Partida Rol por web

El Liceo: Escuela de Superhéroes

Interludio de Moussa: Hogar

Cargando editor
24/03/2017, 19:22
Narrador

Primero, oscuridad.

Un abismo insondable, vacío, negro como una noche sin luna ni estrellas.

Estaba solo. No sabía nada. En aquel momento era un lienzo en blanco, pero no había luz alguna que lo alumbrase. Por eso la oscuridad.

Y entonces una pizca de luz, la suficiente como para no dejarlo completamente a ciegas, pero no la suficiente para iluminar aquel gran vacío.

Era un tenue brillo azul. ¿Una piedra? Se acercó a ella. Flotaba en el aire, a la altura de sus ojos. La tomó entre las manos. Y entonces todo el negro se volvió blanco refulgente. Cerró los ojos, cegado por la luz.

Un dolor agudo se adueñó de su pecho. Como si le estuviesen inyectando fuego, sintió un ardor que le recorría todo el cuerpo. Arqueó la espalda mientras dejaba escapar un grito curiosamente silencioso. Se llevó las manos allí donde le dolía, presionó con fuerza en busca de aquello que le perforaba el pecho, pero no había nada.

Comenzó a oír un pitido estridente. Cuando las piernas le flaquearon y se dejó caer sintió como si flotase. Aquella agonía siguió y siguió. Pareció durar horas. Y entonces se detuvo, momentáneamente.

Aquel instante de respiro fue suficiente para él. Perdió el sentido.

Luego, más oscuridad. Y dos extraños brillos violáceos.

Eran unos ojos, lo observaban desde lo lejos. Aquella mirada era orgullosa, profunda e inteligente. Pero también mostraba decepción. Unas palabras resonaron en sus oídos desde la distancia.

“Incompleto.” “Inútil.”

El pecho todavía le dolía, pero aquella vez menos que antes. Sin embargo, todo su cuerpo estaba resentido, como si hubiese caído rodando por un precipicio. Volvió a perder el sentido.

Finalmente, oscuridad. Y una leve vibración, un tamborileo a escasos centímetros de su rostro.

Cuando abrió los ojos vio otro par de brillos violáceos. Pero estos eran más pequeños, más gentiles. No era la mirada de un maníaco, era la mirada de un niño.

Un nuevo repiqueteo, y una voz suave.

“Moussa.” “Moussa.”

Una pequeña mano, extendida frente a él. Un gesto fraternal. Él posó su propia mano también, pero no sintió el calor de la carne, solo frío cristal.

De nuevo, la suave voz.

“Estaremos juntos.”

Un fuerte golpe lo sacudió. Sintió una poderosa vibración, sus oídos comenzaron a pitar. Vio como el brillo de aquellos pequeños ojos se intensificaba.

Poder desatado.

La pequeña mano extendida frente a él ahora era un puño. Golpeó de nuevo el cristal. El dolor del pecho regresó. La imagen que tenía ante él comenzó a agrietarse. Comenzó a faltarle el aliento.

Otro golpe más. Y un grito.

- ¡Moussa!

Cargando editor
24/03/2017, 19:25
Señor Bosch

Cuarto de Aitor y Moussa, un sábado por la mañana

- ¡Moussa! – gritó Bosch desde el otro lado de la puerta del dormitorio.

El subdirector volvió a llamar a la puerta, con insistencia.

- Sé que estás ahí. ¿Has olvidado nuestra clase?

Moussa se encontraba en el cuarto que compartía con el genio del Grupo 4, completamente a solas. Los rayos de sol se filtraban a través de la cortina que cubría la ventana, era de día.

Notas de juego

Releyendo el mensaje creo que no lo dejé claro. Por si acaso: era un sueño. Moussa despierta en su dormitorio.

Cargando editor
30/03/2017, 16:52
Moussa Dakar

La abrumadora soledad de flotar en un mar de oscuridad no fue lo que realmente le aterró, sino aquellos dos ojos brillantes y crueles que lo contemplaron con total desdén. Intentó gritar, intentó huir pero su cuerpo no le pertenecía, simplemente se negaba a obedecer sus órdenes.

Despertó con el corazón desbocado, cubierto por un sudor frío y llevándose una mano al pecho. Respirando entre jadeos tardó varios segundos en reaccionar. No sabía donde estaba ni cómo había llegado allí, de alguna forma, durante aquellos breves segundos no fue capaz ni tan siquiera de recordar quién era.

La voz, siempre autoritaria de Bosch actuó como un ancla para el joven senegalés, quién de pronto fue consciente de todo. ¿Había sido una pesadilla? Quería creer que así era, pero sus ojos, completamente aterrorizados recorrieron con cautela cada rincón de la habitación. Era un nuevo día y el sol, siempre brillante se colaba a través de la ventana acariciando y dando calor a su oscura piel.

El sueño había sido tan real que no pudo evitar mirarse el pecho en busca de cualquier posible herida. El dolor había desaparecido, pero en su mente se seguía repitiendo una y otra vez. Los ojos brillantes, la dureza de sus palabras así como el desprecio con el que se dirigió hacia él lo transformaron de nuevo en un niño pequeño. Uno que casi se hace sus necesidades encima. De haber despertado en medio de la noche, seguramente habría sido incapaz de controlarse y habría mojado la cama.

-Era él...estoy seguro de que era él...  -Susurró para sí mismo recordando los trágicos acontecimientos que le arrebataron su infancia.

Tan asustado se encontraba que tardó varios segundos más en recordar que en su sueño había alguien más. Se trataba de alguien joven ¿Otro niño? ¿Un...familiar? ¿Tendría realmente una familia por ahí fuera? Siempre había pensado que su familia se había ahogado en el mar, pero....¿Y si se equivocaba?

No sabía cómo ni porqué, pero el mero recuerdo de aquel otro "niño" lograba apartar parte de la oscuridad que en aquellos momentos envolvía su alma y la dotaba del calor del afecto.

Las últimas semanas había pasado por muchas cosas, aquella pesadilla podría ser tan solo una forma en la que sus subconsciente le mostraba sus mayores temores. Después de todo, él mismo temía volver a quedarse completamente solo y ser expulsado del único lugar al que había podido considerar su hogar desde hacía mucho tiempo. ¿Sería la preocupación por la amenaza de Omnis lo que había provocado aquella pesadilla con el ser de ojos brillantes? ¿Sería el miedo a estar solo y perder a sus compañeros lo que había representado la parte del ataúd de cristal de la pesadilla?

En cierto modo deseaba que así fuese, pues en caso de no ser así, eso significaría que el ser de ojos brillantes realmente existía y que en algún lugar de oscuridad, se encontraba alguien que se preocupaba por él.

De nuevo la voz de Bosch logró por fin traerle de vuelta al mundo real y saltando de la cama, aún con las piernas temblorosas, buscó su uniforme para prepararse y hacer frente al nuevo entrenamiento. Pero no sin antes abrir bien las cortinas y empaparse por completo de la calidez del astro rey.

-¡Salgo enseguida!

Se vistió con rapidez y salió apresuradamente al pasillo. Sabía que no era buena idea hacer esperar a Bosch y ya llegaba tarde a la clase particular. Eso seguramente le saldría caro, seguro que Bosch le hacía ejercitarse el doble de duro que el resto de días.

-L-Lo lamento, creo que...creo que anoche me acosté demasiado tarde y me había quedado dormido. Lo siento...

