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El Liceo: Escuela de Superhéroes

Epílogo: El Futuro de los Héroes

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19/03/2020, 18:42
Sara Carrión

El verano se hizo largo pues vino cargado de nuevas experiencias durante todos los días, que luego a la noche podía rememorar antes de sumergirse en sus sueños. Fue el primer viaje como adolescente, pues desde hacía años vivía dependiente de los abuelos, hasta encontrarse con su nueva familia en aquél maravilloso lugar que resultó ser el Liceo. Le costó un gran disgusto acompañarles pero ambas hermanas estaban de acuerdo en hacer aquél esfuerzo por no volver a la burbuja de la que vino, tuvo esa pelea con los abuelos y se fue, como hiciera Alicia, solo que ella iba a tener que volver, y luego tendría que escaparse para ir al segundo año de la academia.

Perdió contacto con Faro, alejado con su propia familia y hubieron de conformarse con el uso del teléfono para poder hablarse. Echaba de menos estar cerca suyo, la sensación de seguridad que transmitía le ayudaba a despejar los nubarrones que solían ensombrecer su mente. Los sueños eran oscuros y la voz de Caronte llegaba hasta ella. Sara podría haber ido a visitarle, ya podía abrir un portal hasta el río, podía iluminarse y por supuesto sobrevivir al frío, incluso a la falta de alimento.

“Estás preparada, antes siquiera de lo que había creído. Aprendiste mucho en poco tiempo y tu intuición te lleva hasta tu destino."

Le decía Caronte todas las noches, ella no sabía para qué, pero había una clara intención allí y le pareció que había un destino que cumplir, sin embargo le daba miedo.

“Acude a mi llamada.”

Mas no lo hizo, pues Caronte siempre fue amable con ella pero con un exceso de paternidad y en el fondo quería algo.

“Al final tendrás que aceptarlo, es parte de ti."

Le decía la voz del barquero cuando ella se negaba en sueños, pero ir a verle suponía dar un paso que transformaría su vida, de manera que por ahora prefería evitarlo.

Sara hubo de olvidar cada día aquello y ser la joven llena de vida que quería ser. No desbordante hasta el punto de ser controlada, sino simpática y risueña de una manera que era compatible con la personalidad equilibrada que buscaba. Le gustó ver Atlantis, Japón y Norteamérica, fue toda una experiencia pasar todo aquel tiempo descubriendo cosas nuevas, les quería mucho a todos sus compañeros de viaje.

Podía mantener el control de su futuro, se tenía que esforzar en ello y sabía de alguien que podía ayudarle a lograrlo: Hécate, quien fue uno de sus referentes todo ese tiempo. Al terminar las vacaciones fue a encontrarse con ella, necesitaba que la adoptara como aprendiza, ella le miraba de manera comprensiva y no tardó en darle aquella oportunidad.

- No hagas caso a tus sueños, te quedan tantas cosas por aprender. Aún eres una niña.

Le dijo al comprender sus preocupaciones, creando un sentimiento encontrado porque no la consideraba ya madura, pero sabiendo que ella le apoyaría. Tenía un hueco dentro de la comunidad mística, lo sabía y estaba dispuesta a buscarlo. Como miembro del SG4 crecería con ellos y sería aquél pilar que el grupo necesitaba, el de una practicante arcana.

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20/03/2020, 11:22
Daniel D´aeth

Sobre el verano

Sus compañeros habían estado haciendo planes para verse durante el verano, coordinando sus respectivas agendas para recorrer Europa – y la Atlántida – juntos. Era un buen plan. Un excelente plan. Era como esos Road Trip que había escuchado a veces y que a menudo mostraban en el cine y la televisión. Una forma de desconectar de El Liceo, de todo lo que eso implicaba.

Sin embargo, Daniel tenía otros planes.

Rudy había dado por sentado que viajaría con ellos, así que cuando se encontró su cuarto totalmente recogido, sólo encontró una nota:

Lo siento, Rudy. La idea de viajar por Europa se me antoja increíble, pero creo que necesito un poco de tiempo para mí. He preferido marcharme sin decirte nada porque sé lo zalamero que puedes llegar a ponerte y sé que hubieras terminado por convencerme.

Con cariño, Daniel.

