Partida Rol por web

Menos mal, había salido mejor de lo que esperaba.

Diana me dio la fuerza inicial, para poder aguantar todo aquello. Le sonreí agradecido cuando me cogió la cara con las manos.

Sara por otra parte habló sobre la redención de mi padre. Es una cosa que ya había pensado. Pero cuando pasó esos días preso en el Liceo no tenía ganas, para nada, de ir a verlo. Era un asesino, un villano. No podía seguir siendo mi padre. 

En cuanto a lo de Eureka...

-No, no he cortado con Eureka. -le contesté a Sara.- Mañana quedaré con Natalia y se lo contaré, ella también lo tiene que saber.

Luego Moussa dijo lo de que si Plasma (o papá) volvía, tendría que pasar por todos mis compañeros primero. Eso  me quitaba un peso de encima, no me veía capaz de enfrentarme a él solo. Aunque lo que dijo el senegalés después me descolocó.

-¿Eing? ¿Ya lo sabías? -dije confuso.- Pensaba que al destrozar muros y eso sería varonil... Bueno, da igual. ¿Soy así, no? 

Daniel fue el dijo una de las cosas que más me marcó. Tal vez el miedo de querer caerle bien o el de no dar una buena impresión influía. Pero el hecho de que alguien que había conocido hoy me dijese que "era buena persona" me marcó mucho. El londinense parecía un tío genial.

-Gracias, Daniel. -dije agradecido.

Aitor dijo algo sobre mi lenguaje corporal. Eso sí que no lo entendí. Supuse que era algo que solos los genios veían o eso esperaba.

Marina y César fueron más escuetos. Quiero decir, una me habló telepáticamente:

-Seguirás siendo nuestro Rudy, pase lo que pase. -pensó Marina a mi oído.*

Y el otro:

-Pss, Rudy, por favor. -dijo César, poniendo cara de "no hacia falta nada de esto" y una sonrisa. De haber sido otro me lo habría tomado igual, pero viniendo César podía entender que todo estaba bien.*

Miré a todos mis amigos.

-Muchas gracias por haber venido. -me quedé un segundo callado, buscando las palabras, una forma de decirlo. Opté por lo más sencillo.- Os quiero mucho, a todos.

Una vez todo el grupo 4 se fue de la habitación, me quedé a sola con Daniel. 

Me puse el pijama, uno que me venía dos tallas más grande. Era de color negro, con un dibujo de la máscara de Spiderman en el pecho.

De haber sido otro día, me habría puesto en el ordenador a ver algún anime o jugar a algún videojuego, pero hoy esta realmente cansado. Tanto física como psicológicamente. Decidí tumbarme en mi cama a mirar el techo.

-Oh, me acabo de acordar. -dije girándome hacia mi nuevo compañero.- ¿Me habías dicho que querías hablar conmigo esta noche, verdad? Con todo lo demás se me había olvidado.

Pese a la aspereza de trato que mutuamente se procesaban, Daniel y Aitor, tal vez por cierto exceso de sinceridad connatural a ambos, estaban condenados a entenderse. Tal vez no a llevarse bien, pero sí a colaborar de forma muy eficaz.

-Lo digo y lo mantengo, no invado mentes ajenas. Tuve problemas para controlar mis poderes mentales antes de entrar en el Liceo, pero la guía de Salara me ayudó a superarlo. También es una excelente guía moral. No tengo duda de que indagar en la mente de otras personas sin su consentimiento es incorrecto y no pienso hacerlo salvo en circunstancias extremas. Lo que hice antes y por lo que me reprendes es mera comunicación mental. No me meto en tu mente a curiosear, sólo tomo las intenciones comunicativas y las transformo en pensamientos comprensibles para otras personas sin necesidad de vocalizarlas. Como has visto Marina no puede hablar sin desencadenar sus poderes. Antes se veía forzada a utilizar el móvil para escribirnos, ahora puedo ahorrarle ese esfuerzo. En cualquier caso, has dejado clara tu postura y puedes estar seguro que la respetaré. Sólo en situación de combate (incluyendo las pruebas) o cuando me lo pidas. Y sí, la lectura mental la notarías, al menos de momento. Respecto a Marina, no, no sería un problema enfrentarnos entre nosotros, todos lo entenderíamos, pero por lo que sabemos actuaremos como grupo en las pruebas, así que nos enfrentaremos a otros, no entre nosotros.