No estaba seguro de si debía contarle o no la verdad a Bosch, quizás todo había sido una estúpida pesadilla y de ser así, tan solo preocuparía al subdirector con algo sin importancia. No, primero debería de descubrir si había algo de verdad en aquella pesadilla. Tal vez más tarde se pasase por la enfermería para ver si podía descubrir si había sufrido algún tipo de herida en el pecho. Aunque pensándolo bien...¿Y si su mente simplemente estaba rememorando su enfrentamiento con Damian? En aquellos momentos era incapaz de pensar con claridad y el miedo aún recorría su ser de pies a cabeza, así que obediente, se dispuso a seguir a Bosch y cumplir con sus órdenes.

Cargando editor
31/03/2017, 18:50
Señor Bosch

Moussa salió apresuradamente del dormitorio, mientras se acababa de abrochar el uniforme. Allí lo estaba esperando Bosch. El subdirector, como siempre, iba vestido con un elegante traje. Lo miraba con aquella severa mirada tan suya.

La disculpa de Moussa le hizo arquear una ceja. Lo observó de pies a cabeza, como si lo estuviese evaluando.

Parecía que iba a comentar algo al respecto, pero en el último momento relajó su expresión.

- Vamos – dijo mientras echaba a andar por el pasillo, confiando en que Moussa seguiría sus pasos.

El viaje fue extrañamente silencioso. Más de lo habitual para Bosch. Se dirigían a una pequeña sala de entrenamiento que había cerca del gimnasio. Con el buen día que hacía podrían haber salido a fuera, pero Bosch siempre prefería entrenar en un lugar apartado, tranquilo.

Cuando llegaron a su destino, Bosch abrió la puerta y se apartó. Invitaba a Moussa a entrar.

La luz se colaba por una ventana alta en la pared del fondo, bañando la habitación de luz, y cubriendo de sombras los laterales. El suelo de madera pulida relucía. No dolía demasiado caer ahí encima. Había un muñeco de madera para practicar movimientos de artes marciales, un par de barras elevadas y otro tipo de artilugios.

Pero el espacio central estaba despejado. Aquel era el lugar donde luchaban.

En la sala se encontraba Bosch, el verdadero Bosch. Estaba sentado de espaldas al senegalés, sobre un cojín en el suelo. Vestía ropa holgada, de deporte. Durante las clases de Entrenamiento de combate también llevaba aquel atuendo. El subdirector era el tipo de persona que lucha (y luce) increíblemente bien llevando traje, pero que en el fondo prefiere la ropa cómoda.

El clon de Bosch cerró la puerta detrás de Moussa, dejando a alumno y maestro a solas.

- No me gusta que me hagan esperar – dijo Bosch con su voz más severa, la que empleaba cuando algún estudiante hacía algo que no debía.

Se levantó y se giró hacia Moussa. Dio un par de pasos hacia el frente e hizo una reverencia. Luego adoptó una posición de combate. No tenía tiempo que perder con excusas.

- Hoy vamos a practicar tu ofensa. Sé que se te da bien evitar los golpes, pero eventualmente debes tomar la decisión de acometer.

Moussa sintió el peso de la mirada de Bosch atravesando todo su ser. Sus intensos ojos azules seguían cada uno de sus movimientos.

- Vamos, ataca.

Cargando editor
04/04/2017, 01:15
Moussa Dakar

 El ánimo de Moussa no estaba precisamente muy alto, no después del extraño sueño que había sufrido. Por lo que en cierto modo, agradeció el silencio que reinó entre ambos mientras avanzaban hacia el pequeño dojo.

Cuando finalmente llegaron y el verdadero Bosch le dedicó aquellas escuetas palabras, Moussa se encogió aún más. Estuvo a punto de volver a disculparse, pero por algún motivo las palabras no llegaron a surgir de sus labios. Así que despojándose del calzado, se adentró en la zona de entrenamiento y dedicó una reverencia a su nuevo maestro.

Antes siquiera de comenzar, ya sentía que le dolía todo el cuerpo. Estaba seguro que Bosch detendría todos sus ataques y lo que era peor, contraatacaría derribándole una y otra vez. Sin duda le esperaba una dura mañana por delante, por lo que era mejor comenzar cuanto antes y no alargar lo inevitable.

Alzando sus pequeños puños, trató de adoptar una posición de combate similar a la de Bosch. Poca a poco comenzó a avanzar hacia el profesor, pero llegado a cierta distancia se detenía y giraba para tratar de pillarlo por el flanco. Moussa siempre evitaba los enfrentamientos con los puños...o de cualquier tipo. Era rápido y poseía buenos reflejos, pero físicamente no era alguien fuerte, de hecho, siempre era el primero en ser derribado en una pelea.

No, Moussa nunca luchaba, siempre usaba trucos sucios para sacar ventaja en los enfrentamientos o en su defecto, huía por alguna de las rutas que había preparado con antelación. No sabía pegarse, esa era la realidad, además para que negarlo, tenía miedo al dolor.

"Me voy a comer las del pulpo, seguro que me tumba sin darme cuenta. ¡Mierda! tengo que darle al menos una para que me tome en serio. Piensa Moussa ¿cómo puedes golpear a un maestro ninja? Chisssst Tengo que hacerle bajar la guardia, tengo que engañarlo de alguna forma y creo que sé cómo...¿Pero podré engañar a un ninja?"

En una arrebato de valor, cargó contra Bosch. Sus piernas y brazos eran más cortas que las de su rival, por lo que el viejo maestro tendría ventaja, así que decidió improvisar un poco. Impulsándose con ambas piernas en un poderoso salto, extendió el puño para tratar de alcanzar a Bosch...salvo que apenas despegó, se desvaneció en el aire para aparecer por la izquierda de su rival. Había visto hacer aquello mismo a Rudy en decenas de ocasiones, el invulnerable muchacho solía lanzarse así a por sus enemigos. Ponía todo su peso y fuerza en ataques similares y el resultado siempre era devastador. Por desgracia, Moussa carecía de verdadera destreza combativa y de una superfuerza con la que poder derribar a su rival. Si fallaba el golpe quedaría expuesto, pero en cierto modo si quería llevar acabo su plan, primero tendría que abrazar el dolor.

Cargando editor
04/04/2017, 19:34
Señor Bosch

Mientras planeaba su ataque, Moussa notó como la mirada de Bosch lo seguía allá donde fuera. Cada uno de sus movimientos, sus avances, sus retrocesos, sus pasos hacia un lado u otro… Bosch parecía estar fijándose en todo y, aun así, no hacía movimiento alguno.

Simplemente esperaba.

Cualquier otro profesor se podría haber impacientado. Le podría haber reñido por tardar tanto en atacar. Pero Bosch simplemente guardaba silencio. Moussa sabía que, de alguna manera, Bosch lo respetaba. Respetaba su modo de luchar, y por eso no bajó la guardia en ningún momento.

Cuando Moussa se despegó del suelo y se desvaneció en el aire sintió una sensación de ingravidez. Su percepción del dojo cambió bruscamente al reposicionarse en el espacio. Y lo que iba a ser un ataque frontal se convirtió en un flanqueo en toda regla.

Mientras flotaba en el aire, propulsado por toda la fuerza que podían proporcionarle sus piernas, a Moussa le pareció verlo todo en cámara lenta. Lo primero en lo que se fijó fue en los ojos de Bosch. A pesar de la repentina maniobra, estaban fijos en él. Sintió como aquella mirada azul, intensa y ciertamente perturbadora lo penetraba completamente. Luego, el cuerpo del profesor comenzó a moverse acorde a sus instintos.

