Partida Rol por web

Tarmi ve caer a la criatura ante su rayo y no puede evitar sonreir abiertamente y sentirse complacido, parece que sus facultades no estaban fallando después de todo, y tenía claro que el primero de los monstruos había caído principalmente por su poder. Sí, el orgullo era uno de sus pocos defectos, o al menos de los pocos que él reconocía como tales, pero al fin y al cabo nadie era perfecto.

Tal vez este mismo orgullo le traiciona cuando confiado por su anterior ataque busca una nueva posición entre las sombras y lanza otra vez su rayo contra la bestia que quedaba en pie...

Trzando una diagonal perfecta entre la criatura y Keyla, la elfa lanza sus flechas con la rápidez a la que estaba acostumbrada en sus años entrenamiento en los bosques.

Todos los ataques van dirigidos al único enemigo superviviente. El animal esta acorralado y, aun sin ser demasiado lista, comprende que es imposible que salga con vida de esta lucha. El instinto y el miedo a la muerte al parecer le dan una subida de adrenalina, pues evita todos y cada uno de los ataques enemigos con una destreza sorprendente, impensable en una criatura tan poco agraciada.

La bestia ha aprendido a estar atento al humano y su hacha, esta vez la esquiva facilmente, aunque Alek consigue dejarle un pequeño rasguño. Parece que tiene su atención. - Vamos grandullón, bailemos tu y yo - acompaña a las palabras con una carcajada

Galombor avanza hacía la criatura y golpea con su hacha en vano, una vez más la bestia consigue eludir su golpe. Galombor empieza a pensar que preferiria la precisión de una espada a la brutalidad de su hacha.

La bestia parece esquivar cada golpe, algo no cuadra, no parecía tan ágil. En un intento desesperado por acabar con esto ya, el dracónido empuña su daga con cuanta fuerza le es posible y ataca directamente al enemigo.

El anciano sonríe ante la ayuda prestada por el paladín: Esto...muchas gracias muchacho. En verdad que portais la fuerza de Bahamut. Ah...dichosa juventud. Dice estas últimas palabras suspirando, como recordando sus días jóvenes. En que era más grácil, rápido y habilidoso. Cuando vuelve a girarse hacia el paladín, observa cómo este se aleja de nuevo hacia el combate.

Ahhhh...por supuesto, claro, claro. En que estaría yo pensando... Dice al darse cuenta de que el combate aún no había terminado y que era momento de mantener la guardia. Como era aquel conjuro...dice mientras se rasca la cabeza con la mano izquierda, a la vez que con la derecha levanta su libro de conjuros a la altura de la cara para poder observar mejor. Baja la cabeza y se concentra en su libro de conjuros mientras busca el conjuro deseado. Yo juraría que estaba por aquí... Kalia, pequeña, podrías ayudarme a buscar...uy!perdona chiquilla. Vuelve a decir, al ver que su compañera está metida y concentrada en el combate.

Finalmente cierra el libro de conjuros y dice: esto siempre funciona. Comenta en bajo mientras gesticula y pronuncia las palabras adecuadas para que unos proyectiles surjan de sus manos y se dirjan hacia el enemigo, sin embargo los mismos se estrellan contra la pared. ¡Maldición!. Susurra el anciano dando un pequeño saltito sobre sus punteras y con los puños cerrados en señal de frustración.

El monstruo recibe golpes por todos los francos y con un muro impidiendole la huida. La criatura una vez mas consigue evadir todos los golpes, a excepción del ataque de Alek, el cual consigue producirle una pequeña brecha en la cabeza.

Entre la confusión de tanto enemigo frente a él, el monstruo responde al único ataque que a conseguido herirle. El guerrero recibe en el acorazado pecho un garrazo que traspasa la armadura y llega a la carne, así como en su momento hizo su compañero contra Galombor.

El brujo ve cerca el final del combate y decide que no merece la pena arriesgar, se aleja aún más de su enemigo, manteniéndose en las sombras, pero aún dentro del alcance de su poder. Poder que usa de nuevo para intentar rematar a la bestia, pero desde tan lejos parece que no es capaz de apuntar con precisión y el rayo que sale disparado de su mano por poco acaba en la espalda de Leuden.

Bueno, mejor, tampoco voy a hacerlo yo todo, que de ese se ocupen los demás... Piensa para sí con su desdén habitual hacia cualquiera que no sea él mismo.

Leuden no se lo piensa dos veces y aprovecha su posición ventajosa para asestar una buena estocada a la criatura. Busca un resquicio en la armadura natural del ser e introduce su estoque intentando buscar un punto vital, aunque tiene que hacer un esfuerzo titanico para conservar la concentración y el equilibrio al ver pasar el hechizo de Tarmi muy cerca suyo.

Keyla observa como llueven hechizos, impactos y todo tipo de artificios en dirección a la inquietante criatura, avergonzada por su falta de precisión con el arco, le dice a Sigimund:

-Tranquilo, si no se puede interferir en una cosa que, no sé por qué, en este momento no existe, creo que es manifiesta mi falta de concentración... no sé qué es lo que me pasa, lo intento y lo intento, pero no consigo apuntar con la prescisión que debería.. -Comenta Keyla con tono de frutración

Pero Keyla persevera y no cesa en su empeño de echar una mano en el combate, mira a ver si encuentra alguna línea directa de disparo, pero se da cuenta de que sus compañeros han sitiado completamente a la criatura y resultaría muy dificil ensartarla en una de sus flechas evitando dañar a alguno de ellos. Por lo que decide adelantar unos pasos y quedarse quieta observando desde la segunda línea todo lo que ocurre en el combate, pendiente de que sus compañeros no resulten heridos y en caso de que esto esto sucediera echarles una mano. Y de esta manera también, reservar las fuerzas para ocasiones venideras.