Tras este intercambio de impresiones, Aitor procedió al intercambio de ideas sobre poderes y sinergias, algo sobre lo que parecía haber estado pensando concienzudamente durante largo tiempo. Luego vendrían las sesiones de entrenamiento, a ser posible en entornos controlados (por ejemplo en el gimnasio, aunque sea a horas intempestivas) y a salvo de la vista de otros.

La ropa de Daniel cuando se acercaba la hora de dormir consistía en unos pantalones de pijama de algodón de un tono gris marengo y una sencilla camiseta negra que se ajustaba a su pecho como una segunda piel. Al dejar los brazos al aire, Rudy pudo comprobar que la palidez de su rostro se extendía a toda su piel. contrastando con sus ropas negras. Parecía uno de esos enterradores de los dibujos animados. No había deshecho su cama, sólo se había sentado sobre ella a acariciar a la gata, que había regresado a la habitación cuando sus compañeros se marcharon.

- Seremos compañeros de cuarto y quisiera que fuéramos amigos, así que seré sincero contigo, Rudy - la gata se acomodó entre las piernas de Daniel mientras ronroneaba por las caricias del inglés - Tienes potencial para ser un faro para aquellas personas que viven en la oscuridad. Pero también lo tienes para ser todo lo contrario. Quisiera ayudarte a lo primero. Si me dejas.

Bast se giró para que Daniel acariciara su barriga, quedando sus patas estiradas de una forma muy cómica. El inglés sonrió sin cambiar la seriedad de sus ojos al verla.

- ¿Crees... que he sido demasiado duro con César durante las clases? Podría haber sido más suave, pero eso me habría llevado a perder contra él. Es lo que te ha llevado a perder con Diana. ¿Quieres que te enseñe a pelear? ¿A pelear de verdad?

- Estamos de acuerdo entonces - dijo, estrechando la mano de Aitor. A Daniel se le notó visiblemente más relajado, quizás temiendo alguna mala reacción por parte del genio.

Las siguientes citas para entrenar fueron variadas, tanto en horario como en lugares, mostrándose Daniel siempre preparado. A veces acudía con él una gata que curioseaba los entrenamientos durante algunos minutos, marchándose después por alguna ventana abierta.

Cuando Daniel me dijo que quería hablar, pensé que quería saber cuales eran las mejores horas para ir a comer o a la ducha. Pero al parecer era sobre un tema más serio. Me senté como hizo el británico y miré como acariciaba a su gata.

Al principio me asuste, pero luego entendí lo que quería decir el chico.

-Antes de saber todo lo de Plasma era más fácil. A parte de los demás superhéroes, tenía a mi madre, una de las más grandes de Europa. Quiero ser como ella, un símbolo. Pero tienes razón.

Suspiré, ahora con la mirada fija en la gata, pero sin mirarla en realidad. Estaba recordando la pelea contra mi padre.

-Esto no se lo he contado a nadie, no creí que fuese muy importante en el momento. Cuando me enfrenté a Plasma me di cuenta algo. El controlaba una especie de energía azul con la cual podía crear constructos y hacer cosas raras. Durante un momento de la pelea, los dos forcejeamos. Estuvimos conectados y noté su energía fluir en mi cuerpo.

Ahora alcé la mirada, hacia los ojos de Daniel.

-Nuestros poderes, el mío y el de mamá, son opuestos al de Plasma. Pero lo que me obsesiona de eso es el hecho que el de mi padre, es el que da vida y energía mientras que el mío es un poder destructor. -dije eso un poco consternado, pero rápidamente sonreí.- Tengo miedo de torcerme. Así que necesitaré toda la ayuda posible para llegar a ser un gran superhéroe. Te lo agradezco.

Cuando preguntó sobre César me relajé un poco más. Me levanté y abrí mi armario. En el estante de abajo había una mininevera, de ella saque un brick de leche y lo vertí en una taza, que tenía un dibujo del anime Attack on Giants, que descansaba en mi escritorio. Abrí un cajón, saque otra taza parecida, del anime One-Kick Man, y le ofrecí con la mirada. Luego, del mismo cajón saqué un sobre de Nesquick.