Las posteriores semanas las invirtió en viajar por el mundo, no haciendo turismo, sino dedicando sus esfuerzos en ayudar a los demás. Salvamento marítimo, inundaciones, incendios… allá donde pudiera echar una mano y salvar al menos una vida, allí estaba el inglés. Deliberadamente se mantenía alejado de zonas en guerra, por supuesto. No es que no estuviera seguro de sus capacidades, pero sabía que podía causar un conflicto diplomático y además quería mantener un perfil baño. Al fin y al cabo, era el hijo de una de las grandes fortunas de Reino Unido.

Su teléfono sonaba a menudo, pero no siempre tenía tiempo para responder. Las pocas veces que lo hacía era para hablar con Tesla, quien no se había tomado muy bien sus vacaciones de verano. Pero Daniel había sido lo suficientemente convincente, por no hablar que tuvo que prometerle un fin de semana de compras en Londres. También habló con sus compañeros del Grupo 4. E incluso, un par de veces, con sus padres.

Sí, el señor D´aeth tuvo a bien llamar a su hijo cierto jueves de madrugada mientras Daniel observaba la evolución de la crecida de un río. Fue una llamada interesante, cuanto menos.

 

Sobre el Liceo y la Verdad

El regreso a las clases trajo muchas novedades para todos, incluido el inglés. Parecía más serio, más distante. Los entrenamientos con sus compañeros eran más brutales, y a menudo desaparecía sin motivo aparente. Los profesores aludían a que eran “permisos especiales” por “motivos familiares”, pero cuando se les preguntaba al respecto, no daban más detalles. Finalmente, preocupados por su compañero y amigo, el Grupo 4 le hizo una intervención en toda regla: reservaron el gimnasio para un entrenamiento especial y le instaron a explicar lo que pasaba. No sólo porque le querían y querían ayudarle, sino porque su actitud estaba empeorando cada semana.

–Está bien. Al fin y al cabo, esto es algo que tarde o temprano terminaríais sabiendo –respondió, dedicando a Rudy una significativa mirada que el joven entendió inmediatamente.

Daniel contó todo lo que sabía. La verdad sobre quién era. Sí, había nacido en Inglaterra y sus padres eran Hala y sir Jacob D´aeth. Pero tras la humana apariencia del noble inglés, se escondía una figura muy diferente: Anpu, una criatura tan antigua como el propio mundo y que ahora residía en la Tierra tras ser forzado a abandonar su reino de origen. Un reino que había existido desde hacía siglos y a quienes los seres humanos trataban como dioses, pues tal era su poder. Pero tras el violento asesinato de Osiris, su Padre y Señor, a manos de uno de los suyos, se habían retirado a una dimensión paralela con los más fieles de sus súbditos para mantenerse a salvo de tal vil criatura, formando el reino de Heliópolis que el Grupo 4 tan bien había conocido. 

Mientras su esposa y sus hijos recuperaban su cuerpo diseminado por las infinitas arenas de su reino, Osiris gobernó sobre su Reino de los Muertos, lo que obligó a Anpu a buscar un lugar para sí mismo. El antiguo ser, que más tarde fue llamado Anubis, creó su propio reino en la Tierra y tuvo un heredero, Daniel.

Por supuesto, sus compañeros ataron cabos: por qué el poder de Saga se desató en Heliópolis o por qué mantuvo reuniones a puerta cerrada con Isis: eran familia, al fin al cabo. También había preguntas que el muchacho no supo responder. Si era hijo de un antiguo dios de los muertos, ¿por qué sus dones no eran más parecidos a los de Sara? El control de la arena encajaba con sus orígenes egipcios sí, pero nada más.

–Mi padre me envió al Liceo pues habían surgido rumores sobre la reaparición del Traidor, Seth. Quería que aprendiera, que me formara y que encontrara aliados de valía no había dudas de que, al menos esa última parte, la había cumplido con creces –Pero durante el verano estuvimos hablando, y me dio una terrible noticia. Una de sus hermanas... de mis tías, Tawaret... bueno. Había sido asesinada. Pero lo peor no era eso, sino... que sospechan que tuvo un hijo antes de morir.

Moussa intervino con una deducción que a Daniel le sorprendió por lo acertada, dado que era la misma hipótesis que se manejaba en su familia: Seth se las había apañado para engendrar su propio hijo con Tawaret y se lo había llevado consigo. Seguramente quería tener su propio as en la manga, de igual modo que los leales tenían a Daniel.

