Partida Rol por web

Daniel alzó una ceja cuando Ignatius se plantó ante él vociferando, lanza en mano, sin entender a qué venía tanto alboroto. Al fin y al cabo, las dos jóvenes seguían vivas, pero convenientemente retenidas ─¿Es que crees que esto es un entrenamiento? ─siseó, antes de pasar de largo del americano y avanzar hacia Sara, Moussa y la pequeña controladora del tiempo. No quería interrumpir la conversación, sólo apretó suavemente el hombro de Estigia y le dedicó un solemne asentimiento. Con unas pocas palabras había dado pie a que todo aquello se resolviera pacíficamente, evitando más derramamiento de sangre. De todos los escenarios posibles, ese era el mejor.

Ahora Moussa y Tres regresarían a por ese indeseable... y tocaba ver qué pasaba con Ojos Brillantes. Si regresaba con ganas de luchar, sus hijos se unirían a él, quizás más poderosos que nunca. Era una posibilidad. En ese caso, Moussa y Sara debían de utilizar sus dotes persuasivas nuevamente. Con un poco de suerte, estarían junto a Bosch y el resto ─Mientras tanto, encarguémonos de los heridos.

A ojos de la joven las cosas iban bien, le pareció un avance que llamaran a Moussa por su nombre en lugar de insistir en su número. Se preguntó si los chicos del infinito usaban los suyos de vez en cuando.

Escuchó a Crazy quejarse por la actitud de los soldados de arena, solo que aquello también parecía controlado. Ella suspiró esperando que el conflicto no llegara a más.

- Hay que tener en cuenta que si Padre regresa tratará de iniciar el conflicto de nuevo, movido aún por esas emociones tan fuertes que parece tener, o ese propósito fanático, yo no sé todavía cuál es su objetivo. 

Andaba un poco a oscuras respecto a eso. Un poco después notaba la mano de Daniel y ella sonrió amistosamente, con más amplitud de lo habitual en ella, su ánimo había cambiado de un modo evidente pues ahora pensaba que podrían evitar la muerte de Padre a la vez que ganaban aquél enfrentamiento. Los poderes de Tres parecían tan grandes que daban pie a hacer muchas cosas e incluso le gustaría que se les unieran en la academia para que abandonaran esa pésima influencia que suponía el científico.

La joven se miró el uniforme, sacó el colgante que tenía guardado en el bolsillo y mientras lo tenía en la mano, ésta se volvió blanquecina conforme le transmitía una debilidad fantasmal al objeto, quería hacerlo trizas, romperlo para que Alicia pudiera salir de él.

"Ya te libero, ¿me puedes oir? Enseguida podremos volver a la academia."

Finalmente el colgante y la piedra cederían ante el contacto gélido de su mano.

Al final parecía que la estrategia de Sara había surtido efecto, quizá no el inmediatamente deseado, pero uno que pudiera servir para que todos salieran de allí vivos y coleando. Aunque tal y como recientemente había comentado Estigia, si traían de vuelta a Padre, quizá intentara volver a las andadas y aquello no podían permitirlo.

- Bien dicho Estigia .- Concedió a su compañera. Aquello podía salir muy bien, o muy mal, y parecía que en aquel caso era la primera opción -. No sabemos lo que hará Padre si te dejamos traerlo de vuelta pequeña, a mí tampoco me gusta la idea de que haya terminado de esa manera, pero tenemos que asegurarnos de que no vuelve a poner a nadie en peligro, ni a nosotros, ni a vosotros.

Durante un par de segundos esperó a las ideas de sus compañeros, aunque recordó el hecho de que habían sacado de la academia muy sutilmente a sus compañeros, quizá pudieran hacer lo mismo con Padre.

- Una pregunta, ¿Quién de vosotros fue el encargado de sacar tan sutilmente a nuestros compañeros de la academia? ¿Tenéis alguna forma de prisión? Porque quizá la única manera de que nos quedemos todos contentos con la situación es si traes a Padre de vuelta, pero lo mantenemos encerrado. Seguiría vivo, pero no podría seguir haciendo daño a nadie...