-No te preocupes por César, es un hueso muy duro de roer. -dije mientras me hacía mi leche al cacao.- A la mayoría nos costó hacernos amigos de él. Excepto a Iván y Moussa. Es muy macho él. Sabe apreciar la fuerza y el potencial de los demás. Puedes estar tranquilo, si hubieses perdido tal vez César no estaría tan contento.

Seguía dando vueltas a mi leche.

-Lo he pasado un poco mal hoy. En los entrenamientos de combate normalmente me enfrentaba a Marina, por ser los dos parecidos, así que no he podido avanzar mucho. En las peleas reales he destrozado robots y construcos, pero en cuanto al cuerpo a cuerpo... -miré a Daniel otra vez. Asentí.- Por favor, enséñame a pelear. A pelear de verdad.

Daniel escuchó en silencio y aceptó la leche que su compañero le ofrecía. Mantuvo la taza caliente en sus manos, si llegar a probarla, asintiendo a los pensamientos en voz alta de Rudy. A veces entrecerraba los ojos, como cuando mencionó que su poder era destructivo, pero no le interrumpió.

- Verás, Moussa me preguntó, así que lo habrás oído. Yo he sido entrenado desde pequeño. Quizás por la misma razón que te lo estoy ofreciendo a ti; quizás porque, simplemente, querían que fuese el mejor. Me enseñaron que combatir usando un don como el nuestro no es sólo lanzar puñetazos. Hay que ser un estratega, pero sobre todo, hay que ser implacable - la gata se le quedó mirando, se incorporó y trotó por la cama hasta un rincón. Había una pelusa especialmente interesante - Si te enseño de la misma manera que me han enseñado a mí, serás mucho más efectivo en la lucha, pero quizás no te guste en lo que te convertirás. 

Suspiró, bebiendo un sorbo de la leche y descubriendo que el sabor le agradaba junto con el chocolate.

- Yo soy así, Rudy. Me gusta ser así. Si entrenas conmigo, podrás ponerte una máscara durante los combates y ser una persona completamente distinta: fría, cruda e insensible. Eso te dará la victoria allá donde pelees. Luego podrás quitarte la máscara. La clave reside en hacerlo - arqueó las cejas - Eso es lo que te diferenciará de Plasma.

Esa máscara de la que hablaba me vendría bien. Muchas veces los sentimientos y emociones entraban en el campo de batalla conmigo. Me ayudaría mucho poder centrarme en la batalla.

-Quizás... -dije pensativo.

Como nos había contado antes, él había nacido con sus poderes. Desde siempre había sido superfuerte. Y encima se había entrenado desde pequeño. Osea, llevaba toda su vida practicando, aprendiendo y controlando sus poderes. ¿Cuanto tiempo hacía yo que tenía mis poderes? ¡Ni un año! Si algo tenía claro era que Daniel sabía de lo que hablaba. Necesitaba su ayuda, tenía mucho que aprender de él.

-Sí. -dije poniéndome de pie.- ¡Entrenaremos juntos!

Le extendí la mano, como hacen los colegas, y se la apretaría con fuerza.

-¡Joder! -dije mientras corría agachado y saltaba hacia donde estaba Diana.

Estábamos agazapados en un laberinto de trincheras escavadas en el suelo, en un gran explanada de tierra. Había algunas paredes, camiones y otros objetos en el campo de batalla.  El cielo estaba recubierto de nubes oscuras, de vez en cuando se oían truenos y se veía la electricidad fluctuar entre ellas. A lo lejos se veían volar láseres de todos los colores, lo que parecían naves espaciales luchando entre ellas y al fondo una ciudad devastada. Un escenario post apocalíptico y futurista. 

Para un entrenamiento quizás era pasarse un poco. O tal vez no.

De repente el suelo retumbó cerca de donde estábamos, uno de los rayos repulsores de Fusión había acertado unos metros más allá de donde estábamos.

Habíamos pedido a dos de nuestros amigos que nos ayudasen en los entrenamiento para la competición. Tenían que ser de cursos superiores, para que guardar los secretos de combate. Yo pedí ayuda a mi amigo de tercero, Xavi, más conocido como Fusión. El chico radioactivo había aceptado con entusiasmo mi invitación. 

Lo vimos pasar volando a toda velocidad en su armadura tecnológica (último modelo) por encima nuestro.

-No tenemos mucho tiempo hasta que Kel de con nosotros otra vez. -le dije a mi compañera.