Anubis decidió tomar cartas y entrenar personalmente a su hijo, por eso desaparecía tan a menudo con la connivencia del profesorado de El Liceo, quienes eran más que conscientes de la situación. No había tiempo que perder.

 

Sobre el Futuro

El futuro era incierto, pero no cabía duda que el Grupo 4 iba a estar unido para enfrentarse a lo que viniera. Ya fueran peligros de ésta o de otra realidad, con sus poderes unidos no habría nada que se les interpusiera. Sin embargo, una sombra se posaba sobre El Liceo. Durante una sesión de clarividencia de Hécate y Sara, ambas vieron una posible realidad que les quitó el aliento: vieron a Daniel, quizás diez o quince años mayor, sentado sobre un trono de piedra y hueso que se alzaba en lo más alto de una pirámide de un negro brillante. Y a sus pies, millones de soldados de arena, máquinas de guerra y bestias retorcidas, frente a un portal dimensional que se abría rasgando la realidad.

¿Y su destino? La Tierra.

¿Qué significaría eso? No cabía duda de que era un posible futuro, pero uno de los muchos que se abrían ante ellos dependiendo de las acciones de cada uno. Todo dependía de Daniel, de sus amigos, y de cómo resolvieran a lo que se enfrentaran.

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20/03/2020, 17:16
Rudy Vergara

Verano

Aquel verano fue alucinante, pudimos viajar por diferentes sitios del mundo, aprendimos un montón de cosas y, obviamente, algunos problemas se cruzaron en nuestro camino. Pero con nuestro mejor esfuerzo lo superamos.

¡Por no hablar de la beca con los Vengadores! Me llevaron a su complejo, al norte de Nueva York. Allí pude entrenar con los mejores. El Capi, Spiderman, Visión. ¡Hasta un día se pasó por allí Lobezno! Pero ese tío era un poco gruñón. Me llevaron en unas cuantas misiones y cuando las cosas se torcieron, y vieron que podían confiar en mí, me llevaron con ellos y peleé a su lado. ¡Incluso una vez me dejaron decir el “Vengadores Reuníos”!

El mismo Iron Man me invitó a seguir entrenándome con ellos cuando acabase las clases el curso siguiente.

Pero yo por ese entonces tenía otros planes.

 

El Liceo

Mi estancia en el Liceo la recuerdo como una de las etapas más felices de mi vida. A pesar de que en los siguientes años nos encontramos con la misma cantidad problemas, nos enfrentamos a más pérdidas y no siempre ganamos, también aprendíamos cada vez más, conocíamos a gente nueva y disfrutábamos de la vida adolescente. Algunos se fueron, otros volvieron, pero el la esencia del grupo seguía intacta.

Durante las vacaciones del segundo curso, me fui con Silvano y Juno, para salvar a los compañeros de su antiguo equipo, el Ra Squad. Esa fue una de las primeras aventuras que viví alejado del SG4. Nuestra vida corrió tanto peligro que. de la nada, me propuse a Marti. Ya sabéis, soy un romántico.

Mi anillo lo fundí del hierro de una espada láser (sí, no preguntéis dónde estábamos), el suyo lo hizo crecer en su propia mano desde una semilla. Hasta la fecha seguimos felizmente casados. Y eso que dicen de las parejas adolescentes...

 

Redención

En el último curso del Liceo, me uní a la Nueva Generación, con algún compañero del SG4 y algunos de otros grupos. Fuera de España, apenas era conocido. Menos por una niña de trece años en Honduras que descubrió mi existencia y creó un club de fans que lo máximo que consiguió fueron 4 seguidores.

Pero gracias a ella, tuve mi momento de redención. Ocurrió en los cielos de Valencia, un villano de poderes eléctricos tenía en vilo a la ciudad.

Nos dieron la alerta y en 10 minutos la mitad de Nueva Generación (la otra mitad estaba en medio de otra misión) se presentó allí en el Colibrí. Como líder del grupo, decidí que mis compañeros aseguraran a los civiles mientras yo rescataba el avión que tenía el villano secuestrado.

Con un par de maniobras, conseguí alejar al villano lo suficiente como para poder dejar el avión en tierra firme, en la ciudad de las artes y las ciencias.

Lo que no me esperaba fue recibir el ataque de otros tres villanos elementales.

Como me pude, me enfrenté a los tres, siempre protegiendo a los civiles del avión.

Al final gané, no sin esfuerzo, pero gané.