Moussa tampoco está de acuerdo con la forma en la que Saga ha tratado al resto de sus "hermanas" pero dada la situación, no puede enfrentarse a su compañero. No en medio del campo de batalla, además como líder del grupo, Saga debe de tomar decisiones difíciles que no todos pueden llegar a comprender. Eso es algo que a Moussa le ha costado mucho entender y que sin duda, le ha arrastrado a un montón de problemas.

-Te doy mi palabra que te llevaré con Padre y permitiré que lo devuelvas a la vida. Pero primero tenemos que tomar medidas para que no vuelva a hacernos daño, ni para que os lo haga a vosotros. Nunca hemos querido combatir, solo queremos recuperar a nuestros amigos y ofreceros la oportunidad que yo he tenido de ser libre.

Moussa no miente, realmente permitirá a Tres que devuelva a la vida a su padre (pese al peligro que eso pueda suponer a la larga) pero aquel no es el momento. Resucitarlo ahora tan solo supondrá el inicio de un nuevo combate.

-Reuniremos primero aquí a todos, atenderé a los heridos tanto de los nuestros como de los vuestros y entones, podremos hablar. Creo que hasta ahora habéis estados obligados a hacer lo que Padre quería, pero eso no tiene que seguir siendo así. A mí me costó encontrar mi lugar, pero mis amigos me ayudaron a convertirme en una persona mejor y vosotros ahora podréis elegir qué hacer con vuestras vidas.

Moussa tiene la sensación de que realmente tan solo Tres quiere de nuevo a su padre de vuelta. Si realmente el resto así lo quisiera, podrían acceder a la mente de cualquier del grupo para saber donde está el cuerpo de Padre y después, no tendrías muchos problemas en llegar hasta él y resucitarlo. Así que con un poco de suerte, quizás puedan atraer a todos al bando de los héroes y no seguir los mandatos de un villano sin alma.

Al fin y al cabo eran niños, como nosotros.

Unos lo harían por miedo a Padre, otros porque pensarían que estaban haciendo el bien, o viendo a Tres, parecía incluso que era la único que conocían.

Pero una vez Ojos Brillante fuera, entrando en razón y viendo nuestras buenas intenciones, todo iba para bien.

-Tenemos que encargarnos de los heridos. -dije mirando al horizonte, esperando ver a los otro grupo en la lejanía. Luego me dirigí a Tres y a sus hermanas.- Mi hermanita estaba entre los capturados, solo parecía estar inconsciente, pero gracias por no haberle hecho nada peor.

Suspiré un poco aliviado.

-Cuando todo este controlado y vuestro... Um, Padre esté bien. Lo llevaremos algún lugar seguro. Mi papá también estaba un poco mal de la cabeza. Entiendo vuestra situación.

Seis siguió forcejeando, apresada por la arena. Al ver cómo Crazy Crow y Saga tenían un pequeño enfrentamiento, aguardó en silencio a ver cómo se resolvía. Por desgracia para ella, parecía que la mayoría de los compañeros de Saga estaban de acuerdo o toleraban su maniobra. Aquello la calmó finalmente, aunque era una calma forzada, llena de frustración.

Mientras tanto, Estigia rompía la prisión que contenía al espíritu de su hermana, quebrándola con su frío de ultratumba. El colgante cayó al suelo, hecho trozos, y de entre las grietas de la gema engarzada, surgió una bruma que tan solo Estigia podía ver. Junto a ella comenzó a revolotear el espíritu de Alicia, liberado. 

"Gracias, Sara" dijo en la mente de la alicantina "Sabía que me rescatarías..."

Tres, por su lado, asintió ante las peticiones de los jóvenes héroes. Parecía especialmente dócil en comparación a la bravucona actitud que había mostrado en la batalla, momentos antes. La preocupación en su rostro parecía genuina.

Mientras esperaban a que los que luchaban más allá regresasen, Tres respondió a la pregunta de Mascarada con total naturalidad.

- Entre Cuatro y yo los sacamos a todos - miró a Mascarada -. Teníamos mucho tiempo - se justificó, como si aquello lo explicase todo.

Luego, miró a Rudy.

- Cuatro los aturdió para que no diesen problemas.

Atajo revisó el estado de Éter y Espadachín, que habían caído ante el ataque combinado de Cinco y Seis. Ambos estaban inconscientes y presentaban heridas moderadas. Atajo les administró primeros auxilios con su dispositivo antes de que empeorasen, estabilizándolos.

