Partida Rol por web

El hombre entró y cerró la puerta. Se trataba de una especie de salita, que en otros tiempos sin duda habría servido como salón de té o algo similar. Todo un lugar para hablar de los cotilleos de la ciudad.

-Esta es... mi pequeña sala de guerra. Aquí se han tomado decisiones básicas para nuestra propia supervivencia, aunque pueda parecer lo contrario.

Cameron tomó asiento en uno de los sillones y os invitó a vosotros a hacer lo mismo.

-Ante de nada, les estoy muy agradecidos por haberme traído a mi pequeña. Si necesitan algo, cualquier cosa, no siempre que no nos ponga en peligro, obviamente, pídanoslo. Así que... ustedes dirán.

Mi inspección resultó vacua. Este sitio parecía Fort Nox y estaba muy bien vigilado. Al volver de nuevo a la entrada, Cameron nos indicó a Jack y a mí que le acompañáramos. En su salita de estar, nos encerramos para hablar.

-"No tiene por qué darnos las gracias, cualquiera hubiera hecho lo mismo. Estos tiempos son difíciles y tenemos que apoyarnos mutuamente. De momento, lo único que necesitamos es cobijo y atención para los heridos. Hay niños en nuestro grupo, necesitan descansar y sentirse seguros."

Me permití relajarme un poco y tomé asiento.

-"Veo que usted y su esposa dan cobijo a bastante gente. Tiene muy bien montado esto, pero sabe perfectamente que esto no es para siempre. En un futuro no muy lejano van a tener que abandonar este sitio y buscar otro lugar seguro. Dígame, ¿por qué no se fueron en la evacuación que se hizo? ¿Sabe algo del ejército? ¿Queda alguna base operativa?"

Fue el sargento, y no el teniente, quien habló y dirigió la conversación. No le extrañó a Cameron, puesto que se le veía más curtido y entrenado, mientras que el teniente no parecía mucho mayor que cualquiera de sus dos hijas. A pesar de todo, respetaba a aquellos soldados que, tal y como les había dicho, le habían traído a Staci.

-No le quepa ninguna duda de que aquí conseguirán ambas cosas, aunque si planean quedarse más tiempo, deberán aprender a asumir algunas funciones, como todos nosotros.

Pero el sargento parecía preocupado por otra cuestión.

La evacuación.

Cameron suspiró, se echó hacia delante y su semblante se tornó serio.

-Siempre estuve en contra de la evacuación. Aquí estamos seguros y podemos conseguir todo lo que necesitamos en la ciudad. Generamos nuestra propia electricidad y si necesitamos combustible, estoy seguro de que podremos obtener el que queramos de las reservas que queden en las estaciones de servicio o de los vehículos. El hospital nos provée de medicamentos e instrumental y gracias a ustedes, disponemos de un par de buenos médicos cualificados, por lo que he podido ver. Pero allí fuera... seríamos presas fáciles.  Por ese motivo no fuimos con ellos, y me alegro de ello, porque estuvimos vigilando todo el proceso y fue... una autentica catástrofe.

Cameron se puso en pie para continuar hablando.

-Verán. El ejército, jamás tuvo la intención de salvar a nadie. Su prioridad era contenerla, así que en cuanto los pobres desgraciados subieron al barco, un submarino disparó sobre ellos, mandándolo al fondo de la bahía. Ahora hay más barcos, pero pocas probabilidades de que ese submarino no esté vigilando la costa. Luego solo podríamos huir por el interior, y no tiene sentido intentarlo. También está el aeropuerto, pero ninguno de nosotros sabe pilotar y de nuevo, somos demasiados. ¿Dónde podríamos ir sin que nos abatieran antes? No, caballeros. Lo mejor es esperar; atrincherarnos, coger todo lo que podamos... y protegernos a nosotros mismos matando a todos los zombies hijos de puta que encontremos por el camino.

Palidecí al oír lo que había sucedido con el barco. Sencillamente, no podía creerlo. El ejército estaba para proteger a la población y toda aquella gente estaba sana. ¿Por qué acabar entonces con ellos? Quizás Roan tuviese la respuesta, porque de otra manera, aquello era pura y llanamente un asesinato en masa.

