Partida Rol por web

 Michl les preguntó a sus jóvenes colaboradores:

 ¿Los habéis visto? ¿Cuantos eran?

 Había un enano y un elfo salvaje, uno en cada callejón contestó uno de los pillos

 Y el encapuchado que iba con ella. respondió otro

 Espera, creo que he escuchado algo dijo el tercero

 Sí, yo también he oído algo confirmó el cuarto.

 Dispersáos dió la orden Michl al ver que cuatro figuras se agolpaban en la entrada del callejón, detrás de Ragnar: dos pequeñas, una más gruesa que la otra y dos altas, una masculina y otra femenina.

 Llegaron al segundo callejón justo a tiempo para ver como Michl y su cuadrilla se escapaban corriendo en dirección a la primera calle, dónde habían estado ellos minutos antes.

 En la oscuridad del callejón no se apreciaba ni rastro de Ragnar.

 Elendorn vió movimiento en los tejados. Arqueros. No podía precisar si era un sólo hombre o un par de ellos. Apuntándolos, acechándolos....

Estaba claro que aquellos pequeños ladronzuelos nos investigaban del mismo modo que nosotros a ellos.

Rápidamente me pegué a la pared y saqué mi lanza intentando pasar desapercibido.

 Los pilluelos se alejaron corriendo, desperdigándose por las calles.

 ¿Dónde se había metido aquel beórnida de orejas puntiagudas?

 Los muchachos huyeron sin presentar batalla.

 Rudigar, Elendin, Fjalar y Elendorn, que parecía repasar los tejados sin fijarse en lo que tenía delante de si, recorrían el callejón.

 No parecieron percibir a Ragnar en absoluto.

Cuando los chicos huyeron, me asomé para llamar la atencion de mis compañeros y ponerlos al tanto de lo que habia visto y oido.

Los ladronzuelos nos vigilaban...y se habían percatado de nuestra presencia. Al menos de la de Fjalar y la mia propia, ademas de la de Elendin y Elendorn...aunque nada les habia oido sobre Rudigar y Tirlinde...tal pvez pudoeramos aprovechar aquello.

─No, en serio, ¿Ragnar no debería estar aquí ya? ¿le habrá pasado algo? ─dijo Rudigar en tono de preocupación sincera─ O sea, no quiero sonar a mi abuelita Franelda, pero a lo mejor se ha metido en un lío.

El beórnida élfico del grupo era sin duda alguien singular, que a menudo actuaba siguiendo criterios que sólo él conocía, pero eso no restaba importancia a su presencia y, teniendo en cuenta que con la investigación que estaban llevando a cabo podían estar molestando a gente peligrosa, su preocupación, al menos a sus ojos, parecía lícita.

─Ondia, es Ragnar, ahora me siento mi abuelita... Estooo, será mejor que volvamos a la posada, ¿no?

Ante sus ojos y tras una esquina, apareció el beornida. 

La montaraz suspiró aliviada, aunque aún faltaban dos de sus compañeros y su suerte estaba en vilo. La idea de volver a la posada le pareció adecuada, por lo que asintió en silencio sin preguntar nada en absoluto, ya habría tiempo en la posada para hablar tranquilamente sobre el tema, en esta ocasión lo primordial era salir de allí pronto.

 Los aventureros salieron del Barrio de los Ladrones por el portón, usando sus salvoconductos, al igual que en el puente.

 Llegaron al Descanso bien entrada la tarde. Elendin subió a su habitación un momento, donde encontró al hechicero elfo sumido en un trance. Abrió un ojo al oírla llegar.

 Se reunieron todos alrededor de una mesa larga de la taberna, junto al fuego. Tenían algunas horas todavía para poder cenar y trazar un plan antes de que llegase el misterioso emmascarado. 

Elendin bajó las escaleras seguida de cerca por el mago, y a pesar de su cercanía física, se veía como una barrera invisible separaba a ambos prometidos. Sean cuales fuesen sus problemas, estaba claro que no estaban resueltos del todo. 

Una vez en la mesa, buscando la debida intimidad, Elendin sacó una bolsa de un bolsillo interior de su capa.

- Tenemos el Gort, todo ha salido más o menos como esperábamos, teníamos espías alrededor, nada novedoso - su voz era seria, sin desprender ninguna emoción - ¿alguien más tiene alguna novedad? - no se refirió a nadie en concreto.