Poco después, desde la lejanía, vieron a un par de figuras. Una andaba apoyada en la otra, cojeando. Eran Bosch y Verónica. El herido era Bosch, como les había contado Tres.

Al verlos a lo lejos, todos sintieron una cálida presencia sondeando sus mentes, como si una brisa les soplase en la frente.

“¿Estáis todos bien?” preguntó la inconfundible voz de Verónica en sus mentes “Había un poderoso bloqueo telepático en la isla, pero se ha alzado. Parece que el telépata enemigo se ha rendido.”

Cuando Bosch y Verónica llegaron finalmente hasta el lugar donde se había reunido el pequeño grupo, Atajo atendió rápidamente a su mentor. Tenía los ojos abiertos, y parecía vagamente consciente, pero no respondió ante ninguna palabra ni estímulo.

- Necesita atención médica - le dijo Verónica a Atajo -. Pero hasta que no regresemos al Liceo no podré concentrarme en reparar su mente. La batalla contra el telépata fue dura, si no se hubiese rendido de pronto…

Verónica alzó la mirada, en dirección a las tres hijas de Padre que estaban junto a los jóvenes héroes. Frunció el ceño, pero no dijo nada.

Entonces, el súbito sonido del trueno resonó alrededor de todos los presentes. Con un aterrizaje que hizo temblar la tierra, Zeus terminaba de reunirse con el grupo.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó apresurada, alzando la voz mientras jadeaba por un visible cansancio.

La heroína tenía varios moretones visibles en el rostro, y varias partes de su traje habían quedado destrozadas, calcinadas. Se la veía maltrecha, pero no gravemente herida. Zeus debía de ser más dura que Saga y Cráter.

- ¿Cómo lo habéis hecho? ¿Por qué se han rendido? - preguntó la heroína mientras se acercaba a los jóvenes -. ¿Y los rehenes?

En la lejanía, vieron una estela violeta descender del cielo, en dirección a las ruinas.

- Es Uno… - dijo en voz baja la pequeña Tres -. Vuelve con Padre. Tengo que ir con él yo también. Uno es…

- Uno es inestable - dijo finalmente Seis, todavía atrapada entre la arena -. Corremos peligro.

Las palabras de la chica asiática les recordó el temible despliegue de poder del que había hecho gala Uno en el Liceo.

Por fin estaban todos reunidos, y a salvo ─ excepto por algunas heridas, pero a ojos del inglés era evidente que sobrevivirían, que era lo importante ─ aunque aún quedaban algunos flecos en aquella historia antes de por decir que tenía un final feliz.

─Mou... Atajo y Estigia han conseguido que sea una resolución pacífica ─informó Daniel, con evidente orgullo por sus compañeros. Estaba seguro de que si por él hubiera sido, todo se habría limitado a un monstruoso intercambio de golpes. También aprovechó para mirar a las prisioneras, que parecían haber entendido cuál era su posición ahora que todos estaban reunidos. Con un gesto casi imperceptible, la arena que las aprisionaba se desmenuzó como un castillo de arena y se reunió en torno al inglés. Iba a necesitar todas sus fuerzas para lo que se avecinaba ─Creo que han comprendido que nadie quiere más derramamiento de sangre.

Era más una amenaza que una afirmación: les estaba dejando claro que ese gesto era una oportunidad de honrar las palabras de sus compañeros y rendirse definitivamente. Sin trucos. Porque si no era así, caería sobre ellos toda su furia.

─Aunque Bosch está aquí, no parece en condiciones de liderar el grupo ─Saga se volvió hacia Zeus, a quien consideraba de las más poderosas de todos los presentes, sino la que más. La cadena de mando que habían dispuesto no tenía sentido con ella allí ─Nuestra misión se ha completado, pero hemos demostrado que podemos hacer mucho más. Donde quiera que vayáis, no dudo que el Grupo 4 querrá unirse a vosotros. Uno es extremadamente peligroso.

Crazy Crow había temido que Saga estropease el discurso de Estigia, que todo lo que había conseguido, nada menos parar el combate por completo, se viniera abajo como un castillo de arena. Una imagen que pegaba muy bien con el héroe invocador de soldados de arena, ciertamente. Por fortuna la situación evolucionó favorablemente ─desde el punto de vista del americano más "a pesar de" que "gracias a" Saga─ y en sólo unos instantes pasaron de estar enfrentándose a un durísimo enemigo a estar razonando con niños. Sólo tenían que mantenerlos calmados y satisfechos un poco más y todo volvería a la normalidad.