Giró sobre su posición rápidamente, mientras trataba de apartarse de la trayectoria del salto de Moussa. Al mismo tiempo, con una mano, le tocó suavemente la espalda. Le daba impulso, para estamparse contra el suelo.

Con la fuerza de su propio salto y el suave empujón de Bosch, Moussa acabó estrellándose de morros contra el suelo de madera.

Cuando el senegalés se levantó y miró a su maestro lo vio… anonadado. Bosch tenía las cejas alzadas, su severa expresión convertida en una máscara de incredulidad.

- Eso ha sido… - dijo con la voz teñida de asombro -… muy rápido.

De alguna manera, Moussa pensaba que su ataque en sí no había sido tan asombroso. El tiempo de reacción del maestro había sido lo realmente alucinante. Y, sin embargo, Bosch parecía genuinamente sorprendido.

Cargando editor
05/04/2017, 01:04
Moussa Dakar

-¿Eh?

La cara de Moussa mostró claramente su desconcierto ante las palabras de Bosch. Un desconcierto que sin duda se acrecentó al volverse y mirarle a la cara. El golpe contra el suelo había sido duro y  había soltado un pequeño quejido de dolor, pero todo eso había pasado a un segundo plano ante las acciones de su maestro.

¿Le estaría tomando el pelo? Sí, eso debía de ser. Sus ataques, al menos los físicos, nunca habían sido especialmente rápidos y la luz brillante de sus portales solía ser más que suficiente para prevenir a sus adversarios. Pero bueno, fuese como fuese, la verdad era que ahora ya no se sentía con ganas de poner en práctica su plan.

Aunque llamarlo plan era realmente ser demasiado generoso. Su idea consistía en lanzar varios ataques rápidos hasta ser derribado de tal forma, que pudiese fingir hacerse muchísimo daño. Tenía pensado soltar incluso alguna lagrima (Un truco que le había servido en decenas de ocasiones en el pasado) Si todo salía bien, estaba seguro de que Bosch bajaría la guardia y entonces podría asestarle un buen golpe. Vale, era el truco más sucio y rastrero que podía usar. Pero cuando sabes que no tienes ni una sola oportunidad de vencer, haces lo que sea necesario para lograr aunque sea un empate o al menos, que la derrota no sea tan humillante.

-Chissttt, no hace falta que finjas. Ya sé que soy peor que una niña de cinco años en cuanto a peleas se refiere.

Poniéndose en pie, decidió tomarse aquel combate más en serio. Realmente todo aquello no trataba de ganar o perder, sino de aprender a combatir. Sus poderes le otorgaban cierta ventaja a la hora de poder mantener las distancias. Así que decidió aprovecharlo una vez más. No estaba muy seguro de cómo le iba a salir la jugada, solo esperaba no marearse demasiado.

Tomando aire se preparó para volver a la carga, en aquella ocasión dio simplemente un paso hacia adelante y acto seguido, volvió a desvanecerse por uno de sus portales. Apareció frente a Bosch, salvo que ahora estaba agachado, con una mano apoyada sobre el suelo y girando sobre sí mismo a la vez que extendía la pierna tratando de hacer un barrido. Su técnica (por llamarlo de alguna manera) no era especialmente buena, más bien era algo pésima. Pero en las pelis de acción siempre funcionaba, así que tenía que probarlo.

Pero aquello no fue todo, pues tan pronto realizó el barrido, volvió a desvanecerse para reaparecer en el mismo punto donde había dado el primer paso. Lo hizo estando de nuevo en pie y con la guardia en alto, casi como si nunca se hubiese movido para realizar el barrido. Por desgracia, el teleportarse de forma tan rápida le seguía mareando y tuvo que dar varios pasos para recuperar el equilibrio.

 

Cargando editor
07/04/2017, 16:42
Señor Bosch

Cuando Moussa lo acusó de fingir, Bosch recuperó su semblante serio.

- No pensarás que… - comenzó a responder el maestro, pero entonces Moussa se levantó.

Bosch calló y se dispuso a recibir su ataque, adoptando de nuevo su clásica posición de combate. De nuevo, siguió todos su movimientos con atención.

Sí, el teletransporte de Moussa normalmente era llamativo. Lo contrario de la discreción. Un gran portal azul y un fuerte sonido de succión. Pero lo que no tenía en cuenta la gente es que Atajo también podía ser discreto cuando quería.

¿Una muestra de poder puro? No, Bosch opinaba que era otra cosa. Control. Disciplina.

Si el muchacho había sido capaz de dominar tal poder con aquel nivel de precisión y control, estaba seguro de que podía aprender a pelear.

Además, él respetaba el poder de Moussa, no se iba a dejar pillar por…

- Oh… - musitó el subdirector cuando el senegalés apareció de pronto frente a él, pero pegado al suelo.

Se había esperado otro ataque lateral. O incluso uno por la espalda. Pero aquel acercamiento frontal lo había pillado un poco desprevenido.

Bosch dio un suave salto, lo suficiente para que el ataque de Moussa no lo barriera por completo. El senegalés alcanzó a rozar a su maestro, haciéndole perder el equilibrio en el aire.

Sin perder la calma, el ninja apoyó una mano en el suelo rápidamente, mientras con la otra proyectaba un golpe seco con la palma, dirigido hacia donde estaba el brazo con el que se apoyaba Moussa. Cuando su contraataque llegó a su destino, Moussa ya no se encontraba allí.

Bosch aterrizó finalmente en el suelo, y observó a su alumno tambalearse ligeramente por el mareo.

- Bien – lo felicitó, aunque con el tono de voz que usaba no lo pareciese -. Sigue así.

El ejercicio se prolongó durante una buena media hora. Moussa seguía usando sus poderes para tratar de pillar desprevenido a Bosch, pero el viejo ninja era más perspicaz de lo que esperaba. La mayoría de sus ataques fallaban directamente, y los que parecía que iban a dar en el blanco apenas lo rozaban. Moussa comenzaba a pensar que el viejo se estaba burlando de él, pero el semblante del maestro no volvió a cambiar en ningún momento. Estaba completamente concentrado en el entrenamiento. De hecho, no parecía ser la primera vez que se enfrentaba a alguien como Moussa. Parecía que lo tenía demasiado calado.

Y entonces llegó el momento de la verdad. Tal como había planeado Atajo al inicio de aquella sesión, Bosch lo proyectó con más fuerza de la esperada tras su último ataque. Acabó rodando por el suelo y estampándose contra una pared.

Se había hecho daño de verdad y, sin embargo, el viejo no pareció hacer ademán de disculparse. Aguardó de pie en el centro del dojo, desde donde lo observaba con cierto aire de suficiencia. 

Era el momento de la verdad.

Cargando editor
07/04/2017, 22:30
Moussa Dakar

Los minutos pasaban y el agotamiento comenzaba a debilitar al joven senegalés. Tal vez Bosch tuviese la apariencia de un hombre bien entrado en años, pero combatir contra él estaba resultando una tarea mucho más titánica que tratar de atrapar el viento con las manos.

No importaba el tipo de ataque que Moussa ingeniase, Bosch siempre lograba ir un paso por delante de él. La destreza y agilidad innatas del profesor, lograban hacer que se anticipase a cualquiera de sus maniobras. Aquello era de lo más frustrante, en especial al comprobar que el viejo maestro no mostraba marca alguna de fatiga. ¿¡Qué clase de superninja era!?