-Me niego a creer que ese submarino disparase contra aquella gente sin más. Primero debió decirles algo, advertirles de alguna manera, y después, tuvo que ser la única opción... quizás para proteger al resto. A lo mejor había enfermos entre sus filas o algo parecido. 

Entonces me giré hacia el sargento.

-Sargento, tenemos que buscar una manera de salir de aquí. Tiene que haberla.

Roan tomó asiento y escuchó con detenimiento todo lo que estaban hablando, había sido muy clarificador saber más y por ahora participar en la reunión era todo lo que tendría que hacer para saber en qué circunstancias se encontraban. Debido al alto grado de optimismo del Padre de Staci que parecía que habían encontrado el paraíso perdido Roan habló. - Por mi parte si todo los que nos cuenta es verdadero y no nos oculta nada... Me gustaría quedarme aquí, parece que tendrá provisiones para al menos todo un año, con enlaces al hospital y a otras vías, como le dije antes a su mujer sería bueno que el grupo tuviera una base operativa y a partir de esta hacer sus misiones. Necesitaríamos teléfonos o walkys de gran distancia para comunicarnos en cuanto salgamos. Yo puedo decir que si todo es tal como usted lo pinta me gustaría quedarme y ejercer como médico. Si me necesita para alguna escaramuza pues también, de todo lo que ha dicho antes desconozco cualquier otra información, y si lo que dice es cierto estaremos más a salvo aquí que en cualquier barco. Después Roan calló mirando a los presentes y viendo lo que tenían que decir u opinar.

Habíamos llegado a un nuevo refugio seguro en el que poder quedarse a descansar. Aún recordaba el último grupo de humanos que les había ofrecido algo de seguridad y cómo al final habían tenido que salir por patas de la granja, huyendo de aquellos lobos zombies mutados. Al menos en esta ocasión tenía claro que las personas de ese grupo eran de fiar, puesto que el padre de Staci parecía ser quien lideraba el grupo.

-¿Tenéis alcohol? ¿Alguna botella de whisky, ron...? -le pregunté al hermano de Staci y, por el tono en que se lo dije, cualquiera podría pensar que se trataba de una prioridad. Me volví hacia Tessa, no queriendo marcharme al interior del caserón sin indicarle lo que iba a hacer. No quería preocuparla-. Voy a echar un trago y a darme una buena ducha si aún funciona el agua corriente. Estoy agotado, cielo.

El chico con el que hablaste se giró hacia ti y te dijo que no era el hermano de Staci, que se encontraba fuera con una partida. Por otro lado, sí que había alcohol que ellos mismos destilaban, pero estaba racionado. En cualquier caso, podíais subir a vuestras habitaciones y quizás más tarde, pudiera conseguirte algo.

En aquellos momentos, ya había desaparecido la mayor parte de los vuestros, bien hacia las habitaciones, como era el caso de Claire, Keira, tu madre o Diana, o a algún otro lugar. Los soldados habían entrado en una salita para hablar con el padre de Staci.

Sigo un tanto estática allí, pensando que hacer y qué no, hasta que Larry me habla siendo aquel detalle lo que me trae de nuevo a la realidad. Se estaban moviendo demasiado rápido, tanto que no sabía donde estaba parada. Vamos Tess, reacciona.- me digo dando un pequeño toque en la cabeza. - Te acompaño, tomamos algo y la ducha también me apetece. - respondo al coger su mano, no quería separarme de él. Es lo único más cercano que tengo allí. 

- Nos toca relajar un poco cariño, así que vamos a una de las habitaciones y quizás pillamos algo en el camino. ¿No? - pregunto a mi chico mientras dejo un dulce beso en sus labios. Uno de nuestros compañeros aún está sin hacer nada, así que le digo. - James, puedes entrar... Seguro tienen comida. - termino por decir, ya encaminando mis pasos junto a Larry hacia el interior de la Mansión. 

Dreidel acompaña a Staci, Diana y Carla a una habitación.

-Esta es nuestra habitación. Aquí podréis descansar sin miedo. Tenemos el agua racionada, pero no creo que nadie se oponga a que os toméis una ducha. Después, podéis bajar a comer algo si os apetece.