Salí del cráter que se había formado al asestar el último golpe y lo que me sorprendió, fue ver a todos los pasajeros, sanos y salvos, aplaudiéndome.

Era la primera vez que alguien me aplaudía, de hecho, era la primera vez que alguien que no tuviese que ver con el Liceo, me agradecía algo.

Yo solo pude decir una cosa.

-Ugh, Sorry por el cráter. Es marca de la casa -dije.

Quizás de no haber dicho eso, no habría cambiado nada. O quizás, si esa hondureña adolescente no hubiese estado ahí, haciendo un directo para instagram.

-¡Es el Chico del Cráter! -dijo la chica con el móvil en la mano.- ¡El que la lió en Londres hace muchos años!

Me pilló por sorpresa, igual que al resto de civiles. De pronto el aplauso se ahogó y todo el mundo se calló.

-Bueno… Ahora soy solo Cráter.

Pasaron dos segundos y el aplauso volvió, acompañado de vitores.

Al cabo de unas horas era Trending Topic mundial, por segunda vez en mi vida. La gente se acordaba de mí, del terrible accidente que creé en Londres hace unos años. Pero ahora era diferente. La gente se dio cuenta de lo que había hecho, de la gente que había salvado. Esta vez ser el Chico del Cráter se convirtió en algo bueno.

Pero justo fue ahí cuando me di cuenta de algo.

Ese era mi momento de redención, el momento que tanto tiempo había estado esperando.

No, no. Yo no necesitaba esto. Ahí abrí los ojos y lo vi todo con claridad.

Mi redención fue en el momento que me desperté en aquella camilla después del accidente, cuando decidí ser mejor, convertirme en un icono para la gente y hacer el bien.

Alcé un poco el vuelo, saludando a la gente que acababa de salvar.

Eché mi mirada atrás, al cráter que hice durante la batalla. En aquel momento me acordé de las palabras que me dijo Rita Gris, Oráculo, durante la Ceremonia del Nombramiento:

 

“¡Es la fuerza cósmica que choca contra el mundo y deja una enorme prueba de su paso! ¡Es un nombre destinado a la grandeza! ¡Vuela con ímpetu por el universo y atemoriza a los enemigos con tu enorme fuerza, Cráter!”

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24/03/2020, 00:30
Dídac Castelló

Verano

  Aquel verano, probablemente, fuera el más alucinante de la vida del metamorfo. Pasó todo el tiempo con su mejor amigo, de lugar en lugar. Compartió con el una de las experiencias más alucinantes del mundo, de lo mejor que un joven aspirante a superhéroe podría aspirar, una beca con los Vengadores - aunque que su tía formara parte de aquel grupo quizá tenía bastante que ver, pero no lo hacía menos impactante en absoluto.

   Ya para aquel momento empezó a alternar entre Diana y Dídac cuando le apetecía, ya su forma no estaba para nada ligada a sus inseguridades, así que podía ser como le apeteciera ser.

  Pudo luchar codo con codo con algunos de los mayores héroes del universo, y todo aquello junto con su mejor amigo ¿Quién podría pedir más?. Nueva York, Londres, turismo en moto por Europa, entrenamiento de combate en Japón, chapuzón en la playa y una alucinante visita a Atlantis... lo que venía a ser un verano completito.

El Liceo

Los siguientes años en el Liceo no estuvieron exentos de problemas, pero a la vista del Skrull todo había salido a pedir de boca.

En su tercer año pasó a formar parte del cuerpo de mentores del centro, y pidió tutorar el Grupo Cuatro, al fin y al cabo estaba hecho todo un sentimental.

Se le conocieron diversas relaciones post Juanjo, aunque siempre le quedó la espinita de que el chico tuviera que partir y quisiera no involucrar a Dídac en el asunto. Si por él fuera... habría ido al mismísimo infierno a combatir a la reina si Juanjo se lo hubiera pedido.

En último curso se unió a la Nueva Generación, liderada por Rudy, siendo su segundo al mando. Se perdió todo el asunto de la proposición porque él lideraba el segundo equipo. Nunca se perdonará el no haber estado presente para soltar alguna burrada del palo, No lo hagas!!! yo te quiero!!! para después explotar en risa. Desde un principio se alegró y ser el padrino de la boda, al lado de Juno, fue un real honor.