La última maniobra de Bosch lo arrojó por los aires y tras golpear contra un de las paredes, cayó de bruces contra el tatami. El golpe fue tan brutal que durante unos instantes, sintió que el aire se le había escapado de los pulmones. Tenía el brazo dolorido y las costillas magulladas. Sin duda era el mejor momento para poner en marcha el infantil plan que había trazado nada más entrar en la sala. Pero decidió no hacerlo. No, si quería vencer a Bosch o al menos hacer que el maestro le tomase enserio, tenía que comenzar a usar la gran ventaja que tenía sobre él.

-Chistttt...eso ha dolido.    -Con una mano tocándose las costillas, se puso en pie y muy a la contra de lo que tenía pensado en un primer momento, sonrió.    -¿Sabes? Al principio pensé que habías elegido esta sala para no hacerme mucho daño al tirarme al suelo. Pero en realidad esta sala es tu terreno favorito de combate ¿Me equivoco? Por lo que sé de ti, el sigilo es tu punto fuerte...pero cuando eso no funciona, usas tu velocidad y agilidad para desplazarte por el campo de batalla...        -Con la sonrisa aún en los labios, Moussa se desvaneció a través de uno de sus portales. A diferencia de otras ocasiones, no apareció en ningún lugar de la sala. No, su viaje le llevó hasta el lugar donde anteriormente había conocido a Juanjo, el cocinero. Sabía que aún así no vencería a Bosch, pero haría todo lo que estuviese en su mano para ponerle las cosas difíciles al viejo. Por lo que tras acercarse al contenedor apropiado, comenzó a teleportar las botellas de cristal y latas vacías que mantenían allí para reciclar. No hubo portales brillantes, ni sonido alguno de succión, simplemente todo alrededor de Bosch comenzó a llenarse de los recipientes vacíos, así como de algún que otro cristal roto.

-Veremos si puedes seguir esquivando igual de bien mis ataques ahora... 

Moussa reapareció en una de las esquinas del Dojo, donde se había encargado de dejar una pequeña parcela sin botellas ni latas. No es que todo el dojo estuviese completamente cubierto, pero sí lo suficiente como para hacer que Bosch tuviese que andarse con cuidado para no tropezar y perder el equilibrio.

Sí, aquel plan le gustaba más que fingir una rabieta. Estaba seguro de que aún así no lograría golpear a Bosch. Pero no se rendiría fácilmente, ese no era su estilo. Así que dando un ligero saltito en el aire, se desvaneció para lanzar una patada voladora a Bosch a la altura de la cabeza. Tras lo cual, regresó de inmediato a su pequeña parcela segura. No estaba seguro de cuantas veces había usado ya ese truco, pero poca a poco el mareo era cada vez menor. Por lo que en cierto modo, se estaba obligando a sí mismo a usarlo para fortalecerse.

Cargando editor
10/04/2017, 15:39
Señor Bosch

Bosch asintió levemente con la cabeza mientras Moussa reflexionaba en voz alta.

- Bien hecho, analizar al contrincante es uno de los más importantes…

Se quedó a media respuesta, pues Moussa desapareció entonces para desplazarse hasta las cocinas. Haciendo uso de su poder, llenó el dojo de botellas y latas. Sin duda, el liso y perfecto suelo se había convertido en un terreno complicado.

Al principio el rostro de Bosch mostraba cierto asco, por la suciedad más que nada. Pero al cabo de unos instantes pareció sonreír y todo.

- Usas tu poder para convertir el campo de batalla en tu aliado – indicó Bosch, alabándolo -. Me gusta cómo piensas.

La nueva estrategia de Moussa no pareció surtir efecto al principio. Bosch pisaba con precisión los espacios vacíos, aunque parecía cada vez más centrado en no tropezar que en evitar los ataques de Moussa.

Por su lado, las acometidas del senegalés eran cada vez menos enérgicas. La fatiga le estaba pasando factura.

Y aun así no desistía. Estaba determinado a conseguir al menos encajar un golpe. Ni que fuera uno solo.

Los ataques y teletransportes se sucedieron durante más de treinta minutos. Moussa sentía que estaba llevando su cuerpo al límite. Y, sin embargo, cada vez se mareaba menos al usar su poder. Sus ojos también se adaptaban a las maniobras a gran velocidad.

Bosch estaba comenzando a sudar. No pretendía dar muestras de ello, pero a él también le estaba pasando factura el intenso entrenamiento.

Durante el último ataque, Bosch había pisado una botella y había perdido momentáneamente el equilibrio. Moussa había aprovechado el desliz para tratar de atacarle en la otra pierna, para hacerle perder completamente el equilibrio. Y, sin embargo, Bosch había predicho que haría eso.

Eso era. No tenía que ir un paso por delante del viejo. Tenía que ir dos pasos por delante.

Para su último ataque, Moussa meditó durante unos instantes cuál era el mejor camino a seguir. Miró a su maestro, y el espacio que lo rodeaba. Había una lata justo detrás de su pierna izquierda, si lo hacía retroceder un solo paso quizá la pisaba. Pero luego…

Bosch también observaba detenidamente a su alumno, tratando de prever su siguiente ataque.

Bien, era el momento.

Moussa desapareció en el aire. Sin portal. Sin sonido de succión. Simplemente se desvaneció, para reaparecer al instante frente a Bosch. Un ataque frontal. Bosch lo vio venir y, sin siquiera pensar en lo que estaba haciendo, dio un paso atrás, dispuesto a contraatacar.

Su pie izquierdo pisó la lata, que resbaló sobre el tatami. La repentina pérdida de equilibrio hizo que el profesor se tambalease. Entonces Moussa puso en marcha su plan. Poniendo su poder al límite, desapareció de nuevo. Bosch esperó volver a ver al muchacho en su posición inicial, pero no apareció allí.

No. ¡Era un teletransporte en cadena!

Bosch pensó automáticamente en proteger su otro punto de apoyo. La pierna derecha. Haciendo un movimiento tan instintivo que resultó automático, descargó toda la fuerza de su palma derecha contra el sitio en el que suponía que aparecería Moussa.

Pero ahí no estaba Atajo.

Dos pasos por delante.

Moussa había aparecido al lado izquierdo de Bosch. Le dio una fuerte patada, hundiendo su pie en el costado del profesor. La fuerza del impacto hizo que Bosch saliese disparado para un lado, y Moussa para el otro. Los dos cayeron con fuerza sobre el tatami inundado de botellas y latas. No era un lugar agradable sobre el que estrellarse.

Mientras alumno y maestro yacían en el suelo, Moussa pudo oír como Bosch elevaba la voz.

- Buen trabajo – dijo simplemente.

La voz de Bosch solía ser severa. Seria. Normalmente desprovista de emoción. Pero Moussa pudo captar un atisbo de orgullo en aquellas palabras. No era el típico halago que le dedicaba el viejo cuando hacía algo bien. No, aquel día se había lucido de verdad.

El maestro se levantó como si los años le pesasen. Y le tendió una mano a Moussa para ayudarle.

- Vayamos a comer algo – propuso el profesor.

Ni siquiera le dijo que recogiera la basura del dojo.

Maestro y alumno pasaron por la cafetería de la escuela, donde cogieron lo que más les apeteció en aquel momento. Y luego se dirigieron al tejado de la escuela.

- Sé que te gusta este lugar – comentó Bosch mientras se sentaba en el borde, con las piernas colgando sobre la fachada del edificio.