La madre de Staci miró a ésta de nuevo y a su otra hija, Carla. Hacía mucho tiempo que no las veía juntas de nuevo. 

-Espero que tu hermano no tarde demasiado en venir. Seguro que se lleva una buena sorpresa al verte.

Unos minutos más tarde, estabais en una habitación para vosotros. Según os dijeron, disponíais de agua corriente, al menos para que os duchaseis aquel día, porque estaba racionada. La comida se serviría más tarde, en el salón.

Lo cierto es que después de tantos sufrimientos y carencias, sonaba raro tener de todo, desde comida hasta agua, pasando por la seguridad de que no serían atacados en cualquier momento.

James miró a su alrededor.

-Es muy extraño. No sé por qué, pero no me fío de esta gente. Quizás sea porque... es demasiado bueno para ser verdad. Creo que iré a dar una vuelta por ahí, a ver cómo está mamá y qué me encuentro. Nos veremos luego.

James salió y os dejó a solas.

Me quedé perplejo ante lo que nos contaba Cameron. ¿Sería cierto? ¿Qué sentido tenía expandir la idea de la evacuación y llevar a la gente a un barco para luego hundirlo? Si hubieran activado el protocolo de infecciones, directamente habrían lanzado un bomba termonuclear sobre la ciudad y listo... adiós muertos y adiós vivos. Algo raro pasaba y tenía que averiguarlo. Jack, preocupado, se dirigió pasaroso a mi.

-"Encontraremos una salida, no te preocupes Jack. A mí también me cuesta creer que el ejército hiciera eso, pero no debemos de dudar de la palabra de Cameron. Iré a investigar el puerto y los alrededores. Cuánta más información tengamos, mejor preparados estaremos para buscar una solución segura."

Por el rabillo del ojo vi que entraban en la sala John y Roan. Me dirigí a Cameron.

-"Me temo que el hospital ya no es seguro para ir a recoger medicinas. Pasamos por allí y los zombis habían derribado las vallas y se habían metido dentro. En un tiempo, la comida empezará a escasear. Vendrán más refugiados aquí y serán más bocas que alimentar. Y aún peor, habrá gente que quiera arrebatarles todo lo que tienen... ya nos cruzamos en nuestro periplo con gente así y escapamos de milagro. Y todo eso sin olvidar a los muertos. Deberían pensar en tener un plan de fuga para cuando todo eso llegue. Sigo pensando que coger un barco y salir de aquí es nuestra mejor baza. Yo seguiré investigando lo sucedido y recopilando información."

Roan se sentó y expuso su opinión. Por una vez me alegré de escucharle que se quedaría aquí para ayudar a esta gente. No nos llevábamos muy bien y aunque habíamos pasado mucho juntos, seguía sin confiar en él. Si le perdía de vista, no iba a echarme a llorar. Yo por mi parte, había conseguido mantener mi palabra y mi cometido: poner a salvo al grupo y traerlos hasta aquí... con lo que ya no estaba atado a nadie. Como bien dijo Jack en el bosque, hace ya una eternidad aunque sólo hayan pasado algunos días, ya no éramos soldados. Quería buscar a su amada Claire y no quería que le llamáramos teniente. Keira se había enamorado de Claire, con lo que para ella el ejército había pasado a un segundo plano. Yo, sin embargo, no tenía nada ni nadie que me esperara ahí afuera. Siempre había tenido al ejército como mi familia y ahora, hasta eso parecía irse a la mierda.

-"Bien, creo que nos vendrá bien descansar y recuperar fuerzas. Este sitio puede aguantar un buen tiempo y seguro que muchos de nuestro grupo se querrán quedar aquí, como tú mismo, Roan. Mañana por la mañana haremos una pequeña reunión en la que hablaremos de lo que quiere hacer cada uno. Yo... yo, sin embargo, no me quedaré aquí; no creo que este sea mi sitio. Si me permite Cameron, quisiera salir ahora para investigar un poco el puerto desde lejos. Volveré pronto, antes de que anochezca."

Estaba decidido a observar el puerto y ver qué había pasado de verdad allí. Además, tenía que quedar algún punto donde hubiera militares. Un puesto de avanzadilla o algo así, para observar la ciudad.