El mago percibió el distanciamiento con su amada, pero su orgullo le impedía dar su brazo a torcer, por lo que imitó su actitud y bajó con cierto distanciamiento hasta donde estaban sus compañeros. Una vez allí y tras escuchar la pregunta de Elendin respondió:

-Por mi parte no vi nada más, a parte de lo que comentáis que había espías, en concreto más niños, que estaban pendiente a lo que ocurría -aclaró dando su versión- por otro lado, debemos tener claro que vamos a decirle al "jefe", en primer lugar, tal y como le dije en su momento, el que vende el gort es Liam, por lo que esta noche es cuando acordé con él entregarle un cargamento lleno de vino, asunto en el que el enmascarado debe ayudarnos, aunque sea con botellas vacías, una vez tengamos la atención del traficante, sus guardias deben salir de los alrededores y atacar a los bandidos, ¿correcto? -concluyó esperando conocer la opinión del resto por si pensaban hacer algún matiz.

Era obvio que no debían ver a nadie que no fuera él, pues de lo contrario Michl lo reconocería, seguro que le preguntaba por el silvano, pero diría que ya no trabaja para él, por lo que si van en la carreta deberían ir bien ocultos, aunque quizás el pequeño hobbit, si no lo habían reconocido también podía ir con él conduciendo el carro.

Cuando me senté a la mesa me encontraba algo distraído. Le daba vueltas a la audacia de aquellos niños y me preguntaba que problemas nos acarrearía lo que acababa de ocurrir en el barrio de ladrones. Cuando Elendin pregunto, me limite a repetir lo que ya había contado a míos compañeros en en el callejón. El Noldo no estaba con nosotros entonces, de modo que serviría para ponerlo al tanto también.

Ese chico, Mitchell...es listo. Había apostado varios espías en las calles aledañas. Nada mas alejaros fueron a informarle. Mi presencia y la de Fjalar no les pasó inadvertida. Aunque nada les oí sobre Rudigar. Parece que nuestro pequeño Hobbit supo esconderse mejor que nosotros. Sonreí señalando al mediano.

Esto no me gusta...esta vigilancia...negaba con la cabeza mientras rascaba con los dedos los salientes de la mesa.
Esta noche deberíamos dormir con un ojo abierto.

- dos piedras no se juntan a menos que una resulte ser un caracol queriéndose apoyar en la otra - dijo viendo cierta congelación en el ambiente.

Luego dijo poco más - nuestro enmascarado debería pensar en ayudar un poco más, si no quiere buscar a otras cabezas con las que jugar, espero que el cargamento valga la pena como para satisfacer a nuestro cliente...

─No quiero importunaros con preguntas tontas, pero, ¿entonces, qué nos ha pedido ese enmascarado exactamente? ¿averiguar de dónde sale el gort o quién lo vende? Lo digo porque si es una planta, se debe sembrar en alguna parte. Si quitamos de enmedio al tal Liam ese, otro ocupará su lugar, sobre todo si tenemos en cuenta que ya hay una infraestructura criminal montada, en cambio, si deja de haber existencias de gort... ─razonó el hobbit.

Rudigar no se podía decir que tuviera una mente muy aguda, pero lo cierto es que de tanto en tanto tenía alguna idea. Alguna vez, de entre todas las que tenía, bien podía haber alguna que mereciera la pena.

El enano escuchaba con cautela a sus compañeros, esperaba que la entrega de la droga bastase para saciar al enmascarado y coger a Liam les otorgara la paz de haber hecho un buen trabajo.

- Liam y el guardia que controla las llegadas-dijo Fjalar mirando fijamente al hobbit-. Son las dos piezas clave de esta situación. Si son detenidos y reciben un castigo que todos recuerden otros se lo pensaran dos veces antes de realizar el contrabando.

Desde el comienzo, el guerrero había supuesto que simplemente con dar la información llegaría. Aunque en esos momentos tenía muchas dudas, los humanos eran bastante raros en ocasiones.

 La sobremesa de la cena se fue alargando mientras cada uno hacía sus conjeturas sobre el caso y cual debía ser su final y su resolución. Cuando terminaron y subieron a las habitaciones, en la que compartían Elendin y Tirlindë encontraron al emmascarado ya esperando. Parecía impaciente, nunca les había visitado tan pronto.

 Buenas noches, ¿que tenéis para mi?

 Los miró de hito en hito hasta recaer su vista en el pequeño hobbit.

 ¿Y quién es él? Es uno de esos medianos, ¿no? el emmascarado parecía curioso, no debía haber visto muchos habitantes de la Comarca antes.