El Futuro

Si algo estaba claro sobre el futuro era una cosa, que por muy bien que supiera esconderse y por muy desapercibido que intentara pasar, los Skrulls acabarían encontrándolo. Y así lo hicieron, pero lejos de rendirse e irse con ellos, luchó hasta el final. De hecho fue él quien pasó una gran cantidad de tiempo urdiendo un plan para que los Skrulls lo encontraran, y vinieran a por él. Junto con algunos de sus allegado combatió a parte de las hordas Skrulls que mandaron a por él, e incluso a uno de los Super Skrulls que clamaba ser su tío. Y triunfó, sin baja alguna para su equipo, capturando a Chr'nnd y enviando con otro de los Skrulls un mensaje. Ninguno de ellos volvería a amenazar la tierra, o tendrías que vérselas con él y con todos sus amigos y compañeros.

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26/03/2020, 23:42
Ignatius Brightnight

 

CRAZY CROW

Aquel fue un verano especial, por varios motivos. Fue el último "plácido" para Crazy Crow. El recorrido por Europa que hizo en moto fue el sueño hecho realidad de muchos estadounidenses. La compañía a medio trayecto de sus compañeros del Liceo lo hizo todavía más especial. Pero lo que significaba todo aquello era mucho más profundo. Crazy Crow había abandonado su mundo para siempre. Muy lejos quedaba aquel pasado montando a caballo o compartiendo momentos infantiles (o shamánicos) con su abuelo en Mystic River. Casi tan lejanos como su novia del internado de Choate Rosemary Hall, Catherine Arnault, a la que visitó en París cuando pasó por allí, antes de reunirse con el Grupo 4. No fue una buena idea verla, no sólo ella estaba desfavorecida físicamente (le habían puesto a dieta estricta y había perdido mucho más peso del que le convenía para su constitución) sino que habían hecho de ella una extremista de derechas anti-mutante. Pero aquel reencuentro supuso hurgar en la herida y puso la base para lo que haría a continuación: vagar por Europa en busca de mutantes, para ayudarles. No podía volver a Estados Unidos, pero podía servir de algo en el viejo mundo. Crazy Crow no volvería al Liceo tras aquel verano, cosa que comunicó con tristeza a sus compañeros. Su estancia allí había sido breve pero intensa y les echaría de menos.

Crazy Crow se convertiría en una suerte de espectro mutante que deambularía sin rumbo fijo por el territorio europeo, sin dejar más rastro de su paso que algunas cosas empeñadas para conseguir algo de dinero y el agradecimiento de aquellos a los que iba ayudando. No tardaría en crearse cierta fama, actuando, si se permite el símil, un poco como el Equipo A de antaño...

 

ZENITRAM

El paso del vasco por el Liceo había dejado una profunda huella en él. En aquel lugar había conocido una inteligencia artificial, amigos acérrimos y estudios absolutamente fuera de cualquier otro círculo académico. Incluso había conocido, brevemente, el amor. Pero los continuos ataques que sufría el Liceo suponían una afrenta a su búsqueda de un entorno ideal para proseguir con su desarrollo académico y profesional. Aitor quería labrarse un futuro que marcase a la Tierra entera. Su privilegiado cerebro bullía con multitud de ideas que, de pasar del estado de prototipo a la comercialización masiva, cambiarían a la humanidad para siempre. Pero para lograrlo no podía estar exponiéndose a la muerte cada poco. Simplemente no podía arrebatarle a la humanidad ese activo. Así que Aitor volvió a casa, convirtió a su padre en empresario-testaferro (él sólo figuraba en los papeles porque Aitor era un menor, lo cual hubiera dificultado su actividad) y se dedicó a conseguir el financiamiento que precisaba para sus proyectos. En tiempo récord pasó de inversor en criptomoneda a inversor en bolsa y creador de una nueva criptomoneda, a multimillonario, propietario y líder de una empresa de construcción robotizada y arquitecto proyectista de rascacielos y arcologías.

Por desgracia su separación del Liceo no trajo tanta paz como creía: la red estaba inundada de ciber-crimen y algunos supervillanos campaban a sus anchas por ella sin que nadie pareciera capaz de pararles, causando millones de euros en pérdidas y obligando a la inversión de grandes empresas, bancos y gobiernos de mucho más para conseguir cierta seguridad ante ellos. El sentido de responsabilidad, desarrollado eficientemente por maestros y compañeros del Liceo, llevó a Aitor a intervenir. Zenitram es ahora el pseudónimo de un superhéroe que recorre la red cada noche, asistido por su inseparable IA (diseñada por él mismo y que poco o nada tenía que envidiar a Jarvis de Tony Stark), desentrañando rastros de bits y delincuencia para llegar hasta cuentas y responsables en paraísos fiscales. Él era ahora el justiciero nocturno que hacía pagar con su misma moneda a los supervillanos de la red. Y devolvía cada céntimo, su voluntad de mantenerse incorrupto fuerte y sana. Dijeran lo que dijeran él era rico por su propio esfuerzo, no por el de otros.

