. Había rezado, sí, pero no era lo único que había hecho. Pensaba en el heterogéneo grupo que se había formado y del cual, afortunadamente, formaba parte. No sabía cuánto habría podido sobrevivir por su cuenta ahí fuera.

Pero también estaba la cuestión del futuro. La civilización como tal se había desmoronado. La sociedad rota y la gente abandonándose a la ley del más fuerte, a veces. A él le tocaba confiar en la supuesta bondad innata del ser humano que haría que la civilización volviera a resurgir en lugar de transformarse en una mala copia de Mad Max. Pero no las tenía todas consigo.

Cuando finalmente llegaron ante las puertas de la mansión de aquella chica fue de los últimos en bajar del vehículo. Saber que el individuo de la escopeta era el padre de Staci sólo le tranquilizó en parte. Aquel hombre podía estar agradecido porque su hija volviera sana y salva pero encontrarse de pronto con más de una docena de bocas que alimentar sin que hubiera un lazo de sangre de por medio seguro que no compensaba la ayuda que pudiera obtener. Además en el grupo había personal militar y cualquiera recelaría de que pudieran tomar el control.

John se mantuvo prudentemente callado mientras se introducían los vehículos.

La reja nos mantendrá a salvo, sí, pero también hace más difícil poder volver a salir.

Automáticamente se puso a observar el perímetro. Sabía que la confianza era parte de su profesión pero después de lo sucedido con el último grupo no pensaba volver a caer en el mismo engaño.

Tranquilícese. Aquí podrá descansar y olvidarse de todo lo que hay allí afuera. Al menos, por unas horas. Las palabras del padre de Staci le provocaron un escalofrío en la espina dorsal. ¿Al menos por unas horas? Creo que este hombre quiere invitados, no huéspedes.

El sacerdote siguió al sargento. De todo el grupo, y junto al teniente y Roan, era con quien mejor se entendía.

- Soy el padre Murphy - se presentó cuando pasó junto al padre de Staci. - Muchas gracias por acogernos. Que Dios le bendiga.

Al ver que Tom había pensado de forma parecida y se dedicaba a estudiar las defensas de la improvisada fortaleza se puso a su lado, en silencio, y recorrió el perímetro junto a él.

Roan y John entraron en silencio siguiendo a Tom y a Jack, y permanecieron a la escucha de todo lo que se decía, mientras el padre de Staci hablaba y Tom y Jack interpelaban.

De pie, en un segundo plano, oyeron las preguntas del sargento y las explicaciones de Cameron, en un ambiente que distaba mucho de ser tan optimista como parecía.