Desde aquella posición privilegiada podían ver los jardines de la escuela, que en aquel momento eran un hervidero de actividad. Estaban llenos de estudiantes jugando, charlando o simplemente pasando el rato.

Destacaba entre las actividades del colectivo estudiantil un partido de balón prisionero que estaba resultando especialmente espectacular. Los estudiantes usaban sus poderes libremente, y parecía que el balón era de partículas inestables.

Aquella vista, sin duda, no dejaba olvidar a los presentes que se encontraban en una escuela de superhéroes.

- Moussa… – comenzó a hablar entonces Bosch, con una franqueza inusitada -. ¿Estás a gusto en la escuela?

Notas de juego

Primero de todo, perdón por tomar un poco el control de Moussa. He intentado usar un poco tus ideas para poder darle una conclusión al entrenamiento. Espero que te haya gustado el resultado (o simplemente que no te haya disgustado). :)

A raíz de esta escena creo que podemos tocar la ficha de Moussa de formas interesantes. No solo subiéndole combate cuerpo a cuerpo sino haciendo alguna virguería con sus poderes. ¿Qué opinas? Diría que tienes unos cuantos puntos por gastar.

Cargando editor
12/04/2017, 16:22
Moussa Dakar

El combate cuerpo a cuerpo nunca había sido su fuerte, lo sabía y lo aceptaba. Por ello debía de compensar esa debilidad con la ventaja que le otorgaba su poder. Dificultar los movimientos de Bosch solo fue el primer paso, no es que esperase vencerlo, pero si lograba reducir el tiempo de reacción del viejo ninja, entonces podía sentirse satisfecho. Por suerte (Quizás por propio deseo de Bosch) así fue y Moussa tuvo más libertad de acción.

Sus ataques comenzaron a caer en rápida sucesión sobre Bosch, provenientes desde todas direcciones. Desde luego no eran precisamente potentes ni certeros, pero toda aquella estratagema de teletransportes en cadena tenían dos objetivos. El primero y más obvio, era el de repetir aquel movimiento tantas veces, que Bosch asimilase ese ataque como algo habitual y llegado el momento oportuno, no estuviese preparado para el verdadero ataque sorpresa. El segundo objetivo, consistía en amoldar su cuerpo y sus sentidos a los teletransportes en cadena.

Basta decir que aquello no fue para nada sencillo y pasados cinco minutos, sintió que el estomago le daba vueltas amenazando con soltar lo poco que tenía en su interior. Por suerte, su terquedad le hizo aguantar y proseguir con los "saltos" Poca a poco y pese al cansancio, comenzó a sentir que su cuerpo se iba adaptando a los cambios drásticos de posición a los que le estaba sometiendo. Superado por fin la sensación de mareo, prosiguió atacando exprimiendo al máximo su poder. Su don le permitía mucho más que simplemente atacar y escapar, pues era capaz de cambiar su propia velocidad, así como la posición de su propio cuerpo. Arriba o abajo dejó de tener importancia, su don le permitía desplazarse tan sumamente rápido que la gravedad dejaba de tener efecto sobre él. Ni que decir que aquello le otorgaba un control sobre el campo de batalla que le venía simplemente genial.

El tiempo fue pasando mientras Moussa iba asimilando poca a poco el alcance de su propio poder, todo ello sin parar de poner su cuerpo al límite lanzando un ataque tras otro. Finalmente, cuando sintió que ya no podía más, decidió intentar una jugada nueva. Aquello iba a ser un todo por el todo y si fracasaba, estaba seguro de que no le quedarían fuerzas para seguir combatiendo.

"Sin riesgo no hay gloria"

Con aquello en mente realizó su último movimiento y entonces...¡lo logró! Su maniobra logró sobrepasar la defensa de Bosch (gracias a sus trucos sucios) logrando así propinarle un buen golpe.

Tirado en el suelo sobre las incomodas botellas y latas, tomaba profundas bocanadas de aire e incapaz de pronunciar palabra alguna, simplemente alzó un dedo indicando que le diese un minuto (o una hora) para recuperarse. Aunque a sabiendas de que seguramente tendría suerte si le otorgaba un minuto, trató de ponerse en pie lo antes posible, por lo que aceptó la mano que le ofrecía Bosch.

La alabanza que recibió por parte de su maestro, provocó que de forma irremediable una gran sonrisa apareciese en su rostro. Sabía de sobra que en un combate real, Bosch le vencería en los primeros cinco segundos, pero recibir aquel alago le alegró en verdad. No fue capaz de articular palabra alguna, le dolía todo el cuerpo y se sentía incapaz de hablar por el momento, por lo que asintió aún sonriente y se dirigió hacia la salida del dojo.

Pese a lo extenuante que había resultado el entrenamiento y sin tan siquiera pensarlo realmente, toda las basura con la que había llenado el dojo comenzó a desaparecer a través de uno de los grandes portales de Moussa. La semana que había pasado recogiendo basura le había ayudado a desarrollar con gran precisión aquel uso de su poder hasta el punto, que tal y como estaba sucediendo ahora, lo hacía ya por puro instinto y sin apenas consumir sus energías.

Un vez en el tejado, se sentó bien provisto de comida. Quizás fuese pequeño y esmirriado, pero Moussa podía llegar a comer grandes cantidades de comida cuando se lo proponía. En especial tras usar tanto sus poderes. Aunque también era cierto, que hacía días que apena los usaba, su poder le otorgaba una ventaja en el campo de batalla. Pero no quería depender únicamente de él para sobrevivir. Por ello había empezado a moverse por la escuela caminando o simplemente, corriendo. ¡Tenía que desarrollar su músculos!

Dando un par de bocados a un sándwich de nutela, se quedó pensativo ante la pregunta de Bosch. De hecho hasta aquel momento no se había dado cuenta de donde se encontraban realmente. ¿Cómo sabía Bosch que aquel era su lugar favorito? ¡Vaya pregunta! Lo sabía debido a que era un superninja.

-Bueno...supongo que la escuela está bien, salvo cuando una vez al mes nos tratan de matar, pero supongo que eso fortalece el carácter.     -Indicó con cierto tono divertido.     -La gente aquí es...diferente a la que hay fuera. En las calles la más mínima ofensa no se olvida ni se perdona, aquí parece que todos tratan de hacer piña. Es decir, se enfadan, usan sus poderes y se amenazan, pero de un día para otro todo parece olvidado. Es raro...

Contemplando el horizonte guardó silencio mientras observaba a varios estudiantes jugar un partido de baloncesto...o al menos lo más parecido que un grupo de adolescentes con poderes podían jugar.

-Gracias...     -Dijo casi como un susurro.    -Por traerme aquí y no dejar que me pudriese en un reformatorio. Aunque supongo que me habría escapado rápido jeje.     -De un solo trago se bebió casi por completo una de las dos latas de refresco que se había traído consigo.     -A veces creo que en la escuela muchos solo ven todo blanco o negro, yo en cambio, soy más de tonalidades grises. De mi grupo creo que nadie se preocupa de cómo pagarán las facturas una vez salgan de aquí. Supongo que debido a que todos tienen una familia que les ayudará. Pero en mi caso ya tengo un plan para no tener que preocuparme del dinero. Cuando salga del Liceo iré a por los traficantes de drogas, les daré a la policía las pruebas que necesiten y se los serviré en una bandeja. Iré a por alguno de los capos más gordos y les dejaré sin dinero, supongo que no me costará mucho encontrar donde esconden toda la pasta que tienen. Yo me quedaré una pequeña parte para poder vivir sin preocupaciones y el resto lo donaré. Quizás no sea algo muy honorable, pero si tengo que ser un héroe, tendré que comer ¿No? Además, no creo que se pueda ser un héroe y tener un trabajo normal. ¿Que vas hacer si ataca algún villano, decirle a tu jefe que debes irte a combatir el crimen? No, lo tengo decidido. Usaré esa fortuna para ayudar a quienes realmente lo necesiten.