Acompañando a Dreidel, Diana se queda impresionada del tamaño y la tranquilidad de la casa. No podía pensar que aquello fuera real ni que ese sitio existiera, era como estar en un cuento tras una larga pesadilla. - Muchas gracias! no puedo ni pensar que se pueda usar el agua caliente, hace tanto que no disfruto de una ducha... - Su mirada perdida pues hacía tanto que se duchaba con agua fría y bastante sucia, pues la limpia había que guardarla para comer. - Creo que tengo aún trozos de zombie pegado al pelo, del que me salvó Larry en el último momento. - Dijo intentando hacer una gracia, aunque parecía que no se le daba bien en aquel momento. Se sienta en un sofá de la habitación esperando a que le llegara el turno de la ducha y relajar la mente, pues estaba más cansada mentalmente de lo que se había imaginado. 

Diana sin más preámbulos aceptó la invitación de ducharse, tras dejarse bien aseada bajó al comedor a comer algo caliente, otro de los placeres que llevaba tanto sin poder disfrutar. 

Cameron escuchaba atentamente. Sabía que aquellos hombres parecían ser el corazón del grupo, por muy diverso que fuese, y era importante aclarar las cosas con ellos antes que con el resto.

Roan había hecho hincapié en algunas cuestiones importantes, y el padre de Staci no dudó en responderle.

Tenemos todo lo que pide, pero nuestros equipos serán distribuidos cuando y entre quien vaya a usarlos. Compréndalo, no disponemos de tantos como quisiéramos y los necesitamos. Pero está bien saber que podemos contar con usted.

Sin embargo, parecía ser el sargento quien continuaba llevando la voz cantante. 

Es una mala noticia la del hospital. Contábamos con él, aunque no hubiésemos ido aún. Pero todavía disponemos de numerosas farmacias a las que acudir. Lo conseguiremos -dijo con confianza.

Sin embargo, su reacción no fue la misma ante la idea de salir para explorar.

-No, no puedo autorizar eso. En primer lugar, sería peligroso. Desde el mismo momento en que entraron aquí, es mi obligación velar por el bienestar de todos y ese vehículo que ha traído es muy importante. Su vida... también lo es, pero la muerte forma parte de este nuevo estilo de vida. Usted va a arriesgarse con algo que podría venirnos muy bien en un futuro. Así que mientras esté aquí, acatará mis órdenes y esperará a que yo decida cuándo salir y para qué. Además, su idea de huir por mar ya ha sido rechazada, así que no insista.

Después se levantó. Su tono esta vez había sido duro e implacable, muy diferente al anterior.

-¿Algo más que añadir, caballeros?

- No, por mi parte nada más, ha sido usted muy amable, y veo su decisión muy acertada, dijo haciendo la pelota al padre de Staci. - Yo ya digo que me siento bien aquí, y creo bien que sea usted y sus camaradas los que lleven el control de las cosas por dejar, ya le digo que estoy disponible para trabajar, ahora buscaré una habitación para descansar, muchas gracias padre de Staci por la charla ha sido muy instructiva. Comentó levantándose y yéndose de la sala para buscar una habitación para descansar, si fuera posible cerca del aseo pues también se tenía que duchar, y de paso ver si estaba cerca las máquinas para lavar la ropa, era toda una tarea de asearse y mudar su ropa si era posible. Elogiaba a su madre, la cantidad de horas que había echado al día para que su hijo fuera limpio y aseado al colegio, ahora ya sin su madre Roan conservaba la misma pulcritud y dignidad que le había llevado hasta ocupar una posición de renombre.

Tenían alcohol, pero racionado, lo que para mí resultó una completa decepción. ¡Ni siquiera podría emborracharme en pleno apocalipsis zombie! Lejos quedaban ya los tiempos en los que habíamos estado en la casa de los Miller y habíamos podido emborracharnos antes de que todo se descontrolara. Hera, Ares, Nikola, Eve, Donnie, Zach... Pensé en todos a los que habíamos perdido, los que no habían conseguido sobrevivir hasta entonces.