La incorporación al grupo de los combatientes adultos del Liceo supuso dar un respiro más real para el Grupo 4, añadiendo la seguridad de los adultos "profesionales" y responsables. Incluso Crazy Crow, que disfrutaba desatando la adrenalina, agradeció su presencia. Las aguas volvían a su cauce. Excepto por Uno. Quedaba Uno.

Todos los "hijos" de "Padre" finalmente se habían avenido a razones... todos menos Uno. Y eso iba a ser un problema. Era el peso pesado de los Hijos y seguro que había que enfrentarse a él...

A las manos del americano acudió una carabina con mira telescópica. Tal vez no era la mejor de las armas de francotirador, pero tampoco les separaba tanta distancia y, a buen seguro esa distancia pronto se vería reducida drásticamente.

─Estoy preparado ─proclamó Crazy Crow, una obviedad para cualquiera que hubiera tratado con él─ Cráter, ¿me das ángulo? ─añadió haciendo el gesto de subir hacia arriba con el pulgar derecho.

Poco a poco los miembros del Liceo iban apareciendo, le agradaba sobremanera que todos estuvieran bien pues por el panorama a su alrededor había creído que la situación sería bastante peor. La joven aprovechó para hacerse una coleta, ya que su conjuro de protección terminó por lo que sentía calor debido a las brasas y su cabello le molestaba. No quería decir mucho, ni cuando apareció Zeus preguntando por lo que había pasado, le parecía más importante que Crow y Saga estuvieran dejando estar aquél principio de pelea.

"Hermana, me alegro mucho de oírte, volvemos a estar juntas de nuevo."

Expresó mentalmente haciendo uso de la capacidad que tenían para estar en contacto, Sara y Alicia ya siempre se mantendrían unidas y la alicantina estaba dispuesta a darlo todo por ella. Justo era su hermana mayor quien la había apoyado para ir hasta la academia con el propósito de encontrar una nueva vida.

Volviendo al momento actual, se fijó en que aún quedaban pendientes un par de cosas: al parecer el peligro inmediato era Uno, que como ya vieron poseía una gran capacidad para acumular energía. Inestable le parecía que se refería también a mentalmente, tal cosa era como un aviso de que no podrían convencerle.

"Algún modo habrá de pararlo, somos un grupo muy numeroso ahora."

Sara se acercó hasta Cinco para mirar su estado, luego se quedó cerca de Seis y Tres, pensando que ellas agradecían que una chica estuviera allí acompañándolas.

- Mejor será darnos prisa para llegar hasta él, por lo que decís no tenéis fé en que pueda controlarse ni queriéndolo.

Habló con calma queriendo ser amistosa con ellas aunque entendía los recelos que podían existir por lo que tampoco podía acercarse tanto como quisiera.

Al pasar junto a Saga posa la mano sobre su hombro a modo de agradecimiento por liberar de la prisión de arena a la hija de Padre. Moussa comprende la posición que debe de tomar, muchas vidas dependen de las decisiones que ahora tome. Pero él no está en su lugar y desear tener la esperanza, de poder solucionar todo aquel conflicto sin más derramamiento de sangre.

Uno tras otro, evalúa sin distinciones a los heridos de ambos bandos. Si desean terminar para siempre con aquel sinsentido, deberán de demostrar que no son enemigos y que no desean hacerles ningún daño. No tiene ni idea de lo que Padre les ha podido hacer, pero espera que una vez conozcan el Liceo y las increíbles personas que viven entre sus muros, se animen a unirse y dejen atrás la vida de servidumbre para con Padre.

Sin demasiado tiempo para atender como se debe a los heridos, se limita a estabilizarlos y evitar así, que sus heridas vayan a más. Con tiempo, cuando todo aquello acabe, podrá tratarles como merecen. Pero dadas las circunstancias, aquello es lo mejor que puede hacer. 