Y de tanto en tanto, aquellos extraños y esporádicos momentos en los que se sentía bajo de ánimos y añoraba a sus ex-compañeros del Liceo, les llamaba o se comunicaba con ellos para saber cómo seguían. Objetivamente no habían estado juntos mucho tiempo, pero las vivencias que habían pasado juntos les habían unido emocionalmente. Ellos, los integrantes del Grupo 4, eran lo más parecido a una familia que podía entenderle. Sus padres le querían, sí, pero nunca dejarían de ser simples... personas. Y también añoraba ponerse su traje y salir a "patear culos". Tal vez hubiera algún día una segunda parte. Quien sabe.

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28/03/2020, 16:12
Moussa Dakar

EL LICEO

 

Diario de bitácora, fecha estelar 30193...naaaa, es broma. Una sin mucha gracia pues soy el único que va a leer este diario. Supongo que se debe a la alegría de que mañana por fin, es el gran día. Casi parece que fue ayer mi primer día en el Liceo pero en cambio, han pasado ya quince años.

Siempre recordaré con gran cariño mi paso por el Liceo, no empecé con buen pie. De hecho fui un verdadero grano en el culo para...bueno, para todos. Entonces no sabía cuanto necesitaba su ayuda, pero ellos me hicieron abrir los ojos y descubrir la mejor versión de mi mismo. A veces, en días como hoy, me pregunto que habría sido de mi sin mis compañeros de grupo y sin los profesores que nos guiaron en un momento tan difícil como es la adolescencia.

El primer curso estuvo plagado de problemas y retos, pero que ayudaron a que el grupo 4 se uniese más que nunca. También fue el curso más difícil para mi y de no ser por la ayuda tanto de los profesores como de mis compañeros, dudo que habría aprobado. Los siguientes cursos fueron mejor, no es que fuese de los primeros de la clase, pero logré abrirme paso entre los libros para sacar notas bastante altas en casi todas las asignaturas.

Recuerdo con gran cariño aquel verano que pasamos todos juntos viajando por el mundo. Por aquel entonces, mis poderes no me permitían más que saltar unos cuantos cientos de kilómetros. Pero el director Richmond se portó, subvencionando nuestro viaje por el mundo, claro que ocultó su gran muestra de generosidad mediante una beca. Supongo que tras todo lo que habíamos pasado, pensó que nos merecíamos un momento siendo simplemente niños.

Durante el siguiente curso, me centré más en mis estudios y proyectos que en eso de ser un héroe. Continué desarrollando el D.A.C (Dispositivo antiguo de curación) hasta convertirlo en una herramienta sumamente útil capaz no solo de salvar vidas, sino de regenerar cualquier herida por grave que fuese. Por supuesto continué con el club de inventores, aunque pasarían casi dos años más antes de poder convertirme en alguien con habilidad suficiente como para poder serles útil. Aunque en verdad, es que disfrutaba de la compañía de los genios del Liceo y por eso continúe en el club, no realmente por desear desarrollar nuevos dispositivos.

Otro de los grandes momentos que recuerdo, fue cuando acudí a conocer y guiar a un nuevo grupo de estudiantes. Con la ayuda de Bosch y el director, había seleccionado a un grupo de estudiantes con distintos problemas. Sabía que no sería fácil guiarlos, pero después del infierno que les hice pasar a mis amigos, estaba seguro de que nadie mejor que yo para guiar a las nuevas generaciones a convertirse en grandes personas.