Nkel'Tulip, Kel para los amigos, era un chico alien de segundo. Su piel era de un tono rojizo, tenía cuatro brazos y era un poco menudo. Era colegui de Diana. Este aceptó la proposición de la metamorfa un poco más a regañadientes. El chico era un poco tímido e inseguro. Pero vaya, una vez en el combate cambiaba mucho. Tenía unos poderes de localización muy guays y a parte, contaba con una pistola de rayos alienígena (reliquia de su familia). De ahí venía su nombre se superhéroe, Magnum.

Desde que se nos asignaron las parejas, estuvimos viniendo a la Sala del Peligro una vez al día, durante un par de horas. ¡Entrenamiento muy duros! Habíamos practicado maniobras, trazado un par de estrategias y aprendiendo a luchar juntos. Más de lo que ya sabíamos. La verdad es que después de las diferentes experiencias que habíamos vivido, Diana y yo estabamos muy compenetrados. A veces no hacía falta que hablásemos para saber que curso tomar...

-¿¡Pepinillo con Mostaza!?

...salvo a veces los nombres en clave que habíamos preparado.

Marina se mostró bastante contenta con la idea de ir en el mismo grupo que Sara. Desde el primer día ellas dos habían estado bastante unidas, así que hacer pareja en la competición le resultaba de lo más natural.

- Si tú te alejas volando yo puedo usar mi voz tranquilamente (carita de alivio) - tecleó con habilidad en su conversación de Whatsapp -. Creo que es mejor que yo luche cerca de los oponentes mientras tú luchas desde lejos. (pulgar arriba)

La idea de hacer una maniobra combinada animó bastante a la muchacha.

- ¡Sería genial! (carita sonriente) ¿Cómo podríamos combinar nuestros poderes? (carita pensativa)

En el momento a Marina no se le ocurrió nada, pero prometió darle muchas vueltas e incluso hablarlo con Rudy.

Finalmente, el tema de la comunicación se convirtió en uno de los más importantes. Marina, desde que estaba en el Liceo, nunca había querido usar un dispositivo para modular la voz.

“Si me acostumbro a él nunca aprenderé a regular mi poder por mí misma” decía siempre, decidida a superar aquello sin ayuda.

Pero la competición estaba cerca y no tenía tiempo suficiente para acabar de dominar su poder.

- Se lo pediré a Aitor - dijo a través del Whatsapp. No pudo evitar sonrojarse levemente -. Lo usaré durante la competición para que podamos hablar.

De hecho, ahora que las dos tenían novio podían hablar al respecto. Marina no tardó en preguntarle a Sara, que tenía algo más de experiencia y edad, sobre los tejemanejes de una relación.

Después de aquella semana, Sara y Marina compartían aún más cosas que antes.

Durante la semana anterior a la competición, Marina se acercó un día a Aitor mientras trabajaba en sus propias estrategias.

[color=#9A2EFE]~ Hola ~[/color] saludó mentalmente mientras se sonrojaba un poco, aún poco acostumbrada a la idea de que Aitor y ella ahora eran pareja [color=#9A2EFE]~ Necesito un favor…[/color]

Las reglas del torneo impedían al resto de miembros del equipo asistir a sus compañeros durante las pruebas en pareja. Uno de los problemas que tenía la pareja de Sara y Marina era la comunicación. Sin vínculo telepático, las dos muchachas no tenían manera de comunicarse de forma efectiva - por culpa del poder de Marina, obviamente.

Marina siempre había sido decidida respecto a la idea de usar un modulador de voz. No quería depender de un dispositivo cuando tenía la responsabilidad de entrenar su voz para, algún día, controlar su poder por completo.

Pero la competición era en unos pocos días y no tenía tiempo para ello. Así que recurrió a Aitor. ¿Quién mejor para inventar y construir en menos de un día un dispositivo tan complejo y útil?

La joven sirena del Grupo 4 insistió en pagar el favor a su nuevo novio con un beso. 

Durante la noche Moussa recibió el aviso de E.S.T.H.E.R. Ya había podido ver los videos a lo largo del día, pero el análisis de la profesora de tecnología había tardado en llegar.

- Lo lamento Moussa, la mayoría de mis núcleos de procesamiento han estado ocupados hoy. Tengo los resultados que me pediste - escribió la profesora a su tablet.