De la mano de Tessa, acudí hasta una de las habitaciones en la que podríamos descansar después de todo lo que habíamos vivido. Me gustaba tenerla cerca. Tess... Ella era mi apoyo, el mayor apoyo con el que podía contar, además de mi madre y mi hermano James.

Escuché a James mencionar que no se fiaba de aquellas personas. Asentí, aunque sin añadir nada al respecto. Los padres de Staci dirigían aquel refugio, por lo que por el momento me era suficiente para darles mi voto de confianza, aunque después de haber sido fácilmente drogado por el grupo de Grace y Jake, era descabellado pensar en otros grupos hostiles similares.

-Nos vemos luego, James -me despedí de mi hermano, quedando a solas en la habitación.

Una vez que mi hermano se marcha, rodeo a Tessa entre mis brazos y la besó con dulzura en los labios, con un claro cariño. Incluso en medio de todo el horror que había vivido y el dolor experimentado, Tess lograba que pudiera olvidar el horrible mundo en el que ahora vivía.

-Te quiero, pelirrosa -te dije, con dulzura, mirándola a los ojos, apoyando ahora mis manos en sus mejillas-. Voy a ir a ducharme, con toda la sangre de zombie encima debo de apestar. Lástima que no tengamos algo de alcohol para celebrar que hemos llegado a este refugio. -Sonrío con picardía-. Ni siquiera en el apocalipsis me puedo emborracharme.

Y allí estamos en aquella habitación con un largo camino transitado que puede ser doloroso, es que si haces un pequeño resumen de cada situación, sí o sí necesitas quedarte con lo bueno. Lo que en verdad ahora importa. Y entre esas cosas, entre la vorágine de realidad tortuosa que tenemos, está Larry, mi oasis, mi faro y seguro será mi todo. Por esa razón cuando quedamos solos tras las palabras de su hermano, me dejo llevar por su impulso cuando siento sus manos en torno a mi cintura, sólo para corresponder con dulzura a ese beso compartido. Un beso que sabe a muchas cosas, y también tiene su toque de pasión. 

- Yo también te quiero, Larry. - respondo sincera, cuando siento el calor de sus manos en torno a mis mejillas. -  Hm, igual te ves guapo. Le da un toque. - bromeo para quitar el hierro, para intentar que se sienta mejor mientras asiento a lo que dice después. - Y lo bien que nos vendría, pero habrá que hacer conducta con respecto al alcohol. - digo al sonreír con cierta picardía y luego rodeo con mis brazos su cuello. - ¿Y si nos damos una ducha juntos? - pregunto a modo de propuesta, quizás entre tanta mierda, un poco de amor no vendría mal. 

Ya aguardando por su respuesta, quedo allí mirando sus ojos mientras pienso que este remanso no durará mucho. Somos bastantes, el lugar debe tener insumos pero llegará un punto donde habrá que salir por patas o matarse entre todos. No quiero pensar en ello, me deprime bastante y ahora Larry incluso lleno de sangre de zombie, es sexy. No lo pienso demasiado, regreso a sus labios, dejando un beso más sentido y un pequeño tirón de su labio inferior con mis dientes. Hay que sacar el sol, hay que brillar por un instante. Uno solo más. 

Sonrío ante la broma de Tessa sobre que encontrarme sucio y ensangrentado aun así me da un buen toque. En medio de esos instantes de armonía y paz, ella rodea mi cuello con sus brazos y me propone darnos una ducha juntos. Teniendo en cuenta todo lo que habíamos pasado, nos merecíamos un poco de relax.

El beso de Tess y el pequeño tirón de la pelirrosa en mi labio es todo lo que necesito para saber que quiero estar con Tessa. Ahora y siempre, mientras el apocalipsis zombie lo permita.

-¿Sabes, Tess? Creo que darnos una ducha juntos es la mejor idea que he escuchado desde hace días -le digo, con una sonrisa en los labios y un brillo de emoción en la mirada.