Moussa mantenía el tono divertido en todo momento, lo cual no dejaba claro si realmente esa era su intención o no. Aunque lo más seguro es que así fuese. Desmantelar un cartel era peligroso, pero si lo lograba y encima podía dar buena utilidad al dinero que les incautaba, no veía ningún problema en ello.

-¿Sabes? Más o menos todos tienen un papel ya bien definido en el grupo 4. Yo en cambio soy un poco comodín, aunque hasta ahora me he dedicado a teleportar cosas o personas así como a protegerlos con el escudo Asgard. Pero me gustaría poder hacer más cosas, poder tener una función dentro del grupo. Ser lo que ninguno de ellos podría ser jamás, no sé...Siempre he pensado que molaría saber combatir como en las pelis, bueno, como haces tú. Pero no sé, no me veo con esa capacidad. ¿Como era ella cuando la entrenaste?     -Preguntó de golpe.   -Está claro que tiene tu mismo estilo de lucha, además durante el entrenamiento de hoy pude comprobar que tenías experiencia contra teleportadores. Así que supongo que ella usaba las sombras para tratar de pillarte desprevenido, tal y como yo he intentado hacer hoy con mis portales.

Notas de juego

Muy buenas!

La escena te ha quedado genial, enhorabuena!

Respecto a la ficha, acepto sugerencias para las subidas jeje

Un saludo!

Cargando editor
17/04/2017, 19:26
Señor Bosch

Bosch se encogió de hombros cuando Moussa hizo mención a la unidad que había en el Liceo.

- A pesar de las rivalidades que podáis tener aquí, esta escuela sigue siendo una especie de familia.

Cuando le agradeció el haberlo traído, Bosch simplemente asintió levemente con la cabeza. Luego escuchó los planes de su alumno con lo que pretendía ser una expresión de diversión, aunque en el rostro de Bosch pareciese de ligero enfado.

- Tienes razón – concedió el subdirector -. La vida es mucho más complicada de lo que parece a vuestra edad. Aunque es maduro por tu parte que ya pienses en cómo te las arreglarás en el futuro… Creo que está bien que podáis vivir aquí sin muchas preocupaciones.

La mirada de Bosch se perdió entre las decenas de estudiantes que disfrutaban de aquella mañana de sábado en los jardines.

- Hay gente que está aquí porque lo desea – dijo con cierta solemnidad -. Pero también hay muchos que no tienen más remedio.

Como el propio Moussa.

- El mundo fuera de esta escuela es duro. Y aunque no puedo decir que el Liceo es el lugar más seguro del mundo – debido a los varios incidentes que ya había señalado Moussa - sí que es un sitio donde podéis ser vosotros mismos. Ser como los adolescentes corrientes… más o menos.

Bosch carraspeó cuando Moussa mencionó a Sanjo.

- Bueno, pues… Era un poco como tú – reveló Bosch mientras dejaba que su mirada se perdiese en el horizonte -. Estaba perdida, no tenía a nadie. También era joven, y le quedaba mucho por aprender.

Mientras hablaba fue cerrando los ojos, sumiéndose en sus recuerdos.

- Aunque era ella algo más disciplinada que tú. No se metía en líos, ni me llevaba nunca la contraria. Pero tenía ese extraño brillo en los ojos cuando entrenaba. Estaba llena de rabia.

Luego una leve sonrisa se asomó en el rostro de Bosch.

- También era astuta, como tú. Cuando la entrené a ella no estaba tan acostumbrado a pelear contra teleportadores. En cierto modo fue una suerte, ahora estoy más preparado.

En ese momento Bosch lo miró. Lo hizo con aquella mirada tan curiosa que había mostrado cuando se conocieron por primera vez. Era una mirada algo apesadumbrada, incluso nostálgica. Pero con un atisbo de orgullo. Quizá veía en él a su antigua estudiante. O quizá era otra cosa, con Bosch uno nunca podía estar seguro.

Parecía que iba a decir algo más, pero entonces miró de nuevo hacia los jardines. Le dio un mordisco a su sándwich de salmón ahumado y un trago a su botella de agua.

Finalmente se decidió a hablar de nuevo.

- Me alegro de que estés a gusto aquí. Pero vas a tener que ser más madrugador si quieres que te siga entrenando – añadió con cierto tono de reproche y broma entremezclados en proporciones desconocidas.

Cargando editor
18/04/2017, 02:27
Moussa Dakar

Aún le quedaba un largo camino por recorrer, pero gracias a Bosch ya había comenzado a dar los primeros pasos. El Moussa que había llegado al Liceo lo había hecho odiando a todo el mundo y dominado por una rabia tan grande, que había sido todo un milagro que no lo consumiese por completo. Ahora comenzaba a madurar, despacio, pero lo estaba haciendo. Se había vuelto algo más obediente, aunque seguía teniendo un carácter fuerte e impulsivo.

Si alguien le hubiese contado el primer día de escuela que un día no muy lejano estaría hablando con Bosch de aquella forma tan cercana, no lo habría creído ni en un millar de vidas. Las cosas cambiaban para el senegalés y la verdad era que empezaba a sentirse muy a gusto con su nueva vida.

Un ligera sonrisa traviesa se iluminó en su rostro cuando pilló a Bosch con la guardia baja al preguntarle sobre Sanjo. Aún tenía más pregunta que hacerle sobre ella, pero decidió dejarlo para otro momento. Ahora seguramente tan solo lograse evasivas.

-Bueno...nunca se me dio bien obedecer ciegamente y tampoco me mola que me dejen a oscuras. Supongo que en eso nos parecemos ¿Eh? Sí, creo que sí. En el fondo eres como yo, si crees que las cosas no son como deberían, rompes las reglas y haces lo que crees que es correcto ¿Me equivoco? Aunque tranquilo, te guardaré el secreto jeje.

La deducción de Moussa venía en parte por el arma demoniaca que Bosch había usado en su combate contra las fuerzas de Megamind, pero en especial, por el día en el que en cierto modo, le usó para conseguir información sobre el profesor león cuyo nombre era incapaz de recordar en aquel momento.

-De haber seguido las reglas ahora Salara podría estar muerta. No digo que esté bien saltarse las reglas, pero a veces es necesario hacerlo.

La alegría que envolvía al muchacho se disipó de pronto al escuchar la pequeña regañina de Bosch. No fue por sus palabras, sino por el recuerdo de la pesadilla que había vivido lo que le hizo sentirse de pronto incómodo. Así que durante largo tiempo se mantuvo en silencio con la mirada perdida debatiendo si debía o no contarle lo del sueño a Bosch.