> He analizado las grabaciones y he comparado los diferentes poderes de Omnis con las grabaciones y análisis de los poderes de otros estudiantes. La hipótesis de la imitación de poderes era plausible, pero no puedo catalogar de esa forma su poder. Me cuesta admitirlo, pero creo que la mejor manera de describirlo es… Omnipotencia.

> Aunque Omnis aprendió las aplicaciones concretas de su poder de otros estudiantes, la fuerza y versatilidad de estos superaba siempre la de sus maestros. Imitó la telepatía de Gata Lunar y la telequinesis de Hermes, y acabó siendo capaz de proezas mucho más impresionantes que las de ellos mismos.

> A nivel telepático, Omnis es un psíquico increíblemente poderoso. Capaz de superar las defensas mentales de incluso los profesores y alumnos más avanzados. A nivel telequinético, demostró ser capaz de moldear la materia a nivel atómico-molecular. Puede controlar energía, alterar el entorno, incluso trasladar sus sentidos y viajar por el espacio.

> Lo único que limita su poder es su imaginación… y su maestría. Cuando llegó al Liceo era un joven con pesadillas recurrentes de origen desconocido. Al principio sospechábamos que se trataba de un psíquico sin control sobre sus poderes, pero más tarde descubrimos que era mucho más. Omnis es capaz de percibir estímulos que el resto de seres, vivos o mecánicos, apenas alcanzamos a sospechar.

> Tras analizar las grabaciones estoy segura de que sus poderes provienen únicamente de él y de su potencial sin límites.

E.S.T.H.E.R. acompañó su larga explicación con algunos gráficos que Moussa no acabó de entender.

- Aunque Omnis mostró gran poder durante su estancia en el Liceo y durante su último enfrentamiento contra el equipo de Gata Lunar, creo que no es invencible, todavía. Si hubiese podido atacar la escuela por sí mismo ya lo habría hecho. Aún no domina del todo sus poderes. Quizá sea esa su mayor debilidad. Sin embargo, creo que no es un enemigo que esté a vuestro nivel. No deberíais buscar enfrentaros a él. Es muy peligroso.

La profesora finalizó su discurso con una cálida despedida, típica de ella.

- Buenas noches, Moussa. Pasa un buen fin de semana.

En cualquier otro robot o inteligencia artificial aquella conducta maternal podría haber parecido artificial. Pero en E.S.T.H.E.R. resultaba de lo más natural.

César, desde el primer momento, se había mostrado increíblemente satisfecho con su emparejamiento para la competición. ¿Quién mejor para luchar junto a él que Moussa?

La verdad era que los dos muchachos se compenetraban bastante bien. Y sus poderes encajaban con facilidad. Serían los reyes de aquellos juegos manteniendo la distancia y haciendo atrevidas maniobras de teletransporte.

César propuso varios tipos de ataques sorpresa, empleando los portales de Moussa para alargar el rango de sus llamaradas y atacar desde ángulos insospechados.

Además, si el tipo de prueba en la que participarían requería algún tipo de movilidad, ellos dos contaban con uno de los mejores medios de transporte del Liceo.  

- ¿Y si nos ponemos algún nombre de equipo molón? Ya sabes, para cuando nos presenten - sugirió, emocionado.

Moussa y él habían estado hablando en uno de sus lugares favoritos de la escuela, la azotea. Desde allí tenían una vista privilegiada del valle oculto entre las montañas que resguardaba el Liceo. El viento soplaba con cierta fuerza, pero ninguno de los dos tenía miedo a las alturas.

- Algo como… ¡Incendio Sorpresa!

César lo propuso muy en serio, pero tras unos segundos comenzó a reír.

- Suena ridículo, ¿verdad?

El rostro del joven estaba radiante. Cuando estaba a solas con Moussa a veces parecía otra persona completamente. 

Aquellos días a Diana se la notaba mucho más cansada de lo normal. Llevaba ya días forzándose para aprender nuevas técnicas y darle un pequeño empujoncito a su código genético para que obrara las maravillas a las que estaba acostumbrada. Desde la partida de Iván había tenido un objetivo, proteger a su equipo de la forma en que el chico hada lo hacía, no para sustituirlo, más bien para honrarlo.

Aquel día estaba siendo especialmente duro, se notaba que le habían pedido a la parejita de "enemigos" que se esforzaran al máximo, porque no les daban cuartel, no les pasaban ni una.