Mientras uno de los proyectiles de Tarmi pasa rozando cerca de Leuden para terminar chocandose una vez mas contra el muro y la exploradora toma posiciones mas ventajosas, Leuden esgrime su estoque con gran destreza, consiguiendo herir a la escurridiza criatura. Al parecer perfora algún órgano vital, pues la criatura palidece a gran velocidad y cae muerta tras el ataque.
Tras tanta tensión al fin os alzáis como vencedores una vez mas.

Los cuerpos de las lamentables criaturas yacen inertes en el suelo de piedra, con una mueca de eterno y silencioso grito en sus rostros. Aun recordáis ese sonido desgarrante que de haber durado mas tiempo habría sido una muerte segura.

Ahora que están quietas podéis percibir mejor que son estas cosas. Son pálidas y ciegas, por lo que podéis deducir que no frecuentan la superficie. Al perecer, gracias al sonido que emitían y a sus peculiares "orejas" se orientaban como los murciélagos.
También veis que llevan un collar de cuero, como si fueran las mascotas o los guardianes del lugar, aunque por lo desnutridas que están su cuidador hace mucho que desapareció.

Ahora que la calma por fin reina ese lugar, podéis ver mas detenidamente que en las paredes de la sala hay mas grabados, gente luchando con espadas y lanzas. Hay algunos gravados mas que por la humedad y el negro musgo que brota por las paredes de la zona resultan un poco difícil de entender...

Al rededor de toda la sala hay antorchas que, aunque ahora están todas apagadas, si hicieran lumbre lo harian todo mas fácil.

Keyla recorre con su mirada todas aquellas piedras repletas de historias ocultas, deseosa de poder revelar los secretos que guardan sigilosoamente aquellas ruinas, alza la vista hacía la parte superior de aquella gruta fijandose en las hediduras y marcas de razas y civilizaciones registradas en sus paredes. La vida ha pasado por aquella lúgubre caverna dejando una marcas que a primera vista podrían resultar indescifrables, pero que Keyla se empeña en poder hallar todos los datos que sea posible, recorre las paredes palpándolas, y el frio la invade al tocar la humedad que transmiten los muros que con el paso del tiempo han ido creando una pélicula viscosa y resbaladiza.

Paseo mi mirada por toda la pared intentando reconocer algun detalle, alguna escena, algun motivo, lo que sea. A veces creo identificar alguno, pero luego me doy cuenta de que no es asi, pausadamente y tomandome mi tiempo, voy examinando cada detalle de los relieves.

Oh...no os preocupeis pequeña. Dice el anciano en respuesta a las inquietudes de la elfa. La tensión del combate impide una concentración adecuada. Concluye con una sonrisa amable a su compañera.

Finalmente el enemigo cae abatido al suelo por Leuden. Muy bien jovencito. Estaba dando muchos problemas esta fantástica criatura.  Dice acercándose lentamente para intentar estudiarla. Durante unos minutos observa y toquetea a la criatura. Ah...fantástico universo en el que nos desenvolvemos. Suspira contento de observar una criatura desconocida para él.

Mientras sus compañeros otean los alrededores el anciano se entretiene con la criatura. Rebuscando y dándole la vuelta en la medida de sus posibilidades, intentando estudiarla.

No es, si no cuando han pasado casi 5 o 10 minutos que es consciente de los estudios de sus compañeros sobre las paredes de la estancia. Se levanta rápidamente, dentro de sus posibilidades y se acerca a los muros de la habitación. Permitidme...dejadme ver...oh...que maravilla...estos grabados son impresionantes. Quizá quieran decirnos algo. El viejo frunce el ceño y concentra toda su atención en poder encontrar algo. Acerca su cabeza todo lo que puede al muro y empieza a pensar y meditar, intentando interpretar su significado. Realmente produce gracia las expresiones que el anciano pone en su cara para intentar conocer algo del lugar. Demasiado concentrado para ver otras cosas o escuchar a otra gente.

Tarmi mira al grupo y menea negativamente la cabeza mientras se acerca a las antorchas de las paredes y empieza a encenderlas con su lámpara. Tal vez así podáis ver algo más que oscuridad aquellos que no estáis bendecidos con una visión que penetra las sombras, como es mi caso. Y seguidamente el también estudia los grabados, intentando recordar algo que les haga cobrar sentido.

Leuden sacude su espada para limpiar la sangre del bicho y la guarda en su funda. Acto seguido se sienta un momento a descansar del combate y sus heridas y se las cuida un poco. Cuando ya esta un poco descansado se va a la estatua y la observa detenidamente.

Alek toma algo de aliento mientras se ata un vendaje en la herida más fea. Mira alrededor mientras piensa bueno, parece que son competentes luego mira a las bestias, claro que habría que haber visto a esos bichos en plena forma.

Galombor espera a las conclusiones de sus compañeros, deducir e investigar nunca han ido con su carácter. Se acomoda apoyándose en un pilar y empieza a vendar sus heridas.

-Ha sido un combate digno. No obstante, debemos ser cautelosos los amos de estas criaturas deben ser poderosos.
En ese momento junta sus manos en una plegaria. -Dios de platino todopoderoso que tus garras sean nuestra fuerza y tus alas nuestra salvación.