Apenas termina de atender a los heridos, cuando Uno hace acto de presencia esgrimiendo su inmenso poder y dirigiéndose directamente hacia donde se encuentra el cuerpo de Padre. No está seguro de cómo va a responder, pero quiere creer que existe un fuerte vínculo entre uno y él mismo, como si de hermanos se tratase.

-Tememos siempre lo que no podemos controlar...Creo que puedo llegar a él, pero necesito que pase lo que pase, no le ataquéis, ni tan siquiera si él usa sus poderes contra mi. Esta no es una lucha que deba ganarse por la fuerza, sino con el corazón. Pero no estoy seguro de cómo de difícil será llegar hasta él...    -Buscando a Estigia con la mirada, la observa con una súplica en sus ojos.   -Lograste llegar nuestros enemigos solo con el don de la palabra y la bondad de tu alma, por lo que te necesito a mi lado en esto. Quizás, entre el vínculo que existe entre Uno y yo, unido a tu don y amabilidad, podamos ser capaces de evitar una nueva lucha.

Cuando observó que el resto de sus compañeros en aquella misión llegaban, en mejores o peores condiciones, pero vivos, se relajó. Aún no sabían nada de cuatro, al parecer era el/la telépata del grupo "enemigo", Dídac esperaba realmente poder confiar en él.

Cuando la pregunta de Zeus se dirigió ala grupo 4 y estos decidieron obviarla,  Mascarada decidió ser él mismo el que contestara.

- Padre ha caído, y con él el edificio en que se encontraban .- Miró hacia Tres con lástima en el rostro, él  nunca quiso acabar con la vida de Padre, pero las cosas se dieron de esa manera -. Sus hijos decidieron dejar de combatir y les hemos ofrecido ir en busca de Padre para que Tres lo traiga de vuelta. Luego esperamos que se rindan y podamos encerrar a su Padre para que pague por los problemas que ha causado, pero no con la muerte... somos héroes después  de todo.

Cuando Dídac sintió que Uno comenzaba a acercarse generó una barrera que trataría de cubrirlos a todos contra el ataque del primero, y presumiblemente más poderoso, de los hijos.

- Tenéis  que ayudarnos a detenerlo y a retenerlo si la estrategia de Moussa no surte efecto, pero hasta entonces... lo que podáis hacer para protegernos, es bienvenido.

Guiño un ojo y sonrió ampliamente  esperando que todos lo vieran. 

-Ungh. -exclamé emocionado cuando apareció Zeus. ¿Se podía ser tan guay en esta vida? Cuando fuese un héroe profesional, tenía que marcarme esas entradas.

Parecía que no hubo bajas en nuestro lado, heridos y un poco tocados, pero nada grave.

Ahora el problema se acercaba por otra parte, Uno estaba en camino. Y a parte de problemas, traía consigo inestabilidad emocional. Bueno, a todos nos pasaba de vez en cuando.

Yo logré noquearlo en el Liceo, pero no sin mucho esfuerzo y muchísima suerte. Pero vaya, eramos unos cuantos héroes y portadores, o lo que demonios fuesen las hijas de Ojos Brillantes. ¡Se supone que entre todos podríamos hacer algo!

Pero Atajo propuso no pelear e intentar convencerle. ¡Pero era inestable! ¿Seguro que debíamos hacer eso?

-Un momento, un momento. -dije alzáado las manos en modo de "pausa".- No es por fardar aquí de dureza, pero si a mi me dio para el pelo, creo que tu no dudarías mucho, Atajo. Si la cosa se tuerce, digo. Quizá... Ummm.

Miré a la profesora de matemáticas y luego al resto del equipo.

-¿Y si Mascarada se transforma en ti y Psionica os conecta mentalmente y tú, Atajo, hablas por él? ¿Me explico? Así Mascarada a lo mejor aguanta más...

Con la llegada de Zeus, el Grupo 4 compartió con la heroína la información de la que disponían, así como el plan de acción.

- Entiendo… - musitó Zeus mientras se llevaba una mano a la barbilla y se encaraba hacia los restos de la base de Ojos Brillantes.

> Creo que vale la pena probar con el plan de Atajo. Estuve luchando contra ese chico y… me aterra pensar que os tuvieseis que enfrentar a él durante el ataque a la escuela - confesó con gran seriedad -. Aunque somos muchos, sus capacidades destructivas… son increíbles. Si libera su energía tal como hizo en el Liceo, no nos convendría estar todos cerca de él.