- Sí, será mejor que nos movamos .- Concedió Diana mientras hacía un par de gestos designando el camino a seguir.

La verdad era que contar con Kel en el entrenamiento la hacían esforzarse al máximo. Era realmente difícil esconderse de aquel chico, por muy invisible que pudiera hacerse... prácticamente un sabueso. Hasta el momento Diana parecía centrarse en combatir al alienígena mientras que Rudy se ocupaba de Fusión.

En el momento en que Rudy pronunció el código mágico Diana desapareció y comenzó a moverse con rapidez dirigiéndose al encuentro de Xavi. A decir verdad, desde que Fusión se había hecho amigo de Rudy, Diana había podido disfrutar más de su compañía y le resultaba un chico encantador, por muy radiactivo que fuera.

En el momento en que llegó al encuentro del acorazado elevó las manos agarrándole la pierna derecha tratando de desequilibrarlo y mantenerlo en una posición precaria, para luego gritar...

- ¡¡PIM PAM PUM BOCADILLO DE ATÚN!! .- Un ligero rubor de vergüenza surgió en las mejillas de Diana en aquel momento, mientras un estruendo surgía en la sala del peligro y se veía en lontananza a un Cráter saltando y dispuesto a caer sobre Xavi.

- YIIIIIIIIIIIIIIJAAAAAAAAAAAAAA .- Gritó el joven mientras caía sobre la espalda del chico de la armadura y se estrellaban contra el suelo. Al parecer aquel combate había terminado en aquel momento, Xavi no se movía... hasta que un par de segundos más tarde, cuando Diana se acercaba para saber si se encontraba bien, comenzó a reirse.

- JAJAJAJAJAJA Sublime tío jajajajaja, En serio .- Atinó a decir entre carcajadas.

- En serio Rudy... ¿Era completamente necesaria la frase? No pienso decir eso en mitad del combate.- Dijo la chica aún con el rubor en las mejillas, mientras veía a Kel acercándose con una sonrisa pícara en los labios -. Hay que trabajar mejor los nombres de las estrategias de verdad.

- JAJAJAJAJA Lo mejor que he oído en siglos jajajajajajaja .- volvió a reír Fusión.

Moussa estaba apunto de acostarse y dejar que Aitor continuase trabajando en sus proyectos, cuando la tablet se iluminó mostrando un nuevo mensaje. Con un salto de alegría, el senegalés la tomó entre sus manos. ¡Por fin había recibido la información que horas atrás, había solicitado!

"Muchas gracias por la info, supuse que estarías liada"

Escribió en la tablet, tras lo cual, prestó gran interés a las palabras de la profesora. Omnis era una mala bestia con la que uno no quería cruzarse y por lo que sabían, se la tenía jurada a todos. Las cosas iban a ponerse realmente mal para ellos, solo esperaba que ese día fuese uno muy lejano.

La verdad era que se desanimó un poco al descubrir que su teoría no era para nada acertada. Eso habría simplificado mucho las cosas, pero nadie dijo que ese rollo de ser un héroe fuese a ser fácil. Así que tras respirar hondo, comenzó a girar la tablet para ver si las gráficas tenían algún sentido. Seguramente Aitor podría explicárselas, pero estaba liado terminando una tesis y preparando no se qué regalo para Marina.

Las noticias eran bastante desoladoras, así que se dejó caer en la cama derrotado, repasando mentalmente cada palabra que acababa de escuchar. Enfrentarse a Omnis mediante la fuerza bruta sería una locura, pero...¿Pesadillas? Moussa sabía bien lo que las pesadillas podían llegar a marcar a alguien, él mismo las había sufrido durante bueno, casi desde siempre. Hoy era incluso el día que se sentía aterrorizado con tan solo pensar en el Goa´uld. Si lograba dar con el miedo más profundo de Omnis, podría hacerle perder la concentración, si a eso lo seguía algún tipo de droga que nublase su mente, quizás lograsen tener una oportunidad de vencerlo. Pero una vez lograsen derrotarlo (En caso de realmente poder hacerlo) ¿Qué pasaría después? Si era tan poderoso como aseguraban, no existiría prisión que lograse retenerlo. Solo de pensarlo le entraba dolor de cabeza, tenía demasiadas cosas en las que trabajar. Ojalá tuviese el don de Aitor, así podría diseñar el dispositivo de curación, trazar un plan para acabar con Omnis y prepararse para los juegos. Pero no lo era, así que durante una semana, tendría que centrarse por completo en los juegos. Se lo debí a César y a todos sus compañeros.