Tomándola de la mano y sin dejar de sonreírle, casi como si fuera un niño, me dirijo con Tessa a las duchas. Al entrar y asegurar la puerta para que nadie nos interrumpa, me quito en primer lugar la camisa, totalmente ensangrentada, luciendo un torso musculado con abundantes tatuajes. Después, dejé las zapatillas a un lado y me quité los pantalones y los calzones, quedando totalmente desnudo. En otros tiempos, quizá hubiera expresado cierto pudor al desnudarse tan rápido, pero quería a Tessa. Con ella me sentía cómodo de cualquier forma. Se había convertido en una parte muy importante de mi vida, en la mejor compañera que hubiera podido desear.

Me aproximé a la ducha y dejé que un chorro de agua descendiese sobre mi cabeza, limpiando mi cabello de la sangre de zombie y posibles restos de seso y hueso. Hacía mucho tiempo desde que me había duchado por última vez, por lo que aquel chorro de agua fue de lo más placentero y relajante.

-Está genial, ven... -le digo a Tessa, cerrando los ojos y levantando la mirada hacia el chorro-. Dios, hacía siglos que no me daba una ducha...

No sé por qué pero esto me huele a secuestro y robo del Stryker pensó el sacerdote al escuchar las palabras del padre de Staci.

John había entrado con los demás pero se había mantenido en un discretísimo segundo plano. No quería hablar y al parecer tampoco los demás esperaban que lo hiciera. Se dedicó a observar el rostro de Cameron intentando ahondar en sus pensamientos. ¿Realmente aquel sitio era el refugio que parecía?

No cabe duda de que este hombre hará lo que sea por los suyos. Eso obviamente incluye a Staci pero creo que nosotros sobramos en esa ecuación.

El problema estaba en si, cuando pudieran (o debieran) salir de aquella mansión, lo harían a pie o con el flamante vehículo que habían traído.

Esto no me gusta un pelo. Me veo de nuevo con una mano detrás y otra delante. El médico podrá quedarse porque es útil y los militares no sobran precisamente. Pero nadie va a querer consuelo a cambio de comida. Me parece que aquí estoy de más y sin ninguna utilidad aparente.

- Claro que lo es. - respondo con una sonrisa dibujada en mi rostro. De la mano vamos caminando a paso tranquilo hacia el baño, lo miro a los ojos, quedando allí en la perpetuidad de ese destello especial que me llega, inunda y abraza. Una vez estamos en aquel rinconcito de la mansión, me quedo de pie observando como se quita la ropa con total embelesamiento. Haciendo un recorrido para nada sutil de sus tatuajes, cada línea de sus músculos y los magullones que tiene debido a esta realidad que ahora nos toca vivir. Es una contemplación que habla de deseo, pero también de admiración, siendo un momento tan íntimo que en cierta forma nos merecemos. 

Una vez ingresa a la ducha para quitarse los restos de un presente abrumador, el apocalipsis en su piel, hago lo propio al abandonar mis ropas, cuando estoy completamente desnuda ante él. Mis pechos caen ligeramente debido a su tamaño, mientras que también, estoy llena de golpes, rasguños y demás detalles, más allá de tener un largo tatuaje en la espalda que es una rama de cerezo que se extiende desde la nuca hacia donde la cintura pierde su nombre. 

Más allá de ese detalle, la palidez de mi piel y un cuerpo delgado pero equilibrado en sus curvas, me permiten estar conforme conmigo misma más allá de que es la primera vez que él me ve así. Sólo dejo escapar un suspiro de mis labios y me adentro a la ducha mientras guardo para mi la imagen de Larry allí bajo el agua. Rápidamente me coloco junto a él, permitiendo que el agua acaricie el rosado cabello, el cuerpo y la sensación es extasiante. - Wow, es increíble. - digo al sentir ese confort que hace tiempo ya había creído olvidar. Mis manos, tentadas por explorar, acarician el torso y los brazos de mi chico, interpretando con la yema de mis dedos y gracias al roce, cada historia, cada herida, como si fuera compartida entre los dos. 

- No me niego a una ducha y a una buena comida. Y hace mucho que no veo a Oswald... ni a ninguno de ustedes, hasta hace un momento. Espero que llegue pronto...