Zeus observó a todos los presentes.

Espadachín, Éter, Bosch y Cinco no parecían en condiciones de luchar.

Quedaban el Grupo 4, Psiónica, Tres, Cuatro (aparentemente, porque todavía no lo habían visto), y Seis, además de la propia Zeus.

- En el caso de que haya que contenerlo, ¿qué hay de vosotros? - preguntó sin reparos a las hijas de Padre.

- Es complicado, pero creo que podemos ayudar - dijo Seis -. Entre Tres y Cuatro podrían contenerlo, aunque…

- Su poder repele a los nuestros - reveló Tres con un hilo de voz, todavía compungida -. Si no escucha a Moussa, habrá que pelear. Pero mi poder solo funcionará en él si consigo tocarlo, aunque estar cerca de él en combate es muy peligroso…

Zeus asintió lentamente.

- Tu idea no es mala, Cráter - le dijo al joven colombiano -. Pero Mascarada también estaría en peligro tan cerca de Uno. Aun así, el riesgo es grande. ¿De verdad creéis que podéis razonar con él? - preguntó a Atajo y Estigia -. Si confiáis en vuestras posibilidades… yo también lo haré.

> Pero si dudáis lo más mínimo… - añadió, sombría -. Lucharemos. Atacaremos por sorpresa y lo reduciremos.

La heroína se quedó mirando al Grupo 4, expectante.

Una voz resonó en sus mentes con urgencia, pero no se trataba de su profesora.

“Ha encontrado sus restos…” anunció una voz de lo que podría ser un chico adolescente, apenas más joven que los héroes del Grupo 4 “Hay que darse prisa”

Tres dio un respingo.

- Cuatro tiene razón, no hay tiempo. ¿Creéis que podemos ganar sin luchar? Tengo que restaurar a Padre cuanto antes…

- No debemos olvidarnos de poner a salvo a los heridos - puntualizó la profesora -. Si la batalla en la isla continúa, no es un lugar seguro para los que no pueden seguir luchando. Hay que llevarlos a la nave.

Zeus tenía bastante carácter y no tardó en demostrarlo tratando de organizar un poco la situación. Sara no sabía nada del primero de los hijos, tan sólo su poder explosivo pues ya les puso en aprietos en el pasado.

- Pienso que hay que intentar razonar con él, decirle que haga el esfuerzo por calmarse. Para más seguridad quizás nos pueda acompañar Mascarada pues si hay problemas podría levantar una barrera que nos protegiera.

Algo que también podría hacer Sara pero la joven podía andar falta de reflejos así que confiaba más en Didac que en sí misma para una tarea como esa.

Se quedó pensativa en las palabras de Moussa acerca de su amabilidad, pensaba que estaba actuando como cualquier otra chica y unos cumplidos como esos eran excesivos. Pero sí, podría hacer falta un poco de tacto femenino algo que tendría que poner en práctica ella pero también algunas de las amigas de Uno.

- Si nos ve aparecer junto a sus hermans y sin ánimo de enfrentarnos se debería de dar cuenta de que no hace falta que luchemos.

Un poco idealista sí que era, no creía que el joven fuera a atacarles a todos ellos, algo así era impensable pues dañaría a su propia familia.

─Apoyo el acercamiento pacífico ─asintió, con los brazos cruzados. Ahora que la situación se había calmado con Cinco y Seis, la postura corporal del inglés era mucho más relajada. Respondió con un guiño al gesto de Moussa y continuó ─Pero me niego a que nos separemos, sobre todo siendo Uno tan peligroso. Es como comenta Sara: si nos ve llegar a todos juntos, con sus hermanas en buen estado de salud y acompañándonos, será una buena forma de presentar nuestras intenciones. Pero no pienso quedarme de brazos cruzados si intenta atacar, aunque no le pondré una mano encima. Sólo nos defenderé.

Escuchaba ensimismado todo lo que Zeus tenía que decir. Era una gozada verla hablar y sobretodo, escuchar lo que teníamos que decir. Se notaba que se dedicaba a ello, que era la líder de su grupo.

Miré a Saga, con media sonrisa. Él al igual, que Zenitram, había demostrado ser un buen líder, con la gran responsabilidad que ello llevaba. Tomar decisiones y que siempre fuesen la correcta... Tenía mucho peso.