Los emparejamientos le parecieron más que razonables a Moussa. Aunque de pronto sintió un profundo peso sobre sus hombros. César había mejorado tanto, que si no se ponía las pilas durante aquella semana, volvería a realizar el ridículo y lo que era peor, dejaría en mal lugar a César. Así que con ello en mente, decidió que era hora de dejar los estudios, temporalmente claro y prepararse para los combates. Se reunió cada día con César practicando todo tipo de maniobras que se les ocurría. Por supuesto no faltaron las más evidentes, como la capacidad de abrir un portal por el que Salamandra pudiese atacar. Pero Moussa quería más, no deseaba ser predecible, así que comenzó a trabajar en nuevas formas de usar sus poderes como uno solo.

Al enfrentarse cada vez a enemigos diferentes y escenarios desconocidos, no podían trazar siempre la misma táctica de combate. Así que se le ocurrió que las llamas siempre son terriblemente llamativas, unas de las tácticas que propuso, fue la de que César atacase creando enormes llamaradas de fuego para desviar la atención, mientras él dejaba caer sobre sus enemigos pesados objetos que hubiese en el campo de batalla. Por supuesto, también podía hacer lo mismo para cortarles ruta de escape. Pero en esencia, no tardó mucho en darse cuenta de que todo lo que pensasen, sería poco. Cada batalla sería todo un reto donde les tocaría improvisar.

-¿Un nombre molón?

Lo bueno de estar emparejado con César, era que ambos se conocían muy bien. En ocasiones tan solo necesitaban una mirada para saber cual sería su siguiente acción durante los enfrentamientos en la sala de peligro. Aquello era bueno, pensar como uno les ahorraría tiempo y se volverían más peligrosos en el campo de batalla.

-¿Incendio sorpresa? -El senegalés se rió divertido ante la sugerencia de su amigo. -No está mal, pero tiene que ser algo con gancho y que inspire respeto. Deja que busque algo... -Una rápida búsqueda en google le hizo revisar varios enlaces, hasta que dio con uno que no le pareció que sonaba mal. -Oye...¿Hay alguien en el Liceo que se llame Prometeo? Me hago un poco jaleo con los nombres la verdad, tiendo a ponerles motes y luego se me va la pinza jeje. Bueno, a lo que iba, Prometeo era un titán, que debe de ser una cosa por encima de los dioses o algo así, que desafió a los dioses robando el fuego y dándoselo a los hombres. Podría pegar ¿No? Ya sabes, yo robaba cosas y tú, bueno, tú les das fuego a todos jeje.

Equipo Prometeo, no le sonaba mal, aunque lo mismo era una estupidez. Pero estando donde estaban, seguro que todos portarían nombres raros y misteriosos para dar miedo, lo cual le hizo ir al siguiente punto.

-Creo que tendríamos que practicar también la entrada en escena, es decir...Somos los miembros del equipo 4, quienes más experiencia tienen en combate real. Si entramos en completo silencio, moviéndonos como uno solo y hacemos un gesto, en plan lo del pulgar para abajo de los gladiadores, creo que quedaría guay y daríamos miedo. Ni una palabra, solo avanzar, encararnos y con ese simple gesto provocarlos. Seguramente todos estén nerviosos por los juegos, pero para nosotros esto será otro día más en el Liceo, salvo que no tendremos el riesgo de que nos maten jeje No sé, creo que los juegos psicológicos también serán importantes en todo esto. Además cuantas menos palabras digamos en el campo de batalla, más miedo infundiremos. Tendremos que trabajar unos cuantos gestos, para saber cuando pasar a la ofensiva o qué maniobra usar en cada momento, gesto casuales para el resto, pero no para nosotros. Quizás nos cueste un poco en los entrenamientos, pero si lo logramos, nuestros enemigos no sabrán qué vamos hacer.