Resultó que me iba eso de enseñar a otros y le pillé el gustillo, por lo que continué como senpai (¿Era así como los llamaba Rudy?) durante los siguientes cursos. Era extraño ver ahora el mundo a través de los ojos de otros, es decir, recuerdo el ser llevado hasta la roca de los nombres y ver cómo los veteranos llevaban la voz cantante en la celebración. La cara de asombro que todos teníamos, ahora era lo que yo veía en los nuevos estudiantes. Logramos hacer que Sara se encargarse de dar el discurso inicial y por todos los dioses, no importaba las veces que fuese testigo de sus palabras, los pelos se me erizaban de pura emoción cada vez. Su don innato para las palabras y su belleza, que no había hecho más que aumentar año tras año, unido al misticismo que la envolvía, provocaba que los novatos quedasen completamente embelesados. De hecho no fueron pocos los que suspiraron por ellas durante todo el curso, incluso estoy seguro de que alguno lo sigue haciendo. Claro que...¿Quién podía culparlos?

También combatí en alguna que otra ocasión con la primera generación. Supongo que pese a lo duras que algunas batallas pudieron ser, el gran optimismo y liderazgo de Rudy hacía que todo aquello mereciese la pena. Se le veía muy cómodo liderando a otros en el combate y si alguien había nacido para ser un héroe, sin duda era él. Además el contar también con la capacidad táctica de Didac y su sentido del humor me ayudaba a recordar viejos tiempos.

En el último curso fui reclutado por Shield, creo que Diana me echó un cable tras haber pasado algún tiempo preguntado por la organización. La skrull, como siempre, sabía lo que iba a pensar antes de que yo mismo lo pensase. Claro que durante los años en el Liceo, solía acudir a ella para que me golpease con su franqueza y así, no perder mi camino.

Pasé algún tiempo sirviendo en Shield, mis poderes, unido a las capacidades combativas y de sigilo que Bosch me había enseñado durante años, me permitieron convertirme en un agente de gran habilidad. Viajé por el mundo y me metí en infinidad de problemas, pero al menos me sirvió para reencontrarme con Crow. No estaba seguro de si los espíritus o la suerte le guió hasta mi, pero su ayuda fue imprescindible para evitar un ataque terrorista que podría haber causado la muerte de decenas de personas.

Entre misiones me tomaba un descanso para regresar junto a sus amigos, en especial solía ir a visitar a Daniel. El futuro que habían contemplado para él era aterrador y si algo sabía yo, era a vivir con miedo. Lo había hecho durante gran parte de mi vida y por eso buscaba apoyarlo. Su origen divino era tan sorprendente como extraordinario, pero si por algo destacaba Daniel era por su sentido de la justicia y su honor. Por eso acudía a visitarlo, para recordarle quién era realmente y que el único futuro que podía tener, era el que él se forjase. A su vez, recuerdo pedirle consejo cuando la política de Shield cambió sutilmente, arrojándome a misiones que no iban demasiado con mi código moral. Sus sabios consejos fueron los que me ayudaron a dejar esa vida y regresar al Liceo. Hacer una mala acción para conseguir una buena, no es algo que compense.

Ahora formo parte del profesorado del Liceo y me encargo de la enfermería. Supongo que este lugar fue tan importante para mi, que siento que debo darle todo cuanto pueda a las nuevas generaciones. En ocasiones, mientras paseo por los pasillos o los jardines, no puedo evitar recordar los buenos momentos que pasé con mis compañeros, con mi familia.

César, mi hermano, ha sido siempre un gran apoyo para mi. Nuestra amistad ha regresado ahora que he vuelto al Liceo, ya que durante mi tiempo en shield, no podía verlo todo lo que me gustaría. En ocasiones, continuamos subiendo al tejado del Liceo y nos arrojamos al vacío a travesando uno de mis portales por el mero hecho de volver a sentirnos unos niños. Claro que después nos tomamos un par de cervezas (Espero que el director no se entere de esto o me meteré en un buen lío)

Con Marina no tuve la suerte de coincidir demasiado después de salir del Liceo, la encantadora Atlante parece que ha estado muy ocupada, aunque he logrado verla en alguna que otra ocasión mediante una improvisada visita. Bueno, supongo que mañana mismo la veré durante la reunión de viejos alumnos. Llevo varios días sin dormir y supongo que es por los nervios de volver a ver a todos mis viejos amigos.

¡Ups! Será mejor que deje el diario, Ana se ha despertado por la luz y acaba de lanzarme una almohada, pero creo que está susurrando algo de llamar a un enjambre de abejas si no vuelvo a la cama y apago la luz. Sí, querido diario, por algún extraño azar del destino Ana aún me aguanta y en su estado no es bueno hacerla enfadar. Después de todo, mañana tenemos una gran noticia que darle a nuestros amigos. ¡Reunión de viejos alumnos, allá voy!