Me imaginé siéndolo yo también, pero rápidamente quité esa idea de mi cabeza. Algún día sería el líder de mi propio equipo, pero aun no era el momento. Tenía demasiado que aprender todavía. Y como me dijo Silverknight, el líder de los Protectores, "Uno tiene que aprender a acatar órdenes, escuchar y apoyar a su equipo antes que a mandar".

Escuché lo que dijeron mis amigos. Había diferentes planes, pero el más sensato me parecía el intentar razonar con él, pero con ciertas medidas de seguridad.

El chico Skrull seguía aún con su barrera levantada, quien quisiera salir, podría hacerlo, pero a no ser que se rompiera - que por otro lado, y teniendo en cuenta la fuerza de Uno, era lo más probable - nada podría entrar.

- Yo continuaré con la barrera alzada, si Uno viene furioso a enfrentarse contra nosotros, por lo menos que se encuentre resistencia por algún lado. Estoy de acuerdo al acercamiento pacífico, pero si hay algo que está claro es que ninguno de vosotros dos - Dijo refiriéndose a Estigia y a Atajo - iréis solos a tratar de razonar con él. No way.

Aquello en realidad le parecía una locura, si Cuatro decía que Uno había encontrado a Padre, y que estaba furioso, a no ser que unieran fuerzas los dos grupos al completo, no creía que fueran a ser capaces de "neutralizarlo". No por nada a Dídac lo había derrotado de un golpe, y lo había dejado completamente moribundo... Así que ya ser vería como terminaría aquella incursión.

La mayoría de los presentes dio su opinión. Y Zeus, con los brazos en jarras, asintió con solemnidad mientras se encaraba hacia los restos de la base de Ojos Brillantes, allí donde la estela violeta de Uno había desaparecido entre los escombros.

- En ese caso, intentaremos razonar con él – dijo finalmente.

Todos pudieron percibir un suspiro de alivio de Tres, que parecía haber estado conteniendo la respiración durante toda la deliberación.

Seis asentía lentamente mientras se cruzaba de brazos. Parecía tratar de ocultar el temblor de sus manos. Estaba nerviosa por lo que se avecinaba.

Psiónica, la profesora, tomó la palabra.

- Yo me encargaré de los heridos.

Se llevó la muñeca frente al rostro, allí tenía un pequeño dispositivo.

- Colibrí, inicia maniobra de aterrizaje – dijo, en tono neutro y excelente dicción.

Pronto oyeron el zumbido sordo de los motores del Colibrí, la aeronave del Liceo que se acercaba hacia la costa.

- Muy bien, iremos de frente pues – anunció Zeus, retomando el foco de la conversación -. Atajo y Estigia conmigo, Cráter y Saga también. Crazy Crow y Mascarada nos seguirán de cerca. Um, a no ser que prefieras darnos apoyo desde lejos – le dijo en concreto a Crow, tras reparar en su arma.

> Esto… vosotras, peque… Tres y Seis, ¿no? - se corrigió la heroína, intentando dar un trato algo más formal a las jóvenes villanas que acababan de aliarse con ellos -. Psiónica cuidará bien de vuestra compañera. Necesitamos que os fiéis de ella y nos acompañéis también, vuestro compañero debería veros junto a nosotros.

Tres asintió. Seis se permitió retrasarse un par de segundos mientras echaba un último vistazo a Cinco. Luego, igual que su hermana, asintió también.

- Perfecto. Seguidnos de cerca. Esto… ¿y el otro?

- No conocemos la posición exacta de Cuatro. Nos apoya desde la distancia.

Zeus se quedó mirando a Seis durante un instante, visiblemente confundida.

- De acuerdo – terminó aceptando.

Luego se encaró hacia el Grupo 4.

- Lo habéis hecho muy bien hasta ahora, estoy orgullosa de todos vosotros – los felicitó .- Pero no por eso debéis confiaros. Atajo intentará hablar con el muchacho, y si no accede a cooperar con nosotros trataremos de reducirlo. A mi señal, Saga, Cráter, Estigia y yo trataremos de contenerlo para que Tres pueda acercarse y neutralizarlo. Mascarada, estate atento con tu campo de fuerza. Y Crow, tengo entendido que tienes buen ojo. Si notas cualquier cosa extraña… - sus palabras se ahogaron, pero dirigió una franca mirada al nativo americano.