Moussa no podía evitar recordar lo aterrorizado que estaba el primer día del Liceo. Fue casi un milagro que no se lo hiciese encima. Si lograban mostrar una actitud superior sobre sus enemigos, si lograban transmitir una aplastante confianza sobre ellos, quizás se quebrasen y dudasen durante el combate. En cierto modo, era algo parecido a lo que le había sucedido a Marina durante su enfrentamiento. Si en vez de animarla, habría actuado de otra forma, quizás la muchacha no se habría atrevido a mostrar todo su potencial. Así que en esencia, su idea no era ponerle nombres chulos a los ataques, sino crear gestos "casuales" que usarían para comunicarse entre ellos y realizar los distintos ataques que habían estado practicando. Con ello, esperaba inspirar cierto temor, aplastando así a sus enemigos en sus cabezas, antes de hacerlo físicamente. Estaba claro que no funcionaría con la gran mayoría, pero no perdían nada por intentarlo.

-¿Sabes? Eres el arma secreta de nuestro equipo. Todos conocen mi escudo Asgard, por lo que seguramente hayan estudiado sus debilidades. También saben que soy capaz de teleportarme, pero nadie sabe realmente todo el poder que has logrado desarrollar y dominar. Así que ya sabes, a tostarlos a todos jeje

Moussa tomó una manzana y se la mostró a César. Durante sus tiempos libres había estado practicando también sus propios poderes y quería mostrárselo a César.

-Mi poder me permite algo así como desintegrar cosas, en realidad lo que hago es teleportar los átomos por separado. Eso causa terribles daños a mis enemigos, cómo lo que sucedió con el padre de Rudy. -Alzando la manzana, parte de la misma se desvaneció en el aire. -Es mi poder ofensivo más poderoso, bueno, de hecho es el único que puedo usar para causar daño de verdad. Hasta ahora no lo he vuelto a usar para no causar graves daños a nadie, pero he estado practicando y gracias a lo que he estudiado, creo que ahora podré usarlo en combate. -Lanzando lo que quedaba de manzana al aire, ahora fue la piel de la misma la que se desvaneció. -Será doloroso y un poco asqueroso, pero he afinado mi poder para atacar tan solo la piel de mis enemigos. No les causará daños mortales y con la tecnología del Liceo, se podrán recuperar rápidamente, pero podré usarlo en combate.

[color=#8300A8]~ Hola, preciosa. No es un problema, ya tenía hechos los cálculos y el boceto base, sólo hace falta fabricar el prototipo y probarlo[/color] ─contestó Aitor, sonriente, como de costumbre adelantándose a sus deseos.

El genio vasco era, como acostumbraba a demostrar, extremadamente eficiente. En cuestión de segundos estaba imprimiendo para ella un boceto base para que ella misma decidiera algunos detalles sobre lo que, a ojos de un simple mundano, parecería un collar ancho, de esos que van cogidos contra el cuello, tal vez un tanto elaborado. Había que decidir el color, el grosor, ajustarlo a su cuello y, claro está, decidir qué voz le ponían. El artefacto en sí llevaría algunos minutos montarlo en uno de los talleres disponibles y luego sólo habría que probarlo.

La idea básica era un collar que actuaría de vocabulador (una licencia del universo Star Wars) emitiendo sonido aparentemente desde la garganta (para que sonara lo más natural posible sin necesidad de implantarle algo directamente en la garganta o en la boca) en base a un lector mental muy básico, que se conectaría a la base de su cráneo y que, aprovechando la propia estructura del collar, apenas se notaría. El dispositivo lector se encargaría de transformar la voluntad comunicativa de Marina en señales que el dispositivo del cuello pudiera transformar en sonido. Era un principio muy similar al de la propia telepatía.

Los únicos dos problemas eran los microprocesadores del lector y conversor de señal y sus baterías. Los micros iban a generar calor y las baterías también. Por supuesto no demasiado, pero lo suficiente como para notarlo. Y las baterías no iban a tener mucha duración, incluso las más caras de ese tamaño no aguantaban demasiado, tal vez un par de horas como mucho.

Aitor tendría el prototipo esa misma tarde y seguirían unas pocas pruebas y ajustes, de manera que durante la noche ya estarían hablando animadamente, e incluso haciendo gorgoritos y cantando. La cara de ilusión y diversión de Marina sería pago más que suficiente. Ella, no obstante, se mostraría más obsequiosa y el sonido de placer XXX que Aitor había programado para sorpresa graciosa de Marina haría que ambos estallaran en carcajadas.