 Staci sigue las sugerencias de su madre y, luego de que terminase Diana, se dispone a bañarse ella misma. Por suerte para ella, al estar en su casa pudo darse un buen cambio de ropas (con su propia ropa). Luego de asearse debidamente luego de tantos días en la suciedad y la desolación, sentirse aseada era la mejor sensación imaginable. O la segunda mejor sensación, siendo la primera la de tener a su familia.

 Luego de eso, baja a comer. Puesto que no había llenado mucho su estomago en estos últimos días.

Ver a su hermana de nuevo era algo con lo que no contaba. Estaba claro que tanto ella como aquella amiga suya, Diana, a quien no conocía, necesitaban, no tanto una buena ducha como una excelente demostración que incluso en un apocalipsis, podía seguir existiendo la civilización.

Esperad. No vayáis a poneros cualquier cosa. Tengo mucha ropa. Recordad que las tiendas están vacías, así que antes de que papá limitara nuestras salidas, conseguí pasarme por las tiendas de ropa más caras y escoger unas cuentas cosas. Así que ahí tenéis, poneros lo que queráis.

Al abrir el armario, visteis lo que podía ser el guardarropa de una estrella de cine, con docenas de zapatos y vestidos de toda clase, y de lujo. Desde luego, Carla sabía dónde escoger.

Una vez vestidas, ella misma se puso algo que rompía un poco con la imagen de niña modosa que Staci tenía de ella, y se dispuso a bajar con vosotras, aunque antes de salir, una vez su madre y la de Staci os dejó a solas, os detuvo un instante.

-Esto es una cárcel, hermanita. Mamá solo dice que es por nuestro bien, pero cada día que pasa, Papá se parece más a un dictador que otra cosa. Staci, tienes que sacarme de aquí. Tenemos que salir de aquí. No aguanto más.

Observé el cuerpo pálido y desnudo de Tessa, maravillado por su belleza mientras dejaba que el chorro de agua cayera sobre nosotros. No sólo era hermosa por fuera, también por su interior. Recordaba cómo pensar en ella me había dado fuerzas para sobrevivir en el rascacielos y cómo posteriormente había sido Tess quien me había logrado sacar del cine, haciéndome reaccionar, cuando había quedado impactado por la muerte de los pequeños.

Había estado a mi lado cuando más la había necesitado.

Sentir las manos de Tessa acariciando mi torso y brazos, recorriendo mi cuerpo, es una sensación placentera y hermosa. Mientras el agua desciende sobre nuestros cuerpos desnudos, poso una mano sobre la nuca de la pelirrosa, acariciándole el cabello con suavidad mientras mi cuerpo se juntaba con el suyo.

-Te quiero -le digo, susurrando casi en su oído, mordisqueando de forma juguetona el lóbulo de su oreja izquierda, para acto seguido comenzar a besarla a lo largo del cuello, unidos en aquel abrazo.

Diana salió feliz de la ducha y con una sonrisa gigante al ver la posibilidad de ponerse una ropa nueva y limpia. - Muchas gracias por la ropa, necesitaba ya algo más ligero para estar por casa. - Diana iba con ropa militar, botas y chaleco, lista para una batalla como tantas que había tenido últimamente. Pero si ahora iban a estar un poco en aquella casa podría aprovecharlo para lavarla y ponerse algo más bonito un poco al menos. Se sentía más humana ahora, al volver a un resquicio de civilización. Vio muchas cosas muy picantes y sexy pero no le parecía ni el momento ni el lugar para usar aquella ropa. Seleccionando algo muy cómodo y relajado se vistió. Se sentía genial, aquella ropa era tan diferente que parecía que no hubiera habido ningún apocalipsis. 

Cuando escuchó las palabras de la chica Diana no se sorprendió, era joven y seguro que sus padres la querían proteger todo lo posible. Por si no fuera suficiente aquellos padres tenían la capacidad de hacerlo, no como ella había podido cuidar a su hermano. Así que no podía culpar a nadie por querer salvar a su hija pues ella habría hecho lo mismo para salvar a su hermano de haber podido. - No puedes decir eso, tus padres quieren protegerte y ahí fuera no hay nada más que muerte y desolación. Hay que intentar salir lo mínimo, sólo para conseguir los suministros necesarios pues no creo que en este sitio aún sean autosuficientes aunque tal vez deberían intentarlo.