Poco después se pusieron en marcha. Decidieron que aparecer de pronto con el teletransporte de Atajo podría causar la impresión equivocada en Uno, por lo que anduvieron hasta los restos de la base de Ojos Brillantes.

El camino fue corto e incómodo. Un extraño silencio los embargó mientras la isla, azotada por la batalla, seguía ardiendo a su alrededor. Cuando llegaron hasta los escombros, Zeus los ayudó a avanzar mientras apartaba cascotes con suavidad, empleando su titánica fuerza sin cometer el más mínimo exceso.

Fueron avanzando por los restos de la base hasta que llegaron a un gran hoyo en el suelo, allí donde, momentos antes, se había encontrado la sala donde el Grupo 4 había enfrentado a Padre.

El agujero que se había abierto en la tierra era ancho y profundo. De al menos unos cincuenta metros de diámetro y unos veinte de profundidad. Entre la oscuridad del fondo, vieron a una figura de violeta reluciente.

Estaba de pie inmóvil. Desde su ángulo, el aura violeta proyectaba sombras entre los escombros, dibujando macabras formas en las paredes del hoyo, y ocultando aquello a por lo que Uno había venido.

La luz violeta les bañó los rostros a todos, incluso desde aquella distancia.

El grueso principal del grupo se encontraba al borde del hoyo, observando la escena desde lo alto. Mascarada y Crazy Crow llegaban un poco más alejados, pero no tendrían problema en acercarse también a observar lo que estaba sucediendo.

Zeus respiró hondo y miró a Atajo, expectante.

Vía pacífica. Iban a parlamentar. Su pueblo, el de los Pequot, tenía una larga historia de negociaciones de paz a sus espaldas, una historia que acababa con su pueblo encerrado en reservas de tierras pobres rodeadas de pálidos hombres de negocios ávidos de hacerse con sus tierras. No, la negociación no siempre acababa bien y aunque acabe bien los acuerdos no siempre son los más adecuados o ni siquiera tienen por qué respetarse. Estados Unidos violó los tratados con los indígenas americanos sistemáticamente. ¿Podría alguien como Uno respetar un acuerdo respecto de Padre? Y si revivían a Padre, ¿sería éste capaz de no volver a las andadas? Aquella era una pregunta de respuestas peliagudas, complicadas y con numerosas implicaciones. Aquello era cosa de adultos, los adolescentes no deberían ser sometidos a ese tipo de diatribas...

─Buscaré un lugar con cobertura desde donde vigilar y apuntar a Uno. Si pasa algo os lo haré saber, supongo que a través de Psiónica. Y si hace falta entrar en acción, la primera en llegar será la bala de mi carabina, no la verá llegar...

Contener a Uno no parecía tarea fácil pero más complicado era devolver a la vida a un muerto y era lo que tenían en mente. Los vastos poderes de los hijos les daban infinidad de opciones. Sara miró un momento a los demás, sintiéndose mucho mejor y sobre todo con una mayor calma espiritual. Tenía confianza en el futuro, algo que se había quebrado con la muerte del supervillano. También estaba un tanto ausente, no porque se distrajera sino porque no quería pensar sino relajarse. Asomados allí, podían ver al chico al que venían buscando, solo que era Moussa quien tenía que llamar su atención.

"Qué haces cuando tu padre está loco, ¿te vuelves como él?"

Fue la pregunta que se hizo, además le parecía que Uno era algo así como un reflejo de su padre por aquello de la luz del mismo color, como si le hubieran instruido para parecerse a él.

"Si las cosas se ponen mal lo tengo que atrapar con hielo."

Era la opción que se dibujaba pues Sara tenía todo un elenco de poderes aunque en las últimas semanas no se manifestó ninguno nuevo. Durante el curso había ido descubriendo esas habilidades, como si vinieran a ella apresuradamente hasta que de alguna manera se sintió completa y dejaron de fluir, en sus sueños además se venía flotando en el agua, al principio creía que muerta pero era más bien como si guardara un equilibrio. La joven centró la mirada en aquella luz violeta, tratando de ver cuántas figuras habían allí pero por ahora ese detalle se le escapaba.