-¿Alguna vez has tenido un sueño tan real, que incluso tras despertar lo puedes recordar como si hubiese pasado realmente? Yo...esta mañana no me dormí, bueno sí pero no.     -No estaba seguro de lo que pensaría Bosch, pero había tomado una decisión.     -Tuve un sueño muy extraño, estaba flotando en medio de un abismo de oscuridad que te cagas. De pronto vi una especie de luz y al tocarla, sentí un tremendo dolor en el pecho. No sé, creo que incluso tras despertar aún me dolía el pecho, pero ya no estoy seguro. No sé, siempre pensé que era un mutante y que por eso tenía poderes. Pero en mi sueño, era como si estuviese encerrado en algo de cristal y había alguien allí que me acojonaba un huevo. ¿Y si hicieron algún experimento conmigo y por eso tengo estos poderes?

Tomando una gran bocanada de aire se frotó la cabeza con ambas manos tratando de poner en orden sus pensamientos. Tras unos segundos, decidió relatar su pesadilla con todo lujo de detalles al viejo maestro. Le contó el dolor que le había invadido, así como aquellos dos terribles ojos cuya mirada parecía ser más que suficiente como para aplastar su propia alma. Le habló también de la otra figura que allí se encontraba y de cómo el cristal que les separaba se hacía añicos. Por último le contó todo sobre "ojos brillantes" el terrible monstruo de su niñez que tanto le aterraba. Se había estado convenciendo desde entonces que todo formaba parte de su imaginación, pero...¿y si era real?

-Quizás sea todo una pesadilla, pero pareció muy real. No sé, quizás solo sea Omnis jugando con mi mente pero...¿Y si es una especie de recuerdo que me borraron? ¿Y si realmente alguien me ayudó a escapar de aquel monstruo? Eso significaría que seguramente aún siga prisionero y tendría que rescatarlo. No sé ¿Crees que debería de hablar con Salara para que vea si me han borrado la memoria o algo así o crees que solo estoy dando demasiada importancia a una pesadilla?

Cargando editor
18/04/2017, 19:49
Señor Bosch

Bosch no pudo responder a aquello de saltarse las reglas. Estaba de acuerdo con Moussa, no podía rebatir nada. Hasta el momento se le veía bastante agradable, más de lo que lo había estado en la vida frente a los estudiantes.

Pero cuando Moussa comenzó a hablar de la pesadilla el semblante del subdirector se endureció. De pronto el tema de conversación se había vuelto mucho más serio, al menos para él.

- Es posible que sea una especie de recuerdo - reconoció Bosch, sin restarle importancia al asunto, con tono serio -. Aunque yo tampoco descartaría que sea un engaño de… ese estudiante.

Al viejo ninja no le hacía gracia hablar del estudiante renegado. Todos los profesores parecían evitar el tema. Era un oscuro episodio en la historia de la escuela y, sin embargo, seguía acechándoles.

El hecho de que Omnis hubiese tenido algo que ver con el ataque de Ratchet ya era increíblemente alarmante. Pero la posibilidad de que tuviese algún tipo de fijación por los nuevos estudiantes era también motivo de preocupación para el profesorado.

No habían querido encerrarlos en un búnker ni nada parecido. Se suponía que el Liceo era un santuario, un lugar en el que podrían vivir seguros. Pero ya nada era seguro…

- No sé si te servirá de algo, pero… Por lo que sabemos, no eres mutante, ni inhumano. Tu poder tampoco es místico, ni alienígena.

A medida que hablaba, Bosch parecía darse cuenta de que no estaba siendo de mucha utilidad.

- Eres un misterio - dijo finalmente -. Algo único.

No, aquello no era lo que quería decir en el fondo. Bosch miró fijamente a Moussa.

- Nuestro origen no es lo que nos define. Ni nuestros poderes.

Extendió un brazo, señalando a los jardines repletos de estudiantes.

- Algunos de nuestros alumnos son medio demonios, otros son alienígenas de especies que han atacado la Tierra en alguna ocasión. Los propios mutantes son rechazados en la sociedad, son considerados un peligro. Incluso yo mismo… - comenzó a decir Bosch, pero entonces vio que se estaba metiendo en un jardín del que todavía no sabía cómo salir.

Carraspeó.

- Todos ellos están aquí. No porque quieran convertirse necesariamente en héroes, pero sí para aprender a controlar sus dones, para educarse y madurar.

A medida que hablaba parecía que la charla se le iba de las manos. No estaba acostumbrado a decir aquellas cosas. Resopló disgustado, una única y aislada muestra de que en ocasiones Bosch también perdía el control de la situación. Incluso cuando charlaba con un estudiante en el que confiaba.

- Lo que quiero decir… es que entiendo que pueda ser importante saber de dónde viene uno mismo. Pero no quiero que te obsesiones con esto. ¿Entendido?

Tras mirarle fijamente con sus gélidos ojos, Bosch se permitió relajarse.

- Hablar con Gata Lunar sería un buen comienzo, sí - comentó entonces, adoptando de nuevo un tono más informal.

Cargando editor
19/04/2017, 02:26
Moussa Dakar

Ver perder el control a Bosch de aquella forma logró que Moussa estallase finalmente en una gran carcajada. Tal vez no fuese lo más adecuado dada la situación, pero se había imaginado siempre a Bosch como una especie de robot sin emociones y siempre manteniendo el tipo, por lo que verlo ahora de una forma tan humana, le hizo gracia.

-Tranqui, Bro. No tienes que preocuparte, no voy a pirarme de aquí a buscar mis orígenes. Por mi sueño, en caso de ser real, bien podría ser alguien creado en un laboratorio o algo así, no sé.    -Moussa se encogió de hombros mientras se limpiaba las lágrimas que habían brotado de sus ojos por el ataque de risa.     -Pero eso no me afecta, sé cómo me siento y sé quién soy, nada va hacer que cambie eso. Pero sí que me gustaría saber si ese sueño es un recuerdo o no, de ser así, alguien me ayudó a escapar.     -No dijo más, estaba claro que si descubría que le habían rescatado, él trataría de hacer lo propio por quién le había otorgado la libertad.    -Creo que hablaré con Salara, pero también lo haré con Averno. A veces me miraba como si quisiese decirme algo, pero al final simplemente apartaba la mirada. No sé, quizás él tenga idea de algo.

Moussa se quedó pensativo de nuevo durante largo tiempo, el contar su historia a Bosch así como su pesadilla habían ayudado quitarse un gran peso de encima. Ahora se sentía liberado y con la cabeza despejada.

-Así que soy algo raro ¿Eh? Me gustaría saber lo que soy, para así saber si puedo llegar a ser peligroso para vosotros o no. No sé, imagina que soy una especie de robot super avanzado y que llegado cierto día mi programación secundaria se activa y tengo, no sé, que cubrir el Liceo con aguas fecales. Sería un palo para vosotros ¿No?

Usando el humor, Moussa expresó un pensamiento que realmente le preocupaba. Él jamás haría daño por su propia voluntad a nadie del Liceo, pero...¿Y si había algo en su interior que le hacía cambiar de opinión?

-Quizás sea una tontería, pero me gusta tener todo bien atado. ¿Crees que E.S.T.H.E.R o la doctora podrían realizarme unos análisis completos? Desde que he tenido esa pesadilla, creo que quizás pueda tener algo en el pecho. ¿Y si eso es lo que me da los poderes? No sé, igual es una especie de gema o quizás mi corazón no sea humano.

Moussa no estaba muy seguro de que los profesores fuesen a encontrar algo y aunque así fuese, lo más seguro era que no le contasen nada. Pero tenía que correr aquel riesgo e ir descartando posibilidades. Se conocía bien y si no se ponía a ello, acabaría por montarse toda clase de teorías, a cada cual más rara y extraña.

-Quiero pedirte una cosa, hasta ahora el resto de profesores han pasado de mi. Pero me gustaría que me entregaseis toda la información que tengáis sobre Omnis. No voy a ir a por él si eso es lo que te preocupa, pero quiero conocer a mi enemigo. Ver cómo actúa su poder, saber cómo piensa y qué es lo que le motiva. Creo que conocer a mi enemigo es tanto o más importante que aprender a luchar. Sé que no os mola nada el rollo de Omnis, pero fingir que no pasa nada es peor. Por cierto, ¿Qué es lo que pasó con el profe león? Siempre he querido preguntarte eso.

Cargando editor
20/04/2017, 21:08
Señor Bosch

Bosch no rio con Moussa, pero no pareció disgustarse por la reacción de su alumno.

- No me gustaría encontrarme el Liceo inundado en mierda - confesó el subdirector, haciendo uso - sorprendentemente - de una palabra malsonante.

Cuando el senegalés sugirió lo de los análisis Bosch asintió.

- Por supuesto, seguro que no les importa. Yo hablaré con ellas, algo se podrá hacer.

El subdirector parecía dispuesto también a averiguar más sobre el tema. Más ahora que Moussa había mostrado interés.

Hasta ese momento la conversación fue bien, pero entonces Atajo sacó el tema de Omnis. El rostro de Bosch se volvió más sereno, más severo. Todo lo que pudiese haber bajado la guardia hasta ese momento quedó en un segundo plano.

- Omnis… - repitió, más para sí mismo que para Moussa. Los intensos ojos azules del subdirector se perdieron en el vacío, mirando hacia el pasado -. En el pasado fue un muchacho bastante agradable, Gabriel Márquez. Era educado, amable, brillante. Al principio pensábamos que tenía poderes telepáticos descontrolados.

Bosch se llevó una mano al rostro, ocultando sus ojos al mismo tiempo que se masajeaba las sienes.

- Debería haberlo sabido - dijo, algo compungido -. En lo que se convertiría…

Tras unos segundos de debilidad, el severo subdirector del Liceo se recompuso.

- Si quieres tener una mínima oportunidad contra él no es suficiente con entrenar conmigo. Tienes que ser mucho más fuerte, mucho más rápido, mucho más diestro - dijo muy seriamente -. Pero también necesitas ayuda. Compañeros. Un equipo.

Aunque trataba de sonar convencido, Moussa pudo notar que incluso Bosch dudaba de sus propias palabras.

- Por lo que sabemos, el poder de Omnis es mucho más que telepatía o telequinesis. De hecho, no conocemos el alcance de su poder. Pero está solo. Esa es su mayor debilidad. Es incapaz de trabajar con alguien más que no sea él mismo.

Bosch se acabó el sándwich y arrugó la servilleta que había estado sosteniendo, encerrándola en su puño distraídamente.

- Hablaré con el director del tema. Supongo que es justo que sepáis algo más. Y respecto a lo de Sextus… - Bosch miró fijamente a Moussa -. Desde el ataque de Ratchet siempre creí que había un infiltrado entre nosotros. Alguien con acceso al servidor de E.S.T.H.E.R., capaz de sabotear nuestros sistemas de defensa desde dentro.

Se guardó la servilleta arrugada en el bolsillo mientras se levantaba. La expresión de Bosch lucía serena.

- Tú me ayudaste a revelar los verdaderos colores del león - dijo entonces, sin parecer arrepentido.

Entonces suspiró.

- El deber me llama, Moussa. Me ha gustado charlar contigo.

Con aquellas palabras y una reverencia, Bosch se internó de nuevo en el edificio. Sin llegar a ver bien de dónde habían salido, Moussa comenzó a ver entonces a los clones de Bosch repartiéndose por el recinto exterior. Todos con traje.

El sol se alzaba triunfante sobre la cabeza del senegalés. Aún faltaba un poco para el mediodía.

Todavía tenía tiempo de hacer lo que le apeteciese.

Cargando editor
24/04/2017, 00:15
Moussa Dakar

Pese a que la mañana no había comenzado bien (por la retorcida pesadilla) y el entrenamiento lo había llevado al límite, al final se podía decir que había sido una buena mañana. El control sobre su propio poder se había perfeccionado, habían aprendido un par de trucos nuevos para el combate y había logrado estrechar lazos con Bosch.

-Gracias por la información sobre Omnis, ya tengo algo con lo que empezar a investigar. Por cierto, sé que es alguien muy poderoso y peligroso, pero creo que le tenéis tanto...eh...respeto, que provocáis que su influencia sobre vosotros sea aún mayor. Si realmente su poder fuese tan grande, no se habría servido de Megamind para atacar la escuela. Al actuar de esa forma, deja claro que es vulnerable y lo suficientemente astuto como para servirse de otros para hacer el trabajo sucio. Supongo que tendrá algún plan o algún interés en el que esté volcado, por lo que no creo que pierda mucho tiempo en molestarnos. En caso contrario, eso significaría que tan solo es un niño caprichoso que se mueve por arrebatos, lo cual también sería una información muy útil y vencerlo sería más sencillo. Pero si como dices es alguien brillante, descarto desde ya esa posibilidad. Bueno, esperaré a que el director nos pase más información para continuar con mi investigación.

Apunto estuvo de añadir que de no ser así, se encargaría de adquirir esa información por el medio que fuese, pero logró contenerse a tiempo.

-Gracias por el entrenamiento de hoy. Creo que iré a buscar a Salara y después me pasaré por la enfermería. Cuanto antes descarte esas dos cosas, antes podré ponerme con otros asuntos más importantes jeje. ¡Nos vemos!

Con un gesto de la cabeza se despidió de Bosch tras lo cual, se dejó caer al vacío. Tal y como había hecho ya en tantas ocasiones, cuando se encontraba ya cerca del suelo, invocó uno de sus portales y se desvaneció a través de él. Su objetivo era encontrar a Salara, por lo que se dirigió al laboratorio donde la pequeña mentora solía estar. En caso de no encontrarla allí y no haber nadie a quién preguntar sobre el paradero de la mentora, acudiría a la enfermería.

Cargando editor
25/04/2017, 20:28
Narrador

El rápido viaje llevó a Moussa al taller del Club de Inventores. El nuevo, porque el viejo había acabado destrozado hacía meses tras un experimento fallido de Aitor… Ya lo habían reparado, por supuesto. Pero los cerebritos se habían habituado tanto al nuevo espacio que no querían volver al viejo.

Allí encontró a Enzi, el chico wakandés, y a Salara discutiendo animadamente sobre algo.

- Me ha dicho que tendremos fondos para el proyecto del nuevo metal focalizador.

Salara asintió, aunque no dijo nada.

- Claro, lo traen directamente de Hapta-7. Es uno de los pocos sitios permitidos donde se puede extraer el mineral.

Entonces advirtieron la presencia de Moussa. Salara sonrió y dio una palmadita. No tardó en incluirlo en su conversación telepática.

[color=#9A2EFE]~ ¡Hola Moussa! ¿Qué tal estás? [/color]

Antes siquiera de que tuviese tiempo de responder, el senegalés oyó los pasos de dos personas a sus espaldas. Unos correspondían a unas cómodas zapatillas. Otros a un par de pies metálicos.

- Anda, Aitor. ¿Qué tal te ha ido la reunión con E.S.T.H.E.R.? - saludó Enzi mientras el genio vasco y Gina entraban en el taller.

Notas de juego

Continuamos en Capítulo 4: Asuntos familiares.